Tienen poder tus palabras

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Tienen poder tus palabras
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Letrame Editorial.

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© Roberto J. A. Muñiz

Diseño de edición: Letrame Editorial.

Maquetación: Juan Muñoz Céspedes

Diseño de portada: Rubén García

Supervisión de corrección: Ana Castañeda

Fotografía de autor: Chicho Pérez (wincheproducciones.com)

ISBN: 978-84-1386-517-1

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

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INTRODUCCIÓN

Vuelvo a publicar, vuelvo a expresarme entrecortando frases, evitando rimas, llamando a todo esto poesía.

Ha sido un largo camino, no tanto por la distancia sino por el tiempo que he recorrido para al fin publicar este libro. 88 poemas, 16 años.

Primero me di cuenta de que habían pasado dos años desde la publicación de Cero, mi segundo libro de poesía. Luego, de repente, pasaron otros diez años. El tiempo se escapaba por algún hueco del calendario y tenía que remediarlo.

Me dispuse entonces a recopilar todo lo que había negado haber escrito, preparando otro poemario. De nuevo, cientos de palabras entre libretas y folios sueltos, en notas del teléfono y del ordenador. Mucho que seleccionar, mucho que contar.

Un día paré a descansar de tanto leer y releer, y se me escaparon los años otra vez.

Mientras tanto, por suerte, seguía escribiendo.

Se me acumulaban los versos, versos que además empezaban a inquietarse, a desafiarme, a escaparse sin motivo en mis conversaciones. Sabía bien que tenía que hacer algo, tenía que buscar una motivación, encontrar un criterio que me ayudase a seleccionar entre tanto escrito. Surgió en cambio una nueva complicación: cuando leía lo más antiguo no me reconocía, no me identificaba con aquella voz que un día fue mía.

En lugar de volver a poner tiempo de por medio hallé el criterio que buscaba.

Siempre había escrito para mis adentros, no para recitar a viva voz, por eso precisamente no me atrevía luego a leerme en alto delante de la gente. Esto tenía que cambiar. De este modo empecé a recitarme en voz alta, sin miedo a ser escuchado (evitando molestar a los vecinos) y me empezó a gustar esta nueva manera de escribir. Me dije «hágase mi voz» y vi que mi voz era buena.

Volví a leerme, volví a recomponer lo compuesto, viajé en el tiempo a los momentos y lugares que me inspiraron cada poema. Sin cambiar la esencia, me animé a mí mismo a ajustar las inspiración a mi nueva forma de entender la poesía. Si acerté o no, eso ahora es algo que dejo en tus manos.

Fueron muchos los poemas, más de mil. Fueron muchas las vidas, más de diez. Aquí tienes lo que salvé; estos 88 poemas son un nuevo inicio a partir de lo que he sido y sigo siendo, son un paso adelante, una mirada al frente sin dejar de lado mi pasado. Este soy yo a partir de lo que he sido.

Este libro es una invitación. Si lo deseas, pasa, entra.

Prólogo: Rien de Rien

Uno de los mayores placeres que puede darte la lectura de un libro es sentir que, cuando lo acabas, podrías tomarte un café con el autor y serías capaz de reconstruir pedazos de su vida. En mi caso, he de confesar que parto con una cierta ventaja que me da el haber conocido a Roberto hace ya unos cuantos años. Y, a pesar de ello, me he descubierto buceando entre rincones sobre los que nuestra buena amistad no había arrojado luz y que han sido un viaje hacia un pasado con muchas más puertas entreabiertas de las que yo había imaginado.

Confieso (otra vez) que es difícil escribir siendo objetivo sobre algo que sé de primera mano que ha costado tanto y de alguien que no es solamente uno de esos raros talentos que las letras sueltan de vez en cuando, sino que también es un superviviente y, sobre todo, una persona de esas a las que llamarías para cualquier emergencia.

Este compendio de poemas es un repaso de las experiencias vitales de Roberto (Rober) durante sus últimos años y al acabarlo tienes ganas de saber más de las bambalinas sobre las que se ha erigido el teatro donde se representa su vida. Esas ocho secciones que repasan sus vivencias sin cortapisas ni medias tintas son, sin duda, una carretera abierta hacia sus sentimientos y, esa cualidad, la sinceridad con la que hablan los poemas, es para mi su mayor virtud.

El libro empieza impregnado de una declaración de intenciones donde abunda la necesidad de reafirmación, las declaraciones de amor y desamor e incluso de odio, como en mi favorito en la primera sección (y casi de todo el libro) de 8 a 10. El espíritu isleño impregna unos versos que hablan de mar, de olas y de mareas.

Nostalsong y Lo que no llegué a cantar son un canto al paso del tiempo, una mirada hacia atrás con algunas luces de optimismo que pavimentan el futuro como en el poema Sin más. Esa chispa de alegría se inflama definitivamente en Anotaciones del camino, con unos primeros poemas que son un repaso vital de sus vicisitudes por el extranjero y que enseña sin tapujos los altibajos que toda persona que haya vivido fuera de casa reconocerá como propios.

Deudas sin saldar aparece con un poso sosegado, demostrando una madurez de espíritu de quien ha aprendido a nadar en un océano de incertidumbres. Relatos irrumpe como una montaña rusa de emociones que desemboca en el brillante Defectos, con aires de canción sabinera, de esas que canta uno con un corazón roto o unas copas de más.

Poemario nº 5 contiene ese tipo de poemas, de declaraciones, que parece que hablan al lector directamente sin tener que romper la cuarta pared. Son poemas con aroma de liberación, de llegada hacia un sitio largamente buscado. Y todo eso se confirma con Sin rencores, que es un canto claro a la libertad conseguida, a la mirada optimista y a la reafirmación vital.

Este libro tiene el aroma a tragedia heroica que Édith Piaf cantaba en Non, Je ne regrette rien. Es un latigazo de autoestima y una tormenta de sentimiento puro con mesetas de calma y optimismo. Y yo podría seguir contando cosas, hablarles de las mil virtudes y algunos defectos del autor, analizar métricas y tipos de rima de los poemas, pero prefiero que la persona que tenga la fortuna de hacerse con este libro lo saboree con calma y se acerque hacia el mundo que plantea. Un mundo del que, a pesar de contar con información de primera mano como en mi caso, uno se queda con ganas de conocer más.

Javier Mendoza

DECLARACIONES Y NUEVAS CONFESIONES

Esta vez

Esta vez no habrá fechas,

no nombraré los lugares que visité,

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