Mundo 4.0 - El futuro de la sociedad tecnológica

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Mundo 4.0

El futuro de la sociedad tecnológica

Primera edición, 2022

© 2022 Francisco Yáñez Brea

© MARCOMBO, S.L. 2022

www.marcombo.com

Diseño de la cubierta: ENEDENÚ DISEÑO GRÁFICO

Maquetación: D. Márquez

Correctores: Mónica Muñoz y Haizea Beitia

Revisión técnica: Rubén Beiroa

Directora de producción: M.ª Rosa Castillo

Producción del ePub: booqlab

«Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a Cedro (Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra».

ISBN: 978-84-267-3405-1


ÍNDICE GENERAL

PRÓLOGO

CAPÍTULO 1. TECNOLOGÍAS DISRUPTIVAS

1.1 El impacto del 5G en la sociedad

1.2 Cómo nos afectará la inteligencia artificial

1.3 Un nuevo mundo visto con realidad aumentada

1.4 Blockchain: confianza digital

1.5 Nanotecnología: la tecnología invisible

CAPÍTULO 2. EL INTERNET DE TODO

2.1 La conexión inteligente de personas, procesos, datos y cosas (IoT)

2.2 Gemelo digital: el mundo ciberfísico

CAPÍTULO 3. ECONOMÍA 4.0

3.1 El trabajo del futuro y el futuro del trabajo

3.2 Tecnología, ¿enemiga o aliada?

3.3 Industria 4.0: la nueva generación de fábricas

3.4 Microchips, el nuevo petróleo

3.5 Digitalización, la clave para las pymes

3.6 ¿Y cómo lograremos el pleno empleo?

CAPÍTULO 4. EDUCACIÓN

4.1 El futuro de las escuelas en un mundo digital

4.2 Lifelong learning: un aprendizaje continuo

CAPÍTULO 5. SOCIEDAD

5.1 Ciudades del futuro: digitales, saludables y sostenibles

5.2 Redes sociales

5.3 La transformación digital del deporte

5.4 E-sports: el deporte electrónico

5.5 Robotocracia: cuando los robots gobiernen la Tierra

CAPÍTULO 6. CIBERSEGURIDAD

6.1 Los riesgos de un mundo digital

6.2 El control de los datos personales en la red

CAPÍTULO 7. SALUD

7.1 Medicina 4.0: digitalizada, conectada y universal

7.2 Neurotecnología: los nuevos límites del cerebro

CAPÍTULO 8. MEDIOAMBIENTE

8.1 Energía 4.0. Tecnología al rescate del planeta Tierra

8.2 Agricultura del futuro: relato distópico

8.3 Basura electrónica: causas, consecuencias y opciones

CAPÍTULO 9. EL FUTURO DE LA HUMANIDAD

9.1 Robots o humanos, ¿quién dominará el futuro?

9.2 Un mundo tecnológico, pero también vulnerable

ACERCA DEL AUTOR

A mi mujer, Elena, y mis hijos, Marcos y Sara, porque ellos son el impulso y la inspiración que me motivan a perseguir siempre mi mejor versión.

La tecnología es genial, pero nunca reemplazará al amor.

PRÓLOGO

Hay personas que miran al futuro y ven un espacio lleno de posibilidades; otras personas, en cambio, sienten miedo ante la velocidad de vértigo del desarrollo tecnológico que puede cambiarlo todo de la noche a la mañana. La sociedad ha alcanzado una hiperconectividad global y un nivel de digitalización que derribará barreras y que, con toda seguridad, generará nuevas oportunidades para construir un mundo mejor. En este mismo momento, se están produciendo increíbles avances, de los cuales muchas veces no somos conscientes; innovaciones tecnológicas que no podremos parar y que resulta importante conocer para adaptarnos al futuro de una forma consciente, tranquila y proactiva. Es evidente que todo cambio de época tiene una parte de rupturismo con la anterior y de necesidad de adaptación, pues la primera respuesta suele ser una resistencia al cambio que nos impulsa a continuar aferrados a lo conocido, permaneciendo en nuestra zona de confort. Pero la tecnología va a cambiar el mundo, va a cambiar la sociedad y va a cambiar el curso de la historia, de forma radical e inevitable. Y la actitud correcta es que, en lugar de ver el cambio como el final de algo, debemos aprender a verlo como un comienzo, y prepararnos para sacar el máximo provecho de lo nuevo que está por venir.

Este proceso no será fácil de asimilar, pues las máquinas sustituirán muchas funciones que realizan actualmente los humanos, tanto en actividades repetitivas como en otras cada vez más complejas soportadas por inteligencia artificial. Pero la era digital ha venido para quedarse definitivamente entre nosotros y, ahora más que nunca, se hace imprescindible una mirada reflexiva al futuro, no solo interesante para acercarse a las tendencias 4.0, tecnologías que cambiarán el mundo que conocemos, sino también para comprender los retos fundamentales a los que nos enfrentaremos como seres humanos.

¿Qué nos deparará el futuro?

En este libro encontraremos las respuestas a las cuestiones clave de la nueva era: ¿cómo afectarán la inteligencia artificial y las nuevas tecnologías disruptivas a nuestra forma de vivir, disfrutar y relacionarnos?; ¿viviremos mejor o peor dentro de veinte años?; ¿cuáles serán los cambios más importantes que marcarán nuestro devenir?; ¿cómo se comportará la economía en el futuro?; ¿qué riesgos nos traerá este nuevo mundo digital?; ¿podrán los robots rebelarse contra la humanidad?, ¿y cuáles serán los retos a los que nos enfrentaremos como sociedad?

La tecnología es, sin duda, nuestra mayor esperanza en la lucha contra las grandes amenazas de la humanidad: la pobreza, el hambre, la enfermedad, la desigualdad o el cambio climático. El desarrollo acelerado de las nuevas tecnologías nos da un poder enorme para transformar nuestro entorno, pero también debemos ser conscientes de que, a medida que aumenta nuestra capacidad de crear y construir, en la misma proporción crece nuestra posibilidad de aniquilar y destruir.

Es necesario mirar siempre hacia delante y anticiparse al futuro para entender los cambios y para sobreponerse a ellos, aunque, más que anticipar qué pasará, que es difícil de predecir, el enfoque de este libro reside, principalmente, en entender cómo va a pasar. Fuimos capaces de llegar a la Luna con un ordenador mucho menos potente que cualquier smartphone de los que se utilizan hoy día. Alcanzar ese éxito, con una tecnología tan básica, nos lleva a pensar que los límites de esta nueva era digital serán solo los que establezcamos en nuestra propia imaginación. Y la clave de un futuro de éxito y felicidad para la humanidad será encontrar una relación de convivencia adecuada entre personas y tecnología. Para ello, lo primero y fundamental consiste en que las personas comprendamos y reflexionemos de forma anticipada sobre el mundo 4.0 en el que nos estamos sumergiendo, ya mismo, de forma inevitable.

 

Bienvenidos a un apasionante viaje al Mundo del Mañana.


Figura 0. Asistiremos a un encuentro fascinante entre la sociedad y la tecnología.

1
TECNOLOGÍAS DISRUPTIVAS

La tecnología se puede definir como un conjunto de conocimientos que han sido creados y que son constantemente optimizados y utilizados por el hombre para mejorar su vida en el planeta Tierra. La tecnología ha existido desde siempre y, cuando ha sido disruptiva, es decir, cuando ha desplazado y sacudido lo conocido hasta ese momento, entonces ha provocado un giro brusco en la evolución humana. Inventos como las herramientas agrícolas, que permitieron el fin de la vida nómada; la bombilla, que nos aportó el control del ciclo diario, o la imprenta, que facilitó la democratización y conservación del conocimiento, han supuesto un antes y un después en la historia de la humanidad. Pero, actualmente, asistimos a un fenómeno de cambio todavía más acusado: la confluencia en el tiempo de varias tecnologías disruptivas, y el potencial que puede surgir de la interrelación y fusión entre ellas nos hace pensar que la sociedad del futuro será muy diferente a lo que conocemos hoy día.

En este libro, se hace un repaso a algunas de las tecnologías que tendrán más impacto en nuestra vida. No están todas las que son, pero, sin duda, son todas las que están.

1.1 El impacto del 5G en la sociedad

… De regreso a casa, recibo el aviso de mi asistente virtual: el microchip subcutáneo que tengo insertado ha informado de datos biométricos preocupantes, con una subida del nivel de azúcar y arritmias periódicas. Eso me ha hecho pensar que quizá debería tomarme unos días de descanso. Le indico a mi coche, en conducción autónoma en ese momento, que cambie de rumbo y se dirija a la casa de la montaña. Me responde que circulará por una ruta diferente a la habitual, pues ha recibido la comunicación de un automóvil averiado en nuestra trayectoria. La noche se espera fría, decido conectar con la domótica y encender la calefacción de casa. La nevera está vacía, así que le indico que haga una compra online de los productos de mi dieta. Poco después, observo cómo varios drones de reparto a domicilio nos sobrevuelan en la misma dirección. Un cartel publicitario de carretera se enciende a mi paso, y puedo leer: «5G, we connect you to everything…».

Este podría ser un relato de un día cotidiano dentro de unos años, pero, para que pueda llegar a ser real, necesitaremos las redes 5G o, lo que es lo mismo, la quinta generación de comunicación móvil. Pero ¿en qué consiste?

En la práctica, se trata de la evolución natural de la cuarta generación de la conectividad móvil. Si el 4G y sus versiones permitían conectar a personas, con el 5G podremos hacerlo de forma masiva con las cosas que nos rodean. Lejos queda ya la red de 1G con la que solo se realizaban llamadas, o la tecnología 2G, en la que se introdujo el envío de SMS. Con el 3G, incorporamos Internet y el teléfono se convirtió en smartphone y, con la llegada del 4G y la banda ancha, fuimos capaces de reproducir vídeos en tiempo real.

La clave que ahora lo cambia todo con el 5G es la velocidad, que será cien veces más rápida, de modo que podremos descargar una película de calidad HD de larga duración en cuestión de segundos; la capacidad, con un aumento de más de cien veces, lo que significa que más personas y dispositivos (hasta un millón por kilómetro cuadrado) podrían conectarse a una red sin bajar su rendimiento, y la latencia, el tiempo que tarda un dispositivo en recibir una orden desde que se le manda la señal, será de un milisegundo, lo que supondrá una respuesta casi instantánea; un aspecto clave para, por ejemplo, las intervenciones quirúrgicas teleasistidas o la conducción autónoma.

¿El 5G supondrá un riesgo para la salud? El debate sobre los posibles peligros que el 5G puede generar lleva un tiempo sobre la mesa. Pese a que la mayoría de los expertos aseguran que no existe riesgo, la falta de pruebas e investigaciones hasta el momento sigue siendo motivo de desconfianza en parte de la población.

Una de las grandes preocupaciones es la radiación de las nuevas antenas, que, al ser más pequeñas, se situarán en zonas como tejados, farolas, señales o paradas de autobús; más cerca, por lo tanto, de las personas. Además, debido a que su radio de alcance es limitado, se colocarán más unidades. Una red de telefonía estándar tiende a utilizar dos o cuatro antenas, mientras que, en la red 5G, con el sistema Massive MIMO, los gigantes de las telecomunicaciones como Huawei y ZTE utilizan entre noventa y seis y ciento veintiocho antenas.

Pero el 5G no afecta solo a los teléfonos móviles. De hecho, esta nueva generación de transferencia de datos resultará fundamental para hacer realidad otras tecnologías en campos tan importantes como la educación (con modelos de aprendizaje más personalizados, virtuales e interactivos), la salud (monitorizando a los pacientes en tiempo real y ayudando al desarrollo de la medicina a distancia), el trabajo, el ocio deportivo y cultural (con experiencias inmersivas), las smart cities o «ciudades inteligentes» (permitiendo que el mobiliario urbano recoja, produzca y comunique información en red), el vehículo conectado y autónomo, la computación en la nube (cloud computing) o el Internet de las cosas (IoT).


Figura 1.1 La tecnología 5G es una auténtica revolución.

El 5G está todavía en desarrollo y su uso masivo no se espera antes de 2030. A pesar de ello, algunas empresas han comenzado a crear productos 5G y a probarlos: Qualcomm, Nokia, Samsung, Ericsson, Huawei y las principales operadoras están invirtiendo sus recursos en el desarrollo y despliegue de la nueva red. Y, en dicho despliegue, se está librando una verdadera batalla, pues esta nueva tecnología implica un desafío enorme a la hora de proteger la red. La privacidad de las personas y la seguridad de los países se verán amenazadas si existen puertas traseras o capas ocultas (se conocen como back doors) por donde se puedan extraer datos, accediendo al sistema sin permiso. Y, en una sociedad hiperconectada, con una creciente conexión digital de las personas (y los objetos) en cualquier momento y en cualquier parte, los Gobiernos de las principales potencias mundiales no están dispuestos a dejarse ganar terreno en este nuevo campo de batalla. La capacidad de gestionar en la nube la defensa de un país ha convertido el 5G en una cuestión geopolítica y en el arma de la nueva Guerra Fría entre Estados Unidos y China. El problema de fondo es que Huawei tiene una tecnología 5G muy avanzada, pero existe la sospecha de que el fabricante chino diseña sus redes bajo el designio del Gobierno y el Ejército comunista, creando back doors que le permitan en el futuro controlar o espiar las comunicaciones cuando sea preciso. Y ahora, en plena carrera tecnológica, los Gobiernos tienen que decidir si prescinden de la tecnología de Huawei y frenan el desarrollo tecnológico, lo cual costaría demasiado tiempo y dinero, o si bien siguen adelante porque, en estos momentos, ya no sobra ni tiempo ni dinero.


Figura 1.2 El 5G transformará el funcionamiento de las ciudades.

1.2 Cómo nos afectará la inteligencia artificial

… Paula llevaba cuarenta años en el mantenimiento de buques. Su pasión por la mecánica la había acompañado toda la vida. Cuando era niña, solía pasar las tardes observando por la ventana cómo construían los barcos en un astillero cerca de su casa y soñaba que algún día ella también podría navegar en aquellas inmensas moles metálicas. Después de tantos años de trabajo, Paula se había convertido en una experta y era capaz de identificar las diferentes averías por el tipo de ruido. Cuando ya le quedaba poco para jubilarse, la tristeza le sobrevino: ¿cómo evitar que todo aquel aprendizaje se perdiera? Una idea iluminó su mente y se puso a trabajar sin descanso. Durante días, instaló sensores inteligentes en todos los componentes críticos del buque. A continuación, empezó a captar datos de sonidos, vibraciones, temperaturas, etc., y programó un software basado en inteligencia artificial, capaz de relacionar todos los valores y predecir fallos, antes incluso de que ocurrieran. Paula lo había conseguido: había sido capaz de entrenar una máquina para que tuviera un conocimiento similar al suyo…

En términos sencillos, IA es la capacidad de que las máquinas piensen y aprendan por su cuenta; es decir, de alguna forma, se busca imitar la inteligencia humana para realizar tareas y también para mejorar, de forma repetitiva, a partir de la información que se recopila. Y, cuando esta información alcanza un gran volumen de datos que sobrepasa la capacidad del software convencional, entonces utilizamos big data. Entendiendo el concepto, es fácil comprender que estas tecnologías serán muy útiles en el futuro para hacer, mejor y más rápido, cualquier tarea que, en el pasado, estaba solo reservada a la inteligencia humana.

Esta capacidad de que las máquinas piensen y aprendan por su cuenta puede ser el avance más importante de la tecnología en los últimos siglos. Se encuentra ya presente en todas partes, de una forma más general de lo que podría parecer en un primer momento. Hay muchos dispositivos y sistemas que nos ayudan en nuestra vida cotidiana, pero que no sabemos que funcionan gracias a la IA. La incluyen, por ejemplo, el reconocimiento de la huella dactilar o facial para desbloquear el móvil; el reconocimiento de voz que utilizamos para diferentes aplicaciones; el parking que lee la matrícula del coche, gracias al cual no tenemos que meter la tarjeta; los programas de edición de imágenes de los teléfonos móviles; las aplicaciones sofisticadas en el sector de la salud con las que se detectan enfermedades a partir de imágenes, y también es la base del software que emplean los vehículos sin conductor.

Esta increíble tecnología crece actualmente a un ritmo exponencial, y las empresas más punteras tienen claro que es el camino que se debe seguir. Apple ya la emplea para asimilar el enorme volumen de localizaciones y mapas que generan los smartphones, los coches que se conectan a la nube u otros dispositivos. Facebook la utiliza para analizar el comportamiento de los usuarios y, posteriormente, predecirlo, con lo que consigue una publicidad más individualizada y efectiva o, más recientemente, también con una aplicación denominada Sentiment Analysis, centrada en las emociones que los usuarios plasman en sus muros. Amazon emplea complejos algoritmos para averiguar qué va a querer comprar el usuario, antes incluso de que nos surja el deseo, y lo destaca en la página inicial, para facilitar así el proceso de compra. Esta tecnología resulta también imprescindible para aplicaciones como BlaBlaCar, para conectar a conductores y pasajeros; sistemas de análisis de big data, para identificar tendencias, o incluso empresas de paquetería como UPS, para diseñar las rutas óptimas de recogida y reparto. Por otra parte, la utilización de la IA también desempe un papel muy destacado para ganar la batalla a la COVID-19, al ayudar a procesar y compartir datos masivos no estructurados en un tiempo menor, fundamentales para acelerar el proceso de desarrollo de las vacunas (llegar a la fase de pruebas en humanos suele llevar cinco años, pero, con la ayuda de la IA, este periodo se acortó hasta solo 10 meses) y el rastreo de contactos, la verificación de síntomas, la predicción de brotes y riesgos de infección, el desarrollo y la identificación de nuevos medicamentos (gracias al análisis predictivo, capaz de cruzar grandes fuentes de datos de compuestos potenciales y anticipar cuál sería el resultado de combinarlos para conseguir un nuevo y eficaz fármaco), la predicción de la evolución de los pacientes, la trazabilidad de la evolución del virus y la identificación de sus nuevas variantes.

 

Realmente resulta difícil poner límites a lo que podremos alcanzar en las próximas décadas gracias a la IA, pero su uso abusivo y descontrolado también entraña ciertos riesgos, y cada vez son más numerosos los tecnólogos, científicos y filósofos que afirman que deberíamos extremar el cuidado. Uno de los padres de esta tecnología, Marvin Lee Minsky, estaba convencido de que la IA salvaría a la humanidad, pero también profetizó en 1970: «Cuando los ordenadores tomen el control, quizá ya no lo podamos volver a recuperar. Sobreviviremos mientras ellos nos toleren. Si tenemos suerte, quizá decidan tenernos como sus mascotas». Ya en la actualidad, Elon Musk, cofundador y director de Tesla y SpaceX, ha creado, con el apoyo de varios inversores, una organización denominada OpenAI en la que inyectaron 1000 millones de dólares. Su misión es anticipar una estrategia para afrontar un futuro en el que la inteligencia artificial supere a la humana, y el objetivo es asegurarse de que los robots no acabarán rebelándose en el futuro contra la humanidad, o que se haga un uso inapropiado de la IA, pues un mal empleo de esta tecnología podría generar peligros tan importantes como el uso de armas autónomas (que actúan sin supervisión), la manipulación de la sociedad a través de las redes sociales o la invasión de la privacidad, al recoger nuestra información, analizarla y rastrearla, para oprimirnos o discriminarnos.


Figura 1.3 La inteligencia artificial es el avance más importante de los últimos siglos.

Si la Tierra hubiera sido creada hace un año, entonces la raza humana solo tendría diez minutos de edad, y la era industrial habría empezado hace dos segundos. Ahora nos aproximamos a una explosión de la inteligencia, y lo que vamos a ver en la próxima décima de segundo, continuando con la comparación, es algo que nos dará un poder enorme, difícil de imaginar hoy día, pero tan peligroso como si se tratara, en efecto, de una auténtica bomba.

Stephen Hawking, en su libro póstumo, responde a preguntas relacionadas con qué podemos esperar del desarrollo futuro de la inteligencia artificial. El físico compara su irrupción con la del fuego, que fue incontrolable para los primeros humanos, «hasta que inventamos el extintor». El científico entiende que, «si bien el impacto a corto plazo de la IA depende de quién la controla, el impacto a largo plazo depende de si se puede controlar o no. El riesgo real con la IA no es la malicia, sino la competencia». Y concluye: «Probablemente, no eres un ser malvado por pisar hormigas que se comportan mal, pero, si estás a cargo de un proyecto hidroeléctrico de energía verde y hay un hormiguero en la región inundable, lo inundarás. No pongamos a la humanidad en la posición de esas hormigas».

Como todas las nuevas tecnologías, estas pueden ser utilizadas para hacer cosas buenas o, por el contrario, para delinquir y causar problemas a las personas, pero no cabe duda de que necesitaremos a la inteligencia artificial para hacer frente a los grandes retos que nos depara el futuro; un futuro que será totalmente diferente a la «normalidad» que hemos vivido en los últimos siglos. Y, en este nuevo futuro, incierto e inquietante, lograremos como sociedad doblegar las grandes amenazas que, en la actualidad, nos atormentan y atenazan, pues, como afirmaba Van Gogh, «la normalidad es un camino asfaltado; es más fácil transitar por él, pero allí no crecen flores», ni tampoco las mejores ideas.