Miravalle. Cuentos y relatos de vida

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Aus der Reihe: Ciencias Humanas
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Miravalle. Cuentos y relatos de vida
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MIRAVALLE

Cuentos y relatos de vida

Miravalle

Cuentos y relatos de vida

Pablo Iván Galvis Díaz

Editor


Miravalle. Cuentos y relatos de vida / Pablo Iván Galvis Díaz, editor. -Primera edición. - Bogotá : Editorial Universidad del Rosario : Ediciones Unisalle, 2021.

ISBN 978-958-5148-64-2 (impreso)

ISBN 978-958-5148-66-6 (ePub)

ISBN 978-958-5148-65-9 (PDF)

1. Conflicto armado – Relatos personales - Colombia 2. Paz - Colombia 3. Cuentos colombianos I. Galvis Díaz, Pablo Iván

CDD: Co863.6 ed.22

CEP-Universidad de La Salle. Dirección de Bibliotecas

© Editorial Universidad del Rosario

© Universidad del Rosario

© Ediciones Unisalle

© Universidad de La Salle

© Pablo Iván Galvis Díaz

Ediciones Unisalle

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Tel.: 348 8000, ext. 1224

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editorial.urosario.edu.co

Primera edición: Bogotá, D. C., 2021

ISBN: 978-958-5148-64-2 (impreso)

ISBN: 978-958-5148-66-6 (ePub)

ISBN: 978-958-5148-65-9 (pdf)

Corrección de estilo: Eduardo Franco

Diagramación: William Yesid Naizaque O.

Diseño de cubierta: William Yesid Naizaque O.

Conversión ePub: Lápiz Blanco S.A.S.

Hecho en Colombia

Made in Colombia

Los conceptos y opiniones de esta obra son de exclusiva responsabilidad del autor y no comprometen a las universidades ni sus políticas institucionales.

El contenido de este libro fue sometido al proceso de evaluación de pares, para garantizar los altos estándares académicos.

Todos los derechos reservados. Esta obra no puede ser reproducida sin el permiso previo escrito de las editoriales.

Autor

Pablo Iván Galvis Díaz

Magíster en Antropología, sociólogo y licenciado en Educación. Miembro del grupo de investigación Conflicto Social y Violencia, Universidad Nacional de Colombia. Autor de los libros Narrativas de vida, dolor y utopías (2014), Dios lo manda y el diablo lo susurra (2016) y Atizando el fuego de la paz. Bibliotecario de la paz, biblioteca rural de Las Morras, San Vicente del Caguán.

Contenido

Introducción

1. Graciela, La Sombra

2. Andrea, La Chorrera

3. Jaime, La Unión

4. Marisa, La Novia Celestial

5. Diego, Ciudad Yarí

6. Rubén, La Machaca

7. Clara, La Libertad

8. Dana, Los Pozos

9. Edward, La Abeja

10. Ariel, El Oso

11. Alberto, Minas Blancas

12. Adrián, La Esperanza

13. Andrés, El Avance

14. Sofía, La Cristalina

15. Milsíades, La Ye

16. Julián, Guayabal

17. Elkin, La Granada

18. Julia, Guaudas

19. Karent, Puerto Amor

20. Manuela, Miravalle

21. José, El Chigüiro

22. Darío, Guacamayas

23. Maribel, La Argentina

24. Marcos, Campo Hermoso

25. Felipe, Los Andes

26. Jhon, La Campana

27. Karla, La Arenosa

28. Paola, Girasoles

29. Martín, La Paz

30. Jean Paul, Las Morras

Agradecimientos

A Diego y Kevin por su constancia en la escritura como herramienta de construcción de la paz y por el compromiso con la biblioteca al ser monitores de los talleres de lectura.

A Claudia, Lucélida y Adriana por el ejercicio permanente de lectura y de creación literaria y por la coordinación del espacio de construcción de narrativas y cuentos.

A Jacobo y Jonathan por sus expresiones de afecto y cercanía en cada encuentro con la palabra escrita.

A Gisela y Daniela porque en sus miradas y silencios me hicieron partícipe de los matices que tiene el riesgo de asumir la paz y pasar la página de la guerra.

 

A Nilson, Albeiro y Mincho quienes con sus risas y buen humor generaban el ambiente propicio para la reconciliación por medio de las letras.

Y, a través de ellos, a todos los usuarios de la biblioteca pública de Las Morras, que durante 2017 hicieron parte de esta experiencia de las “Narrativas farctásticas” en el espacio territorial de capacitación y reincorporación (ETCR) Óscar Mondragón, y que hoy, sin saber dónde los tenga el destino, se unen en este libro para dar testimonio de la valentía de asumir la construcción de la paz.

¡Buen viento y buena mar! a los escritores de la paz en medio de las aguas de la incertidumbre y de las tormentas de la posible continuidad de la guerra en los territorios.

El editor

Bibliotecario de la paz


Introducción

Pablo Iván Galvis Díaz

Bibliotecario de la paz

Si todos nos tomamos de las manos, ¿quién tomará las armas?

Diego, excombatiente

El proyecto Bibliotecas por la Paz del Ministerio de Cultura y la Biblioteca Nacional de Colombia se implementó en apoyo de los acuerdos de La Habana entre el Gobierno Nacional y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) en 2017. El objetivo primordial de las veinte bibliotecas por la paz fue generar puentes de comunicación y reconciliación entre las comunidades campesinas que habían sufrido el conflicto armado y los excombatientes que iniciaban su reagrupamiento y reinserción en la vida civil. En la biblioteca por la paz de la vereda Las Morras, en el municipio de San Vicente del Caguán, se generaron espacios de fomento a la lectura y de creación de escritos creativos, con la Columna Móvil Teófilo Forero, que dieron como resultado este libro, conformado por treinta relatos de vida, acompañados de cuentos cortos.

El libro es el fruto de nueve meses de trabajo continuo (de marzo a diciembre) con la comunidad de excombatientes de las Farc, que se concentraron en el espacio territorial de capacitación y reincorporación (ETCR) Miravalle, en del departamento del Caquetá (miembros de la Columna Móvil Teófilo Forero). Nueve meses en los cuales se fueron creando historias y narrativas que permitieron el conocimiento y acercamiento de los participantes a los talleres de extensión bibliotecaria, al contacto con el mundo de los libros. Un contacto que, poco a poco, fue rompiendo barreras, distancias e ideologías, y permitió que se fueran desdibujando los prejuicios, los camuflados, y fueran apareciendo los sujetos, campesinos, llenos de pasión por la vida y por la generación de acciones pacíficas, una de ellas la escritura.

No fue fácil la misión de abrir las experiencias de la guerra al mundo de las letras, pero fue la disponibilidad, el interés colectivo e individual, y las ganas de conocer el mundo los que permitieron, como en la metáfora de la llegada de la biblioteca al punto transitorio de las Farc, ir adentrándose gradualmente en la intimidad de sujetos con ansias de cambio y reconciliación. El primer encuentro con la guerrillerada1 fue frío, distante y sin mayores acuerdos. Se desarrolló en la escuela de Miravalle, a unos kilómetros del punto transitorio. El segundo se realizó en la recepción del ETCR con la intención de aclarar situaciones, tras lo cual se generó el primer encantamiento narrativo, los ojos bien abiertos y corazones palpitantes, que permitió la llegada de la biblioteca por la paz. El tercer encuentro, ya en el aula de aprendizaje, tuvo como ambiente unos diálogos en medio de cuentos, historias inconclusas, lecturas en voz alta, y un ambiente de apertura a lo nuevo, a lo mágico, en el que se desarrolló la creatividad.

Ya en la cotidianidad de los espacios de lectura y escritura, aparecieron las narrativas farctásticas2 que permitieron el intercambio de realidades personales y colectivas, y ampliaron el horizonte a la aventura de la escritura creativa. Talleres que se realizaban tres veces por semana, con una duración de dos horas, y en los que aproximadamente treinta excombatientes participaron de la experiencia. Al final del proyecto, en torno del fogón o a orillas del río Pato, se presentaron los escritos a los excombatientes, en su forma original. Dos años me llevó la construcción de los relatos de vida, con la información básica que se había recogido en los talleres, llevando el relato a nuevas formas e interpretaciones a través de giros literarios y de ficción.

Como fruto de estos nueve meses de talleres literarios (la metáfora de un parto es este libro, que inició con las distancias que puede generar el encuentro entre extraños), se crearon los cuentos colectivos que permitieron acortar las distancias y dieron paso a los registros de la cotidianidad del diario vivir. De esta manera, se rompió el hielo con la escritura de acrósticos, mitos y leyendas en medio de la guerra, y alcanzamos la profundidad de algunos relatos e historias de vida en los procesos permanentes, estables de lectura y escritura.

Tiempo en el que los autores de mundos diversos y mágicos nos acompañaron en la fabulosa experiencia de buscar en los libros los aliados y amigos para la construcción de convivencia pacífica y espacios de reconocimiento y estima por el otro, sin importar los abismos ideológicos o de experiencias de vida en extremos opuestos. Autores de cuentos, novelas y crónicas que fueron creando la necesidad del encuentro diario con la lectura y el compromiso de dejar plasmadas las visiones del mundo personal y común de los excombatientes. Espacios y diálogos que posibilitaron unas relaciones cercanas y de confianza en torno a los procesos de una biblioteca por la paz.

Quiero hacer también la salvedad de que el proceso de conocimiento de los excombatientes tuvo sus limitaciones propias. Lo comparo con una casa esquinera que solo deja ver un frente y que, al intentar darle la vuelta y conocerla en su totalidad, encontramos mil obstáculos, y se torna difícil, no por decisiones de los excombatientes, sino por las condiciones de desconfianza que imperaban en el primer año de implementación de los acuerdos. Y aunque la biblioteca por la paz en la metáfora propuesta pudo ingresar en esa casa y ver la sala, la cocina, los pasillos, nunca llegó a ver los cuartos, el solar, ni los áticos. Por ello, puede el libro estar limitado a una versión de los excombatientes, versión que constituye un subuniverso de la realidad de sus experiencias de vida.

Luego de más de cincuenta años de guerra, y específicamente de veintitrés años de creación de la Columna Móvil Teófilo Forero (la más beligerante de las Farc), no fue sencilla la creación de lazos de confianza para asumir el reto de contar las verdades de la guerra, así fuera a través de cuentos. Pero los espacios de literatura, encuentros con la palabra escrita, narrada y contada, fueron abriendo las posibilidades, hasta llegar a la creación de cuentos cortos.

Posteriormente, hice el trabajo de reconstrucción de esos primeros relatos y les di giros literarios y congruencia de sentidos. Cada narrativa la transformé en cuento y delimité un lugar, una vereda del Caguán, como territorio que se narra en la voz de cada excombatiente. Construí treinta cuentos cortos, de tal manera que, siendo fiel a la idea inicial, se pudiera tomar una distancia necesaria, y así delimitar nuevas historias con giros literarios y cierres que representaran la realidad de la vida rural en tiempos de posacuerdo de paz. Igualmente, me uní a la tarea de creación de cuentos como parte del proceso colectivo de memoria.

También en estos dos años me di a la tarea de construir los relatos biográficos como elementos comunes en todos los escritores de estas historias, hacer de cada autobiografía un hecho común que muestre la realidad de los excombatientes como aquellos campesinos que vivieron una guerra de más de cincuenta años. Entendiendo los relatos de vida como fuentes multidimensionales que hablan de una experiencia que sobrepasa al sujeto que relata, para construir testimonios de excombatientes que, como evocación de la guerra, transmiten la dimensión subjetiva e interpretativa del sujeto, y como reflexión, contienen un análisis sobre la experiencia vivida (Zamudio Cárdenas et al., 1998, p. 84).

Otro fin de los relatos de vida es dar sentido a la cotidianidad invisibilizada de las opciones en el mundo rural, de sus contradicciones, sobre todo, al ver la contraparte del relato literario, pues una es la vida en tiempos de la guerra y otra la escritura en los tiempos del posacuerdo de paz. Unos relatos que entre silencios, olvidos y efímeros recuerdos son testimonio de las vicisitudes a la hora de juzgar la presencia de hombres y mujeres en una de las antiguas columnas móviles de las Farc, quienes experimentaron la guerra y le apostaron a la paz. Estos relatos son expresiones subjetivas únicas, aunque ficcionadas, de la forma como los excombatientes definen culturalmente su mundo y, de este modo, arrojan información sobre la visión que este sujeto tiene de sí mismo, sobre su situación en la vida y la versión del mundo que tiene en un momento particular (Jimeno Santoyo, 2006).

El trabajo de ilustración de los relatos y de los escritores los desarrollé como homenaje a los rostros que la memoria no olvida y para recrear esas historias de la selva, lo cual permitió que los paisajes caqueteños permearan el libro con sus maravillosas formas y sentidos. Igualmente, es una ventana que se abre en la posibilidad de que realmente la palabra sea su única arma. Hablo de campesinos, porque quienes participaron de los talleres de literatura fue la guerrillerada rasa, jóvenes que, sin rango mayor dentro del movimiento, delimitaron la experiencia más sutil de la reinserción.

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