22 minutos sin vida

Antes de tomar la decisión de escribir, me dedicaba de lleno al comercio y al deporte, pensando siempre en tener más o mejorar mis metas deportivas.

Recuperado de una muerte súbita a causa de un infarto por el que estuve 22 minutos sin vida, entendí que, hasta entonces, había vivido en la búsqueda de una mejora siempre orientada hacia el futuro. No era consciente de que mi mejor versión estaba en el tiempo presente. Hice un cambio rotundo y empecé a vivir cada momento como si fuera el último.

Mientras me recuperaba recapacité y me dije: tengo que escribir un libro. Quería contarle a la gente acerca de mi experiencia, acerca de aquello que no vemos en lo cotidiano, e instarla a disfrutar de las pequeñas grandes cosas de la vida.

Empecé a escribir y me inscribí en el taller de experiencia poética de Daniel Pérez. Me encantó el descubrimiento y por ello decidí agregar un poema a cada capítulo.

Ahora es el único tiempo. Vivilo a pleno.