Explorando nuevos paradigmas en Economía Política

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Explorando nuevos paradigmas en Economía Política
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RAFAEL EFRAÍN CARDOSO

EXPLORANDO NUEVOS PARADIGMAS EN ECONOMÍA POLÍTICA


Cardoso, Rafael

Explorando nuevos paradigmas en Economía Política / Rafael Cardoso. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2021.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-1800-2

1. Economía. I. Título.

CDD 330.01

EDITORIAL AUTORES DE ARGENTINA

www.autoresdeargentina.com info@autoresdeargentina.com

Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723

Impreso en Argentina – Printed in Argentina

DEDICATORIA

Dedico este libro, de todo corazón, a los trabajadores de todos los continentes, de todas las razas, de todos los credos, y principalmente de todas las condiciones sociales, con profundo agradecimiento porque ellos son los hacedores de todas las cosas: bienes y servicios, que usamos en la realización de nuestra vida material y espiritual.

AGRADECIMIENTOS

Durante la década de los sesenta, en que se dio en las principales universidades argentinas un renovado interés en el estudiantado por realizar una lectura de la realidad social: en lo económico, lo ideológico, y lo político, con una mirada crítica, era muy común encontrar grupos de estudiantes participando de actividades de lectura, comentario y discusiones en diversos ámbitos, y es así que participando yo en el marco de este movimiento intelectual y militante, fui plasmando en múltiples y cotidianas anotaciones mis impresiones y conclusiones personales respecto de aquellos temas que se leían y debatían en aquel momento. Luego todo ello se apagó en gran medida durante los años de la dictadura militar, pero me quedaron esas notas, que con el advenimiento de la democracia me pedían que las organizara, y las complementara y enriqueciera con el aporte de nuevas lecturas y conversaciones con distintos referentes sobre aquellos temas. De allí nace este título original para este libro que hace referencia a la materia prima con que se elaboró el mensaje que se intenta transmitir a través de él a mis congéneres del mundo y a los conciudadanos de mi país: la Argentina.

Debo agradecer en esta oportunidad a todos esos compañeros estudiantes que en su pluralidad de visiones fueron generando esa deriva que configuró la estructura ideológica y semántica de este mensaje hecho libro. También he de retribuir a mi amiga Malena Stolquiner el aporte de su sensibilidad humana y bagaje cultural, y por último el agradecimiento inconmensurable hacia mi esposa, que puso el impulso que me catapultó a este punto en el que me decido a publicar mi mensaje social.

PRÓLOGO

Cuando comencé a leer el borrador de Explorando nuevos paradigmas en economía política, mi amigo y autor de este libro, el Lic. Rafael Cardoso, me brindó la oportunidad de leer su trabajo, entendí que la manera de abordar asuntos teóricos sobre el funcionamiento de la economía en este libro es de gran simpleza, pero no por ello de menor profundidad. Además de lo descriptivo y explicado didácticamente, sobre el desarrollo del proceso económico, este texto tiene un sentido ideológico claro: colaborar en la construcción de un nuevo marco teórico y conceptual, que conciba la teoría económica y la acción desde la economía política, en un sentido más humano y social.

Y no puede ser más oportuna la publicación en el contexto de la pandemia por el covid-19. Las teorías económicas hegemónicas (muy propagandizadas desde el libro, la prensa y la cátedra) se encuentran hoy cuestionadas por la práctica gubernamental de casi todos los estados (en especial por los gobiernos de las principales economías) para salvar sus economías y sus sociedades. Los principales gobiernos del mundo se apartan de los paradigmas ideológicos (consagrados como dogmas pétreos que la humanidad debe obedecer) construidos sobre la base de la “economía de mercado”; la “iniciativa privada”; “la libre empresa” y la “búsqueda del lucro”; como si estas consignas ideológicas (que no son una construcción abstracta, son las teorías que se esgrimen en función de la defensa de intereses concretos) fuesen la descripción científica de los únicos y excluyentes mecanismos que han motorizado la evolución económica y que permitirán seguir transitando un virtuoso sendero evolutivo.

El individualismo, la búsqueda del lucro privado, la voracidad de los que pretenden la ganancia sin límites (todo ello en la afanosa búsqueda de la acumulación irracional y socialmente destructiva de capitales y propiedades) son cuestionados desde las páginas de este libro, que cotejado con la realidad mundial de este momento avala los cuestionamientos expresados por la realidad contemporánea.

Desde la preocupación de economistas heterodoxos; así como la prédica y acción de dirigentes políticos y sociales, pasando por los dichos del líder de la Iglesia católica, cambiar el “cristal” con que se analiza, enseña y se piensa la economía política es la razón genesíaca de este libro. Sin más demoras, los invito a disfrutar de Explorando nuevos paradigmas en economía política, y si lo consideran conveniente, cambiar “el cristal con que se mire” la economía política.

Osvaldo Jesús Gadban

INTRODUCCIÓN

Antes de comenzar con el desarrollo del libro, quiero anticipar algunas cosas que constituyen el marco que caracterizará su lectura. En primer lugar, pido por anticipado mis disculpas a los profesionales y científicos de la economía, pues el lenguaje que se usa no respeta a menudo la terminología que suelen emplear en ese ámbito, pero dadas las actuales circunstancias globales es preciso que ellos, los trabajadores, obtengan una connotación completa y precisa de lo que les quiero transmitir. Debido a ello recurro a menudo al uso de la metáfora, la cual es más decidora que la expresión digital común para mostrar con más detalle y concreción las complejidades del mensaje. Por otro lado, cuando nombro, defino o describo algo, inmediatamente aclaro entre paréntesis, precisándolo, qué parte o aspecto de ese algo estoy recortando o rescatando para su consideración, en la expectativa de evitar así que la frase se preste a otras interpretaciones ajenas a lo que quiero transmitir. De este modo hay a veces palabras que pueden tornarse repetitivas, pero esto lo tomo como el precio que debo pagar para garantizar la precisión de lo que digo, y por ello pido disculpas a mis lectores. Por último, a veces suelo referirme a “el hombre” o a “un hombre” respecto de algo que él protagoniza, y esto da pie a que alguien piense que tengo un mentalidad machista para expresarme, pero aclaro que esto lo hago en aras de simplificar la frase, pues en realidad me estoy refiriendo al ser humano, que comprende tanto a la mujer como al varón.

En cuanto al contenido, este libro versa sobre los resultados de un trabajo de exploración de nuevas redefiniciones de nuestra realidad social, y de nuevos paradigmas que la conceptualicen. La evolución del pensamiento humano históricamente desarrollado, y la impronta del sistema capitalista sobre las relaciones sociales, en su afán de dominio y enriquecimiento infinito, ha deformado, parcializado, y ocultado tanto la realidad de estas relaciones, mintiendo, engañándonos, y confundiéndonos tanto sobre ella que actualmente se ha tornado un imperativo histórico volver a las fuentes en la observación de esa realidad, escudriñándola como con un microscopio y un telescopio, tanto en su elegante simplicidad como en su extrema complejidad, a fin de obtener un conocimiento más preciso, profundo y acabado de esta, que nos permita marchar sobre el filo de la dialéctica del movimiento histórico de nuestro mundo, en lo que hace a la ecología de lo social imbricada con lo natural, y protagonizar un mundo nuevo y una vida más armónica, más digna, y más feliz.

CAPÍTULO 1

Comenzaremos con este libro que intenta ser de economía política, con una historia, sencillita, como para chicos, es poco usual, pero está hecha a propósito.

Cuento del trozo de madera del bosque

Había una vez un trozo de madera encontrado en el suelo de un bosque por un hombre, al verlo este y definir que es una cosa que puede serle útil, niega su condición silvestre, decide asirlo y acomodarlo en algún lugar de su espacio. Este objeto (objeto natural o cosa) ha ingresado (por caer en las manos del hombre) al mundo social (mundo del valor) donde satisface dos condiciones de este, que dice: 1) “va a serme útil”, con lo cual lo transforma en valor de uso (habitante del mundo del consumo, ya que si al verlo no piensa que ese trozo de madera vaya a serle útil, no lo levantará del suelo, y seguirá su camino dejándolo en su condición de objeto natural); 2) “es mío”: al tomarlo y llevarlo consigo, lo liga al dominio de sí mismo biunívocamente. Esto es: el trozo de madera dirá: el señor es mi dueño, y solo con él me relacionaré y solo a él he de servirle, y este hombre al decir que “esta madera es mía, también estará diciendo: es mi propiedad, y solo conmigo se relacionará y prestará servicio, mas la gente del pueblo donde él vive dirá: “Damos consentimiento a esa relación y la respetaremos”. Esto de relacionarse biunívocamente entre la cosa y el hombre, que en el mundo social constituye un derecho de dominio al que le damos el nombre de “propiedad” o “propiedad privada”, viene por una necesidad de resolver el problema que se le presenta al leopardo, al que “le costó un perú” cazar un ciervo, y luego que apenas comienza a comérselo, aparece un león y se lo quita sin más, y lo lleva a su guarida. Al leopardo le gustaría que el león respetara su presa, ya que le ha costado tanto esfuerzo conseguirla, entonces esto lo toma él como criterio válido de apropiación sobre ella, y le parece una injusticia inicua que venga ese matón y se la quite. De aquí es que el hombre instituye ese derecho para evitar de andar haciéndose mala sangre cada vez que se relaciona con algo que le es útil (y que me disculpen los comunistas, que son de negar el derecho de propiedad privada, pero entiendo que las cosas son así, mal que nos pese). Ahora el hombre, que con su trabajo ha negado “la cosa” y la ha transformado en “valor de propiedad” o “bien”, en donde se haya incorporado no solo la cosa que antes fue, sino también el trabajo que se invirtió en transformarla, ha preñado a la materia externa a él de sí mismo (su fuerza de trabajo) que ahora se halla contenida en el bien que ha devenido “valor de propiedad”, y esto lo ha convertido en parte integrada al dominio de la voluntad del hombre, al igual que sus miembros anatómicos, y él reclama para su dominio sobre sus valores de propiedad la misma exclusividad que para su dominio sobre su propio cuerpo, es así como de este modo el hombre y su patrimonio constituyen una unidad, instituida socialmente bajo el nombre de “propietario”. Entonces, este hombre, que existió socialmente en su forma más embrionaria como criatura puesta en la naturaleza, con su sola materialidad anatómica, su virtud espiritual, y su fuerza de trabajo potencial, y que es concebido socialmente bajo la forma “desposeído” (cuyos exponentes a lo largo de la historia fueron el esclavo, el siervo, y el proletario), fue negada por el “valor de propiedad” y su proceso, para dar lugar a la forma “propietario”, que como síntesis que es de dicha negación las incorpora a ambas y las contiene.

 

Al llegar a su casa lo pondrá junto a sus demás pertenencias (cosas que también están ligadas a su dominio, y cuyo conjunto constituye su riqueza o patrimonio), con lo cual se plasmará su integración al patrimonio de su dueño. Por su parte la forma “desposeído” (en cuanto fuerza de trabajo potencial), aplicada como antítesis a la vida social, constituye un poder transformador, al igual de lo que ocurre con un patrimonio, ambos pueden ser expresados como “poder laboral”, y “poder patrimonial”, respectivamente (al poder patrimonial se lo conoce en la actualidad como “capital”). Ya ubicado este ex palo del bosque, en el mundo del valor, llegará el momento en que su dueño lo tomará para hacer con él, mediante la actividad de sus manos y su inteligencia, es decir, mediante esa virtud de él que llamamos “fuerza de trabajo”, y en el marco de un espacio productivo (su taller de carpintero), un mate (recipiente de madera para preparar una infusión con “yerba mate”). Este trozo de madera, al entrar al taller, accede al mundo productivo, ya transformado en “materia prima”, y al final de su jornada en él, luego de una metamorfosis, quedará convertido en “producto”, el mate, y simultáneamente, en una nueva y diferente condición de “valor de uso”: el “valor agregado”. Esto nos muestra que el hombre social, en cuanto su forma “propietario”, ha sufrido una nueva transformación, pues con su trabajo ha desarrollado un poder de transformar la materia, expresado en la variedad, la cantidad, y la calidad del producto de su trabajo partiendo de los medios materiales aportados por su patrimonio que lo enriquece y acrecienta; de este modo, la forma “propietario” se ve enriquecida bajo la forma “productor”. En esta instancia, puede que el dueño tire a la basura su viejo y ya roto mate atado con alambre, que a duras penas prestaba su servicio, ingresando por ello a la condición de valor de uso obsoleto, o si se había roto de modo tal que ya no podía prestar servicio alguno, ingresando a la condición de basura o residuo del consumo, y concomitantemente, perdiendo por ello su condición de valor de uso, y lo reemplace por este otro recién construido, sufriendo con esto una nueva transformación, ya que con el uso personal que él hace de los bienes de su patrimonio (actividad consumidora) ha desarrollado un poder consumidor, enriqueciendo de esta manera la forma “propietario” de su ser social bajo la forma “consumidor”; pero puede también que su dueño se sirva de su antiguo mate todavía en perfectas condiciones, y decida volcar el nuevo a la sociedad para que le sea útil a otro, entonces lo llevará a su quiosco que atiende su mujer en el living de la casa, que da a la calle, y lo pone en el estante en un lugar estratégico. Al momento de ingresar al quiosco, nuestro mate ha abandonado el mundo productivo-consumidor para ingresar al mundo del mercado, donde allí vive en la condición de “mercancía” o “valor de cambio”. Aquí vemos cómo el “productor” y “propietario” ha sufrido una nueva transformación, ya que merced al trabajo del quiosco ha desarrollado un poder para hacer circular dentro de la sociedad en que se mueve los valores materiales contenidos en su patrimonio, viéndose enriquecida la forma “propietario” y optativamente la forma “productor”, con la forma “comerciante”. Pero ocurre que en el mundo del mercado coexiste con todos los tipos de mercancías que en él viven, una muy especial, cuya característica material no interesa: puede ser un trozo moldeado y codificado de piedra, metal, papel, etc. Se llama “dinero” o “moneda”, y lo que sí interesa es la imagen que tenga estampada en su cuerpo y la identificación de la usina que le dio existencia, que lo identifique como tal dinero, bastará con que un billete tenga una ligera diferencia en su imagen con su billete prototipo, para que se diga de él que es falso, lo cual lo inhabilita para que alguien se sirva de él como tal dinero, su dueño no podrá intercambiarlo con nadie y por nada, y pierde su condición de dinero. Y esto porque está estipulado socialmente que quien genera ese dinero (el socialmente considerado dinero auténtico) es el Estado, el único autorizado socialmente para generar dinero. El billete de dinero generado por cualquier otra procedencia particular, por más parecido que sea al dinero auténtico, es considerado dinero falso, y a su generador: un delincuente falsificador de dinero y le corresponde un castigo, estipulado en el derecho penal. Bueno, en el mundo del mercado, su propiedad útil consiste en intercambiarse proporcionalmente por todas y cada una de las mercancías existentes en él, en función de su magnitud, e incluso por sí mismo, cuando uno pide “cambio”, y cuya condición consiste en ser objeto de propiedad de quien lo tenga, y también otra característica de su condición es que solo habita en el mundo del mercado. Por lo tanto una economía (nacional o mundial) contiene dos mundos: el mundo productivo-consumidor (que es uno solo y el mismo), y el mundo del mercado, o también, mundo del comercio. Los bienes o valores de uso son ciudadanos del primero, y las mercancías y el dinero son ciudadanas del segundo.

De este modo, si negamos en general todas las potencias del hombre embrionario o desposeído, obtendremos que aquel factor negador es siempre el trabajo (del hombre, la máquina y algunos animales), y que la síntesis total de ese proceso es: el hombre corporal o poder laboral + el poder patrimonial + el poder consumidor + el poder productor + el poder cambiario, y que las sucesivas formas del ser social del hombre, según el orden expuesto es: → el “desposeído” → el “propietario” → el “consumidor” → el “productor” y → el “Comerciante”, y como una forma especial del comerciante para quien comercia con el dinero, el “financista”, y ahora también otra forma actualmente muy en boga: el “inversor”. Del mismo modo, si negamos en general todas las potencias de la materia dada embrionariamente en la naturaleza, y considerada desde el punto de vista social, obtendremos que aquel factor negador es el mismo trabajo, y que la síntesis total de ese proceso es: el “valor de propiedad”, → el “valor de uso”, → el “valor de producción” y → el “valor de cambio”, y que las sucesivas formas del ser social de la materia según el orden expuesto es: la “cosa” → el “bien”, → el “producto” y → la “mercancía”.

Bien, hemos concluido con esta historia, pero de ella hemos podido cosechar las siguientes definiciones de la realidad económica; cosecha harto importante, porque ellas marcan el camino de la acción en los hechos de todos los mundos, y en especial en el de la economía y en el de la política.

CAPÍTULO 2
El bien – consumo – uso – producto – valor de uso

Un BIEN es todo aquello que contiene vigente una propiedad que puede serle útil al hombre (Pu = propiedad útil), esto es que este le puede extraer algún provecho (satisfacer una necesidad, un deseo, un impulso, etc.), mediante el consumo y el uso, y que se encuentra ligada a la materialidad pura que le es inherente, como un huésped de esa materialidad que le sirve de vehículo de contención. (Ej.: las propiedades alimenticias de las proteínas, vitaminas, aminoácidos, y minerales, contenidos en un grano de trigo), pero dichas propiedades yacen en el bien como en estado de hibernación (inactivas); su nombre por lo tanto es “propiedad útil virtual”. La negación de esta virtualidad de las propiedades de un bien por obra del trabajo (y cuando hablo del “trabajo” me estoy refiriendo a la actividad del hombre, de la máquina, y de algunos animales, cuando participan de un proceso productivo, ya sea por separado o en forma conjunta) da por resultado dichas propiedades, pero en estado activo, ya sea libre o no de la materialidad que la contiene. Este proceso recibe el nombre de CONSUMO (ej., encender carbón que libera calorías) y el trabajo mencionado, el de “trabajo activador” o “activación”, y la ceniza es el residuo que queda de este proceso cuando se ha consumido el carbón. Aquí hay que expresar que la propiedad virtual se halla en el bien en una cantidad determinada, y que el consumo de esta propiedad tiene un límite: a esto se lo conoce como “vida útil” del bien.

En ejercicio de su dominio sobre la propiedad útil (ya liberada) el hombre (bajo su forma consumidor) la aplica a otro determinado bien, en el marco de un proceso al que denominamos USO mediante un segundo trabajo productivo o aplicación, produciendo en él transformaciones (que se hacen posibles gracias a la presencia activa de dicha propiedad como factor contribuyente), y que da por resultado un nuevo bien que recibe el nombre de PRODUCTO, y este proceso, considerado en general, recibe el nombre de “PRODUCCIÓN”. (Por ej., cocinar carne con las calorías liberadas por la combustión del carbón encendido). Entonces, la carne cocinada (“asado”) resulta ser el producto de ambos trabajos: el del consumo y el uso (la activación y la aplicación). En el caso de un conocimiento (por ej., una ley de la física) es liberada a través de operaciones del agente, que aplicadas a un material u objeto determinado generan un resultado buscado (una explosión, un destello, etc., tal como acontece, por ej., en un experimento o prueba de laboratorio). Por último, y a raíz de la importancia que para el hombre tienen los provechos potenciales que él espera obtener del bien gracias a sus propiedades útiles, este adquiere un valor (cuya naturaleza es social) al que damos el nombre de “VALOR DE USO”.