Las Cruzadas

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LAS CRUZADAS

Carlos de Ayala Martínez


ISBN: 978-84-15930-26-6

© Carlos de Ayala Martínez, 2014

© Punto de Vista Editores, 2014

http://puntodevistaeditores.com/

info@puntodevistaeditores.com

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley.

Índice

El autor

Presentación

Guerras santas y cruzadas

SACRALIZACIÓN HISTÓRICA DE LA VIOLENCIA: DE LAS GUERRAS DE LOS DIOSES A LA GUERRA POR DIOS

IGLESIA Y VIOLENCIA

Postura del cristianismo inicial ante el ejército

El “giro constantiniano”

Adaptación de la espiritualidad a los nuevos retos: justificaciones doctrinales y manifestaciones prácticas

Primeras justificaciones doctrinales: san Agustín

La guerra santa en Bizancio

La “guerra misionera” en Occidente

Defensa de Roma y perdón de los pecados

Rescoldos del pacifismo cristiano

Guerra como vía de salvación

Sacralización de la caballería

Monopolio eclesiástico de la violencia legítima

GUERRAS SANTAS PONTIFICIAS

Desarrollo de la doctrina de la retribución

Reconquista cristiana: características y modalidades

Cruzada

RECONVERSIÓN DEL CONCEPTO PONTIFICIO DE CRUZADA

Universalización del fenómeno cruzado

Plena canonización de la cruzada

Redefinición de Planteamientos. Las cruzadas y su diversidad tipológica

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

El mundo mediterráneo en vísperas de las cruzadas

REORDENACIÓN DEL ESCENARIO ISLÁMICO

EL CALIFATO DE LOS FATIMÍES DE EGIPTO

El siísmo ismailí y su radicación en Egipto

La heterodoxia fatimí: drusos y “asesinos”

EL CALIFATO ABBASÍ Y LA HEGEMONÍA TURCA

Los turcos y el islam

Los selyúcidas

BIZANCIO Y LAS COMUNIDADES CRISTIANAS DE ORIENTE

CRISIS DEL IMPERIO

El enfrentamiento partidario

El desastre de Manzikert y sus consecuencias

La restauración Comneno

Alejo I y el Occidente latino

HETEROGÉNEA REALIDAD DE LAS COMUNIDADES CRISTIANAS DE ORIENTE

PRESENCIA DEL OCCIDENTE LATINO EN EL MEDITERRÁNEO

PEREGRINAJE

CONTACTOS COMERCIALES

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

El arquetipo: la primera cruzada

CLERMONT Y SU PROYECCIÓN HISTÓRICA

URBANO II, UN PAPA REFORMISTA

LAS DECISIONES CONCILIARES DE CLERMONT Y SU CONTEXTO ESCÉNICO: LA PREDICACIÓN DE LA CRUZADA

La preparación

Las decisiones

La predicación

EL PROYECTO PAPAL EN SUS INICIALES ASPECTOS ORGANIZATIVOS

LA MOVILIZACIÓN POPULAR

CRUZADISMO POPULAR Y MESIANISMO MILENARISTA

ELEMENTOS CARACTERIZADORES DEL CRUZADISMO POPULAR

Igualitarismo social

Penitencia purificadora

Advenimiento de la Jerusalén celestial

LOS CABALLEROS DE CRISTO

LAS MOTIVACIONES

LOS CUERPOS DE EJÉRCITO Y SUS LÍDERES

Godofredo de Bouillon

Bohemundo de Tarento

Raimundo de Saint-Gilles

Roberto de Normandía

CONTINGENTES Y COMPOSICIÓN

ITINERARIOS Y REACCIÓN BIZANTINA

DESARROLLO DE LA CRUZADA

INICIO DE LA CRUZADA. NICEA Y LAS CONSECUENCIAS DE LA VICTORIA DE DORILEO

ANTIOQUÍA Y LA “MÍSTICA CRUZADA”

LA TOMA DE JERUSALÉN

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

Nacimiento y consolidación de los “estados” cruzados

JERUSALÉN: DE CIUDAD SANTA A REINO

INICIALES PROYECTOS TEOCRÁTICOS (1099-1100)

CONSTITUCIÓN DE LA MONARQUÍA JEROSOLIMITANA (1100-1131)

Afianzamiento y expansión militar

Moderación de la política eclesiástica

El reino y la feudalización de los poderes territoriales: los “otros estados” cruzados

Creación de las órdenes militares

 

“SECULARIZACIÓN” DE LA MONARQUÍA JEROSOLIMITANA

FACTORES INTEGRADORES

Afirmación de la monarquía jerosolimitana en el estricto marco interior del reino

Política de integración religiosa y cohesión social del reino

Moderación de los planteamientos cruzados

FACTORES DISGREGADORES

Replanteamiento de la unidad de los Estados franco-latinos

Incremento del protagonismo bizantino en la zona

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

“Secularización” del fenómeno cruzado

REVITALIZACIÓN DEL ISLAM TURCO Y ALARMA DE OCCIDENTE

LOS HECHOS: LA CAÍDA DE EDESA

EL NACIMIENTO DE UN MITO: LAS PRIMERAS NOTICIAS SOBRE EL PRESTE JUAN

LA SEGUNDA CRUZADA

INICIALES PLANES DEL PAPA

CRUZADISMO CISTERCIENSE: LA PREDICACIÓN DE SAN BERNARDO

DESARROLLO DE LA CRUZADA. LAS CLAVES DE UN FRACASO

Acontecimientos

Claves explicativas

BALANCE Y CONSECUENCIAS DE LA SEGUNDA CRUZADA

REACCIÓN DEL REINO JEROSOLIMITANO: LA ALIANZA FRANCO-BIZANTINA Y EL HORIZONTE EGIPCIO

DIFICULTADES DEL FEUDALISMO FRANCO-SIRIO

LA TIERRA SANTA CRISTIANA ENTRE LA SUPERVIVENCIA Y LA EXPANSIÓN

SALADINO Y LA DESARTICULACIÓN DEL REINO DE JERUSALÉN: EL DESASTRE DE HATTIN

SIGNIFICACIÓN HISTÓRICA DE SALADINO

LA CRISIS DEL REINO DE JERUSALÉN: LA QUIEBRA DE LA AUTORIDAD MONÁRQUICA

LOS CUERNOS DE HATTIN

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

La “desnaturalización” del fenómeno cruzado

HACIA UNA NUEVA FORMA DE CRUZADA

LA TERCERA CRUZADA

LA CONMOCIÓN DE LA CAÍDA DE JERUSALÉN Y LA PREDICACIÓN DE LA CRUZADA

DESARROLLO DE LA CRUZADA

La inicial reacción de los francos

La cruzada alemana de Federico Barbarroja

La ofensiva anglo-francesa y el inicio de la “reconquista” cruzada

Ricardo Corazón de León y el nuevo statu quo

EL ESCÁNDALO DE LA CUARTA CRUZADA: INTERESES ECONÓMICOS Y FRACASO POLÍTICO

BIZANCIO EN EL PUNTO DE MIRA DE LA CRUZADA: ANTECEDENTES

ESTRATEGIAS Y PREPARATIVOS INICIALES

LA CAÍDA DE CONSTANTINOPLA, ¿COMPLOT O AZAR?

EL GIRO APOCALÍPTICO Y LA QUINTA CRUZADA

EL TRISTE PRÓLOGO DE LA “CRUZADA DE LOS NIÑOS”

EL IV CONCILIO DE LETRÁN Y LA CAMPAÑA DE DAMIETTA

LA APOCALÍPTICA POSCRUZADA Y SUS MANIFESTACIONES MILENARISTAS

LA SEXTA CRUZADA: LA “ANTICRUZADA” DE LA NEGOCIACIÓN. FEDERICO II Y LA RECUPERACIÓN DE JERUSALÉN

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

El fin de la presencia cristiana en Tierra Santa

LA DEFINITIVA CAÍDA DE JERUSALÉN

LAS POLARIDADES DEL REINO Y LA “CRUZADA DE LOS POETAS”

LOS JWARIZMÍES Y LA BATALLA DE LA FORBIE

LA SEPTIMA CRUZADA: EL FRACASO EGIPCIO DE SAN LUIS

EL EPÍLOGO DE LA CRUZADA: CRISIS DE LAS CONCIENCIAS Y GUERRA CIVIL

“LA CRUZADA DE LOS PASTORES”

LA “GUERRA DE SAN SABAS” Y SUS CONSECUENCIAS

EL FACTOR MONGOL Y EL RÉGIMEN HEGEMÓNICO DE BAYBARS

UNA ELECCIÓN DIFÍCIL

LA DECISIVA BATALLA DE AYN JALUT

LA FRUSTRANTE REACCIÓN DE OCCIDENTE

LA CAÍDA DE ACRE Y LA EVACUACIÓN DE PALESTINA

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

Otros ámbitos para la cruzada

LA RECONQUISTA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA

DE LA RECUPERACIÓN DEL TERRITORIO A LA PUGNA POR LA FE

GUERRA CONTRA LOS ALMORÁVIDES

Precedentes pontificios

Alfonso VI y los almorávides: ¿una cruzada sin papa?

Los cruzados del Oriente peninsular

La España imperial de Alfonso VII y el reino cruzado de Portugal

CRUZADA ANTIALMOHADE

El nuevo imperio norteafricano y la respuesta peninsular

Del desastre de Alarcos a las victorias de Las Navas de Tolosa y de Alcácer do Sal

DEFINITIVA “HISPANIZACIÓN” DEL ESPÍRITU CRUZADO: LA “GRAN RECONQUISTA”

OFENSIVA MERINÍ Y COMIENZOS DE LA “GUERRA DEL ESTRECHO”

LA EXPANSIÓN DE LA CRUZADA EN EL BÁLTICO

LA CRUZADA BERNARDIANA CONTRA LOS WENDOS

LOS “PORTAESPADA” Y LA CONQUISTA DE LIVONIA

ORDEN TEUTÓNICA Y CRISTIANIZACIÓN DE PRUSIA

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

Epílogo: críticas y continuidad

NOTAS BIBLIOGRÁFICAS AL EPÍLOGO

El autor

Carlos de Ayala Martínez es doctor en Historia Medieval por la Universidad Autónoma de Madrid (1985), donde en la actualidad es catedrático del Departamento de Historia Antigua, Historia Medieval y Paleografía y Diplomática. Sus líneas de investigación son el reinado de Alfonso X de Castilla, las Órdenes militares hispánicas y los problemas relativos a la cruzada y guerra santa en la península, así como sus implicaciones en la legítima política. Sobre estas cuestiones ha publicado trabajos monográficos y colaboraciones en congresos y revistas especializadas, así como dirigido en los últimos años sucesivos proyectos I+D, en el seno de los cuales se han venido elaborando tesis doctorales y otros trabajos de investigación.

Presentación

Las cruzadas constituyen, sin duda, un tema de permanente actualidad, y ello por varios motivos. Se trata de la primera y más decisiva de las grandes confrontaciones entre dos mundos que se concebían a sí mismos como antagónicos, mundos, no lo olvidemos, en los que las sociedades actuales reconocen algo sustantivo de su propia tradición histórica. Pero también, y paradójicamente, las cruzadas fueron la primera gran oportunidad que tuvieron aquellos dos modelos de civilización –cristiano-occidental e islámico– de entrar en un fructífero contacto cultural, situado al margen, y en ocasiones por encima, de las respectivas e inevitables interpretaciones exclusivistas. Confrontación e intercambio cultural son los dos aspectos de una misma “realidad fronteriza” que sirve de contexto explicativo para el fenómeno cruzado. Y no olvidemos tampoco que este fenómeno fue la expresión pionera de colonización para una Europa en formación, una Europa en búsqueda de una identidad para la que la centenaria y cosmopolita civilización islámica sirvió de enriquecedor mecanismo de contraste.

Sin embargo, y pese a la importancia del tema, son muy pocos los historiadores españoles que se han asomado a este complejo ámbito “universal” de la cruzada. Ciertamente no nos ha caracterizado nunca el interés por temas que desborden la realidad peninsular. Quizá, en este caso concreto, porque nuestra propia historia nos ofrece un tema de estudio específico, como es el de la reconquista, que presenta matizadas similitudes con el de la cruzada. Pero en esta cuestión, como en tantas otras, el artificial divorcio que hemos impuesto a la historia de España respecto a la extrapeninsular constituye una seria dificultad para la comprensión de nuestro propio pasado. Por eso pensamos que es siempre saludable realizar un ejercicio de apertura de perspectivas, como lo es, sin duda, el de redactar una síntesis, por general que sea, sobre un fenómeno tan “universal” como lo es el de la cruzada. Es verdad que no es ésta la primera de que disponemos. Debemos un trabajo pionero a Miguel Ángel Ladero, quien, en efecto, publicaba ahora hace casi cuarenta años la primera síntesis española que conocemos. Creemos que ha pasado un tiempo más que suficiente para que vuelva a ser aconsejable hacer un nuevo intento.

 

En él, desde luego, no aportamos grandes novedades. No lo permitiría ni nuestra limitada formación en el tema, ajena a una específica investigación sobre el particular, ni tampoco el propio panorama historiográfico. Es verdad que éste se ha ampliado considerablemente en las últimas décadas. El lector podrá comprobarlo con solo ojear las notas bibliográficas que acompañan a cada uno de los capítulos. En ellas aparecen los nombres más significativos del actual panorama historiográfico sobre el tema: Mayer, Cahen, Riley-Smith, Richard, Flori, Balard, Edbury, Cowdry, Hamilton, Kedar, Phillips, Hiestand y tantos otros. Sus aportaciones son decisivas y sus puntos de vista, en muchas ocasiones, profundamente renovadores. Pero un trabajo de síntesis como el que presentamos, en que desgraciadamente no siempre es posible descender al detalle interpretativo, es difícil mostrar la riqueza que nos ofrecen los más recientes estudios, sus matizadoras aportaciones y la puntualización de las más novedosas valoraciones documentales. Y es que las grandes líneas del desarrollo del movimiento cruzado, las que en su momento modernizaron perspectivas e integraron racionalmente la mayor parte de la información disponible, fueron trazadas en viejos estudios como los de Grousset, Villey, Erdmann o, sobre todo, Runciman. Es un gran mérito adquirir la consideración de «clásicos», y ellos lo son. No conviene perder de vista que una apretada síntesis suele ser más deudora de “clásicos” que de actuales profundizadores en la, por otra parte, más que necesaria reflexión crítica.

Por eso, a lo largo de estas páginas lo que encontrará el lector es un enfoque convencional y de corte diacrónico. Se parte, eso sí, de un primer capítulo de carácter introductorio en el que, con cierto detalle, se ha procurado abordar el siempre complejo problema de la progresiva sacralización de la violencia en el seno de la Iglesia, y se intenta aportar algo de claridad al tema conceptual de la guerra santa y de la cruzada, de su inevitable proximidad y de sus matizaciones diferenciadoras.

El segundo capítulo, a través del análisis del mundo mediterráneo en vísperas de las cruzadas, nos ayuda a entender el contexto en el que se genera la primera de ellas. Los califatos fatimí de El Cairo y abbasí de Bagdad son los representantes en ese momento del mundo islámico. A ellos les estallará en las manos el conflictivo nacimiento de la cruzada. Pero también al imperio cristiano de Bizancio, cuyas autoridades miraron con permanente recelo la llegada de los “bárbaros” de Occidente. A este último y a las formas de contacto que hasta ese momento había mantenido con Oriente –peregrinaje y actividad mercantil– dedicamos un último apartado.

En el tercer capítulo estudiamos la primera cruzada, el arquetipo idealizado de todas las demás, y estudiamos tanto su previa y patética versión popular como la oficial de los caballeros. Una y otra tienen su origen en el discurso papal de Clermont, en el que resulta inevitable detenerse un poco. La toma de Jerusalén es la consumación de la cruzada, el momento en que las perspectivas escatológicas son violentamente desplazadas por la crudeza de la realidad. A partir de entonces, es preciso crear los establecimientos políticos permanentes que garanticen el triunfo de la cristiandad latina en Tierra Santa. A ellos, a sus debilidades y contradicciones dedicamos el capítulo cuarto, en el que, sobre todo, se ha querido resaltar el inevitable deslizamiento desde el inicial proyecto teocrático muy probablemente concebido por el papa, hacia las fórmulas secularizantes de que acaba haciendo gala la monarquía jerosolimitana.

Pero la secularización no es un fenómeno que únicamente afectó a la monarquía jerosolimitana y al resto de los “estados” francos, lo hizo también, y en primer lugar, al propio fenómeno cruzado. A ello dedicamos el capítulo quinto. La segunda cruzada, predicada a raíz de la caída de Edesa y en la que tanto protagonismo tuvo san Bernardo, no es ya la expedición del papa sino de los reyes. A ellos corresponde ser testigos de los primeros fracasos de la cruzada, y entre todos ellos el mayor fue sin duda la propia caída de Jerusalén en los Cuernos de Hattin. Saladino fue el gran artífice de la derrota cristiana, pero son las propias circunstancias por las que atravesaba el reino jerosolimitano las que, en último término, la explican.

La caída de Jerusalén fue tan traumática para la conciencia de la cristiandad latina que, a raíz de ella, se puede afirmar la existencia de una nueva, o quizá mejor nuevas formas de cruzada. Las sucesivas expediciones armadas a Oriente, de la tercera a la sexta cruzada –incluyendo el escándalo de la cuarta, dirigida contra los cristianos de Constantinopla– son, por unos motivos u otros, expresión “desnaturalizada” del fenómeno originario. Politización, mercantilización y supeditación a estrategias de poder estrictamente secular, son algunas de las manifestaciones de esa quiebra del modelo originario. De todo ello nos ocupamos en el capítulo sexto.

De la lectura de este último capítulo se desprenderá casi necesariamente el contenido del séptimo, el del fin de la presencia cristiana en Tierra Santa. A la descomposición política de la Siria franca hay que añadir la torpeza y estrechez de miras del Occidente cristiano. A uno y otro factor se debe el fin de la presencia cruzada en Palestina. En medio de todo ello, surge la personalidad hasta cierto punto ingenua de san Luis, el último gran cruzado, que nada pudo hacer para evitar el desastre. Quizá lo hubieran podido hacer los mongoles, repunte de viejas y legendarias esperanzas para los cristianos, pero al historiador no le está permitido caer en el juego tentador de los futuribles. En cualquier caso, a ellos es preciso dedicar, y así lo hacemos, una especial atención.

El último capítulo, el octavo, se refiere a los otros ámbitos geográficos y culturales donde se desarrolló el fenómeno cruzado. Sobre todo, la Península Ibérica en la que, a partir del 1100, la reconquista se reviste de cruzadismo para solidificar justificaciones y reforzar estrategias. Las invasiones del “fundamentalismo” islámico norteafricano –en especial almorávides y almohades– constituirían un importante estímulo en el proceso de progresiva ideologización de la secular confrontación peninsular. Algo muy distinto es lo que se produce en el tercero de los escenarios cruzados, el del Báltico. En él no hay reconquista, pero sí colonización y cristianización, que encuentran en la cruzada un buen argumento fortalecedor: la orden teutónica será su principal beneficiaria.

No hemos querido finalizar estas páginas sin aludir en un breve epílogo a otras cuestiones que, por razones de espacio, no hemos podido desarrollar en capítulos individualizados. Una de ellas es la crítica al fenómeno cruzado, algo presente desde muy temprano y que adoptó formas de expresión muy diversas, pero que en ningún caso supuso un freno real, o por lo menos decisivo, para la continuidad del movimiento. Otra cuestión es la de la ampliación del espíritu cruzado y su actuación frente a cualquier forma de rebeldía contra la autoridad de la Iglesia. Herejes, cismáticos o simples enemigos políticos del papa se convierten en objetivo de unas cruzadas que, por esta vía, estuvieron llamadas a larga vida. Pero esa vida tampoco fue corta para las convencionales cruzadas frente al infiel: los siglos XIV y XV presentan numerosos ejemplos.

Insistimos en que el presente libro no tiene otra aspiración que la de la síntesis divulgativa. Para hacer más ágil la lectura hemos renunciado a las notas a pie de página, pero, como ya se ha indicado, el lector encontrará al final de cada capítulo la información bibliográfica que ha servido de soporte al mismo, especificándose, en su caso, el origen de las referencias directas a autores que pueda haber en el texto.

Quisiéramos, finalmente, expresar nuestro agradecimiento a las dos personas que nos han permitido llevar a cabo el enriquecedor ejercicio de reciclaje historiográfico que es siempre un libro de estas características. Me refiero, en primer lugar, a nuestra colega y amiga Dolores María Pérez Castañera, quien nos hizo el encargo, y a Ramiro Domínguez, el editor que lo ha materializado.