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© Derechos de edición reservados.

Letrame Editorial.

www.Letrame.com

info@Letrame.com

© Por Lizeth Navarro Caldera

Diseño de edición: Letrame Editorial.

Maquetación: Juan Muñoz

Diseño de portada: Rubén García

Supervisión de corrección: Ana Castañeda

ISBN: 978-84-1386-956-8

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

Letrame Editorial no tiene por qué estar de acuerdo con las opiniones del autor o con el texto de la publicación, recordando siempre que la obra que tiene en sus manos puede ser una novela de ficción o un ensayo en el que el autor haga valoraciones personales y subjetivas.

«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)».

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A Isai y la familia que estamos por formar.

Agradecimientos

A D’os, por la vida y lo que he decidido hacer de ella.

A mi esposo Isai, por ser el mejor amigo y compañero de aprendizaje que podría pedir. No me alcanzan nunca las palabras para agradecer tu apoyo incondicional.

Al Rabino Gabriel Frydman y su esposa Graciela Brandenburg. Son y serán siempre mis maestros y ejemplos de vida judía ¡Los quiero y los admiro!

A mi familia, por creer siempre en mí y enseñarme a no rendirme.

A mi familia política, por su calidez, por aceptarme desde el inicio.

Prólogo

Los diarios personales son un género literario muy particular. Son recorridos por la vida de alguien, sus vivencias, sus historias, sus relaciones con otros y los sentimientos que alberga su alma. Contienen anécdotas que nos pasean por risas o lágrimas, que nos sorprenden o nos convocan, pero todas nos permiten espiar a través de la cerradura de una puerta que abre un sinfín de caminos.

Los libros que nos hablan de las características de una religión suelen tener información y detalles ilustrativos, descripción y explicación de rituales y tipos de ceremonias, enunciación de valores y reglas; en fin, un panorama que nos ayude a comprender cómo se vive esa religión en el día a día a lo largo del año.

Y entonces nos encontramos con este entretejido de estilos que nos permitirá descubrir los aspectos más relevantes del judaísmo desde la mirada reflexiva e impregnada de impresiones y afectos de Lizeth, valiente protagonista de este viaje.

Así, avanzando en el tiempo, podremos ir descubriendo el judaísmo junto con ella, entendiendo reglas, encontrándoles sentido a rituales, conociendo costumbres y clarificando valores. Y en ese trayecto, nos emocionaremos con sus historias, nos sentiremos identificados con sus sentimientos y aprenderemos a través de su deseo de compartir sus propios aprendizajes.

Solo nos resta adentrarnos en la aventura de leer este maravilloso ensamble de información y emociones, en un intento muy logrado de compartir con el lector el proceso personal y profundo de la conversión.

Graciela Brandenburg

Introducción

Definitivamente tengo algo con los diarios, leerlos o escribirlos. Lo primero es porque desde siempre me ha resultado fascinante el conocer las vivencias «en bruto» de una persona. Es casi como experimentarlas por uno mismo. Mientras que lo segundo, es decir, el escribir un diario, lo considero como un ejercicio de autoconocimiento, pero también una especie de terapia de desahogo que al final (al menos a mí) me sirve para terminar de comprenderme y, sobre todo, para no olvidar.

Por eso, lo que escribí en este diario es la mezcla de mis aprendizajes y sentimientos a lo largo de dos años, en los que sucedieron muchas cosas que me marcaron para siempre: una boda, una despedida, una mudanza a otro país, la conclusión de mi maestría y, por supuesto, mi proceso de conversión.

Debo aclarar que no soy ninguna experta en halajá (ley judía) ni en la historia del pueblo judío. Con este libro no pretendo sino compartir mis experiencias de conversión y quizá ayudar a otros a entender el judaísmo desde los ojos y la mente de alguien que lo vivió todo por primera vez.

Agosto, 2020/ Av, 5780

Redmond, WA

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PARTE UNO

Guadalajara, México

10 de marzo de 2016

El hecho de empezar este documento (que pretende ser un diario) es más que nada un ejercicio para retomar la escritura no académica aunque sea de a poco. Hace tanto tiempo que no escribo de manera creativa, que cada vez tengo más miedo de perder esa habilidad.

—Estás desperdiciando tu talento.

Esas palabras de mi amiga Janet hace seis años a veces resuenan en mi cabeza cuando tengo una idea para redactar y sencillamente no lo hago, se pierde entre los pendientes diarios y la procrastinación creativa. Me duele, es cierto, pero si soy honesta, el miedo a la crítica es mucho más grande que ese dolor que atenta contra mi ego.

No sé si eventualmente perderé ese miedo a la crítica externa (siendo franca, la crítica hacia mí misma ya es de por sí severa) pero soy optimista de clóset y me gusta creer que lo terminaré logrando; sin embargo, si no lo intento, si no vuelvo a escribir estoy consciente de que tardaré aún más en vencer esa inseguridad.

Por otra parte, mi mente o mi entorno (seguramente una combinación de ambos) me han estado arañando la conciencia últimamente al ver a tantos otros amigos y amigas que escriben por diversión. Son personas sumamente talentosas a quienes admiro y respeto. Pero quizás lo único que me permito envidiarles es el valor que tienen al mostrar su trabajo, ignoro si sienten esa ansiedad por el qué dirán. Misma que a veces me llega a aterrar, pero el simple hecho de atreverse es algo que quisiera comprender.

De un tiempo para acá tuve la sensación que el día que llevara el diario de mi proceso de conversión al judaísmo sería mi regreso oficial a la escritura, eso es algo que no se mueve, en especial con la fecha de nuestra boda civil tan cercana.

Tal vez eso es todo lo que me hace falta, un empujón, un nuevo inicio, algo fuerte para motivarme, pero quiero practicar desde ahora, he decidido que ganaré la confianza escrita de la misma forma que gané la confianza para hablar y actuar: intentando, teniendo un hábito.

De funcionar, gradualmente perderé el miedo; al igual que lo perdí a decir tonterías en público, mi política es: «Si digo alguna tontería será una tontería bien pensada», una que saque una sonrisa sincera y no por los motivos equivocados, ¡hasta para tontear hay que tener clase!

Me voy sintiendo en confianza conforme voy escribiendo, quizá porque este texto sea solo para mí, quizá porque voy tentando con la punta de los dedos ese recuerdo de la sensación de comunión con tus ideas y sentimientos, posteriormente de la manera en que decides plasmarlos, de las palabras que eliges para expresarlos y hasta la conjugación verbal que puede que solo suene bien en tu cabeza. Es la danza de las imágenes mentales y su transmutación en enunciados. ¡Bailemos, pues!

Es como cuando bailo conmigo misma, siguiendo una música imaginaria tan solo dejándome llevar por mi intuición, inventando el siguiente paso o copiándolo de alguno que vi recientemente, pero es diferente cuando yo lo hago, sencillamente porque yo soy diferente, más torpe o ágil, no importa, se siente bien moverte con libertad, así me voy sintiendo ahora mismo.

La música va parando y el ritmo se vuelve lento, es el pesar en mis párpados, mi cuerpo y mi cabeza en especial, que reclaman descanso. Mi reloj biológico dice que ya es hora de dormir, que mañana hay clase en el CUCSH1 viejo y deberé levantarme más temprano a bañarme.

Gracias por esta pieza, no fue un mal comienzo, ojalá lo hagamos más seguido.

Última llamada: «La batería se está agotando. 10% restante».

Hasta luego.

21 de marzo de 2016

«Y navegar en el mar boscoso de sus ojos».

Esa fue una línea cursi que escribí para drenar los recuerdos de nuestros inicios, no me lo tomes a mal, amo recordar el comienzo de nuestra historia, pero nuestro presente me inspira, lo que vamos construyendo juntos es más grande que nosotros mismos en esa época, inclusive que el día de ayer. La transformación es un proceso lento, fuerte como el descenso de la lava por las faldas de un volcán.

Más que transformación, cada vez que somos conscientes de que nuestros pensamientos están tan sincronizados me llego a asustar. Sin embargo esto es tan familiar que procede con naturalidad, es lo que queremos ser para siempre, armonía, cambio más allá de nosotros mismos, de nuestro propio entorno.

Esta es la historia de dos personas que entre mejor se conocían, más se encontraban consigo mismas. Iban realizando la verdad que siempre había residido en su interior: eran dos caras de la misma moneda, el reflejo del otro.

Somos dos seres que deciden ser cada día una mejor versión de sí mismos por medio de la cooperación e impulso de ambas partes, es un ciclo de aprendizaje incansable, como dictan los preceptos antiguos. Esto es lo que a la larga garantiza el avance, la evolución y la trascendencia a través del tiempo. El camino es largo y lleno de retos, algunas tristezas y frustraciones que, al final, son parte de la propia experiencia de aprender y mejorar.

 

Desde ahora y para siempre.

26 de mayo de 2016

«Porque eres una transformación constante».

Hace apenas un momento estaba visualizando el día de la boda (ya en tres días), las posibles preguntas que hará el juez (basándome en otra boda civil a la que asistimos una vez) y, por supuesto, que tendremos que contestar frente a los invitados. Una de las preguntas que recuerdo era por qué habías elegido a la otra persona como tu compañera de vida.

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