Mabinogion. Relatos galeses medievales

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Mabinogion. Relatos galeses medievales
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Publicado con el apoyo del Wales Literature Exchange a través

del financiamiento del Arts Council of Wales National Lottery Funding

© LOM ediciones Primera edición, diciembre del 2019 Impreso en 1.000 ejemplares ISBN impreso: 9789560012449 ISBN digital: 9789560013521 Diseño de portada: Estelí Slachevsky Diseño, Edición y Composición LOM ediciones. Concha y Toro 23, Santiago Teléfono: (56-2) 2860 68 00 info@cinetecanacional.cl www.cinetecanacional.cl Tipografía: Karmina Registro: 301.020 Impreso en los talleres de LOM Miguel de Atero 2888, Quinta Normal Impreso en Santiago de Chile

Índice

  Agradecimientos

  Introducción

  Primera rama del mabinogi

  Segunda rama del mabinogi

  Tercera rama del mabinogi

  Cuarta rama del mabinogi

  Peredur hijo de Efrog

  El sueño de Maxen Wledig

  La aventura de Lludd y Llefelys

  El cuento de la dama del pozo

  Geraint hijo de Erbin

  Culhwch y Olwen

  El sueño de Rhonabwy

  Lista de nombres de personajes

  Lista de nombres de lugares

Agradecimientos

Este libro jamás hubiera sido posible sin el apoyo y la guía de Jorge Fondebrider, quien me animó a emprender la aventura de traducir los relatos galeses medievales. Gracias por la paciencia, la ayuda y por compartir saberes y experiencias durante todos estos años. Vaya también mi inmensa gratitud a todo el equipo de LOM, principalmente a Silvia Aguilera y Paulo Slachevsky, por confiar en mí y abrirme las puertas de la editorial, y por su gran labor y asistencia durante el proceso de edición. Con Sioned Davies, cuya traducción al inglés ha sido siempre un faro, conversé sobre diversos aspectos de los textos galeses. María Silvia Delpy, agudísima lectora, leyó un borrador de este libro. No tengo más que palabras de agradecimiento para ambas por su generosidad. Agradezco también a mis colegas y amigos de variadas latitudes (Argentina, Gales, Alemania), con quienes nos une la reflexión sobre cómo traducir literatura medieval y de quienes he aprendido mucho. Me gustaría también recordar a todas las generaciones de estudiosos, pasados y presentes, cuyo aporte ha sido esencial para la realización de este libro.

Quisiera además reconocer el apoyo de Cyfnewidfa Lên Cymru/Wales Literature Exchange y Ned Thomas, agentes culturales fundamentales. Por otro lado, CONICET me brindó un espacio de trabajo estimulante (el IMHICIHU) durante una parte sustancial de este proyecto. Asimismo, la Universidad de Marburg y la Fundación Alexander von Humboldt me otorgaron un sitio ideal para llevar adelante las etapas finales de corrección de este libro.

No podría dejar de mencionar a mi primera audiencia, la familia Brooks-Lublin, en especial a Ioan, interesadísimo por saber más sobre las peripecias de las ramas del mabinogi.

Por último, a mi familia, en especial a Matías Repetto Bonpland, por su parecer durante largas disquisiciones terminológicas domésticas y su valiosa colaboración en la confección del mapa que acompaña este volumen.

Introducción

Los once relatos traducidos aquí del galés al castellano por primera vez hunden sus raíces en tradiciones literarias de una gran riqueza y variedad: comprenden temas y motivos relacionados con el legendario rey Arturo, la historiografía medieval galesa, saberes mítico-mágicos, valores corteses y heroicos, metamorfosis y magia, de origen y desarrollo tanto en lengua vernácula como latina1. Se conocen popularmente por el título dado por Lady Charlotte Guest a su traducción al inglés, The Mabinogion, publicada entre 1838 y 1849 en Londres. Sin embargo, como veremos inmediatamente, este nombre se presta a bastante confusión por varios motivos, pero continúa siendo utilizado por la crítica, los traductores y los investigadores como etiqueta práctica para designar a estos once relatos. Uno de los problemas del término mabinogion es que presenta como colección a una serie de textos que comúnmente se consideraron «reliquias venerables» de la tradición prosística más antigua en galés, representantes de la cuentística auténticamente galesa, pero que nunca durante la Edad Media funcionaron como grupo orgánico. En efecto, si echamos una mirada a los dos manuscritos galeses más famosos, el Libro Blanco de Rhydderch (Llyfr Gwyn Rhydderch, c. 1350) y el Libro Rojo de Hergest (Llyfr Coch Hergest, c. 1382-1425), los dos grandes compendios de la literatura galesa medieval, notaremos rápidamente que los once relatos están distribuidos de forma diferente, en secuencias y órdenes distintos2. Asimismo, los textos provienen de épocas y geografías diferentes, manifiestan tradiciones textuales distintas e incluso algunos exhiben una profunda influencia francesa. Comparten, sin embargo, la lengua en la que están escritos: el galés medio (Cymraeg Canol en galés), cultivado entre 1100 y 1500 aproximadamente.

Los relatos que sí aparecen como un grupo y siempre en el mismo orden son aquellos que se conocen como Las cuatro ramas del mabinogi (en galés moderno, Pedair Cainc y Mabinogi) y por eso, estrictamente hablando, el término singular mabinogi (y no mabinogion) se aplica únicamente a ellos. De hecho, proviene de la evidencia manuscrita medieval, ya que cada relato finaliza del siguiente modo:

Primera rama: «Ac yuelly y teruyna y geing hon yma o’r mabynnogyon» («Y así termina esta rama del mabinogion»);

Segunda rama: «A llyna ual y teruyna y geing honn o’r mabinyogi» («Así termina esta rama del mabinogi»);

Tercera rama: «Ac yuelly y teruyna y geing honn yma o’r mabinogy» («Y así termina esta rama del mabinogi»);

Cuarta rama: «Ac yuelly y teruyna y geing honn o’r mabinogi» («Y así termina esta rama del mabinogi»)3.

A partir de estos ejemplos vemos claramente que la forma mabynnogyon que Guest utiliza como si fuera un sustantivo plural (dado que en galés éste se crea con el sufijo –ion, entre muchos otros) ocurre solo en la Primera rama y es casi con seguridad un error del escriba.

Ahora bien, ¿qué significa mabinogi? La crítica ha propuesto varios significados: hazañas de juventud o infancia; relatos para jóvenes o cuentos para niños; material tradicional que todo aprendiz o estudiante de literatura (mabinog) debía conocer como parte fundamental de su entrenamiento, e incluso colección de material relacionado con el dios Maponos o Mabon. En un poema de fines del siglo XII se utiliza mabynogi para designar una «historia de juventud» del rey Llywarch ap Iorwerth, mientras que en la primera mitad del siglo XIV se traduce del latín una infantia de Jesús como mabinogi Iessu Christi4. De este modo, la evidencia medieval reforzaría el sentido de mabinogi como «relato de infancia» o «de hazañas de juventud». Ahora bien, ¿es esto lo que entendía el compositor de Las cuatro ramas? Si la respuesta es afirmativa, ¿quién es el héroe cuya juventud o hazañas de juventud se narran? Para el investigador galés Ifor Williams, editor de los textos, el héroe original era Pryderi, hijo de Pwyll y Rhiannon, la Primera rama sería el mabinogi original y los demás relatos serían desarrollos posteriores, con material proveniente de varias partes de Gales. En cambio, para Rachel Bromwich, Las cuatro ramas son historias acerca de las proezas juveniles de los descendientes de las principales dinastías galesas: la familia de Pwyll, a la que pertenece Pryderi; la de Llŷr, de la que descienden Branwen, Bendigeidfran y Manawydan, y la de Dôn, de la cual son parte Gwydion, Gilfaethwy, Aranrhod y Lleu Llaw Gyffes. Otros autores, como Gruffydd, proponen una relación mucho más formal entre las ramas como capítulos en la biografía del héroe Pryderi: nacimiento misterioso, juventud, prisión y muerte. No obstante, los relatos en sí problematizan esta idea: Pryderi nace en la Primera rama y ciertamente presenta rasgos sobrenaturales propios de un niño-héroe (crecimiento veloz, fuerza excesiva para su edad), participa de aventuras en la Tercera y muere en la Cuarta. Sin embargo, casi ni aparece en la Segunda, y es Manawydan el que cumple el papel de héroe en la Tercera. Con todo, es posible que mabinogi haya tenido una significación más acotada como «historia de juventud» y que con el trascurso del tiempo su sentido se haya ampliado a «historia, narración tradicional», perdiendo especificidad. Como resultado, cobró una nueva vida en tanto referencia al saber tradicional transmitido por estos cuentos, tan celebrado en múltiples testimonios, pero no debe dejarse de lado el hecho de que el resto de los relatos utilizan otros términos para describirse a sí mismos, como ystoria («historia», probablemente derivada de una fuente escrita), chwedyl (originalmente, «lo dicho»; luego expande su sentido a «historia» o «relato»), cyfranc («encuentro», «aventura»; posteriormente, «narración de un encuentro»). Por esta razón, no podemos descartar que efectivamente denotara un tipo textual determinado, más por su contenido que por su forma, ya que, como veremos, el estilo y las características narrativas son comunes a todos los relatos.

 

Asimismo, no sabemos con certeza si no existieron más cuentos del mabinogi. Al final de la Tercera rama, el narrador afirma «Ac o achaws y carchar hwnnw, y gelwit y kyuarwydyt hwnnw, Mabinogi Mynweir a Mynord» («Y a causa de este encarcelamiento fue llamada esta historia el Mabinogi del Collar y del Martillo»)5, en un intento por explicar la última parte del relato que trata sobre lo ocurrido a Pwyll y Rhiannon durante el tiempo en que estuvieron desaparecidos dentro de la fortaleza encantada. Así, nos introduce un mabinogi dentro de otro mabinogi, señalando la posibilidad de la existencia de muchos otros mabinogion no conservados o simplemente aludidos en los textos existentes. Esta misma idea es reforzada por el testimonio del Libro Rojo de Hergest, donde los cuatro relatos se inician con la frase «llyma dechreu mabinogi» («este es el comienzo del mabinogi»), pero no se cierran con una afirmación del tipo «aquí termina el mabinogi», sino con la anteriormente apuntada («Y así termina esta rama del mabinogi»).

El significado de mabinogi se encuentra vinculado a la interpretación de cainc («y geing en los textos») como «rama» en el sentido de parte de un todo, que sería el árbol, idea que presupone que los relatos están efectivamente relacionados6. Esta interpretación es la que recibe el término francés branche en los romans franceses artúricos, donde las aventuras de los caballeros dentro de la estructura entrelazada del roman eran como «ramas» que se desprendían del árbol representado por el hilo conductor de todos los episodios, tal y como, por ejemplo, la búsqueda del grial. No obstante, el investigador Matthieu Boyd propone pensar las ramas como un ciclo, es decir, como una serie de narraciones focalizadas en un punto, en este caso en la biografía heroica de Pryderi, del mismo modo que Carlomagno es el foco del ciclo carolingio francés y que le otorga cierta unidad a todas las composiciones. De esta manera, las ramas del mabinogi serían ramas de un árbol cuyo tronco solo se narra cuando las historias que efectivamente se cuentan se relacionan con él7. A este sentido de cainc tendríamos que agregarle, como lo recuerda Sioned Davies, el de «hilo de soga», que da una idea de episodios entrelazados, y el de «canción, melodía», que subraya la importancia del acompañamiento musical en la recitación, que era la forma de difusión y circulación de estos textos8. Con todo, vale la pena subrayar el carácter abierto de este formato textual, sobre todo en virtud de su maleabilidad por parte de los profesionales que se encargaban de su difusión, los recitadores, ya que dada la potencialidad multiplicativa de los cuentos, estos podían introducir muchas otras ramas a las existentes.

Así las cosas, es innegable que Las cuatro ramas del mabinogi comparten una red de relaciones formales y temáticas, un repertorio de personajes, temas, convenciones y técnicas narrativas que les otorgan unidad. El lector no solo encontrará personajes repetidos, acontecimientos paralelos o invertidos, y motivos pertenecientes al acervo del cuento folclórico internacional, sino también referencias intertextuales muy marcadas en composiciones que, tradicionalmente, fueron fechadas entre 1050 y 11209. Investigaciones filológicas recientes no permiten precisar mucho más la datación, salvo el hecho de que fueron compuestas antes de la mitad del siglo XIII, época de la que proviene el testimonio más antiguo, el manuscrito Peniarth 6, en el que se conservan fragmentos de la segunda y tercera ramas10. El lugar de composición fue posiblemente el reino de Gwynedd en el norte, dado el conocimiento geográfico del área demostrado por el narrador, pero Dyfed (suroeste) también ha sido propuesto, pues los relatos se mueven de un reino al otro sucesivamente.

Las cuatro ramas han sido consideradas tradicionalmente como el ciclo mitológico galés, poblado de dioses, símbolos ancestrales, aventuras en el otro mundo e indicios sobrenaturales. Por esta razón muchos críticos han intentado reconstruir los mitos «originales» que siglos y siglos de manipulación, circulación oral e ignorancia y negligencia por parte de los compositores habrían deformado hasta dar como resultado los textos que conservamos actualmente. Si bien la acción se sitúa en el pasado precristiano y hallamos una buena cantidad de seres y hechos maravillosos, el sentido de los relatos está fuertemente anclado en el presente del público medieval: desde el interés onomástico por explicar y poblar de significados el paisaje hasta tematizar problemas reales relativos al comportamiento humano. Como afirma Sioned Davies, son relatos míticos en tanto estas tradiciones míticas plantean y resuelven inquietudes de la sociedad medieval, sobre todo porque ubican a los personajes en situaciones liminales que despliegan un abanico de posibilidades y decisiones que permiten entablar un diálogo con el público y ofrecer un modelo de buena conducta sobre el cual reflexionar11. Autores como J.K. Bollard argumentan, en esta misma línea, que preocupaciones sociales bien definidas atraviesan todos los relatos: la amistad entre los hombres, el establecimiento de alianzas a partir de dicha amistad o del matrimonio, y la conducta deseable para prevenir feudos de sangre y mantener el orden y la paz12. De este modo, Las cuatro ramas nos muestran el resultado desastroso de acciones o palabras arrebatadas, notablemente en la segunda y cuarta ramas, en las que el derramamiento de sangre entre familias, producto de un insulto, lleva a la destrucción de reinos enteros y, por oposición, los resultados positivos de las acciones prudentes y el respeto por los lazos de parentesco y de la amistad. En este sentido, Manawydan en la Tercera rama encarna los valores de prudencia y astucia deseables para y por la aristocracia galesa medieval. Helen Fulton, de hecho, propone que los textos pueden ser pensados como «espejos de príncipes», es decir, ejemplos de diferentes tipos de liderazgo y de habilidad política, entre los cuales se ilustran aquellos que ofrecen más ventajas para el público aristocrático galés13.

Como último tema relativo a Las cuatro ramas apuntemos simplemente que los relatos carecen de atribución autoral, por lo que permanecen anónimos. Se ha discutido si se trata de la obra de un único autor o de varios, e incluso se ha propuesto que una mujer (y una en particular, no cualquiera) fue la responsable de su redacción, pero en el estado actual de las investigaciones, esta pregunta no ha podido ser respondida definitivamente14.

Además de estos cuatro relatos, integra este volumen una serie de textos muy variados. Por un lado, «El sueño de Maxen Wledig» («Breudwyt Maxen Wledic»), un cuento histórico-legendario acerca de cómo el emperador Magnus Maximus (Maxen Wledig en galés) halló a la mujer de la que se había enamorado en un sueño. El testimonio más antiguo de esta historia se halla en un fragmento conservado en el manuscrito Peniarth 16, datado en la segunda mitad del siglo XIII, y también fue copiado en los dos códices ya mencionados, el Libro Blanco de Rhydderch y el Libro Rojo de Hergest15. En estos dos últimos antecede a otro cuento, «La aventura de Lludd y Llefelys» (del que nos ocuparemos a continuación), con el cual comparte un marcado interés histórico al retomar y reelaborar material de la tradición legendaria galesa. «El sueño de Maxen» despliega uno de los principales temas de la historiografía galesa medieval: la continuidad entre el pasado romano y el mundo galés, presentando a los galeses como herederos de Roma (además de sus conquistadores). Magnus Maximus, oficial romano proclamado emperador por las tropas en Britania en 383, es síntoma de las vicisitudes del Imperio Romano décadas antes de la deposición del último emperador (que acontecería en 476). Dominó los territorios al norte de los Alpes pero fue finalmente derrotado en Italia en 388. Para la historiografía galesa, no obstante, representa el inicio del fin de la dominación romana en la isla y, subsecuentemente, de la pérdida de soberanía. La provincia romana, equiparada a Ynys Prydein («Isla de Britania»), era pensada como una entidad cultural y lingüística britana (los britanos eran los antepasados de los galeses), otro de los conceptos de la historiografía galesa tradicional. Justamente debido a estos principios de continuidad y sucesión, las principales dinastías afirmaban descender de tan ilustre ancestro. La ubicación de la sede del poder en el reino de Gwynedd (norte de Gales) parece sugerir que la composición de este relato estaría vinculada a la afirmación de hegemonía de la dinastía de ese reino durante el primer cuarto del siglo XIII. Finalmente, la composición se cierra con una explicación del establecimiento de los britanos en Armórica y la fundación de Bretaña (acontecida ya en el siglo V).

Por su parte, «La aventura de Lludd y Llefelys» («Cyfranc Lludd a Llefelys»), cuyo testimonio más antiguo forma parte de la traducción al galés de la Historia de los reyes de Britania (Historia regum Britanniae) de Godofredo de Monmouth, de principios del siglo XIII16, que buscaba completar, narra eventos pseudohistóricos acerca de tres «opresiones» o «pestes» que azotaron la isla, vale aclarar, bajo dominio único de un rey galés, entre los cuales se destaca el grito espantoso de un dragón. De esta forma se tematizan tres invasiones y la manera en que fueron repelidas, retomándose tradiciones también presentes en las Tríadas de la Isla de Britania (Trioedd Ynys Prydein). Aparece aquí la lucha de dos dragones, interpretada en fuentes más antiguas como la Historia de los britanos (Historia Brittonum), y en otras contemporáneas como la ya mencionada Historia de los reyes de Britania, en términos de combate entre galeses y anglosajones. Recordemos que, con el retroceso de los romanos en la isla, los anglosajones se establecen en los territorios ocupados por los britanos, mezclándose o desplazándolos hasta quedar reducidos a lo que hoy es el actual país de Gales y Cornualles.

Los cinco cuentos restantes pertenecen a la tradición artúrica. «Culhwch y Olwen» («Culhwch ac Olwen») es conocido como el relato artúrico en prosa más antiguo redactado en una lengua vernácula, aunque su fecha de datación es bastante incierta: los argumentos más convincentes lo ubican en la primera mitad del siglo XII17. La historia de Culhwch, primo de Arturo, se enmarca dentro del motivo tradicional del héroe que busca ganar la mano de la hija del gigante tras unas serie de pruebas; combina numerosos temas provenientes de los cuentos tradicionales, como los ayudantes mágicos, los animales más antiguos, los animales agradecidos, entre otros, con distintas tradiciones legendarias y literarias que circulaban en Gales respecto de Arturo, sus guerreros y su corte, en un tono por momentos jocoso y desvergonzado. Este último aspecto lo emparenta con poemas como «¿Qué hombre es el guardia de la entrada?» («Pa gur yv y porthaur»?), en el que Arturo encarna a un jefe de una banda de guerreros, entre los que se mencionan a Cai y Bedwyr, que pretende ganar acceso a una corte y para ello declaman sus hazañas: triunfos sobre criaturas sobrenaturales, combates sangrientos, proezas físicas.

 

El relato además sobresale por una larga lista de héroes de toda clase (225 incluyendo repeticiones y 20 doncellas) que Culhwch invoca como garantes del regalo que solicita de Arturo, nada menos que la mano de Olwen, la hija del gigante. En ésta se observa en todo su esplendor el interés genealógico y el afán catalogador de la literatura galesa. Una lista semejante, pero mucho más acotada, es introducida en «Geraint hijo de Erbin», cuyo compositor abrevia en «Culhwch y Olwen». Sirve, asimismo, para demostrar el conocimiento y la pericia retórica del narrador: juegos de palabras, aliteraciones, personajes con habilidades irrisorias, exageraciones, tríadas y referencias a héroes de otros dominios como tres reyes de Francia (entre ellos, Gwilenhin, probable referencia a Guillermo el Conquistador), varios héroes irlandeses como Cú Chulainn y Conchobar mac Nesa (Cnychwr hijo de Nes), monstruos, gigantes y figuras mitológicas como Manawydan hijo de Llŷr (personaje de la segunda y tercera ramas del mabinogi) . De igual modo, todos estos ejemplos, expresan la capacidad que tiene la órbita artúrica de atraer personajes de muchas otras latitudes, enfatizando la importancia del rey y de su corte. A partir de un dispositivo de enunciación semejante al popularizado por la tradición artúrica posterior, el marco de partida de la corte tras una aventura (en este caso, la realización u obtención de uno de los objetos o seres maravillosos) y el posterior regreso, relato de la hazaña y nueva partida, «Culhwch y Olwen» nos ofrece una serie de aventuras colectivas en las que Arturo y sus hombres enfrentan con éxito algunos de los desafíos impuestos por el gigante. Se manifiesta, así, una imagen polifacética del monarca como soberano, guerrero, cazador, poeta y pacificador. El rey y sus guerreros asumen, además, un carácter que podríamos denominar «protocortés», en un momento de transición entre el perfil heroico de las antiguas tradiciones nativas y el que se desarrollará, pasando por Godofredo de Monmouth, en el continente, y que será recuperado también en los otros cuentos artúricos galeses18.

Los relatos «El cuento de la dama del pozo» («Chwedyl Iarlles y Ffynnawn»), «Geraint hijo de Erbin» («Ystorya Gereint uab Erbin») y «Historia Peredur hijo de Efrog» («Historia Peredur vab Efrawg») son historias paralelas a las narradas por el poeta Chrétien de Troyes en «Yvain o El caballero del león» («Yvain ou Le chevalier au lion»), «Erec et Enide» y «El cuento del grial» («Le conte du graal» o «Perceval»), respectivamente. La relación entre los textos galeses y aquellos en francés antiguo ha sido muy debatida por la crítica y se sostenía, en muchos casos, sobre la base de determinada perspectiva respecto de la creación de una literatura nacional para uno u otro bando19. Durante mucho tiempo predominó la llamada «teoría de la fuente común», que proclamaba la derivación de ambos conjuntos de relatos de un arquetipo (la fuente común), hoy perdido. Una tesis muy tradicional consideraba que ese texto primigenio era de origen celta y que había sido llevado al continente por conteurs bretones (recitadores que conocían tanto el francés como el bretón, una lengua emparentada con el galés) o anglonormandos, quienes, al pasar cómodamente de un idioma a otro, podían difundir temas, motivos e historias. Por otro lado, algunos investigadores propusieron la dependencia de Chrétien respecto de los textos galeses. Estos, a partir de este punto de vista, exhibirían una antigüedad y preservarían rasgos míticos ausentes de sus pares franceses, circunstancia que los convertiría en las obras originales . En cambio, la hipótesis que ha ganado consenso en los últimos tiempos argumenta que los cuentos galeses, tal y como se conservan en la actualidad, son el resultado de un complejo proceso de reescritura y apropiación cultural de los poemas franceses. En este sentido, pueden ser considerados como traducciones medievales que buscan acomodar sus textos-fuente a las demandas del público nativo y a las tradiciones literarias vigentes, así como a sus convenciones narrativas; en esta transferencia, el traductor cumple un papel fundamental como mediador entre una estética extranjera y una propia, dentro de la que ya existía, como hemos visto, un núcleo narrativo vinculado a Arturo y a sus guerreros. De esta forma, el estilo y las características narrativas se encuentran fuertemente enraizadas en la tradición galesa, al igual que muchos de los motivos, temas y personajes que aparecen y que señalan a otros textos dentro del sistema literario galés, pero que, al mismo tiempo, se incorporan elementos nuevos pertenecientes al roman, tales como la atmósfera cortés, el amor como motivación de la superación del caballero, la geografía difusa, los torneos.

Ahora bien, cada uno de los tres relatos galeses mantiene un vínculo particular con su/s respectiva/s fuente/s. Este aspecto, sumado a las particularidades de cada tradición textual y posibles fecha y lugar de composición, impone la consideración por separado de cada historia. «El cuento de la dama del pozo» se conserva, además de en los dos manuscritos emblemáticos (Libro Blanco de Rhydderch y Libro Rojo de Hergest), de forma fragmentaria en el Jesus College MS 20, siendo un testimonio fechado entre el período 1375-1425. Aunque de difícil datación, como todos los relatos reunidos aquí, vale señalar que se lo sitúa en la primera mitad del siglo XIII, posiblemente en el sur de Gales20. En él se narra la expedición de Owain al pozo encantado tras los pasos de otro guerrero de la corte de Arturo, Cynon, quien al llegar allí fue derrotado por el custodio de la maravilla, el Caballero Negro. Owain, por el contrario, lo vencerá y se quedará con su mujer y sus tierras, esto último gracias a las gestiones de la doncella de la dama, Luned. Nuestro héroe establece, así, su propia corte, pero Arturo lo extraña y sale en su busca, hallándolo luego de que Owain abatiera, como nuevo guardián del pozo, a toda su mesnada menos a Gwalchmai y al monarca mismo. Después del banquete y las celebraciones de rigor, Owain pide permiso para partir por un año junto con Arturo, año que se transforma en tres y desencadena la ira de la dama. Para expiar su culpa, Owain se exilia en el bosque, desde donde emprenderá una carrera de superación a través de una serie de aventuras protegiendo a damas y doncellas en apuros (y a un león, a quien salva de las garras de una serpiente y que se convierte en su fiel compañero), hasta recuperar el amor de su mujer. Una vez reconciliados, el relato continúa con una última aventura, equivalente a la Pésima Aventura del poema francés, en la cual se subrayan el crecimiento individual del héroe, su misericordia y el regreso triunfal como jefe de la mesnada de Arturo a su propio reino. Vemos, de este modo, cómo el traductor acomoda, a nivel argumental, la historia de acuerdo con los propósitos que persigue para su composición.

Por su parte, una sección limitada de «Geraint hijo de Erbin» se halla en el manuscrito Peniarth 6 fechado en la segunda mitad del siglo XIII, lo que lo convierte en el testimonio más antiguo de este relato y dicha fecha en el periodo de su probable composición21. En el Libro Rojo de Hergest incluye en el título el término ystorya, «historia», un préstamo latino que quizá haga referencia al origen escrito de su fuente. Aquí hallamos un texto un poco más breve que el de Chrétien, en el que se narran la caza del ciervo blanco, el insulto a la doncella de la reina y luego al propio Geraint, el torneo por el gavilán, el casamiento con Enid, la discusión y la serie de aventuras que emprenden los esposos, hasta culminar rápidamente en la corte del iarll Owain y el triunfo de Geraint en el juego dentro de la cerca de niebla (equivalente al episodio de la «Alegría de la corte» en Erec et Enide). Resulta particularmente interesante notar la referencia al multilingüismo de la zona en una parte del relato, cuando un caballero le habla a Geraint de «Gwiffred Petit» («Gwiffred el Pequeño»), como lo llaman los franceses e ingleses, a quien los galeses conocen como «Y Brenin Bychan», «El Rey Pequeño».

«Peredur hijo de Efrog» es también es un texto proveniente de la segunda mitad del siglo XIII. Además de la versión larga que hallamos en el Libro Blanco de Rhydderch y el Libro Rojo de Hergest, se conserva una versión corta en los manuscritos Peniarth 7 y Peniarth 14, datados alrededor de 1300 y 1325, respectivamente. En este último se le da el nombre «Ystoria Beredur», recuperando el término ystorya que aparece en «Geraint hijo de Erbin». Este cuento presenta mayores particularidades respecto de su contraparte en francés antiguo, ya que al hilo argumental de base se le introducen varios episodios nuevos, entre aventuras (la pelea contra el monstruo marino Adanc o Afanc, la lucha contra la serpiente que custodia un tesoro, el castillo del tablero mágico, entre otras), toda la sección inicial y escenas menores como la del árbol que se quema. Por detrás de todo este material, los críticos han rastreado la influencia de fuentes diversas en su composición: además del Perceval de Chrétien de Troyes, Bliocadran, La segunda continuación (de El cuento del grial) y Lancelot22. El relato retiene del poema francés la estructura entrelazada de las aventuras de Gwalchmai y Peredur, al igual que el famoso ensimismamiento del héroe contemplando la sangre en la nieve y pensando en su enamorada, aunque lo casa con la emperatriz de Constantinopla para luego retomar el marco de la corte como catalizador de aventuras y darle un final al inconcluso poema con el episodio de las brujas de Gloucester. En este contexto, el grial es interpretado como un plato que lleva una cabeza ensangrentada.