Transformate en el dueño de tus finanzas

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Transformate en el dueño de tus finanzas
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Torres, Franco Ezequiel

Transformate en el dueño de tus finanzas / Franco Ezequiel Torres. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2020.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: online

ISBN 978-987-87-0833-1

1. Finanzas. I. Título.

CDD 332.024

Editorial Autores de Argentina

www.autoresdeargentina.com

Mail: info@autoresdeargentina.com

Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723

Impreso en Argentina – Printed in Argentina

Quiero dedicar esta obra a mis padres que, a su modo, nunca me

educaron en una burbuja haciéndome creer que la vida es fácil y sencilla.

A mi equipo de trabajo que día a día deposita la confianza en mi visión

para seguir trabajando en este proyecto empresarial.

A mis amigos, que tras conocer en detalle mi historia de vida,

me animaron a escribir este libro.

Y por último va dedicada a usted, apreciado lector,

que de cierto modo eres quien le da sentido a estos escritos.

INTRODUCCIÓN

¡Vivimos dormidos!, llegó la hora de despertar y tomar conciencia de que si tu trabajo, autoempleo o emprendimiento es tu única fuente de ingresos, estás a un solo paso de la pobreza financiera.

Por más alto que creas que son tus ingresos, si solo provienen de una fuente, tienes dos opciones:

1. Comenzar a invertir y diversificar tus fuentes de ingresos para evitar la bancarrota.

2. (Si crees en los santos) ponles todas las velitas que puedas y rézale todas las noches a esa fuente de ingresos para que nunca te falte.

El consejo del sistema

“Ve a la escuela, gradúate y así conseguirás un buen empleo, forma una hermosa familia y trabaja hasta tu edad de retiro”.

Este consejo seguro te resulta conocido, ya que se repite por generación en generación, de familia a familia en cualquier parte del mundo. Pero… Lo que en realidad te quieren decir es lo siguiente:

“Ve a la escuela, saca buenas calificaciones, así eres aceptado por la universidad, sacrifica tus mejores años estudiando una carrera y así luego, cuando ya hayas gastado 18 años (o más) en tus estudios, estarás muy bien formado para ser un buen empleado dependiente. Luego consigue una pareja y ten hijos por favor, así de esta manera tú tendrás la mente lo suficientemente ocupada/agotada como para darte cuenta de la prisión en que vives. Trabaja duro en tu empleo y tu recompensa será un salario a fin de mes que ni siquiera te pertenece porque el salario hoy está, pero mañana no sabemos”. Posdata: no te olvides de ser agradecido con esas limosnas porque por lo menos tienes trabajo.

Este consejo es el significado de éxito que cabe en la cabeza de una persona pobre. ¿Obtener un título? Con un poco de disciplina, si honestamente te apasiona lo que vas a estudiar, sin dudas vas a alcanzar ese objetivo, pero ese no puede ser tu propósito de vida. ¿Conseguir un empleo? ¿Formar una familia? Estas cosas son muy fáciles de conseguir. Si no tiene ningún problema de salud puntual, cualquier persona promedio es capaz de conseguirlo. Tus sueños no pueden ser promedios, solo tenemos una oportunidad en esta vida para perseguir sueños promedios. Mi significado de éxito es trascender, lograr crear algo, aprovechar el efímero tiempo en la vida para dejar una marca en el mundo, convertir realmente tu vida en una fuente de inspiración para que muchas personas se beneficien de eso y logren desarrollar su mejor versión. Para poder lograr eso, no puedes ser una persona promedio, tienes que ser alguien extraordinario.

Si simplemente aceptas el consejo que te da una persona promedio sobre el éxito y si lo cumples a rajatabla, estarás construyendo tu propia prisión. Trabajarás por más de 40 años pagando los más altos impuestos, dependiendo de una sola fuente de ingresos y tu única esperanza para salir de esa cárcel será la jubilación. Lamento informarte que, cuando ese momento llegue, te darás cuenta de que tus energías están agotadas, tus ingresos son miserables, comenzarás a tener más tiempo libre, por lo que ahora sí podrás pensar, despertar y darte cuenta de que fuiste engañado, que realmente ese consejo que aceptaste sin cuestionar en tu inocente adolescencia hizo que no pudieras explotar al máximo tus capacidades. Viviste engañado y sin poder disfrutar al máximo de todas las hermosas aventuras y experiencias que tiene este mundo para que logres explorarlo. Cuando llegues a jubilado, con una lágrima en los ojos, pensarás en todo el tiempo perdido, te preguntarás: ¿en qué gasté mi vida? Porque sin lugar a dudas trabajaste durísimo, pero sin construir absolutamente nada porque hay una gran diferencia entre trabajar duro y trabajar duro con un sentido. En ese preciso momento en el que dispongas de más tiempo para filosofar contigo mismo, te darás cuenta de que regalaste todo tu esfuerzo y los mejores años de tu vida a cambio de una limosna estatal llamada jubilación. No puedes hacer nada al respecto porque no existe segunda oportunidad. Como dice el filósofo Michel de Montaigne, “nos enseñan a vivir cuando la vida ya ha pasado”.

No estoy en contra de formar una familia o de obtener un título universitario, pero soy un convencido de que vinimos a este mundo con un propósito mucho más importante que solo trabajar, pagar impuestos, formar una familia y gastar 5/6 días de la semana para otros y así poder tener “libertad” un solo día de la semana para nosotros (el famoso y tan anhelado franco). Sin lugar a dudas ese es el peor negocio que puedes hacer con tu vida, cambiar 6 días de tu semana, ¿a cambio de qué? ¿Qué estamos obteniendo como resultado? Yo vivía atrapado en ese sistema, pero por perseverancia y curiosidad pude salir, por lo que no puedo quedarme callado y ver cómo millones de personas viven dormidas y atrapadas en ese infierno. Esa es mi principal motivación en invertir mi tiempo en hacer este libro. Somos libres y además los únicos seres vivos del planeta que hasta cierto punto podemos darle un sentido a nuestra vida.

Imaginemos un día normal de una persona promedio. Arrancaría su día más cansado de lo que estaba la noche anterior con un horrible despertador que lo obliga a salir de la cama entre las 6:00 y 7:00 a. m. para ir a un trabajo el cual realmente no disfruta ni le apasiona, pero sus ingresos dependen de él. Ahí comienza una negociación interna para ver si vale la pena despertarse a desayunar o utilizar esos 25 minutos para dormir un poquito más y generalmente opta por la segunda opción y en consecuencia termina desayunando cualquier basura durante la mañana. Esa persona se dirige hacia su trabajo imaginando la increíble siesta que se dormiría al regresar a su casa cuando logre salir del trabajo. Lamentablemente al salir de su trabajo lo espera un interminable tráfico de regreso hasta que por fin, luego de una agotadora jornada, regresa a su casa. Come lo primero que encuentra, ya que se encuentra agotado para cocinar algo saludable, y luego da un salto a la cama para descansar unas horitas. Al levantarse de su siesta llega la hora de unos mates o un café mientras piensa cómo poder cumplir con las cuentas impagas. Luego realiza unos cuantos quehaceres del hogar, hasta que se hace la hora de la cena mientras se intoxica con el noticiero. Luego se dirige a la cama para ver televisión/Netflix hasta quedar dormido. Y así repetir ese día sucesivamente 6 veces hasta que llegue su día libre y poder celebrarlo emborrachándose con sus amigos. Y así repetir esa semana hasta la edad de su jubilación.

Este ejemplo es tan real que duele y hasta incluso nos hace formular inconscientemente la bendita pregunta: ¿qué estamos construyendo? Una persona que vive una vida así o parecida carece de la motivación para cuidar lo que realmente importa que es nuestra salud tanto física como mental y disfrutar de nuestra familia. La persona promedio no cuida su alimentación, no entrena su cuerpo, no entrena su mente con educación, no persigue un objetivo claro y vive atrapado en una vida miserable, ¿a cambio de qué? ¿Por qué una persona es capaz de adoptar esos hábitos destructivos? ¿Por qué una persona repite esa secuencia de días hasta la edad de su jubilación? No logro entender esas actitudes porque a cambio no obtienen ninguna recompensa, ni siquiera poseen el dinero suficiente para tomar un avión hacia el país más limítrofe y poder disfrutar de una aventura. Quizás parezca exagerado el ejemplo, pero es real, muchas personas viven atrapadas en esta burbuja y no se lo merecen. El objetivo de este libro es brindar herramientas y conocimiento a todas las personas que quisieran de una vez comenzar a ser las dueñas de su vida. Inicie este libro con la afirmación: ¡vivimos dormidos! Pero tranquilos, llego la hora del despertar.

Tengo una teoría muy íntima y personal que siempre da vuelta inevitablemente en mi cabeza. Puede sonar a conspiración o locuras mías simplemente, pero cada vez la creo más posible y es la siguiente. En el sistema educativo no nos enseñan nada de educación financiera para mantenernos esclavos y dependientes al dinero trabajando duro por él, y tampoco nos enseñan nada de educación sexual. ¿Será para que caigamos en la trampa de tener hijos a edades tempranas, mantenernos mentalmente muy agotados y así aumentar el número de probabilidades de que permanezcamos dormidos sin cuestionar nada hasta nuestro retiro? No estoy en contra de formar una familia ni de tener hijos, repito, simplemente mi mente está configurada para cuestionar absolutamente todo y esto es simplemente una observación personal, conclusiones que se afianzan cada vez más en mi mente cuando veo que a los meses de nacer un nuevo bebé los padres se separan, ya que en realidad no se amaban y ahora se encuentran completamente amarrados. También cuando veo que mi mamá, hermanos, tíos, familiares y amigos que siguieron el tradicional consejo de ir al colegio, conseguir un empleo, y muchos de ellos con un título universitario, se encuentran literalmente sufriendo por la llegada de un nuevo mes y que ingrese urgentemente su nuevo cheque de salario.

 

Cuando una persona no sabe absolutamente nada sobre finanzas, termina vendiendo su tiempo a muy bajo precio a quienes sí saben sobre finanzas, para poder obtener un salario.

Tener educación financiera cada vez se vuelve más indispensable en un mundo donde la tecnología avanza a pasos agigantados destruyendo los trabajos físicos, reemplazándolos por trabajos de inteligencia.

Jack Ma, fundador de Alibaba y uno de los hombres más ricos de la tierra, cree que los robots destruirán en la siguiente década más de 800 millones de empleos. Si tienes la suerte (o mala suerte) de no perder tu trabajo en la siguiente década, si hay algo de lo que no podrás salvarte es de la ley económica de oferta y demanda. Los salarios seguirán bajando, ya que cada vez habrá más gente buscando menos empleos.

La educación financiera debe ir acompañada de una mentalidad filosófica que cuestione todo lo que ve y escucha en un mundo lleno de falacias sobre el dinero. En este mundo todas las personas creen poseer la verdad y con sus mejores intenciones intentan ayudarte. Tus padres y personas cercanas cuando te dan el consejo de “gradúate y consigue un buen empleo”, sin dudas están diciéndolo con la mejor intención, creyendo que te están ayudando, y es ahí cuando más debes refugiarte en tu mente rica y filosófica para distinguir entre un buen consejo o un mal consejo.

Si no aprendes a cuestionar lo que ves, lees o escuchas puedes pagar muy caro el precio. Al igual que el jubilado que siguió al pie de la letra los consejos y le robaron los mejores años de su vida.

A lo largo de todo este libro voy a tratar de dar lo mejor de mí, transmitir mi experiencia y conocimientos, pero quiero pedirte, querido lector, que no lo tomes como una verdad absoluta, tómate el tiempo cada vez que lo necesites de detener la lectura y cuestionar con tu mente filosófica lo leído. No quiero que las personas piensen como yo, simplemente quiero que piensen.

El objetivo principal de este libro es desarrollar tu mente crítica, y el segundo objetivo es brindarte las herramientas para que puedas salir de la prisión a la que te han sometido y también, si eres emprendedor o dueño de negocio pequeño, para que puedas llevar tu negocio a tu próximo nivel.

Wallace Wattles, en su libro La ciencia de hacerse rico, explica la existencia de una ley natural que rige en el planeta Tierra que nos dice que a iguales causas se producen los mismos efectos. Por lo que, trasladado al mundo de las finanzas, si una persona adopta los mismos hábitos que tuvieron y tienen las personas a las que les va bien financieramente hablando (siempre hablando de una riqueza legítima) sin lugar a dudas van a obtener los mismos resultados.

PREFACIO

Era un día más de clases y, como todo lunes, la maestra del primer grado acostumbraba a pedirles a algunos de sus alumnos que pasaran al frente del salón a contar qué habían hecho durante el fin de semana. Los niños debían presentarse con su nombre al comenzar el relato y luego contar su historia, a menudo solían contar que habían dado un paseo en el parque con sus padres, andado en bicicleta, habían tomado un helado, jugado a la pelota o simplemente se la pasaron en casa viendo dibujitos o jugando con sus juguetes. Eran buenas oportunidades para integrar a los alumnos al grupo, ayudarles a romper la timidez de hablar en grupo y de conocer un poco más sobre ellos. Cada niño ansiaba ser elegido y cuando la maestra lanzaba la típica pregunta: ¿quién quiere pasar al frente? Todos juntos levantábamos la mano, moríamos de ganas de ser elegido, quizás no necesariamente porque quisiéramos contar nuestra historia, sino más bien por el querer tener algo de atención o simplemente por el hecho de que ser elegido entre la multitud se disfrutaba como un premio, supongo. Entre tanto barullo y griterío de “Yo, yo, seño, yo, porfa, yo”, ese día fui uno de los seleccionados para pasar al frente. Tengo el recuerdo de estar solo parado al frente del salón, todos mis compañeros en sus asientos se encontraban expectantes, brindándome su atención, era mi momento.

“Hola, mi nombre es Franco Torres y el fin de semana me fui con mi papá a juntar cartones y diarios por la basura, y luego lo acompañé a venderlos, hicimos una larga fila, entonces mi papá me regaló una gaseosa”.

Algunos compañeros comenzaron a reírse, la maestra, como autoridad del grupo, ordenó el silencio y yo me senté en mi banco sin entender mucho lo que pasaba. Mi turno había finalizado y ahora comenzaba otro compañero a contar su historia.

Mientras regresaba a mi casa con mi mamá luego de clases, ella me hizo la típica pregunta de todos los días. “Hola, hijo. ¿Cómo te fue en clases?”. Y yo, todavía sin comprender mucho debido a la inocencia típica de la niñez, le conté emocionado que por fin la maestra me había elegido y me habían hecho pasar al frente. Luego le dije lo que había pasado y su respuesta fue “Ay, Franco, cómo vas a contar eso”, frunciendo su cara como de vergüenza y enojo al mismo tiempo. Ella no estaba enojada conmigo, se enojó con mi padre por lo que me había hecho pasar, entonces cuando llegamos a casa comenzó una nueva discusión entre ellos. (Estas escenas de peleas parecen simples, pero producen una gran marca en los niños). Otra vez mis padres peleando y esta vez por mi culpa. Para aquel niño lo que había contado en el salón de clases era algo habitual y no entendía el porqué de las risas, el porqué de la discusión de mis padres. ¿Qué había hecho de malo? No lo sabía. Apenas tenía 6 años.

Nací en una familia grande, se podría decir. Convivíamos en un pequeño departamento que contaba con una sola habitación donde dormíamos los 7 integrantes de mi familia, 5 hermanos, mamá y papá. Por suerte contábamos con ese departamento que heredó mi papá gracias a mi abuelo, al cual, lástima, nunca pude conocer porque, cuando él falleció, yo ni siquiera existía. Mis familiares me dieron muy buenos comentarios sobre mi abuelo, era una persona inteligente que sabía sobre inversiones en bienes raíces y a lo largo de su vida logró hacerse de varios inmuebles a los que rentaba. Luego de su muerte, su mujer se encargó de mal administrarlos y perderlos a todos. (Historia que se repite siempre cada vez que la riqueza llega a manos de personas que no tienen desarrollada la mentalidad financiera).

¡ABUELO, ANTES QUE EL DEPARTAMENTO, LE TENDRÍAS QUE HABER HEREDADO A MI PAPÁ ALGÚN CONOCIMIENTO SOBRE BIENES RAÍCES! Ja, ja.

Soy el hijo número 4 contando de mayor a menor, y según me cuentan mis tres hermanos mayores, antes que yo tuviera edad madura, vivíamos muy bien. Mi padre tenía un muy buen trabajo en la empresa privada que provee agua a toda mi provincia llamada Aguas Cordobesas. Mi mamá por su parte siempre trabajó por su cuenta también, por lo que todo marchaba bien y no nos faltaba nada.

Pero la Argentina en 2001 entró en crisis, todas las empresas hicieron reducciones de personal y en julio de ese año mi padre también perdió su puesto de trabajo, y quedó desempleado a sus 37 años y sin saber nada sobre educación financiera. Debido a la crisis y su edad, nunca más pudo conseguir un trabajo fijo. Pasamos de la “estabilidad económica” a la pobreza de un día al otro.

En ese momento yo apenas tenía 4 años. Por lo que, desde que tengo uso de razón, fui pobre financieramente hablando. En esa situación mis padres creían que la solución nos la iba a dar la escuela y nos aconsejaban estudiar, para así conseguir un buen empleo. Sin embargo, mi padre consiguió un buen empleo y eso no evito que cayéramos en bancarrota.

Si bien ir a la escuela obviamente es importante, no quiere decir que sea la solución a la pobreza. El mundo está lleno de eruditos pobres (si no observen la situación en Cuba). Por más estudios o títulos que tengas, si tu única forma de conseguir ingresos es que un tercero allá afuera lleve adelante una idea exitosa de emprendimiento y que luego te dé un empleo siempre tu economía va a pender de un hilo porque el trabajo hoy está, pero mañana no sabemos y no depende de ti. Si vives en la Argentina o Sudamérica en general, que son economías vulnerables históricamente a constantes recesiones y crisis, ser dueño de tu propia economía debe ser una prioridad en tu vida, incluso más importante que graduarte, conseguir cientos de diplomas o formar una familia.

Tu prioridad número 1 debe ser convertirte en el dueño de tu propia economía y tu prioridad número 2 debe ser asegurarte que nunca, pero nunca, olvides la prioridad número 1

Priorizar tu economía no es ser materialista, es ser inteligente. Priorizar tu economía no es aprovecharse de los demás ni mucho menos, al contrario, es crecer ayudando a los demás. Tus ingresos crecerán en relación con cuántas personas ayudes a crecer o avanzar al siguiente nivel.

Tener tranquilidad económica sabiendo que tus ingresos provienen de fuentes distintas y que todas te pertenecen es impagable. Está tranquilidad difícilmente la podrá tener un empleado si no desarrolla la capacidad y conocimientos de saber generar ingresos de otra manera. Por más alto que creas que es tu salario, debes saber generar riqueza por tus propios medios, si no, simplemente tu situación financiera será una bomba de tiempo. Por eso existen muchos casos de deportistas, artistas, políticos, etc., que eran empleados muy bien pagos, ganaban fortunas y sin embargo, cuando se retiraron o fueron despedidos, terminaron fundidos. Esto se debe a que la riqueza no se mide con cuánto tienes en tu cuenta bancaria, se mide con cuánto tienes en tu mente y qué haces con lo que te toca. Me gusta pensar que la vida es un juego que nos tira las cartas, y tú debes jugar con ellas tal y cual como están. Te puede gustar o no lo que te tocó, pero no puedes cambiarlas. Simplemente tienes que aceptarlas y jugar. Yo no elegí ser pobre, pero simplemente tomé mis cartas como eran y me lancé a jugar a esta difícil pero divertida aventura llamada vida.

TRANSFÓRMATE EN EL DUEÑO DE TUS FINANZAS

Sin dudas uno de los máximos sueños de los empleados es llegar un día a su trabajo y decir: ¡RENUNCIO! Ya no necesito este puesto porque mi negocio me genera mejores ingresos. Imaginan día tras día ese momento y cómo sería su estilo de vida. Tratan de soñar e imaginar en esa posibilidad de negocio que los hará poseer su libertad, sueñan con cómo armarían su local comercial, cómo venderían al público y tratarían a sus clientes / empleados, sueñan con los lugares que visitarían cuando logren elevar sus ingresos, viajes, autos, playa, dinero, pero lo más importante, ¡LIBERTAD! Sueñan con todo eso, pero el problema está en que, casi sin darse cuenta, se van los años y solo se la pasaron soñando.

Esta es una verdadera guía financiera para poder lograr ese sueño sin que sigan corriendo los años. Leí muchísimos libros de educación financiera, de magnates millonarios que cuentan los grandes negocios que ellos hacen. Compran edificios gigantescos, hoteles lujosos, campos de golf, terrenos, empresas, etc., que sin lugar a dudas me sirvieron para tener un objetivo en grande, pero siento que esos libros están incompletos o apuntados para un determinado sector, ya que carecen de la información para comenzar a dar los primeros pasos.

En este libro revelo muchas intimidades personales que nadie sabe, pero que guardo siempre en mi mente para no olvidar de dónde vengo. Pero sobre todo cuento cómo hice paso a paso para poder renunciar a una vida que no me gustaba y transformarla en una de mejor calidad y abundancia.

También cuento cómo logré abrir mi primer negocio paso a paso y luego seguir abriendo nuevas sucursales, prácticamente poniendo nada de dinero de mis bolsillos.

 

Mi historia de vida es corta porque todavía soy muy joven, pero es muy rica en enseñanzas que espero que te sirvan. Una gran historia de superación personal, pero no la cuento con el fin de alimentar mi ego ni mucho menos jactarme de ello. Cada párrafo que escribí lo hice buscando siempre empatizar con el lector para empoderarlo a ser el dueño de su vida, buscando constantemente desarrollar su mejor versión y animarlo a creer que SÍ SE PUEDE. Me da muchísima tristeza e impotencia cruzarme con muchas personas apagadas que han perdido todo tipo de esperanza en salir adelante, en poder vivir un poco mejor, sin ánimos y carentes de sueños.

Sin más que agregar, te invito, querido lector, a quedarte en una increíble y atrapante lectura.

Atentamente, Franco Torres

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