Buch lesen: «Territorios funcionales rural-urbanos en Guatemala», Seite 4

Schriftart:

4.2 La población

Para el año 2002 la población era de 12.2 millones, de los cuales el 41 % se autoidentificaba como perteneciente a alguno de los pueblos indígenas (aunque por el racismo imperante en el país es razonable suponer que este porcentaje es mayor). Los datos oficiales estimaron a la población rural en 53.9 %. Los resultados son diferentes al aplicar la tipología de cuatro gradientes rural-urbanos. Como se puede observar en la tabla 5, la población rural era del 31 %, la rural-urbana y urbana rural el 52 % y el resto correspondía a quienes residían en el área metropolitana. Al hacer una división dicotómica urbana o rural, la población localizada en esta última se eleva a dos tercios del total.


Recuadro 1
Para la descripción de los territorios funcionales rural-urbanos y con fines comparativos con los datos oficiales se utilizan las siguiesen definiciones:
Territorios Funcionales (TF): es la suma de los territorios que en la tipología rural-urbanos se clasificaron como urbanos-rurales y rural-urbanos.
Urbano Tipificado (UT): es la suma de los territorios metropolitanos y urbano-rurales.
Rural Tipificada (RT): es la suma de los territorios rural-urbanos y rurales.
Fuente: elaboración propia

Tabla 5

Selección de características de la población


Del total de la población indígena, 3 % residían en el área metropolitana, y del total de la población mestiza-ladina el 25 % residía en esa misma área; lo cual muestra un notorio contraste. Al sumar quienes viven en los territorios rural-urbanos y rurales se obtiene que, de cada diez indígenas, ocho viven en el área rural tipificada.

De los 30 territorios funcionales en seis la población indígena representa el 90 % o más del total. Estos son: el 3, 6, 12, 13, 14 y 23, que están ubicados, el primero en la Franja Transversal del Norte, en el departamento de Alta Verapaz. El idioma predominante en esta zona es el q’ eqchi’.

Los otros cinco territorios se ubican en el altiplano occidental, en los departamentos de Chimaltenango, Sololá, Totonicapán y Quiché, con predominio de los idiomas sakapulteko (territorio 6), k´iche´ y kaqchikel (territorios 12, 13 y 14).

Sobresale el territorio 23, donde el 98 % del total era población indígena. Los municipios que pertenecen a este territorio son: Santa Clara la Laguna, San Pablo la Laguna, San Marcos la Laguna, San Juan la Laguna, San Pedro La Laguna, Santiago Atitlán, que rodean el lago de Atitlán en el departamento de Sololá, y en los cuales se hablan los idiomas: k’iche’, tz’utujil y kaqchikel.

Los territorios con población mayoritariamente mestiza-ladina se ubican en el oriente, fronterizo con Honduras y El Salvador, así como en el sur y en la parte central del país.

Mapa 6. Densidad de población por territorio funcional rural-urbano


Mapa 6. Población por kilómetro cuadrado que se representa por la luminosidad del color ocre. El territorio 11 y el área metropolitana (número 31) tienen la mayor densidad de habitantes. Hacia el norte y nororiente los territorios de menor población por km². Fuente: elaboración propia a con datos del Instituto Nacional de Estadística, (2003). Censos Nacionales: XI de Población y VI de Habitación (2002) [base datos en CD-ROM], sobre la base de mapas del Instituto Nacional de Estadística (2005). Información Geográfica, Sistema Geoestadístico Nacional [CD-ROM], Guatemala y con datos del anexo 2.

Como se anotó en los primeros capítulos, son la actividad económica y la densidad de la población los factores que reflejan mejor las variaciones que se producen a lo largo de la escala de lo que se percibe como rural y como urbano. Se mencionaron algunos criterios como las economías de escala derivadas de la concentración de la población y la reducción de los costos de transacción, etc. Este hecho histórico social se ve claramente reflejado al comparar el mapa 3, que grafica los territorios funcionales según la tipología rural-urbana, con el mapa 6, referido a la población por km² en cada uno de los territorios.

Como era de esperarse hay una alta correlación entre la densidad de la población y el grado de rural-urbano. El área metropolitana tenía, según el Censo del 2002, una población de 4276 personas por km². Esto significa que por cada habitante que había en el área rural, la metropolitana tenía 40 en el mismo espacio físico. Esta relación se reduce drásticamente al hacer la comparación entre el área metropolitana y los territorios funcionales (ver tabla 5). El segundo lugar en cuanto a densidad corresponde a los municipios que se ubican en el altiplano central y occidental del país, en dirección de la frontera con el sur de México. Le sigue en importancia la franja del Pacífico. Hacia el norte, están los territorios con menor población por km².

Otro aspecto que refleja la densidad poblacional es la formación del primer y segundo núcleo de población del país. El primero, conformado por el área metropolitana y los territorios adyacentes 15 y 16; el segundo es el municipio de Quetzaltenango. Al integrar al factor densidad la actividad económica se produce una reconfiguración del espacio rural y urbano que queda reflejado en el mapa 3. Al centro, el área metropolitana y los territorios urbano-rurales 15, 16 y 26 como su área de influencia, le siguen los territorios rural-urbanos 14, 25, 28 y 29 (ver mapa 3).

Otra característica que resalta es la variación en el número de personas que integran los hogares. Partiendo de los territorios urbanos a rurales, se observa que a mayor ruralidad mayor es la cantidad de integrantes del hogar. De esta cuenta, en el área metropolitana los hogares están integrados por 4.7 personas, en los territorios funcionales 5.5 y en el área rural 5.6.

5. Actividad socioeconómica
5.1 El desempeño económico del país

Guatemala se ha distinguido en América Latina por mantener durante varias décadas una exitosa política macroeconómica. Diversas son las razones que explican tales resultados, entre ellas, el manejo prudente de la política monetaria, fiscal y de endeudamiento. Eso ha posibilitado que la inflación se ubique dentro de los márgenes establecidos por el Banco de Guatemala (Banguat) como meta, con un promedio del 5.5 % anual en las dos últimas décadas; que el déficit fiscal en el mismo período sea del 1.9 % respecto del PIB y que el endeudamiento público se mantenga en aproximadamente un 25 % del PIB, a pesar de que ha crecido en los últimos años (Banguat, 2019-a).

Otro elemento que contribuye a explicar la estabilidad y el crecimiento económico son las remesas, pues se han convertido en una fuente importante de recursos para el país y los hogares. Según el Banco de Guatemala, su importancia ha aumentado de manera sostenida a tal punto que entre el 2014 y el 2018 crecieron un 13.8 % anual. En ese mismo periodo el 37.2 % del ingreso de divisas fue aportado por las remesas, y para el 2018 equivalían el 11.8 % del PIB. (Banguat, 2019-b). El éxito de la política macroeconómica se ve reflejado en un crecimiento anual promedio del 3.5 % en los últimos 20 años.

El sostenido crecimiento tiene al menos dos lecturas. Desde el enfoque de la macroeconomía ortodoxa y desde la visión de los organismos internacionales es satisfactorio, nada despreciable, particularmente al compararlo con los resultados en la región latinoamericana. Al respecto se puede consultar el texto del Banco Mundial (2014) ADN Económico de Guatemala. Capturando el crecimiento o el comunicado del Ministerio de Finanzas, Gobierno de Guatemala (2019) sobre la calificadora Moody´s Investors Service del 2019. Sin embargo, para el enfoque teórico del spill-over es insuficiente pues para que el excedente económico se derrame hacia los pobres se requeriría un crecimiento del 6 %.

5.2 Las disparidades económico-sociales

En cambio, los resultados sociales derivados del crecimiento y la estabilidad macroeconómica son desalentadores, por cuanto han implicado costos sociales altos e insostenibles: una enorme concentración de la riqueza, pérdida de la capacidad de compra de los asalariados, incremento de la pobreza, desnutrición infantil cercana al 50 %, deterioro del medio ambiente, entre otros. Al respecto hay una amplia producción estadística y bibliográfica que documenta la situación social del país, entre otros, las referidas Producto Interno Bruto por el Enfoque del Ingresos que publica anualmente el Banguat; la Encuesta de Condiciones de Vida (Encovi) 2014 y el Censo Nacional XII de Población y VII de Vivienda publicados por el INE; así como los Informes Nacionales de Desarrollo Humano (INDH) publicados por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Para el caso de Guatemala, el crecimiento económico y el desarrollo han ido en sentidos opuestos, lo cual contraviene los planteamientos neoclásicos del incremento general del nivel de vida, así como de la convergencia en el nivel de ingreso y bienestar entre países y, por extensión, la convergencia territorial a lo interno de las naciones.

En efecto, cuando se analiza determinadas regiones como es el caso de los países europeos después de la Segunda Guerra Mundial o, más reciente, el del sudeste asiático, se puede constar una convergencia entre esos países. Lo mismo se puede decir de algunos países que han despuntado hacia un acelerado crecimiento como es el caso de China. El enfoque de la economía neoclásica fundamenta el planteamiento de la convergencia al considerar la existencia del libre mercado que incluye la libre movilidad del capital y el trabajo, adecuada información, comportamiento racional de los productores y consumidores, entre otros.

Desde esta perspectiva teórica es fácil llegar a la conclusión de que los empresarios se van a desplazar hacia donde maximicen sus utilidades. Y pueden citarse ejemplos del traslado de una empresa o industria de un país hacia otro o de un territorio hacia otro, en búsqueda de reducción de costos y maximización de la ganancia. Por otro lado, desde una perspectiva lineal del desarrollo, en la medida que un país, región o territorio avanza en su crecimiento, este tiende a desacelerarse como resultado de los rendimientos decrecientes. Bajo condiciones de libre competencia, una empresa puede desplazarse hacia países menos desarrollados en búsqueda de menores costos de la fuerza de trabajo. Esto beneficiará al país receptor de la inversión extranjera directa que recibirá una inyección de capital, tecnología, prácticas empresariales, etc. Todo ello acelerará su crecimiento económico, con lo cual, en el largo plazo, la brecha del ingreso per cápita entre territorios o países se reducirá. En teoría todo esto es posible, pero la realidad vivida y observada en Guatemala es diferente como se puede ver en el siguiente mapa.

Mapa 7. Cambios en el consumo, la pobreza y la desigualdad


Mapa 7. Recoge dos momentos de bienestar o desarrollo de los municipios respecto al consumo, la pobreza y la desigualdad. El primer momento se obtuvo con la combinación de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos Familiares (Enigfam) 1998-1999 y el X censo de Población del año 1994. El segundo momento con la Encovi 2006 y XI censo de Población del 2002. Los municipios con un incremento de su bienestar o desarrollo son los WWW y los municipios que decrecieron son los LLL. Fuente: Romero, W. y Zapil, S. (2009), p. 38.

La razón de la disparidad territorial –que realmente existe en el ámbito internacional y nacional– junto con la existencia de algunos países que siguen una senda de convergencia plantea algunas interrogantes: ¿qué papel han jugado la historia, las condiciones geográficas, el Estado y las instituciones en los países que se han aproximado entre sí y aquellos que están en condiciones de subdesarrollo?, ¿si un grupo de países o territorios estuvieran en un hipotético punto común de partida, en igualdad de condiciones productivas, dotación de factores, capacidades y formación de la fuerza de trabajo trazarían la misma ruta y nivel de desarrollo? Al respecto, «Romer (1986) se ha preguntado si realmente existe tal tendencia hacia la convergencia, o acaso la convergencia aparente que exhiben las naciones desarrolladas no es más que un mero artefacto estadístico, logrado mediante la selección de ciertos países para el análisis y la omisión de otros» (citado por Covarrubias, 2002).

Con los resultados económicos y sociales señalados, lo que se constata para Guatemala es una divergencia territorial ya que unos territorios se desarrollan más rápidamente que otros y la brecha tiende a ampliarse. La figura 4 presentada en el inciso «2.3 Tipología alternativa a la división rural o urbana» sugiere que, efectivamente, se viene dando un distanciamiento entre el área rural y el área metropolitana. Puede apreciarse como los territorios rural-urbanos se distancian de los rurales y, a su vez, los urbano-rurales tienen una mayor dispersión entre sí y con respecto a los rurales. En el área metropolitana, tres municipios se separan del conjunto de los anteriores, y en el extremo de la brecha económico social se sitúa el municipio de Guatemala.

En el estudio realizado por Romero y Zapil (2009) se analizan los cambios territoriales de la pobreza, la desigualdad y el consumo como una aproximación al desarrollo a nivel municipal. En el mapa 7 en tono amarillo claro se puede observar un conjunto de municipios considerados exitosos en su desarrollo: (7) la zona situada hacia el suroccidente, el departamento de Guatemala y municipios circundantes, así como el área del suroriente. En color café oscuro se identifican los municipios que en el período del análisis retrocedieron en el consumo, aumentaron la pobreza y la desigualdad. Es decir, contrario a la afirmación que el mercado por su propia dinámica genera equidad y bienestar, en Guatemala se observa una polarización territorial.

Atrás de esta divergencia están las condiciones históricas que tienen sus raíces desde la Colonia: el racismo, la concentración de la riqueza y la institucionalidad fundadas en esa época, y que de diversa forma se han refuncionalizado a lo largo del tiempo, constituyen la base sobre la que se erige el modelo o patrón de crecimiento. Una de sus principales manifestaciones es la heterogeneidad de la estructura productiva y de las tasas de crecimiento, que determinan el desarrollo y las desigualdades territoriales. La razón es que no todas las actividades generan el mismo excedente económico por unidad de capital, no emplean la misma cantidad de fuerza de trabajo, ni se distribuyen en la misma proporción en cada municipio y tampoco tienen el mismo grado de interrelación con otros sectores.

En la tabla 6 se clasificó, para el período 2001 y 2018, el crecimiento anual del conjunto de actividades económicas del país en tres niveles: crecimiento dinámico, medio y bajo. La hipótesis es que el tipo de crecimiento y su estructura es uno de los determinantes fundamentales de la desigualdad social y territorial. En otras palabras, estructuras económicas heterogéneas conducen a desigualdades económico-sociales, pero también territoriales.

En efecto al diferenciar las actividades económicas de acuerdo con su velocidad de crecimiento se observa que las actividades financieras, de comunicaciones y de agroexportación tuvieron un crecimiento promedio anual del 7 %, entre 2001 y 2018. De ese grupo han destacado correos y comunicaciones, con un incremento anual de 10.73 % y la intermediación financiera, con 9.74 %.

Al inicio del periodo las ramas más dinámicas tenían un peso del 11.2 % en el conjunto de la economía, para el 2018 ascendieron al 21.4 %. Las actividades cuyo crecimiento fue igual o un punto porcentual por arriba del PIB histórico mantuvieron constante su participación, con aproximadamente una cuarta parte del total de la economía. La proporción en que aumentó el aporte de las actividades dinámicas al PIB es equivalente a la reducción que tuvieron las actividades de bajo crecimiento y, con las naturales excepciones, de baja productividad.

Tabla 6

Estructura y ritmo de crecimiento anual período 2001-2018


Recuadro 2
Actividades económicas según ritmo de crecimiento en el período 2001-2018Ritmo de crecimiento dinámico (4.9 a 10.7 % anual): intermediación financiera y conexos, almacenamiento, comunicaciones, agroexportaciones (banano, frutas, entre otras).Ritmo de crecimiento medio (3.5 a 4.3 % anual): enseñanza, electricidad, agua, administración pública, actividad inmobiliaria, salud, hotelería y restaurantes.Ritmo de crecimiento bajo (-0.24 a 3.3 % anual): agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca; alquiler de vivienda; servicios comunitarios, sociales y personales; comercio al por mayor y menor; industria manufacturera; minas y canteras; hogares privados con servicios doméstico y construcción.Fuente: elaboración propia con datos del Banguat (2019) https://www.banguat.gob.gt/inc/main.asp?id=84369&aud=1&lang=1

En el mapa 6 medios de vida del año 2016 se hace una relación entre las principales actividades económicas y los territorios funcionales. Se puede observar que el área metropolitana (número 31) y los territorios 15 y 16 –que fueron tipificados como urbano-rurales– están ubicados en la zona de medios de vida I, donde predominan las actividades industrial, agroindustrial, comercial y de servicios. Hay que agregar que, en esta zona, particularmente en el área metropolitana se concentra la intermediación financiera, las sedes centrales de las empresas telefónicas y de seguros, que están entre las actividades más dinámicas señaladas en la tabla 6.

La zona de medios de vida F tiene como principales actividades económicas la producción de granos básicos de subsistencia, hortalizas, comercio al por menor, entre otros. Como se anota en el recuadro 2 son parte de las actividades de bajo crecimiento que en parte reflejan la baja productividad. En esta zona se ubican siete territorios funcionales (en el mapa 8, los territorios 5, 6, 10, 11, 12, 13 y 14) que se caracterizan por alta presencia de población indígena y pobreza.

Mapa 8. Guatemala: Medios de vida año 2016


Mapa 8. En el mapa de la letra «A» a letra «M» se observan las 13 regiones de zonas de medios de vida o formas principales en que las personas obtienen sus ingresos o medios de vida. Se puede observar la relación entre los medios de vida y las tres vertientes descritas en el mapa 4. En la leyenda del mapa las siguientes abreviaturas significan: V.m.o = venta de mano de obra, g.b. = granos básicos, FTN = Franja Transversal del Norte, AOcc = altiplano de occidente. Fuente: reelaboración con el mapa de la Agencia de los Estados Unidos de América para el Desarrollo Internacional (Usaid Guatemala), Zonas de medios de vida y sus descripciones, https://www.fews.net/sites/default/files/documents/reports/Guatemala%20Perfiles%20de%20Medios%20de%20Vida%202016%20web.pdf Territorios: con datos del anexo 2 sobre la base del shape de municipios de Instituto Nacional de Estadística (2005). Información Geográfica, Sistema Geoestadístico Nacional [CD-ROM], Guatemala.

En la zona J, hacia el oriente del país, predomina el cultivo de granos básicos de subsistencia, café y fruta. Ahí se localizan cuatro territorios rural-urbanos con algunas características contrastantes: los territorios 17 y 30, con menor pobreza, y los territorios 8 y 18, que son atravesados por el corredor seco, (8) y donde la pobreza es más elevada que en los dos anteriores. Hay predominio de población mestiza-ladina, así como una menor desigualdad.

En el norte del país, las zonas B y C se caracterizan por el cultivo de granos básicos de subsistencia, ganadería y agroindustria. Como parte del departamento del Petén están los territorios 1 y 2 y en el departamento de Izabal se ubica el territorio 4.