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Temor
LIBRÁNDOSE DE SU CONTROL
Lou Priolo
Publicado por:
Publicaciones Faro de Gracia P.O. Box 1043 Graham, NC 27253 www.farodegracia.org
ISBN 978-1-629462-25-7
© Copyright, 2009 por Lou Priolo. Todos los derechos reservados. All rights reserved.
Agradecemos el permiso y la ayuda brindados por P&R Publishing Company, P.O. Box 817, Phillipsburg, NJ 08865– 0817. El autor también quiere agradecer a Dr. Wayne Mack y Dr. Jay Adams por su influencia para entender este tema y su solución bíblica.
© Copyright, Publicaciones Faro de Gracia. Traducido al español por Giancarlo Montemayor. La portada y las páginas fueron diseñadas por Benjamín Hernandez de Enjoy Media, Inc.
Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, procesada en algún sistema que la pueda reproducir, o transmitida en alguna forma o por algún medio –electrónico, mecánico, fotocopia, cinta magnetofónica u otro– excepto para breves citas en reseñas, sin el permiso previo de los editores.
© Las citas bíblicas son tomadas de la Versión Reina-Valera © 1960 Sociedades Bíblicas en América Latina. © renovada 1988, Sociedades Bíblicas Unidas. Utilizado con permiso.
Contenido
Temor – librándose de su control
Características del temor pecaminoso
Guías para conquistar el temor paralizante
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Temor – librándose de su control
¿Alguna vez has tenido temor? Quiero decir, ¿Alguna vez has estado realmente asustado? No solo un poco asustado sino aterrorizado. ¿Alguna vez has estado tan lleno de temor que quedaste absolutamente paralizado? ¿O has estado tan completamente poseído por el temor que tu cuerpo y alma parecían impotentes para hacer algo al respecto?
El monstruo del miedo te ha tomado por la garganta, te ha levantado los pies del suelo y te ha atrapado contra la pared. Allí estás, colgando en el aire, atrapado en su dominio, incapaz de respirar, incapaz de moverte, incapaz de siquiera gritar por ayuda. A medida que él aprieta más y más fuerte tu garganta, todo lo que puedes hacer es mirar ese profundo, grotesco rostro de este monstruo llamado temor a quien temes más que casi cualquier otra cosa.
Tal vez sepas exactamente de qué estoy hablando. O tal vez has tenido encuentros más leves con el monstruo del temor. Lo has visto de lejos y lo respetas, aunque nunca has estado tan completamente incapacitado por su agarre paralizante como acabo de describir. Si estás leyendo este tratado, supongo que tú o alguien a quien amas ha experimentado más que solo un vistazo de esta realidad.
Si es así, tengo buenas noticias para ti: el temor no te posee realmente en el exterior como el agarre paralizador de un monstruo. El temor es una emoción que, en última instancia, puedes aprender a controlar (y eres responsable delante de Dios de hacer justo eso). El monstruo del temor nació, reside y debe ser aniquilado—en tu corazón. Me gustaría mostrarte en la Palabra de Dios qué puedes hacer para matar este falso ogro de manera que ya no te aterrorice.
Comencemos explicando brevemente el lugar que el temor debe tener en tu vida. El temor, como cualquier otra emoción (enojo, odio, celos, por nombrar algunos), puede ser tanto constructivo como destructivo. Tiene tanto poder para el bien como para el mal.
Pero, tal vez te preguntes, ¿cómo puede ser el temor constructivo? Bueno, primero, el temor puede guardarte del peligro físico (tal como caer de un edificio, o ir a la cárcel o contraer VIH/SIDA). Segundo, puede guardarte del peligro espiritual (tal como caer en pecado, exponerte a ti mismo a la tentación, ser traído a la esclavitud por una vida dominada por el pecado, ser disciplinado por tu iglesia local o ser descalificado del ministerio). Salomón dijo, “Y con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal” (Proverbios. 16:6).
Si eres una persona temerosa, sin lugar a duda tienes alguna idea de cuán destructivo puede ser el pecado. Es esencial, sin embargo, que comprendas que más importante que la miseria que el temor pecaminoso produce, este es verdaderamente ofensivo para Dios.
Así que, ¿en qué punto el temor se vuelve pecaminoso? Esta es la pregunta que me gustaría que consideráramos a continuación.
Características del temor pecaminoso
El temor es pecaminoso cuando procede de la incredulidad o falta de confianza en Dios.
Cuando tienes miedo porque no crees que Dios puede o hará lo que Él ha prometido claramente en su Palabra, tu pecado es pecaminoso.
Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: !!Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?” (Mat. 14:25–31)
Pedro tuvo miedo porque dudó. El desconfió en Dios porque su fe era poca. ¿Qué promesas de Dios no crees en ocasiones?
El temor es pecaminoso cuando aquello que lo produjo tiene más poder que lo que la Biblia permite.
Cuando tú crees que lo que temes tiene más poder que Dios, tu temor es pecaminoso.
“Mas os digo, amigos míos: No temáis a los que matan el cuerpo, y después nada más pueden hacer. Pero os enseñaré a quién debéis temer: Temed a aquel que después de haber quitado la vida, tiene poder de echar en el infierno; sí, os digo, a éste temed” (Lucas 12:4–5)
Haz una lista breve de las cosas a las que temes. Piensa en términos de las siguientes categorías: tus sentimientos, tus enemigos, tu entorno, tus circunstancias, tu futuro, tus finanzas o la pérdida de tus posesiones más preciadas.
¿Realmente crees que Dios es más grande que estas cosas? Si realmente creyeras que Dios es omnipotente, no estarías tan atemorizado.
El temor es pecaminoso cuando le atribuye a Dios características que son inconsistentes con su naturaleza.
Cuando los cristianos tienen miedo, es casi seguro que se debe a que tienen una percepción errónea de Dios. Algunas personas tienen lo que yo llamo la mentalidad del “Buen Señor”. Estas personas generalmente pueden ser descubiertas por sus declaraciones como, “mi Dios no mandaría a nadie al infierno”, o “si peco, Dios me perdona…¡no es la gran cosa!” Estos individuos probablemente no temen a Dios lo suficiente.
El otro extremo es lo que me gusta llamar “La mentalidad ‘tirano despiadado’”. Esta es la visión de Dios como un “aguafiestas cósmico”, quien no solo muestra poca misericordia y compasión a sus hijos, sino también hace su objetivo anular cualquier felicidad y diversión que pudieran experimentar. Hebreos 11:6, sin embargo, efectivamente refuta este punto de vista: “Pero sin fe es imposible agradar a Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es galardonador de los que le buscan”.
Aprecio lo que Samuel Bourn dijo en su discurso titulado “Sobre el Temor Religioso”, publicado en 1760.
Todo temor verdadero del Ser Supremo puede únicamente surgir de un conocimiento correcto de Él. Y este consiste, primero y fundamentalmente, en concebir y creer que él es lo que es, el más poderoso, en efecto, pero al mismo tiempo, el más sabio, justo y benevolente…
El carácter y título que más constantemente es atribuido por nuestro Salvador y sus Apóstoles al ser Supremo es El Padre: y la denominación [o nombre] por el cual somos enseñados a llamarle, [es] Nuestro Padre en el cielo … Pero si le imputamos cualidades inconsistentes con el carácter paternal y lo representamos como alguien que busca y se deleita, no en la felicidad, sino en la miseria y ruina de sus criaturas; destronamos, por así decirlo, al Padre, y ponemos en su lugar un tirano… Y el temor de tal deidad falsa es ampliamente diferente al temor de Dios, puesto que produce timidez, desconfianza, rechazo, horror y desesperación y nos conduce a todos los… métodos corruptos, por medio de los cuales, los hombres, engañándose a sí mismos, pudieran esperar apaciguar su ira y ganar su favor.
¿Crees que tienes una percepción correcta de Dios? ¿En qué punto crees que tu percepción pudiera ser incorrecta?
¿Hasta qué punto crees realmente que el Señor te recompensará por tu fidelidad?
El temor es pecaminoso cuando tememos lo que Dios nos prohíbe temer.
Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno (Mat. 10:28).
¿Qué es lo que la Biblia nos manda no temer? Aquí hay tres temores prohibidos que regularmente recuerdo a aquellos a quienes aconsejo:
La Biblia nos prohíbe temer desmesuradamente a las personas.
Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiadoEn Dios alabaré su palabra (Salmo 27:1–3).
En Dios he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre? (Salmo 56: 4)
El temor del hombre pondrá lazo;
Mas el que confía en Jehová será exaltado
(Proverbios 29:25)
Si tú temes a Dios, entonces desearás agradar a Dios. Si tú temes desmesuradamente al hombre vas a desear desmesuradamente agradar al hombre—serás fácilmente tentado a amar más “la gloria de los hombres que la gloria de Dios” (Juan 12:43). ¿Hay personas en tu vida a quienes temes desmesuradamente? ¿Quiénes pudieran ser?
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