José Hernández, 'Martín Fierro' y el hombre vivencial

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JOSÉ F. BEORDA

José Hernández, ‘Martín Fierro’ y el hombre vivencial


Beorda, José Florentino

José Hernández, Martín Fierro y el hombre vivencial / José Florentino Beorda. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2021.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-1821-7

1. Literatura. I. Título.

CDD 808

EDITORIAL AUTORES DE ARGENTINA

www.autoresdeargentina.com info@autoresdeargentina.com

Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723

Impreso en Argentina – Printed in Argentina

Sinopsis

“Pero hay algo que debe quedar claro.

Es un itinerario reflexivo analítico/espiritual... Preciso. Necesario.

Es una conversación íntima con el Hombre.

Es una “relación” estructurada. Conceptual. Que va más allá de las circunstancias.”

“El Hombre al fin

Es Causa dentro de otras causas...

Y es el núcleo que las interrelaciona… y las hace girar.

La primera causa que lo recubre... es la Social.

La segunda... la Histórica.

La tercera... la Religiosa espiritual.

Si el Hombre evoluciona habrá de incidir en cada una de ellas

‘... para bien de todos.’

Desde su misma integridad.”

Prefacio
Entre usted y yo

Puestos a desandar la idiosincrasia de la sociedad Argentina, trabajo arduo y meritorio en sí mismo, grave error cometeríamos de hacer coincidir al ciudadano/a medio de hoy, productor especializado o no de la riqueza Argentina, con el ciudadano productor de tal riqueza al trascurso del siglo 19 y primeras décadas del siglo 20.

Éste de hoy… tiene Derechos. Aquel NO.

Éste de Hoy… tiene Obras Sociales; Seguros; Medicina de alta complejidad. Mutuales… Aquel NO.

Éste de hoy tiene productos almacenados; heladera; cocina por gas; LUZ eléctrica… Aquel NO.

Éste de hoy… se solidariza a través de un sistema de Jubilación… Aquel NO.

Éste de hoy, donde vaya tiene escuelas para educar sus hijos… Aquel, prácticamente NO.

Censo Nacional de 1869: Sobre un total aproximado de 1.850.000 ciudadanos, sólo un 10% sabía leer y escribir.

Pero Aquel, al igual que Hoy, no sólo produjo tal riqueza nacional sino que además… formó su hogar… educó hijos… y luchó por una sociedad que amparara lo que se ampara Hoy. Se proteja lo que se protege Hoy. Se respete lo que se respeta Hoy.

Aquel “fue su tiempo” del proceso histórico que al país le es propio y universal. Su legado es legado de trabajo; de respeto y de identidad. Sus valores de comportamiento y conducta se encuentran avalados por el proceso histórico general y por la Obra que tratamos aquí. Orgullo Nacional y símbolo y síntesis arquetípica de carácter permanente dada su autenticidad.

Es por ello, estimado lector/a, que deseosos de contribuir a profundizar y a ampliar la comprensión cívica ciudadana de nuestro presente y su porvenir, a más del estudio realizado, reflexionamos con usted/des en esta “presentación” y completamos nuestro estudio con el agregado por demás necesario de dos Anexos específicos para cerrar.

“Anexo 1”: Por los conceptos públicos de Manuel Belgrano, Mariano Moreno, Bernardo Monteagudo, Juan Bautista Alberdi sobre el ciudadano medio de “1810 - 1886”.

“Anexo 2”: Párrafos tomados de la Obra de Carlos Alberto Leumann, esencial para estudiar y entender el proceso creador y sus facetas dentro de la lingüística y filología del MARTIN FIERRO. Finalizando con párrafos seleccionados de José Hernández en sus “Cartas Prólogos” al tomo 1, en 1872 y al tomo 2, en 1879.

Sólo pretenden éstos, ubicar la temática “gaucha”- ciudadana en el claro espacio psicosociocultural que le corresponde por sentido ético argumental histórico y por reciprocidad.

Del autor al lector

José Florentino Beorda

§

JOSÉ HERNÁNDEZ,
MARTÍN FIERRO y
EL HOMBRE VIVENCIAL

Estudio y aproximación reflexiva analítica a José Hernández y su obra.

Basado en el “MARTIN FIERRO” de José Hernández

/- Introducción

El “Martín Fierro” está compuesto por dos libros:

“EL GAUCHO MARTIN FIERRO” Y “LA VUELTA DE MARTIN FIERRO”.

El primer libro consta de l3 CANTOS distribuidos en 398 estrofas, para 2.316 versos.

El segundo libro se halla contenido en 33 CANTOS de 801 estrofas para 4.894 versos.

46 CANTOS para toda la obra; 1.199 estrofas; 7.210 versos... según “Edición Crítica del MARTIN FIERRO” de Carlos Alberto Leumann, Editorial Estrada, Buenos Aires, República Argentina. Diciembre de 1945. Obra en la cual nos referenciamos.

Este estudio y su propuesta argumental están basados conceptualmente en las consideraciones hechas por José Hernández en las “Cartas Prólogos” correspondientes a la Octava Edición de “LA IDA” -Agosto de 1874 - y en “Cuatro palabras de conversación con los lectores” que prologó la primera Edición de “LA VUELTA”, ya en el año 1879. Ambas premisas asentadas por su autor nos permiten la viabilidad de una propuesta a la que sabemos original vista como fruto del trabajo profundo, de la humildad personal y del debido respeto a quien sin dudas es la máxima expresión de nuestra Literatura nacional. Por de pronto, es la seguridad intelectual - creativa la que abona estas reflexiones necesarias para poder profundizar en una valoración humanista, no tanto literaria cuanto sí humanista vivencial del Hombre/autor. Del Hombre protagonista. Del Hombre, en esencia. Es ardua en sí misma; riesgosa la interpretación personal, anímica; espiritual; moral, creativa -que todo eso conlleva-, más tal riesgo implique acaso la realización en plenitud de una constructiva propuesta interpretativa.

Ciento cuarenta y nueve años han pasado de aquella “honorable” Primera Edición... y apenas veintiuno nos indican el inicio del nuevo milenio y de un nuevo Siglo que ha comenzado con él.

Es decir, la obra como tal “ve la luz” en el Siglo l9. Trasciende y se proyecta a través del Siglo 20 y permite que se la traslade con fuerza de ley al Siglo venidero. El Tercer Milenio para nuestro acontecer. Y cabe preguntarse: ¿Cuál ha sido su providencia; o cuáles? ¿Cuál, su atributo mayor? ¿La íntima y vívida trama sensible que conmueve, aún hoy? ¿Es, el “gaucho”... –circunstancia, época, tradición -? ¿O es el Hombre, atemporal? A su modo y a su tiempo, sabemos, ambos están representados aquí. Tenemos -y es literal- el modo (el cómo y el porqué) del Hombre gaucho. Queremos el cómo y el para qué. El modo, del Hombre atemporal personificado en él.

/- Síntesis argumental y proyección virtual

Para este estudio y como simbólica transmutación virtual, el “Martín Fierro” es una rueda dentro de otras ruedas. Una Causa dentro de otras Causas... y el Hombre, como tal, “el mecanismo” que las interrelaciona y las hace girar.

La primera rueda que lo recubre... es la Social.

La segunda... la Histórica.

La tercera... la Religiosa espiritual.

Su centro y su vórtice: el Hombre. Ser autóctono e integral.

Y es precisamente en tal núcleo argumental donde quedamos, para intentar una más acabada comprensión del alma vivencial nativa del Hombre “hijo de los campos”, que el autor-poeta reconoce y proyecta en su obra inmortal.

El “alma vivencial”. Aquel valor que reside oculto o no en cada estrofa y que se reconoce por la sublime y sutil aspiración interior de dar uno lo mejor de sí, para lo mejor del otro en la realización ideal, plena (real / virtual), de uno de los más hermosos lugares de la tierra. Valor que basa en el arraigo natural telúrico y en la humana responsabilidad de la vivencia.

“Más naide se crea ofendido

Pues a ninguno incomodo -

Y si canto de este modo

Por encontrarlo oportuno -

No es para mal de ninguno

Sino para bien de todos.”. (*)

¿Por qué considerar al Poema reflejo y sustento de aquel valor esencial, nativo? Por la más profunda y simple de las razones argumentales épicas que alguna vez existan: De él se desprende un hilo anímico vivencial telúrico que en su particularidad, posibilita la manifestación plena de la canción intracultural como “Canción de la Tierra”. La Tierra, se dice, como percepción de una globalidad (Tierra - Naturaleza - Cosmos), que así como da una identidad, arraiga, define y universaliza, desde una cosmovisión esencialmente autóctona y auténtica. Original y representativa.

“El gaucho, a pesar de las superficiales disquisiciones sociológicas que lo han comparado con tipos de Asia y de Europa, tiene una fisonomía sin antigüedad… …El poema que descubre a este hombre nuevo y lo traduce y relata con clamor místico su drama histórico, tampoco tiene antecesores.” (Carlos A. Leumann. “El poeta creador”.) (**)

 

Y qué es esa “Canción” de la Tierra... sino el conocimiento y la observación; la percepción y el goce de cuanto ella sostiene, sustenta y manifiesta a través del Hombre que la lee y la rescata en su “alquimia” poética, porque recibe, a su vez, razón y consciencia para su propia e íntima naturaleza en constante evolución.

“Indudablemente que hay cierta semejanza íntima; cierta identidad misteriosa entre todas las razas del globo que sólo estudian en el gran libro de la naturaleza...”

(“Cuatro palabras de conversación con los lectores”) (Todo subrayado es nuestro.)

EL “Martín Fierro” se ha escrito en poesía gauchesca no por arreglo a una modalidad literaria circunstancial. De época... Sino porque, fundamentalmente “su modo”, es el que naturalmente nace de la Tierra… una vez que quien se expresa, la ha comprendido en toda su dimensión espiritual - anímica y en toda su tragedia.

El Hombre, antes que el autor-poeta, se ha compenetrado de cuanto ella sostiene y sustenta; y el Poeta entonces escribe por adentro de aquel sistema que unifica Hombre – Tierra – Naturaleza. Y para expresarlo… habrá que ser parte viva, comprometida, tal el caso, de ese esquema.

“... y no ha de escasear el género, porque es una producción legítima y espontánea del país, y que, en verdad, no se manifiesta únicamente en el terreno florido de la Literatura...”

(De: “Cuatro palabras de...”)

El ir y venir de causas y efectos que dieron vida a la nacionalidad Argentina, confluyen en aquel contenido esencial del Poema, origen y causa de todas las vivencias. El Hombre autor asume en sí mismo, por voluntad y por latencia, el antes y el después de aquella Causa abarcadora y se deja llevar de su influencia... A su manera. Es y debe ser así, por cuanto la razón misma que se instala es el valor ético y estético (verdad - belleza - bien común) de humanidad, que el autor reconoce, rescata y potencia.

“...el hijo de los campos, designado por la sociedad con el nombre de ‘gaucho’”.

(Prólogo a la Octava edición de “LA IDA”)

Prodigalidad creativa de José Hernández que permite al tiempo mantener en alto el sino de su aptitud interpretativa, y su franca, frontal y conceptual propuesta.

“Me he esforzado, sin presumir haberlo conseguido, en presentar un tipo que personificara el carácter de nuestros gauchos, concentrando el modo de ser, de sentir, de pensar y de expresarse que les es peculiar…” (De: “Carta prólogo a la primera edición”)

De este modo; aproximado. Con meridiana claridad conceptual, es la palabra del autor que, generosa, abierta... puntual, nos señala el camino a seguir. Profundizando aún más si cabe, la trascendencia del mensaje vital:

El Hombre

armónica y naturalmente integrado

Es un Ser (cuerpo - alma - espíritu)

vivencial (anímico/racional - espiritual - moral).

Nuestro estudio podrá o no coincidir con otros que se hayan expresado sobre el tema -coincidencia fortuita-, pero sin desmerecer cada labor, vamos aquí al encuentro del Hombre vivencial latente en el protagonista principal del Poema. Símbolo autóctono y proyección fidedigna del Hombre todo en su universalidad.

“El corazón humano y la moral son los mismos en todos los siglos”

(De: “Cuatro palabras de...”.)

(*) (Todos los versos comienzan con Mayúsculas: Seguimos estrictamente la ortografía y su gramática tan particular, incluidos los guiones a final de versos, basados en la “EDICION CRITICA” de Carlos Alberto Leumann.)

(**) (Ver Apéndice)


/- Los tiempos. La Obra.

Si extendemos cual un códice figurado el tiempo, o cual un pergamino, para poder visualizar una trayectoria en este caso literaria creativa, podemos acercarnos a una comprensión más afinada del porqué de su trascendente preeminencia. Es, será, como ajustar el tiempo, sin llegar a medirlo, para entrever su nacimiento que da lugar al antes y al después que en todo caso, la honra. ¿Existían antes de su aparición antecedentes en estilo, temática, representatividad histórica y/o social? Seguramente. Pero seguramente también, sin ser en modo alguno denotativos o irreflexivos e imprudentes, eran, lo fueron, apenas escarceos. Anticipos de una Gran Obra la cual los absorbe por fundamentación y por características propias.

“En la filosofía de Hernández, la salvación de los gauchos no era una cosa de puro sentimiento, como hipócritamente afectaban creer los europeístas de la ciudad, sino que interesaba al porvenir de una civilización argentina auténtica.” (Carlos A. Leumann. “El poeta…”)

También porque el momento de nacer era el momento de su gloria. Y ese momento, no es circunstancial, pasajero, en el autor creador. Por el contrario, forma intrínsecamente, más allá de sí, parte de lo creativo. Parte de La Obra. Podrá entenderse lo intrincado de aquella decisión desde la Historia. Desde la Psicología. Desde la Sociología o la Política, pero consideramos que es más aún que ello y que a todas condensa, amalgama y aúna. Se insiste, no es que anula cualquiera de las ramas que toman el desenvolvimiento individual /social, sino que el hecho creativo, por sí, las pliega. Las reúne. Las interrelaciona y con ellas, interactúa.

“Una visión epidérmica o poco paciente… nos llevaría a suponer que no tuvo Hernández un definido criterio ortográfico; cuando a la verdad lo tuvo, muy hondamente fundado, pues meditó una ortografía castellano-gaucha cuyas normas, sin duda a causa de su misma excelencia, no las entendió ningún imitador del habla paisana.” (Carlos A. Leumann. “Edición crítica…”)

No las distrae de su misión específica proponiendo algo que “no encaja”, o que no se ajusta a cuanto ellas delimitan como disciplina. Muy por el contrario, las justifica señalando una identidad, en este caso autóctona, munida de una aptitud integradora, que abarcan en el Hombre autor los tiempos de su obra. Tiempos que no se miden a reloj, pero que sí se revelan y se anuncian...

“Hay siempre una hora dada en que la palabra humana se hace carne. Cuando ha sonado esa hora, el que propone la palabra... hace la ley. La ley no es suya en ese caso; es la obra de las cosas. Pero esa es la ley duradera, porque es la verdadera ley”.

(Juan B. Alberdi. “Bases y Punto de Partida”.)

La obra de José Hernández nace como matriz porque las partes que componen esa matriz, anímica - espiritual - moral, habían ido naciendo desde el comienzo mismo de la comunidad que engloba.

Esa vitalidad; y tal energía, se resumen y estallan en Hernández a través de su personal percepción. De su preocupado análisis motivado por aquella concepción que al ser global (telúrica - universal) e integradora, le permite evaluar para conocer. Comprender para crear... Asumiendo el compromiso y el riesgo de una transformación literaria y una nueva -¿por qué no?- visión conceptual existencial (humana - vivencial), que desde su misma creación se hace accesible, profunda y práctica.

“Enalteciendo las virtudes morales que nacen de la ley natural y que sirven de base a todas las virtudes sociales...”

“Afeando las supersticiones ridículas y generalizadas que nacen de una deplorable ignorancia”

“Inculcando en los hombres el sentimiento de veneración hacia su Creador, inclinándolos a obrar el bien...”

“Afirmando en los ciudadanos el amor a la libertad, sin apartarse del respeto que es debido a los superiores y magistrados...”

(De: “Cuatro palabras de...”)

/- El símbolo

Delicado es Hernández en su misión docente y practicidad didáctica. Se apega a la Tierra... y desde la misma Naturaleza canta.

Construye para delimitar todo aquello que limita para no construir.

Esa es su parte personal. La que dignifica al creador como ciudadano y Hombre de bien, que no es poco decir.

Ya dejó de ser el bardo que a través de sus trovas entretiene o cuenta historias.

Es el Hombre frente a sí mismo. Frente a todo ciudadano en la misma Historia de su pueblo quien, sutil, metafóricamente nos dice: “Esta es la parte que me toca. Esta mi Palabra. Mi verdad. No permitáis que muera esta historia”... Y su personaje central “salta” a la vida, más que intelectual, espiritual - moral, épica, al sólo efecto de afianzar una verdad y una conquista:

Que todos nos persuadamos de la misma exigencia:

La valoración última e íntima del Hombre en “su” tierra, como un todo que a todos nos aúna y representa.

Quitémosle a Martín Fierro su vestimenta gaucha para especificar la idea... y tendremos en él un símbolo esencial. Un Hombre atemporal, universal y autóctono, no tan solo la amenidad de una circunstancia o la particularidad de una época.

/- La meta

¿Sentimos a José Hernández al leer su Poema?

¿Somos sabedores que en su pluma; a su través, corren sus vivencias? ¿No ya las normales y formales de circunstancia, paisaje, forma, sino aquellas que dieron origen creativo a su actitud pragmática, docente y poética?

¿Habrá que releerlo pensando en su autor más que en su personaje casi de novela?

Es posible... Y es posible porque allí está la substancia elemental primera.

Hagamos ausencia momentánea de su nombre al leer/releerlo. El de “Martín Fierro”, y prosigamos en tanto la esclarecida marcha de su SIMBOLISMO universal hasta alcanzar una meta.

Una meta, para el caso -explícito en la obra-, se alcanza no porque se sepa puntualmente cual es. Se alcanza... porque se llega.

Se llega y al hacerlo, se sabe que se llega y se descansa. La satisfacción anímica - espiritual - moral, toda ella, de alcanzarla, es síntoma de que allí está y es, la única válida respuesta. No es que ha de llegar lo que sea (azar)... O se ha de llegar “adonde sea” (desequilibrio). No. Se llega. Se alcanza, lo que satisface cada necesidad. Cada “sed”. Para el caso, una respuesta que armonice en el Hombre, integrándolo... lo anímico-espiritual-moral en la vivencia.

“Si hemos de salvar o no -

De esto naides nos responde.

Derecho ande el sol se esconde

Tierra adentro hay que tirar;

Algún día hemos de llegar...

Después sabremos adónde”.

Y para ello hay un Norte. El sentido y guía de la propia Naturaleza.

/- Compromiso y aproximación

Para poder acercarnos a una apreciación cabal de lo expresado en obra por José Hernández, hemos considerado oportuno en su momento, hacer ausencia; quitar idealmente tanto vestimenta como nombre al protagonista central, para poder así asir la propuesta humanista en su concepción fuera del tiempo particular, para todo tiempo del Hombre universal. Permítasenos esta ayuda sugerente al sólo efecto de profundizar un esquema interpretativo que de paso a la poderosa luz espiritual - moral – vivencial, que el Gran Poema deja trascender desde su hondura… analítica reflexiva. Desde su concepto integrador de la vivencia y el ser, en armónica potencialidad creadora. Sin aquel nombre; sin su vestimenta, nos queda el Hombre Humanidad y por ello universal, de la propuesta. Consciente y preparado desde la Argentinidad que le ha dado cauce y espacio vital a su acontecer de evolución, a través de su experiencia. Dejamos en claro que tanto lo histórico cuanto lo social o religioso espiritual, aunque se cite, no se lo evalúa de manera específica porque es otro nuestro cometido. Habiendo incluso entrañables versos constructores de cada conciencia lectora que juzgamos necesario -Canto 32- no entrar en ellos.

Sí en cambio se nos impone como incontestable premisa directriz de Martín Fierro obra, que en todo momento lo analítico creativo se basa en lo telúrico natural nativo. Proyectando aquella experiencia vital. Ese vívido conocer y discernir del Hombre en la Naturaleza que fundamenta todo lo demás. Diferenciamos así el aspecto proverbial del sapiencial porque entendemos al primero desde lo elemental autóctono. En tanto que lo sapiencial se conceptúa como sabiduría ecuménica, a la que todo Hombre deberá universalizar para su comprensión profunda y/o asimilación y resguardo.

 

De allí surge con claridad un Hernández filosofal por conocimiento y/o percepción de lo universal y un Hernández proverbial que perfila en profundo el “alma vivencial” del Hombre “hijo de los campos”, integrados ambos en la substancia argumental y creativa.

“Qué singular es, y qué digno de observación, el oír a nuestros paisanos más incultos, expresar en dos versos claros y sencillos, máximas y pensamientos morales que las naciones más antiguas, la India y la Persia, conservaban como el tesoro inestimable de su sabiduría proverbial; que los griegos escuchaban con veneración de boca de sus sabios más profundos, de Sócrates, fundador de la moral, de Platón y de Aristóteles…… y que se hallan consagrados fundamentalmente en los códigos religiosos de todos los grandes reformadores de la humanidad.” (“Cuatro palabras de…”)

Cual segunda característica específica, valoramos como permanente en el arquetipo y coprotagonistas, la aptitud de adaptación natural a toda circunstancia y modo de encarar la Vida, en base a un gran conocimiento de la Naturaleza y a una profunda valoración del Hombre como tal. Para conceptuar esta aptitud tanto reflexiva como analítica, nos queda muy en claro la dualidad manifiesta y consciente en el arquetipo principal del Poema. Dualidad que surge de la misma necesidad existencial y de su posicionamiento, reflexivo e integral.

De su particular penetración y conocimiento del terreno, al que en todo momento se debe y sabe adaptar.

Mitad Instinto. Mitad Intelecto, es el Hombre de Hernández puesto en cauce de su autoctonía y naturalidad. Todo ese Instinto y todo aquel Intelecto que le permiten reasumir su vivencia, está basado en la libertad. Condición primera para el Hombre “gaucho” en su fase instintiva y en su fina percepción de la realidad.

Fase instintiva, se dice, arraigada a la Naturaleza. Más aún... siendo parte integrada a la misma. Un mundo en especial donde el Hombre se sabe formando parte de la Tierra/ Naturaleza y de cuanto ella contenga desde el musgo al animal. Un mundo donde los sentidos, el gran desarrollo y adaptación de los mismos, son garantía de supervivencia y bienestar, asimilados a un tiempo que es lento -en relación a...- en su naturalidad y donde la delimitación del espacio vital propio, asume características de la más pulida conciencia de esa libertad… Porque en tal realidad y en dicha cosmovisión articular, cada uno conoce a cada uno y respetarse es posible, manteniendo una maleable, lógica y necesaria organicidad. En tales aptitudes y en este delicado punto del hacer y vivir “lo natural”, el Hombre administra sus fuerzas, su destreza, su subsistencia y habilidad, en procura de una armónico y necesario entorno funcional. Compenetrado a su vez de una plena, fundada y precisa experiencia, que exige del respeto a lo auténtico. A un orden natural que le es, por lo mismo, armónico y le precede.

De ese Instinto primario surge también la insuperable admiración y Canto a la Naturaleza que el Poema ofrece con justeza y profusión. Canto de y a la Naturaleza (Tierra-Naturaleza-Cosmos), al que sólo es posible percibir en toda su dimensión vivencial/moral, en el contacto periódico y sereno de su usufructo y su contemplación. Canto natural que emerge desde el fondo del Hombre campero, que sabe de qué habla… pues es esa consciencia de lo natural la que lo sostiene en toda su amarga experiencia de vida y le habrá de permitir, muy luego, evaluar que siempre hay un después para cada situación...

“Aquí no valen Dotores,

Sólo vale la esperencia,

Aquí verían su inocencia

Esos que todo lo saben -

Porque esto tiene otra llave

Y el gaucho tiene su cencia.”

Así, desde lo natural telúrico nos fuimos a lo vivencial anímico para conceptuar la “otra parte” del Hombre original. Desde lo racional reflexivo que tratamos, el Hombre acepta aquella libertad “Instintiva” que promueve lo natural; y la acepta como legado hacia el pensar y el obrar. De allí su Canción. Para él su libertad implica independencia... Y esa independencia, autosuficiencia y saber. Es decir, convencimiento y argumento de que ante las circunstancias naturales, aunque difíciles, solo se puede bastar. Independencia… que es autosuficiencia para vivir y libertad para compartir. De alguna manera, es la misma actitud que frente a toda vivencia Instintiva; con la diferencia aquí que la reflexión saca al Hombre del puro Instinto, para hacer valer su pensamiento integrador, en inteligente/sensible compenetración con aquel orden Natural que le es propio y anterior. Es, en sí misma, esa libertad, cauce y condición que hacen a la Vida y el poder vivirla. Expresarla. Experimentarla. En franca aceptación. Por ello hay placer/distinción y dignidad. No orgullo... Dignidad. Satisfacción plena de saber y poder darse, sin esperar nada más que aquella íntima gratificación vivencial - moral que le permita un desenvolvimiento consciente e intuitivo del vivir, del hacer y el pensar. El Hombre nace libre. Limitado, pero libre y es en la aceptación de esta libertad con su límite, en la cual se asienta o debe toda experiencia creativa... Toda experiencia vivencial moral.