Buch lesen: «El ocaso del antiguo régimen en los imperios ibéricos»
Scarlett O’Phelan Godoy es licenciada en Historia por la PUCP y doctora por la Universidad de Londres, con estancias de posdoctorado en la Universidad de Colonia y en la Escuela de Estudios Hispanoamericanos de Sevilla. Es profesora principal de la PUCP, Miembro de Número de la Academia Nacional de la Historia del Perú y correspondiente de las de España, Bolivia y Chile. Ha sido distinguida con las becas Alexander von Humboldt y Guggenheim, y ha sido Simon Bolivar Chair de la Universidad de Cambridge. En 2014 recibió el Premio de Historia de la Fundación Bustamante de la Fuente y en 2015 el Premio Georg Forster a la investigación. Entre sus libros destacan Un siglo de rebeliones anticoloniales. Perú y Bolivia 1700-1783 (1988), La gran rebelión de los Andes. De Túpac Amaru a Túpac Catari (1995), Kurakas sin sucesiones. Del cacique al alcalde de indios (1997), Mestizos reales en el virreinato del Perú (2013) y La Independencia en los Andes. Una historia conectada (2015).
Margarita Eva Rodríguez García es doctora en Historia Moderna. Ha sido investigadora y profesora del Departamento de Historia Moderna de la Universidad Autónoma de Madrid, y se ha dedicado al estudio del imperio español, con especial énfasis en la historia política y cultural del Perú del siglo XVIII. Ha realizado estancias posdoctorales en el Centro Científico e Cultural de Macau en Lisboa, ampliando sus intereses de investigación a ambos imperios ibéricos. Es investigadora del CHAM - Centro de Humanidades (NOVA FCSH - UAc) y sus investigaciones se centran en la importancia de la ciencia, y en particular de la botánica, para comprender el desarrollo de los imperios ibéricos en la centuria ilustrada. Ha publicado Criollismo y patria en la lima ilustrada (1732-1795) (2006).
Scarlett O’Phelan Godoy
Margarita Eva Rodríguez García
Coordinadoras
El ocaso del antiguo régimen en los imperios ibéricos
��Esta publicación es resultado del proyecto de investigación y desarrollo «El final del Antiguo Régimen en los Imperios Ibéricos. Perspectivas comparadas y conectadas» (2013-2015), en el que participaron la Pontificia Universidad Católica del Peru, el CHAM – Centro de Humanidades de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidade Nova de Lisboa y de la Universidade dos Açores (Portugal) y la Universidad Pablo de Olavide (España).
El ocaso del antiguo régimen en los imperios ibéricos
Scarlett O’Phelan Godoy y Margarita Eva Rodríguez García (coordinadoras)
De esta edición:
© Pontificia Universidad Católica del Perú, Fondo Editorial, 2017
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Diseño, diagramación, corrección de estilo y cuidado de la edición: Fondo Editorial PUCP
Imagen de portada: Las cuatro partes del mundo, de Juan Correa Sotomayor (Ciudad de México, hacia 1646-1716). Colección Museo Soumaya. Fundación Carlos Slim, Ciudad de México.
Primera edición digital: noviembre de 2017
Prohibida la reproducción de este libro por cualquier medio, total o parcialmente, sin permiso expreso de los editores.
ISBN (Perú): 978-612-317-313-5
ISBN (Portugal): 978-989-8492-54-8
A la memoria de Jeffrey Klaiber, S.J. quien desde un inicio se interesó por el proyecto, brindándole todo su apoyo.
Introducción
El ocaso del antiguo régimen en los imperios ibéricos
Scarlett O’Phelan Godoy y Margarita Eva Rodríguez García
Los ensayos aquí reunidos son el resultado de un proyecto de investigación que se inició en marzo de 2010, luego de la conferencia sobre las élites y la Independencia del Perú que hizo Scarlett O’Phelan Godoy en el CHAM - Centro de Humanidades, de la Faculdade de Ciências Sociais e Humanas, de la Universidade Nova de Lisboa y de la Universidade dos Açores. Su visita reunió a historiadores portugueses, españoles y brasileños y permitió que pudiéramos reflexionar sobre el escaso diálogo que aún existe entre los historiadores dedicados al estudio de la América hispana y los investigadores del pasado colonial del Brasil. Más tarde, con el apoyo institucional de la Pontificia Universidad Católica del Perú a través de Jeffrey Klaiber, Claudia Rosas y Ciro Alegría —decano de la Escuela de Posgrado—, y el del CHAM, que puso también su empeño constante en que este diálogo trasatlántico pudiera llevarse a cabo, pudimos concretar un proyecto de investigación, al que se unieron el área de Historia de América de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, dirigida por Juan Marchena; investigadores de la Universidade de Lisboa; del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España; la Universidad de São Paulo, la Universidad Federal de Minas Gerais y la Universidad Federal de Goiás, en el Brasil.
La definición de los objetivos del proyecto estuvo determinada por algunas reflexiones generales sobre la historia del mundo ibérico e iberoamericano y la oportunidad que nos brindaban los aniversarios de las independencias para acercarnos a ese período de la historia de América Latina desde una perspectiva novedosa. Antes de presentar los textos que componen este volumen, es oportuno compartir con los lectores algunas de estas reflexiones:
1. Durante los últimos años hemos asistido a una mayor integración entre las experiencias ibéricas y las historias generales sobre la colonia y las independencias de América Latina. El esfuerzo ha implicado pensar en semejanzas y diferencias entre estos espacios ultramarinos, pero también en conexiones que deben tomarse en cuenta a la hora de explicar determinados procesos. Podemos considerar las similitudes entre ambas experiencias imperiales en América, atendiendo a la existencia de importantes puntos en común entre las sociedades europeas que allí se trasladaron, la cultura política de la que provenían o las coronas que patrocinaron las empresas de conquista y colonización; o, por el contrario, podemos cuestionarnos si el tipo de poblaciones y formaciones políticas que los colonizadores europeos encontraron en América condicionó en mayor medida las características de las sociedades que emergerían a partir del siglo XVI y se desarrollarían hasta el final del período colonial.
Naturalmente, era imposible dar respuesta a todos esas interrogantes, y mucho menos en un libro, pero sí se podía poner sobre la mesa algunos tópicos que nos ayudaran a pensar de manera conjunta sobre las Américas ibéricas. Por otra parte, los trabajos realizados por la historiografía en las últimas décadas en torno al reformismo en América durante el siglo XVIII y las independencias, venían insistiendo en algunos de los aspectos que vincularon a estos territorios en las décadas anteriores y durante el período de la ruptura con Portugal y España.
Especialmente durante la segunda mitad del siglo XVIII, todos ellos —al igual que otros imperios atlánticos— experimentaron el impacto de las reformas metropolitanas, destinadas en gran medida a extraer mayores recursos de los territorios ultramarinos para financiar las guerras entre los diferentes poderes europeos o rentabilizar el comercio. Ello supuso transformaciones importantes en la relación que mantenían estos dominios extraeuropeos con las metrópolis ibéricas. La centuria introdujo en América Latina novedades y alteraciones sustanciales, entre las más evidentes de las cuales se encontraban las transformaciones en las relaciones comerciales a nivel internacional, el estallido de revueltas y levantamientos —que en ocasiones llegaron a cuestionar las bases del dominio colonial— y el impacto de la Ilustración sobre el pensamiento, la ciencia o la política. Este movimiento intelectual y cultural será adaptado y reformulado en su recorrido por las Américas.
Las independencias estuvieron precedidas, tanto en la América española como en el Brasil, por la crisis provocada por las guerras europeas napoleónicas y la invasión de la Península Ibérica a partir de 1807. Y la ruptura estuvo también marcada en todos estos territorios por debates filosóficos que en buena parte provenían de ese ideario ilustrado, adaptado a las circunstancias locales. No sin conflicto —en la medida en que se trataba de sociedades en las que existía la esclavitud, grandes poblaciones indígenas y un origen que se remontaba a la conquista, como bien ha subrayado la historiografía—1, a lo largo de toda América Latina se debatió la igualdad legal de los ciudadanos, el tipo de representación que debían tener y la identidad común.
Con todas estas cuestiones presentes, el grupo de historiadores provenientes de las citadas universidades decidió agrupar sus trabajos para reflexionar, junto a otros colegas, y analizar cuestiones similares en ambas Américas —conectadas o parte de un mismo debate historiográfico— con un objetivo común: ofrecer un relato novedoso del ocaso del antiguo régimen en los imperios ibéricos, menos condicionado por las fronteras nacionales.
En 2013 realizamos un encuentro en Lisboa, en el CHAM, que reunió a la mayor parte de los investigadores que participan en el proyecto, permitió presentar algunos resultados y, sobre todo, establecer un diálogo entre todos. Contamos entonces con el apoyo de Pilar Pérez Cantó, quien amablemente aceptó comentar las diferentes comunicaciones, poniendo sobre la mesa varias cuestiones relevantes. A partir de ello se fue incorporando el resto de los historiadores que participan en este volumen, cuyos aportes y líneas de investigación nos parecían de gran significación para los objetivos del proyecto.
Encabezan el volumen dos artículos dedicados al proyecto misional de los jesuitas en ambas Américas y a su desaparición tras la expulsión de los miembros de la Compañía en 1759 y 1767.
El primero de ellos —a cuyo autor, el desaparecido padre Jeffrey Klaiber, rendimos homenaje en este volumen— establece comparaciones entre las misiones jesuitas de Nueva España, Maynas, en el Perú, y el Paraguay, situando en el centro de la escena a las poblaciones indígenas. Al hacerlo, ilumina la forma en que proyectos evangelizadores muy parecidos —conducidos por religiosos que habían recibido una formación similar— se vieron condicionados, no tanto porque se desarrollaran en territorios bajo la soberanía de una u otra corona ibérica, como por el tipo de poblaciones indígenas que los habitaban y la presión que pudieran ejercer otros grupos europeos para acceder a esas mismas poblaciones y emplearlas como mano de obra. Las ventajas que la misión podía representar o no para las poblaciones nativas, frente a los colonizadores europeos, son algunos de los aspectos contemplados en este artículo que dedica, en su parte final, una mayor atención al caso de las misiones paraguayas y al período de las expulsiones.
El segundo de los artículos, autoría de María del Mar García Arenas, tras describir algunas de las características de las misiones portuguesas y completar así el cuadro trazado por el padre Klaiber, ofrece un relato comparado, pero también conectado, del período de la expulsión de los jesuitas de los territorios americanos, analizando la circulación de ideas entre ambos imperios en los años inmediatamente anteriores.
Mientras algunos de los escritos incendiarios del antijesuitismo pombalino se traducían casi al mismo tiempo en que eran publicados en Lisboa, desempeñaron también un papel determinante en esa circulación de ideas los particulares que, por diferentes motivos, transitaban entre ambos dominios americanos, al igual que los círculos diplomáticos a los que la autora, especialista en este campo, dedica una mayor atención. El artículo establece también algunas comparaciones entre los procesos de expulsión en ambos espacios ibéricos, así como entre las políticas que, en relación a los jesuitas, adoptaron posteriormente los primeros gobiernos liberales en la Península.
Los trabajos de Scarlett O’Phelan Godoy y João Paulo Pimenta suponen un ejercicio de historia conectada entre el Perú y el Brasil en el período que rodeó las independencias de ambos territorios. João Paulo Pimenta, que en trabajos anteriores ya exploró las conexiones entre las dos Américas, nos advierte sobre la necesidad de integrar en los relatos en la zona del Río de la Plata a las llamadas revoluciones atlánticas, como se ha venido haciendo en los últimos tiempos, a la vez de atender a «experiencias específicas» en las que unos espacios se aproximaron más a otros, en momentos puntuales y por diferentes medios. Ambos trabajos nos ofrecen una serie de ejemplos de estas historias conectadas que, por algún tiempo, vincularon algunas partes de los territorios de Perú y de Brasil.
El artículo de Pimenta incide en el papel desempeñado por la prensa y otros impresos que se iban publicando en el Perú y en el Brasil, en la creación de opinión pública sobre los acontecimientos que se desarrollaban en ambos imperios. Su análisis revela como, en un momento de gran indefinición política, lo que sucedía al otro lado de la frontera era conocido también por los testimonios de quienes circulaban a través de ella, ofreciendo la oportunidad de reflexionar sobre las lecciones del pasado reciente y el mejor camino a tomar en el futuro. Si las invasiones napoleónicas generaron una primera corriente de solidaridad en defensa de la monarquía amenazada, el estatuto de las ex colonias, las nuevas instancias representativas o el tipo de gobierno que debía instaurarse se discutían al hilo de acontecimientos como la elevación en 1815 del Brasil a reino unido a los de Portugal y el Algarbe, o la independencia del Perú en 1821. Todos estos debates eran seguidos en ambos territorios con mucho interés.
La circulación de personas a través de la frontera ocupa el centro del análisis de Scarlett O’Phelan Godoy. Esta especialista en el período de las reformas y la Independencia, analiza aquí el contexto en el que se produjo la salida forzada de los realistas del Perú, a partir de 1821, y las implicaciones políticas de su paso por Río de Janeiro.
Tras definir el perfil de los peninsulares que tuvieron que abandonar el Perú, al desatarse en 1821 la campaña antipeninsular encabezada por Bernardo de Monteagudo, ministro de San Martín, la autora estudia al grupo que, entre aquellos, hizo escala en Río de Janeiro, un exilio bastante menos conocido que el de quienes pasaron por Guayaquil rumbo a Panamá.
En sintonía con el artículo de João Paulo Pimenta, la autora destaca la importancia del contexto político que atravesaba el territorio vecino, el de la monarquía constitucional de D. Pedro I, para entender la opción tomada por este grupo. O’Phelan nos recuerda que el régimen monárquico había sido también una de las posibilidades que se contemplaron para el Perú durante el protectorado de San Martín, desechada después ante el ambiente hostil generado frente a España y los españoles, muchos de ellos emparentados con familias criollas, sin olvidar, por otro lado, que en ese momento estaba en vigencia en España el Trienio Liberal, con cuya política los emigrados españoles no estaban necesariamente en total acuerdo. Finalmente el artículo se interroga sobre el impacto que pudo tener sobre el imaginario de los habitantes de Río de Janeiro el paso de los realistas por el Brasil, y nos brinda algunas pistas a través del análisis del informe que José María Ruybal realizó a su paso por la capital fluminense, ofreciendo uno de los relatos más detallados sobre los acontecimientos políticos que tuvieron lugar en el Perú luego de la declaración de la independencia, en el cual destaca una posición crítica hacia las gestiones de San Martín.
El siguiente grupo de trabajos, elaborados por José Damião Rodrigues, Juan Marchena, Nayibe Gutiérrez, Justo Cuño y José Luis Belmonte, se propone en conjunto particularizar el alcance de las reformas impulsadas por las coronas ibéricas y el pensamiento ilustrado —dos cosas que en muchas ocasiones fueron diferentes— aplicados al mundo colonial americano. Para ello los autores consideran, en diferentes espacios, la resistencia de los grupos locales, las características geográficas de cada territorio y las características de quienes los habitaban.
La aplicación de las reformas de corte ilustrado en América es abordada en el artículo conjunto de Juan Marchena y Nayibe Gutiérrez en relación a la América española, y en el ensayo de José Damião Rodrigues en lo tocante a la América portuguesa. Ambos trabajos se interrogan sobre el significado del concepto de «reformismo ilustrado», considerando su alcance real y su impacto sobre las sociedades coloniales.
El artículo de Marchena y Gutiérrez analiza la actuación de los militares que, a partir de 1776, momento en que se desata la guerra contra el Portugal americano, permanecieron en América para aplicar un programa de reformas: el proyecto conocido como reformismo borbónico, que en opinión de estos autores estuvo constituido fundamentalmente por un paquete de medidas fiscales encaminadas a recapitalizar la arruinada hacienda española. En estas reformas destaca la esmerada preparación científica de los oficiales salidos de las renovadas academias peninsulares, que protagonizaron el proceso de militarización de la administración americana en las décadas finales del siglo XVIII y hasta el momento de las independencias, y el trabajo pone en cuestión la aplicación de los principios ilustrados en los que se habían formado los militares en el ámbito americano. Los autores analizan la actuación de estos oficiales tras las sublevaciones que agitaron el mundo andino en este período y la distancia que separó dichos principios de sus prácticas políticas. Al enfrentarse a indígenas y criollos, la fuerza fue el único medio que encontraron para imponer la razón, la ciencia, la ilustración y el progreso sobre pueblos y naciones que consideraron anclados en lo antiguo, lo barroco, lo venal y, en definitiva, en la barbarie.
El artículo de José Damião Rodrigues se inicia con una reflexión sobre la tradicional asociación entre pombalismo e Ilustración —que el autor cuestiona—, para destacar la importancia del reinado de Doña María I, ciertas continuidades en la política de la monarquía portuguesa y, a finales de siglo, la actuación de su ministro, D. Rodrigo de Sousa Coutinho, en el desarrollo de un programa de reformas que tenía entre sus principales objetivos el conocimiento y explotación de los recursos naturales del Brasil y la mejora de su agricultura.
Tras describir las diferentes instituciones científicas que fueron creadas para alcanzar esos objetivos, el autor se interroga sobre las posibilidades reales de aplicación de dicho programa. Dos son los aspectos considerados: la falta de una esfera de opinión pública por la que pudieran circular los libros, folletos e impresos que difundían las novedades o trataban de divulgar en el Brasil las nuevas técnicas de cultivo y, por otra parte, la amplitud y complejidad del territorio de la América portuguesa. A este aspecto dedica las últimas páginas para preguntarse, a partir del caso de las capitanías amazónicas, cuáles eran las posibilidades de éxito de la pléyade de ilustrados enviados a transformar el territorio americano, considerando los horizontes políticos y de imperio que tenían sus poblaciones, el tipo de relación que mantenían con la monarquía o el éxito que habían alcanzado las diferentes tentativas de agrupar a los pobladores indígenas en nuevas aldeas.
El artículo de Justo Cuño retoma una discusión clásica, pero no agotada, y defiende una vez más el impacto que tuvo la política practicada por la corona de apartar a muchos criollos de cargos relevantes y la importancia de los enfrentamientos entre este grupo y los peninsulares para entender el curso de los acontecimientos a partir de 1808.
Sin embargo, a partir del caso de Cartagena de Indias, Cuño nos alerta también sobre la complejidad del cuadro político que antecedió a las independencias. Ni las políticas del reformismo eran tan poderosas ni los grupos locales permanecieron en una posición pasiva frente a ellas. Su artículo demuestra cómo, a través de la vinculación familiar y el establecimiento de redes clientelares, criollos y peninsulares de Cartagena de Indias establecieron una alianza que les permitió turnarse en los principales cargos del Consulado y el Cabildo, lo que fue entendido por la élite de Santa Fe como una suerte de poder autónomo, incluso frente al poder colonial. No obstante, la fragilidad de estos vínculos se haría evidente a partir de 1808, cuando las élites criollas ocuparon todo el poder local, desatándose después una pugna entre españoles americanos de las distintas provincias por alcanzar la preeminencia dentro de la construcción del nuevo estado nación.
Por último, el artículo de José Luis Belmonte analiza el contexto que rodeó el Discurso sobre modificación y límites de la esclavitud, elaborado en 1795 por el regente de la Audiencia de Santo Domingo, D. José Antonio de Urízar, en un ambiente marcado por la proclamación de los decretos jacobinos de abolición de la esclavitud de 1794 y las discusiones europeas sobre la trata. Antes de emprender este análisis, Belmonte sitúa el discurso de Urízar al final de una serie de tentativas —que tuvieron lugar a partir de la década de 1760— por reformar y generalizar las leyes que regulaban la esclavitud en la América española. A partir de aquel momento, la corona española se propuso hacer viable el desarrollo de modelos de plantación en áreas marginales del Imperio, ahora puntas de lanza del reformismo americano.
El trabajo de Belmonte, además de recordarnos que una parte sustancial del reformismo borbónico estuvo relacionado con el sistema esclavista, analiza una vez más las dificultades que encontró la tentativa de la Corona de uniformizar la legislación sobre los esclavos y terminar con la casuística que rodeaba su funcionamiento en los diferentes espacios de la América española, frente a las élites locales. En la segunda parte de este trabajo se analizan las diferencias que separan esos intentos disímiles de regular el funcionamiento de la esclavitud del proyecto de Urízar, concebido en 1795, ya no tanto para establecer un marco favorable para el desarrollo del esclavismo, sino para adaptar la institución a los nuevos tiempos, en mitad del marasmo revolucionario.
La aplicación de las reformas es también el objeto de análisis de los trabajos de Roberta Stumpf y Gabriel Ramón, considerando en este caso su impacto sobre los cargos intermedios y menores de los cabildos y câmaras de las Américas ibéricas, bastante menos estudiados por la historiografía a pesar de que muchas de sus actuaciones incidían de forma determinante sobre la vida social y económica de las ciudades coloniales.
La primera parte del artículo de Roberta Stumpf se dedica a la descripción del contexto específico en el que se desarrollaron las câmaras de la capitanía de Minas Gerais, focalizando su atención en los cargos superiores de estas instituciones locales. Entre las varias características particulares de Minas destaca la inexistencia de un número significativo de familias tradicionales que monopolizaban y patrimonializaban los cargos municipales.
Retomando trabajos anteriores, la autora nos recuerda que este rasgo peculiar no impidió que, durante la segunda mitad del siglo XVIII y ante los intentos de la corona de minar la autonomía de los concejos de Minas Gerais y presionar fiscalmente a sus élites, las câmaras supieron expresar de manera cada vez más clara su oposición a la política metropolitana para la región, lo que en parte ayuda a explicar la emergencia de identidades alternativas a la identidad portuguesa, en un contexto que culminará con la inconfidência de 1789.
Considerando estos precedentes, en la segunda parte del artículo Roberta Stumpf se pregunta cuál fue el impacto político de la venta de los cargos intermedios de las câmaras, como los de escribanos, desatada al final del período joanino y acentuada en el período pombalino. A partir del caso de la câmara de Vila Rica, la autora concluye que en la medida en que quienes ocupaban estos niveles del gobierno urbano raramente alcanzaban los cargos superiores, esta venta no retiró protagonismo a las élites locales ni limitó su capacidad negociadora, cuestionándose así una vez más el efecto centralizador de las reformas, defendido por alguna historiografía.
El artículo de Gabriel Ramón desciende un poco más en las jerarquías de los gobiernos urbanos, para interrogarse sobre el impacto de las reformas borbónicas sobre los cargos relacionados con la gestión del abastecimiento de agua en Lima. A lo largo del siglo XVIII se llevaron a cabo varias reformas con el objetivo de mejorar las condiciones de salubridad de las ciudades coloniales y sus espacios públicos, pero también de homogenizarlas mediante la aplicación de nuevos sistemas de organización, recogidos en los reglamentos de policía o la creación de edificios que aglutinaban funciones antes dispersas, como el caso de los cementerios.
El sistema de abastecimiento de agua, compuesto por múltiples elementos repartidos por el tejido urbano que reflejaban las relaciones jerárquicas entre los diferentes grupos, no escapó a este espíritu reformista. En este proceso, las autoridades directamente relacionadas con la gestión del agua vieron modificados sus ámbitos de jurisdicción, especialmente los cargos superiores como el de juez de aguas. Sin embargo, los niveles inferiores de esta jerarquía, aparentemente menos importantes, pero estrechamente relacionados con el conocimiento real de la ciudad y de los diferentes puntos de distribución del agua, se vieron mucho menos afectados. El autor, a partir del plano topográfico de 1787, creado para obtener un conocimiento actualizado del tejido urbano y de las personas que se beneficiaban con conexiones hidráulicas, demuestra el poder real de esas autoridades subalternas que conocían esos entramados, como los fontaneros e incluso los esclavos que los ayudaban en sus tareas.
De esta forma, su artículo y el de Roberta Stumpf, llegando a conclusiones diferentes, incorporan los cargos menores e intermedios de la administración urbana —mucho menos visibles— a las discusiones sobre las transformaciones de las sociedades coloniales, en el período del reformismo borbónico.
El siguiente conjunto de artículos reúne dos trabajos que abordan el comportamiento cotidiano de las élites urbanas iberoamericanas en el período final del dominio colonial, a través del análisis del ámbito doméstico privado.
El primero de ellos, de Alberto Baena Zapatero, se ocupa de la vida material de los grupos de poder en Lima, Lisboa y México, tal y como la reflejan los inventarios post-mortem de las élites de las tres ciudades. Varios son los objetivos que persigue su trabajo: establecer algunas de las características que definieron el comportamiento de estos grupos en su vida cotidiana; considerar en que forma sus propiedades materiales reflejaron el contexto político, económico y social de los territorios en que vivían; y, finalmente, analizar la relación entre las piezas recogidas en los inventarios y las rutas comerciales de las que participaba cada uno de los territorios, un análisis que este autor venía realizando en torno a los biombos desde hace años. De esta forma, su trabajo contribuye también a las discusiones que la historiografía dedica a los procesos de mundialización en curso durante la Edad Moderna, a partir del enfoque de la vida material.
Si las pertenencias materiales en el espacio doméstico reflejaron las novedades propias del ambiente cultural del siglo XVIII o la incorporación de un gusto cada vez más globalizado como consecuencia de los cambios que se iban sucediendo en el comercio internacional, el trabajo de Baena Zapatero ofrece también varias evidencias de que los valores sociales de sus propietarios se vieron alterados en mucha menor medida, revelándose más similitudes que diferencias entre las élites de las tres ciudades.
El artículo de Irma Barriga complementa el trabajo y enfoque del anterior, centrando su atención en un espacio muy concreto: el de los oratorios de la élite limeña. La autora se interroga por la forma en que, cuando el período colonial llegaba a su fin, los cambios en el mundo de la política, de la cultura o de las ideas tuvieron un reflejo sobre la religiosidad privada. Interesada por la relación entre regalismo y ámbito privado, concluye que estos oratorios representaron para las élites una cuota de poder en el ámbito de lo espiritual. La presencia, teóricamente obligatoria, de los dueños en las celebraciones eucarísticas reforzaba simbólicamente el absolutismo imperante, a través del ejercicio de un poder paternalista, del varón sobre la mujer y de los señores sobre los criados y dependientes. El oratorio permitía al mismo tiempo un mayor y más efectivo control y sujeción de los subordinados, a través de devociones a advocaciones religiosas que podían representar los valores de la sumisión y la obediencia, pero también los de la suavidad y la amabilidad en el ejercicio del poder. En definitiva, la autora se interroga sobre la distancia que poco a poco iban tomando las élites frente al mundo barroco y su exaltación del sufrimiento, con la incorporación paulatina de una piedad ilustrada.