Buch lesen: «En búsqueda de un tesoro»

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class="P-rrafo-b-sico ParaOverride-1">Nathaly Molina

En búsqueda de un tesoro

Una guía práctica para recuperar tu

poder personal


Prólogo


Decidí empezar a escribir “La búsqueda del tesoro” después de que se me pidió responder a la pregunta “¿Cuál es tu zona de influencia?” en un curso sobre negocios digitales. Realmente me puse a pensar y me fijé en qué, de alguna u otra manera, las personas, ya sean amigos o conocidos, se me acercaban para hablar y pedirme consejos antes de tomar decisiones personales. Ellos de verdad querían saber qué era lo que yo pensaba que deberían hacer, y realmente amaba que vinieran a hablar conmigo, escucharlos, comprenderlos y ayudarlos como me fuera posible. Para mí eso jamás fue una molestia, más bien podría decir que me encanta (no que tengan problemas, sino que cuenten conmigo y me consideren una “hada madrina” como me dijo una vez mi amiga Emily).

No me considero salvadora ni indispensable para nadie honestamente, pero estoy segura de que si con mi historia y toda la investigación que he hecho a lo largo de mi vida sobre desarrollo personal puedo ayudar a alguien, entonces lo haré.

Desde hace mucho tiempo sabía, en lo profundo de mi corazón, que me apasiona la mente humana, la capacidad que tenemos todos para crecer y evolucionar como personas, como pensamos, a qué se debe nuestra conducta, el porqué de las decisiones que tomamos…me emociono cada vez que aprendo algo nuevo sobre la psicología humana. Hace algún tiempo yo no era la misma que soy hoy, y ni siquiera se me había venido a la cabeza la idea de hacer algo positivo para los demás con toda la información que he ido recolectando.

Pero ahora estoy aquí, a punto de llenar las siguientes páginas con todos mis conocimientos para tener una transformación notable y constante en nuestras vidas, a base en no sólo investigación sino en mayor parte a mi experiencia personal.

En búsqueda de un tesoro

Primera edición: Enero 2021

©De esta edición, Luna Nueva Ediciones. S.L

© Del texto 2020, Nathaly Molina

© Diseño de Portada: Emy Lino

©Diseño de página y maquetación. Gabriel Solórzano

©Corrección y edición: Génessis García

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Luna Nueva Ediciones.

Guayas, Durán MZ G2 SL.13

ISBN: 978-9942-38-832-2

ISBN DIGITAL:979-9942-38-833-9

1

El pasado

Hace algunos años, a una escuela pública ubicada en una pequeña ciudad de Ecuador, asistía una niña en particular, una niña que siempre caminaba cabizbaja con la espalda jorobada, que tenía ojos tristes, y que a pesar de que estaba rodeada de muchas personas que la amaban, se sentía completamente sola. Ella no se sentía parte de ningún lado, de ningún grupo, pensaba que nadie la quería en realidad, que nadie podía quererla.

Esa niña se sentía fea, tonta, incapaz e inútil. Había crecido con esa percepción de sí misma. Era extremadamente tímida, le costaba mucho hacer amigos, así que a veces pasaba el tiempo con el grupo de su hermana menor en los recreos. Ella creía que sus padres tampoco la querían tanto y que preferían a sus hermanas.

Se sentía rechazada por todo el mundo, especialmente por sus compañeros de clase. Como nunca iba a casa de sus compañeros como otros niños que se reunían entre amigos, esa niña pasaba mucho tiempo en casa viendo televisión, haciendo tarea y sobretodo jugando e imaginando. Le gustaba mucho escribir y soñar, soñar con su mundo ideal, pues no le gustaba su realidad. Era el tipo de niña a quien no solían elegir para hacer trabajos en grupo ni para hacer equipo en educación física, a quien solían llamar la atención por distraída en clases y en casa también, a quien generalmente no invitaban a fiestas, y cuando lo hacían no iba porque la verdad no se sentía bienvenida y pensaba que lo hacían por compromiso. Además su timidez le impedía ir a lugares con muchas personas. Era tan extremo el caso, que cuando iba a un restaurante con su familia, le pedía a su mamá que le dijera lo que quería al mesero, y no se quejaba si le daban algo que no había pedido.

Pasaron los años y su vida siguió de la misma manera, incluso cuando llegó al colegio. Aunque había comenzado a hacer amigos y le iba mejor en las clases, se seguía sintiendo sola, se seguía sintiendo fea, ni lo suficientemente inteligente ni capaz de hacer lo que quería. Hubo un año en el que sufrió bullying por dos compañeras, no se supo defender ni poner límites. Nunca tuvo suerte con los muchachos, ni tuvo enamorado, ni dio su primer beso incluso después de haber salido el colegio.

Y aunque su familia siempre estuvo, aunque notaba que había más gente que la apreciaba, aun así, no era feliz: ¿por qué? Se preguntaba.

Se graduó y se mudó a la ciudad para ir a la universidad. Se operó la nariz que jamás le gustó pensando que así se sentiría más guapa, y en realidad así fue, pero por un corto tiempo, luego se empezó a buscar otros defectos. El mal hábito de compararse con otras chicas y achicarse ante ellas continuó hasta años más tarde.

En su primer año en la ciudad, viviendo lejos de su familia, entró a un curso de actuación y conoció a un grupo de amigos increíble. Era la primera vez que verdaderamente se sentía parte de un grupo de amigos, la primera vez que sentía que tenía talento para algo -actuar-, y también la primera vez que creyó haberse enamorado de alguien. Claro que esa es una historia que dejaré para otro capítulo.

Sin embargo, aquella niña que se había convertido ya en una joven universitaria, seguía sintiéndose insatisfecha, sólo que esta vez acompañada. Empezó a estudiar una carrera que le llamó mucho la atención, gracias a una persona que admira, conoció gente nueva y maravillosa, se enamoró de nuevo, y aprendió muchas cosas en el camino. Una de esas cosas, de las que ahora está muy segura, fue que podía huir todo lo que quisiera, pero si ella no cambiaba, nada iba a cambiar para ella.

Quizá te hayas percatado de que todo este tiempo estuve hablando de mí. Esa niña que se sentía fea, incapaz, inútil y tonta…ahora está escribiendo su propio libro con la finalidad de ayudar a otras personas a superarse como ella misma lo ha sabido hacer hasta el día de hoy.

Mi vida cambió desde el momento en que dejé de mirar hacia el exterior para ser feliz, y empecé a mirar hacia dentro. Cuando dejé de verme como víctima. Desde que descubrí que sólo yo tenía el poder de cambiar mi vida, y por supuesto, desde que me decidí a hacerlo.

El pasado es como esa mochila demasiado grande que cargas en tu espalda al emprender un viaje. Aunque esté muy pesada, según tú llevas “lo necesario” y no quieres soltar nada “por si acaso”. Ese por si acaso es una excusa para seguir con lo mismo de siempre, mantenerte en tu zona de confort, mantenerte “segura/o”…porque por supuesto que a TODOS lo nuevo nos da miedo, ya que no sabemos lo que puede pasar, nos mata la incertidumbre; por ende preferimos lo conocido, porque aunque nos mantenga en una vida mediocre e insatisfactoria, no hay nada que temer…nada a que enfrentarse.

Poco a poco, mediante lo que te iré enseñando en este libro, podrás reconocer lo que cargas en esa mochila e ir soltando lo que ya no necesitas.

Yo ya no me siento identificada con esa niña que solía ser, ahora me siento como una persona totalmente nueva. Mi pasado no me define, ya lo solté. Fui sacando cosas de la mochila, y el viaje se fue haciendo más y más liviano. Si yo pude hacerlo, es seguro que tú también puedes. Te voy a decir desde este momento que no es necesario que pases por todo lo que yo pasé, ni que inviertas tantos años para poder cambiar, el propósito de este libro es que transformes ya mismo tu presente al que realmente deseas tener. Entonces, ¿estás lista/o para crear la vida de tus sueños?


«El pasado es historia, el futuro es un misterio,

el hoy es un regalo, por eso se llama presente»

Eleanor Roosevelt

2

El poder del

autoconocimiento

Recuerdo que cuando era adolescente y buscaba información sobre cómo ser más sociable y hacer amigos, repetían muy a menudo la frase: Sé tú mismo. ¡Dios mío, que harta estaba de oír siempre lo mismo! Sentía que realmente no me entendían, dejar de ser tan tímida e insegura no se solucionaba con que me dijeran “sólo sé tú misma”. Como si fuera tan fácil ¿no?

Creo que lo que más me enojaba era que yo pensaba lo peor de mí misma, y me estaban pidiendo que sea yo misma ¿o sea cómo? ¿Para qué los demás me juzguen y se burlen de mí? No, gracias. Ya era suficiente con ser mi propia jueza.

Sin embargo, cuando aprendí a conocerme a mí misma, a la verdadera yo, todo empezó a cambiar. Primero que nada entendí quién NO soy yo:

Yo no soy lo que los demás dicen que soy, ni lo malo ni lo bueno. No soy la imagen idealizada que tal vez algún ser querido pueda tener de mí. No soy un estorbo o un error como quizá me haya dicho alguna persona enojada con la vida. No soy los defectos ni los fallos que muchas veces veo en mí misma.

La verdad es que nosotros somos la proyección de los demás, y ellos son la proyección de nosotros mismos. Cada individuo tiene su propia percepción de las cosas y de las personas. Dos personas distintas pueden mirarte a ti de distintas maneras, una de ellas puede tener una buena opinión de ti, mientras a la otra persona le puedes caer mal, así de sencillo.

Ahora, te podría decir que escuches sólo a quién tiene una buena opinión de ti, pero si haces eso estarías cayendo en una trampa del ego. Aunque sea algo positivo lo que te están diciendo, estarías dependiendo de lo que piense la otra persona para crearte una imagen de ti mismo. Y eso no es nada cool. Además, te estaría enseñando a ignorar las críticas de otros sólo porque no son tan bonitas como los cumplidos, y esas críticas podrían serte de utilidad algún día, ¿quién sabe? El caso es que lo que el otro ve en ti no necesariamente es cierto, es más probable que esté en esa persona que lo ve que en ti mismo. Sin embargo, si te molesta lo que el otro piense de ti, si te hace ruido…quizá es momento de hacer introspección.

Tal vez te haya sucedido que cuando te dicen un cumplido no lo aceptas porque no te lo crees, puede que pienses que el otro sólo es amable. Pero si la otra persona lo puede ver en realidad, tiene que ver mucho con el tipo de persona que es, y puede que tú sí tengas esa buena cualidad o atributo en tu interior, pero si no te lo crees tú, nadie te va a convencer de ello. Y también pasa que nos dicen una crítica cruel, no necesariamente verdadera, y nos la creemos enseguida. Esa persona nos está proyectando algo que vemos y nos decimos a nosotros mismos, al mismo tiempo que le proyectamos eso que nos dice. Así es como funciona la ley del espejo.

Por eso es tan importante y necesario hacer un trabajo de autoconocimiento, para que aprendamos a discernir que comentarios tomarnos como reales y cuáles no. Para que dejemos de ser marionetas que se dejan llevar por opiniones externas, para que dejemos de actuar como creemos que los demás quieren que actuemos y empecemos a ser nosotros mismos.

«Nadie tiene el poder de hacerte sentir inferior sin tu

consentimiento»

Eleanor Roosevelt

¿Irónico no? Me empecé quejando de la frasecita esa, y ahora forma parte de mi manera de ver la vida, y te estoy aconsejando a que también forme parte de la tuya.

Y es que la única manera de ser uno mismo, es conocerse de verdad a uno mismo.

¡Genial! Y ahora ¿qué hacemos para conocernos a nosotros mismos? Pues es un proceso largo…dura toda la vida. Pero eso es lo maravilloso de un viaje de autodescubrimiento, que siempre estamos aprendiendo cosas nuevas de nosotros mismos. Es como cuando conoces a alguien nuevo, pasas más tiempo con esa persona, con el pasar de los días reconoces sus virtudes, sus defectos, fortalezas y debilidades, manías, gustos, formas de ver la vida…y simplemente tú empiezas a admirar a esa persona, y luego, la comienzas a amar incondicionalmente. Entonces, ya cuando amas a esa persona y piensas que la conoces completamente, ¡boom! te sorprende con cosas que aún no sabías sobre ella, con una habilidad o una fortaleza escondida, y cada día la amas más. Pues el mismo proceso…pero contigo mismo.

Y lo mejor de esta experiencia es que mientras más te conoces, más te aceptas a ti mismo…y ya nadie tiene el poder de dañarte. Recuerda que eres un ser humano más valioso de lo que imaginas.

«El amor verdadero es la experiencia de ser tú mismo»

Lise Bourbeau

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