Granizo Atómico

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Granizo Atómico
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GRANIZO ATÓMICO

HECTOR DEHEZA

Profesor del Instituto Argentino de Capacitación de la Rama Eléctrica

Con la participación del editor científico Sergio Merino y Carlos Antonio Zaragoza de la Comisión Nacional de Energía Atómica


Deheza, Hector

Granizo atómico / Hector Deheza. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2021.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: online

ISBN 978-987-87-1513-1

1. Meteorología. I. Título.

CDD 551.5

EDITORIAL AUTORES DE ARGENTINA

www.autoresdeargentina.com

info@autoresdeargentina.com

Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723

Impreso en Argentina – Printed in Argentina

Dedicado con afecto al ilustre meteorólogo mendocino

Don Bernardo Rázquin.

Propuesta no convencional sobre la formación y control del granizo

Años de estudios, investigación y experimentación sobre el granizo nos llevaron a la conclusión de que el granizo se produce partiendo de las interacciones de los fotones y partículas procedentes de la gran actividad solar del verano que impactan con los electrones de los átomos de las moléculas de vapor de agua que forman las nubes; que al colisionar los fotones que no tienen carga eléctrica con los electrones ocupan sus lugares y los expulsan como electrones libres.

Las moléculas de vapor de agua son polares, los átomos de oxígeno que las forman son muy electronegativos, los electrones de enlace están muy atraídos por el oxígeno, estos forman una región de carga que polariza eléctricamente a toda la molécula haciéndola polar, lo que les permite formar líquidos y congelar a 0 °C. Estas moléculas, al ser impactadas por las fuertes radiaciones solares del verano, incorporan fotones sin carga eléctrica y expulsan electrones de carga negativa como electrones libres. Cambian su estructura molecular y pasan al cuarto estado del agua, al de plasma ionizado, donde las moléculas dejan de ser polares, no pueden formar líquidos ni congelar a 0 °C. Pasan a tener otra configuración molecular. donde por falta de polaridad no forman enlaces hasta cerca los –40 °C. La actividad de los fotones y partículas procedentes del sol en verano, las radiaciones electromagnéticas (que pueden comportarse como chorros de partículas), protones procedentes del espacio exterior, que impactan con las moléculas de aire y aportan lluvias de partículas de alta energía, las mareas iónicas, las cíclicas erupciones solares cada 11 años que en el período agrícola 1990/91 contribuyeron a las grandes precipitaciones de granizos gigantes, los campos eléctricos, la ionización por avalanchas de electrones, la altura a la que trepan los cumulonimbos que crecen exponencialmente y exponen más a las radiaciones y a la ionización, por el aumento de la conductibilidad eléctrica de la tierra con la altura y también ocasionalmente por la liberación de radiaciones y partículas energéticas, procedentes del espacio exterior, también universalmente a las 19 h Greenwich, la densidad eléctrica de la atmósfera aumenta casi un 15 % favoreciendo a formar tormentas y muy especialmente por la alta conductibilidad eléctrica de los plasmas. Y todo lo que pueda influir para modificar la configuración de las moléculas de vapor de agua y su capacidad de ensamble mediante los enlaces del hidrogeno, y hacerlas pasar de ser moléculas polares, que pueden formar líquidos y congelar a 0 ºC. por tener cargas positivas y negativas, a moléculas apolares o neutras (plasma) sin capacidad de armar ensambles y formar líquidos hasta cerca de los -40 grados. Hay gases más pesados que el agua, como el gas carbónico, que a falta de polaridad en sus moléculas no pueden formar líquidos.

La mayor ionización se produce en la cima de los cúmulos, por estar más expuesta a la radiaciones obteniendo cargas (+), mientras que en la base de las nubes las cargas son (-). La cima de los cumulonimbos succiona por convección eléctrica y por el centro del cúmulo, las nubes de cargas negativas de la base, ascendiendo por la atracción del viento eléctrico a grandes velocidades de cátodo a ánodo, haciéndolos ganar altura y produciendo los clásicos reventones en la cima, similares a una coliflor. La cima trata de ir homogenizando sus cargas que rápidamente se descompensan por la acción de nuevas interacciones, por lo que la succión y el acenso de los flujos de vientos eléctricos son permanentes, posibilitando así que los cumulonimbos puedan trepar a grandes alturas, elevándose hasta cerca de los 18.000 metros donde las temperaturas superan los – 35ºC. Aclaramos, que en este tratado, nos referimos especialmente a los fenómenos eléctricos, por considerar estos los más determinantes, ya que sobre la formación de cumulonimbos por la participación térmica hay mucha literatura disponible para analizar. También que nuestras investigaciones se realizaron con nubes de tormentas provenientes de Chile que ganan altura por el cruce de la cordillera de Los Andes. En los cumulonimbos puede haber algo de hielo en suspensión producidos durante su formación, los que también se elevan por convección eléctrica, pero no tienen nada que ver con las precipitaciones de las tormentas y el granizo. El granizo se forma en fracciones de segundos.

Los cumulonimbos se remontan a alturas donde las temperaturas llegan a los –menos 35 ºC y de hecho cada molécula de plasma de agua que los forman tienen esta temperatura incorporada, pero mientras las moléculas no regresen a su condición de polares, el punto de congelamiento de las nubes de plasma será cercano a -40 ºC y recién podrán armar enlaces moleculares, formar líquidos y congelar nuevamente a los 0 ºC. Cuando por medio del rayo o el relámpago recuperen los electrones perdidos por las interacciones y regresen a su estructura molecular original, de moléculas polares. El efecto electro frigorífico se produce a partir de los rayos y descargas eléctricas de las tormentas, son las descargas eléctricas las que en fracciones de segundos aportan a los plasmas las inmensurables avalanchas de electrones perdidos durante horas de exposición a las radiaciones cósmicas y solares del verano por las sucesivas interacciones. No se forma el granizo sin la participación de los rayos y descargas eléctricas.

Al recuperar las nubes de plasmas los electrones perdidos, aportados mediante el rayo o el relámpago, estas dejan de ser moléculas de plasma y regresan a sus condición original de moléculas polares y como ya tienen incorporadas temperaturas cercanas a -35 ºC el congelamiento es simultáneo a las descargas eléctricas. Todas las moléculas frías y dispuestas a formar hielo interaccionan con el rayo muy enérgicamente, recuperan los electrones y arman sus enlaces moleculares en fracciones de segundos, formando abruptamente el granizo.

Reiteramos que la formación del granizo es simultánea a las descargas eléctricas, es un efecto electro frigorífico, que forma el granizo en segundos, no es posible la caída de granizo sin descargas eléctricas y rayos, las moléculas de agua pasan del cuarto estado del agua, el de plasma ionizado a hielo en forma abrupta, casi sin pasar por líquido, podría expresarse que el rayo y su consecuencia, el granizo, son tan dependientes y simultáneos como si se tratara de una sola cosa. Si buscamos en la historia, rayos y granizos, hay muchos testimonios que confirman su ocurrencia simultánea. Un proverbio bíblico dice: ANTES DEL GRANIZO BRILLA EL RAYO y frente al modesto brilla la gracia. Éxodo 9 - 24/26. CAÍAN LOS GRANIZOS Y RAYOS MEZCLADOS.

Desde la fundación de Egipto no se vio jamás una granizada tan violenta. Expresa el Sagrado Corán, PRIMERO EL RAYO Y DESPUÉS DEL GRANIZO (Dios dice [24-43]: Acaso no reparas que Dios hace caer del cielo granizo cuando el resplandor del rayo podría cegarte.

No podemos decir que una nube tiene o trae granizo, aun cuando el radar nos indique cosas parecidas, que se interpretan erróneamente; el granizo es el producto de grandes descargas eléctricas sobre nubes de plasmas altamente potenciadas a alturas considerables, su formación ocurre en segundos y su caída es tan abrupta que los radares poco y tarde pueden detectarlo. En numerosas oportunidades los radares no lo han registrado. En un pedido de informes del diputado Carlos Aguinaga a la Legislatura de Mendoza sobre caída de granizo en San Rafael Mendoza el 26 y 27 de enero de 2007 (Exp. N. 52889), dice que los radares utilizados distan mucho en cumplir tales fines, ya que presentan reiteradas fluctuaciones y caída de la potencia de recibida, lo que tiene consecuencias graves, ya que influyen negativamente en el resultado de las operaciones. En muchas ocasiones el sistema de radares se manifiesta como fuera de servicio, en momentos importantes o parecen descalibrarse, aportando información ilegible y poco útil a fin de la toma de decisiones. Entendemos que los radares ayudan, pero no están preparados para pronosticar la formación del granizo, que ocurre en segundos, lo único que ayudan los radares es a detectar las tormentas peligrosas.

7/4/2019. La científica Sonia Quintana expresa: “Numerosos investigadores están convencidos de que las tecnologías para provocar precipitaciones y controlar el granizo de un modo eficiente por el momento no son posibles”.

 

La Dra. Alejandra Coronel, cátedra de Climatología Agrícola de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad de Rosario, Argentina, comenta cómo funciona el sistema de Alertas de Emergencias: “Después del granizo de 2006, los pronósticos se realizan en términos de probabilidad. No tenemos la seguridad absoluta de la ocurrencia o no de un fenómeno meteorológico en un determinado lugar. Lo que sí es cierto es que una alta densidad de información de calidad llega a los expertos que realizan la lectura de la información y posteriormente el pronóstico y una ágil ordenada y responsable comunicación entre las partes involucradas son la base para que el grado de acierto sea lo más alto posible, y los daños los menores.

En entrevista de Radio 10 y en publicación de Clarín y otros diarios, del 16 de febrero de 2008, se expresa que no emitieron ninguna alerta porque los radares no registraron la gran caída de granizo en Buenos Aires, Argentina. El director del Observatorio en entrevista de Radio 10 a las 6.40 h invitó a los interesados a acercarse al Observatorio Meteorológico para mostrarles el registro de la memoria de los radares, que no habían detectado el granizo.

El 26/12/1999 se produjeron precipitaciones catastróficas de agua y granizo y vientos huracanados en Francia y Alemania que los modelos meteorológicos no pudieron predecir.

En diario MDZ, la Dirección de Contingencias expresa que en Mendoza gracias a los aviones se salvó el 30 % de la producción, en la encuesta de opinión, el 100 % de los lectores pulsó que sentía bronca por la publicación.

Idéntica situación se dio para la gran granizada en seco superior a huevos caída en playas y ciudad de Mar del Plata, Argentina, el 23/2/2013, de la que tampoco hubo alerta meteorológica. El 18 de abril de 2010, cuando la gran granizada en Buenos Aires llegó a alcanzar 25 cm de diámetro, el pronóstico fue probabilidades de tormenta. En Madrid el 11 de septiembre de 2008, la alerta de granizo no llegó, el cielo descargaba una catastrófica tormenta de granizo de más de 5 cm. Desde nubes a más de 13.000 m y los radares no las detectaron. La tromba de granizo de entre 4 y 20 km sorprendió a los 18 meteorólogos del observatorio que no pudieron explicar el fenómeno.

El pronóstico para Santa Fe y Córdoba del Observatorio Meteorológico Nacional para el 4 de marzo de 2019 dice: cielo nublado con posibilidades de tormentas y vientos moderados del noroeste.

El pronóstico no pudo ser peor. Ocurrieron fuertísimas tormentas de lluvia y granizo con vientos de 107 km con ráfagas de hasta 150 Kph que derribaron más de 1000 árboles; ocurriendo, según la Organización Meteorológica Mundial, mediante trabajos satelitales una de las tormentas eléctricas más grandes del mundo con un rayo que logró el récord de duración mundial de 16.73 segundos, según publicación del diario UNO de Mendoza.

www.educar.org/2.000 has /solar/. Cuando las radiaciones solares son importantes los radares en tierra podrán ver afectado su funcionamiento, debido al ruido provocado por las tormentas, dejando sus informaciones carentes de valor o incluso con datos errados.

El trueno en parte es también el sonido de las moléculas de agua que después del rayo recuperan los electrones perdidos por las interacciones mediante el aporte de descargas eléctricas que las regresan a su condición de moléculas polares de una configuración diferente. Intentar acelerar las precipitaciones incorporando a las nubes yoduro de plata y otras impurezas, aparte de no dar resultados satisfactorios desequilibra el proceso natural de las tormentas, pudiendo suprimir las descargas eléctricas y los rayos; que son los mayores productores de ozono en la naturaleza, que si se tiene en cuenta las enormes cantidades de nubes que se siembran y las miles de incursiones que realizan los aviones al año, el daño que se provoca en la capa de ozono es miles de veces superior a los provocados por los clorofluorocarbonos. La Argentina está adherida al protocolo de Montreal, con el compromiso de suprimir antes de 2010 toda acción que perjudique a la recuperación de la capa de ozono del planeta, pasó esa fecha, y por intereses comerciales y políticos, no se analiza la alteración del clima. Se habla de contaminación cero y se hace otra cosa. También el yoduro de plata es un fuerte contaminante del espacio aéreo, el agua y el suelo, y enferma a la población que lo respira, de alergias bronquiales y garganta, entre otras. La contaminación del espacio aéreo está en la Argentina prohibido por la Ley Nacional N.º 20284 y N.º 5100 de la provincia de Mendoza, Argentina. Pero no se cumple.

Vistas la formación y precipitación del granizo de la forma planteada surgen numerosas posibilidades de generar las precipitaciones antes que las tormentas ingresen a las áreas de cultivos, por muchas y diferentes formas.

La creencia de que por la fricción de partículas de hielo dentro de los cúmulos nimbos pueden originar las grandes magnitudes de cargas eléctricas que generan los rayos ha quedado descartada, a partir de que se comprobaron en numerosas oportunidades que nubes convectivas en las que no existía hielo producían relámpagos, por lo que la ionización por las interacciones y la altísima conductibilidad eléctrica de los plasmas son la única respuesta.

Analizando el comportamiento de los pararrayos de los edificios y torres muy altas y de los contadores de rayos de las grandes líneas de transmisión eléctricas y el canal de conducción de rayos y los sucesivos rebotes, que se han podido contar hasta 42 cambios de dirección y polarización en los rayos, iniciamos la construcción de pararrayos aéreos de diferentes tipos, entre ellos construimos (trepa aires), barriletes de ascenso casi vertical que superan los 1200 m de altura, que remontados mediante alambres de acero, tipo cuerdas de piano, monitoreados con un mecanismo de descargas estáticas y ubicados en el corredor de ingreso de las tormentas, anclados con puestas a tierra, procuran interceptarlas y descargar rayos.

Estos trepa aires en principio son atraídos por las tormentas hasta que inician si están las condiciones; un rayo al que generalmente lo acompañan precipitaciones. Hemos remontado varios modelos que pueden verse en las fotografías de este trabajo, el resultado es alentador. Los trepa aires son destruidos en su mayoría por la caída de los rayos, pero sirven para iniciarlo, son muy económicos de fabricar, lo que nos ha permitido afrontar la destrucción de muchos, y obtener resultados positivos.

Otro método que se utilizó por 1950 fueron las bombas de estruendo, que los agricultores lanzaban en forma masiva. En realidad la parte más positiva de esto era la estela conductora o puente de gases, carbón y plasma incandescente de la combustión de los cohetes entre nubes y tierra, que posibilitaban un canal para iniciar las descargas eléctricas y los rayos, que por generar un cátodo caliente activan una generación de electrones por avalancha muy importante capaces de producir las descargas. En realidad, tal como se hacía en Mendoza, Argentina, el método tiene una base científica y los resultados de la información obtenida eran satisfactorios para los agricultores, pues posibilitaban rayos a tierra. El técnico Pedro Cuenca, fabricante de lanzaderas para bombas antigranizo de San Rafael, Mendoza, nos comenta que se ponían las lanzaderas a tierra porque los rayos se venían por la estela que dejaban los cohetes, generando mucho riesgo y que en las veces que a él le ocurrió esto, siempre precipitó. Comenta internet que en festejos patrios en Venezuela en día de tormenta se juntaban rayos con los fuegos de artificios de los festejos y producían grandes destellos y explosiones. En las normas que rigen los lanzamientos de cohetes deportivos, prohíben el lanzamiento de estos con tormentas porque los rayos se vienen por la estela de los materiales en combustión y llegan a la cabina de lanzamiento a través del hilo eléctrico detonador. Así surgen muchísimas posibilidades de hacer pararrayos aéreos con cañas voladoras o cohetes creando un canal conductor incandescente hacia la nube, con un chorro de electrones que desde el potencial (cátodo) se aceleran hacia zonas de potencial positivo (ánodos) y con gran velocidad impactan con las moléculas de gases dando lugar cada impacto a 3 iones gaseosos y 4 electrones libres, que exponencialmente se multiplican por millones y si la tormenta lo demanda descargarán en una avalancha de electrones, formando un canal conductor para el rayo y posteriores precipitaciones. En la Universidad de Nueva México es habitual lanzar anualmente hacia la tormenta un cohete con un largo cable de lastre conectado a tierra para producir grandes rayos y precipitaciones. En Ciencias de bolsillo: rayos, truenos y relámpagos, muestran un video espectacular.

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