Praxis de la poesía

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Aus der Reihe: Pùblicaensayo #14
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Praxis de la poesía
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A través de nuestras publicaciones se ofrece un canal de difusión para las investigaciones que se elaboran al interior de las universidades e ­instituciones de educación superior del país, partiendo de la convicción de que dicho quehacer intelectual se completa cuando se comparten sus resultados con la colectividad, al contribuir a que haya un intercambio de ideas que ayude a construir una sociedad madura, mediante una discusión informada.

Con la colección Pública ensayo presentamos una serie de estudios y reflexiones de investigadores y académicos en torno a escritores fundamentales para la cultura hispanoamericana, con los cuales se actualizan las obras de dichos autores y se ofrecen ideas inteligentes y novedosas para su interpretación y lectura.

Títulos en la colección

Amigos de sor Juana. Sexteto biográfico

Guillermo Schmidhuber de la Mora

Los jeroglíficos de Fernán González Eslava

Édgar Valencia

México en la obra de Roberto Bolaño

Fernando Saucedo Lastra

Avatares editoriales de un “género”: tres décadas de la novela de la Revolución mexicana

Danaé Torres de la Rosa

Los hijos de los dioses. El Grupo filosófico Hiperión y la filosofía de lo mexicano

Ana Santos

Los dioses llegaron tarde a Filadelfia. Una dimensión mitohistórica de la soberanía

Ignacio Díaz de la Serna

Nada mexicano me es ajeno. Papeles sobre Carlos Monsiváis

Adolfo Castañón

La memoria olvidada. Estudios de poesía popular infantil

Pedro C. Cerrillo

Edenes subvertidos. La obra en prosa de Homero Aridjis

Laurence Pagacz

Edgar Allan Poe y la literatura fantástica mexicana (1859-1922)

Sergio Armando Hernández Roura



Los derechos exclusivos de la edición quedan reservados para todos los países de habla hispana.

Prohibida la reproducción parcial o total, por cualquier medio conocido o por conocerse, sin el consentimiento por escrito de los legítimos titulares de los derechos.

Jean-Clarence Lambert, Les armes parlantes. Pratique de la poésie,

París, Belfond, 1976.

Primera edición en papel, noviembre de 2019

D.R. © 2019 Jean-Clarence Lambert

D.R. © 2019 por la traducción Adolfo Castañón

Edición ePub: junio 2020

De la presente edición:

D.R. © 2019

Bonilla Distribución y Edición, S.A. de C.V.,

Hermenegildo Galeana #111

Barrio del Niño Jesús, Tlalpan, 14080

Ciudad de México

procesoseditoriales@bonillaartigaseditores.com.mx

www.bonillaartigaseditores.com

ISBN edición impresa: 978-607-8636-25-9 (Bonilla Artigas Editores)

ISBN edición ePub: 978-607-8636-82-2

Cuidado de la edición:

Bonilla Artigas Editores

Diseño editorial: Jocelyn G. Medina

Diseño de portada: Mariana Guerrero del Cueto

Realización ePub: javierelo

Hecho en México

Contenido

Prólogo

Praxis de la poesía

Práctica de la poesía

Quinto sol

Esos lugares no lugares, esos exilios nómadas

Tarahumara

Ollintonatiuh

DiAmantes o los amores célèbres o la cama ardiente

Los placeres difíciles

Lengua de palo, contra-actualidades

Diario de una dramaturgia

Idilios y/o agresiones

Blasón del río de L’Ardèche

Diario del laberinto

Opus Nigrum. El negro del azur

Visita a Ángel María Garibay K.

La anti-leyenda del siglo

El fuego de las palabras

Sobre el autor

Prólogo

J’ai toujours préféré les arbres aux hommes!

¡Siempre he preferido los árboles a los hombres!

Jean-Clarence Lambert

I

Cuando en octubre de 2017, Víctor Manuel Mendiola invitó a Jean-Clarence a México para saludar la edición conmemorativa de Guillaume Apollinaire en la Casa de Francia,1 me apersoné para saludarlo llevando en la alforja varios libros suyos, y en primer lugar estas Armes parlantes. Pratique de la poésie, para no hablar desde luego de la traducción de Los jardines errantes (1992) hecha por El Tucán de Virginia. En medio del vaivén le propuse traducirlo. No me dijo nada. Al día siguiente, durante un acto público de la Academia Mexicana de la Lengua en la Feria del Libro del Zócalo, apareció en primera fila y me dijo que sí le interesaba que la hiciera. Iba en compañía de su amigo Lasse Sodeberg y de la poeta colombiana Ángela García y me invitó a que fuera a visitarlo a Dracy, en Francia, a “La ferme du Chateau” donde ha sentado sus reales y asentado sus libros desde hace algunos años. Al visitar el caserón de Dracy, sentí como si me estuviese adentrando no en una finca sino en un libro, en un álbum tapizado de libros, cuadros, dibujos y esculturas. La ecuación entre vida y experiencia por la que ha apostado Jean-Clarence, en la más pura línea de ciertos poetas medievales y del Renacimiento, se resuelve en esa casa en forma por demás afortunada... Los amigos de hoy conviven con los de ayer, y de anteayer... Petrarca, Ronsard, Paul Valéry, Octavio Paz, Roger Caillois, Antonin Artaud, André Breton, Paul Eluard, Kostas Papaioannou, Albert Camus, Gaston Bachelard, Lasse Sodeberg, Hervé Pierre Lambert, dibujan su presencia en ese espacio que, de hecho es reversible con los libros que cobija. En Dracy me quedó claro que la Europa que Lambert compartió con Paz incluía también en buena medida a Grecia y a las culturas de la Europa del Este (Cioran, Mircea Eliade, Ionesco, Brancusi, Greimas…). A lo largo de la animada conversación que sostuvimos en torno a esta traducción, Lambert me comentó que a sus ojos Octavio es el Valéry de la segunda mitad del siglo XX. “Me enorgullece pensar que tuve la oportunidad de presentar a Octavio a la señora Valéry cuando daba una conferencia”. Otra presencia que rondó felizmente el proceso de traducción de este libro de Lambert fue la de Marie José Paz (1934-2018), con quien hablé a menudo por teléfono comentándole los pasos y evoluciones de la traducción de Les armes parlantes. De hecho, ella me sugirió que expresara en público lo que está dicho líneas arriba por Lambert.

También me regaló el libro Jean-Clarence Lambert en poésie, que incluye contribuciones de Daniel Leuwers, Françoise Py, Hervé Pierre Lambert y Jean-Yves Bosseur, publicado por Bookelis y Copernic en 2016 y una bibliografía del autor. Una de las cosas que llaman la atención en el itinerario o vividura experimental de Lambert es la relación del trabajo poético no solo con las artes visuales, sino sus vasos comunicantes con la música. No es una casualidad que el compositor Jean-Yves Bosseur haya sostenido un diálogo titulado “Des croisements poésie / musique” [“De los cruces poesía / música”] en el libro citado. Lambert además ha trabajado con Pierre Schaeffer Varese y en el libro El negro del azur aparecen las partituras de ese compositor y teórico, todo este trabajo los llevó a ambos a montar una ópera “Les Labyrinthes” [“Los laberintos”], cuyo libreto escribió él y que se encuentra recogido en el libro 7 Dédalogrammes acompañado de siete laberintos grabados de Alain Bar, Palabra grabada (2010). Estas exploraciones de Lambert tienen el respaldo de una amplia tradición literaria: el poeta Pierre de Ronsard publicaba sus poemas con partituras musicales de Roland de Lassus, Goudinel. Por otra parte, el ejercicio poético que se da a caballo de la poesía, el teatro y la música auspiciaron que, a partir de 1962, Lambert desarrollara el proyecto de “Domaine poétique”, teniendo en mente el “Domaine musical” de Pierre Boulez, sobre el cual acaba de aparecer la voluminosa obra Proféractions! - Poésie en action à Paris (1946-1969) de Cristina de Simone en Presses du Réel (2018).

 

Me di a la tarea de trasladar al español esa construcción singular, en que se combinan la poesía, el ensayo, el cuaderno de viajes, el análisis político, la descripción y las leyendas, y meses más tarde fui con mi versión a visitarlo en aquel espacio arbolado para corregir con él la traducción y despejar las dudas que me habían surgido durante el traslado... En el fascinante curso del proceso, surgió la idea de acompañar la traducción de tres textos que no se encontraban en el libro. Uno, refiere la visita que hizo J.-C. Lambert a don Ángel María Garibay K. en 1957, a cuyo conocimiento fuera iniciado por Paz desde 1955 cuando Lambert le planteó la idea de armar una antología de poesía precortesiana que terminaría haciendo él mismo;2 el segundo, la sugerencia de incluir dos poemas: “El fuego de las palabras” y “La anti-leyenda del siglo”, que habían sido objeto de sendas traducciones de Aurelio Asiain y de Ángela García en versiones anteriores o parciales.

II

La reunión de ensayos que publicó en 1976 con el título Les armes de la poèsie. Pratique de la poèsie recoge materiales misceláneos en prosa y en verso que se remontan a 1957-1958, alrededor de veinte años antes. El libro tiene una unidad orgánica en sí mismo y en el itinerario mismo del autor, que pertenece al grupo de escritores jóvenes que se congregaban en el café de la Place Blanche en torno a André Breton y Benjamin Péret. Está afinado en las pautas y partituras de la perspectiva cultural abierta por el surrealismo, como muestra el hecho de que Gèrard Durozoi, historiador de este movimiento, haya hecho la primera reseña del libro y más tarde haya dedicado un libro “Jean-Clarence Lambert: le regard des mots”3 o el hecho de que, desde 1958, haya editado con Roger Caillois el Trèsor de la poèsie universelle. A petición de Caillois, Lambert armó una antología histórica de la poesía sueca titulada Anthologie de la poésie suédoise, des origines à nos jours. En ese vasto museo de la poesía de ese país se incluían traducciones de los poetas suecos modernos: Ekelof, Lagerkvist, Lundkvist, entre otros. Octavio Paz se interesó mucho en aquellos poetas y la casualidad quiso que encontrara desde 1954 o 1955 a Peter Zekeli –con quien traduciría algunos poemas– y con Lasse Södeberg, con quien sostendría una larga amistad, compartida con el propio Lambert. Y en 1961 la antología Les poèsies mexicaines. Otros signos de esta afinación son la atención a la interacción entre poesía y pintura y el impulso de ese autor nacido en 1930, en París, hacia la expresión poética de los antiguos y modernos mexicanos, así como su audaz y valiente intervención desde la literatura en asuntos políticos, como había mostrado su ‘tragedia bufa’ en torno a Staline. Cuando la obra titulada Stalinade. Une Tragedie Bouffe4 se estrenó en el Festival de Rotterdam en julio de 1971, provocó una protesta oficial por parte de las autoridades de la Unión Soviética ¡acompañada por amenazas de represalias económicas! Esta no fue la primera incursión teatral de Lambert. Antes había dramatizado el asesinato de John F. Kennedy en la pieza « Bris/collage/K » que se representó en Barcelona ante un público airado y enfurecido. También en París, en el estudio de Campos Elíseos, en el marco de la Bienal de los Jóvenes, se ofreció esta misma representación que fue recibida con hostilidad. Estas son las razones por las cuales el Diario de una dramaturgia que gira en torno al general Charles de Gaulle, quedó como un ejercicio escrito de dramaturgia. Todo esto se puede ver en Un rêve collectif, con prólogo de Jean Tardieu, acompañado de cuatro collages de Cieslewicz (1968).

III

Prácticamente, cada una de las ocho partes que componen el libro fueron publicadas previamente en ediciones limitadas y de arte, en libros objeto, por ejemplo fraguados con el pintor Corneille del grupo Cobra (cuya poesía Lambert ha antologado) o la serie de “diAmantes o los amores célebres” ilustrada por Jacques Hèrold y Antonio Saura o la serie de “Placeres difíciles” ilustrada por Ljuba. Esta estrategia editorial del autor no puede pasar desapercibida: Lambert ha reiterado una y otra vez que en nuestros tiempos poco hospitalarios para la poesía, el poeta debe abrirse a la colaboración de las artes plásticas, ya que “aquí el poema (no la poesía, cuya presencia ‘literaria’ es cada vez más imperceptible”) encuentra una forma de sobrevivir gracias al libro-objeto” (J.-C. Lambert-AC 5 de junio 2018). Las otras secciones del libro “Lengua de palo. Contra-actualidades”, “Diario de una dramaturgia”, “Idilios y/o agresiones”, “Blasón del río de L’Ardèche”, “Diario del Laberinto”, “Opus nigrum. El negro del azur” se ajustan en este espacio como piezas de un mueble hecho para ensamblarse sin clavos ni adhesivos... El último ensayo “Diario de laberinto” podría leerse como una visita a las caras oscuras de El laberinto de la soledad de Octavio Paz y tangencialmente como una relectura de éste y de la red problemática que propone su pensamiento... Los dos compromisos mayores después del surrealismo de Lambert se han dado, de un lado, en la abstracción lírica y, del otro, con los artistas del grupo Cobra y sus innumerables publicaciones. Por cierto, acerca de la expresión francesa “Langue de bois” tuvimos con Lambert un interesante intercambio. Me contó que al visitar Polonia en 1959 con motivo de un congreso de la AICA y aprovechando unos breves días de descanso, los asistentes se burlaban con esta fórmula del discurso oficial. Y luego al parecer la fórmula se hizo común. Por su parte, el gran diccionario histórico francés Petit Robert refiere que la expresión se remonta al mundo de los zares. En la Rusia zarista, al lenguaje burocrático se le conocía como “Lengua de encino”. Optamos por la traducción “Lengua de palo” para designar el idioma acartonado de los políticos que practican la doble medida sistemáticamente.

Lambert se ha interrogado críticamente sobre el tema del marxismo en el siglo XX y ha tratado de poner en claro las lecciones para la poesía que se derivan de éste en una serie de cinco entrevistas con Henri Lefebvre, La poésie, pour quoi faire? (1978), publicadas por Le Soleil Noir en «WOZU» y con la colaboración de Jean-Pierre Faye. Una tentación que apartamos fue la de añadir más textos de Lambert al libro originalmente publicado, de ahí que no hayamos considerado la inclusión de estos diálogos.

IV

Lambert ha derivado una suerte de estética en Le règne imaginal, que ha sido publicado en español como El reino imaginal en traducción de Marta Pessarrodona (1998) en dos tomos. Esta voluminosa obra da cuenta de la amplitud del arco intelectual con que ha abrazado al arte y a los artistas contemporáneos. Ese arco de escritos sobre poesía y arte lo ha recogido Françoise Py en las antologías Vœu de poésie y Ecrits sur l’art (2012).

Volviendo a “Diario de una dramaturgia”, dedicado a hacer un retrato mitológico de Charles de Gaulle, cabría decir que “Diario de una dramaturgia” y “Lengua de palo” pueden ser leídos en el horizonte político abierto por el Manifiesto de los 121 que en 1960 convocaron Dionys Mascolo y Maurice Blanchot para afirmar el derecho a la insumisión por la guerra de Argelia... Lambert fue uno de los firmantes que se sumó a esta riesgosa convocatoria. Los motivos de la crítica y de la conciencia de la ubicuidad de la guerra en lo que luego se llamaría capitalismo salvaje se dibujan en estos textos que representan como una vitrina abierta a las calles y en las que se prefiguran, en filigrana, los temas políticos de la revolución o revuelta de 1968 en todo el mundo. Cabría leer de hecho estos cuadernos como otros tantos escudos de armas donde se cifran y perfilan esos movimientos de la contra-cultura en el mundo...

V

Praxis de la poesía, originalmente titulado Les armes parlantes, es una obra donde la palabra poética se hace novela, fluye por el diario de viaje la crónica y el poema en prosa, esta movida por la pasión de las palabras –esa “mirada de las palabras” que proyecta la obra de Lambert– y por un impulso poético y político, dramático y desde luego trágico, como quedará claro al lector que visite esa “salida de emergencia” que es el poema “La anti-leyenda del siglo”(1999), secreta y no tan secretamente inspirado en Zona (1913) de Apollinaire, uno de los maestros de Andrè Breton, Octavio Paz y Jean-Clarence Lambert. Este poema no se encontraba recogido en la edición original, como tampoco se encontraba incluido el poema “El fuego de las palabras” que dedicó a Paz y cuya versión final se presenta aquí. Sarane Alexandrian caracterizó a “La anti-leyenda” como un ‘poema catástrofe’, Lambert lo leyó en París en la librería La Hune el 31 de diciembre de 1999, y fue traducido antes por Ángela García, aquí hemos preferido dar una versión nueva.

VI

Praxis de la poesía alcanza los ejes extremos de lo poético y de lo político, de la naturaleza del amor y de la de la ciudad y la justicia. Se da como un despertar a un mundo donde la desolación por la conciencia de la destrucción del planeta a partir del término de la segunda guerra, se acompaña de una luminosidad envolvente en los terrenos de la naturaleza, la pintura y el amor. La reflexión sobre el laberinto guía como un río subterráneo, a veces oculto, a veces manifiesto estas páginas donde las vanguardias parecen mirarse al espejo para orientar mejor sus pasos por el laberinto de la historia.

VII

Jean-Clarence Lambert publica Praxis de la poesía (Les armes parlantes. Pratique de la poésie) en 1976 a sus 46 años. Octavio Paz, su amigo y lector-leído, que le lleva poco más de tres lustros cuenta con 62 años de edad. El primer capítulo, “Quinto sol”, está dividido en tres incisos: “Esos lugares no lugares, esos exilios nómadas”, “Tarahumara”, “Ollintonatiuh” refiere el encuentro de Lambert con el texto ¿Águila o sol? que tradujo en 1950 en “los sótanos de Barthelemy en los antiguos depósitos del mercado de Les Halles, que fueron demolidos para dejar lugar al Centro Pompidou.” En el texto de Lambert se cuenta cómo el entonces joven poeta francés de veinte años iba trasladando a su lengua los poemas del mexicano mientras calaba con una sonda de metal la masa de los quesos (Gruyère, Comté o Emmenthal). ¿Águila o sol? terminaría publicándose, después de numerosos ajustes, aproximaciones, tanteos, versiones y revisiones, años de espera con dibujos de Bona de Mandiargues con el sello de Falaize en París. Paz recibió el 5 de septiembre de 1957 el libro recién editado. Entre tanto Lambert ya había viajado a México en el invierno de 1957-1958 y empezaba a ser conocido aquí gracias a su amigo Octavio quien le anunciaba desde el 12 de abril de 1957 que sus poemas serían publicados en el número 10 de la Revista Mexicana de Literatura, dirigida por Carlos Fuentes. El inciso titulado “Tarahumara” recoge un diario de viaje de Lambert por Chihuahua y por la Sierra Madre Occidental donde se encuentra la región misteriosa de la tarahumara a cuyo llamado acudió Antonin Artaud. En este diario de viaje se ve cómo el vanguardista francés traductor de los poetas suecos Gunnar Ekelöf y Artur Lundkvist no sólo encontró las huellas de Artaud sino recibió, por así decir, una iniciación en los misterios del México profundo cuya vida compartió durante varias semanas en compañía de la que sería su segunda esposa sueca: Asa Scherdin, con la que se casó en Chihuahua y con quien tuvo dos hijos. Lambert no sólo conoció a los indígenas de aquellas tierras sino también convivió con los indigenistas y estudiosos locales de entonces. Su viaje fue referido en una crónica recogida en la revista francesa Le Nouvel Observatreur.

Lambert anota en una carta personal dirigida al suscrito que el “pequeño cuaderno azul que me acompañaba entonces se encuentra ahora en los archivos OP de Princeton, después de haber sido expuesto (fetichizado) en varias ocasiones.” El barrio de ese antiguo mercado donde “se encontró colgado a Nerval en la calle de la Vieille Lanterne, donde Apollinaire ubica al músico de Saint Merry, y donde Octavio Paz encontró al poeta Robert Desnos en París, luego de su regreso de España en la guerra civil española”.5

Cuando Jean-Clarence termina la traducción de ¿Águila o sol? al francés, la envía de inmediato a Gaston Bachelard, éste le responde el 22 de mayo de 1957 según refiere Herve-Pierre Lambert:

¡Cuántos días han pasado desde el hermoso día en que me envió usted Aigle ou Soleil! El libro no se ha ido desde entonces de mi mesa. Y la carta le dirá difícilmente la felicidad que he tenido leyendo sus páginas admirables.6

 

Por otro lado, según recuerda Lambert en la página “Liminar” que precede a Jardines errantes, la edición de las Cartas (de Octavio Paz) a J.-C. Lambert, 1952-1992:

En Les armes parlantes, pratique de la poésie (1976) relato cómo conocí a Octavio Paz. Fue en París, en 1951, cuando yo apenas tenía veinte años y había regresado de Estocolmo, donde había leído, por azar –¡realmente por azar objetivo!– el poema “Sueño de Eva” (que posteriormente pasaría a titularse “Virgen”). Mis amigos constituían entonces el pequeño grupo de jóvenes surrealistas que rodeaba a André Breton, quien acababa de presentar la primera exposición parisina de Tamayo. Y fue Tamayo quien me propuso acompañarlo una mañana a la Embajada de México, donde trabajaba Octavio de tercer secretario, en una oficina muy modesta en el primer piso y que daba a una galería que recorría un balcón interior.7

VIII

Casi veinte años más tarde, al recibir el libro cuya traducción el lector tiene entre las manos. Paz escribe una carta a Lambert, fechada el 27 de julio de 1976, que continúa el diálogo de años atrás. En ella lo invita a colaborar en la revista Plural que cerraría muy pronto. La carta ha de ser leída a trasluz de las diversas cartas escritas entre enero de 1952 y octubre de 1992:

Querido Jean-Clarence:

Sí, recibí Les armes parlantes y oí lo que me decían. Armas, sumas de palabras que me tocaron el corazón. (Palabra envejecida, amada por Breton y Camus y que hoy casi nadie pronuncia, palabra que es como una lámpara en una cripta.) El subtítulo de tu libro dice: “Práctica de la poesía”. Hay que añadir que la poesía abraza la totalidad humana y que no sólo es amor, visión, combate, soledad sino amistad. Esto lo sabían muy bien los filósofos griegos y romanos pero mejor aún y más profundamente los poetas chinos. La amistad es una transparencia que nos hace vernos a nosotros mismos en el otro con el que hablamos. En el amor nos olvidamos; en la amistad nos encontramos.

En un momento en que la poesía de Occidente –y probablemente la del mundo entero pierde literalmente la cara, no sólo en el sentido corriente de la expresión sino en el espiritual: el que pierde la cara pierde el ánimo y la ánima, pierde el alma– tu libro es un acto de valor y una reconquista: le da la cara al mundo y así recobra el alma. Poesía contra la historia pero en la historia. Gracias.

Mi silencio ha sido imperdonable (te pido, no obstante, perdón) e inexplicable (aunque trato de explicártelo: los quehaceres de cada día, los desplazamientos de ciudades, el dejar para mañana lo que debe hacerse hoy hasta que esa pequeña falta se convierte en una omisión del tamaño de una montaña y resignarnos a pensar en nuestro amigo sin poder escribirle…)

Tal vez nos decidamos a visitar París el año próximo. ¿Estarán ustedes allí?

Un gran abrazo doble, a los dos, de Marie Jo y de Octavio

P.D. Envíanos de cuando en cuando algo –pienso en crónicas de arte y literatura– para Plural. ¿Recibes la revista?

Otro gran abrazo fraternal,

Octavio 8

IX

Jean-Clarence Lambert acompañó a Paz mucho tiempo, formó parte de la familia de amigos que rodeaban al poeta mexicano a finales de los años 50 y que evoca en Destiempos de Blanca Varela, fechado en París el 10 de agosto de 1959, cuando acaba de regresar a París:

Algunos no se resignaron. Los más tercos, los más valientes. Quizá los más inocentes. Unos se entregaron a la filosofía. Otros a la política. Unos cuantos cerraron los ojos y recordaron: allá, del otro lado, en el “otro tiempo”, nacía el sol cada mañana, había árboles y agua, noches y montañas, insectos, pájaros, fieras. Pero los muros eran impenetrables. Rechazados, buscábamos otra salida, no hacia afuera, sino hacia adentro. Tampoco adentro había nadie: sólo la mirada, sólo el desierto de la mirada. Nos íbamos a las calles, a los cafés, a los bares, al gas neón y las conversaciones ruidosas. Guiados por el azar –y también por un instinto que no hay más remedio que llamar electivo– a veces reconocíamos en un desconocido a uno de los nuestros. Se formaban así, lentamente, pequeños grupos abiertos. Nada nos unía, excepto la búsqueda, el tedio, la desesperación, el deseo. En el Hôtel des États-Unis oíamos jazz, bebíamos vino blanco y ron, bailábamos. “El Alquimista” leía poemas de Artaud o de Michaux. Caminábamos mucho. Un muro nos detenía: sus manchas nos entregaban revelaciones más ricas que los cuadros de los museos. (Fue entonces cuando, en verdad, descubrimos la pintura.) “En este hotel vivió César Vallejo”, me decía Szyszlo. (La poesía de Vallejo también era un muro, tatuado por el hambre, el deseo y la cólera.) En una casa de la avenida Victor Hugo los hispanoamericanos soñaban en voz alta con sus volcanes, sus pueblos de adobe y cal y el gran sol, inmóvil sobre un muladar inmenso como un inmenso toro destripado. En invierno Kostas se sacaba del pecho todas las islas griegas, inventaba falansterios sobre rocas y colinas y a Nausica saliendo a nuestro encuentro. En esos días llegó Carlos Martínez Rivas con una guitarra y muchos poemas en los bolsillos. Más tarde llegó Rufino, con otra guitarra y con Olga como un planeta de jade. Elena, Sergio, Benjamín, Jacques, Gabrielle y Ricardo, André, Elisa, Jean Clarence, Lena, Monique, Georges, Brigitte y ustedes [Blanca Varela y Fernando de Szyslo], vistas, entrevistas, verdades corpóreas, sombras.

Gertrude, Dorothy, Mary, Claire, Alberta,

Charlotte, Dorothy, Ruth, Catherine, Emma,

Louise, Margaret, Ferral, Harriet, Sara,

Florence toute nue, Margaret, Toots, Thelma,

Belles-de-nuit, belles-de-feu, belles-de-pluie,

Le coeur tremblant, les mains cachées, les yeux au vent,

Vous me montrez les mouvements de la lumière,

Vous échangez un regard clair pour le printemps,

Le tour de votre taille pour un tour de fleur,

L’audace et le danger pour votre chair sans ombre,

Vous échangez l’amour pour des frissons d’épées,

Des rires inconscients pour des promesses d’aube,

Vos danses sont le gouffre effrayant de mes songes

Et je tombe et ma chute éternise ma vie,

L’espace sous vos pieds est de plus en plus vaste,

Merveilles, vous dansez sur les sources du ciel.9

No creíamos en el arte. Pero creíamos en la eficacia de la palabra, en el poder del signo.10

X

Recuerda Jean-Clarence:

[…] Octavio fue para mí como un hermano mayor, nos conocimos –y si me atrevo a decir nos reconocimos– cuando yo apenas tenía veinte años, él vivía entonces en París, frecuentaba como yo el café de la Place Blanche, donde André Breton recibía a sus amigos surrealistas y a quienes atraía el surrealismo: lo he contado en mi libro Les armes parlantes. Por lo demás, fue para dar satisfacción a un deseo de Breton que me puse a traducir los poemas en prosa de ¿Águila o sol? Luego fue El laberinto de la soledad por encargo de Max-Pol Fouchet–,11 luego, Libertad bajo palabra. Estos libros aseguraron a Paz una presencia mayor en la escena francesa. Pero por esos mismos años, el escenario del mundo acogió a este mexicano que instauró una cultura planetaria en la que se conjugan el viejo crisol europeo, los todo poderosos Estados Unidos después de la caótica decadencia del comunismo soviético, América Latina todavía enigmática en sus orígenes precolombinos, la India inmemorial en proceso de transformación, el antiguo y el nuevo Japón, sí, un planeta y cuatro o cinco mundos, según el título de ese volumen en que Paz nos dice lo que piensa –y no necesariamente para bien– del siglo XX.12

XI

Praxis de la poesía es un libro de madurez que recoge en una sola madeja los espacios y referencias que han modelado y encauzado el itinerario del poeta. Yo lo conocí relativamente tarde gracias a Malva Flores, quien me llamó la atención sobre su contenido. Lo conseguí gracias a los buenos oficios primero de Isaura Contreras, que me lo envió por correo electrónico y luego de Gladis Yurkievich, que me consiguió un ejemplar. Desde que lo empecé a leer establecí con el libro una relación singular de apego, cosa que –debo confesarlo– no me había sucedido antes con ningún otro libro del autor.

Conocí a Lambert primero en Estocolmo, entre los fastos del Premio Nobel (me tomó una fotografía en la que aparezco con Helena Paz Garro y su ex esposa en un restaurante); luego en el homenaje a Roger Caillois que se organizó en el I.F.A.L. de la Ciudad de México hacia 1992, en la cual fui invitado a participar. El nombre de Caillois es una referencia cabal para situar de algún modo a Lambert en el paisaje de la poesía contemporánea, ya que ambos firmaron la memorable y precursora antología Trésor de la poésie universelle en 1958 con el sello de Gallimard publicada un año antes que su libro Dépaysage con litografías de Pierre Soulages.

XII

Les armes parlantes. Pratique de la poésie inscribía su desafío poético-ensayístico crítico dentro de lo que cabría llamar la cultura y la lengua de la heráldica y la emblemática. Esas armas, espadas que se estremecen que dicen y hablan son las que animan los escudos de armas y remiten a una lección poética medieval y barroca. No hay que olvidar que el mismo Paul Eluard hizo una antología de la poesía francesa del siglo XVI ni que el mismo Eluard saludó al joven Lambert con las siguientes letras: “Me gusta que Lambert se haya dado como tarea la de ‘Elucidar las palabras’”.13

XIII

Ni el nombre de Roger Caillois ni el de Jean-Clarence Lambert me eran desconocidos. Soy un lector del primero quien editó en francés en la Ciudad de México, con el sello de Ediciones Quetzal, en 1943 (¡en plena guerra!) el libro La Communion des forts. Etudes de Sociologie contemporaine; Caillois fue traducido en México por el Fondo de Cultura Económica y en Argentina por Sur y otros sellos editoriales: en 1942 se tradujo en México El hombre y lo sagrado (1939); en 1986, Los juegos y los hombres. La máscara y el vértigo (1967); en 1988, El mito y el hombre (1938). Caillois estaba en el aire, lo había citado Octavio Paz en el Laberinto de la soledad. Más tarde se publicó en Plural el discurso con el cual Caillois recibió a Claude Lévi-Strauss en la Academia Francesa. No fui ajeno a su inspiración, como consta en la colaboración que publiqué en Vuelta: “Itinerario de Roger Caillois”.14 Más tarde adopté como una guía el libro de Michel Panoff, Les frères ennemis. Roger Caillois y Claude Lévi-Strauss.15