Buch lesen: «Punta de lanza»
PUNTA DE LANZA
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JORGE A. FREIRE
PUNTA DE LANZA
EXLIBRIC
ANTEQUERA 2021
PUNTA DE LANZA
© Jorge A. Freire
© de la imagen de cubiertas: @gazapoart, https://www.instagram.com/gazapoart/
Diseño de portada: Dpto. de Diseño Gráfico Exlibric
Iª edición
© ExLibric, 2021.
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ISBN: 978-84-18730-44-3
JORGE A. FREIRE
PUNTA DE LANZA
Este poemario está dedicado a mi padre,
que pensé que se había muerto y resulta que soy yo.
A mi madre, por supuesto, por decreto vital y porque me dio la
vida y ahora me la va quitando, según deja de ser ella.
A todas las mujeres de mi vida, a las que estuvieron y a las
que me hubiera gustado que formaran parte de ella. A unas por
defecto, a otras por exceso, a la mayoría por su ausencia, al resto por
su presencia, real o imaginada, que llegado el caso es casi lo mismo.
A ti, que no te nombro por miedo a reconocerme.
A toda esa gente que, sin conocerla, me acompañó en forma
de verso, canción, libro, performance, que sabían nombrar lo que
yo desconocía, que veían de otra manera, que me hicieron ver el
abismo de mi ignorancia, de mi egoísmo, de mi insignificancia, que
me hicieron no más fuerte, pero sí un poquito más sabio, lo justo
para poder llegar al final de mi camino, sea cuando tenga que ser,
sintiéndome algo más completo.
Y a todas las personas que, como yo, han sentido alguna vez
el peso de esa losa llamada tristeza, que forma parte de nuestro
periplo y a la que tienes que acostumbrarte, porque si le das lo que
quiere, no es tan mala compañera.
Índice
Antes de que todo se fuera a la mierda
Cuentos
Si me quedara un minuto
Punta de lanza
Ciudadano universal
Costra
Aranceles
Infiel compañero
Febrero
La hierbabuena
Por otro beso tuyo
Soy un caballero
Pau
Geometría variable
Plásticos
Princesa
Los buenos maridos
Perdón por la tristeza
Cantautor
Que Dios me perdone
Un hijo
Si me invitas a bailar
Se nos pasa la vida
Eras
Homenajes
Cambalache
A tres bandas
Calor
Conquistadores
Huesos
No es lo mismo
Partes de guerra
¿Y qué le voy a hacer yo?
Ya no quedan
Amiga desconocida
No sé qué tiene este año
Zombis
Estás en todas partes
Abecedario
Rebrotes
Todas las cosas que nunca hicimos
La vida
A mí también me pasa a veces
En estos tiempos oscuros
Fíjate
Antes de que todo se fuera a la mierda
Antes de que todo se fuera a la mierda,
yo no visitaba zaguanes con tantas precauciones,
ni miraba los portales con temor reverencial,
que todo era más sencillo,
aunque no lo pareciera.
Antes de que todo se fuera a la mierda,
me gustaba dar abrazos sin temor a romper moldes,
ni a represalias vecinales,
que ahora se es sospechoso por un paso mal dado,
por los ojos colorados,
por la tos disimulada,
por la pancarta bajada,
por el móvil en la mano.
Antes de que todo se fuera a la mierda,
los teatros se llenaban,
sin exagerar y no todos los días,
los cines eran templos visitados,
yo tenía pelo,
pero eso fue mucho antes,
todo hay que decirlo,
y estaba como un queso,
pero eso fue antes aún,
que la sinceridad es lo que tiene,
que si sabes usarla, no admite prisioneros,
ni consejos de guerra,
ni actas notariales,
ni hielo en la nevera.
Antes de que todo se fuera a la mierda,
ya no dormía del tirón,
pero al menos descansaba
y buscaba el refugio del calor de los cuerpos,
que ahora ya me son esquivos,
porque hay inviernos que vienen para quedarse
y para eso están los abrigos,
que han de ser de tu talla,
si no quieres congelarte.
Antes de que todo se fuera a la mierda,
yo buscaba las miradas,
buceaba en tu pecera,
y ahora soy una flor muerta
que asoma en tu papelera.
Antes de que todo se fuera a la mierda,
ya me sonaba tu nombre,
que ahora son siete letras
desprovistas de sentido.
Cuentos
Todas las cenicientas están teñidas
y manchan las almohadas,
y me canso de buscar pies descalzos que vestir,
ni yo soy tan bestia,
ni tú tan bella,
y el lobo no era feroz,
y Caperucita odiaba el rojo
y además era daltónica,
cursi,
ninfómana,
mala vecina
y abandonó a su abuela en una gasolinera.
La bruja del cuento era ignífuga,
y la leña estaba húmeda,
y los dulces se pusieron duros,
y los niños no murieron de un torzón,
pero poco les faltó,
mientras sus compañeros de clase
comían en comedores sociales,
sufrían acoso,
no tenían móvil de última generación,
ni paga que gastar.
Los enanitos jugaban al baloncesto,
hay madrastras que cocinan bien,
manzanas sin veneno,
ni sabor,
ni gusanos,
y Blancanieves sufría de insomnio.
No hay besos suficientes para despertarte,
y los espejos no saben mentir,
ni traen mala suerte si se rompen,
porque eso viene de serie.
Los tres cerditos se llevaban mal,
y el casero no soplaba,
sólo regentaba un fondo buitre
y les subía el alquiler.
Pinocho tomaba viagra para poder mentir,
la ratita presumida era cleptómana
y lo confesaba en sueños,
y nadie fue feliz,
ni comieron perdiz,
pero cada uno cuenta los cuentos a su manera
y se engaña como puede,
porque los príncipes rara vez son valientes,
y los patitos feos.
Si me quedara un minuto
Si me quedara un minuto,
no lo perdería diciéndote te quiero,
trataría de besarte,
me agarraría a tus muros,
y dejaría un grafiti en tus paredes,
me ahorraría en notarios,
testamentos,
epitafios,
declaraciones.
Si me quedara un minuto
de la última de mis siete vidas,
no saldría a la calle a coger aire,
que después no podría gastar,
me tumbaría contigo
en mi lecho de papel de fumar
a esperar tranquilo mi regreso,
a que me cante mi cisne,
a que se doblen mis campanas.
Si me quedara un minuto
y me alcanzara el aliento,
rondaría por tus aceras
de miradas tristes,
de pupilas desgastadas,
de iris miopes,
desprendiendo retinas,
agujereando vítreos,
entornando párpados,
tratando de fijar una imagen
que llevarme a mi alma famélica
de hambres atrasadas
y quimeras incumplidas.
Si me quedara un minuto,
no lo perdería escribiendo tonterías.
Punta de lanza
No quiero ser la prioridad de nadie,
ni ser imprescindible,
ni apoyo,
ni soporte,
ni regazo.
No aguanto ese tipo de presión,
pero cargo sobre mis hombros el peso del mundo
y no me atrevo a quejarme,
porque los privilegios son transparentes,
prístinos,
ineludibles,
intransferibles,
no dependen del albedrío,
ni de las formas de las nubes,
ni de cuerdas de instrumentos,
ni de voluntades,
ni testamentos.
Quiero besar pies limpios,
y bocas sucias,
y sacar conclusiones,
y plantearme cuestiones ya sabidas,
y resolver ecuaciones trilladas,
y volver a empezar,
y saberme inútil,
sabio,
genial,
gilipollas,
estupendo,
y hasta guapo.
Quiero que me miren con saña,
que me juzguen con distancia,
que me besen con cariño,
que me desnuden con prisa,
que me vistan despacio,
que me sirvan el desayuno,
volver a dormirme
y soñar contigo,
que sigues a mi lado,
digo yo,
y si no,
me basta con imaginarte,
ser punta de lanza,
adalid,
caballero andante,
molino de viento manco,
vagabundo,
buscavidas,
rompecorazones,
caracola,
kraken,
criatura abisal,
alienígena,
barro en tus manos,
saliva en tu boca,
trombo en tu cerebro,
adrenalina,
pulso en tu muñeca.
Y si no quieres,
no pasa nada,
ya vestí tus ropas
y quemé tus naves,
y viví en tu cuerpo,
como un virus,
sin vacuna deseada,
sin salida buscada,
sin ventanas,
sin quicios en las puertas,
sin aire,
sin canciones,
sin recuerdos que me maten,
y tal vez en otra vida te encuentre,
y no te reconozca,
y no valga de nada,
ni esto,
ni aquello,
ni de lo más allá,
pero las cosas son así
y así se muestran,
como un tesoro escondido,
como la brisa tímida,
como un accidente,
como Hansel sin Gretel,
como una bruja con diabetes,
como una risa sin dientes,
como un cascanueces,
como tu yo sin mí,
como yo sin mi tú.
Y en esas ando,
tratando de encontrar un sitio,
que no me pertenece,
que me acoja,
que me baste,
que me alcance,
que me sobre.