El que se cría solo

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El que se cría solo
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Letrame Editorial.

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© Mikel Mikeo

Diseño de edición: Letrame Editorial.

Maquetación: Juan Muñoz

Diseño de portada: Rubén García

Supervisión de corrección: Ana Castañeda

ISBN: 978-84-1114-413-1

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

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A mis héroes.

Osaba, Arantxa y Paki.

Y a mis ángeles.

Ama, aita y Mari Paz.

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Los hechos recogidos en este libro son a veces reales, en ocasiones adaptados y/o inspirados en la realidad, otras veces cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia y alguno que otro son simple fruto de mi mente inquieta.

Lo digo por si a Servicios Sociales le da por investigarme como padre.

Me ha recomendado escribir esto mi abogado. O sea, que no es mi abogado, que es uno de mis cuñados, pero le gustan las pelis de abogados, y me lo ha recomendado. Dicho queda.

Antes de casarme tenía seis teorías sobre cómo criar a los hijos. Ahora tengo seis hijos y ninguna teoría

John Wilmot, segundo Conde de Rochester

Antes de ser padre… No me acuerdo cómo era

Mikel Mikeo

AGOSTO

SÁBADO, 1 DE AGOSTO

EL DIARIO

Ayer cumplí cuarenta y cinco años. En breve seré padre por tercera vez. Poco más adelante publicaré mi primer libro, una colección de relatos: Paradojas, escenas absurdas y deliciosa ironía. Y la reflexión que me voy a animar a compartir con vosotros ahora mismo me ha surgido plantando un pino. Este año un hijo, un libro, aunque lo del árbol en realidad no. Quizás más adelante.

Cuando digo que en breve seré padre por tercera vez hablo de días. El tres sale de cuentas mi mujer y si este es como sus hermanos, cuatro días más tarde nacerá. Es decir, este es mi último fin de semana de padre no numeroso.

Y una de las cosas que más me ha tocado oír estos nueve meses, un poco menos ya que hasta la semana ocho no se lo dijimos a nadie, ha sido la mítica frase de: el tercero se cría solo.

De pronto me ha surgido la idea de escribir un diario. Documentar si es cierto eso de que se cría solo. Porque los dos primeros… La verdad es que no me acuerdo ni de la mitad de las cosas. Están las fotos, pero ya me han prevenido de que al tercero casi ni le haremos. Así que…

Hoy comienzo un diario. Espero seguir mañana. Y al otro, y al otro…

DOMINGO, 2 DE AGOSTO

CALMA

Último día si quiere ser un poco original y adelantarse a la fecha prevista de parto. Sus hermanos se retrasaron los dos unos tres o cuatro días y viendo como está de momento mi mujer… Creo que este va por el mismo camino.

A ver qué tal nos va el parto. Con el mayor fueron treinta y cuatro horas desde que empezaron las contracciones, dos epidurales, fórceps… Con la chiquita poco más de cinco horas, no dio tiempo de poner epidural, y casi ni me da tiempo a aparcar. Este como siga la progresión nace en casa, a lo sumo en el coche.

No estaría mal, hablando exclusivamente desde el punto de vista narrativo, para darle más vidilla al relato. Desde el punto de vista vital… Sin prisa, pero sin pausa; despacito y buena letra; somos once contra once y no hay rival pequeño. Sí, ya empiezo a estar un poco nervioso y a veces no sé ni lo que me digo.

Mira si estoy nervioso que, aunque estoy un poco cansado porque hemos ido a pasar el día al río y ha sido intenso, hasta la medianoche no he querido irme a dormir. A las doce y un minuto ya me he ido a la cama. Efectivamente, el que se cría solo tampoco se va adelantar.

LUNES, 3 DE AGOSTO

QUE VIENE…

Al filo de la medianoche. ¿Será del 3 o del 4? No sé, muy rápido tendría que ir todo para que sea del 3. Aunque la verdad me da lo mismo.

¡¡¡Aaahhh!!!

¡Joder la tía! No quiere epidural ni nada. Claro, con el mayor le pusieron dos y se quedó fatal. Con la chiquita no dio tiempo de ponerla y después se recuperó mejor.

Muy bien, mamá. Vas fenomenal.

¿Fenomenal? ¿Qué chorras dice este tipo? El matrón, digo. Nace el 4 fijo, si no se ve nada ni nada.

Y, de pronto, la enfermera que sujeta su pierna tiene que irse a por algo y se me ocurre sujetar esa pierna. Total, estoy allá algo tendré que hacer. Venga, sujeta bien sujeto que tú sabes sujetar.

¡¡¡Aaaaaahhhhhh!!!

Muy bien, mamá. Ya está casi.

¡Qué va a estar! Bueno, ahora hay que dar buenas vibraciones. Pero… ¡Uf! La espalda me empieza a molestar un poco. Estoy forzando demasiado la postura. ¡Joder! Si me estoy haciendo polvo la espalda. Aunque, claro, mi mujer pariendo sin epidural no voy a decir: «Oye, ¿me cambia alguien? Que estoy un poco incómodo». ¡Buf! Podía pedir la epidural yo. Si ella no quiere. Tenemos gananciales, lo que es mío es suyo y al revés.

¡¡¡Aaaaaaaaahhhhhhhhh!!!

Mejor no digo nada.

MARTES, 4 DE AGOSTO

QUE LLEGÓ

¡Me cagüen los cutos coloraos! ¡Qué razón tenía el matrón! Oye, cuatro empujones y… ¡Bienvenido al mundo, peque! A las doce y media. Salías de cuentas el 3, muchacho. Te has retrasado media hora. Como es la primera te la perdonamos. Pero no te acostumbres.

¡Y qué manera de llorar! Los primeros diez minutos sin parar. Los otros no lloraron tanto. ¿O igual sí? La verdad es que no me acuerdo. Por fin se calmó. ¡Qué majo cuando está tranquilo! ¡Joder! Los hacemos guapos de cojones.

Y la espalda muy bien la tengo. Lo conseguí. Y mi mujer también bien.

En la habitación los tres por fin. Y solos. La cama de al lado está todavía sin ocupar. De momento parece tranquilote. ¡Hala, vamos a mandar wasaps! A los abuelos, mi familia, la de mi mujer, mi cuadrilla, la de mi mujer, a las de la escuela de teatro… ¡Dios qué sueño! A las del grupo de teatro… Al Pelocuto… A Mónica de la uni… Luego llamo a los abuelos a ver qué tal noche han pasado los chiquis. Este después del berrinche se ha quedado dormido.

¿A quién se parece? Esto se me da fatal. La verdad, creo que a cualquier niño con unas horas de vida.

MIÉRCOLES, 5 DE AGOSTO

DORMIDITOS

Este crío no hace más que dormir. Los otros no dormían tanto. O al menos no me suena. Ya han pasado cuatro años de la chiquita, pero... Diez horas y este ni siente ni padece. Un rato empezó a berrear, pedí un bibe y ni probar. Y resulta que estaba cagado. Los otros no han llorado por estar cagados en la vida. Ni meados. Esos anuncios de pañales… «Que un culito mojado no te estropeé la noche». Una vez el mayor tenía mierda hasta en la espalda y durmiendo como un bebé. Claro, era un bebé.

¿Le despierto para que tome un chupito de leche? Dormidos dan tanta paz... Nada, lo dejo y esta tarde, cuando vaya a ver cómo están los otros con los abuelos, que lo despierte mi mujer.

Mírala, dormida también. ¡Qué tía! Sin epidural ni nada. ¡Como una titana!

Pero la vez que tuvieron que sacarle sangre porque le salía el azúcar alto... ¡La que montó!

A ver, enfermera. Pínchame con mucho cariño, ¿vale? Que sea con amor, que yo sé que lo vas a hacer muy bien, pero sobre todo ponle amor. Cariño, dame la mano. No, mejor dame las dos. No quiero mirar. ¿Me has pinchado ya? ¿No? Espera que respire. ¿Ya? ¡Ah! ¿Qué estás esperando a que respire? Ya puedes, ya, maja.

JUEVES, 6 DE AGOSTO

PRIMERIZOS

Ayer a última hora nos trajeron compañeros de habitación. Unos primerizos. A parte de que nos lo han dicho: «nuestro primer hijo, pensamos tener cinco. ¿El tercero? ¡Qué animados! ¿Es verdad que se cría solo? Porque nosotros pensamos tener cinco»… Varios detalles les delataban como primerizos:

Fotos. Han sacado unas ciento cincuenta la primera media hora. Luego he dejado de contar pero yo, por lo menos, les habré sacado veinticuatro porque el recién estrenado papá tenía el brazo cansado de sacar selfies.

Flores. A estos les ha traído flores hasta la prima que se pilló un pedo descomunal en su boda que dejó de hablarle media familia y se hizo misionera arrepentida. Oye, desde Burkina Faso han llegado las flores.

Guapo. Sí, tu hijo es muy guapo. Sí, el más guapo del mundo. Sí, a la enfermera también le parece muy guapo. Sí, hasta bostezando es guapo. Sí, es tan guapo que tengo serias dudas de que sea tuyo. Lo he pensado, no se lo he dicho.

Ojo. No le quitan ojo de encima. Está un poco rojo, ¿no os parece? ¿Tendrá calor? Igual le quitamos la colcha. Aunque tampoco queremos que se nos enfríe. ¡Mira! ¡Ha hecho así con la boca! ¿Es normal que haga así con la boca? ¿Llamamos a la enfermera?

VIERNES, 7 DE AGOSTO

 

ALTA

Ayer nos dieron el alta. Teníamos ganas de estar en casa por fin los cinco. Podría relatar el encuentro con los hermanos, la mirada de los abuelos al ver a su nuevo nieto…. Pero prefiero exponer, tal cual, cómo nos dio el alta el ginecólogo. Trabajo de escritura cero. Transcribo literal.

Soy el doctor Tal (obvio el apellido más que nada porque no lo recuerdo). Bien, os podéis ir de alta. Está todo bien… Te he puesto clexane. ¿Por qué te he puesto clexane? Ah, ya. Como eres mayor.

Como lo leéis. El doctor, como quien te dice que tienes fiebre, le ha dicho mayor. Mi mujer decir no ha dicho nada. Bastaba su mirada. El doctor, cuando ha levantado los ojos del informe de alta, ha comprendido el calado de sus palabras.

Me refiero que al tener más de treinta y cinco y ser el tercero se prescribe por protocolo clexane. Aquí tenéis el informe.

Mi mujer callada hasta que ha cerrado la puerta. Y entonces se ha desahogado.

¿Este me ha llamado vieja? ¡A la cara! Ya me ha caído mal desde el principio. Venir casi a la una a darnos el alta. ¡Y me llama vieja! ¿Y él qué? Si este debió atender el parto de los primeros dinosaurios. ¡No me ha dicho vieja ese carcamal!

SÁBADO, 8 DE AGOSTO

PRIMERA NOCHE EN CASA

Reeditamos el pacto de los bibes por tercera vez. Yo hago las noches pero la siesta me la pido y es sagrada. Venga, vamos, son dos meses. Soy capaz. Ya lo he hecho antes, puedo volver a hacerlo. Dos meses, ahí está el horizonte. Dos meses.

¡Cagüen los cutos coloraos qué largos se van a hacer! Mi amigo de juerga nocturna se me queda dormido tomando el bibe, pero es dejarlo en la cama y como si la leche en polvo llevara speed. ¿Llevará? Igual pruebo meterme una raya que estoy que me caigo. Y este nada. Pruebo la canción que le cantaba al mayor. Inútil. Pruebo la canción que le cantaba a la chiquita. Peor. Pruebo la canción de Bob Esponja, la que más he oído los últimos seis años. Tampoco.

Cambiamos de estrategia.

Lo pongo en el cochecito y paseo por el pasillo. ¡Dios, qué ruido mete! Voy a despertar hasta los del primero. Mañana tengo que echar aceite a las ruedas. En brazos, venga. Oye, esta va a ser la buena. Ahora a la cuna. Parezco un artificiero dejando un artefacto nuclear… ¡Se vuelve a despertar!

No pasa nada.

Música relajante con el móvil. Para dormir en cinco minutos. Parece que funciona… ¡Conmigo, joder! Este sigue ojiplático. Dos meses, qué largo va a ser.

DOMINGO, 9 DE AGOSTO

EL CLEXANE

¿Se lo recuerdo o no se lo recuerdo?

Ahora mismo soy un Hamlet del siglo XXI en Villava. Mi mujer no se acuerda o tiene un talento actoral que hasta hoy desconocía. Toca el clexane.

Tengo las mismas ganas de ponérselo que ella de recibirlo pero no me puedo hacer el loco. Me debo al juramento hipocrático que no hice ya que fui enfermera y no médico. Esa es otra. ¿Las enfermeras por qué no tenemos que hacer un juramento de que nos vamos a dedicar a sanar y no a hacer el mal a nuestros pacientes? ¿Acaso somos más de fiar que los galenos? Estoy divagando, venga, hazte el ánimo.

Me la encuentro en la habitación tan entretenida viendo no sé qué vídeo de gatitos y nada más verme llegar lo intuye.

No estoy preparada. Venga, cuanto antes mejor. Pero con mucho amor. Como me hagas daño te caneo. Espera, que respire. ¿La has puesto ya?

Cojo aire, pellizco, voy a pinchar, se me escapa el pellizco, pincho, ¡qué blanda la piel!, la aguja no llega a entrar, empujo más, ahora ha entrado y poco a poco muy poco a poco voy poniendo el clexane.

Silencio.

¿Ya? Oye, pero que muy bien.

¿Muy bien? Bueno, para llevar doce años sin poner ninguna. Mañana me va a aplaudir y todo.

LUNES, 10 DE AGOSTO

MÁS CLEXANE

El pinchazo perfecto. No se puede definir de otra manera.

Un crimen de lesa humanidad perpetrado con nocturnidad, alevosía y una total ausencia de caridad cristiana. Como si un dardo incandescente la hubiera atravesado de parte a parte perforando sus entrañas. Una estocada mal tirada en una plaza de tercera por un diestro siniestro. Un sacrilegio en toda regla, el mancillamiento de un templo sagrado, la profanación del alma hecha carne de una diosa de los paraísos perdidos.

La baja edad media, con sus oscuros pasajes y sus tenebrosos misterios, comprimida en unos escasos mililitros de enoxaparina inyectable. El remake de una película de terror de los años sesenta producida, dirigida e interpretada por Quentin Tarantino. Como si Haloween, los Santos Inocentes, y cualquier tradición de cualquier cultura milenaria donde hubiera que hacer el hijoputa a sacomanta se hubieran celebrado en los escasos cinco segundos que duró la tropelía.

Hirosima y Nagasaki en el abdomen, pero más a lo bestia. Una presa de dolor desbordada arrasando a su paso con incontables poblaciones y dejando un reguero de desolación a su paso. Un dolor de muelas multiplicado por mil en medio del océano a más de mil millas náuticas del ibuprofeno más cercano.

Eso según mi mujer. O sea, que si se podía definir de otra manera.

MARTES, 11 DE AGOSTO

AMATXOREN URTEAK

Zorionak, ama!

Hoy noventa te hubieran caído. ¡Unos cuántos! Y ya han pasado cinco desde que te fuiste. ¡Unos cuántos también! Y es curioso. Con cuarenta y cinco me tuviste, en realidad unos días antes. Tu hijo pequeño. Y con cuarenta y cinco en realidad unos días después, he tenido yo al mío. Si creyera en estas cosas de numerología seguro que le encontraba un significado místico o algo así. Menos mal que solo creo en la tortilla de patata con cebolla.

En la estantería del salón te tengo siempre presente. Una foto en la que sonriente sostienes al mayor que está en pleno berrinche. La primera te presentaste en el hospital. Por la mañana, cuando las visitas estaban prohibidas. Cómo te camelaste a la enfermera.

¿No se puede por la mañana? No sabía, ya lo siento. ¿Podría pasar solo un momento? Estoy mayor, tengo que venir en autobús…

Y para dentro. Bien sabías que las visitas eran por la tarde, pero no podías esperar para conocer al primer hijo de tu pequeño.

No llegaste a tener en brazos a la chiquita y ahora también te pierdes al pequeño. Seguro que donde estás me los vigilas cuando yo no los tengo a la vista. Sigo intentando hacerlo tan bien como tú. Con las lentejas me voy acercando, con los chiquis… Ahí vamos.

Eskerrik asko, ama!

MIÉRCOLES, 12 DE AGOSTO

A LA PISCINA

Hoy ha calentado a gusto, así que a la piscina con los mayores. El pequeño se queda en casa y la mamá también, que aún no puede bañarse. ¡Hala, a relajarnos dándonos un bañito! Sí, por los coj...

Entre el mayor que no nada lo bien que cree que nada y la otra que no nada nada, pero que tampoco quiere flotador, ni manguitos, ni churro, ni nada que le ayude a flotar porque para eso tiene a su padre, al cual puede agarrarse cual koala a su eucalipto, salvo que el eucalipto respira por las hojas y yo sigo haciéndolo por un cuello que se ha dedicado a estrujar… Y en un momento dado…

¿¿¿El mayor??? ¡¡¡Hostia puta, que ahora mismo lo veía ahí y ahora no lo veo!!!

Oye, me dice una madre del cole tras cinco eternos segundos, tu chiquito está en la piscina pequeña que se ha ido a jugar con uno de clase.

No, le digo intentando aparentar que durante cinco segundos no se me ha parado el corazón. El chiquito está en casa con su madre. Ahora somos familia numerosa.

¡Es verdad! No me acordaba. Y mira que se te nota el tercero en las ojeras. Ja, ja, ja…

Y reíamos los dos, a pesar de que yo en medio del agua sigo sudando.

JUEVES, 13 DE AGOSTO

MÁS PISCI

Si ayer hacía calor hoy más, así que a la pisci con el koala y el tritón verbenero. Pero hoy no me iba a poner nervioso. Hoy iba a mantener el control y la calma en todo momento. Hoy… Sin quitarme la camiseta ya tenía a uno camino de la piscina grande y a la otra metiéndose en la pequeña. La decisión parecía fácil, el peligro estaba en la grande. Pero dejar a la chiquita sin supervisión siempre es un problema.

No sin esfuerzo he conseguido convencer a la chiquita de que mejor la grande y de nuevo tenía al koala alrededor del cuello mientras no perdía de vista al mayor que al menos se acercaba a la zona donde menos cubre. Por el camino iba saludando a distintos padres y sobre todo madres del cole que iba encontrando:

Sí, muy bien; Las noches algo alborotadas. ¡Hola, qué tal! Mi mujer cada día mejor. ¿Celos? De momento no. ¡Cuánto tiempo! Sí, el tercero. Se cría solo, sí.

Creo que a dos o tres he saludado sin conocerlos. Tampoco pasa nada, soy así de sociable. O al menos eso piensan ahora esos dos o tres.

Total, al llegar resulta que el mayor ha decidido que el agua estaba muy fría y prefería la pequeña. Vuelta para atrás.

VIERNES, 14 DE AGOSTO

LA SIESTA

No es lo que era.

Con el mayor la siesta era echársela a la vez que él y todo era calma, arcos iris y unicornios en los sueños con manantiales de golosinas brotando por doquier. Con la chiquita lo mismo. Cuando ella caía, caía yo y normalmente el mayor, que entonces contaba dos añitos y también se quedaba en brazos de morfeo.

Nada que ver con la actualidad.

Después de comer y renunciando al postre, quién me ha visto y quién me ve, los pies me han llevado hasta la cama y simplemente me he dejado desplomar sobre el colchón. Antes de diez segundos ha aparecido el mayor.

¿Jugamos?

Campeón, descanso un momento y luego jugamos.

Se ha mostrado comprensivo y me ha dejado cerrar los ojos. Un grito me los ha abierto al instante. A la chiquita le ha emocionado sobre manera no sé qué de la tele. De inmediato he escuchado a mi mujer diciéndole que papá está dormido y que no hay que hacer ruido. Pero lo ha hecho a un volumen sonoro cercano al de la chiquita y cuando parecía que ya todos se habían calmado me ha venido a visitar este enano cabrón que le suele gustar abrirme los ojos cuando estoy en la cama agotado, el señor Desvele.

No es lo que era.

SÁBADO, 15 DE AGOSTO

MÁS SIESTA

Después de comer los macarrones, me he dirigido a la cama para echar la siesta. Aunque bien podía dormirme encima del plato sin demasiada dificultad. Me imaginaba incluso masticando algún que otro macarrón sin llegar a despertarme a lo largo de una larga y ancha siesta. Pero no, mejor a la cama. Cuando deambulaba por el pasillo he escuchado a mi espalda la dulce voz de mi mujer:

¡¡¡No quiero luchas cerca del bebé!!!

Sin mirar atrás he continuado hasta la habitación desparramándome en la cama. Antes incluso de cerrar los ojos ya estaba dormido y antes de dormirme del todo la chiquita me ha despertado emocionada por no sé qué cosa que ha visto en la tele. El mayor a pleno pulmón también decía que no gritara que el aita estaba durmiendo. Yo sin abrir los ojos, peleándome conmigo mismo, sabedor que como perdiera ese primer momento en que el sueño me abraza dulcemente no habría forma humana de dormirme.

Intentaba trasladarme a otros lugares. Playas paradisíacas, con palmares frondosos y ríos que desembocan en hermosas cascadas que se precipitan directamente al mar. No ha hecho sino darme ganas de mear y he tenido que levantarme para ir al baño.

Sé rápido, sé efectivo y vuelve a dormir. Aún puedes.

No he podido.

DOMINGO, 16 DE AGOSTO

LA ECO

Os pongo en antecedentes. En la semana 20 de embarazo en una ecografía, antes de que este diario comenzara, al pequeño le detectaron una dilatación en el uréter. Ahora que ya ha nacido tienen que seguir controlando esa dilatación y le van a hacer dos ecografías: una tocaba hoy, la otra dentro de un mes. Y lo que dicen siempre: no será nada, es por protocolo, es muy poco pero por si acaso… Pero ahí estás tú, más tenso que el pobre San José el día del padre viendo una paloma posarse en la ventana.

Y como encima nos ha tocado un ecografista silencioso pero amante de los ruiditos, me han sudado hasta los empastes.

Ajá, uhmmm, eyyy… Más chasquidos de legua, silbiditos y al final hasta estaba levemente tarareando una canción que a mí me sonaba como una de Frozen, pero igual es que empiezo a estar obsesionado con la jodida reina de los hielos y ya la oigo en todas partes.

Por fin ha terminado y ha mandado a la enfermera limpiar al pequeño el gel ese pringoso que echan para ver mejor y total que no se ve nada. Si no sabes qué tienes que mirar claro.

 

Todo bien, os darán cita para dentro de un mes.

¿Todo bien? ¡Y tanto puto ruidito para todo bien!

LUNES, 17 DE AGOSTO

ABUS

Los abus son invento. Después de los huevos fritos con patatas lo mejor que hay. Y los nuestros, por parte de madre, normalmente los tenemos a 700 kilómetros. Por parte de padre más lejos incluso.

Los abuelos se han venido a estar unas semanas. Por parte de madre, llegan a aparecer los otros y menudo susto. Hoy, mientras el abuelo peleaba con el mayor revolcados en el sofá y a su vez la chiquita les regañaba porque valía de pelarse y como siguieran así no entrarían en la chabola que había hecho con una sábana de la abuela, he encontrado a la propia abuela observando ensimismada al pequeño.

El enano tumbado con los brazos estirados durmiendo a gustooo… Y ella a su lado simplemente observando y como absorbiendo sensorialmente la paz que transmitía. No la he visto tan absorta con nada desde que Belén Esteban anunció en Sálvame que tenía nariz nueva y que en Sálvame Deluxe la presentaría en sociedad.

Entre peleas, chabolas y siestas se nos ha ido la tarde como si nada. Y luego para cenar tortilla de la abuela. Que es la mejor tortilla del mundo. Que ya me veo dentro de diez años a esta caterva que tengo por hijos diciéndome «La tortilla no te sale como la de la abuela».

MARTES, 18 DE AGOSTO

PRIMOS

Los primos son otro invento del copón. Después de las croquetas de hongo lo mejor que se ha inventado. Tendría que haber un banco de primos para quienes no tienen o los tienen lejos. Los primos deberían estar subvencionados.

Han venido hoy los de la Rotxa. Y durante un par de horas no hemos tenido que hacer nada. Simplemente mirar cómo el mayor escalaba por encima de uno de ellos mientras alargaba los brazos para que otro lo cogiera sin tocar el suelo. A su vez un tercero se dejaba peinar por la chiquita y mi sobrina mayor hacía monerías mil al pequeño. El cual tampoco es que le hiciera demasiado caso, pero ahí estaba su prima dándolo todo.

Y ahora es cuando digo que no hace falta ser Einstein ni tener 160 de cociente intelectual porque que el tiempo es relativo ya lo sé yo y no me hace falta mil fórmulas matemáticas para demostrarlo.

Bueno, ya nos tenemos que ir.

¿Ya? Pero si acabáis de llegar.

Son las siete y media pasadas.

¿Cuatro horas lleváis ya?

Cuatro horas han sido. Hemos cruzado un gusano temporal de esos sin notar lo más mínimo. Tocaba despedirse. No, que no se vayan los primos, por qué no se quedan a dormir o a cenar… Lo dicho, deberían estar subvencionados.

MIÉRCOLES, 19 DE AGOSTO

LA GRACIETA

Hoy me he ido a donar sangre. Entre subir, donar y bajar una hora y media larga, casi dos, para mí solo. De acuerdo, parte de ese tiempo lo paso con una aguja clavada en una vena y sentado en un sillón sin poder moverme demasiado. Con suerte podré ver la tele, eso sí, sin sonido y leyendo subtítulos. Pero, sobre todo, no tendré que estar pendiente de nada pequeño que la pueda liar parda.

No había mucha gente. Hoy tampoco me importaba tener que esperar más que de costumbre. No han tardado en llamarme.

Buenos días, siéntate. ¿Has desayunado? Sí. Muy bien. ¿Te encuentras bien de salud? Sí. ¿Has tomado medicación hace poco? ¿Ibuprofeno…? Nada. Muy bien. Déjame el dedo que te mire la hemoglobina.

Siempre soy bastante parco en palabras cuando dono sangre. Me pasa lo mismo en el peluquero. Hoy decido soltarme un poco, vamos a hacer una gracieta.

Por cierto, acabo de ser padre y ahora somos familia numerosa. En el autobús me cobran veinte céntimos menos. ¿Vosotras me vais a sacar menos sangre?

La enfermera ni ha levantado la mirada del aparato. 13’4, muy bien. Sacamos la misma cantidad a todos. Puedes pasar.

He pasado. Y no he vuelto a abrir la boca. Solo para decir bocata vegetal y zumo de naranja. Gracias.

JUEVES, 20 DE AGOSTO

JUGUETES ROTOS

¡Cuidado que vas a cargarte el dinosaurio!

¿Eso se lo he dicho yo? Yo que destrocé todos y cada uno de los juguetes heredados de mis hermanos y que no dejé sano ninguno de los que compraron a mí. En mi defensa debo decir que los heredados eran ya juguetes viejos y estaban en las últimas. En cuanto a los nuevos… Yo era el último, nadie venía detrás de mí que los pudiera aprovechar.

Recuerdo Skeletor, un muñeco cojonudo que no aguantó diecisiete vueltas consecutivas a su cabeza. ¡Joder, Skeletor! Para ser un malo tan malo eres un poco mierdón. Te ha derrotado un chiquito de siete años. Los coches de juguete no estaban fabricados para salir indemnes de según qué saltos de según qué precipicios. Si me hubieran regalado un taller mecánico los hubiera arreglado yo mismo. Siempre y cuando no me hubiera cargado a su vez el taller mecánico.

Y también alguna muñeca de mi hermana que antes de llegarme por herencia sufrió algún percance. A ver, nadie me dijo que los rotuladores no servían para maquillar. Y mejor que lo probara en las muñecas y no en la propia cara de mi hermana.

Estoy moralmente incapacitado para reprenderles destrozar los juguetes. Sería completamente hipócrita. Menos mal que mi mujer cuidaba los suyos. He tenido que llamarla.

VIERNES, 21 DE AGOSTO

DORMIR

Cansancio máximo elevado a la máxima potencia multiplicado por tres. Cuatro de la madrugada sueño placentero y el pequeño decide que tiene más hambre que sueño.

Encima no te creas que se contenta con avisar y ya a esperar tranquilamente el menú. Ni siquiera cuando le pongo el chupete para que se entretenga mientras preparo el biberón. Lo escupe como diciéndome: «¿Qué quieres que haga con esta mierda?». Y sigue berreando como si no hubiera mañana.

Le enchufo el biberón y de repente el primo chungo del demonio de Tasmania se convierte en una especie de oso amoroso pero más tranquilo. Al menos ya no berrea. Y me empieza a dar a mí la modorra. ¡Dios, qué sueño! Se me cierran los ojos y este suele tardar una media hora en tomárselo entero. Es que me estoy quedando dormido. ¿Y si me quedo dormido qué? Este lo hace. Conforme el hambre le baja se… le cierran los… ojos… Yo podría… hacer lo mismo… ¿no? Venga, a la mierda que es el tercero.

Total, que cierro los ojos. ¡Ay, qué gustooo! Y en ese momento se me cruza un pensamiento oscuro. ¿Y si se me cae? Total, que sigo con los ojos cerrados pero no hay manera de dormir.

Supongo que ese nivel llegará con el cuarto.

SÁBADO, 22 DE AGOSTO

FONTANERÍA

Como tres churumbeles de cinco y tres años y de dieciocho días no son suficiente lío, va hoy y me meto fontanero. ¡Ole mis huevos camperos!

Llevaba meses con el fregadero que se atascaba. Un par de veces eché movida de esa que elimina cualquier tipo de atasco, sin problemas y en un cuarto de hora. El que la fabrica debe ser familia del que me llama para ofrecerme contratos de luz.

Así, hoy me he decidido a desmontar las tuberías y desatascar en persona. Soltar los tubos no ha sido complicado. Hacerlo de manera limpia y eficaz ya sabía yo que no iba a ser. Mi mujer ha puesto un poco el grito en el cielo, pero afortunadamente el pequeño ha reclamado biberón y me ha aliviado la presión de la jefa indignada.

Mierda había para parar un tren. Lo limpio y, de pronto, me he encontrado con cuatro tubos y tres empalmes que no había manera que encajaran para que fuera todo del fregadero al desagüe. ¡Una hora para ponerlo todo en su sitio! ¡Pero si son cuatro tubos!

Total, que cagándome en todo lo cagable he conseguido que encaje. Abro el grifo y ya no hay atasco. ¡Me sentía como un dios viviente de la fontanería! Otro día arreglaré la fuga de agua que ha quedado.

DOMINGO, 23 DE AGOSTO

COMIDA EN BERUETE

En agosto toca comida en Beruete. Se trata del pueblo de mi padre, donde teníamos un caserío en el que ahora vive mi hermano. Ahora son las fiestas y nos invitan a comer todos los años. Este año con la novedad del pequeño.

Cuando hemos llegado ya estaban allá mis hermanos, cuñados, sobris… Hemos sido los últimos en aparecer, aún tenemos que coger más práctica en esto de preparar a tres criaturas. Tres criaturas me refiero a mis hijos. No es que tengamos un orco, un trol y un dragón en casa. Aunque en ocasiones lo parece.