Milo y sus Amantes

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Milo y sus Amantes
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Juas

Mundo de mitologías : Milo y sus amantes / Juas. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2020.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: online

ISBN 978-987-87-0961-1

1. Novelas. 2. Narrativa Argentina. I. Título.

CDD A863

Editorial Autores de Argentina

www.autoresdeargentina.com

Mail: info@autoresdeargentina.com

Prólogo

El mundo de Terra transcurre dentro de una gran esfera que contiene toda la existencia conocida, su superficie es prácticamente “plana” con elevaciones y declinaciones de terreno (montañas, colinas, suelo marítimo, etc), y consta de un continente central llamado “Aluvia” con pequeñas islas colindantes. El diámetro de ésta esfera de la existencia es de aproximadamente 1000 kilómetros y Aluvia mide alrededor de 900 kilómetros cuadrados. Su sol y su luna giran sobre la superficie a una gran altura variando en sus ejes durante el año generando así las estaciones de Verano, Otoño, Invierno y Primavera, y las estrellas están ancladas sobre el firmamento y rotan lentamente desde su eje central.

A pesar de su pequeño tamaño consta de una variedad de ecosistemas bastante amplio, en Aluvia hay praderas, bosques, pantanos, selvas, desiertos de arena, desiertos rocosos, montañas, bosques oscuros, tundras, savannas, volcanes, tierras poco fértiles, lagos y ríos de agua dulce, playas y un océano que lo contiene todo. Y dentro de ellos habitan una gran cantidad de seres vivos de todo tipo, ya sean plantas, animales y bestias o seres inteligentes y civilizados de distintas culturas.

Nadie sabe cuándo comenzó su existencia, incluso sus mejores historiadores apenas conocen pocos datos de algunos siglos atrás, y mucho menos sobre milenios en el pasado. Su nivel de tecnología es similar al de nuestro mundo en la edad media, sin electricidad ni pólvora. Aunque a diferencia nuestra, en Aluvia existe la magia, controlada por aquellos pocos dados a entrenarse en su complejo uso y por algunos seres mágicos por naturaleza. La magia toma forma de hechizos, pero también puede ser imbuida a los objetos. En éste mundo hay hechizos y objetos de todo tipo y forma, y puede ser utilizada tanto para el bien como para el mal.

La creación de la esfera de la existencia se le atribuye al Dios Crostos, alabado en todas las culturas civilizadas, aunque también se le acreditan otros aspectos de la creación a Dioses menores como Wistos el Dios del mar, o Breggo el Dios del fuego por ejemplo. En Aluvia se vive en relativa paz entre sus razas civilizadas, aunque hay peligros en cada rincón del continente. Se lo ve como una lucha eterna entre el bien y el mal. Se supone que estos Dioses son imparciales en ésta guerra, aunque la gente les reza por su bendición y para demostrar que desean ir al “Cielo” al morir ya que comúnmente se cree que el alma va a un sitio diferente según sus méritos en vida, y que después de un tiempo ésta reencarna en un nuevo cuerpo dependiente de una designación divina. Digamos por ejemplo que una mala persona podría ir a parar al “Infierno” y al reencarnar le tocaría vivir como una bestia o un ser maligno atando así su alma en ese bando hasta que haya cumplido su castigo y le toque el perdón divino.

Más allá de todas esas creencias, cabe destacar que en Aluvia hay mucho lugar para la aventura exótica y la exploración para aquellos con el coraje suficiente para salir de la comodidad de su hogar. Éstos aventureros suelen clasificarse según su tipo de oficio, ya sea un guerrero, paladín, hechicero especializado en alguna rama o hasta un pirata por dar algunos ejemplos; Y en grupos suelen complementarse y hacer más ricas sus eventualidades. Aquellos que desean el poder físico o mágico deberán entrenarse duro y afrontar todo tipo de situaciones con éxito, y ya dependerá de cada uno en qué bando estarán, el del bien, el neutral o el del mal.

1

La botella

Milo es un guerrero novato de raza asper oriundo de la ciudad Gamelin, pertenece a un grupo de aventureros que viaja por el mundo en busca de objetos mágicos de valor con el objetivo de hacerse ricos. Su madre y padre viven en la ciudad y poseen una hostería, dentro de todo tienen un buen pasar. Es hijo único, tiene veintitrés años, físicamente es bastante guapo, mide un metro ochenta y cinco centímetros, tiene el cabello castaño ondulado y ojos marrones avellana, es esbelto y fibroso, y de personalidad se lo podría describir como soñador, ambicioso, alocado, alegre y algo presumido. El grupo que integra se conforma de otro guerrero, una maga blanca, un draco, un cazador y un mago elementalista, llamados José, Bianca, David, Esteban y Jorge, todos ellos asper.

Esta historia comienza el infame o, tal vez, fortuito día en que Milo obtiene el poder de uno de los mayores tesoros de éste mundo llamado Terra. El grupo avanza por el borde de la montaña Andles por el lado del gran desierto de arena que se llama Ballina poblado principalmente por la civilización de los elmon quienes viven en pueblos cerca de los oasis o el río Hilde y también poseen imponentes pirámides. Se rumorea que algunos de los artefactos mágicos más poderosos se encuentran en esta zona. Para el viaje por el desierto tuvieron que intercambiar los cinco caballos que tenían por tres camellos para llevar la carga, no fue un buen trato pero la sed de gloria pudo más y lo hicieron, lo vieron como una inversión. En sus mochilas y las alforjas de los animales llevan equipamiento variado que incluye bolsas de dormir, comida para dos semanas, medicinas y demás.

Es cerca del mediodía y la compañía encuentra la entrada de una cueva que parece ser profunda y deciden investigarla, prenden algunas antorchas y se zambullen en la oscuridad. Durante un largo rato no ven otra cosa que rocas y algún que otro murciélago o insecto, hasta que finalmente la luz de de las llamas hace reflejar algo a lo lejos que parece brillar en la negrura. El grupo se detiene y recapitula sus estrategias de combate ya que puede tratarse de cualquier cosa o peligro, esa zona es famosa por sus lagartos gigantes con alas, o sea dragones del desierto, también llamados “dragones de arena”. Como no se van a echar atrás el grupo avanza cautelosamente apagando las antorchas, y es la maga blanca la que gasta un poco de su maná (energía para lanzar hechizos mágicos) para crear una leve luz que ilumine el piso por el que andan, no es perfecto pero al menos disminuye un poco las posibilidades de que alguien les vea. Avanzan medio a oscuras por la larga cueva hasta casi llegar a su objetivo cuando José, el líder, descubre una moneda de oro tirada en el suelo. Se frena en seco y detiene al grupo entero para recogerla, la observa y se le hace agua la boca, parece ser que eso que brillaba en la oscuridad es un gran tesoro lleno de monedas y joyas, como los de los cuentos. José de despabila de su repentino sueño de riquezas infinitas y da órdenes con las manos de que le sigan, no sin mucho cuidado a cada paso y observando detenidamente que no haya ninguna trampa en algún lado, lo más probable si el dueño del tesoro lo dejó allí es que al menos llene de éstas el lugar o algo por el estilo. Mas avanzan y siguen el recorrido sin nada que se los impida hasta llegar a lo que parece ser una montaña de oro. ¿Las monedas estarán malditas? se pregunta el grupo, a lo que los hechiceros utilizan su intuición de poder mágico sin descubrir nada raro, parece que no lo están, deben ser monedas reales comunes y corrientes. Milo, que está atrás del todo, patea sin querer una botella de vidrio ornamentada que sobresale del resto del tesoro visible, se agacha a recogerla y la observa embelesado, parece como si la botella tuviera un poder de atracción muy fuerte. No se atreve a destaparla pero tampoco quiere compartirla, el artefacto por algún motivo le llama tremendamente la atención y despierta su avaricia. En eso Bianca decide arriesgarse e iluminar más la cámara empedrada... y lo que ve delante de ella la deja fría y sin aliento, al igual que a todo el grupo, tanto así que Milo boquiabierto deja caer la botella la cual rueda hacia atrás de él. Delante de ellos, sobre la pila enorme de monedas hay un gigantesco dragón de arena perforándolos con la mirada de sus ojos amarillos y brillantes. Ninguno llega a moverse un milímetro cuando el dragón aspira y exhala una gran llamarada de fuego sobre todo el grupo, dándole de lleno a José que estaba adelante y derritiendo su carne en pocos segundos hasta matarlo. Bianca eleva el poder de su luz hasta hacerla cegadora y le apunta a los ojos del dragón haciéndolo bufar y pararse en dos patas extendiendo ambas alas con una envergadura de tantos metros que dejaría petrificado de la impresión a casi cualquier persona. La primera reacción de Milo es huir de allí olvidándose de sus compañeros, pero inmediatamente recuerda la botella y se lanza a buscarla lo más rápido posible, mientras el draco David ya repuesto y con la sangre tan fría como el mismísimo dragón se lanza a atacarlo con sus mazas de acero y el elementalista prepara un hechizo de jaula de hielo para capturar al lagarto alado. Milo encuentra la botella, la toma con su mano derecha y se da vuelta a ver como sus aliados combaten con el dragón justo en el momento en que éste atrapa a David entre sus garras y le come la cabeza como si fuera un juego de niños, el hechizo de jaula falla por el tamaño de la bestia y las flechas del cazador no parecen hacerle ningún daño, simplemente rebotan sobre sus impenetrables escamas. Milo huye del lugar abandonando a sus compañeros, dándolos por muertos, corre en la oscuridad, se tropieza varias veces y se sigue levantando, sus ganas de vivir son infinitas, se aleja lo más que puede de ese infierno y busca la salida desesperado hasta el límite... Tiene suerte, el dragón no lo persigue. Y pasadas unas horas de agonía en la total oscuridad logra vislumbrar la luz de la salida y se pone loco de felicidad porque sobrevivió y va a vivir para ver otro día.

 

Sale de la cueva y ve a los camellos con las pertenencias del grupo. Abre las alforjas y bebe agua de la cantimplora, está muy sediento, también tiene hambre así que saca una ración y se la come de pocos bocados. Luego se pone a observar la botella rojiza con detalles dorados y su contenido que parece ser humo o niebla o algo por el estilo. No se atreve a abrirla aún así que la guarda en las alforjas, ata a los camellos uno atrás del otro para llevarlos en fila y se sube al de adelante para montarlo. La única opción que tiene ahora es la de volver a su hogar, solo y con poca experiencia no va a poder hacer nada, parece que los sueños de grandeza se acaban de terminar.

Milo avanza apesadumbrado y con lentitud... tiene varios días de viaje por delante. También tiene miedo de que le roben o algo peor por eso va todo el tiempo con su espada encima suyo y mirando de reojo a todas direcciones aunque por el día nada más le sucederá. Llega la noche y decide acampar, en su tristeza toma una bota de vino y la bebe entera olvidándose del mundo y sus problemas, embriagándose, y en medio de la confusión sensorial agarra la botella rojiza y la vuelve a observar, le invaden las ganas de abrirla y no puede contenerse, piensa “A lo sumo es un maldito perfume o algo por el estilo”, entonces la descorcha...

De su interior sale una luz roja y potente, parece ser mágica, y el vapor comienza a elevarse de a poco hacia arriba hasta detenerse a un metro y medio de altura y de la cima lentamente comienza a formarse medio cuerpo humanoide de color rojo brillante, hasta que se totaliza la aparición y en frente suyo ve nada más y nada menos que a un efrit, es como una especie de genio de la lámpara pero en versión diabólica, con un turbante dorado sobre su cabeza, collares y brazaletes de oro.

“¿Quién osa despertarme?” pregunta el efrit con voz grave y profunda que retumba en la cabeza y oídos de Milo, quien se queda con los ojos abiertos como platos totalmente sorprendido y sin aliento. “Pregunté... ¿cual... es... tu nombre?” le dice el demonio mirándolo fieramente a los ojos, dominándolo por completo, a lo que el joven responde “Soy... soy... soy Milo” con voz aguda y asustada. “Bien Milo... ahora dime ¿qué deseas a cambio de tu alma?” ésta vez sonriendo levemente, “Tienes tres deseos”. Milo no se lo puede creer pero no duda un instante, se arrodilla ante el efrit apoyando las manos sobre el suelo bajando la cabeza y le dice “Deme unos momentos para pensarlo por favor”, “Bien...”. Milo está ebrio y no calcula las consecuencias, solo piensa en lo que desea, su mente se vuelve un torbellino de ideas y luego de un minuto o dos vuelve a hablar “Deseo... una alfombra voladora”, el efrit espera unos momentos por si quiere añadir algo pero al ver que su deseo es así de sencillo simplemente lo cumple, chasquea sus dedos y junto a Milo aparece, de dentro de un destello de luz, una gran alfombra enrollada. Milo la observa boquiabierto y la desenvuelve, es una alfombra color violeta con detalles dorados, el hombre se sienta sobre ella y con solo desearlo con la mente ésta se eleva unos centímetros sobre el suelo. Milo no puede creer su suerte, o mejor dicho su destino, ha ido a parar con un efrit concede-deseos legítimo y se ríe como un idiota. “Me alegro de que te guste... ¿Cuál es tu segundo deseo?” le dice el efrit fríamente, y Milo le responde “¡Quiero un orbe de clarividencia! que me permita ver los lugares del mundo cuando yo lo desee”, el ser rojo vuelve a chasquear los dedos y un orbe mágico de clarividencia aparece sobre sus piernas... “Hecho” le dice, “El orbe funciona como tú lo pediste, su único límite es que para observar un lugar deseado primero debes haber estado allí físicamente... ahora, ¿tu último deseo es...?”. Milo decide empujar los límites del efrit, se lo piensa bien unos momentos y plantea su petición “Lo que más deseo es... tener dos novias, dos mujeres que me amen incondicionalmente durante toda mi vida, quiero que sean totalmente hermosas tanto física como mentalmente, y quiero que tengan poderes mágicos y que puedan volar, que una de ellas sea una ángel y la otra una súcubo... ¿puedes cumplir eso?, si es así mi alma es tuya”, “¡Ja ja ja ja! ya veo, ya veo... ¿lo que tu deseas es algo así?” vuelve a chasquear los dedos y entre medio de ellos, de una luz roja casi cegadora, aparecen dos mujeres hermosas, una de cabello rubio y ondulado hasta los hombros de ojos celestes brillantes vestida de ángel con una aureola flotando sobre la cabeza y a su lado otra de cabello negro lacio hasta los hombros de ojos verdes esmeralda vestida de diabla con cuernos en la cabeza y una cola de demonio. Ambas se quedan mirando a Milo que nuevamente se le abren los ojos como platos y se queda mudo totalmente asombrado... “Las he diseñado según tus gustos” le dice el efrit y continúa “Ahora los dejaré solos, me retiraré a mis aposentos en un lugar azaroso de este mundo y me llevaré tu alma conmigo”, el efrit eleva los brazos haciendo fuerza y tensando los músculos y se desvanece lentamente hasta volverse el mismo vapor que era en un principio, se mete en la botella la cual se tapa sola y ésta se eleva por los aires a una gran altura y sale disparada como una estrella fugaz hacia lo que Milo entiende es el noreste.

2

Nuevas novias

Ambas mujeres saludan al hombre al unísono “¡Hola!” con voz suave y animada. Milo se las queda mirando un instante sin saber qué decir hasta que finalmente habla “Hola...” saludando con la mano derecha. “Estamos encantadas de conocerte señor Milo, el efrit nos habló muy bien de tí” dice la súcubo mientras la ángel asiente con la cabeza. Milo piensa en decir “¿en serio?” como un tonto pero se lo guarda y en cambio adopta una postura más sublime y les pregunta “¿Cómo se llaman?”, “Yo soy Tatiana” responde la súcubo, “Y yo Alexandra” dice la ángel. Milo se incorpora sobre la alfombra que aún sigue levitando bajo sus pies y les dice “Pues... bienvenidas chicas, son bienvenidas”, a lo que ambas se acercan a él levitando y se ponen a su lado izquierdo y derecho, Milo apoya las manos sobre sus cinturas y ellas lo abrazan con una sonrisa. Milo sinceramente no sabe como continuar desde allí así que deja que alguna de ellas sea la siguiente en hablar, además tiene vergüenza porque se le está poniendo duro el pene, las chicas tienen un poder de atracción fuera de lo común, su aura mágica envuelve a Milo y lo eleva a las nubes. Como ninguna de las dos dice nada el hombre se sienta de piernas cruzadas, las chicas se arrodillan a su lado y lo observan con curiosidad. Milo piensa “Es verdad que están enamoradas de mí... ¡ese efrit es el puto amo!” y por un momento casi se babea de solo pensar en las posibilidades que ahora tiene delante suyo... Puede volar a donde desea, observar la parte del mundo que quiera, y tiene a su disposición a dos mujeres hermosas con poderes mágicos que parecen encantadas con él.

“Lo siguiente...” sigue pensando con los dedos de una mano sobre la pera mientras las chicas le esperan pacientemente “Sería averiguar qué tipo de poderes tienen supongo, aunque tampoco quiero presionarlas...” duda un poco, “No importa, lo voy a hacer de todos modos” decide al final. Se dirige a Alexandra, mirándola a los ojos celestes y brillantes, y le pregunta con suavidad “Alexandra... ¿podrías comentarme qué tipo de poderes mágicos posees?”, a lo que ella con una sonrisa picarona le responde “Si mi señor, ¿deseas que te lo diga todo o prefieres averiguarlo de a poco?”, Milo lo piensa un segundo y dice “De a poco está bien”, Alexandra le cuenta “Bueno pues... por ejemplo puedo hacerte soñar lo que tú desees”, el hombre abre los ojos un tanto sorprendido “Y también puedo hacerle decir la verdad a las personas, sin importar quien sea”, Milo comienza a ponerse nervioso por el contacto visual tan penetrante de la ángel y por lo que le acaba de confesar así que solo responde “Eres muy interesante” tratando de sonar lo más solemne que puede y se gira a mirar al súcubo que lo observa de manera aún más penetrante y con una sonrisa un tanto diabólica que deja ver unos pequeños colmillos entre sus dientes, Milo se siente intimidado por un segundo pero se repone y le pregunta “Y tu Tatiana, ¿qué es lo que sabes hacer?”, a lo que ella sin dejar de sonreír le responde “Yo puedo detectar mentiras de manera infalible...”, Milo arquea las cejas empezando a pensar que las chicas son como polos opuestos y la súcubo le termina de decir “Y también se leer la mente” sonriendo aún más que antes. Milo se alarma por unos instantes y algo asustado por la confesión de Tatiana decide que tiene que cuidar sus pensamientos de manera impoluta, pero la desafía diciéndole “Eres de otro mundo, me impresionas, pero... no me hagas a mí eso de leer la mente, es una orden”, Tatiana guarda su sonrisa sintiéndose reprendida y acepta su desafío con la mirada pero después de unos segundos se lo piensa mejor y le dice “Prometo no le leerte la mente... casi nunca je je” a lo que el joven termina por aceptar con un movimiento de la cabeza un tanto resignado y esperando que cumpla su promesa.

Milo de repente se pregunta si las chicas comen o beben y les dice “¿Tienen hambre?”, Alexandra le responde “Nosotras no sentimos hambre como el resto de los mortales, salvo que lo deseemos”, el hombre entonces habla “¿Salvo que lo deseen? o sea ¿por diversión?” y ambas le dicen al mismo tiempo “¡Siii!”. El muchacho piensa algo divertido con la situación “¡Wow!”, y luego habla “Yyy... ¿desean comer conmigo?” a lo que las chicas vuelven a decirle que “¡Siii!” y lo abrazan, Milo sonríe muy alegre y se echa para atrás recostándose sobre la alfombra a mirar las estrellas brillantes de la noche que por algún motivo parecen estar allí solo para ellos. Las mujeres se recuestan con él mientras las abraza, Milo observa a Alexandra a la cara y los ojos y ella tiene una expresión dulce y feliz, entonces como atraído por un imán el hombre la besa suavemente en los labios y se quedan así un rato inflándose del sentimiento del amor. Tatiana por un momento se impacienta y le da unos toquecitos con los dedos en el hombro para llamar su atención, el hombre gira la cabeza y la ve que también le sonríe feliz y deseosa de sus labios, Milo siente ternura por la chica y también la besa en la boca un rato largo y tendido que parecen ser horas.

Luego se incorporan lentamente y el hombre dice “Vamos a comer un poco, espérenme aquí por favor”, se baja de la alfombra voladora sintiéndose como en una nube de placer infinito, abre las alforjas de los camellos y saca unas raciones de su mejor comida, también la cantimplora de agua y la bota de vino. Se vuelve a subir a la alfombra y se sienta de piernas cruzadas entre medio de ambas, les ofrece carne, galletas de trigo y frutas secas, ellas aceptan de gran agrado y todos se ponen a comer mirándose y sonriéndose mutuamente como unos niños. Luego les ofrece vino, el cual beben en cantidades y Milo las alerta de que puede ser peligroso tomar mucho en un instante, Tatiana hipa y ríe fuertemente “¡No hay bebida que yo no pueda manejar!”, Alexandra entrecierra los parpados y mueve la cabeza lentamente hacia los lados algo mareada y dice “Esto está rico”, Milo les ofrece agua para rebajar el vino porque teme que les pueda caer mal y ellas toman de la cantimplora hasta saciarse.

El hombre piensa que es mejor ser prudente y avanzar de a poco con ellas y decide que es hora de descansar, les pregunta “¿Tienen sueño?” a lo que Tatiana le responde “Si tu quieres sí” y ríe agudamente. Milo se recuesta sobre la alfombra, que es muy cómoda, y las mujeres hacen lo mismo a su lado, él las abraza y bosteza suavemente, cierra los ojos y del placer y paz que siente se duerme casi al instante.