El mall más grande del mundo

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El mall más grande del mundo
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Letrame Editorial.



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© Ricardo Eduardo Sánchez Pie



Diseño de edición: Letrame Editorial.



Maquetación: Juan Muñoz



Diseño de portada: Rubén García



Supervisión de corrección: Ana Castañeda



ISBN: 978-84-1386-853-0



Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.



Letrame Editorial no tiene por qué estar de acuerdo con las opiniones del autor o con el texto de la publicación, recordando siempre que la obra que tiene en sus manos puede ser una novela de ficción o un ensayo en el que el autor haga valoraciones personales y subjetivas.



«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)».



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Para Catalina por todo su amor y apoyo.



Para mis queridos hijos Alex, Mari y Rafa.




Prólogo



Dentro del libro El mall más grande del mundo, Ricardo Sánchez Pie nos lleva en un recorrido histórico de las distintas transformaciones de los espacios comerciales, en paralelo resalta su importancia dentro del mercado, al mismo tiempo que nos desvela los elementos que determinan el éxito y el valor de las ubicaciones. Por si esto fuera poco, resalta el impacto que tienen las plazas en las personas, pero sobre todo el impacto de las personas en las plazas.



Durante el viaje que Ricardo ofrece, se recorre el mundo de los centros comerciales analizando todo lo que sucede alrededor de estos, y su impacto dentro los mercados inmobiliarios, haciendo paradas en distintas etapas históricas explicando los desafíos que las plazas comerciales han enfrentado, así como las maneras en que dichos espacios han ido evolucionado. De igual manera, analiza y describe la interacción de los espacios con las nuevas tendencias, los métodos de consumo alternativos y las siempre nuevas tecnologías.



El autor explora de forma inédita la manera en que las personas (nosotros, los usuarios) son un elemento clave que determina el éxito de los inmuebles, rompiendo los paradigmas de la industria y reinterpretando el viejo dicho «ubicación, ubicación, ubicación», desmenuzando el pensamiento del usuario y logrando encontrar la manera en que las motivaciones, los incentivos y las distintas emociones impactan e inciden en el futuro de las ubicaciones. El libro ofrece una forma original de comprender al consumidor, al mismo tiempo que nos lleva de la mano para entender «las reglas del juego inmobiliario», otorgando herramientas técnicas y prácticas que, sin importar la geografía, la cultura, el producto, el tipo de plaza o la forma de compra, nos ayudan a determinar el éxito, ya sea de un pequeño local comercial en una esquina de cualquier ciudad o de un gran complejo comercial de miles de metros cuadrados.



A lo largo del libro Sánchez Pie, gracias a su experiencia de décadas, actuando siempre desde posiciones ejecutivas y desde distintas trincheras, ya que ha estado tanto del lado del comerciante como del desarrollador o como asesor de ambos, lo cual lo posiciona como una de las personas que en México más sabe sobre este tema, nos presenta un análisis de 360 grados del ABC de comercio minorista. Nos explica los ¿qué?, los ¿cómo? y los ¿para qué? del mundo comercial. Su lectura es un viaje que nos nutre con las perspectivas de los distintitos actores de la industria, nos lleva «de los zapatos» del desarrollador inmobiliario, a los del comerciante, a los de los consumidores, y a los del profesional inmobiliario, permitiendo así una visión integral del fenómeno inmobiliario comercial en sus distintas etapas hasta llegar a la actual.



Ricardo te hará saber el porqué de los precios y el valor que se le asigna a una ubicación, y te ayudará a entender las múltiples razones por las cuales algunas ubicaciones son mejores que otras para determinadas mercancías o conceptos. De igual forma entenderás por qué los estilos de vida y circunstancias en las que se encuentran los «clientes», son determinantes para poder afirmar si hay o no mercado para un determinado concepto, producto o servicio y la relevancia de esto tanto para el desarrollador como para el mercante.



No importa si lees este libro porque eres un desarrollador, inversionista o un avezado comerciante que busca hacer crecer su cadena de tiendas, ya que dentro de la lectura encontrarás una serie de pasos muy concretos que hay que dar para poder incrementar las probabilidades de éxito en tu emprendimiento, de una manera profesional basada en metodologías probadas, que te alejan de la intuición y descartan «la prueba y error». En mi opinión, el autor ha redefinido la manera en que las tres reglas de oro para el éxito de un desarrollo inmobiliario se tienen que interpretar y no tengo duda de que tanto los unos como los otros encontrarán que la información que Ricardo Sánchez Pie proporciona es ágil, amena y útil. Se puede afirmar que lo que el autor nos ofrece será el libro de cabecera para todos aquellos que pertenecemos al mundo de los bienes raíces comerciales.




Lic. Javier Lomelín Anaya.



Director general Colliers México.







Agradecimientos



Quien se pierde en su pasión ha perdido menos que quien ha perdido su pasión.



Søren Kierkegaard




Comencé a escribir el borrador de este libro durante la cuarentena obligada por la pandemia de la COVID-19. La ralentización económica y el confinamiento me regalaron el tiempo que me faltaba para ordenar las ideas, artículos de periódicos, revistas y libros que había venido guardando con el propósito de, algún día, escribir estas líneas.



Quiero expresar mi reconocimiento a los autores de obras iluminadas que me inspiraron algunas ideas para darles un enfoque específico. Ahí está El Economista Camuflado, de Tim Harford, publicado por Editorial Planeta en 2007, que cayó providencialmente en mis manos y que me cautivó desde la primera página. Otro libro representativo es ¡Sálvese quien pueda!, de Andrés Oppenheimer, publicado por Penguin Random House en 2018, acerca del futuro del trabajo en la era de la automatización. Esta obra la descubrí navegando en mi Kindle y se lo recomendé a Catalina, mi esposa, quien es consultora y terapeuta en temas relacionados con el desempleo. Para mí fueron útiles las reflexiones en torno a la incidencia de Amazon y la automatización en el comercio minorista. Otro autor para destacar es Paco Underhill, autor del best seller Why We Buy: The Science of Shopping, que hace un agudo diagnóstico antropológico del comprador contemporáneo y cómo maximizar las ventas en la tienda. Este libro lo adquirí en Amazon, como la mayoría de los libros que compro. Supe de él navegando en internet al encontrar un texto publicado por un colega argentino que se refería a este y mi curiosidad tuvo su recompensa.



El detonador para escribir este libro lo hallé al leer el prólogo del libro En busca del sentido, de Alex Pattakos. Relata que un día acudió a visitar a su maestro Víktor Frankl, el célebre fundador de la escuela vienesa de Logoterapia y autor de El hombre en busca de sentido, para comentarle que pretendía escribir sobre el sentido del trabajo. Frankl le respondió: «Robert, escribe tu libro, el mundo lo necesita». La frase me impactó y la comenté con Catalina. Salvo ella, nadie me había dicho que escribiera un libro y mucho menos que «el mundo lo necesita». Empecé así a reflexionar acerca del propósito que debería tener el libro y quién podría necesitarlo.



Quiero agradecer a Catalina por alentarme a escribir, pero también a aquellos que, deliberadamente o sin darse cuenta, me han enriquecido con sus conocimientos y su amistad. Mi agradecimiento a cada uno de los que, poco a poco, me fueron nutriendo de ideas hasta que, colmado el vaso, inevitablemente se derramó.




Introducción



Nunca invierta en un negocio que usted no puede entender.



Warren Buffett.




Si te gusta deambular por los centros comerciales eres una persona normal, pero a los ojos de los comerciantes, administradores, propietarios, inversionistas, comercializadores, analistas del mercado inmobiliario, eres alguien especial. Tal vez sientas que tu «experiencia de compra» fue única sin estar consciente de que es el resultado de una compleja maraña previa de negociaciones, discusiones, de tira y afloja y tensiones entre los diferentes jugadores que trabajaron para hacer posible que exista ese centro comercial.



La decisión de acudir a este centro comercial y no al otro ¿fue casual? Seguramente tu cerebro procesó una variedad de razones complejas: cercanía, facilidad para estacionarse, producto o servicio que requiero, variedad de tiendas, atmósfera agradable, seguridad y precios accesibles a mi presupuesto.



Cuando entras en una tienda tampoco percibes el extraordinariamente complejo sistema que hace posible que los artículos se encuentren ordenados en los estantes, que funcione la iluminación, que el lugar se encuentre limpio, que haya un empleado debidamente entrenado para atenderte. Los diseñadores de escaparates lograron atraerte hacia el interior y compraste un artículo que tal vez ni siquiera pensabas que lo querías o necesitabas. Cientos de personas hicieron posible que cumplieras tus impredecibles deseos.

 



Actualmente el mundo vive un periodo de transición en el comercio minorista de consecuencias insospechadas que nos abren nuevas posibilidades hacia el futuro. Por esto, debemos estar atentos a los avances tecnológicos que marcan las tendencias, particularmente si nuestra intención es incursionar en el comercio minorista y no quedar rezagados o fuera de competencia.



Espero que al final de la lectura tengas una visión más amplia sobre estos temas para tomar decisiones informadas y sean fuente de inspiración de nuevos emprendimientos.




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Las innovaciones que cambiaron la historia del retail



La sacudida de contexto que vivimos tiene un lado fascinante, el momento se vuelve idóneo para innovar…



Eduardo Caccia




Ciertamente, desde el inicio del comercio que se hacía mediante el trueque hasta la época del comercio en línea, hay innovaciones que han marcado la evolución de esta actividad fundamental de la sociedad. No es el propósito de este capítulo describir todas las facetas del comercio tales como la invención de la moneda, la economía, la distribución, el transporte de mercancías, ni los tratados de comercio internacional, sino que nos concentraremos en señalar la evolución del espacio donde se realiza la actividad comercial del menudeo. Por tal motivo, nos referiremos a las edificaciones y conceptos de diseño y de mercadeo que, considero, constituyen las aportaciones más trascendentales que han roto los paradigmas y dado origen a cambios en el estilo de vida.




El mercado popular



El primer centro comercial cubierto de la historia es el Mercado de Trajano construido en la antigua Roma entre los años 107 y 110 d. C. El Mercado de Trajano formaba parte del Foro de Trajano que, a su vez, era un componente del Foro Romano. El Foro Romano era un magno conjunto urbanístico con usos diversos que incluía los foros de Trajano, Augusto, César, Nerva y Vespasiano.



El Foro de Trajano, aparte del mercado, incluía la Basílica Ulpia destinada para hacer justicia y un edificio de seis niveles de planta semicircular de los cuales los tres primeros niveles se destinaban para el comercio donde operaban ciento cincuenta locales. Los niveles superiores tenían uso de oficinas del Imperio y una biblioteca.



Esta importante área arqueológica salió a la luz en 1924, cuando Benito Mussolini decidió construir la actual Avenida de los Foros Imperiales (antigua Vía del Imperio). Hasta entonces, los Foros Imperiales habían permanecido ocultos por un apretado entramado de casas medievales y renacentistas, de las que todavía se ven abundantes restos.



En 2007 se estableció en el antiguo mercado el Museo de los Foros Imperiales dedicado a la arquitectura de los foros con interesantes réplicas, maquetas y videos. Si te animas a entrar podrás recorrer los espacios de las antiguas tiendas y tabernas.









El mercado de Trajano en el Foro Romano, Roma, Italia.



Foto de autor desconocido bajo licencia CC BY-SA




El bazar



El Gran Bazar de Estambul, construido en 1461 es a la fecha uno de los mercados cubiertos más grandes del mundo que alberga tres mil seiscientas tiendas distribuidas a lo largo de sesenta y cuatro calles en una superficie de cuarenta y cinco mil metros cuadrados. Su tasa de ocupación es del 100 por ciento (!).



Para mi gusto, la importancia innovadora del Gran Bazar radica en que los talleres gremiales se distribuyeron por barrios creando el concepto de zonificación.



Con el tiempo, las calles que formaban estos talleres fueron cubiertas por bóvedas y formando así el actual Gran Bazar. Esta distribución por gremios se mantiene actualmente, de tal forma que el Bazar está estructurado según los productos que se venden en ellas. Existen zonas de venta de joyería, cerámica, calzado y vestimenta, alimentación y productos artesanales.



Si vas a Estambul, no te puedes perder esta maravilla. Los deambulatorios cuentan con nomenclatura y señalización de los distritos o barrios gremiales, pero no es mala idea llevar un plano del mercado para no perderte pues es gigantesco.









El Gran Bazar, Estambul, Turquía.



Foto de Autor desconocido bajo licencia CC BY-SA




Los pasajes comerciales



Si bien el primer pasaje comercial o galería fue en París en el siglo xviii, ubicado por el rumbo del Palais Royal, de ahí se extendió al resto de las principales ciudades de Europa a lo largo del siglo xix, logrando su máxima expresión de belleza en Italia. A mi parecer, el ejemplo más destacado es la célebre Galleria Vittorio Emanuele II. El edificio, construido entre 1865 y 1877, está formado por dos arcadas perpendiculares cubiertas por una bóveda de vidrio y hierro. La galería se encuentra ubicada entre dos de los principales monumentos de Milán: la Catedral y el Teatro alla Scala. Vale la pena ir a Milán solo por admirar estos bellísimos espacios. Cuando camines por la Galería Vittorio Emanuele II admirarás tiendas de importantes firmas como Prada, Gucci y Louis Vuitton. La mezcla de establecimientos de la galería incluye restaurantes entre los que se hallan algunos de los establecimientos más antiguos de Milán, como es el caso del histórico Café Biffi, fundado en 1867.









Galería Vittorio Emanuele II, Milán, Italia.



Foto de Autor desconocido bajo licencia CC BY




Las galerías comerciales contribuyeron de forma valiosa en la evolución del comercio al detalle creando espacios de gran lujo y refinamiento. El mérito de la galería fue la de maximizar el potencial comercial al conectar dos lugares generadores de alto tráfico por medio de una calle peatonal con cubierta acristalada, instalando tiendas lujosas, finos restaurantes y concurridos cafés. Aparte de cubrirse de las inclemencias del tiempo, el deambulatorio contaba en la época con iluminación artificial con luminarios de gas convirtiéndose en un destino de encuentro de la alta sociedad. Aunado a lo anterior, surgió por primera vez el aparador de las tiendas, un elemento fundamental para la exhibición de la moda y accesorios. Por su tipología, refinamiento e imagen, sin duda puedo afirmar que el concepto de galería es el precursor inmediato del fashion mall tal como lo conocemos hoy en día.





La venta por catálogo



Montgomery Ward con sede en Chicago, innova con el lanzamiento en 1872 del primer catálogo de venta por correspondencia. Luego de dos décadas, el catálogo llegó a ser un libro de quinientas cuarenta páginas con fotografías e ilustraciones de veinte mil productos que se enviaba por correo a tres millones de hogares urbanos y rurales de Estados Unidos. Este modelo de negocio fue replicado por otros competidores, siendo Sears Roebuck el más influyente.




La escalera eléctrica



Una significativa innovación en la historia del retail fue la invención de la escalera eléctrica pues multiplicó el tráfico de los pisos superiores al mejorar su accesibilidad.



Fue el inventor Jesse Wilford Reno quien instaló la primera rampa mecánica en 1893 en la estación Cortland Street de Nueva York, de trece metros de longitud y un desnivel de seis metros de altura.



La primera rampa mecánica, sin escalones, que se instaló en un almacén comercial fue en la tienda Harrods en Londres, en 1898.



Es en la tienda Macy´s de Nueva York donde se instala, por primera vez en 1902, una escalera eléctrica de la marca Otis con escalones de madera planos.



Las crónicas de la época narran que los empleados de la tienda se vieron obligados a controlar el tumulto de las personas que deseaban subir por las escaleras.



La tienda de autoservicio



Clarence Saunders, abrió el 16 de septiembre de 1916 la primera tienda de autoservicio Piggly Wiggly en Memphis, Tennessee.









Tienda Piggy Wiggly, Memphis, Ten. EE. UU. 1916.



Foto de Autor desconocido bajo licencia CC BY-SA




Este concepto introdujo varias innovaciones que perduran hasta la fecha en la industria: el primero consistió en eliminar el mostrador y colocar toda la mercancía en estantes al alcance de la mano del cliente. La segunda innovación fue proporcionar una canasta de compra. La tercera aportación fue etiquetar con precios los productos de los estantes colocando la mercadería por familias, para que los clientes pudieran comparar los precios de las diferentes marcas. Cuarta, se eliminó la venta a granel para agilizar el despacho de la mercancía y se implantó la venta de productos empaquetados a precio fijo. Quinta, se puso uniformes a los empleados creando una imagen de servicio, y sexta, los clientes recibían un recibo impreso después de pagar con el desglose de la compra.








Interior de la tienda Piggy Wiggly, 1917.



Foto de Autor desconocido bajo licencia CC BY-SA




El drive-thru



¿Qué puede haber más cómodo que comprar sin bajarse del auto? Esta innovadora idea fue puesta en marcha por primera vez en la década de 1930 en una sucursal bancaria del Grand National Bank of St. Louis, Missouri. El propósito era agilizar el servicio a los clientes del banco dándoles la atención directamente en su auto desde una ventanilla con frente al arroyo, evitando a los clientes la molestia de estacionar su coche, de entrar al establecimiento y de hacer turno para realizar la transacción.



La idea fue tomada por Sheldon Chaney, un emprendedor que convirtió en 1947 una pequeña gasolinera en un restaurante al que llamó Red’s Giant Hamburg, ubicado en Springfield, Missouri, ee. uu., sobre una autopista de gran tráfico vehicular, resultando muy conveniente para los automovilistas que podían pedir desde el coche y reemprender rápidamente su camino.



El concepto se perfeccionó en 1948 en un nuevo establecimiento ubicado en Baldwin Park, California, llamado In-N-Out, concebido especialmente para vender hamburguesas y patatas fritas a los automovilistas en la ventanilla. Para agilizar el proceso, se añadió un interfono y un menú. De esta forma, un empleado tomaba la orden, otro preparaba el pedido, otro empacaba y otro cobraba y entregaba en ventanilla el producto. A la fecha, el sistema funciona de la misma forma.



Aproximadamente el 50 por ciento de las ventas de comida rápida en Estados Unidos se realiza a través de las ventanillas. El concepto, coloquialmente llamado drive-thru, ha sido adoptado por otros negocios de conveniencia como farmacias, tiendas de conveniencia, cafeterías, tintorerías, bancos y hasta guarderías.




Los centros comerciales



El primer centro comercial totalmente cerrado y climatizado de los Estados Unidos, es Southdale Center ubicado en Edina, un suburbio al sur poniente de Minneapolis-Saint Paul, Minnesota. Southdale abrió sus puertas en octubre de 1956.



Southdale Center fue conceptualizado y diseñado por un visionario, Victor Gruen, que supo interpretar la necesidad que generaba el emergente estilo de vida suburbano de los Estados Unidos de los años cincuenta, centrado en el uso del automóvil y el aburrimiento de la vida suburbana. El propósito era crear un centro urbano donde la gente pudiera socializar, comprar y comer, además de contar con servicios de infraestructura y equipamiento tales como un centro médico, escuelas y residencias.



La inauguración de Southdale Center marcó un éxito mediático instantáneo, al grado que motivó la visita, un mes después, del célebre arquitecto Frank Lloyd Wright quien recorrió el conjunto de setenta y cuatro mil metros cuadrados, cinco mil doscientos cajones de estacionamiento y setenta y dos inquilinos. Frank Lloyd anticipó que este nuevo y conveniente concepto de negocio sería un golpe demoledor para los comercios tradicionales establecidos en los centros de las ciudades.



Desde luego, la experiencia de la gente de poder gozar de un lugar moderno, amplio, cómodo, limpio, con tiendas con aparadores deslumbrantes y variedad de comida en un clima confortable de 24 °C —cuando fuera se padecía del gélido invierno de Minnesota—, lo convirtió en un destino de compras de la región de Minneapolis y Saint Paul.

 



El centro comercial fue originalmente anclado por Dayton’s, Donaldson’s y dos subanclas: Walgreen´s y Woolworth; paulatinamente abrieron nuevos inquilinos y restaurantes. Una ampliación al centro comercial se construyó en 1972 para incluir una tienda JCPenney de veintitrés mil metros cuadrados, convirtiéndose en la tercera tienda ancla de Southdale.



Todo era maravilloso hasta que, en 1976, se dio la construcción de Galleria Edina, un nuevo centro comercial al otro lado de la calle de Southdale lo que ocasionó que el mercado se dividiera. Los problemas empezaron a acrecentarse con la llegada de dos nuevos competidores dentro la zona de influencia: Eden Prairie Center y el inmenso Mall of America, lo que motivó que Southdale, en un esfuerzo por mantenerse competitivo, emprendiera en 2001 una remodelación y ampliación del centro, que incluyó un complejo de cines con dieciséis pantallas y una zona de entretenimiento, más restaurantes y tiendas. Estas mejoras no lograron detener la caída en la ocupación derivada de la competencia y de las sucesivas cierres y quiebras en 2017 de las tiendas departamentales Gordmans’s y JCPenney y de importantes tiendas de especialidades con presencia nacional.




La tienda de descuento



En 1962 se gesta una variante de la tienda de autoservicio, solo innovador por ofrecer precios de descuentos: la tienda de descuento. Destaco la coincidencia de que ese mismo año abrieron, con diferencia de tan solo unos meses, las primeras tiendas de K-Mart, Target y Wal Mart por lo que es difícil determinar quién es el creador del concepto. K-Mart apertura el 1 de marzo de 1962, en Garden City, Michigan, Target abre el 1 de mayo de 1962 en Roseville, Minnesota y Wal Mart inaugura el 2 de julio de 1962 en Rogers, Arkansas. Paradójicamente, el local ocupado por la primera tienda de Wal Mart, en la actualidad es una tienda de antigüedades.



La estrategia común de las tiendas de descuento es transferir al cliente los descuentos que obtienen de la compra en grandes volúmenes de sus proveedores, con la visión de vender más volumen sacrificando el margen. Para que el modelo de negocio funcione se reducen los costes de operación al mínimo, incluido el bien raíz, lo que significa grandes superficies ubicadas en zonas de crecimiento urbanístico con un costo por metro cuadrado más económico.



Para reducir el coste de personal, emplean la fórmula del autoservicio con muy pocos empleados que desempeñan diversas funciones. Las tiendas de descuento suelen reducir los costes al máximo como los relacionados con la decoración, el mobiliario y el consumo de la energía eléctrica en el interior de la tienda. Algunas cadenas llegan a exponer el producto sobre las propias tarimas de transporte.



Este modelo de negocio fue replicado, primeramente, de forma regional y posteriormente en otros estados. Cabe señalar que la única cadena que ha tenido éxito fuera de Estados Unidos es Wal Mart al adquirir cadenas que ya operaban pero a las cuales les imprimió su sello, cultura de alta eficiencia y dinamismo. Target, por el contrario, fracasó en su incursión en Canadá derivado de problemas en la cadena de suministro. Kmart también incursionó en Canadá y países de Europa del Este, pero terminó vendiendo derivado de sus propios problemas financieros domésticos. Kmart se declaró en bancarrota en 2002, tras perder frente a Wal Mart y otros rivales la batalla por los precios bajos. La empresa contaba con dos mil cien tiendas.




La entrega a domicilio



Entregar a domicilio no es una forma de comercio reciente, pero sí se le debe a Domino’s Pizza, desde su creación en 1960, el masificar el concepto. La idea ingeniosa de tomar los pedidos por teléfono y enviar la orden a domicilio con una promesa de entrega en treinta minutos cambió los hábitos de consumo y estilo de vida. El modelo de negocio se ha replicado por otras cadenas y se ha convertido en un negocio muy sofisticado manejado por empresas multinacionales que hace posible que pequeños restaurantes puedan tercerizar el servicio. Hoy en día, cualquier restaurante, grande o pequeño, debe incluir la entrega a domicilio dentro de sus canales de venta, pues significa una venta incremental de hasta el 40 por ciento. Este negocio ha crecido de la mano de las aplicaciones móviles que ofrecen los productos de una gran variedad de restaurantes. Una nueva línea de negocio derivado de esta modalidad de servicio son las cocinas ocultas que preparan los alimentos de diversos restaurantes en una cocina industrial ubicada fuera de los corredores comerciales cuyo alquiler es sustancialmente menor y también los costes de infraestructura.




La venta en línea



La llegada en 1992 de internet y la rápida popularización de los ordenadores personales fueron el fundamento para que, en 1995, Amazon saliera al mercado con una plataforma tecnológica de comercio electrónico estableciendo una innovación fundamental y decisiva para el comercio minorista. Los consumidores, ante la facilidad y conveniencia hemos optado por hacer nuestras compras en línea imponiendo un nuevo estilo de vida y de consumo, diferente del comercio tradicional. Tengo presente cuando en un simposio de expertos en centros comerciales, Andrew Strenk, un prestigiado colega, levantó su móvil en lo alto y dijo que en la mano portaba «la llave al centro comercial más grande del mundo» y, en efecto, tenemos disponible las 24 horas del día el catálogo más amplio de productos que hayamos imaginado.



Lo anterior me trae a la mente una reflexión: ¿Qué hubiese pasado si las tiendas que dominaban las ventas por catálogo hasta la década de los sesenta hubiesen persistido y perfeccionado su sistema de entregas y solo se hubiesen sumado a internet? Estimo que su catálogo de ventas impreso se habría convertido fácilmente en un catálogo en línea actualizable todos los días y hoy no abría el abismo que se ha creado entre Amazon con 60 por ciento de participación del mercado minorista en línea.




El smart retail



Amazon no se conforma con ser dominante en el comercio en línea, quiere todo, y para ello ha incursionado con tiendas físicas. En 2015, abrió su primera librería física Amazon Books.



En 2018 abrió su primera tienda de conveniencia totalmente automatizada Amazon Go de ciento ochenta metros cuadrados en Seattle, «No hay que hacer cola, no hay que pasar por ninguna registradora. Simplemente lo tomas y te vas», dice el mensaje en su página web. Efectivamente, en la tienda automatizada el cliente pasa su móvil por unos sensores y escanea un código QR. A través de la aplicación Just Walk Out los clientes pueden seleccionar cualquier producto alimenticio e introducirlo directamente en su bolsa de la compra. El cobro se realiza mediante facturas electrónicas enviadas a las tarjetas de crédito de los clientes al salir de la tienda ya que no hay cajeros ni necesidad de esperar para pagar a la salida. Otro concepto es Amazon Go Grocery que ofrece todo lo que buscarías en una tienda de barrio desde productos frescos, carne, pescados… hasta repostería y artículos básicos del hogar.









Interior de una tienda Amazon Go.



Foto de Autor desconocido bajo licencia CC BY-ND.




La realidad virtual y la realidad aumentada



Amenazas adicionales se ciernen sobre el actual modelo de la tienda física que se resista a evolucionar y me refiero a los nuevos dispositivos de realidad virtual y la realidad aumentada que anticipan revolucionar aún más la forma en la que compramos. La aplicación de realidad virtual instalada en nuestro móvil, combinado con un visor de realidad aumentada, nos va a permitir hacer pruebas de manejo de autos, y test-fits en tercera dimensión de muebles y equipos en su espacio real antes de comprarlos reduciendo nuestro margen de error y de frustración. También se reducirán las costosas devoluciones.



Debido a mi profesión de consultor inmobiliario especializado en el comercio minorista, en cierta ocasión le propuse al director inmobiliario de una importante cadena minorista, un espacio comercial para ser ocupado por un grupo de las tiendas de su portafolio y me sorprendió cuando me dijo que solo requería mil quinientos metros cuadrados para establecer una tienda departamental que normalmente ocupa treinta mil metros cuadrados. La sorpresiva petición fue aclarada cuando me explicó que ya no requeriría

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