Las conversiones
(1983)
A qué sonará una voz
A QUÉ SONARÁ UNA VOZ
A qué sonará una voz que nadie oyó durante años.
A nada sonará.
Y es probable que ya no sea voz,
guarde palabras de un idioma que no existe
y multiplique
charcas, errores, mataduras.
Te atormentara.
Perdieras lo sabio
perfecto de escribir:
tu bosque,
tu pozo
al centro de la tierra.
Y trocaras un año entero por la voz:
los dedos por la mujer que gime en cañerías,
el pie por el que afila y afila implacable,
todo por la rueca, el cepo, el organillo.
Y eso fue la voz.
La seguiste dispuesto a sucumbir
si así estaba escrito:
el oído que se interna en la pared,
el ruido que sale de la boca
y todo lo hace trizas.
Y por un momento tú temblaste
porque al fin la alcanzabas
y torva,
sucia
era solo voz.
Voces articuladas al revés.
Voces en falso de centinelas
y de estacas.
Murmullos para el último vidente,
cráteres,
lenguas reventadas.
Y nada dicen porque tardan un segundo.
Y nada porque suenan miles de años.
CANCIÓN DE LA TAZA DE LECHE
En alguna parte queda algo que la leche me recuerda
Y nunca porque es limpia
o es blanca
Y nunca porque puede derramarse
Gotas y gotas litros un charco
Una taza anterior a toda boca
Una elegía incomprensible
De algo que no recuerdo estoy cantando:
de la leche
Y nunca pude ignorarla cuando hervía
Desayunar salir al fin
CANCIÓN DE LAS SÁBANAS SUCIAS
Solo un ojo para el mar
Solo un monte
una maleta
una cama
Una historia única de cíclope
Será perfecta cuando llegue a conmovernos
Cuando irrumpa a mediodía
con el mar
Y nos encierre
o imagine
Estoy desde ayer en mi cuarto de hotel
Desnudo
vencido de antemano
Y canto sobre el puro coincidir
Disloco
sustraigo
sacrifico
Con lo que aún poseo de vigilia
Lo que guardo de sabiduría
o asombro
Yo el inmóvil continuo de las aguas
Yo el visible a través
El hombre del cianuro
El huésped de la habitación
siempre contigua
Y la maleta prueba que es verdad
Y la cama prueba que mi cuerpo
está más sucio que las sábanas
Y todo es cíclope
y ojo
Y todo se encamina
Mar
a mediodía tú vendrás
Entonces cederé
Me cortarás en dos con la montaña
CANCIÓN DEL CARBÓN Y LOS SOLDADOS
Siete soldados en fila
y de plomo
Siete aunque los cuentes
siempre siete
Y ya estoy decidido
si me van a fusilar
Escuchen mi risa
de miles de carbones
Que ya tizna la luna
(Para Edgar O’Hara)
HUÉSPED DE LA HABITACIÓN SIEMPRE CONTIGUA
El huésped y a sus pies
vigila una lámpara de aceite.
Un piano suena en la otra habitación.
Un pájaro chilla.
Un tambor.
El mundo cruje, se deshace.
Fue ayer después del gallo,
después de quemar con leña verde
a la bruja en la plaza,
después del sacrificio inútil del cometa.
Y ahora
a quién decirle que tal vez me equivoqué
y perdido, falso, desollado
a quién decirle nada.
Mejor beban beban compañeros
revienten esa lámpara
y nombren, vociferen purgatorio.
Nómbrenme.
Ni duermo ni no duermo
ni pienso
ni siquiera me resigno.
Pero ya no quiero oír los redobles del tambor
ni al piano a cuestas con mi cuerpo
ni al pájaro en brasas que vuela por el cielo
Las conversiones
Y DECIDÍ REMONTARME AL RUISEÑOR
Y decidí remontarme al ruiseñor
para que la vida surgiese con el canto.
Ruiseñor que no soy
que no seré.
Pájaro limpio y perfecto en el bosque,
hermoso como una chispa entre las fieras.
Y no pudiste ser otra mi canción
aunque ahora discurras sin la justeza de otro tiempo
desgastada por poetas,
los árboles, los labios.
Ruiseñor melodioso:
voz sacrificada en el verano
como nunca
más sangre no fatigó el corazón.
Y mis años
veintiséis
iguales a tu canto,
iguales a una tarde calurosa
en la que el único riesgo era contemplarse.
Pero tu canto no importó.
Y luego ni tu canto
sino que eras aire
y el aire el pánico que tenía a respirar
porque todo marcaba un veinticuatro de febrero.
Ruiseñor
ya talo el bosque.
Multiplico, convoco al hechicero.
Construyo una jaula o una cama.
Y es probable que te clave
allá en Roma,
me haga viejo de escuchar.
Te ciegue para hacer más hermosa la canción
o fabrique un simulacro:
un pájaro mecánico que estalle
ante un emperador reblandecido.
Pero decidí remontarme al ruiseñor
y es lo importante.
Aunque veintiséis años no surgiesen limpios
y todo terminara en un pájaro ceniza,
en una jaula vacía,
en una cama.
CUERPO EN UN TONEL
Guardó la luna en un tonel
y un poco de semen y un cabello
Y los guardó con el mar de hace un mes
esperando la disolución total
o un milagro
Vean
les dijo ayer a sus amigos
introduzcan las manos en el agua
y no crean jamás en lo que estrechen
o limítense a creer
Pero cuídense del cuerpo que ya sabrá moverse
que los ate con su único
larguísimo cabello
CANTO DE CIGARRAS EN LA AURORA
En nada me parezco
En nada y nada fui disminuyendo
y ella acabó por encerrarme
en este cuarto
Así aprendí con el tiempo a cantar
y ahora soy todas las cigarras
Sea perpetuamente mi canción
Quede como una estatua o marca de las lenguas
Un murmullo intolerable:
Ella también envejeció
Ahora extiende su llamada por cien años
y muda
tarda la noche entera en mover uno de sus dedos
EL OFICIO EL DESEO EL MALEFICIO
Te extraño cuervo
y vinagre cuerpo olla
paso la noche entera
extrañándolos
Vengo y no vengo
me transformo próximo
sagrado
asedio hasta el límite
y te reduzco cuervo hasta el principio
te hiervo con vinagre
y te lo doy
cuerpo que tiemblas que sudas
a beber
Pero nunca cicatrizas
POEMA DE LAS CONVERSIONES
Te convierto en pórtico de fuego
Abierto a centro que no conozco de mi casa
Voraz
Siempre destilando
Y de fuego eres viento que oficia entre los muebles
El mar en cada gota que derramo de mi vaso
Te convierto en grulla o tambor
Una rosa que brota en la pared
O una que solo crece subterránea
Y a cada redoble aprendes a formarte
Te haces manos que pueden respirar
Piernas que huyen o te acercan
Ombligo sexo cabellera
Y en tu cuerpo custodias el amor
Y es un bosque me pierdo me sé todos los árboles
O es vino
Es arena
Y perfecta convertida declinando
Entonces te fundas en un reino indescifrable
Y eres la que llena la casa de ceniza
La que pende oscura de los labios
Golpeamos con una bota cien veces la pared
Clavamos los muebles en el piso para que sean perfectos
Inmortales
Nosotros mismos nos clavamos
Pero no hay clavo ni sueño más inútil
Y no hay conjuro que te vuelva mi grulla mi tambor
Ni fuego para el fuego
O para el agua
Te convierto en lo que no puede convertirse
Te regalo una sencilla eternidad
Encerrada para siempre en una cáscara de nuez
En la botella que guardo en el armario
Y tú me miras con tus ojos en el vidrio
Y tú ya no me miras ni siquiera tienes ojos
Ciega e inútil en lo que guardabas para ti
O la sapiencia
EL BUEN LADRÓN
La cabeza que vigilaba de tu mano.
Cabeza de mirada digital,
de quién sabe qué piedra qué historia.
Tenía un árbol en la frente
y era tu secreto.
Un círculo donde siempre te perdías
para regresar húmeda, descalza.
Toda la noche relumbró,
saltó furiosa en cada uno de tus dedos.
Y en el amor te gritaba
mi señora del follaje,
señora de los yerros
evadida del anillo,
señora mojada buscando insomne sus zapatos.
No hay amor que no invente transgresión.
No hay tu cuerpo
si hay anillo,
si después buscamos los zapatos.
No hay destino que no principie con un robo.
Primero quise venderlo o empeñarlo.
Lo arrojé a un pozo y regresó.
Lo enterré en el jardín
y al día siguiente había un árbol.
Yo soy el buen ladrón, el que roba sus anillos
y los ofrece a la paciencia de los árboles
por aquella que no vuelve.
ESCRITO EN UN ÁRBOL
Fue mi primer árbol verdadero.
Y lo recuerdo
hermoso aún temblar
la tarde que estrenaba mi navaja.
Quién no grabó en un árbol el amor
y venció alguna vez
creyendo en unas pocas inscripciones.
No es más de lo que sabes.
Y esto escribo guardabosques
leñador
antes del hacha:
para que dejes y no te dejes conmover
para que cuelgues limpio al fin
de alguna rama.
TRES MANZANAS
Y por qué se llamaría así este poema
Se llamará porque hay una manzana
Y por una sola vez el cuarto se abrió
Coincidiendo el cuerpo con la fruta
Manzana próxima
excitada
Irrumpiendo como un destino
O un tatuaje
Fruto con fruto hasta tres
Mientras perdía atónito una de mis manos
No creas ciencia
amor
No hay lecho más cruento ni real
Sabiduría que ahora devoramos
Qué puede en el límite uno conceder
Nada
Tres manzanas
Y un poema un muñón de nuevo una manzana
CEREMONIAS
Es solo la mujer que mata una gallina
mientras el gallo y la perra
la contemplan.
Y es el cuchillo que nunca acaba de cortar,
la sangre que rezuma como avispas,
el fogón,
la música de una total carnicería.
A las siete habrá terminado de comer
y se tomará distinta la cabeza
cuando la perra se encargue de los huesos.
Y porque esto escribo amo a la mujer
y soy el gallo, el cuchillo de mañana
y soy también la víspera.
Es la mujer que canturrea en la cocina,
que envejece,
se acuesta y repasa con los dedos
un rosario imposible.
Y no puede dormir porque sueña sólo astillas
y ya nunca dormirá
cuando la perra encienda el fuego,
cuando el gallo y yo giremos
victoriosos.
El pozo
I
Supongo que eres sabio.
Supongo que saliste decidido a caminar
en busca del pozo
de todos los lugares.
Y el cuerpo como un perverso dios,
las piernas vulnerables,
el bastón,
el vértigo anticipado de asomarse
y caer un año entero.
No pienses cabeza
al revés.
Deja que invente este pozo para ti.
Consérvate como el monarca
que recorre estos lugares.
Y porquerizo
guardián
desatando un rastro que no pudieras confundir:
cada imagen incubándose en la fragua
y esperando atónita el anuncio
del machete
para mirarse en dos
y al fin aparecer
inútil
perdurable.
II
Caminaste desorientado varios días.
No importa si fue al sur
o transitando
el mismo sitio como un mulo,
sin otra contraseña que el bastón,
sin otro cortejo que el vocerío de los cerdos
perdido en el lodo
y los dientes.
Reconocerse.
Dejar reconocer.
Llamarlos cerdos
súbditos.
Ofrecerles íntegro el secreto
cuando triunfamos en los pozos
por una sola vez.
Reinar en el brocal, en el fondo, en la cuerda
hasta que fuera imposible tolerarlo:
donde el cetro no es más que una astilla,
donde el cuerpo es más cruel
aún que el cuerpo.
Entonces me dormí
y al despertar flotaba
en el pozo
III
Y así he vivido varios años.
Pruebo con una astilla mi crueldad.
Cuento la misma historia a los cerdos
y ellos sólo gruñen.
A veces alguno sueña comprender
y trata de morderme,
entonces maldigo, vocifero,
me marcho algunos días
pero nada puede
reemplazarme.
Y el pozo está en todas partes:
lo reconozco a mi espalda trajinar,
lo diviso oscuro en el cielo
como una trampa de planetas
o pequeño
exacto
apostado en la palma de mi mano.
¿Qué roba un pozo a lo real?
No pienses cabeza al revés.
No trueques
ni siegues
viejo pozo.
Y caigo con los cerdos
el bastón.
Reino.
Pendo cada noche de la cuerda.
1981, en el vigésimo noveno año de mi edad
Una casa en la sombra
(1986)
Este reino inferior
LA NODRIZA
I
Este es mi cuento
Este es el único que podría ser mi cuento
Y comienza vacío entre los árboles
aguardando cada tarde a quien se deja atravesar
ciego
para contarse en el follaje
Hubo una vez un bosque ennegrecido
Sin hombres tierra
mito
animales
Yo era el guardabosques
aguador
y a cada árbol debía conducir
a tientas
hasta el más negro entendimiento
Cocer la luz
Construir una cabra de madera
¿Y qué luz da un bosque
sino una nodriza?
Este es mi cuento de vinagre
mi preñez
la cabra y aguador que se aniquilan
II
Me decía a mí mismo
¿Cómo puede alguien
acostarse con los árboles?
No pondré un huevo
No frotaré dos trozos de madera
Y si un árbol es bueno
así tendrá que ser
si uno es malo elegiré
entre el guardabosques o la cabra
Cocer la luz
hacer tu nacimiento más sencillo
guardar bosques por milenios
Y una tarde vacía
incendié tu leche de madera
UNA CABAÑA INACCESIBLE
I
Nunca guardé bosques
pero crecí errante
sosteniéndome en los árboles
Pasión del que sobrevive en el error
y crea espléndido su ruina
Viudo
hijo afligido
madre de la barba inmóvil de mi padre
me encerré en una cabaña inaccesible
para recuperar estas imágenes
este reino inferior
Y no aguardes consuelo
Nada existe vivido de contar
Desentiérrate
Yérguete soberbio en esta hoja
tal vez para caer
Y recuerda que no existe cerradura
la puerta da al bosque
y la puerta
siempre regresa a la cabaña
II
Vino el invierno
Una ciénaga creció
hasta cubrirme anónimo de signos
Y ahora escribo con vinagre en la pared
trazos vertiginosos
contendientes
la canción de mi nodriza
Años para endurecer una visión
para confabular con estos seres inferiores
y que una cabra al fin me hablase desde el muro
No te asombres
no mientas
no confíes
una cabra imperfecta te fuerza a responder
reniega de la luz
llena de cieno
tus entrañas
ESTE REINO INFERIOR
I
Y le pregunté al guardabosques
idéntico
a mí mismo
¿Cómo puede alguien acostarse con los árboles?
Todo bosque es brutal
Basta el recuerdo intolerable que nos deja
llenamos con ciénagas su ausencia
y a la ciénaga con cabras
Vaciamos los árboles de cuerpos
tornamos a contar
Y así nos vamos llenando o vaciando
Este es mi cuento
Este es el único que podría ser mi cuento
Aguardando cada tarde a quien se deja atravesar
ciego
para destruirse en el follaje
II
No eres árbol
cieno
Dejas pasar el tiempo
y obtienes lo negro
aguador
Y aún crear tinieblas es inútil
Y aún quemar madera
Y no eres la historia que he contado
ni el guardabosques cruel
amamantado por cabras
Y no eres cieno
ni prodigios
El talento y el poeta
EL OFICIO EL DESEO EL MALEFICIO
Tener derecho a escribir
uno de sí
o para sí.
Creo que no lo tengo.
Derecho a esconder
y quede aquí escondido lo importante
a fabular.
Un escarabajo me enseñó a escribir sencillo este poema
dejar atrás la oscuridad
vencer
porque no se devuelve la palabra.
Un escarabajo rebela revela rebela
nada busca decir
reúne la pasión con el estiércol.
Hoy domingo
en que al fin me encuentras remendando
aprendo lo esencial
profano
la palabra justa es barro fresco.
VENGANZA DE LA POESÍA
Véngate del honor
del hombre que construye inservibles monumentos
revienta lagartijas
y tortura insomne a un caballo.
Véngate de cada uno de tus días
en especial de los que fuiste infeliz.
Del amor que te fijaba
como un árbol ciego a la tierra.
Has terminado.
Envejeciste
y ahora cojeas para siempre,
ahora repites y repites
no creas en tu país.
Véngate del surrealismo.
Te han llamado del mar
y has acudido
porque la poesía se define en el agua.
Ahógate. Anuncia. Vigila.
VISITAS AL HOTEL PASCAL
Algún día seré otra vez el carnicero
resucitarán mis cuentos y poemas
y como un personaje ejemplar
que tuvo convicciones a pesar de su autor
deberé reconciliarme con ustedes
Entonces volveré al hotel Pascal
donde dos borrachines juran y se niegan
y aún intentan su viaje las bolas de billar
se quiebran los cristales
y un mozo huye despavorido
o se desmorona para siempre
Decir menos la verdad
concentrar lo que fue el único misterio
porque hoy vuelve la palabra a la esterilidad de este hotel
al tigre agazapado en la sombra
al retrete que por un día me hizo indestructible
Quien regresa al hotel Pascal invade
contradice
se puebla de seres y de voces
y es de nuevo uno con los gallos
que cantan
que a pesar de todo cantarán.
CEMENTERIO DE PERROS
Una tarde encontré siete perros muertos en la carretera.
Canté aspirando el aire, las moscas, la violencia
y supe que sería definitivo mi verano.
Cómo llegaron aquí.
No sé.
La sabiduría es siempre de los huesos.
Pero pronto cumpliré los 33,
me casaré y tal vez tenga siete hijos.
Y cuando llegue la tarde en que confluyan veranos, carreteras
y una mosca perfecta me recuerde
este cementerio de sol
cantaré de nuevo el triunfo de los perros.
EL TALENTO Y EL POETA
un poema parco incidental
me cueste como tres
y atónito inútil imperfecto
nunca termine de costarme
y acudan rostros lenguas animales
acudan
en una sola sombra
un solo viento verdadero
reine el desorden
sueñe antes de soñar
coma antes de comer
viva un terrible simulacro
hable
y nunca derrote a la palabra
desventurado
hoy 14 de septiembre
nazca por tres veces
tenga tres padres nombres acertijos
crezca torcido
llegue a este punto estéril
y lo llame
talento inferior
reguero anónimo de pasos
tres años vi a la cierva
nadie la conoció así
pero arrastraba ese nombre memorable
dama parca mezquina
me arrancaba un cabello
lo enhebraba
y cosía hasta sangrar
horas y horas
mientras sus quejidos ahogaban
el ruido de la aguja
cierva
hazme unos guantes
una venda
el vestido sacrificado del amor
entender es difícil
tornarse vulnerable transgredir
cose ya mi ano
mis párpados mi boca
encierre todo murmullo para siempre
aísle cualquier rescoldo de verdad
y exiliado
fue mi primera muerte
y nacimiento
reine el desorden
tres venzan los años
y me canse de contar
pierda mi sombra
un alacrán me recuerde a los dragones
monje fui
exterminador
mercader en estas calles desoladas
y errante ofrecía
a cada quien lo necesario
te vendo aquello que imaginas
esta gubia esta soga
y las vendí a c l d
un 14 de septiembre
tres meses antes de nacer
págame sino te pesará
no hallarás sosiego
conjuro capaz de derrotarme
nunca quiso entender
una tarde lo colgué
y debí deshacerlo con la gubia
entonces nací para el poema
nada que temer
que esperar
una vida confabulando con despojos
mezcles destinos
hállese un centro de aflicción
te maravilles ante una bóveda inútil
tres los abismos
el talento
las razones ocultas del poema
tres mis santos tutelares
san jorge
san gil con una cierva
san blas
antes de que se pudra mi garganta
Campo de estacas
Soñé que guardabas cuerpos en un patio.
Planto rosa aquí, dijiste
mientras me amenazabas con tu pala
Tuve que ofrecerte una moneda
Desenterrador, grité
búscame una joya
Una joya vacía, repetí
una joya marchita
una joya que gira
* * * * *
Soñé que mi abuela me enseñaba a leer
Era de noche
y acuchillaban a mi hermano
Crecía
Mi abuela aún me enseñaba
* * * * *
Soñé que era una anciana
un violinista ciego
un muchacho
Bailábamos en una feria
con los pies atados
* * * * *
Regreso de Troya
de los montes
del vientre de María Magdalena
Soñé que atravesaba ranas con un palo
mi país
enterraba una pelota de oro
bebía ron de una escudilla
* * * * *
Campo de estacas
aquí me ordenaron vivir
Ya es hora de extender este desierto
de pisotear héroes
Y no soy oscuro
insensato
Te ofrezco una mitología cotidiana
* * * * *
Soñé que me ofrecías una venda
Yo temblaba de amor
Plagiaba poemas destinados a quien aún debe vivir
* * * * *
Antes mucho antes de la diestra
negro cld
soñé que te volvías mentiroso
* * * * *
Y quién me mandó a rodear
este campo de estacas
Me muerdes
Me extiendes Me silbas Me atraviesas
Me toses
Me escupes Me ciegas
Me anuncias
En tu sien descargo mi pistola
Los lugares prohibidos
EL ASOMBRADO
I
Vengo de correr mulos,
de clavarme entero al mediodía.
Vengo cansado de correr
o no vengo
porque aquí nunca amanece.
La abuela dice que es mejor dormir:
encadenar la furia
con el vértigo:
No te hago caso
abuela
tienes muchos años de estar muerta
pero tu sombra aún remuerde con las moscas,
con el aguardiente,
con el pan.
II
La abuela hervía coles en la noche
y soñaba que eran cabezas de gentiles.
Prueba esta sopa
me decía
conócela
pero jamás toques la col.
Y fui tu padre abuela
y me pasé años probándola
probándome
porque también era tu nieto.
La abuela hacía dulces
y tardaba tres noches en lograrlos,
arrastraba su trenza
y el mundo se iniciaba:
por los mil nietos
las coles
y los mulos
por la llaga incurable de la luna
castrar al sol.
III
Por eso me llaman asombrado.
Tengo dieciséis años
y mis manos y ojos
extienden sombra sin saberlo.
El asombrado por el mulo
por la abuela
canturreando me degüella:
la venganza de este sol.
LOS LUGARES PROHIBIDOS
El horno
porque allí guardan los zapatos de mi padre.
La cama
porque hay duendes debajo
y han cavado una mina
sólo para extraer respiración.
Con el sol hallaba sus restos sus guijarros
y aprendí que el placer
y la arena son metáforas.
Un guisado de coles que mi hermana envenenó.
El caballo devastado
sus relinchos y galope
bajando con furia por la acequia.
Todo un año no escuché
leía El tesoro de la juventud
me masturbaba
como se riega la curiosidad
o lo invisible.
Siniestra
una caja de cristal
que todavía conservo.
Una impecable educación.
El cabello de mi prima Lucía
tres noches durmiendo una manzana
para hechizar a quién.
Las ciento ochenta perlas del collar de mi madre.
Las tijeras de Ramiro el peluquero.
El pozo.
El siervo.
El sapo.
Demasiado tiempo para escribir pocos poemas
para ser esencial
La poesía abusa del más fuerte.
LOS IRRACIONALES
I
Recorro viejos rostros
reinos
una vida adelante desbordando otro modo de conciencia
En diciembre
hoy resucitado
mes que para mí es una ciénaga
irreal o triste o certero
no sabiendo decir
pero diciendo
te convoco aquí
Y me gustaría una historia personal
un resplandor
que disipe los actos las palabras
Toda biografía es impura
humilla esa intocable adolescencia
y no finjo
no estoy contrito
Ceno temblando
apago el huerto iluminado
Cumplo años
me esfuerzo en cumplir
II
Le faltará fuerza a mi poema
El don del genio A ti lector te faltará
Delinquiremos y siempre quedará pendiente la pregunta:
en qué lugar encerré mi adolescencia
El amor fue blanco
picado de viruela
El amor fue un diente que perdí
y desde entonces
cuando estoy en el corral
o el huerto
contando mis innúmeras hermanas
le ofrezco la mejor
Y no lo hallé entre los mulos
aunque toda la noche vigilé
ni en el huerto
ni en el tizne nupcial de la cocina
y tampoco en la colmena
Ceno temblando
Entierro un diente en el huerto
una hermana
III
Desterrado seas
del huerto del corral
Te multipliques en anónimos testigos
Se te pudra el diente de morder
de succionar
Te remontes al horno
te rechacen
para ti no existe permanencia
nunca te esmeraste en sostenerla
para ti el puro incendio
Pero quise una historia personal
debía cumplir los 32
y me debía el triunfo de un poema
Alumbro muerta la obstinación
la intemperie
y todo destino se disipa
Derrumba esta casa
Lo que no vale la pena es hablar
ESTE REINO INFERIOR
Era sombra lo que había en tu mano cuando me señalaste la cruz pintada en la puerta. Apreté los dientes y pensé que ya no tenía trece años. Ingresaba abruptamente en el reino de los hombres.
Me horroriza escribirte. No cuentan las justificaciones ni el tiempo. Tampoco los años de Emma para mí, un mundo que trabajosamente construimos ajeno a la crueldad y la virtud, un espacio donde todo era cercanía. Emma era hermosa. Poseía un olor que sólo puede hallarse en el centro de los bosques. Pero Emma también era mi madre y hasta he llegado a pensar que nunca tuve padre ni origen.
Fue cuando nos mudamos a tu quinta: una casa azul de tres habitaciones con baldosas amarillas desgastadas. No pasabas de ser un inquilino más pero los vecinos te temían. Te paseabas como un gallo entre las brasas controlándolo todo. Tenías un gato y una armónica que soplabas con tristeza algunas noches.
Nos observaste inmóvil cuando entramos. Sentí tus ojos grises clavados en los de Emma y por un instante me pareció que la volvías transparente y robabas su sangre y su linfa. Hay mucho en esta historia que tendrás que adivinar. El tiempo me confunde. Creo que me estoy volviendo imperfecto. Poco después apareció una cruz pintada en la puerta y alguien arrojó un gato muerto en la casa. Era sombra lo que crecía en mi mano, demasiada tal vez.
Emma cambió. Me condenó a una impecable inexistencia, deambulando siempre del cuarto a la cocina, fingiendo inútiles palabras. Yo temblaba pensando que una esencia vital se me escapaba, un equilibrio en el espacio y el tiempo irrecobrable para siempre. Así nací para el poema. Así nació, también, mi pasión por las navajas. He reunido treinta de diversas formas y colores, algunas con grabados e inscripciones, pero todas de una frialdad infinita.
Tiendo a poetizar, a creer en lo que no existe. Nunca necesité verlos juntos, tampoco leer las notas que se enviaban. Y me pasé años escuchando sus gemidos, las uñas clavándose con furia. El amor es blanco, escribía, picado de viruela, el amor es un diente que perdí. Y desde entonces cada perro en la calle, el zumbar de una mosca, cada acto mínimo, cotidiano, me devuelve a ustedes.
Todo debe sucedernos. Un día desapareciste. Emma ni siquiera te buscó. Me acostumbré a su mutismo, a su sueño intranquilo. Comenzó a roncar y fue arrastrada por una pasión de limpieza. Despertaba canturreando, limpiaba mil veces la tina, el bidet, lavaba los platos hasta que aparecían grietas sangrantes en sus manos. Años después murió. La artritis y una dulce arterioesclerosis le concedieron el perdón.
Todo, absolutamente todo, debe sucedernos. La poesía me hizo sucio con los años. Mucho olvidé, pero siempre me acompañó la sombra en la mano. Por eso, cuando te vi por casualidad la otra tarde, te seguí hasta tu casa. No has cambiado. Tú no tienes edad. Estás más pobre, abandonado a los reinos inferiores.
Desnúdate
Ha llegado tu hora
Haz que de alguna manera me conmueva
Acabo de grabar una cruz en la puerta y te estoy esperando con la mejor de mis navajas.
LA PIEDRA EN LA CABEZA
Lo primero es la pasión. Repetir el amor hasta destrozarnos en el cuarto y después dejar que la oscuridad nos adormezca. Tú apagarás la lámpara y por un momento pensarás en la araña que no quisiste matar y por un momento en los ojos vacíos de los peces y la ceguera que ensucia nuestros actos.
Cuando llegué pensaba en unas vacaciones: ron, el mar y un libro de poemas, en ese orden estricto. Me agradó el hotel a pesar del baño pestilente, sus alfombras raídas, los cuartos abiertos a un gran patio que mezclaba el mar con el tumulto de la brisa.
Dicen que el mar transforma a las personas: las hace sabias o las oscurece para siempre. Puede ser.
No conseguía dormir. El insomnio se parece a los zapatos, debes caminar y caminar como si alguien fuera a alcanzarte. Salí. Me llamaban el calor y el triunfo de las aguas. Entonces creo que te vi.
No hizo falta hablar. Partimos hasta que nuestros pasos se estrellaron con la dársena. El mar estaba limpio, casi blanco. Toqué tu rostro y mis manos comenzaron a sangrar.
Lo primero es la pasión, repetí. Porque llega un día en que el mar exige un sacrificio. Tienes que afrontarlo. Tenderte en un hotel y esperar que la marea llegue hasta la cama. Cerrar definitivamente la mano en el cuello amoroso. Extraer la piedra que brilla en la cabeza.
MATRIMONIO EN EL POLVO
Me acababa de casar y dormitaba con mi gordísima mujer batallando contra el calor y los insectos, cuando una fuerza incontenible me empujó a la ventana.
Una novia con un vestido blanco y raído, usado probablemente por su madre, usado probablemente por su abuela, resplandecía como una afrenta entre el polvo y piedras de la plaza. La acompañaba una turba silenciosa.
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