Buch lesen: «Introducción al Nuevo Testamento», Seite 10

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Cuadro 5.2
Características de las biografías antiguas

•Sin pretensión de una objetividad separada

•Sin interés de establecer hechos (p. ej., al citar pruebas o fuentes)

•Poca atención a los datos históricos (nombres, fechas, lugares)

•Poca atención a la cronología de los acontecimientos o desarrollo del pensamiento del sujeto

•Sin interés psicológico en las motivaciones internas del sujeto

•Estilo de narración anecdótico

•Énfasis en el carácter y rasgos que definen al sujeto

•Foco constante en la filosofía de vida del sujeto

•Un fuerte interés en la muerte del sujeto, como algo consecuente con su filosofía de vida

•Presentación del sujeto como un modelo digno de imitación

•Descripción del sujeto como superior a sus competidores o rivales

•Interés general en el legado del sujeto, evidente en los seguidores que continúan con la tradición

4.Ellos emplean un estilo ficticio («semejante a la ficción») de narración. En muchos sentidos, el estilo literario de los Evangelios del Nuevo Testamento se acerca más a la ficción moderna que a la presentación moderna de información histórica. Decir esto no es difamar la exactitud de lo que se relata: los eruditos que consideran que el contenido de los Evangelios es confiable históricamente todavía pueden reconocer que el estilo de escritura es bastante similar al de las obras que ahora clasificamos como ficción histórica. Los autores de los Evangelios conocían el arte de contar historias y emplean los instrumentos literarios como la ironía, el simbolismo y los presagios. Piden nuestra empatía para que, a medida que sus historias se desarrollan, nos sintamos atraídos al drama. De esta manera, los eruditos que emplean la «crítica de la narrativa» (véase «La crítica de la narrativa» en el cap. 3) frecuentemente hablan de la «trama» de un Evangelio en particular, o de cómo las características de su retórica llevan la historia a un clímax, de una forma que pretende generar efectos específicos en los lectores. El género de la biografía antigua permite ese análisis, porque las biografías del mundo antiguo tendían a tratar la historia como una anécdota y a relacionar los acontecimientos con un estilo que los lectores modernos asocian con la ficción.

5.Son abiertamente evangelísticos. La mayoría de las biografías escritas del mundo antiguo eran evangelísticas en un sentido amplio. No solo transmitían información acerca de personas interesantes; más bien, informaban sobre las vidas extraordinarias con una esperanza obvia de que los lectores fueran inspirados por lo que se presentaba, y se motivaran a cambiar sus valores o conducta como consecuencia. Nuestros Evangelios del Nuevo Testamento exhiben esa tendencia a un extremo. Sus autores cuentan la historia de Jesús de una manera que pueda inspirar a la gente a aceptar sus enseñanzas o practicar su estilo de vida. Pero hay más: la afirmación de los Evangelios es que lo que ha ocurrido en y a través de Jesús ha alterado el mismo curso de la historia y la naturaleza de la existencia humana. Estos autores están contando una historia de gran importancia, y relatan cosas que ellos afirman que afectarán las vidas de toda la gente, ya sea que crean en Jesús o no.

Tipos de material en los Evangelios

Como se observó anteriormente, los Evangelios se ven mejor como compilaciones. Sus autores los compusieron para que fueran biografías de Jesús, pero al hacerlo, incorporaron muchos tipos distintos de material a la estructura general de la «biografía». Algunos de estos son específicos en Evangelios particulares: las menciones de los cumplimientos son especialmente populares en Mateo; solo en Lucas y Juan hay himnos; solo en Mateo y Lucas hay genealogías. Pero otros tipos de material se encuentran en la mayoría o en todos los Evangelios. Estudiaremos aquí algunos tipos de material que son particularmente penetrantes.

mención de cumplimiento: una categoría de la critica de las formas para una declaración que alguna cosa ha ocurrido para cumplir lo que fue profetizado en las Escrituras (p. ej., Mt. 2:15).

Cuadro 5.3
Parábolas en los Evangelios


Resumen

9 parábolas de Marcos (todas, menos una, también están en Mateo o Lucas)

6 parábolas de material que frecuentemente se le atribuyen a Q (que se encuentran en Mateo y Lucas, pero no en Marcos)

10 parábolas únicas de Mateo

17 parábolas únicas de Lucas

42 parábolas en total

Parábolas

Jesús es famoso por contar parábolas. Más de cuarenta parábolas se encuentran en los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas (véase el cuadro 5.3). No hay parábolas en el Evangelio de Juan, pero incluso allí vemos ejemplos del lenguaje figurado, no muy alejados del género de las parábolas (4:35-37; 8:35; 10:1-5; 12:24; 16:21).

¿Qué exactamente es una parábola? Las historias y los dichos que se clasifican como parábolas en los Evangelios son de muchos tipos distintos. Un par de las parábolas más conocidas de Jesús se presentan explícitamente como alegorías: él explica la parábola del sembrador (Mr. 4:3-8; cf. 4:13-20) y la parábola de la mala hierba (Mt. 13:24-30; cf. 13:36-43) e indica que cada elemento de estas historias significa algo más (la semilla es la palabra, las aves son el diablo, etc.). Sin embargo, la mayoría de estas parábolas no son alegorías. Unas cuantas son simplemente frases ingeniosas que más parecen «ideas para parábolas» que parábolas propiamente dichas (véase Mt. 15:13; cf. 15:15). Jesús compara lo celestial y espiritual con las realidades mundanas: el reino de Dios es como una semilla de mostaza (Mr. 4:30-32), o una perla (Mt. 13:45-46), o un tesoro escondido en un campo (Mt. 13:44). Muchas parábolas son anécdotas cortas que funcionan como ilustraciones de sermón: la parábola del rico necio en Lucas 12:16-21 ilustra lo absurdo de igualar la calidad de vida con la adquisición de posesiones. Pero en otros casos, las parábolas no ayudan a aclarar un punto difícil; hacen exactamente lo opuesto, e introducen un elemento de complicación en cuanto a lo que de otra manera sería claro. Dios prefiere usar a los que cumplen la Torá que a los que no, ¿verdad? Pues no en el caso de un fariseo en particular y un cobrador de impuestos en particular (Lc. 18:10-14). En efecto, en algunas ocasiones las parábolas presentan acertijos para que la gente los resuelva (Mr. 3:23), y en ciertos casos, funcionan como una clase de lenguaje en clave para hablar de asuntos divinos en términos que los no iluminados no comprenderían (véase Marcos 4:11-12, 33-34; 7:17). C. H. Dodd, un experto en parábolas, decía que una parábola tenía la tendencia de «dejar la mente con suficiente duda acerca de su aplicación precisa para provocarla al pensamiento activo» (Parables of the Kingdom [Las parábolas del reino], [Londres: Collins, 1961], 16).

alegoría: una clase de lenguaje figurado en el que los elementos o personajes que forman una historia denotan conceptos u otros entes en el mundo real.

Cuadro 5.4
Perspectiva judía en cuanto a las parábolas

Con tus ojos no debes considerar a la ligera la parábola, ya que por medio de la parábola uno llega al verdadero significado de las palabras de la Torá.

—Midrás, Cantar de los Cantares Rabbah 1.8

Harry Freedman y Maurice Smith, eds., Midrash Rabbah (Midrás Rabbah), (Londres: Soncino, 1939).

En general, los eruditos buscan discernir el punto básico que se esperaba que cada parábola aclarara y advertir en contra de inferir mucho de las historias. Jesús dice una parábola acerca de la oración, y usa el ejemplo de una viuda persistente que busca justicia de un juez corrupto e indiferente (Lc. 18:2-5). El punto básico es que la persistencia es importante en cuanto a las búsquedas espirituales; malinterpretaríamos al pensar que Jesús quería que la gente viera a Dios como corrupto e indiferente. Él cuenta otra parábola acerca de unos obreros a quienes se les paga lo mismo, aunque trabajaron distintas cantidades de horas (Mt. 20:1-16). El punto básico parece ser que Dios puede ser sorprendentemente generoso de una manera que ofende a los que se ven a sí mismos como más merecedores; es menos probable que Mateo conservara esta parábola en su Evangelio porque él quisiera proponer alguna nueva escala de pagos para los jornaleros. Dicho eso, los intérpretes a veces sí tratan de ir más allá del «punto básico» de las parábolas para preguntarse por qué Jesús expondría estos puntos de esta manera particular. ¿Dan las historias anteriores algún indicio en cuanto a la opinión que él tenía de los jueces o de las relaciones laborales?

Figura 5.1. Jesús expulsa un demonio. (The Bridgeman Art Library International)

Historias de milagros

Jesús también es famoso por hacer milagros, y nuestros cuatro Evangelios contienen numerosos relatos de él haciéndolos (véase el cuadro 5.5). El término griego preferido para «milagro» en los Evangelios sinópticos (Mateo, Marcos, Lucas) es dynamis, que significa «poder» u «obra de poder» (p. ej., Mt. 11:20-23; Mr. 6:2, 5). En el Evangelio de Juan, a los milagros frecuentemente se les llama sēmeia o «señales», porque apuntan más allá de sí mismos a la verdad acerca de Dios que Jesús ha venido a revelar (p. ej., 2:11; 12:37).

Las historias de milagros más comunes son los relatos de Jesús cuando sana a los enfermos o discapacitados físicamente; en unos pocos casos incluso se dice que resucita gente. Muchas de estas historias centran la atención en la fe, ya sea la de la persona afligida (Mr. 5:34; 10:52; Lc. 17:19) o de otros (Mr. 2:5; 7:29; 9:23). A veces, las historias de curaciones tienen el propósito de que se lean con un grado de interpretación simbólica. Por ejemplo, la historia de Jesús cuando sana a un ciego lleva al comentario sobre la capacidad de Jesús de conceder conocimiento espiritual (Jn. 9:39).

Cuadro 5.5
Historias de milagros en los Evangelios


Las historias de curaciones se traslapan considerablemente con los relatos de exorcismos. En la Biblia, la posesión por un espíritu inmundo no hace que una persona llegue a ser pecadora o inmoral; más bien, hace que la persona enceguezca o enmudezca, que tenga convulsiones o que quede lisiada, o que experimente alguna otra clase de aflicción física o emocional. Las historias de exorcismos del Nuevo Testamento generalmente se enfocan en la interacción de Jesús con el espíritu inmundo, la persona afectada aparentemente es incapaz de acción o reacción independiente, lo que puede explicar por qué ninguna de esas personas en el Nuevo Testamento alguna vez pide un exorcismo (observe cómo el padre pide ayuda para su hijo poseído por un demonio en Mr. 9:18, 22).

espíritu inmundo: demonio, ser espiritual que habita en las personas y las hace estar enfermas o discapacitadas.

También hay un puñado de historias de milagros en los Evangelios, en las que Jesús rescata a la gente del peligro (el apaciguamiento de la tormenta en el mar) o provee para las necesidades físicas de las personas (la multiplicación de hogazas de pan, la transformación del agua en vino, la producción de una gran pesca). Y, finalmente, hay un par de ocasiones de lo que a veces se llaman «milagros de epifanía», porque sirven para manifestar la presencia divina de Jesús (caminar en agua, la transfiguración).

epifanía: manifestación de la divina verdad o presencia.

En nuestro mundo moderno, las historias de milagros frecuentemente parecen presentar a Jesús como alguien que viola las leyes conocidas de la naturaleza o, de alguna otra manera, hace lo que los científicos consideran imposible. Semejante actitud sería anacrónica para el mundo del Nuevo Testamento, en el que casi todos creían que había fuerzas espirituales y mágicas que podrían permitirle a la gente hacer lo que no podrían haber hecho por su cuenta. De esa manera, la reacción más común a los milagros en el Nuevo Testamento no es incredulidad sino asombro (véase, p. ej., Mt. 9:33-34). Los espectadores reconocen que un poder extraordinario está en marcha; la pregunta supone qué poder y con qué fin.

Historias de pronunciamientos

Los cuatro Evangelios canónicos contienen numerosos ejemplos de lo que los eruditos llaman «historias de pronunciamientos», que conservan la memoria de algo que Jesús dijo (véase el cuadro 5.6). En esas historias, todo lleva a un pronunciamiento climático y provocativo: el dicho, que usualmente llega al final, es la razón de ser de la anécdota (así como la «frase clave» es la razón de ser de un chiste). Esas historias eran populares en el mundo antiguo, y poseemos numerosos libros llenos de historias de pronunciamientos, conservadas para otras figuras antiguas. He aquí un ejemplo de un libro de texto educativo llamado el Progymnasmata por Theon:

Algunas personas fueron a ver a Alejandro el Grande y le preguntaron: «¿Dónde has escondido tu tesoro?». Él señaló a sus amigos y dijo: «En ellos».

Cuadro 5.6
Historias de pronunciamientos en los Evangelios: Algunos ejemplos
Historias de corrección

•Deja que los muertos entierren a sus muertos (Mt. 8:21-22)

•Perdona setenta veces siete (Mt. 18:21-22)

•Si alguno quiere ser el primero (Mr. 9:33-35)

•El que no está contra nosotros (Mr. 9:38-40)

•Dichosos más bien (Lc. 11:27-28)

Historias de elogio

•La confesión de Pedro (Mt. 16:13-20)

•La viuda generosa (Mr. 12:21-44)

•La mujer que unge a Jesús (Mr. 14:3-9)

Historias de controversia

•Comer con pecadores (Mr. 2:15-17)

•Los discípulos de Jesús no ayunan (Mr. 2:18-22)

•Recoger granos el día de reposo (Mr. 2:23-28)

•Comer con las manos impuras (Mr. 7:1-15)

•¿Con qué autoridad? (Mr. 11:27-33)

•Pagar impuestos al César (Mr. 12:13-17)

•¿De quién será esposa? (Mr. 12:18-27)

Véase Robert C. Tannehill, “The Gospels and Narrative Literature,” in The New Interpreters Bible: New Testament Survey [»Los Evangelios y la literatura narrativa», en La Nueva Biblia del intérprete: Estudio del Nuevo Testamento], (Nashville: Abingdon, 2005), 1-16.

Nuestros Evangelios relatan docenas de historias acerca de Jesús que son estadísticamente similares a estas anécdotas seculares. A veces, el dicho climático de Jesús constituye una corrección: Pedro ofrece perdonar a su hermano siete veces; Jesús dice: «No te digo que hasta siete veces, sino hasta setenta y siete veces» (Mt. 18:21-22). En otros casos, da un elogio: una viuda da un centavo al templo, y Jesús dice: «Esta viuda pobre ha echado en el tesoro más que todos los demás…, de su pobreza, echó todo lo que tenía» (Mr. 12:41-44). Además, en nuestros Evangelios, las historias de pronunciamientos frecuentemente ocurren dentro de un contexto de controversia. Muchos de los dichos más memorables de Jesús están motivados por objeciones que aumentan en su ministerio o por otros desafíos a su autoridad. Como respuesta a un conflicto con los escribas y fariseos, Jesús declara: «El sábado se hizo para el hombre, y no el hombre para el sábado» (Mr. 2:23-27); como respuesta a un intento de tentarlo a la autoincriminación, él exhorta a la gente: «Denle, pues, al césar lo que es del césar, y a Dios lo que es de Dios» (Mr. 12:13-17).

escribas: profesionales judíos hábiles para enseñar, copiar e interpretar la ley judía; estrechamente relacionados con los fariseos.

fariseos: uno de los principales grupos judíos, activos durante el período del Segundo Templo; los fariseos estaban generalmente relacionados con sinagogas y le daban un gran valor a la fidelidad a la Torá; la mayoría de los rabinos y muchos escribas eran fariseos.

Dichos individuales

Los Evangelios también contienen numerosos dichos de Jesús que carecen de contexto narrativo. A veces, estos dichos están conectados para formar lo que parecen ser discursos de Jesús, dichos en alguna ocasión particular. En ciertas ocasiones, los eruditos agrupan los dichos en distintas clases o categorías para facilitar la referencia y discusión (véase el cuadro 5.7).

Cuadro 5.7
Dichos de Jesús: Algunos ejemplos

Los dichos de sabiduría proporcionan conocimiento en cuanto a cómo funciona la vida en realidad:

•»Donde tengan ustedes su tesoro, allí estará también su corazón» (Lc. 12:34).

•»Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede mantenerse en pie» (Mr. 3:24).

Los dichos proféticos proclaman la actividad o el juicio de Dios:

•»El reino de Dios está cerca. ¡Arrepiéntanse y crean las buenas nuevas!» (Mr. 1:15).

Los dichos escatológicos reflejan la perspectiva de que el futuro es nuestra importancia principal:

•»El Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre con sus ángeles, y entonces recompensará a cada persona según lo que haya hecho» (Mt. 16:27).

Los dichos legales interpretan la voluntad de Dios:

•»En todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes. De hecho, esto es la ley y los profetas» (Mt. 7:12).

Los dichos de «yo» son autobiográficos:

•»Yo no he venido a llamar a justos, sino a pecadores» (Mr. 2:17).

•»Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia» (Jn. 10:10).

Narraciones de la pasión y la resurrección

Los cuatro Evangelios concluyen con un relato extenso de la pasión (el arresto, el juicio, la crucifixión, el entierro) y la resurrección de Jesús. En cada Evangelio, esta porción de la historia se trata con detalles más intensos que cualquier otra porción de la narrativa, y el ritmo de la narrativa baja hasta el punto de que el lector recibe un relato de casi cada hora de lo que ocurre. Los eruditos han observado similitudes entre estos relatos y las escenas de las muertes de otros hombres famosos de las antiguas biografías grecorromanas. Estos relatos también exhiben un fuerte grado de interacción con las Escrituras del Antiguo Testamento: parece que fueron escritos por gente que ya ha pensado profundamente en cuanto al significado de la muerte y la resurrección de Jesús, y que han reflexionado en esos acontecimientos a la luz de pasajes de los Salmos, de los profetas y otros pasajes de las Escrituras. De esta manera, la muerte y resurrección de Jesús no solo es otro episodio de una serie de acontecimientos extraordinarios; para cada uno de los cuatro Evangelios, se trata como el clímax de la historia, el punto al que todo se ha estado desplazando todo el tiempo. En efecto, cada uno de los Evangelios prepara a su lector para este acontecimiento culminante y hace que Jesús pronostique exactamente lo que ocurrirá (p. ej., Mr. 8:31-32; 9:31; 10:33-34) o que haga alusiones vagas que se espera que el lector entienda, de una manera que los personajes de la historia no lo hacen (véase Mr. 2:20; Jn 2:19-22; 3:14; 8:28; 12:32-34). Más aún, cada Evangelio cuenta la historia de la muerte y resurrección de Jesús de una manera distinta que reúne ciertos hilos y cumple temas importantes de esa obra en particular. Por ejemplo, en Mateo, Jesús muere como el Mesías de Israel, y cumple profecías que indicaban que él sería quien salvaría a su pueblo de sus pecados (véase 1:21); en Marcos, él da su vida como rescate por muchos, demostrando la forma sacrificial de la abnegación que debe marcar a todos sus seguidores (8:34-35; 10:43-45); en Lucas, muere como un mártir noble, como una víctima de la injusticia, que vencerá la muerte de una manera que promete un final a la opresión (4:18); en Juan, muere victoriosamente, como alguien que es glorificado y exaltado en una expresión suprema del amor de Dios (12:23; 15:13). En estas, y en muchas otras maneras, cada una de las historias de la pasión y resurrección es el clímax narrativo y teológico del Evangelio en el que aparece.

pasión: en la teología cristiana, término para el sufrimiento y muerte de Jesucristo.

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