La gran fórmula

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La gran fórmula
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Pérez, Viviana

La gran fórmula vivir sin peso / Viviana Pérez ; Marie Barraco. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2019.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: online

ISBN 978-987-87-0159-2

1. Acceso a la Salud. I. Barraco, Marie. II. Título.

CDD 158.1

Editorial Autores de Argentina

www.autoresdeargentina.com

Mail: info@autoresdeargentina.com

PRIMERA PARTE

La Ley de Extracción

Es vital poder entender la base de todo este misterio de la vida, todos hemos oído en alguna forma de la existencia de leyes universales, que nos gusten o no, las tengamos en cuenta o no, de todas maneras ellas operan en el todo y para todos en este universo.

Así como la ley de gravedad no depende de nuestras expectativas, ni de nuestro pensar, ni de si estamos de acuerdo o no con ella, ella siempre está activa... cualquier cosa que soltemos caerá, inevitablemente. Eso en cierta manera lo tenemos asimilado, o sea que al soltársenos un hermoso adorno de cristal de nuestras manos, sabemos que se estrellará contra el suelo, inevitablemente, aunque nuestro deseo esté en su contra, lo cual significa que contra esa ley universal no se puede luchar.

¿Por qué luchamos contra la existencia?, es tan amplia nuestra manera de ver la vida que en ella misma solo hay estrechez, solo hay limitación, por más que la ciencia avanza, a nuestros ojos, es imposible avanzar en lo que a nuestra evolución se refiere, es que nuestros ojos no ven lo que es en realidad, tan solo interpretamos lo que queremos ver... Tenemos dado tan por hecho lo que vemos que nos hemos convertido en los más grandes ciegos, todo ser en el disfraz que ande por aquí, en un árbol, una flor, un ave, un animal, un pez, en verdad saben mirar, en ellos mismos no hay tal cosa como el interpretar nuestro, ellos ven la vida totalmente diferente.

Nuestros sentidos nos dicen que el suelo está quieto, que el sol sale por el este y se pone sobre el oeste, cuando científicamente sabemos que no es cierto, que no es así como lo vemos, nuestros sentidos reciben información y energía, e inmediatamente nuestra mente interpreta, por eso nunca vemos lo real, vemos nuestro cuerpo como materia, palpable, consistente, cuando en verdad no somos más que un flujo de átomos y moléculas, un ir y venir de vibración, pero eso no somos capaces de percibirlo ni entenderlo, nos suena algo como tan solo pruebas científicas, pero muy distantes de ser nuestra realidad, no lo tenemos más que por una asignatura para estudiantes. De esta manera, caminamos como ciegos, envueltos en un sinfín de acontecimientos, ante los cuales no vemos, ni oímos, cuanto menos hablar de tacto, gusto u olfato, todo es tan distorsionado para nosotros que nos quedamos dentro de ese pequeño mundito que nos construimos alrededor, nada fuera de él nos interesa, ni nos quita el sueño. Pero desde ahí es imposible vivir una vida ilimitada, cuanto más pequeño nuestro mundito, más imposibilitado de colores, de música, de belleza, y mucho más se percibe la infelicidad, angustia, soledad, fracaso...

Estamos tan aislados que desde ahí es imposible no sentirnos solos, olvidados, decepcionados, sin tener con quién contar en realidad, desde ahí el ser humano ha creado sus infinitas religiones por todo el mundo, así debe crearse alguien que desde otro lugar le ayude, le acompañe, le perdone, le arrope, aunque sea para un día en el futuro, que le prometa una vida con más sentido, con seguridad, con paz y descanso. Pero nada de eso ha servido para vivir un aquí y ahora diferente, una realidad que en verdad valga la pena vivir, que en verdad le den ganas de vivir, de disfrutar, de danzar, de cantar...

La única verdad es que nuestra vida carece de color, de tibieza, de música, nos creemos los seres más avanzados sobre este universo, en verdad no es más que un autoengaño creado por nuestro infinito ego. Todo lo demás que respira, late, vibra por aquí carece de ego, solo fluye en este hermoso universo, saben que son y están, son ellos mismos, no necesitan máscaras, ni aparentar, no se autocompadecen, no, no tienen necesidad de eso, por eso son totales, en la totalidad solo se despliega el bienestar, el gozo, la calma.

Pero nosotros no somos totales, estamos tan divididos que como frente a un sinfín de espejos, solo interpretamos enemigos por todos lados, no vemos que somos nosotros mismos proyectados en todos esos espejos... infinitas máscaras, infinitos sentires, estados de ánimos, nos han conducido a la vida que hemos llevado, desde hace millones de años, el ser humano solo sigue siendo el mismo, con toda su violencia, su maldad, su inseguridad, su interés propio, su competitividad, su desdicha, su angustia, sus preguntas, sus desalientos, su miedo a la muerte...

CAPÍTULO 1

¿QUÉ ES EL VACÍO?

Tenemos miedo al vacío, sin entender que él es el todo, sin vacío no hay existencia. Una casa vacía nos atemoriza, si se refiere a presencia de afectos, tenemos una familia, con niños, y tememos cuando el nido quede vacío, vivimos con temores proyectados al mañana, así sin poder disfrutar el hoy, el momento, se nos va la vida sin verla en verdad. Nuestro disfrute es tan fugaz que inmediatamente caemos en su opuesto, por causa de nuestra manera de vivir, así nos sucede una y mil veces. Tenemos un niño soñando con que eso nos cambiará la vida, ahí sí podremos ser felices, ahí sí nuestra vida cobrará sentido, pero al momento de su llegada ya nuestro mover del pensamiento comienza su ciclo imparable, entonces sucede otra vez, nos encontramos llenos de miedo, paralizados, inseguros, infelices, a pesar de su llegada, que si se enferma, que si lo pierdo, si la muerte súbita, si cuando sea adolescente qué será de él, aparecen infinitos miedos, descritos en infinitas palabras, droga, inseguridad, peligros, que si será feliz, si será lo que esperamos de él, que cuando abandone el nido, que se irá a hacer su vida, su familia, que si lo pierdo, ese perder se hace inevitable, porque así es la naturaleza de la existencia, en cada llegada hay una partida, más allá del tiempo que calculemos, o percibamos, la partida es inevitable, como una ley existencial...

Si a otro vacío se refiere, cuando vemos una casa, la observamos desde la ilusión óptica, que como vimos no es tan cierta, lo que vemos no necesariamente es real, si está vacía, decimos que no hay nada en ella que está vacía, que no tiene muebles, que las paredes están tan solo... Si la vemos amueblada, la vemos solo desde allí, decimos qué hermosos muebles, o qué muebles sin gusto, que si está bella o fea, siempre vemos las formas, nada más... la idea de vacío es solo algo malo a nuestro entender, no lo aceptamos, no lo queremos, nos alejamos de él todo lo posible.

¿Es un recipiente de cristal más que un recipiente de barro?, en cuanto a sus paredes sí lo es, pero en cuanto al vacío, eso no es fundamental, pero solo vemos paredes, recipientes, formas, colores, desde ahí surge nuestro ver lo valioso... si te encontraras en un desierto, y un oasis frente a ti, ¿cuánto darías por un recipiente?, en ese momento da igual que sean sus paredes, si es de plástico, metal, aun si es de oro, lo único que cobra valor es el vacío, es la capacidad, lo que cabe en él... es el espacio disponible que albergan sus paredes, lo que realmente pasa a tener todo el valor.

Nuestro mirar formas, paredes, nos nubla de tal manera que nunca percibimos el vacío como lo vital, cuando una infinidad de vida lo demuestra a cada paso, mira una semilla de durazno, en ella está toda la vida, en ella está la información y energía para dar vida a un hermoso y frondoso árbol, aun sus flores, aun sus frutos, también su descendencia se encuentra en ella... Pero al abrirla, te encontrarás con que muy en su interior tan solo alberga vacío. Es tan maravilloso como incomprensible a nuestro intelecto, en ese vacío está la vida de ese todo que forma el árbol y su vida, sus flores, frutos. Si consideramos aún más profundo ese vacío, podemos ver que esas paredes de la semilla son increíblemente duras, para proteger ese vacío...

Mira una caña de bambú, es hermosa, llena de flexibilidad, llena de resistencia, con una belleza indescriptible, con miles de utilidades, sin embargo lo que ellas albergan es tan solo vacío... la naturaleza entera comprende el vacío, somos los únicos que no sabemos verlo ni percibirlo, por consiguiente nuestra vida carece de sentido. ¿Qué sentido puede tener? Si no comprendemos el vacío... Considera el cielo, un enorme vacío azul intenso, donde nosotros solo vemos nubes, estamos condicionados a la forma, al observar paredes, jamás podemos percibir el vacío.

Científicamente se ha llegado a ir dentro de la materia, y dentro de ella, lo que existe es el vacío, más allá de las moléculas, los átomos, los electrones, más allá de todo lo único que queda es vacío, quiere esto decir que aun las paredes de esa casa, las paredes de ese recipiente del que hablábamos anteriormente, ellas también son vacío, lo llamado materia no es otra cosa que vacío, que no materia... una vez más nuestros ojos no ven las cosas como son.

En este mismo momento sé que tu pensar es: ¿es que entonces no soy nada?, tú puedes seguir pensando desde el intelecto condicionado, desde ese ego de antaño que nos fue enseñado, traspasado desde las raíces mismas de las que venimos, desde el autoengaño y seguir viviendo una vida que al contrario de vacío, está llena, llena de fracasos, de preguntas sin respuesta, de infelicidad, de desánimos, de soledad, de angustia, de un infinito sin sentido. No es la intención de este libro imponer, ni siquiera enseñar, ya que la verdad no se puede trasmitir con palabras, o con lenguaje y permanecer pura, pero si te abres quizás una fragancia de vida llegue a tu esencia, la que sí entiende y sabe que el vacío, muy lejos de ser algo negativo, es la única verdad. Quizás esa fragancia se impregne en todo tu ser, hasta tal punto que tú mismo comiences a experimentar la vida como en verdad es, un misterio que está delante de ti, tan solo que mientras tus ojos estén empañados de formas, no podrás alcanzar a ver.

 

Tenemos que ir sacando capa a capa hasta llegar al mismo centro, desde el exterior en un viaje hasta el interior, este viaje es la misión de este libro, te invitamos a realizar el viaje más importante de tu vida...

Estás acostumbrado a viajar al exterior, empeñas todas tus fuerzas, tu dinero, en hacer un viaje a un lugar soñado, esas vacaciones tan anheladas. Las programas, las proyectas, y entonces llega el día. Allá comienza tu viaje, llevas contigo la cámara fotográfica, quizás tu ser más amado te acompaña, todo parece ser de ensueño, pero de inmediato te encuentras con que no vas solo, vas con todo ese paquete tan pesado que llevas encima siempre, donde todo tu pasado, tu memoria, tus desdichas, tus pérdidas, tus preocupaciones, tu futuro, con todos sus miedos, sus inseguridades, también salen de viaje contigo... A su vez la persona amada que te acompaña lleva su propio paquete, con todo su sobrepeso, no van en el mismo viaje, aunque parecen las mismas vacaciones, aunque parecen tan unidos están muy distantes, cada uno en su encierro como el de todos los días, entonces comienzas a ver diferentes paredes, paisajes, colores, formas, sonidos. Podía ser un lugar mágico si pudieran ir vacíos, podrían estar unidos si fueran vacíos, pudieran absorber la belleza de ese bello lugar si estuvieran vacíos...

Se sabe de una historia, donde un hombre ya sin ganas, sin fuerzas, cansado de una vida sin sentido, buscó a un gran sabio que vivía en algún sitio, en la distancia, en total silencio, en un valle entre las cimas, en alguna parte, un hombre que en verdad conocía el vacío. El vacío le rodeaba y le habitaba, un hombre tan vacío que todo cabía en él, en un entorno vacío y silencioso que tan solo la belleza desbordaba por todas partes, infinitamente vacío, solamente estaba infinitamente colmado...Así un día este hombre llegó a su lado, queriendo que este tan solo le diera la manera de ser feliz, de vivir una vida plena, ya todo lo había experimentado, una vida de sinsentidos, llena de experiencias, de conocimientos, pero sin llegar a ser un ínfimo de plena. Ansioso en cuanto le vio le dijo: “Sé que eres un hombre sabio, por favor, dime algo que sea relevante acerca de la existencia...”. El sabio tan solo sonrió... luego le invitó con una taza de té, un sabio solo podrá darte una taza de té... eso es todo lo que debes saber. El hombre, cansado y sin fuerzas por el largo viaje de varios días, aceptó, pero su ansiedad le tenía en un temblor, solo deseaba una verdad, no una taza de té, entonces el sabio trajo dos tazas, y una tetera, colmada de té... Para sorpresa de este hombre que ansiaba algo nuevo, una taza ya estaba llena, entonces el sabio al comenzar a llenarla de té, comenzó a desbordar y desbordar, pero no se detenía, continuaba sirviendo...

Así que pensando que el sabio no se daba cuenta le llamo la atención diciendo: “Esa taza está llena, y tú sigues sirviendo, ¿es que no te das cuenta de que se está volcando?”, con su inamovible sonrisa lo miró y dijo: “Tú eres esta taza...”.

Estás lleno y a no ser que te vacíes, nada puedo hacer por ti, vuélvete vacío, eso es todo...

CAPÍTULO 2

COMENZAR EL VIAJE

Pues es hora de comenzar el viaje, capa a capa, desde lo más externo, veremos entonces de qué está compuesta la pared externa.

Por fuera tenemos una forma, la cual consta de esta autoimagen que tenemos de nosotros mismos, esa que vemos en el espejo, esa que distinguimos como bella o fea, a través de nuestro engañado mirar. Incluida la ropa con la que nos dibujamos, el peinado, el cuidado que el sistema ha impuesto como moda, lo que se usa, se acostumbra, eso nos hace estar a tono con este mundo. Ahora ahondaremos en esta imagen de nosotros mismos, veremos de qué se trata.

Si yo te pregunto, ¿quién eres?, tú comenzarás a relatarme tu historia, tu pasado, entonces dirás, yo soy Juan, Juan Pueblete, suponiendo un apellido, obviamente ya veremos por qué ese apellido... soy hijo de..., nací el..., estudié en el colegio..., luego me gradué en la universidad, me recibí, por lo tanto soy un gran médico, trabajo en el importante centro hospitalario..., tengo muchísima gente que acude a mi consulta, me dedico a hacer el bien, y mayormente lo logro, siempre quise ser alguien importante, me dedico a mi trabajo y a mi familia, por cierto tengo una excepcional, mi esposa, una gran mujer, mis chicos, hermosos, inteligentes, nada les falta, tenemos una casa hermosa, un auto muy bueno, una cuenta bancaria...

Si te vuelvo a preguntar: ¿quién eres?, si te quedaras en silencio, pensarás: pero esta mujer es tonta o es sorda, ¿acaso no me prestas atención?, te acabo de describir quién soy y tú me preguntas ¿quién eres?...

Lo que tú me has dicho es tan solo una recopilación de datos, una historia, por cierto muy interesante, tan interesante como tu apellido, pues es la misma a la que llamo Pueblete, pues es la misma con un ingrediente más, un ingrediente menos, de la de cada ser humano, pero eso no me dice quién eres...

¿Eres acaso tan solo tu nombre y un paseo por tu memoria?... También sé que eres de pelo color café, ojos oscuros, piel clara, de un metro y ochenta centímetros, de complexión delgada... eso puedo verlo perfectamente, ahora contéstame: ¿quién eres?...

Intenta entender, tómate unos minutos, observa y ve...

Imagínate que no puedo oír, que tampoco puedo ver... ahora dime: ¿Quién eres?... ¿Cómo te definirías si tu imagen no puedo verla, si el lenguaje no existiera?...

Esta es la primera capa, la que nos tiene estancados en un “esto soy”, y esto es la vida. Sigamos un poco más profundo. Si hay una persona ciega delante de ti y te preguntara: ¿qué es el color azul?, ¿cómo se lo podrías explicar?, de nada te servirá decir que es el cielo, el profundo mar en calma, tampoco servirá que le digas que es un color primario, que no se crea con mezcla de colores. ¿Cómo explicarlo con lenguaje?, a no ser que se pueda experimentar por uno mismo, no se puede conocer.

En otro aspecto, debemos saber que hay cosas que hasta que no crecemos, no podemos comprender, así es que hasta que no avanzamos en este viaje al interior, no comprendemos desde las capas exteriores. Si tu hijo cumpliera años en el mes próximo, y te pidiera de regalo una hermanita, cosa que suele ser muy común en un hijo único, tu respuesta no le gustará, de hecho le dirás que no se puede, quizás te diga cómprame una, quizás si ha visto algo más de televisión te diga hazme una con mamá... ¿Cómo explicar al niño que no es cuestión de comprar o hacer?, que esa no es la naturaleza de las cosas, que deben pasar nueve meses... se quedará triste, ninguna explicación le responderá, hasta que ese niño crezca, de hecho cuando crezca, no será necesario explicarle, por sí solo entenderá.

Cuando crecemos entendemos, no necesitamos lenguaje, no hay ya ese tipo de preguntas. Lo mismo nos sucede cuando comenzamos a ir en este viaje al interior capa por capa, hasta llegar al mismo centro, ese mismo centro es una única esencia, vacío, pero hasta que crezcamos no lo podemos entender, y ninguna respuesta nos parecerá adecuada...

Por lo tanto continuemos, tu imagen, tu historia, ese cuento que me narraste, no eres tú...

Aquí comienza la ley de extracción.

¿Recuerdas la taza de té que el hombre sabio sirvió?, para que la taza en verdad pueda recibir el té, no puede estar llena, obviamente debe haber vacío, tan solo vacío en ella, lo mismo nos sucede, a no ser que extraigamos esa idea de que somos tan solo nuestro nombre, nuestra imagen frente al espejo, o nuestra historia hasta hoy, a no ser que volquemos esta capa, que nos vaciemos de ella, nada más puede caber... es imposible avanzar una capa más, pues esta es la más sencilla, si con ella no somos capaces, entonces nada hay por hacer.

Vamos un poco más sobre esto, si te ayuda a salir de ella, será fantástico, ¿recuerdas que somos átomos y moléculas en movimiento?, que más hay dentro de los átomos, lo único que hay es vacío, entonces por un instante cierra tus ojos, intenta desdoblarte, ve tu cuerpo como un vibrar de átomos...

Nuestro mirar es relativo, si tienes un edificio delante de ti, lo ves en una dimensión de diez pisos, sí, es grande... ahora intenta verle si fueras tu mascota, un perrito pequeño, ¿cómo le verías?, muchísimo más grande..., obviamente, ¿y si le vieras desde los ojos de una hormiga?, el tamaño cambia absolutamente con la mirada...

Desde nuestro mirar una pared es intraspasable, imposible, hermética, sellada, pero para seres en forma de microorganismos prácticamente invisibles a no ser bajo microscopio, para ellos esa misma pared es traspasable, ¿por qué?, porque ellos verán un átomo y otro átomo de la misma pared, separados enormemente, de manera tal que podrán pasar... Esa es la naturaleza de las cosas, solo átomos en movimiento, rellenos de vacío. Vacío, sin ese pensar negativo, un vacío positivo, ese que esta más allá de la cáscara de la semilla, donde el todo cabe, cabe el árbol, su florecimiento, su fruto, su descendencia, ese es el vacío infinito donde todo tan solo existe.

Entonces, ¿qué es la imagen que vemos en el espejo?, es tan solo la cáscara de esa semilla, es tan solo una protección del vacío interno, donde realmente reside la vida, nuestra esencia, quienes en verdad somos, pero si nos quedamos en esta capa, contradictoriamente viviremos vacíos, desde el lado negativo, eso es sin sentido, sin respuestas y llenos de preguntas, buscando la puerta, como un hombre alcoholizado, con su puerta enfrente de sus narices, pero buscando a lo lejos, sin saber ni dónde, a tientas, sin ver, sin entender ni dónde está, tambaleando, inseguro, lleno de confusión y miedo.

Entonces entendamos, debemos extraer esta primera capa, esta idea tan arraigada, de que somos esto... No, no somos esto, tan solo paredes, sigamos otro paso, sigamos el viaje más importante de nuestra vida, vamos al interior, vamos extrayendo capa a capa, hasta quedar con la esencia. La única esencia y nada más...

Esta ley de extracción es la más importante, la única necesaria para realmente comenzar una vida, una vida llena de sentido, de magia, de color.