Un capítulo de mi vida

Text
0
Kritiken
Leseprobe
Als gelesen kennzeichnen
Wie Sie das Buch nach dem Kauf lesen
Un capítulo de mi vida
Schriftart:Kleiner AaGrößer Aa

ANA MARGARITA CIERESZKO

UN CAPÍTULO

DE MÍ VIDA


Editorial Autores de Argentina

Ciereszko, Ana Margarita

Un capítulo de mi vida / Ana Margarita Ciereszko. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2021.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: online

ISBN 978-987-87-1422-6

1. Narrativa Argentina. 2. Novelas. I. Título.

CDD A863

Editorial Autores de Argentina

www.autoresdeargentina.com

Mail: info@autoresdeargentina.com

Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723

Impreso en Argentina – Printed in Argentina

PRÓLOGO

Cuando miro para atrás, veo como cuando abrís un buen libro, una vida llena de tentaciones, dolores y alegrías; veo que volvería vivir cada capítulo, cada experiencia, cada beso, cada abrazo inocente y otros que no lo fueron tanto; lo cierto es que no sacaría ninguna página, porque cada cosa que paso en mi vida, simplemente tuvo una razón de ser y no es otra, que hacerme ser quien soy hoy; sin tanto miedo y con ganas de otro capítulo nuevo cada día.

Autora: Ana Margarita Ciereszko.

MI VIDA PASADA

Hubo una época que me veía como una oruga fea que nadie quería, una oruga, que se separó un día de Enero, justo en víspera de Reyes, una oruga que había sufrido tanto, que lloró mucho cada noche después de irse a dormir, tanto, que la almohada mojada de lágrimas puede dar testimonio.

Pero lo cierto es que primero fue llenar el tiempo con la sola presencia de un amigo y no mirar a nadie, total la oruga pasaba desapercibida o era lo que pensaba.

Esa oruga fue pasando por todas las etapas, primero saltar al vacío sin mirar lo que dejaba, luego el aprender a vivir sola y organizar no solo su vida, sino la de los que la acompañaban y aprender a ser feliz con poco.

A esa oruga, un día le crecieron alas y otra vez se convirtió de nuevo en Clara, no fue fácil, fue lento de a poco, cada día.

Fue como estirarse un poco, casi con miedo, desenroscar el alma con cada ala, volver a mirarse en un espejo casi desorientada, ver que la oruga, ya no era una oruga, tampoco ya se expresaba como tal y tenía un brillo diferente, con alas creciendo a un ritmo vertiginoso. Lo que paso fue, que la oruga ya era mariposa y ella desplegó vuelo, con miedo si; pero convencida de que mas allá del suelo no podía caer y el suelo ya lo conocía.

Así fue como llego el divorcio, entre un miedo espantoso y problemas mundanos como la falta de recursos y no saber como hacer el mes próximo sin ayuda, casi desamparada. Pero de todo se sale, de todo se aprende y era tan solo desplegar las alas.

Nada es fácil y cada decisión que se toma, hace que nuestro destino sea diferente, pero eso solo es parte de ser otra vez una misma, esta oruga estaba decidida a salir del capullo que la aprisionaba y convertirse en mariposa, porque ya le habían crecido alas, así fue después de un infarto y después de haberme recibido de abogada; porque a pesar de todo lo logré, no me frenó mi pasado doloroso, ni esos recuerdos que son difíciles de borrar, porque a pesar de todo quedan grabados en la memoria, como La noche del hospital, estando mi Papá grave y yo con el Padre de mis hijos que en ese momento pensaba que era la persona, que no me iba a herir cuando más vulnerable me encontraba; pero como siempre las cosas nunca son lo que parecen y esa noche, cuando mi corazón estaba destrozado por no saber si mi Papá pasaba la noche, él aprovecho y desplegó su furia contenida en mi.

Había tardado mucho en contarle que me había inscripto en la facultad, no estábamos ya muy bien como pareja, un desengaño el año anterior, saber que no me había sido fiel, aunque eso no era lo más importante, sino el con quien y no saber cuánto tiempo lo había hecho, porque había sido con su ex novia, la novia con la cual había salido antes que conmigo y en un matrimonio de más de 20 años, el no saber desde cuando lo había hecho era lo que me perturbaba. Lo cierto es que esa noche de fines de febrero decidí contarle, que iba a comenzar a estudiar otra vez, yo ilusa, esperando su apoyo, ya que después de todo lo que había pasado, había decidido seguir intentando que mi matrimonio funcionara, o al menos ver que nos pasaba en ese tiempo; pero no siempre las cosas salen como uno espera. Después de recibir el parte del médico decidí ir y contarle como estaba mi papá y que había decidido estudiar otra vez, después de tanto tiempo, yo con mis 49 años iniciar otra vez una carrera, algo para mi, un sueño acariciado por mucho tiempo y que estaba decidida hacer realidad.

Llegué al auto, me preguntó como estaba mi papá y le conté que su estado era muy grave, mis ojos estaban llenos de lágrimas por el dolor a flor de piel, pero que disimulaba, tanto como podía, porque no quería llorar, ya que siempre me lo reprochaba; fue entonces cuando le dije – te cuento una novedad, en diciembre, me anoté en Derecho, voy a ser Abogada.

El me contestó de la única forma que no se espera.

— ¿Qué? y yo le respondí: −Si voy a estudiar Abogacía.

cuando se lo afirmé, cuando le dije que las clases empezaban en marzo y que estaba re entusiasmada y que no necesitaba hacer el curso de ingreso, porque las dos carreras terciarias que tenía, Él, no hizo otra cosa, que lo que estaba acostumbrado hacer, ejercer la violencia verbal que lo caracterizaba y yo que pensaba que en dichas circunstancias no lo iba hacer, pero como siempre, parecía que el hecho de contarle algo mío, un proyecto propio, algo que me sacaba un poco la angustia de que en cualquier momento perdía a mi padre, lo iba hacer medir sus palabras, pero no fue así, no, que equivocada estaba.

Cuando abrió su boca fue tan solo para tratar de destruir la poca autoestima que me quedaba y comenzó diciendo entre risas: − ¿vos te crees que ir a la universidad es soplar y hacer botellas?

— ¿Vos te crees que es tan fácil? −¿te crees que cualquiera puede ser abogada?.

Con cada palabra que decía. Con cada gesto adusto, mi interior se iba rompiendo cual cristal frágil, ya no me importaba aquello que decía, ya no le estaba prestando atención porque juzgaba mis condiciones de ante mano, sin darme la posibilidad ni siquiera de demostrarlo; entre tantas cosas horrorosas que decía, alcance a escuchar la última: − Vos no servís para ser abogada, vos nunca vas a ser abogada. Una afirmación que hizo que mi voz interior ya no se callara. −¿Perdón? Él me contestó otra vez: − Sí, no servís para ser abogada, nunca lo vas a lograr.

Fue entonces cuando le dije: − tenés razón, no voy a ser abogada.

Él me contestó: − Menos mal que te diste cuenta a tiempo, eso no es para vos, vos no tenés pasta de abogada.

Y yo me adelanté y le dije: − no me dejaste terminar, no voy a ser una simple abogada, no, voy a ser la mejor abogada y va ser mejor que empieces a cuidarte como me hablas y las cosas que decís, ¿sabés porque? Porque a partir de ahora mas vale que me tengas miedo, porque cuando me reciba si seguís así, me voy a encargar de dejarte en pelotas, ¿te quedó claro?.

Mis lágrimas, ya estas alturas no me dejaban ver, pero me levanté y me fui afuera tratando de calmarme para que mi mamá que estaba sentadita en la entrada de emergencias del hospital no me viera así como estaba, porque ella estaba perdiendo al hombre de su vida y yo no tenía derecho a llevarle otro problema más.

Me seque las lágrimas y me acomodé un poco, respiré profundo y fui a acompañarla.

Ella me vio y me dijo: −¿Estas bien?

Yo le contesté: − si Ma, estoy bien, solo un poco cansada, porque me levanté muy temprano, pero no pasa nada.

Esos recuerdos fijos en mi mente, por mucho tiempo dolieron, como nada que haya conocido, porque cuando estas enamorada, le das ese poder al otro para que te hiera, será porque uno piensa que el otro jamás te va lastimar, pero ya lo aprendí, uno ve al otro con los ojos que uno mira y es una, la que trata al otro como quisiera que el otro, la trate, pero sabemos que cada alma siente diferente y tan solo es una, la que trata así, yo se que soy incapaz de lastimar, aún cuando me lastiman. Soy así y ya esta altura no voy a cambiar, supongo que aunque esta oruga tenga alas, siempre va pensar en lo frágiles que son las orugas, porque no pueden volar y solo se arrastran.

LA FACULTAD

Esas cosas, entre otras, fueron las que hicieron que no pudiera disfrutar de ser buena estudiante, cada examen, una buena nota y eso de aprobarlos sin problemas, tenia el sabor de un pequeño gran triunfo, nadie entendía mucho mi alegría de ir a la facultad, nadie sabía el calvario que en casa pasaba.

Miguel cada día más agresivo, pero ya no andaba llorando por los rincones como el decía, algo esa noche en la puerta del hospital había cambiado en mi, ahora contestaba, ahora no podía hacerme sentir por el suelo, porque ya no podía caer mas bajo, el se encargaba todo los días de recordarme, lo mal que hacía todo, lo inútil que era, lo poca mujer, lo poco atractiva que él me veía, así que para mi, ir a la facultad, era mi terapia.

Ahí podía ser yo, nadie me decía que tenía que ser de otra forma, tan solo era Clara y estaba rodeada de gente fabulosa con la que disfrutaba cada instante.

 

Encontré en los ojos de mi mejor amigo, entre tanta gente, la cura a mi dolor, la cura de muchos de mis males, su compañía, fue un bálsamo para mi, creo que muchos de los pedazos que tenía desperdigados, Él , los fue juntando con cada palabra amable que salia de su boca, tan solo bromas, tan solo la más bella amistad que alguien puede conocer.

Así como el dolor me marco para siempre y hoy recordar ese tiempo hace que se me escape una lágrima; en cambio, recordar la facultad hace que se me dibuje una sonrisa, una de esas que demuestran que no todo pasado tiene un final doloroso, sino que después del dolor viene la felicidad; cada noche de cursada, hacía que el dolor de lo que pasaba en casa, dejara de tener importancia, incluso aquellas cosas que Miguel hacía para que me costara concentrarme; recuerdo ya por el tercer año de la carrera, una tarde de invierno y yo preocupada por el parcial de derecho informático, como siempre, su deporte favorito, era hacer algo para que tirase la toalla y no siguiera, o al menos esperaba que lo hiciera.

Cada buena nota que sacaba, minimizaba el logro y decía: −seguro que en esa facultad regalan las notas.

Y esa tarde me dijo: −No se que te preocupa saber tanto, si seguro te van a regalar la nota, el no entendía que de verdad era un sacrificio estudiar y trabajar, pero a él no le importaba.

Yo con frío y sin ganas de pelear ya, no le contesté, no quise hacerlo, tan solo tomé la mesita plegable y una silla, el puso la televisión con el volumen a todo lo que daba, para que todo el vecindario escuchara el partido; pero lo hacía en realidad, para que yo no pudiera estudiar.

Salí afuera, pero no sin antes abrigarme, con los apuntes arriba de la mesita plegable y decidida a estudiar, sin importarme en que condiciones lo iba hacer.

El después de terminar el partido se fue a dormir arriba, a la habitación y menos mal, porque se estaba haciendo de noche y ya no veía.

En ese parcial me saque un 7 y lo festejé tomando café en el buffet con Román, mi amigo del alma, a él, sí le podía confiar todos mis pesares y un día, estando en la en la estación del tren me trajo una copia de un pasaje de un libro de su hermana, que hablaba de las personas toxicas y el me dijo: − tu marido es una de esas personas tóxicas, te hace mal Clara seguir así, no esta bueno, porque no te separás.

Yo le dije: lo estoy pensando, pero no es tan fácil.

El tiempo paso y Román tenía razón, mientras mas cosas le dejaba pasar, el abismo crecía, mi marido por ese entonces ya se había querido ir de casa y me había dicho que no me soportaba varias veces y después como buen tóxico me decía que era mi culpa, que yo lo hacía poner así, pero que me quería, que tenía que dejar de pelearlo.

Esa ambigüedad que tiene el tóxico; te quiero pero es tu culpa que me ponga violento.

Te quiero, pero inventas cualquier cosa para llamar la atención.

Te quiero pero vos tenes que ser diferente, para que nos llevemos bien

Esas películas que ves de ciencia− ficción te llenan de mierda esa cabeza, pone el partido que eso te hace mal, te lo digo por tu bien.,

Todas esas frases que el decía, para ir sometiendo a mi espíritu, iban una a una, haciendo que esa oruga que se arrastraba por la casa pidiendo permiso para todo, viera que mientras más estudiaba y más gente conocía, la trataban diferente y que el único que la maltrataba así era él, por que me trataba como oruga, para que sintiera todo el tiempo que podía aplastarme con el peso de su zapato, cada día.

Pero lo que él no sabía, era que mientras más tiempo pasaba, menos miedo tenía, porque el poder que otorga el amor, se fue esfumando y esta oruga estaba con sus alas aprisionadas dentro de un capullo a punto de explotar, porque ya no era oruga, ya era casi mariposa.

LA SEPARACIÓN

Una noche de tantas, antes de separarme, una compañera de trabajo me dijo: − Nena tenés que recordarle lo buena que sos en la cama y para eso, viste que los hombre son muy visuales, comprate uno de esos trajecitos sexys y cuando te vea, va querer recordar viejos tiempos y lo vas a tener a tus pies. Yo no estaba muy segura de eso, pero perdido por perdido dije bueno por ahí resulta y las cosas mejoran, cuando querés a alguien es difícil perder las esperanzas, por más dolida que tengas el alma.

Así fue que lo hice, me compré un traje de chica sexy esos con medias caladas, una mini con un delantal con puntillas, un moño y unos guantes hasta arriba del codo y antes de que suba a la habitación, después de cenar, fui al baño y me lo puse, cuando entró a la habitación esperé que se acostara y me presenté toda sexy o al menos quería parecerlo en la puerta de la habitación.

Miguel me miró y me dijo: −¡No estamos grandes para hacer el ridículo?

Esas palabras creo que fueron las que no solo hirieron mis sentidos, sino rompió mi autoestima para siempre, el sentirme fea, una oruga, que se arrastra frente alguien que ya desde hace rato no la quiere, sentirme como vieja obsoleta y eso hizo retumbar las veces que me decía si yo te dejo quien te va querer, con la edad que tenés.

Lo único que le dije fue: − gracias por hacerme saber lo que pensás de mi.

Me fui al baño otra vez, me quité el trajecito de mujer vieja y arruinada, como dejo ver a través de sus palabras.

Desde la puerta lo escuchaba queriendo arreglar lo que ya estaba roto, lo que quedaba de nuestra relación, diciendo: − los dos somos ridículos, era un chiste, te queda bien, salí que no te vi bien.

Pero mis lágrimas salían en silencio y estuve un rato largo tratando de calmarme y como no sucedía, me dí una ducha larga para disimular mi llanto.

Lo que sucedió después fue que esperaba que estuviera dormido, pero no sucedió y quería arreglar con algo de sexo que obviamente no iba suceder, porque cuando hizo el intento me salió del alma decirle ya me quitaste las ganas.

Me di vuelta y me dormí, creo que es el mecanismo de defensa más antiguo, tanto que hasta soñé.

Lo que vi en mi sueño fue muy raro, vi a mi Papá que hacía tres años que había fallecido y me decía llevando del brazo a Miguel quedate, que ya volvemos.

En mi sueño sentía calor, se veía una tarde hermosa y arriba de mi cabeza unos racimos de uvas blancas gigantes y dos muchachos rubios que parecían gemelos con una especie de camisola color crudo que me llamaban y me decían: − vení que te vamos a sacar todas las espinas, yo pensaba entre mi ¿que espinas?, pero lo cierto fue que me miré las manos y las tenía llenas de espinas, me acerque a ellos y al unísono dijeron: − no te preocupes que no te va doler y no te va quedar ninguna.

Me desperté como nueva, ya mis lágrimas se habían secado y tan solo los ojos hinchados atestiguaban todas las lágrimas que había derramado esa noche, en ese momento no entendí porque me sentía tan bien, lo atribuí a ver aunque sea de lejos y en un sueño a mi Papá, pensando que desde arriba me seguía cuidando, esa sensación era reconfortable.

Así llegaron las fiestas, nos fuimos a la casa que habíamos construido para los fines de semana, era como una peregrinación, pero esta vez mayor, porque él, estaba casi todo el tiempo allá y muy poco con nosotros, de 7 días de la semana, 6 estaba allá y venía los domingos, pero siempre de mal humor, como si el estar con nosotros fuera un sacrificio y en realidad el sacrificio no era estar con los chicos, sino estar cerca mío.

La verdad, yo fui para ahí, porque venía mi hermano con mi cuñado para las fiestas y mi mamá, no tenía ni idea de todo lo que me pasaba. ¿Para que hacerla sentir mal? ya tenía suficientes cosas a las que adaptarse, como lo era, el hecho de estar sin mi Papá; pero además fue porque habíamos fumigado el departamento tipo casa y necesitábamos dejar la casa por unos días, no solo nosotros, sino todos los animales (gatos y perros).

Supongo que el destino está ya marcado por fuerzas invisibles que hacen que el dolor no pueda ser eterno y ese sueño, fue como premonitorio, porque en vísperas de reyes del año 2017, me sacaron de una sola vez todas las espinas.

Esa noche se murió el amor o lo que quedaba de el, esa noche fue el final de mi matrimonio, que desde el 2013 veníamos como en caída libre, pero derrapamos y volcamos, todo en una noche, caímos de una sola vez y nos fuimos al barranco, tan solo en cuestión de horas.

Ese día nos levantamos temprano y fuimos en tren hasta casa, ya habían pasado los tres días que nos había dicho el fumigador, necesarios para no intoxicarnos y poder limpiar todo, para volver a llevar los animales y dejarlos ahí, ya que los gatos no querían salir porque no era su casa, en cierto modo solo en esos casos los llevábamos allá, porque de otro modo éramos nosotros los que nos acercábamos para darles de comer y estar un rato con ellos para que no nos extrañen; distinto es el caso de los perros que estaban acostumbrados a ir a todos lados conmigo, incluso a la casa de la playa en donde amaban meterse al agua; pero ese día fuimos a quitar lo que quedaba del veneno de la fumigación.

Santino hacia poco que había sacado el registro, por lo cual decidimos ir en tren, para hacer más rápido y evitarnos el tráfico, porque era víspera de Reyes y todo el mundo sale a comprar regalos,

comimos temprano tipo 11 y salimos rumbo al departamento para dejar todo en condiciones y llevar los gatos, porque a Miguel le molestaban y yo ya no quería pelear.

Limpiamos todos los rincones de la casa y a eso de las 17 hs estábamos rumbo a Rincón, así se llamaba la casa quinta; pero no teníamos idea que a mitad de camino el tren iba a parar y no seguir, que se iba a detener antes de llegar al anden nuevo, que era mucho mas alto que el anden viejo en donde quedábamos como a dos metros del piso y el tren no tiene escaleras.

Esperamos un rato y cuando vimos que la gente se bajaba y que anunciaban por los altos parlantes que el tren no seguía, decidimos bajarnos, pero la odisea no terminaba ahí, recién comenzaba.

Salimos rodeando la estación, porque el tren atravesaba la calle principal, así que tuvimos que caminar unas cuantas cuadras para poder llegar por donde el colectivo pasaba camino a la casa.

Llegamos a la parada de colectivo y quisimos parar al primero que pasaba y venía totalmente lleno, dijimos el próximo va venir más vació y nos va parar; pero no fue así y en un momento les dije a los dos, a Santino y a Nico que en vez de ir para Rincón, nos íbamos para el departamento y mañana temprano volvíamos, pero ellos dijeron no: − Papá se va preocupar. Fue entonces que salió la idea de llegar caminando hasta donde salía el segundo colectivo, para poder llegar; unos 7 km no eran tanto para hacer una caminata, una tarde bonita de verano, ya habíamos esperado demasiado, así que emprendimos el viaje a pie.

El calor se hizo sentir cuando ya habíamos hecho la mitad del recorrido, miramos en el teléfono que hacían 34 grados de temperatura y la verdad hacía mucho calor y nos dio sed, paramos para comprar agua y luego seguimos, ahí fue cuando Santi dijo: −llamemos a papá, yo conociéndolo dije: −mejor no, pero el insistió y lo llame, le conté lo que había pasado y el contestó que no era remis, que estaba cansado y no nos iba ir a buscar; les dije a los chicos, pero ellos me dijeron: -seguro que no le explicaste bien; les volví a decir: − si le dije. Ya cansados y haciéndose de noche dijo Santi: −deja que llamo yo.

Lo que paso después fue que le contestó algo parecido y enojado me dijo:− sigamos caminando porque parece que no le importa.

Nico dijo: − bueno después que no me pida que lo ayude con el trabajo, porque no lo voy hacer.

Ya que el siempre en verano les pedía ayuda a los chicos, por tener una distribuidora de helados y el verano es la temporada fuerte de trabajo, por eso estaban enojados, que su padre, no era capaz de buscarlos y evitar el calor, el cansancio de hacer la caminata.

Llegamos a destino, pero faltaba todavía tomar un colectivo para llegar a casa, por suerte vino pronto pero ya eran las 21.30 y lo llamé otra vez, le dije que compre algo para comer, que estábamos cansados y estaba todo cerrado. A lo que el me respondió: − ¿Porqué tengo que hacer todo yo, si ustedes pasaron por el centro, donde están los negocios?. No quise discutir, ni contestar y le dije: − como quieras, pero los chicos están cansados; a lo que Él contestó: −¡tampoco es para tanto!

 

Nos subimos al colectivo ya sin ganas de hablar y así hicimos el recorrido de media hora que faltaba para llegar y caminamos esas cuadras interminables solos, de noche, rodeados de árboles y ni un alma cerca.

Abrimos el portón y ahí lo vimos en la galería, tomando algo de alcohol, pero en ese momento, lo único que yo quería era comer y acostarme, sin saber que iba ser una noche larga.

Lo primero que ocurrió fue que empezó a discutir por los gatos con los chicos, diciéndoles que para que habían llevado esos animales de mierda a la casa que llenaban de olor a pis y que no se los bancaba más adentro y encima lloran cada vez que no están acá ustedes.

Santi cansado le contestó: −no te preocupes que ya los llevamos y también nos vamos ya que tanto te molestó tenerlos un par de días, total ya limpiamos la casa, porque si no te enteraste, venimos de hacer eso y caminando nos volvimos, pero se que no te importa.

No te preocupes ya guardamos todo y nos vamos.

El contestó.− pendejo de mierda, ¿quien te crees que sos, para contestarme así?

Santi le contestó: - Tu hijo, así que puedo contestarte como quiera, no sos mi jefe, sos mi Padre.

Él se puso como loco y le tiró con la botella que tenía en la mano y ya estaba vacía.

Por supuesto los reflejos de Santi fueron mas rápidos y la esquivo.

Pero no se quedo conforme y cuando salió Nico a ver que pasaba por mis gritos de: − ¿PARÁ,QUÉ TE PASA?

Nico le dijo a Miguel: −Estás loco, como le vas a tirar una botella, ¿qué, estás chupado? Y Él, descontrolado le dijo: −callate, más respeto que soy tu padre.

Y Nico enojado le contestó: −Si claro por eso deberías dar el ejemplo.

A lo que le contestó ya con la bordeadora en la mano, que había dejado yo el día anterior sobre la mesa de la galeria, para cambiarle el hilo para terminar de cortar el pasto, −Callate defensor de pobres.

Ahí todo fue como que una cosa llevó a la otra, ni bien le tiro la bordeadora con la intención ya de lastimarlo, que por suerte no lo toco; el resto fue un ir y venir de palabras hirientes y el como vio que los chicos se metieron adentro a buscar la ropa, animales y todo lo que habíamos llevado para quedarnos por lo que restaba del verano, aprovechó para tirar parte de aquellas cosas que habían guardado en el baúl abierto y con saña tiró el teclado y cosas que eran de la computadora, con ganas de desquitarse por algo que ni siquiera entendíamos, pero esta vez se terminaba el verano en rincón en vísperas de reyes, un lindo regalito, ya no quedaba otra que volvernos a nuestro departamento.

Lo que sucedió después fue que cruzo la camioneta para que no pudiéramos sacar el auto y eso desencadeno la furia de los jóvenes hombres, porque eso son.

Santino le dijo: − si sos como decis, un padre ejemplar, entonces sacame la camioneta o te rompo los faros, porque sabes qué, un padre ejemplar no te cruza un vehículo para que no te puedas ir, no nos podes obligar a quedarnos después de esto. Yo desesperada porque no se vayan a las manos, padre contra hijos, lo único que me salía era decirles: - “BASTA”, “BASTA”.

Así fue que Santi le partió un palo sobre los faros a la camioneta y Nico quiso llamar al 911 y yo le dije hablemos, el padre los agarró de los pelos que por cierto por ese entonces, lo tenían ambos, muy largo, casi hasta mas allá de la mitad de la espalda, cosa que Miguel aprovecho para sostenerlos de ahí, pensando que si les tiraba del pelo se iban a calmar, cosa que no paso; primero agarró a Santino para que no siguiera con la camioneta y luego al acercarse Nico, también lo sujetó del pelo.

Lo que pasó después fue que ambos se dieron vuelta a la vez y ya era incontrolable la situación, un vecino se animó y se acerco a ver que pasaba y le dijo: − Miguel tranquilizate deja a los chicos.

Él le contestó: −que te metes, tomatela.

El vecino se fue, la situación empeoró, la pelea fue un ir y venir de trompadas y patadas luego, porque ,el que perdió el equilibrio fue Miguel y cayó al piso. Ahí me metí yo, porque si eso seguía iba a terminar en tragedia y me acerque para que no le pegaran.

Lo siguiente fue decirle: − Miguel, hablemos, deja que te ayude. Lo traté de levantar por detrás, lo quise agarrar por debajo de los brazos y como no es liviano me agaché y me puse en cuclillas para ayudarlo; pero lo que paso después no lo voy a poder borrar nunca de mi memoria; me miro, vi ese brillo en lo ojos, esa mirada fría como el hielo, que solo esos ojos celestes podían transmitir, esa expresión furiosa como una tempestad a punto de comenzar y así sucedió, luego de mirarme, echo su cabeza para atrás y lo que pasó luego, fue un dolor intenso a la altura de la nariz, me había destrozado el tabique de un cabezazo;

me senté sin poderme pararme por la puntada intensa que sentí, ese dolor profundo que casi me desmaya.

Los chicos reaccionaron y yo no podía hacer nada ya, lo único que les dije: - junten todo ahora, cuando se me pase nos vamos.

Él, en ese momento reaccionó como si se despertara de un sueño y me dije perdoname, no te quise lastimar, pero ya estaba hecho; lo que recuerdo fue que trate de mojarme y quitarme la sangre de la nariz en el baño, me moje hasta que ya no sangró y luego lo vi sentado, ya calmado y dije a los chicos que me dejaran con él, a solas, ellos no querían, supongo que por miedo a que reaccionara de nuevo como un loco; pero les dije que fueran a buscar todas las cosas, que yo tenía que hablar con él, que después nos íbamos.

La conversación fue calma,el sentado en el sillón y yo en una silla, lo primero que me dijo fue: − ya se lo que me vas a decir a lo que yo le contesté: −no creo que sepas.

Quiso tomar la palabra, tratando de minimizar todo lo ocurrido esa noche, diciendo que era que estaba cansado, que necesitaba vacaciones, que tenía presión con su trabajo, cumplir con todo se le hacía pesado y yo lo deje hablar por un largo rato, luego dijo que me quería, que no tenía excusas, que sabía que lo que había hecho estaba mal pero que todo se le había ido de las manos, que lo perdonara; Él alcanzó a decir: − Decime algo. Cuando llegamos a ese punto le dije: − ¿Terminaste?

A lo que él contestó:− Si, si.

Lo que paso a continuación fue una conversación dolorosa, la más dolorosa de mi vida, fue como arrancarme el corazón y mostrarle cuán lastimado, había quedado después de tanto intentar seguir, cuando ya no habían esperanzas. Hablé despacio, mi voz era clara, pero no hubo gritos, no hubo reproches, tan solo decirle que había franqueado la última frontera, esa que nunca debió franquear,

la de pelearse a las tropadas con sus hijos, porque como le había dicho Nico, un padre está para dar el ejemplo y eso que había hecho, nunca se debe hacer, porque los jóvenes tienen la posibilidad de equivocarse, pero los adultos no.

La conversación se extendió hasta las tres de la mañana, yo con mi cara hinchada, ya asomándose los moretones, los chicos arriba que tenían casi todo listo y aún sin comer, cuando él que me dijo: − ¿Qué querés que haga?

Yo le contesté, lo único que podes hacer es dejar que nos vayamos, pero vos te vas a quedar acá y yo con los chicos en casa, de donde hoy no deberíamos habernos movido, pero esta vez de forma definitiva, total ya hace rato que lo estás haciendo, este ultimo año casi ni estuvimos juntos porque de 7 días que tiene la semana, 6 estas acá; para vos no va ser la gran diferencia, ya estas acostumbrado a vivir de esta manera.

Luego Miguel me dijo: − yo quiero saber si me perdonás por todo lo que te hice pasar y corro la camioneta, pero no quiero que me contestes para que te deje ir y listo, quiero saber si de verdad me perdonás.

Yo le contesté: − ya te perdoné, sino no hubiéramos tenido esta conversación, porque todo pudo haber sido distinto, si llamaba al 911, vos en este momento hubieras estado arriba de un patrullero rumbo a la comisaria por violencia doméstica, pero sabes que, no quiero que además de separarnos, los chicos pierdan a su padre, porque de esa forma, no hay solución posible y no vas a poder arreglar lo que hoy rompiste, así que te estoy dando la oportunidad de convertirte en un buen padre, lo nuestro es más difícil que se arregle, pero si te perdoné, en el momento que me senté para tener esta conversación.

Sie haben die kostenlose Leseprobe beendet. Möchten Sie mehr lesen?