Buch lesen: «Martí de Viciana: Libro tercero de la Crónica de la ínclita y coronada ciudad de Valencia y de su reino», Seite 10

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Del rey don Pedro tercero de Aragón

Don Pedro, rey de Aragón y de Valencia y conde de Barcelona.253 A éste nombraron el Grande por causa de los grandes emprendimientos de guerras que hizo. Luego, después de celebrar la sepultura || del rey don Jaime, su padre, en la iglesia de Valencia,254 se puso en camino para Çaragoça, donde en la iglesia de Sant Salvador se coronó por rey de Aragón, según la costumbre de los reyes de Aragón.255 E luego después con poderoso exército navegó para Berbería. Y estando sobre Alcoyl el rey,256 los sicilianos le embiaron embaxadores soplicándole que passase a Sicilia para tomar aquel reino, que le tenía tiranizado el rey Carlos.257 Y de derecho y justicia el reino pertenescía al rey don Pedro de Aragón, por haver casado con doña Constança, hija del rey don Manfredo de Sicilia.258 Y assí el rey don Pedro passó en Sicilia y aportó en Mecina, donde tuvo muchas batallas y rencuentros con el rey don Carlos, y le venció y alançó del reino. Y entonces fueron unidos los reinos de Aragón y Sicilia, año de mcclxxxi.259

El rey don Pedro, en estas batallas, havía tomado y tenía presos hasta doze mil franceses en quarenta y cinco galeras y navíos, con los quales usó de mucha largueza y liberalidad, en que mandó libertarlos y vestirles a cada uno de camisa, bragas y escofiets de lienço, y un salta en barca y un cuchillo, todo al uso de Cataluña, y un florín y francos de pasage para que se fuessen de Sicilia, con condición que no tornasen más en Sicilia ni en otra parte contra él. E como el rey don Carlos confiava de un pensado engaño, propuso de llamar a batalla de cuerpo a cuerpo y en campo cerrado al rey don Pedro de Aragón. Y para llevarlo a conclusión, desde Ríjoles, donde estava el rey don Carlos, embió dos mensageros al rey don Pedro de Aragón, que a la saçón estava en Mecina, para le reptar.260 Y llegados los mensageros ante el rey don Pedro y en presencia de su corte, le dixeron estas palabras:

— Rey de Aragón, el rey don Carlos, nuestro amo, nos embía que vos digamos que vuestra fe vale menos porque le havéis entrado en su tierra ||32 sin desafiarle.

El rey de Aragón le respondió:

— Dezilde a vuestro amo, el rey Carlos, que con nuestros mensageros hoy le responderemos, y bolveos luego de aquí.

E los mensageros, sin responder ni hablar palabra, se partieron del rey. En el mesmo día el rey de Aragón embió al rey don Carlos dos cavalleros.261 E llegados ante su presencia, sin darle palabra ni hacer señal de cortesía, le dixeron:

— Rey, vós havéis mandado a vuestros mensageros que dixessen al rey de Aragón, nuestro amo, que su fe vale menos porque ha entrado en vuestra tierra sin desafiaros.

El rey don Carlos respondió:

— Sí, y quiero que vosotros y el rey, vuestro amo, y todo el mundo lo sepa.

Entonces, el uno de los dos cavalleros dixo:

— Rey, nosotros vos respondemos de parte del rey don Pedro de Aragón, nuestro amo, que mentides por la garganta, que por cosa alguna de las que ha hecho no vale menos su fe, antes dize que la vuestra vale menos, porque venistes contra el rey Manfedro y matastes al rey Conrrado. E si a esto queréis responder que no, que él vos hará que lo digáis e confesséis batallándolo con vós, cuerpo con cuerpo. E aunque no dize otra cosa contra vuestra cavallería, que bien sabe que sois buen cavallero, empero porque sois hombre de más hedad que no él, que vos dará avantage de armas. E que si esto no queréis acceptar, que se combatirá con vós, con diez cavalleros contra otros diez o con L contra L o con C contra ciento. Y esto que dezimos somos promtos lo prometer e firmar por el rey, nuestro amo.

El rey don Carlos respondió:

— Nuestros mensageros irán con vosotros y sabrán del rey, vuestro amo, si lo que havéis dicho procede de su voluntad. E si fuere assí dará su gaje ante nuestros mensageros e jurará sobre los sanctos quatro Evangelios como a rey, que no tornará atrás de lo que dirá. Y entonces, vosotros con nuestros mensageros, bolveréis // aquí y daremos nuestro gaje y haremos otro tal juramento. E dentro de un día acordaré quál de los tres partidos de batalla tomaré. E después, acordaremos los dos en poder de quién haremos la batalla. Y dentro de otro día tomaremos el más breve término que pudiéremos para entrar en la batalla.

E acabada la plática del rey don Carlos, los quatro mensageros de los dos reyes passaron a Mecina y recontaron al rey de Aragón todas las palabras que havía dicho el rey don Carlos. Entonces, el rey don Pedro dixo a los mensageros del rey don Carlos:

— Dezid a vuestro amo que todo lo que nuestros mensageros le han dicho dezimos.

E los mensageros del rey Carlos lo acceptaron y respondieron:

— Rey, pues assí lo dezís, dadnos vuestro gaje en presencia de todos.

El rey de Aragón tomó un par de guantes de un cavallero, su criado, y echóles en el suelo. Entonces los mensageros del rey don Carlos tomaron los guantes e dixeron:

— Rey, jurad sobre los sanctos Evangelios que, como a rey, de lo que prometéis no tornaréis atrás ni vernéis a menos; e, si no lo cumpliéredes, que quedéis falso en lugar de vencido e perjuro.

El rey de Aragón lo juró y prometió todo lo que le demandaron los mensageros del rey don Carlos. E más, les dixo que si querían que jurase o prometiesse otra cosa, que todo lo haría, porque su desseo era verse en el campo y batalla por mantener su verdad y justicia. Los mensageros respondieron que pues tenían lo que demandavan, que no querían más. E luego los quatro mensageros de los dos reyes passaron a Ríjoles, al rey don Carlos, al qual notificaron todo lo tratado y concluido por el rey don Pedro de Aragón, de que el rey don Carlos se satisfizo. E luego juró otro tal juramento qual hizo el rey de Aragón. Y también echó en el suelo sus gajes. E los dos mensageros del rey de Aragón, con sus gajes ||32v rescebidos, bolviéronse a Mecina y recitaron todo el negocio como passó con el rey don Carlos a su señor el rey de Aragón. El rey don Carlos havía elegido el uno de los partidos acometidos que fuesse de ciento contra ciento e que el campo de la batalla fuesse en poder del rey de Inglaterra, en tierra de Bordeus, para en primero de junio del año de mil dozientos ochenta y tres.

Aquí se dexa de proseguir lo demás del suscesso del desafío, pues no conviene a nuestro propósito. El que lo quisiere saber lo hallará en la Chrónica de Ramón Montaner. E porque Montaner no scrivió los nombres de los cavalleros para la batalla, ni tampoco hizo mención de cierta bulla appostólica, me ha parescido de ambas cosas por ser tan notables hazer aquí memoria.262

A veinteiséis del mes de deziembre del año mcclxxxiii, el rey don Pedro escogió seis cavalleros por su parte para que con otros seis cavalleros nombrados por el rey don Carlos ordenassen y assentassen la forma del campo y todo lo que convernía para el campo. Los nombres de los cavalleros del rey de Aragón son estos: don Remón de Castelnou; don Ruiz Ximénez de Luna, castellano de Castrojuán y Gallano;263 don Pedro de Queralt; Ximeno de Artieda; Rodolpho de Manuel, de Trápana, y Reinaldo de Limogis.

Otrosí, truxo de Sicilia quarenta cavalleros para entrar en la batalla de Bordeus, y son estos que se siguen:264

Don Arnal Roger, conde de Pallás.

Don Armengol, conde de Urgell.

Don Pedro Ferrandes, señor de Íxar y hermano del rey, e don Jaime Pérez de Aragón, su hijo.265

Don Lope Ferrench de Luna.

Ponce de Ribellas.

Don Sancho de Antillón.

Pero Arnaldo de Botonach.

Alaimo de Lentín, maestre justicier de || Sicilia.

Baldovín de Veintemilla, conde de Iscla.

Federico Musca, conde de Módica.

Orlando de Appello.

Gualter de Calatagirón.

Bernardo Roger de Erill.

Don Roger de Llauria, almirante.

Lope Ferrench de Atrossillo. Bernardo de Monphaón.

Pedro Cárcer de Nuez.266 Bertrán de Belpuig.

Guillem de Bellera.

Garci Garcez de Arrazuri. Gimén López de Ambún. Ramón de Molina.

Simón de Azlor.

Blasco Maça de Ganalur.

Gil Roiz de Montuenga.

García Arnal de Gil.

Berenguer de Offigato.

Beltrán de Vilafranca.

Ramón de Cortada.

Jaime de Oblites.

Grau de Ascón.

Estevan Núñez.

Blasco de Alascia, hierno del rey.267

Embarcóse el rey en Mecina a xvii de mayo año de mcclxxxiii y desembarcó en Cullera de este reino de Valencia, y luego entendió en su desafio, como lo scrive Montaner. E como el papa fuesse avisado del desafio de los reyes, porque no viniessen en effecto, como a padre de paz y buen pastor, proveyó de un breve en la forma que se sigue:

Martín,268 obispo, siervo de los siervos de Dios, a nuestro charíssimo hijo en Christo, Eduardo, illustre rey de Inglaterra:269

Es cosa muy decente a la dignidad real, y que conviene a vuestra salvación, que en vuestra persona de tal manera prevalescan siempre los affectos tan ordenados, que libremente enderescéis vuestro ánimo para promover los negocios de Christo, y con esto se dé favor a la tranquilidad ||33 pública [y] con grande cuidado se ponga impedimento a lo que fuere parte para perturbarla, pues con el favor divino se deve procurar su augmento.270

Confiando en esto, nos paresció notificar a vuestra celcitud esta novedad del desafío que nuevamente se ha tratado y firmado entre nuestro charíssimo hijo en Christo Carlos, illustre rey de Sicilia, y Pedro, que solía ser rey de Aragón, que por sus graves eccessos está enlazado con vínculo de escomunión y anatematizado por la sede appostólica, por ser cosa temeraria y reprovada, y que con gran razón se deve prohibir. Esto es que se han concertado los dos de concurrir en batalla campal, acompañando a cada uno de ellos cient cavalleros. E porque mejor se entienda la calidad de este desafío, embiamos dentro de nuestra bulla el tenor dél, en la forma que nos ha sido remetido por el mismo rey de Sicilia y por donde conosceréis quan contrario es este tractado a la empressa de la Tierra Sancta y quan dañoso a toda la Christiandad.

Cierto es que si esto se prossigue adelante, no solamente sería causa de divertir al mesmo rey de este sancto negocio y de otros que conciernen a la utilidad pública, pero sería desviar otros príncipes y grandes, y a los otros fieles que estavan occupados en lo de esta sancta empressa y animados o para ir ellos o embiar sus gentes. Y sería occación de poner la Tierra Sancta a manifiesto peligro, no embiando en el socorro que ha sido tratado con tanto cuidado y procurado con tantos trabajos y gastos.

También se deve considerar peligrosa contienda que se mueve entre los christianos si a esto se da lugar, y quan grandes peligros se aparejan assí de los cuerpos como de las almas, y a quanta negligencia se imputaría por Dios y las gentes a nós, como vicario de Christo en la Iglesia, e a vuestra persona real y a todos los cathólicos que fueren alguna parte por qualquier vía para empedirlo. || Y quanta nota nos sería si tal cosa como ésta se permitiesse.

Por todas estas causas y otros muchos inconvenientes y peligros que se nos representan, que no se pueden tan fácilmente relatar, que nos amenaça la execución de tal concierto como éste, que sería tan contrario a la salud de las ánimas e tan en opósito de la paz universal y muy fácil al derramamiento de la sangre de los christianos, desseándolo estorbar271 con los más fáciles y promptos remedios que se offrescen, havemos determinado de dar del todo por illícita la promessa hecha por el rey de Sicilia cerca de complir lo assentado entre ellos, pues contiene en sí cosa tan espresamente reprovada, atendido que no se deve tollerar por la Iglesia desafío, no solamente entre reyes y príncipes, pero aun entre particulares personas. Razón es lo reprovemos como a tal y damos por de nengún efecto, declarando el juramento que sobre ello se ha prestado ser no solamente temerario, pero carescer del vigor y fuerça, absolviendo al rey de Sicilia por no ser obligado a complirlo. Y particularmente le mandamos que del todo se abstenga y desista de prosseguir adelante en este hecho y, con pena de escomunión, de qualquier processo que contra él pueda hazer la Iglesia, le hinibimos que no passe a poner en execución tan pernicioso y nephando conflicto, y a todos los otros y a qualesquiera fieles de Christo que no le persuadan que lo ponga en obra, ni le asistan en ello en consejo, ayuda o favor.

Pues como quiera que sea tan en la mano de impedir acto tan detestable y dañoso, y conforme al tenor del asiento, paresce que el declarar y el determinar el lugar para la batalla depende272 del vuestro alvedrío, y, no se determinando otra cosa de nuevo por las partes, sin vuestra presencia no puede haver effecto, conviene con toda solercia y cuidado los estorvéis. Porque si, lo que no creemos, menospreciásedes de impedir cosa tan ||33v perversa, no sin razón seríades reputado por fautor della, y no evitaríades el peligro de la pena y cominación que se añade en esta nuestra provisión, siendo tan decente y justo evitarla un príncipe tan cathólico. Por ende amonestamos, rogamos y exortamos a vuestra serenidad real en nuestro señor Jesuchristo, y por el derramamiento de su preciosa sangre hos conjuramos, y en remissión de vuestros peccados [injungimos que, con toda vigilancia que pudiéredes], estorvando la entrada de estos príncipes en la ciudad de Bordeus y en su territorio, y en otra qualquier parte de Gascuña, con todos los remedios possibles impidáis un acto tan reprovado y temerario como éste y los aparejos de él. Y lo vedéis, denegándoles vuestra presencia; mandando a vuestros vicarios e officiales, encarescidamente, que no resciban los gajes, ni se atrevan a señalar lugar para la batalla ni hazer otra cerimonia alguna cerca de esto, privándoles de todo poder.

Porque como quiera que nuestra intención sea en todas las otras cosas tener respecto a vuestro honor y estimar vuestra preheminencia y autoridad real, quanto a esta parte, declaramos estar vuestra alteza summetido y subjecto a este nuestro edicto de273 prohibición y todos vuestros vicarios y officiales, e, so pena de escomunión, expressamente hos inhibimos. Mandando debaxo de la misma pena que, si en parte dello havéis en algo procedido, procuréis con toda la celeridad que pudiéredes revocarla.

E no embargante esta nuestra provisión, por esta causa embiamos al nuestro amado hijo Juan, presbítero, cardenal de sancta Sicilia, varón señalado en prudencia, sciencia e vida, a quien por contemplación de su mucha bondad amamos con firma affección. Y hos rogamos y pedimos que cerca de esto sigáis sus consejos. Y entre las otras cosas le cometemos que amoneste e indusga con toda eficacia, assí a vuestra serenidad como a vuestros vicarios y officiales, por sí o con sus nuncios, o con sus letras para que obedescan // las moniciones santas appostólicas y nuestras inhibiciones y mandamientos. E si necessario fuere, ponga entredicho en vuestro reino e señorío con sentencia de escomunión contra las personas y en las tierras de vuestros vicarios e oficiales, por auctoridad appostólica, les compella como le paresciere más expediente, no obstante, etc. Dada en Orbieto, a V de abril del año de mcclxxxiii.

Mientra se esperava la venida del rey don Pedro en Aragón, el infante don Alonso, su hermano,274 tenía escogidos de los más fieles valerosos y diestros cavalleros de Aragón, quarenta varones con sus armas y cavallos, alojados en la ciudad de Huesca. Los nombres de los quales son estos que se siguen:

Don Ximeno de Urrea.

Don Pedro Cornel.

Don Artal de Alagón.

Don Guillem de Pueyo.

Don Pedro Jordán de Peña.

Martín de Lehet.

Lope Ximénez de Agón.

Ximén Garcés de Agón.

Martín Ximénez de Agón.

García de Lazano.

Rodrigo Sánchez de Pomar.

Pedro de Pomar.

Gonçalo López de Pomar.

Ruy Gonçales de Pomar.

Ximeno Gonçales de Pomar.

Pedro de Sant Vicente.

Gonçalo de Vera de los Fayos.

García Matheo, su hijo.

Diego García de Vera.

Garci López de Taraçona.

Ximén Pérez de Taraçona.

Pedro Momez.275

Blasco Maça de las Celias.

Gil de Atrossillo.

Guillem de Castellnou.

Lope Guillem de Oteiça.

Aznar de Ossera.

Pedro Martínez de Artassona.

Fortuño de Ahe. ||34

Garci Pérez Lahín.

Gonçalo de Verga.276

Gastón de Castellot.

Pedro Jordán de Alcolea.

Blasco de Orta.

Juan Martínez de Andués.

Juan Pérez Ahonés.277

Pedro Alemán de Graos.

Aznar de Rada.278

Ruy Ximénez de Luna.

Artal de Luna.

Otrosí, tenía el infante apercebidos cincuenta cavalleros del principado de Cataluña, alojados en la ciudad de Lérida,279 los nombres de los quales son estos que se siguen:

Ponce Ugo, conde de Ampuries.

Don Dalmau de Rocabertí.

Don Bernardo de Centelles.

Don Aimerich de Centelles.

Don Gilaberto de Centelles, que eran padre y dos hijos.

Don Remón de Moncada, señor de Fraga.

Don Remón de Moncada, señor de Albalat.

Don Pedro de Moncada.

Don Grau de Aguiló.

Don Guillem de Peralta.

Remón de Vilamur.

Arnaldo de Corsaví.

Bernardo Ugo de Serralonga.

Jasperto de Castelnou.

Grau de Serviá.

Ponce de Santapau.

Berenguer de Urriols.

Arnaldo Guillem de Cartayá. Arnaldo de Vilademay.

Ramón de Cabrera.

Berenguer d’Entença.

Grau de Cervellón.

Alamán de Cervellón. Berenguer de Puigvert.

Guillem de Anglesola.

Bernardo de Anglesola.

Galcerán de Anglesola. Ramoneto de Anglesola.

Ramón de Anglesola.

Ramón de Servera. //

Marco de Sancta Augenia.

Jaime de Besora.

Guillem de Caulers.

Arnaldo de Foxá.

Remón Folc.

Remón Roger.

Galçerán de Pinós.

Remón d’Urch.

Guillem Remón de Jossa.

Berenguer de Moncenís.280

Guillem de Almenara.

Remón Alamany.

Peremola.281

Jaime de Peramola.

Bernardo de Mauleón.

Pedro de Meitad.

Bernardo de Aspes.

Guillem de Sant Vicente.

Acart de Mur.

Gombal de Benavente.

El rey don Pedro, después que partió de Cataluña, de un puerto de mar que los catalanes llaman Portfangós, que fue por mayo del año de mcclxxxii, con cl velas para la guerra de Alcoyl, no era buelto en España, ni aun entonces bolviera si no fuera la causa del desafío antedicho. El qual desafío, quanto por parte del rey de Aragón se desseava y procurava effectuar, tanto por el rey Carlos se pusieron causas simuladas a lo destorvar, según se deprehende por la bulla desusso memorada. Y también por el favor que el rey de Francia le hizo con darle muchos cavalleros e infantes de guerra que le acompañassen. E assí el rey Carlos se puso con diez mil hombres de guerra junto al campo aplazado en Bordeus. E quando el rey don Pedro todo esto supo, buscó medios como en el día aplazado de batalla pudo entrar y entró en el campo, y le corrió e hizo todos los autos que se requirieron para su honra. E requirió a dos scrivanos públicos que le recibiessen todo lo dicho y hecho por testimonio, como passó ante el senescal de Bordeus e muchos otros testigos, según lo ||34v trata Remón Montaner muy extensamente en su chrónica.282

El rey don Pedro de Aragón fue por sobrenombre llamado de los Franceses, porque casi siempre tuvo guerra con ellos y llevó la gloria y victoria, especialmente quando el rey de Francia entró con poderoso exérsito en Cataluña, donde murió de enfermedad estando en la guerra cabe Peralada, año de mcclxxxv.

Fue el rey de Aragón muy favorescido de la mano de Dios en muchas jornadas de guerra, y principalmente en esta última de Cataluña, que el immenso Dios le hizo otro favor qual uno de los que hiziera al pueblo de Israel en Egipto contra faraón, quando le embió las diez persecuciones. Bien assí la embió contra el rey de Francia y su exército, permitiendo que de la sepultura de sant Narciso obispo, que está en la iglesia de Sancto Phelipe de Girona, salieron innumerables moxcas venenosas. Estas moxcas eran algo más crescidas de las de los pueblos y en una parte eran azules y en la otra parte verdes, con un poco de colorado en cada parte. Fueron tan mortíferas que en picar a la persona, o cavallo o otras bestias, les matavan luego; y entravánseles entre las armas por las narizes e orejas que no se podían defender dellas. Y con esta valença divina, los franceses fueron vencidos y muertos, y los que quedaron huyeron amedrantados, y el rey de Francia, de puro enojo, se murió.283 Y el rey don Pedro se reconcilió con el papa. E ya que havía reinado nueve años, y siempre en guerras, murió en Barcelona a iii de henero año de mcclxxxv.284 Fue sepultado en el monasterio de Sanctas Cruzes.