Maestros de los Sueños

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Maestros de los Sueños
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PAULA RESCHINI MENGONI

Maestros de los Sueños


Reschini Mengoni, Paula

Maestros de los sueños : turismo planetario / Paula Reschini Mengoni. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2021.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: online

ISBN 978-987-87-1639-8

1. Arte. I. Título.

CDD 709.82


El Museo Don Armando S. Reschini de Arte Contemporáneo de Sanford, Santa Fe, República Argentina ha sido fundado en homenaje a Armando Sigifredo Reschini, hombre honesto, simple y trabajador. El día 13 de diciembre de 2019 por su nieta y ahijada Paula Reschini Mengoni, Artista, quien además conmemora en esa fecha, el nacimiento de su querida madre Mabel Mengoni, la cual ha fallecido luego de una larga, injusta y dolorosa lucha. Museo Don Armando, tiene la misión de difundir y defender el Arte y la Belleza en la tierra como una herramienta vital esencial, a través del Turismo Planetario- La Bella Vida. Es a través de éste proyecto que su directora se convirtió en el año 2015 en la I Artista Plástica de Argentina en exponer en el Carrousel del Louvre de París Stand D. Academie y Gran Embajadora de Artes, Ciencias y Letras de París, llevando no solo el recuerdo de su Madre, sino la voz de los pueblos del mar del Litoral Leste del nordeste del Brasil y los Artistas y Mujeres de Sudamérica.

San Martín 509, Sanford, Santa Fe. República Argentina.

museodonarmando@gmail.com

Facebook Museo Don Armando S. Reschini


Idea y Dirección: Paula Reschini Mengoni

Colaboración especial: Philippe Guillerme

paulareschinimengoni@gmail.com

MAESTROS DE LOS SUEÑOS
Maestros de los Sueños

El alma es un derecho del ser humano y el espíritu no tiene misterios para el ser profundo que se baña en las aguas de su propio universo. Expandiéndose a sí mismo en las aventuras de las artes más bellas y reflejando en sus expresiones el más allá de las percepciones sensoriales de las dimensiones terrenas. Los Maestros de los Sueños, brindan a la memoria cósmica planetaria el registro de episodios existenciales magistrales, los cuales apasionan, benefician y sorprenden a infinidades de almas vivientes desde los tiempos sin inicio. Otorgan una valoración evolutiva a los instantes que componen la obra de la vida. ¡Obras únicas y esenciales!

Maestros de los Sueños son Artistas Encantados de una realidad suave, femenina, simple y mágica desplegada especialmente entre las alas de los corazones más puros en contextos de alta imaginación.

Reuniremos en este nuevo libro, gestado desde el Museo Internacional Don Armando S. Reschini de Arte Contemporáneo de Sanford, Santa Fe, República Argentina, Fundadora y Directora Paula Reschini Mengoni, a notables personalidades de las Artes de París, Bretaña, Italia, México, Panamá, España, Brasil y Argentina.

Luego de la muestra internacional Cuorentena 2020, la Revolución de los Corazones y la propuesta multicultural bilingüe “Embajadores 2021”- Derechos del Alma, pretendemos introducirnos en la pasión de los creadores que dedican su vida a lo que aman.

Maestros de Sueños es un humilde homenaje a los expertos de la belleza entendida como energía vital, que irradian luz en el día a día y en el eterno devenir.

Paula Reschini Mengoni

Instagram Paula Reschini

Facebook Paula Reschini.

paulareschinimengoni@gmail.com


Paula Reschini Mengoni

Pintora ítalo argentina nacida en Rosario, Santa Fe, República Argentina el 28 de septiembre de 1979, formada en la Escuela de Bellas Artes de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario. Mujer de Valor del Brasil distinguida en Palacete Julieta Serpa de Río de Janeiro, Gran Embajadora de Artes, Ciencias y Letras de París condecorada en el mítico George V. Especialista en Pintura. Autora “Derechos del Alma”. Expuso en Carrousel du Louvre de París, ha sido presentada por el crítico italiano Giorgio Grasso en Milano, por el Diario Il Giorno y por el Cónsul de Argentina en Italia en el Milano Latin Festival. Presentó “Una Flor per cápita” en Roma/Vaticano. Creó La Artgentina 2018 el equipo más bello, presentada por el crítico y filósofo italiano Vittorio Sgarbi en el Mondiale dell Arte en Rusia, con la participación de José Dalí. Las mismas Obras, han sido presentadas en Gran Café Tortoni de Buenos Aires. Paula Reschini Mengoni es Fundadora y Directora de Museo Don Armando S. Reschini de Arte Contemporáneo de Sanford, Santa Fe, Argentina y Colección Internacional Reschini. Creó distinción Don Armando a personalidades de valor otorgado a artistas de primer nivel como el Diseñador ítalo-argentino de autos de alta gama Sr. Horacio Pagani, el actor Darío Grandinetti, el locutor Sr. Quique Pesoa o el empresario Sr. Oscar Andreani, entre otros. Ha participado del Resgate Cultural Unicef de los Pueblos del Mar del Litoral Leste del Brasil, desarrollando Himnos del Planeta junto a Thomas E. Brokaw, basados en la Leyenda de la Sirena. Creó el Segmento Turismo Planetario reconocido internacionalmente. Dirigió el I Festival de los Corazones de América Latina en Centro Dragón de Mar de Arte y Cultura de Fortaleza. Expuso con el Sr. Romero Britto, Embajador de la Copa Fifa 2014 y Embajador Cultural de EE.UU. Creó la serie pictórica Profecías, actualmente presentadas por el filósofo francés Philippe Guillerme en la Muestra Internacional, Cuorentena Universal. Participó de ArtCom Noruega con la serie “El que canta ora dos veces” y la “Energía femenina no pertenece a este mundo”. Expuso “La última cena y la mesa de los galanes” en Bar El Cairo, además de presentar a Artistas y Maestros de Francia, Canadá, Italia, Australia y Sudamérica en el video de combate a la tristeza, “La Revolución de los Corazones”. Paula Reschini produjo “Embajadores” Derechos del Alma, un libro virtual en francés y español junto a autoridades y personalidades internacionales, con el afán de defender y difundir la sensibilidad como un derecho vital universal de la humanidad.



Ella, la que vive de luz
Acrílico sobre tela. 50 x 60 cm
Presentada en Carrousel du Louvre de París y en Hotel Ramada Plaza de Milano por el Crítico italiano Giorgio Grasso.


Iluminado
Acrílico sobre tela, 1 x 0,70 m


Auto retrato espiritual
Mixta sobre tela
San Pablo-Brasil


Respira y Pinta
Acrílico sobre tela
Ceará-Brasil


Baila
Acrílico sobre tela, 20 x 30 cm


Almas gemelas
Mixta sobre papel, 20 x 30 cm


Sirena de luz
Técnica mixta 20 x 30 cm


Guerrera del Arco Iris
Acrílico sobre papel
20 x 30 cm


Duomo de Milano y el Espíritu
Acrílico sobre tela, 50 x 60 cm
Presentada en Carrousel du Louvre de París y en Hotel Ramada Plaza de Milano por el Crítico italiano Giorgio Grasso.


Una flor per cápita
Acrílico sobre tela 50 x 60 cm
Obra presentada en Roma/Vaticano. Donada a la Fundación Pontificia Scholas Ocurrentes en Italia


El que canta ora dos veces
Serie: Cuorentena
Acrílico sobre papel. 20 x 30 cm
Presentada en ArtCom Noruega


Maestros de los sueños

Philippe Guillerme
(Vive en Bretaña)
La poesía es una suave revolución, la de los corazones. Al no poder cambiar el mundo, Philippe Guillerme, filósofo de formación, pretende tocar el pensamiento con imágenes refinadas que no son ajenas a Oriente. Incluso si eso significa pinchar nuestra forma binaria de concebir el mundo y nuestra relación con el otro. Esto a través de las palabras que ponemos sobre los males de la vida. Después de haber trabajado a su vez como periodista, luego bibliotecario, este 50 años vuelve a su antigua pasión: la literatura y, más precisamente, su sustrato, la poesía. Ha publicado cuatro colecciones, la última -la de mayor éxito- se llama “The catch-the-world” y data de 2016; una denuncia premonitoria de sociedades donde todos son “atrapados” por los cebos dañinos de la sociedad posmoderna. Trabaja así con la esperanza de una expresión de la singularidad para cada uno, con el mínimo de palabras posibles, permitiendo por el contrario, la interpretación más personal posible. Siendo el verdadero gesto hacia el otro la recepción de lo ajeno en nosotros, Philippe Guillerme ya quiso despertar las conciencias en 2016. A partir de ahora, la poesía y el amor incondicional pretenden servir a su acción literaria. Desde febrero de 2021: Embajador de las Artes. Distinción del Museo Don Armando Reschini por un notable viaje de creación artística y mediador cultural entre Francia, Europa y los continentes americano. Desde septiembre de 2020 hasta la actualidad: Estrecha colaboración con el Museo Don Armando Reschini: Redacción de poemas yuxtapuestos con treinta pinturas de Paula Reschini y la historia de vida; traducciones del español al francés para la exposición virtual Cuorentena del 14 de noviembre al 13 de diciembre de 2020; apoyo a decisiones editoriales y gráficas. Desde el 1 de octubre de 2014 hasta 2020: Redacción y publicación de poemas en L’Harmatan y Edilivre: Mots volés au silent, Tout attaché, Le Clopinoscope y L’attrape-monde. Participación en revistas: Verso, Traction-Brabant y Encres et lumière. Del 6 de junio al 30 de septiembre de 2014: Distribuidor de mercadeo en red en L.R. Health and Beauty Systems: creación de un equipo de distribuidores de productos calificados Frésenius de la planta de Aloe Vera. Desde el 1 de septiembre de 2000 al 3 de septiembre de 2009. Profesor Documentalista en la Facultad: gestión de un fondo documental; aprender de los adolescentes sobre la investigación y el procesamiento sabios de la información relacionada con los planes de estudios escolares; talleres de lectura. En asociación con profesores. Del 1 de septiembre de 1996 al 30 de junio de 1997. Periodista de la revista de la Cámara de Comercio e Industria de Reims: recopilación y procesamiento de información interna y externa para la revista del C.C.I. Desde el 1 de septiembre de 1994 al 30 de agosto de 1996. Co-creador y editor en jefe de la revista cultural regional “Terre du Perche”: un soporte enciclopédico que cubre todos los aspectos, pasados ​​y presentes, de este país de Normandía. Desde el 1 de septiembre de 1990 al 30 de junio de 1994; Periodista polivalente en “La Gazette du Val d’Oise”. Recolección y procesamiento de información en todos los sectores de la vida pública en una parte muy urbanizada del departamento en forma de reporteros, entrevistas y fotografías. Disposición. Licenciado en Filosofía Licencia de información y comunicación
Creatividad en poesía.
Si habláramos primero de poetas, quizás entenderíamos mejor qué es el acto poético. ¿Quién es el poeta? ¿Qué es para él el acto de escribir? ¿Qué madera calienta? Si fuera como un niño, interrumpiendo la gramática con alegría, lo que hace muy bien cuando se le sugiere, la respuesta también sería infantil. Por un lado, estaría la razón, como Auguste Comte (1798 - 1857), como una forma objetiva de apoderarse del mundo, arrojando un borrón en la imaginación, una especie de atrapa-todo del alma que queda atrás. Pensaríamos entonces que la obra de Jacques Prévert (1900 - 1977), por ejemplo, consiste únicamente en recordar la infancia. Pero “los que son calvos de cabeza” no entienden, decía. Para este primer acercamiento, sería negar la calidad propiamente literaria, es decir, su trabajo subversivo sobre el lenguaje al que se dedicó toda su vida, sin dudar en comprometerse dentro de los movimientos, y trabajar como escritor de diálogos cinematográficos. , entre otros. Además, los que tienen el corazón abierto, los que tienen confianza, dirán: el poeta es ante todo una forma de ser. Si, pero cual? Este “ser” allí sobrepasa todo juicio, si no el de otros poetas, no porque les tenga miedo. Al contrario, el poeta es muy lúcido sobre su tiempo: las emanaciones y el trasfondo de los grandes movimientos de la sociedad y las formas políticas que adoptan. Pero mira más allá, siempre adelantado a su tiempo en varios pasos de gigante, un erudito precursor o casi clarividente. Lo que lo convierte en un ser con un pie en medio del presente y un espíritu volcado hacia el futuro profetizando muchas veces el futuro. Pero no es un simple espejo del presente, también se alimenta del pasado. Pensemos por un momento en Aimé Césaire (1913 - 2008), este gigantesco inventor de la “negritud”: “La presión atmosférica o más bien histórica exagera mis males aunque haga suntuosas algunas de mis palabras” (Franck Fife “funeral nacional de ‘ Aimé Césaire en presencia de miles de Martiniquais ”(AFP, abril de 2007). Este poeta hace de la vegetación deconstruida del presente, fanegas de reminiscencias de un doloroso pasado antillano, para una visión resplandeciente e inteligible del pasado. Y este pensamiento claro y unificado se combina con el presente para indicar mejor a partir de ahora cuáles son los pasos a seguir. Ni siendo del pasado, ni del simple presente o del futuro, el poeta sería el en perpetuo devenir puesto que es uno con su palabra. Es descriptivo y performativo en el que decir es un acto: una postura que sería simultáneamente consustancial con su ser y su discurso. Actitud casi genérica, pasando simultáneamente del ser que se desvanece ante la existencia de una relación con el mundo aéreo, donde sólo aparece de puntillas, con el aspecto universal de un texto que encarna una palabra de toda la eternidad. Ya sea una descripción, el entrelazamiento de una acción y un paisaje, donde incluso la aparición de un “yo” atribuible a cualquier lector, el poeta hace coincidir su yo y su realidad. Aquí, no hay realidad externa de la que uno deba hacerse “dueño y poseedor” según un modo cartesiano. El texto poético expresa tanto la singularidad del autor como la universalidad de su discurso. Extraño: ¿el tiempo ya no es tiempo y el mundo interior ya no es diferente del mundo exterior? Volvamos a la linealidad del tiempo y veamos, paradójicamente, a qué origen se remonta el desarrollo del gesto de creación. Desde el descubrimiento de la puesta en juego del significado con la resonancia de las palabras, explotada a voluntad durante el siglo XX, la poesía juega con su música. Además, sólo adquiere toda su fuerza cuando se dice, cuando la mente tiene que enfrentarse al silencio que lleva tanto más la acentuación de los versos. Una fuerza que no había conocido desde la combinación del marco versificado y la rima. Hagas lo que hagas, la poesía se relaciona con figuras ancestrales del lenguaje. Y el primero sin duda sería el del advenimiento del habla en el ser humano: el balbuceo antes de las palabras. No “el balbuceo de las clases a silenciar” como dice Valère Novarina (nacido en 1947), sino el de la boca de los actores, por ejemplo, antes de la enunciación. Una etapa pre lenguaje que sería la primera y, veremos cómo, la última lugar donde todavía se manifiesta un fértil asombro ante el mundo. De hecho, es la progresión del asombro en el asombro lo que nos hace últimos en la lectura, dentro de un lenguaje específico de cada poeta. Avanzamos así, tanto en el tiempo como en la progresión de la lectura, desde este punto del balbuceo, hacia una música de palabras que canta su singularidad universal. Cuando leemos un poema o cuando lo escuchamos, nos ponemos manos a la obra con el autor y viajamos juntos, utilizando su lenguaje, esta historia que no es un poema y que sigue creciendo, nos asombra. Es un verdadero hermanamiento con el acto de creación donde vemos que la poesía pone en juego, de forma inmediata e inmanente, la mirada del lector. Esta es quizás una característica única que comparte con las artes visuales. Además, ¿no crea la poesía también imágenes? La convergencia actual entre poesía y pintura exige directamente tener en cuenta al espectador. Para ver cómo, hoy, la pintura codicia la poesía y la poesía pide imágenes, nadie puede verla con los mismos ojos. Sin embargo, hay una diferencia: si bien las artes plásticas no salen del momento representado porque, con ellas, no es posible ver lo invisible detrás de lo visible, la poesía misma, más que la pintura, pide infinito gracias a las representaciones que ofrece dentro de un pre-texto y un post-texto. La narración despliega imágenes en dos direcciones: las que siguen y las que preceden al texto, deseando encontrar la encarnación en una o más imágenes tangibles. Dilema para el creador. La poesía sólo puede unir imágenes, como en un contrapunto musical. Pero se trata aquí, sin embargo, de la mirada del espectador a quien se invoca de la misma manera, suspendiendo sus certezas para explorar una alteridad real entre él y el creador. Los sentidos y la mente del espectador tienen, pues, un espacio común cuando el poeta realiza el acto de escribir y el pintor el de pintar. Pero la escritura todavía tiene su peculiaridad. En el momento de compartir, es la co-creación poeta-espectador la que da existencia al texto. No hay diferencia entre el texto y aquel a través de quien se despliega. Siempre hay una obra, que captura tanto imágenes como formulaciones de la psique, antes y después del momento de la lectura, que ofrecen, a ambos, un mismo espacio para la creatividad. En adelante, ya no se trata aquí de “comunicar”, de manera casi canónica, la verdad de una palabra a través de un texto, restituyendo una realidad que se sostiene en el exterior. La poesía contradice la costumbre occidental de pensar el mundo como una exterioridad de uno mismo. El célebre psicoanalista suizo erudito, Karl Gustav Jung (1875 - 1061), ya decía a principios del siglo XX, con la complicidad de los científicos de su época, que la mirada puesta sobre la observación crea en parte el objeto contemplado. Terrible transgresión que no deja de operar en la poesía. ¿Con qué propósito, se podría decir ingenuamente? La poesía todavía la ignora pero, si no es un puro objeto de distracción intelectual y sensible, apunta a un trastorno de la civilización. Al menos, en lo que a nosotros respecta, significa que nunca es estéril enfocar nuestra mirada en otras civilizaciones: al mezclar el signo con el significado, ciertos escritos antiguos o contemporáneos son quizás el vector de una verdad humana mucho más profunda, en nuestra relación con el mundo y con uno mismo. Charles Baudelaire (1821_1867) o Edgar Poe (1809-1849) no nos contradecirían, quienes nos han encauzado hacia la modernidad. Y, con ellos, otras personas mayores ya vieron lo que es posible vivir hoy. Plotino (205-270) cuyo pensamiento resurge hoy, fue el vigilante de nuestra civilización, transgrediendo la visión clásica para anunciar, desde el comienzo de nuestra era, el ineludible avance de la interioridad hacia el ser. Entre tanto, estaba el pensamiento moderno, el que juega con la relación estrecha significante / significado, el de Raymond Queneau (1903-1976) que se burla del “terror de las letras”. O la acidez de un Boris Vian (1920-1959) abriendo magistralmente la poesía al canto. Pero en esta etapa, la creación poética ya no forma parte de la linealidad del progreso. Al contrario, tiende a utilizar todas las herramientas que pueden transgredir el lenguaje académico sea el que sea, incluso la poesía, para colocarnos frente a una aporía: ¿qué podemos escribir ahora? La pregunta ya se planteó después de la abominación nazi: ¿podemos siquiera escribir todavía? El más rotundo de su tiempo, uno de los más profundos de su siglo, escribió René Char (1907-1988) incluso mientras silbaban las balas. Supo crear una obra que transformara la poesía, en el mismo momento en que la muerte era omnipresente. Este último surgió en la realidad y, la obsesión por la muerte en la mayoría de los poetas como en la mayoría de los creadores, esta vez cobró vida gracias a la historia colectiva. Por todo lo que amaba René Char, tanto en la vida como en la poesía: “Amo a quien me deslumbra y luego acentúa la oscuridad dentro de mí”: reunir lo imposible de la vida y su luz. Testimonio de una aguda visión de la imprevisibilidad del devenir. Más que un “ser” fijo e inmutable, es de hecho la expresión de este “devenir” lo que actúa aquí. Las apuestas son altas. Durante mucho tiempo en absentismo, René Char buscará un poder de condensación entre estos dos polos, oscuridad y deslumbramiento, en los huecos de los poderes telúricos y la alquimia. Nunca la conjunción entre un yo fuerte y un mundo de la “ternura oscura” no se habrá llevado a tal altura. Y es con esta forma de estar en el mundo que se construye la poesía que cuenta hoy. Al menos el que tiene más impacto en el resto del conocimiento. Durante más de veinte años, el simbolismo de las profundidades se ha presentado como el movimiento más sólido y llamativo para las futuras generaciones de poetas. Yves Bonnefoy (1923-2016) es su figura decorativa más brillante. En el centro de un coloquio que reúne a investigadores en ciencias fundamentales y sociales, este poeta demuestra una creatividad que pone en juego procesos que van más allá de la poesía: hacerla “simple” mientras se profundiza en lo que puede explorar la mente. La poesía, por tanto, no solo se encuentra en el centro de cualquier acto creativo, sino que también se convierte en el testimonio más profundo de la actitud exploratoria. Suspende todo conocimiento previo que sin embargo guarda en el presente, en su persistencia, para colocar la mente en un estado de total apertura frente a lo desconocido. Una posición de extrema tensión entre el futuro del hombre y el del mundo. A modo de cierre y comienzo al mismo tiempo, con Yves Bonnefoy, no debemos perdernos esta afirmación de que cualquier relación entre “sentido” y poesía es problemática. No es del orden de identificación. Desestabilización lingüístico: el significante (la forma) dejaría de ser el simple portador del significado (el significado) en la poesía. Para este autor, el acto de fe y la duda son a la vez consustanciales para el poeta y, quizás, para cualquier creador, incluso para cualquier investigador. Un paradigma poderoso para una nueva forma contemporánea de estar en el mundo. Yves Bonnefoy es un insaciable investigador de lo “simple”, tanto en poesía como en todo pensamiento. Pero este simple es de una densidad rara: la de una fuerte presencia en la precariedad, en una relación con las artes visuales. Además, para él, el acto poético debe ir acompañado de una reflexión sobre el hombre y el nuevo lugar que se le asigna en este mundo. Según Michel Finck, Yves Bonnefoy “sigue lidiando con una ambigüedad que le hace oscilar entre la salvación y la pérdida,” orilla “y” muerte “, donde el criterio del valor de la obra es la capacidad de entrega”. ¿Cuántas personas no están hoy en esta actitud pura, incluso entre las que no realizan un acto de creación artística? Inocentemente, hay muchos en este mundo. A partir de entonces, el futuro de la creatividad poética, con la poesía al hombro, se juega poco a poco: persistir, en la negación de un mundo opresivo, por alcanzar --quizá a través de la creación poética-- que una vez adquirió el patrimonio cultural o incluso vislumbrado, el único futuro positivo de toda la humanidad es vivir en el proceso de devenir. Nada es más simple que disfrutar de la poesía de la manera más simple. Aparato intelectual. El acto creativo simplemente requiere un marco, limitaciones y voluntad. La poesía evade el juicio con mayor frecuencia. No existe un estándar para la creación poética, solo una disposición de la mente que le permite a uno escribir con la mayor precisión posible lo que experimentan el corazón, el cuerpo y la mente.
Extracto de las curvas de Les planches, de Yves Bonnefoy “El hombre era alto, muy alto, de pie en la orilla cerca del bote. La luz de la luna estaba detrás de él, descansando sobre el agua del río. A un leve ruido el niño que se le acercó, muy silenciosamente, comprendió que la barca se movía, contra su embarcadero o una piedra. Sostuvo el pequeño trozo de cobre con fuerza en su mano. “Hola señor”, dijo con una voz clara que temblaba porque tenía miedo de llamar demasiado la atención del hombre, el gigante, que estaba allí, todavía. Pero el barquero, ausente de sí mismo como parecía, ya lo había visto, bajo los juncos. “Hola, pequeña”, respondió. Quién eres ? - Oh, no lo sé, dijo el niño. - Como es que no sabes ! ¿No tienes nombre? “ El niño trató de averiguar qué nombre podría ser. “No lo sé”, dijo de nuevo con la suficiente rapidez. “ No sabes ! ¿Pero sabes lo que escuchas cuando alguien te hace una señal, cuando alguien te llama? - Nadie me llama. - ¿No te llamamos cuando tenemos que llegar a casa? ¿Cuándo has estado jugando al aire libre y es hora de comer, de dormir? ¿No tienes padre, madre? ¿Dónde está tu casa, dime ”. Y el niño ahora se pregunta qué es ser padre, madre; o una casa. “Un padre”, dijo, “¿qué es esto? “ El barquero se sentó en una piedra cerca de su bote. Su voz venía de menos adentro de la noche. Pero al principio había tenido una especie de risa. “ Un padre ? Pues el que te abraza de rodillas cuando lloras, y se sienta a tu lado por la noche cuando tienes miedo de quedarte dormido, para contarte una historia. “ El niño no respondió. “Muchas veces no teníamos padre, eso es cierto”, dijo el gigante, como si lo pensara un poco. Pero luego están estas mujeres jóvenes y amables, dicen, que encienden el fuego, que se sientan cerca de él, que les cantan una canción. Y cuando se van, es para cocinar los platos, se huele el aceite calentándose en la olla. “Yo tampoco recuerdo eso”, dijo el niño con su voz clara y cristalina. Se había acercado al barquero que ahora estaba en silencio, podía oír su respiración lenta y uniforme. “Tengo que cruzar el río”, dijo. Tengo suficiente para pagar el pasaje. “ El gigante se agachó, lo tomó en sus vastas manos, se lo puso sobre los hombros, se enderezó y subió a su bote, que cedió un poco bajo su peso. “Vamos”, dijo. ¡Agárrate fuerte a mi cuello! Con una mano sostuvo al niño por una pierna, con la otra plantó el palo en el agua. El niño se aferró a su cuello con fuerza, con un suspiro. Entonces el barquero pudo tomar la pértiga con ambas manos, la sacó del barro, el bote salió de la orilla, el sonido del agua se ensanchó bajo los reflejos, en las sombras. Y un momento después, un dedo le tocó la oreja. “Escucha”, dijo el niño, “¿quieres ser mi padre? Pero se detuvo inmediatamente, su voz se rompió en lágrimas. “ Tu padre ! ¡Pero yo solo soy el barquero! Nunca me desvío de ninguno de los lados del río. - Pero me quedaría contigo, junto al río. - Para ser padre hay que tener una casa, ¿no entiendes? No tengo casa, vivo en los juncos de la orilla. - ¡Con mucho gusto me quedaría contigo en la orilla! - No, dijo el barquero, no es posible. ¡Y mira, por cierto! “ Lo que hay que ver es que el barco parece hundirse cada vez más bajo el peso del hombre y del niño, que crece cada segundo. El barquero se esfuerza por empujarlo hacia adelante, el agua llega hasta el borde, lo cruza, llena el casco con sus corrientes, llega a lo alto de esas largas patas que se sienten cediendo todo apoyo en las tablas curvas. El bote no se hunde, sin embargo, es más como si se disipara, en la noche, y el hombre está nadando, ahora, el niño todavía se aferra a su cuello. “No tengas miedo”, dijo, “el río no es tan ancho, llegaremos pronto. - ¡Oh, por favor sé mi padre! ¡Sé mi hogar! - Debemos olvidar todo eso, responde el gigante, en voz baja. Debemos olvidar estas palabras. Debemos olvidar las palabras. “ Ha tomado la patita, que ya es inmensa, en su mano, y con el brazo libre nada en este espacio interminable de corrientes que chocan, abismos que se abren, estrellas.
Philippe Guillerme


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