Otro capítulo de mi vida

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Otro capítulo de mi vida
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ANA MARGARITA CIERESZKO

Un Capítulo en mi vida: segunda parte


Ciereszko, Ana Margarita

Otro capítulo de mi vida / Ana Margarita Ciereszko. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2021.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: online

ISBN 978-987-87-1603-9

1. Narrativa Argentina. 2. Novelas. I. Título.

CDD A863

EDITORIAL AUTORES DE ARGENTINA

www.autoresdeargentina.com

info@autoresdeargentina.com

Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723

Impreso en Argentina – Printed in Argentina

Índice de contenido

Portada

Créditos

Un Capítulo en mi vida: segunda parte

Agradecimientos

Sinopsis

Noviembre del 2020.

La vida da muchas vueltas, Milton siempre esta entre mis recuerdos más queridos, pero lo cierto es, que es parte de mi presente, mi pasado y mi futuro, lo encontré entre millones de personas un 28 de agosto y conquistó mi corazón en un abrir y cerrar de ojos y sin pensarlo mucho se hizo parte de mi, tal vez sin tener siquiera esa intención, es que nuestros destinos se cruzaron para seguir juntos a partir de ese día.

Las idas y vueltas fueron tantas y de tantas formas diferentes, que fuimos por mucho tiempo como olas que vienen y van, que se juntan y se separan tantas veces de la costa que termina siendo como un juego de...somos pero no somos, vengo pero me voy y es un rencuentro para luego una despedida y así seguimos por un tiempo largo.

Pero llega un momento en que extrañar es mucho mas fuerte que todos los impedimentos que pudieran haber entre nosotros y entonces es cuando la realidad cambia y esta en ambos querer seguir pero de otro modo.

Así fue como un día no quiso que me fuera y que me quedara, con la excusa que era tarde y quería dormir después de mucho sexo incontrolable y desesperado por haber pasado más de 15 días sin vernos, todo fue por esa costumbre de gato, que tenía el Sr de rulos sexys por ese entonces, solo charlaba conmigo cuando me extrañaba y yo que ya había aprendido el juego, dejaba de buscarlo y hacía que el decidiera buscarme con alguna excusa, así era como lo hacíamos por ese entonces, el me buscaba cuando quería mimos y yo solo accedía si me buscaba; Pero cuando eso pasaba, vernos era como tocar el cielo con las manos y la desesperación era tal, que no alcanzaba el sexo, era como querer asir nuestras almas, querer tocar, morder, oler, saborear cada parte del otro y sentir que aún así que el deseo no alcanzaba, porque necesitábamos siempre más, así empezábamos una y otra vez aún exhaustos y cada vez como si esa necesidad imperiosa no pudiera satisfacerse por completo.

Pero esa noche se hizo verdaderamente tarde y fue que me dijo después de estar juntos:

- Tanto sexo me dio hambre, ¿querés que prepare algo para comer? Y yo le contesté: -¿Me vas a cocinar, de verdad?

- Si tampoco es para tanto y no me gusta comer solo y además si vas a tu casa seguro no vas a comer, ¿o me equivoco?.

Todo eso lo decía abriendo la heladera y mirando que podía inventar, yo con mi mirada puesta en ese cuerpazo desnudo que de espaldas es toda escultura griega

-Bueno, ya que insistís, sorprendeme, se que sos un buen cocinero y yo estoy dispuesta a comer lo que sea.

-MMMMMMM ¿lo que sea? No me tientes.

-jajaja, de verdad, querés otra vez, al menos comamos, recuperemos fuerzas y después sos mi postre.

-MMMMMMM, esa idea me gusta, además me dijiste que te gusta el dulce de leche y tengo acá para jugar y convertirme en tu postre favorito.

-Banana con dulce de leche, Mmmmm, jajajaa.

Así fue que comimos un poco de pollo frío que tenía en la heladera, tomamos un cafecito y yo pensaba que ya me llevaba a casa después como hacía siempre, pero esa noche no quiso que me fuera y me dijo:- lo prometido es deuda, saco el dulce de leche de la heladera y sabía que después de eso ya no me iba a llevar a casa, eran las 4 de la mañana.

Hice su fantasía realidad, jugamos, el fue mi postre y con el dulce de leche hicimos que algunas partes de su cuerpo fueran más que un postre.

Luego de tanto sexo y esta vez cansados de verdad me dijo:- no voy a manejar, así que te quedas y mañana te llevo, si querés avisa a tus hijos así no se asustan ¿querés?

- esta bien ahora les mando un mensajito.

Luego le dije:¿ y yo donde duermo? Porque recuerdo que me dijiste que no querías dormir con nadie en tu cama.

-Bueno, hoy hacemos una excepción, pero que no se te haga costumbre.

-Listo, no hay problemas, anotado.

-¿Te puedo abrazar?

-No.

- ¿Dar besitos en la espalda?

-No, solo dormir, no hagas que me arrepienta.

- Ok, ok, decime de que lado duermo.

- Vení.

Ahí se olvido de que no lo podía abrazar y fue él, quien me abrazó, cosa que me sorprendió, fue él que quiso besar mi espalda y a pesar de no habernos duchado, me dijo: como me gusta como oles

-MMMM, noo, necesito una ducha.

- Necesitamos una ducha, los dos, pero mañana.

Así fue como apenas apoyamos la cabeza en la almohada nos quedamos dormidos.

El calor y la claridad del día me despertaron, él abrazado a mi y yo que no lo podía creer que habíamos literalmente dormido juntos y acerqué mi teléfono y miré la hora eran las 12 del mediodía.

Abrió los ojos y me miró y dijo: -¿Estas escribiéndole a algún galán?

- Naa, nada que ver, estaba mirando la hora y viendo que mis hijos me preguntaron si iba a comer acá.

- ¿Qué hora es?

- 12.30 hs.

-¿En serio?

-sip.

-¿Guau, vos podes creer que es la primera vez en mi vida que me levanto a esta hora?

-Naa.

-Sii.

-Bueno es que ser postre a las 4 de la mañana tiene ese efecto, jaja.

- Vení, que te abro mi ducha.

Así fue como me llevo al baño, aún sin lavarnos los dientes, aún con el aliento horroroso de la mañana, fuimos a los besos, chocándonos con el perchero y casi por caerme, pero no en el suelo sino aterrizando en sus brazos rozando partes de él que estaban más que expuestas y excitadas; así llegamos a su bañera y abriendo la ducha nos metimos juntos, yo queriendo enjabonarlo y el queriendo algo mas que el jabón cerca, me agarró entre sus brazos y me levantó a la altura de sus caderas y lo otro fue un enredo de piernas a su espalda y cada vez parecía como que el agua caliente calentaba más el aire y las ganas de seguir acoplándonos y chocando cada vez haciendo más ruido, fue cuando le dije:- tus vecinos van a venir a ver que pasa.

Él me dijo:- que sientan envidia, jaja.

La ducha pareció un ratito pero en realidad se hizo como las dos de la tarde y no habíamos almorzado.

Fue cuando me dijo:- siempre te dejo sin comer y no da.

-No pasa nada bombonazo.

-No, comamos algo, pero no hice las compras, hagamos esto, vamos a comer unas hamburguesas,¿ querés?.

- Si, si, dale, me gusta esa idea.

Esto fue todo un avance, esto era nuevo, nunca nos mostrábamos juntos, la única vez que estuvimos en un lugar público fue cuando nos conocimos y después nunca mas, todas las excusas del mundo, estaban al orden del día, ya me había sorprendido que quisiera que durmiéramos juntos y esto era aún mas sorprendente.

Dos sorpresas en el mismo día eran todo un acontecimiento, tanto que me daba miedo ¿y si solo era un sueño?.

Lo cierto fue que esto estaba pasando de verdad y algo en nuestra relación había cambiado, lo bueno era que se sentía bien, muy bien, me sentía eufórica, casi como flotando.

Lo que pasó luego fue que nos divertimos mucho aún con las restricciones que seguían, barbijo, distanciamiento social, mucha hambre y la gente algo veía en como nos comportábamos, que nos miraban.

Él me dijo en un momento: -no se puede salir con vos, todos te miran, llamas mucho la atención.

A lo que yo le contesté: - naa, solo me miran porque tengo el pelo mojado y se me nota que tengo la ropa puesta desde ayer, jaja.

- No no es eso, no se, todos de verdad se dan vuelta a mirarte.

-MMMM, será que tengo algo pegado en la espalda, fijate por favor.

- Si lo que tenes pegado a la espalda sobresale y mucho, es eso.

- ¿Qué tengo?

- Un tremendo bum bum que me vuelve loco.

- ¡Qué exagerado!

- De verdad, todos te miran

-Te parece a vos, porque no estas acostumbrado a salir en mi compañía.

 

-Puede ser , pero no lo creo.

- A no… ¿Decime la verdad, ese tipo, te conoce?

-¿Quién?

- Ese, date vuelta, no te saca los ojos de encima.

- No tengo ni idea de quien te referís, no conozco a nadie y nadie me está mirando,

Pero si querés saber, solo tengo ojos para vos.

-No caliente Sra, que estamos cerca de casa.

Yo por mi lado, divertida por tanto celo absurdo, le tiré un bollito de papel, que cayo justo en el cuello de la remera y grité levantado los brazos, bingo, gané.

El por su lado divertido, tratando de que no se le note demasiado, trataba de disimular una sonrisa contenida y yo que seguía tratando de embocar los bollitos dentro de la remera y uno se fue a la oreja y otra al piso y el que se me acercó agarrándome las manos y susurrándome al oído me dijo: - Basta linda que me estás excitando y no va haber forma decente de levantarme sin que se me note.

Yo muy divertida por la situación le pase un buzo que tenia, por si hacía frío en algún momento y que el tomo agradecido, porque era la primera vez que le pasaba eso en público.

Luego de esa situación incómoda para él y divertida para mi, salimos al estacionamiento y llevándolo del brazo y soplándole la oreja, no dejaba de refunfunear, estaba en mis manos por primera vez y en público, aunque en el estacionamiento del shopping nadie miraba.

Fue entonces cuando me dijo: -mira, si no fuera que ya quedé con mi hermana ir a ver a mi vieja, hoy no te escapabas.

- Mmmm no se, jiji.

-Además tus hijos deben decir a donde está mamá, que no vuelve.

-MMMM, si, aunque son grandes y pueden cocinarse, es la primera vez que duermo fuera de casa siendo que no estoy de vacaciones, jaja.

- ¿En serio eras virgen en eso? jajaja, sip, nunca me quedé a dormir con alguien fuera de casa.

-Guau y lo hiciste conmigo.

- Sip, hago muchas cosas con vos que no hice con alguien más, incluso ni con mi ex marido.

-Ahhh ahora me tenés que contar…

-¡Qué curioso!

- La verdad que es la primera vez que me divierto tanto saliendo con una chica.

-Eso si que me gusta, ¿Estás admitiendo que te gusta estar conmigo?

-Bueno, bueno, no.

-Siii

- No dije exactamente eso.

-jajaja.

Lo cierto es que fuimos divertidos en el auto, camino a casa y siempre con esa sensación que seguramente iba a pasar mucho tiempo hasta volver a repetir eso de vernos otra vez y a mi por esa época se me estrujaba el corazón al pensar que lo iba extrañar hasta las lágrimas.

Pero luego cada cual vuelve a la vida habitual.

Las fiestas se acercaban y yo quería ir a ver mi casa de la playa porque había que ponerla linda para el verano, así que antes de pensarlo mucho me fui, sabiendo que él, seguramente desaparecía por un tiempito largo, hasta volverlo a ver, prefería no sentir esa sensación de vació y la cura era la playa.

Le pregunté a mi amiga Olga si tenía algo que hacer o si me podía acompañar a la playa y me dijo que justo cumplía los años Pericles, así le decíamos a su pareja, o al menos así lo llamábamos en clave al principio, antes de irse a vivir sola y dejar su vida antigua atrás e independizarse.

La cuestión fue que hice el bolso, Santino me llevó a la Costa, se quedó ese día y luego me dejo, porque tenía los exámenes de sus alumnos de historia.

Me quedé sola y el día estaba bello como nunca, un sol radiante de diciembre.

Agarré mi equipo de mate y salí a estirar las piernas por la playa, un poco de música, auriculares y de costado la inmensidad del mar, bello como siempre, así fui con mi bolsito de playa caminando por la costa. Lo que paso después fue una sorpresa, comenzó a sonar mi teléfono y no podía creer que era él

que me estaba invitando a tomar un helado y yo tan lejos a 350 km de casa.

Le dije: - estoy lejos bombón, pensé como siempre que no ibas a estar disponible y antes de extrañarte como me pasa siempre, me vine a la costa.

-¿ Estas allá?

-Sii, así es, estoy pegadita al mar.

- Pasame la dirección.

- ¿La de mi casa de Morris?

- No pavota, la de la playa.

-Ahhh, bueno anota.

Así le indique la dirección y entre que calles estaba y que tenía que hacer para venirse, porque seguimos en pandemia y hay un protocolo que seguir y permisos que sacar y andar con barbijo y estar a dos metros de distancia unos de otros en la playa y todo lo que trajo este virus que vino para quedarse.

Luego de un rato le pregunté, ¿de verdad venis?

-Tengo ganas de conocer tu casa.

- Ahh pensé que querías verme.

-Naa, solo, quiero conocer tu casa.

-jajaja.

- Te espero.

La verdad que estaba sorprendida como habían cambiado las cosas en tan poco tiempo, tanto que me daba mas miedo, porque hacía tanto tiempo que lo esperaba, que sucediera tan pronto y de improviso, después de tantas idas y vueltas, que me daba miedo, que me dijera, no se, me mudo al extranjero y no verlo más y que fuera por eso que quería verme o que, no se, que se iba a casar y esto iba ser una despedida, no se, tantas cosas se me pasaron por la cabeza que ya no quería pensar.

Pero después de un rato de meter los pies en el agua, decidí disfrutar ese momento y no pensar en nada más que tenerlo para mi sola en mi casa de la playa, como una vez había soñado.

Me volví a la casa a acomodar todo y esperarlo, el corazón latía tan fuerte, que solo lo iba calmar su presencia.

Ya era la tarde y suena mi teléfono, pensé que me mandaba un mensaje para decirme que era una broma que no iba a venir o alguna de esas cosas, que ya habían sucedido antes, pero no fue así, estaba en la puerta a 50 metros de distancia y yo que no podía parar mi corazón de la alegría que sentía.

Lo vi ahí detrás de las rejas de entrada y yo que no lo podía creer, el siempre con esa sonrisa luminosa y esos ojos pícaros que observaban todo, fui casi corriendo hasta ahí para abrirle la puerta.

¡¡¡Que sensación!!!, estaba eufórica, y con una sonrisa de oreja a oreja que lo único que podía hacer era colgarme de él y darle un gran abrazo, de esos sentidos que parecen que paran el mundo por un ratito.

Lo abracé, lo miré y el me dio uno de esos besos que los vecinos miraron sorprendidos porque me levantó en el aire y me dio una vuelta casi de película. Cuando me soltó todos se metieron para adentro, un poco chusmas mi vecinos, pero no me importó, le dije al oído:- que hablen, jiji.

Lo ayude con su equipo de mate y el traía una mochila con ropa, me llevaba de la cintura y me iba contando todo lo que le había pasado para llegar ahí.

Fuimos caminando y le dije: mi casa es la N.º 13, la última arriba.

Llegamos a la escalera y el vio mis cactus y me dijo: - ¿cómo tenés tantas plantas acá, quien las riega?

- Acá se riegan solas, con el agua de lluvia y en verano las riego yo.

-Que lindo tu patio es mas grande que el mío.

- no, este lo que tiene es que es largo, nada más y además es compartido, a medias.

Subimos y dejo todo en el piso y me tiro arriba de la primer cama que vio, la que hace, las veces de sillón y ahí, ni habíamos cerrado las puertas , tan solo nos abrazamos y ya quería sacarme la ropa; le dije:- espera que cierro y el me contestó: -naa.

Me zafe un ratito de sus manos y cerré la primer puerta y ahí lo vi, tirado cómodo en el diván cama y desnudo como Dios lo trajo al mundo, dispuesto a saciar todos sus apetitos y no eran justamente comida, quiso verme primero, yo estaba con una mini deportiva y una remera sencilla, pero lo que quería era ver mis piernas, que tanto le gustaban y yo como estaba tan contenta, le dije: - espera.

Busque una canción sexy que tenía en mi celular y ahí empecé a hacerme la mujer fatal para él, bailándole delante, mientras me iba sacando la ropa.

Así, él iba haciéndome caras, mientras se tapaba con un almohadón.

Ese juego terminó con mucho sexo y a los gritos como buen hombre lobuno, mis vecinos obviamente cuando llegamos a la playa comentaban mientras pasábamos y nosotros muertos de la risa y felices.

Nos sentamos a tomar mates mirando el mar y el por primera vez me miro con esa forma rara que tienen los que están enamorados y fue por un instante, para luego disimular, lo mas rápido posible.

Me tomo de la mano y me dijo:- tenés las manos re frías, vení, acercarte, y ahí me recosté en su pecho mirando los dos el mar sin decir ni una sola palabra.

Así estuvimos un rato y yo le dije: - esta vez me toca a mi cocinarte.

El me dijo: -Hoy no, vamos a comer por ahí y me mostrás todo, vos venís siempre y yo soy turista, así que vas a ser mi guía de turismo.

- Bueno dale, vamos a casa, nos cambiamos y salimos ¿querés?

-MMMM y si me tiento, jaja

- Entonces cocino.

Naa, dale salgamos.

Nos dimos una ducha pero por separado y verlo salir del baño con la toalla en la cintura, era una tentación y el que se acercaba y yo que me alejaba como un juego diciendo:- noo, no por favor , no me tientes.

Él sonriendo y tirando la toalla diciendo hay algo, de lo que estas viendo, que te guste .

-Todooo, jaja.

Y aunque no pudimos evitarlo terminamos como siempre, teniendo sexo, pero con la promesa de comer afuera aunque se hiciera tarde.

Fuimos a la calle del centro pero no había ni un alma y terminamos en un restaurante a 20 km de ahí comiendo algo de asado, que después de tanto ejercicio, nos había dado mucha hambre y todo parecía exquisito.

Yo estaba entre preguntarle porque decidió venir y no hacerlo y como si lo hubiera adivinado en mis ojos, comenzó diciendo: - Se que te estas preguntando... ¿porqué vine, no?

Bueno ahora que lo mencionas si, pero si querés me lo contás , sino no importa, es solo curiosidad.

-Ayy Clara María, que curiosa.

- Si, que te puedo decir, soy curiosa.

-Bueno te voy a decir la verdad.

Así empezó a decirme que había hablado con su pareja de años y le preguntó que sentía por él y ella se quedó pensativa y después de un rato le dijo que no lo amaba como antes, que tanto tiempo de verse una vez cada tanto y por costumbre había enfriado la relación y las infidelidades, porque ella sabía que no se portaba muy bien y los vecinos le habían contado que él cada tanto llegaba a su casa acompañado de una mujer rubia que aunque no sabían quien era, sabían que no iba a estudiar, por esos ruidos que luego se escuchaban.

Los vecinos como siempre chusmas y aunque ella ya no vivía ya con él, la conocían y tenía algunos conocidos en el complejo de departamento donde él vivía.

Ella sabía todas estas cosas y el esta vez no se las negó.

Hablaron por horas y se despidieron de la mejor manera posible, pero que sentía que era un amor terminado hace rato y que se había dado cuenta que había una señorita que era insistente y que hacia magia, porque después de mucho tiempo se sentía otra vez vivo, con ganas de llevarse el mundo por delante, que se sentía raro, con miedos, celoso y que nunca le había pasado con nadie, que tenía tanto miedo y se sentía tan feliz, que no lo podía creer, me dijo: - Vos algo me hiciste, vos me hechizaste, algo me hiciste, no sé.

Yo me reí y le dije: - Vos me hechizaste, con esa forma de moverte, siempre tan sexy, con esa mirada lobuna, con esos besos que me desarman, vos hiciste que cayeran todas las barreras ese día que nos conocimos y no pude dejar de pensar en vos.

Él entre temeroso y desconcertado me dijo: -¿ Ahora como seguimos?

-Seguimos como siempre, sin rótulos.

- Ahh, no.

- No ¿qué?

- No quiero que sigas, ¿como dijiste en el libro que escribiste?

- Ya me acordé, nadando entre millones de desconocidos.

- No, nado más entre desconocidos, solo quiero sumergirme en esto que siento con vos.

Solo que tengo un miedo pánico a que te vuelvas a ir, es eso, miedo puro.

Porque cada vez que paso tiempo sin verte, siento que mi corazón se rompe un poco.

-Linda, no lo hago a propósito.

-Lo sé.

- Pero quiero hacer algo, espera, se que no soy como vos que haces cosas increíbles como el cuadro que me pintaste, pero lo voy a intentar.

Ahí fue que casi me caigo de la silla, hizo con la servilleta un anillo de papel y me lo puso en la palma de la mano, por el tiempo que dure este viaje.

 

- Yo le dije: por el tiempo que estemos acá.

Cada día que pasamos juntos en la playa fueron uno más mágico que el otro, él un dulce que todo le parecía nuevo, miraba todo con ojos de niño, lo que había escrito hace tiempo sobre un verano ideal con él, era nada, porque tenerlo conmigo de verdad era mágico.

Nos despertábamos, nos mirábamos, nos reíamos, muchos mimos por las dudas que el mundo se acabara un segundo después, era puro amor a flor de piel, puro amor del bueno, ese que tanto había soñado y me daba miedo que en algún momento terminara, porque nunca me había sentido tan bien con alguien.

Las caminatas juntos después de desayunar por la playa, el sol a full en la cara todos los días y la brisa marina que te abre los pulmones de par en par, hicieron que me olvide que estábamos todavía en pandemia, todo hacía que me olvidara que había otra realidad fuera de allí.

Los días pasaron y llegó la hora de volver, ya estaban las fiestas muy cerquita y el tenia que estar con su familia y yo con la mía, hecha de tres mis hijos y mi madre, Agüeda.

Yo con miedo a no volverlo a ver, pero no se lo decía, tan solo lo miraba y Él, tan solo se reía por como lo miraba.

En un momento me dijo: - pasemos por los negocios del centro, así llevo recuerdos a casa, no quiero olvidarme de este tiempo, quiero algo que me recuerde que acá fui feliz.

-Pero no va hacer falta recuerdos, yo voy a estar para recordártelo.

El se rió y me dijo: -igual quiero comprar cosas para Navidad, voy a comprar los regalos.

- Dale, vayamos, hoy es un día ideal para hacer compras, está fresquito, así que ponete un buzo, no salgas como siempre desabrigado.

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