Buch lesen: «El principio de proximidad», Seite 2

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PARTE 1

La gente

“Me siento realmente agradecido con las personas que me

alentaron y me ayudaron a desarrollarme y crecer.

Nadie puede triunfar solo”.

—Sheryl Sandberg

¡El Principio de proximidad funciona a-to-da-ho-ra! No es magia. Más bien, es una disciplina que produce resultados.

Las personas adecuadas + Los lugares indicados = Oportunidades

Si te enfocas en poner en práctica este principio, te acercarás al trabajo de tus sueños. Tenlo por seguro. Así que ¿por dónde empezamos? Comencemos con la primera parte de la ecuación: la gente. Es un hecho que, para triunfar, no solo se trata de lo que sabes, sino que también es igualmente importante a quien conoces.

Proximidad con la gente adecuada

La gente que te ayudará a conseguir el trabajo de tus sueños está trabajando duro en este mismo momento. Pero está trabajando para sí misma, no para ti. De hecho, ni siquiera piensa en ti. Está viviendo su propia vida y enfocándose en su propio trabajo.

Por lo tanto, tu trabajo es ser estratégico y encontrar a esa gente.

Encontrar gente con la capacidad de hacer que las oportunidades salgan a tu encuentro es la parte fácil. La parte difícil es obtener algo de su tiempo y convencerla para que te ayude en tu viaje. No es imposible, pero requerirá de perseverancia y paciencia de tu parte. Prepárate para esta realidad. Habrá momentos en los que no recibirás una respuesta, en que te pasen por alto y seas rechazado. Así que disponte a eso. Toma cada rechazo y conviértelo en una guía para redireccionarte. No dejes que los “no” te detengan. Más bien, permíteles que te lleven al siguiente “sí”.

Obteniendo un “sí”

El trato es el siguiente: no te conviertas en un despreciable oportunista con tal de obtener un “sí”. Si te acercas a los demás con la mano extendida para obtener favores, como un niño en busca de truco o trato, ellos te verán venir a una milla de distancia y te cerrarán la puerta en la cara. Si quieres que la gente te ayude, debes ser el tipo de persona a la que la gente quiera ayudar. Las personas están más dispuestas a dedicarte un tiempo en algún lugar de sus agendas para enseñarte cuando estás entusiasmado con lo que estás aprendiendo. Mi amiga Joy me habló sobre esto.

Joy trabaja en el mundo de la publicación de libros y me dijo: “Me encanta mi trabajo, pero a veces, parece que todos quieren algo de mí: agentes literarios, autores, miembros del equipo. Cada vez que se me acerca alguien con ganas de aprender más sobre el negocio editorial, por lo general, me detengo, pues esa actitud me recuerda cuánto amo mi trabajo y me da la oportunidad de retribuir algo de lo que he aprendido”. ¡No subestimes cómo, ni cuánto tu pasión por aprender y crecer podría inspirar y darles vida a quienes te rodean!

¿Recuerdas cuando contacté a la gente de Catalyst para hacer podcasts? Yo no solo les pedí que me ayudaran a comenzar a transmitir. Si así lo hubiera hecho, ellos no habrían tenido nada que ganar y yo habría quedado como un completo egoísta. Por esa razón, procuré encontrar una manera de ayudarlos a medida que obtenía algo de experiencia en el proceso. Me acerqué a ellos con una idea de podcast que creía que los beneficiaría y ellos me dieron un tiempo de estudio que era muy necesario para mí en ese momento. Fue un ganar-ganar para ambas partes. Lo que quiero decir es que, a medida que buscas ayuda de los demás, debes acercarte a ellos con una actitud de gratitud y humildad en lugar de solo enfocarte en obtener algo para ti. Lo que quieres es desarrollar relaciones reales con personas reales.

A lo largo de tu viaje, es esencial obtener ayuda de otros y también brindarla.

Por eso, busca personas a las cuales ayudar y de las cuales obtengas ayuda. A lo largo de tu viaje, es esencial obtener ayuda de otros y también brindarla. Escalar una montaña no es tarea fácil y el hecho de saber que no estás escalándola solo te ayudará a superar los desafíos mentales que enfrentarás. Me gusta llamar “creencias limitantes” a estos desafíos mentales.

Creencias limitantes

El primer paso para superar las creencias limitantes que te detienen es identificarlas. En el camino hacia el trabajo de tus sueños, hay dos creencias limitantes principales que se interponen y te impiden llegar a la meta: el orgullo y el miedo. Echémosles un vistazo más de cerca y hablemos sobre cómo reconocer estas mentiras.

El orgullo

El orgullo se evidencia en la mentira de que somos autosuficientes y no necesitamos de nadie. En el hecho de pensar que es débil confiar en otros y buscar ayuda y orientación. También se evidencia en nuestra preocupación sobre cómo nos perciben los demás. Irónicamente, el orgullo nos impide ser ambiciosos. Sería ridículo pensar que la ambición no es una característica tan poderosa como en realidad es.

Piensa, por ejemplo, en Steve Jobs. Imagínatelo sin ambición. Es imposible, ¿verdad? Quiero decir, es imposible inventar el iPhone y construir una compañía multimillonaria sin un poco de ambición. Podría decirse que Jobs fue una de las personas más innovadoras y exitosas del planeta. Pero él no llegó allí siendo autosuficiente. No, él empleó un enfoque muy diferente. A temprana edad, Jobs aprendió el valor de pedir ayuda. Cuando tenía solo 12 años, Jobs llamó a Bill Hewlett —sí, el cofundador de Hewlewtt-Packard— para pedirle repuestos para un proyecto en el que estaba trabajando. Y Hewlett le dijo que sí. ¡A un niño de 12 años!

El orgullo nos impide ser ambiciosos.

Todo parece indicar que el orgullo nunca le impidió a Jobs acercarse a otras personas. En una entrevista realizada en 1994, él habló sobre el poder de pedir ayuda: “Nunca me encontré con una persona que me dijera que no o que me colgara el teléfono cuando la llamé —yo, simplemente, pedía ayuda—. Y cuando la gente me pide que la ayude, yo trato de ser igual de receptivo con el fin de pagar esa deuda de gratitud. La mayoría de la gente nunca levanta el teléfono y llama para pedir lo que necesita. En general, la gente no pide la ayuda que debiera. Y a veces, eso es lo que diferencia a las personas que logran cosas de las que solo sueñan con ellas”4.

Dejar de lado nuestro orgullo y admitir que necesitamos la ayuda de los demás es crucial en el viaje hacia alcanzar el trabajo de nuestros sueños. Y si alguien como Steve Jobs pudo hacerlo, estoy bastante seguro de que nosotros también podemos.

El miedo

Ahora, echémosle un vistazo a la segunda creencia limitante: el miedo. El miedo es normal. Hay dos tipos de miedo que nos limitan: el miedo al rechazo y el miedo al fracaso. Ambos son mentirosos.

El miedo al rechazo

A veces, tienes que pasar por algunos “no” difíciles para conseguir un “sí”.

Si alguna vez has fracasado en llevar a cabo alguna idea, entonces, ya has experimentado el aguijón del rechazo. Nos destroza la vida que nos digan que no a la idea de realizar algún proyecto después que hemos puesto nuestro corazón en él. Pero el enemigo no es la palabra “no”. El enemigo es no preguntar. No dejes que el miedo al rechazo te impida pedir ayuda. Y si obtienes un no la primera vez, no te rindas. A veces, tienes que pasar por algunos “no” difíciles para conseguir un “sí”.

Por ejemplo, Patrick. Él era contador. Tenía dos pasiones y la contabilidad no era una de ellas. A Patrick le gustaba elaborar su propia cerveza y le encantaba el trabajo misionero en África.

Además, Patrick tenía una gran imaginación y soñaba con convertir la cerveza en agua. Bueno, técnicamente, quería abrir su propia cervecería artesanal como una forma de recaudar dinero para construir pozos de agua dulce en poblaciones empobrecidas de África. Y para hacer esto, necesitaba aprender el negocio de la cervecería artesanal desde cero.

Entonces, comenzó construyendo relaciones con profesionales que conocían el negocio de la cervecería. Luego, les ofreció un trato que consistía en ganar-ganar: él trabajaría gratis en sus cervecerías si ellos le enseñaban los trucos del oficio. Ofrecerse a trabajar gratis parece una buena propuesta, ¿verdad? Sin embargo, parece que no lo es. ¡Las primeras 16 cervecerías a las que él se acercó con esa propuesta le dijeron que no! Pero después de 16 “no”, la compañía #17 le dijo que sí y Patrick pasó más de un año trabajando gratis, incluso sábados y domingos. Como resultado de sus esfuerzos, logró aprender bien el negocio —desde la elaboración y comercialización real hasta el empaque y envío del producto—. Si Patrick hubiera dejado que su miedo al rechazo le impidiera seguir pidiendo ayuda, se habría perdido de una experiencia de aprendizaje increíble. Tampoco estaría donde está hoy, elaborando cerveza de tiempo completo. Le está yendo bastante bien y sus nobles esfuerzos han cambiado por generaciones a algunas aldeas en África.

El miedo al fracaso

El segundo tipo de miedo que nos limita es el miedo al fracaso. A menudo, comienza con la pregunta: “¿Qué pasa si?” ¿Qué pasa si alguien me da una oportunidad y yo fallo? Claro, el fracaso es un riesgo. Es parte del trato. Pero cuando conoces tus talentos, fortalezas y habilidades, es absurdo dejar que una creencia limitante anule la verdad de que tú tienes lo que se necesita para triunfar. Recuerda esto: en lo que sea que te concentres, lo lograrás. Así que no te concentres en la posibilidad de fallar. Concéntrate en la verdad de que tú eres capaz de hacer que tu sueño se convierta en realidad. ¡Necesitas creer 100% en eso!

Por lo general, la pregunta “¿Qué pasaría si?” conlleva a otra pregunta: “¿Qué pensará la gente?”. Sería fácil para mí decir: “¡A quién le importa lo que piense la gente!”. Pero el miedo al fracaso tiende a ser tan agudo y personal que no podemos evitar preocuparnos. Cuando estaba audicionando para el cargo como presentador de televisión, recibía rechazo tras rechazo. Iba a cada audición con la esperanza de que ese sí sería el lugar donde me dirían que sí. Les pedía a mis amigos y familiares que oraran por mí y luego recibía el aguijón del rechazo. A lo último, dejé de pedir oración, pues me avergonzaba informar que otra vez había sido rechazado. Era humillante y derrotador. Pero en el fondo, yo sabía que estos pequeños fracasos no eran catastróficos. Cada audición significaba adquirir un poco más de práctica para la siguiente

—era una especie de preparación para el trabajo que tanto quería.

El truco consiste en replantear la forma en que pensamos acerca del fracaso. Con frecuencia, el éxito ocurre no a pesar del fracaso, sino debido a él. Thomas Edison fracasó en sus inventos muchas veces. Los fracasos de Marie Curie en sus pruebas de laboratorio la llevaron a ganar dos premios Nobel. Albert Einstein fracasó en sus ecuaciones antes de descubrir la Teoría de la relatividad. La lista de fracasos sigue y sigue. Yo incluso llegaría al extremo de decir que es imposible tener éxito a menos y hasta que fracases. El fracaso es lo que nos ayuda a aprender y crecer, así que no debemos dejar que nuestro miedo nos impida intentar realizar nuestros propósitos.

Wayne Gretzky, el miembro del Salón de la Fama del Hockey, lo dijo mejor: “Echas de menos el 100% de los golpes que no das”. Gretzky sabía que, para anotar, tenía que dar golpes. ¿Fracasó Gretzky en algunos golpes? ¡Por supuesto que sí! Pero el miedo a fracasar no le impidió darlos. Gretzky marcó 894 goles en su carrera, convirtiéndose así en uno de los mejores jugadores de hockey de todos los tiempos5. Él no se daba por vencido cuando no lograba hacer los golpes necesarios, ni cuando perdía un juego, sino que seguía intentándolo.

Con frecuencia, el éxito ocurre no a pesar del fracaso, sino debido a él.

Y también está Will Ferrell, uno de los actores de comedia más exitosos en el negocio del espectáculo. Al observar su carrera, cualquiera concluiría que él no sabe qué cosa es el miedo. Sin embargo, eso no es verdad. Ferrell compartió sus pensamientos sobre el miedo al fracaso en un discurso que pronunció al inicio de 2017 en University of Southern California. Ferrell manifestó: “Nunca dejas de sentir miedo, pero mi miedo al fracaso nunca fue tan grande como mi miedo a la famosa pregunta ‘¿Qué pasaría si?’ ¿Qué pasaría si nunca lo intentara?” 6.

No importa qué tan alto asciendas, ni cuán exitoso seas, el miedo al fracaso siempre amenazará con detener tu progreso. ¡No se lo permitas! La única forma en que alcanzarás tus objetivos es superando el miedo, intentándolo y siempre, siempre eligiendo intentarlo.

Sueña en grande

No siempre es fácil intentarlo. El orgullo y el miedo no tienen vergüenza y tratarán de convencerte de que tu objetivo es una locura. Cuando decidí darle una oportunidad a mi sueño, descubrí qué tan rápido aparecen las dudas. Me resultó difícil contarles a mis amigos y familiares sobre mi plan, porque estaba preocupado por lo que ellos pensarían de mí. En ese momento, yo estaba dirigiendo un negocio y la industria a la que quería trasladarme era un cambio muy dramático en comparación con lo que había estado haciendo. Se trataba de una trayectoria profesional 100% diferente. Entonces, empecé a cuestionarme a mí mismo: ¿Pensarán que estoy loco? Fue así como tuve que aprender a llamar a ese sentimiento por lo que en realidad era: orgullo.

Todos los sueños son un poco locos. Por eso se llaman “sueños”.

A medida que comencé a poner mi plan en acción, me preocupaba que mis familiares y amigos me dijeran que no hiciera ese cambio. Yo quería que todos creyeran en mí y en mi sueño. Quería impresionarlos a todos y mostrarles que yo era capaz de hacer eso que tanto anhelaba hacer. Pero esa pregunta persistente aparecía en mi mente: ¿qué pasa si me dicen que no? Entonces, también tuve que aprender a llamar a eso por lo que era: miedo al rechazo.

Cuando comencé mi ascenso, estaba dirigiendo mi pequeño negocio y tenía una esposa y tres hijos pequeños que contaban conmigo.

Las posibles consecuencias financieras me hacían sentir un susto de muerte. Me preocupaba el hecho de haberme equivocado a tal punto que destruiría a mi familia. ¿Qué pasa si no tengo lo que se necesita para salir adelante con este nuevo emprendimiento? Entonces, una vez más, tuve que aprender a llamar a eso por lo que era: miedo al fracaso.

La verdad es que todos los sueños son un poco locos. Por eso se llaman “sueños”. Pero nunca estamos locos por soñar. Lo que sí es más loco que soñar es nunca intentarlo.

Mi camino comenzó con un podcast de inicio realizado en la cabina de sonido de una bodega y con solo un puñado de personas escuchándome. Sin embargo, ese hecho me puso cerca de las personas y los lugares que me permitieron aprender y crecer. Como mencioné antes, una de esas personas no era otra que Dave Ramsey. Aquella entrevista de podcast, aunque no lo sabía en ese momento, fue el primer paso que me llevó a donde estoy hoy.

El viaje para escalar tu propio Everest será muy diferente al mío. Tendrás tus propias batallas con el orgullo y el miedo, pero no dejes que el tamaño de la montaña te paralice. Pon un pie delante del otro, rumbo a la cima. Llegarás a ella antes de que te des cuenta. Tu llegada a esa cumbre será única. No hay camino perfecto, sino que se trata de seguir tu propio camino. Entonces, sueña en grande, pide ayuda, acepta el fracaso, inténtalo y continúa subiendo un paso a la vez.

La gente que necesitas buscar

Al comenzar tu ascenso, hay cinco tipos específicos de personas que te ayudarán en el camino:

1 Los profesores que te instruyen en el campo en el que deseas trabajar.

2 Los profesionales que son lo mejor de lo mejor en tu campo.

3 Los mentores que te ofrecen orientación y te llaman a cuentas.

4 Los compañeros que te acompañan en tu viaje.

5 Los productores que generan empleos, contratan y forman equipos y brindan oportunidades.

Analicemos cada uno de estos grupos para que sepas con exactitud a quiénes estás buscando, dónde encontrarlos y por qué los necesitas en tu ascenso.

Capítulo 2

Los profesores

“Desarrolla la pasión por aprender.

Si lo haces, nunca dejarás de crecer”.

—Anthony J. D’Angelo

El legendario músico, compositor y miembro del Salón de la Fama del Rock & Roll, Tom Petty, hizo una carrera musical increíble y vendió más de 80 millones de discos a lo largo de su vida. Y gran parte de su éxito se remonta al día en que conoció a un increíble maestro de guitarra que trabajaba en una tienda de música en Gainesville, Florida. Ese profesor fue quien le enseñó casi todo lo que Petty sabía sobre guitarra, pero eso no es todo. También le ayudó a encontrar y desarrollar su sonido característico. Ahora, entiende esto: el nombre de ese maestro era Don Felder, un chico tan dotado musicalmente que pasó más de 25 años siendo el guitarrista principal de otra banda famosa que ha vendido 150 millones de discos. Habrás oído hablar de Eagles7.

Bueno, quizás tú no quieras ser un músico legendario. Sin embargo, ese no es el punto. El punto es: no importa qué trabajo te apasione, tienes que encontrar a tu Don Felders y pedirle que te enseñe cómo hacerlo.

Un profesor es un maestro —alguien con las habilidades y la experiencia que se requieren en el campo en el que tú deseas trabajar

Me gusta llamar a estos maestros profesores. ¿Qué imagen te viene a la mente cuando escuchas esa palabra? ¿Te imaginas a un profesor universitario con una chaqueta de tweed con parches en las mangas? Pues déjame decirte que un profesor es mucho más que eso. Un profesor es un maestro

—alguien con las habilidades y la experiencia que se requieren en el campo en el que tú deseas trabajar.

Cualidades clave del profesor

Entonces, ¿qué distingue a los profesores realmente buenos de los que escasamente lo son? Creo que hay tres cualidades clave que hacen parte del perfil de los grandes profesores:

1 Están bien informados

2 Son apasionados

3 Te empujan a crecer

Los grandes profesores están bien informados

Los profesores son indispensables con respecto al Principio de proximidad, porque ellos tienen la base de conocimientos que tú necesitas para comenzar. Ellos tienen las certificaciones o calificaciones adecuadas, ya sea que esto signifique un par de letras antepuestas a sus nombres o simplemente ser alguien cuyo trabajo principal es enseñar o capacitar a otros. Los mejores profesores saben tomar un tema complejo y desglosarlo de manera simple y fácil de entender.

Los grandes profesores son apasionados

Los profesores no solo deben dominar su área de conocimiento, sino que también deben amar el hecho de compartirla con los demás. Todos hemos tenido profesores o maestros en algún momento de nuestra vida que se portaban como absolutos miserables. Eran malhumorados, impacientes y no hacían que el aprendizaje fuera divertido para nadie. Los grandes profesores no ven lo que hacen como un trabajo, sino como una pasión. Sus ojos se iluminan cuando comparten todo lo que saben y realmente te inspiran a aprender de ellos.

Los grandes profesores te empujan a crecer

Los mejores profesores también saben cómo evaluar tu nivel de habilidad y desafiarte a ser mejor, empujándote y forzándote a mejorar tu juego. Entonces, cuando busques profesores, asegúrate de encontrar a aquellos que no tengan miedo de sacarte de tu zona de confort.

Jessica tenía un profesor así. Hablé con ella en The Ken Coleman Show y me explicó que mientras tomaba clases de programación, una de sus maestras notó su talento para crear aplicaciones y su ojo para el buen diseño. Esa profesora alentó a Jessica a desarrollar esas habilidades aún más. Cuando comenzó a programar, Jessica tenía planeada una carrera profesional específica, pero cuando se graduó, era una desarrolladora de aplicaciones móviles de primer nivel. ¡Eso significaba que podía elegir el trabajo que quisiera! Jessica le dio a su maestra todo el crédito por ayudarla a identificar sus fortalezas y desafiarla a hacer más de lo ella que pensaba que podía. ¡Es clave encontrar un profesor como el de Jessica, que te rete a elevar tu potencial!

Aprendiz de por vida

Independientemente de cuán grandes sean los profesores que hay en tu vida, la responsabilidad de aprender comienza y termina contigo. Nunca debes dejar de aprender, no importa cuán alto escales. Viola Davis, la galardonada actriz, es un gran ejemplo de alguien que entiende la importancia del aprendizaje.

Nunca debes dejar de aprender, no importa cuán alto escales.

Viola Davis ha sido nominada a tres Premios de la Academia y ha logrado la Triple Corona de la Actuación, lo que significa que recibió un Oscar, un Emmy y un Tony. ¿Por qué? ¿Cuál fue el secreto que hizo que Viola Davis fuera tan exitosa? ¿Era talento en bruto? ¿Suerte? No, Davis comenzó su carrera como actriz con un intenso deseo de aprender.

Davis se planificó para estudiar con profesores en The Juilliard School. En una entrevista de 2013, Davis habló con orgullo acerca de su educación: “La razón por la que fui a Juilliard, la razón por la que obtuve un título en actuación es porque quería que la gente entendiera que yo era técnicamente competente como actriz; que yo no estoy en la cima solo porque sí”8.

En otra entrevista, la actriz comentó comentó que todavía mantiene comunicación con sus instructores de actuación y que está abierta a aprender nuevas habilidades y técnicas9. Ese respeto y gratitud por sus profesores —incluso después de ganar elogios y éxito— son los que la distinguen como una verdadera estrella que entiende que, para sobresalir en su oficio, ella siempre debe estar aprendiendo.

Entonces, ¿cuál es la enseñanza aquí? Al igual que Viola Davis, tú también debes buscar oportunidades para encontrar profesores que inviertan en ti a cada paso del camino. De nuevo, nadie está sentado pensando cómo hacer para ayudarte a encontrar el trabajo de tus sueños. Ni siquiera los mejores profesores van a ir a buscarte. Es tu trabajo buscarlos a ellos y mantenerte conectado a medida que escalas —y a veces, incluso después de haber escalado— tu montaña.

De vuelta a lo fundamental

¿Quién fue ese gran profesor durante mi propio viaje? Yo sabía que lo que necesitaba era conocimientos básicos y habilidades sobre la industria de la radiodifusión, así que pasé un buen tiempo investigando en los alrededores de Atlanta hasta que encontré una escuela de transmisión dirigida por un productor de televisión local llamado Jeff Batten. Llamé a Jeff y le pregunté si él estaría dispuesto a reunirse conmigo en su oficina y, en solo unos instantes de estar hablando con él, me di cuenta que él era un experto y que su clase era exactamente lo que yo necesitaba desde el punto de vista educativo. Nunca olvidaré esa primera noche de clase. Yo tenía poco más de 30 años, casi una década más que todos los demás en la clase y, sin duda, era el único hombre allí con una esposa, tres hijos y una hipoteca. Todavía recuerdo las miradas confusas en las caras de varios estudiantes cuando se dieron cuenta que yo no era el instructor. ¡Esa sí que fue una prueba de humildad! El hecho fue que a mis compañeros de clase les tomó un par de semanas dejar de llamarme “señor”.

Hoy, es divertido mirar hacia atrás, pues el hecho es que no me importaba ser el alumno más viejo de la clase. ¡Me estaba divirtiendo! Quería estar allí porque tenía hambre de aprender todo lo que me llevara a saber cómo realizar el trabajo de mis sueños. Me sentía tan hambriento que estaba dispuesto a ser aquel hombre extraño de la clase con tal de aprender de Jeff. Su conocimiento era invaluable para mí. Después de haber trabajado en la industria de la radiodifusión, él conocía todas las últimas tendencias y enfoques del oficio. Fue en su clase donde aprendí algunos de los conceptos básicos que todavía uso hoy en día —cosas como cómo usar bien un micrófono, cómo editar audio y video y cómo hacer un informe de noticias para televisión y radio—. Él me enseñó los fundamentos de la transmisión, me dio experiencia práctica y me ayudó a tener mucha más confianza que la que tenía cuando comencé.

Tuve mucha suerte de aprender de Jeff y siempre estaré agradecido con él por compartir sus conocimientos conmigo. Sin embargo, aunque su enseñanza tuvo un gran impacto en mi carrera, era mi responsabilidad poner en práctica todo aquello que aprendí con él.

Esa también es tu responsabilidad. A medida que buscas aproximarte hacia el trabajo de tus sueños, busca también profesores que se tomen el tiempo para enseñarte, respeta el conocimiento que ellos te comparten e incorpóralo a tu trabajo. ¡Comprométete a ser un aprendiz de por vida!


APLICANDO LA PROXIMIDAD
Revisa las cualidades clave de los grandes profesores descritas al comienzo de este capítulo.
Investiga lo que necesites para aprender a ser calificado y desempeñar tu trabajo soñado —para escalar tu Monte Everest.
Determina qué personas están calificadas para enseñarte lo que necesitas aprender. Luego, haz una lista de las clases y oportunidades disponibles tanto a nivel local como nacional.

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