Buch lesen: «Legendman»

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LEGENDMAN

Guido Santiago Salguero

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ISBN 978-987-8492-03-2

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Salguero, Guido Santiago

Legendman / Guido Santiago Salguero. - 1a ed - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Tercero en Discordia, 2021.

Libro digital, EPUB

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ISBN 978-987-8492-03-2

1. Narrativa Argentina. 2. Literatura Juvenil. I. Título.

CDD A863.9283

Todos conocemos la historia de Dios: él reencarnó en Jesús para saber lo que se siente ser humano. Él cargó la cruz por nosotros, usó la corona de espinas por nosotros, sufrió por nosotros, fue crucificado por nosotros y, finalmente, murió por nosotros.

¿Alguna vez se peguntaron qué pasaría si Dios decidiera reencarnar otra vez en nuestro tiempo actual? Pero, esta vez, como algo impensable, algo imposible... un superhéroe.

En un hospital cualquiera de Buenos Aires, Argentina, una bella pareja observó a su hijo recién nacido, un bebé con la cara de un ángel. Por eso, decidieron llamarlo Benjamín Bruno Justice.

En el mismo hospital, pero en diferente habitación, una pareja de mafiosos también celebró la llegada de su hijo recién nacido, un bebé que, a pesar de verse inocente y bueno, era un demonio en su interior. Sus padres decidieron llamarlo Malcolm Macrovio Injustice.

Ambos crecieron en el mismo barrio, fueron a la misma escuela y a la misma universidad. En todo ese tiempo, nunca se llevaron bien. Ben (como le decían sus amigos y padres) era bondadoso, generoso, gracioso, honesto, leal, amistoso, valiente, compasivo y confiable. Pero Mal (como le decían sus seguidores) era grosero, avaro, lunático, mentiroso, traicionero, manipulador, cobarde, cruel y pervertido.

En la universidad, Ben y Mal cumplieron los veinticinco años, y todos les prepararon grandes regalos.

En la fiesta de Ben, estaban todos sus amigos, sus padres y la chica de sus sueños, Bianca. Ella tenía cabello negro largo, ojos azules y lucía un vestido azul celeste. Ambos bailaban como una pareja de cuento de hadas, y Ben comprendió que era hora de decirle lo que sentía.

—Atención, por favor. Quiero agradecer a todos por haber venido, son los mejores amigos que un chico podría pedir. —Todos quedaron conmovidos por sus palabras—. Pero eso no es todo —dijo mientras se ponía de rodillas y agarraba la mano de Bianca con suavidad y ternura. Esto la sorprendió y conmovió al punto de ruborizarse—. Bianca, nos conocemos desde que éramos pequeños y fuimos a las mismas escuela y universidad, y en todo ese tiempo te he considerado una amiga. Pero luego empecé a mirarte de una forma diferente, hasta el punto de que, cuando te veía, mi corazón latía a mil por hora. Bianca Gómez, ¿querés ser mi novia? —preguntó con una honestidad y una ternura incomparables y una mirada tan tierna que tocó el corazón de Bianca, la conmovió y la hizo lagrimear.

—¡Sí, sí, sí! ¡Acepto! —dijo Bianca entre lágrimas de felicidad.

Ben también lloraba, aunque no debía, pues era un hombre. Todos aplaudían felices, y algunos entre lágrimas, en especial los padres.

Ben se levantó del suelo, tomó a Bianca de la cintura y ambos se besaron por primera vez.

Al mismo tiempo, en la mansión del malvado Mal, se encontraban todos sus seguidores y la única chica que le interesó, Mallory, con su cabello rubio, sus ojos marrones y su vestido rojo.

—¡Atención, banda de idiotas! —gritó burlándose de todos, quienes lo escucharon y miraron con sonrisas malvadas—. Quiero agradecerles, boludos de mierda, por organizar esta fiesta de cumpleaños mierdera para mí. ¡Son, sin lugar a dudas, los mejores seguidores y secuaces que un mafioso pudiera pedir! —dijo mientras alzaba una botella de cerveza con energía. Todos los invitados gritaron con fuerza por las jodas de su líder—. Y, ahora, el momento que tanto he esperado. —Se hizo silencio cuando se agachó y tomó las manos de Mallory con cuidado. Eso la sonrojó—. Mallory, sé que solo nos conocemos desde hace unas semanas, pero, nena, sos la bruja más sexy que he conocido en mi vida —declaró con tono pervertido y lascivo. Pero a ella le encantaba, pues era una prostituta—. Mallory Delgado, ¿querés ser mi novia y gobernar este mierdero mundo junto a mí? —le preguntó con una mirada llena de lujuria, la cual a ella le encantaba.

—Sí, mi dulce diablillo del amor —le respondió mientras él se levantaba, para luego besarse como dos personas en celo.

Al día siguiente, y con veinticinco años recién cumplidos, ambos escucharon una voz en su cabeza; claro que las voces eran de diferentes personas.

Ben, mentalmente, se sintió en lo más alto del cielo, y ahí vio al Todopoderoso.

—¿Quién sos vos? —preguntó asustado.

—Tranquilo, Ben, no te haré daño —respondió Dios con una voz que hacía eco en todas partes, mientras destellaba una luz celestial detrás de él.

—¿Cómo sabés mi nombre? —cuestionó sorprendido.

—Siempre te he visto, Ben, como a todos los que viven en la tierra, y he escuchado sus plegarias —dijo tranquilo y de forma paternal.

—Sos... Dios —dijo maravillado de conocer en persona al creador de todo lo bueno en el universo.

—Exacto.

—Pero ¿qué quiere el todopoderoso y benevolente Dios de un simple mortal como yo? —preguntó haciendo una reverencia de respeto hacia él.

—Vos conocés mi historia, de cómo reencarné en Jesús, sufrí y morí por ustedes.

—Sí —respondió, entendiendo dónde iba todo esto.

—Pues se me ocurrió reencarnar en la actualidad, pero como un superhéroe, y elegí al indicado para eso: a vos, Ben —reveló Dios con un aire de seguridad.

—¿A mí? —murmuró Ben ilusionado.

—Sí. De todas las personas que viven en la tierra, vos sos el más benevolente; te preocupás por otros antes que por vos mismo, ya sea rico o pobre, viva en la calle o en la prisión; incluso de los animales… te preocupás por todos —dijo con un tono tan paternal que evidenciaba que no quería obligarlo a tomar la decisión.

—Exacto, yo solo quiero un mundo donde todos podamos vivir en paz —manifestó Ben con decisión en sus palabras.

—Pues la elección está hecha, te transferiré mis poderes a vos, podrás hacer lo que sea, siempre y cuando jures que jamás los usarás para el mal —expresó Dios acercando su mano a Ben.

—Lo juro —afirmó Ben tomando la mano de Dios.

—Pero, antes de empezar, necesitarás un nombre de héroe si querés pasar desapercibido. Vos lo podés elegir.

Ben pensó en un nombre para él como héroe, y de pronto se le ocurrió.

—Pues, como sos la leyenda más conocida y antigua de todo el planeta, mi nombre de héroe será Legendman —anunció pronunciando su nuevo nombre con determinación.

—Entonces, te deseo la mejor de las suertes, Legendman.

Dios transfirió sus poderes a Ben, que los recibió con una sensación cálida y agradable.

Después de un rato, Ben se despertó pensando que había sido un sueño, pero, cuando chasqueó los dedos sin querer, una montaña apareció cerca del barrio, fuera de la ciudad. Todo el mundo se sorprendió, al igual que él, que pronto se pondría a entrenar.

Minutos antes, justo cuando a Ben le daban sus poderes, Mal, en su mente, veía que estaba en un lugar horrible con fuego en todas partes, murciélagos y personas con alas de murciélago, o sea, demonios. Fue llevado a toda velocidad y con mucha brusquedad a la cima de una montaña y, aunque no salió herido, se llevó un buen susto. Sentado en su trono de huesos y cráneos, con dos hermosas mujeres demonio a su lado, estaba él, la encarnación de todo lo oscuro y maligno de este mundo.

—¿Se puede saber quién sos vos? —preguntó Mal con calma, pero demandando respuestas de inmediato.

—Mal, ¿nunca fuiste a la escuela para saber quién soy? —respondió Satán con arrogancia e ironía en su voz.

—¡¿Te estás burlando de mí?! —Mal estaba furioso.

—Sí... No... Tal vez —dijo, y lo hizo enojar aún más.

—¡Basta! ¡Vas a decirme quién putas madres sos en este instante! —dijo Mal con una ira sin límites.

—Ok, ok —concedió Satán. Luego se levantó de su trono y mandó a sus sirvientas a descansar—. Yo soy... el ángel caído —afirmó con voz calmada, pero que emanaba maldad.

—Lucifer —murmuró Malcom, con impresión por saber quién era.

—Ahora y para siempre, soy Satán, el origen de todo lo maligno de este mundo —afirmó presumiendo de sus cualidades.

—¿Y qué quiere el señor del infierno de mí? —preguntó Mal sin entender.

—Sos el humano más malvado que he visto; por fuera parecerás inocente, pero por dentro sos igual que yo. Solo querés hacer miserables a todos los que te rodean, ¿o no? —dijo tentándolo con la verdad.

—Sin duda alguna.

—Y por eso es que decidí copiarme de la idea de Dios bondadocito, de reencarnar en un mortal y hacer que él cumpla mi voluntad de consumir el mundo en eterna miseria y desesperanza —afirmó Satán mientras se acercaba a Mal.

—¿Dios decidió reencarnar otra vez? ¿Y quién es este elegido?

—No te diré, porque sería spoiler, y no sería divertido. Como sea, solo quiero que aceptes ser mi reencarnación, y yo te daré aquello que has añorado más que nada en toda tu vida de todo el infinito universo: poder omnipotente —le susurró al oído con malicia, mientras que Mal sonreía de forma maligna.

—Hecho —respondió sin dudarlo.

—Entonces, lo único que tenés que hacer ahora es estrechar mi mano. —Ambos extendiendo su mano, pero Satán se detuvo y dijo—: Pero esperá...

—¿Ahora qué mierda pasa?

—Necesitás un nombre de villano si querés que el mundo te recuerde —explicó Satán—. La reencarnación del señor todopoderoso eligió el nombre de Legendman, ahora elegí el tuyo.

—Pues, entonces, seré su versión malvada, mi nombre será... Nega LM.

—¿Y qué significa eso?

—Nega es la abreviatura de negative, que significa ‘negativo’ en inglés, y LM son las iniciales de Legendman; o sea, que la versión larga sería Negative Legendman, y la versión corta Nega.

—Muy listo. —Satán reconoció la creatividad del chico—. Muy bien, Nega, ¿listo para cerrar el trato? —preguntó estirando su mano hacia él.

—Sin duda alguna, dame esos cinco, loco —dijo Mal estrechando la mano del diablo, y todos los poderes de él fueron traspasados a Mal de una forma brusca y ardiente, como si Mal estuviera prendido fuego por dentro.

Después despertó y, cuando lo hizo, pensó que era un estúpido sueño por haber bebido demasiada cerveza. Pero luego vio una montaña aparecer de la nada en el barrio. Se sorprendió. Se dio cuenta de que había sido la reencarnación de Dios quien había hecho eso sin querer, así que se concentró en su dedo índice, y una esferita del tamaño de una hormiga apareció flotando sobre su dedo. La lanzó desde la ventana de su edificio hacia la montaña. La esfera, apenas tocó la montaña, la hizo explotar en mil pedazos. Todo el mundo se horrorizó, pero Mal sonreía con maldad e impresión por lo que había hecho. El ya sabía cómo controlar su poder, pero necesitaría aliados. Con su visión omnipresente, encontrar aliados sería pan comido.

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