Buch lesen: «Emprendedor quien lo lea»
ÍNDICE:
MI REGALO POR TU CONFIANZA
PRÓLOGO VÍCTOR MARTÍN
CAPÍTULO 1
¿POR QUÉ QUIERES EMPRENDER?
CAPÍTULO 2:
¿QUÉ TIPO DE EMPRENDEDOR ERES?
CAPÍTULO 3:
¿QUÉ PROBLEMA VOY A SOLUCIONAR?
CAPÍTULO 4:
¿POR QUÉ QUEREMOS SOLUCIONAR PROBLEMAS?
CAPÍTULO 5:
“EL SECRETO DE TU EMPRESA”
CAPÍTULO 6:
¿QUIÉNES SON TUS COMPETIDORES?
CAPÍTULO 7
¿CÓMO VOY A PLASMAR MI SECRETO?
CAPÍTULO 8:
¿CÓMO PUEDO COMPROBAR LA DEMANDA?
CAPÍTULO 9:
¿CÓMO PROTEGER MI PASTEL?
CAPÍTULO 10:
¿QUIÉNES VAN A SER TUS ALIADOS?
CAPÍTULO 11:
¿CÓMO ESTRUCTURAR MI MODELO DE NEGOCIO?
CAPÍTULO 12:
¿CÓMO HAGO CRECER MI NEGOCIO?
A mi familia,
por apoyarme incondicionalmente en mi camino y a mi gran amigo, Javi Arraut, por inspirarme a ser más.
MI REGALO POR TU CONFIANZA
Antes de nada, agradecerte que hayas adquirido este libro, aunque no lo parezca, ya has decidido dar un paso en la dirección de tus objetivos.
Muchas personas sueñan despiertas con lo que quieren conseguir y lamentablemente al final del día, se quedan en tan solo eso, sueños.
Pocas veces se habla de lo importante que son los pequeños pasos en la dirección correcta, en las novelas e historias populares se hace hincapié en las grandes hazañas y acciones masivas que toman los héroes para cumplir con sus propósitos. Cuando la realidad suele ser muy distinta, es un cúmulo de pequeñas microacciones las que te acaban llevando a tu mejor versión y a la realización de tu visión empresarial. Felicidades por este gran paso que acabas de dar.
Para recompensarte por haber elegido este libro, he decidido regalarte una masterclass en la que explico las 8 características que definen un excelente producto o servicio.
Puedes acceder a través de este código QR:
PRÓLOGO VÍCTOR MARTÍN
Recuerdo aquel 15 de junio del 2017 como si fuera ayer. Eran las 18:09h y Euge me escribía un mensaje, para avisarme de que ya había llegado pero que no lograba ubicar la entrada del lugar.
Unos días antes, le había propuesto hacer un café para charlar y ponernos al día; y ya que íbamos a hablar de nuestros ambiciosos proyectos y sueños emprendedores, qué mejor que hacerlo en un lugar con estilo.
Quedamos en el Hotel Soho House de Barcelona, sabía que a Euge le encantaría aquel sitio.
Después de hacerle un pequeño tour por el hotel y contemplar las increíbles vistas del Puerto de Barcelona, nos sentamos en la terraza y empezamos a compartir información como locos.
Algo que tiene el hecho de ser emprendedor, es que te cuesta muchísimo encontrar a otras personas que hablen tu mismo idioma. Si tus amistades no son emprendedoras es muy probable que te sientas como un bicho raro. Por lo que, cuando encuentras a alguien con quien puedes compartir ideas, que te puede seguir la conversación y que, además, hace que te cuestiones todo aquello que crees conocer a la perfección; las conversaciones se podrían extender durante horas dándote la sensación de que solo han pasado unos minutos.
Así que, allí estábamos los dos hablando de nuestros proyectos, de Flash Libros, del lanzamiento de mi libro Desata tu Éxito, de estrategias de marketing, de embudos de venta, de estrategias de precios… Aquella tarde creo que, a los dos, nos voló la cabeza con toda la información de valor que compartimos.
Y si te soy sincero, ese día, en ese preciso momento, fue en el que me di cuenta de que Euge estaba hecho de otra pasta. Las preguntas que me hacía no eran las típicas preguntas. Aquella conversación no se parecía en nada a las otras conversaciones que podría haber tenido con cualquier otro amigo emprendedor.
Estoy convencido de que gran parte del éxito que haya podido tener, Euge, ha sido debido a dos factores (entre muchos otros):
El primero, su gran capacidad por hacerse las preguntas correctas; de no quedarse en la superficie de lo evidente y saber profundizar hasta un nivel que otras personas, probablemente, nunca se habrían planteado.
El segundo, la humildad y la curiosidad con la que aborda cada tema. Incluso habiendo logrado ya, con su marca y sus negocios, grandes resultados que al emprendedor promedio dejarían con la boca abierta.
Y es que el buen emprendedor nunca deja de hacerse preguntas: saber tener la humildad para poner en crisis todo lo que ya sabe y da por hecho, y tener siempre la curiosidad para descubrir todo lo que no sabe todavía, son unas de las principales características de las personas de éxito.
Quizás ya has emprendido y sabes de lo que te estoy hablando. O quizás, hasta ahora, solo contemplabas el emprendimiento como una posibilidad. En cualquiera de ambos casos, te puedo asegurar que el libro que tienes entre tus manos ahora mismo, marcará un antes y un después en tu vida. Todo ello haciéndote las preguntas correctas y de la mano de un fuera de serie como es Euge Oller.
Prepárate para lo que viene en las próximas páginas… porque es muy probable que, como nos pasó a los dos aquel día en Barcelona, también te vuele la cabeza.
Víctor Martín - Autor del Bestseller “Desata tu éxito”.
CAPÍTULO 1
¿POR QUÉ QUIERES EMPRENDER?
Es imprescindible que tengas clara esta pregunta antes de empezar tu recorrido por el mundo del emprendimiento.
Te aseguro que no es cómo nos lo han pintado. Es mucho más duro y difícil. Vas a pasar por momentos muy complicados donde tu determinación se pondrá a prueba constantemente.
En estos episodios de oscuridad este “porqué” será el que te ayude a atravesar la tormenta y el que te dará fuerzas para levantarte y seguir luchando. También te mantendrá los pies en el suelo cuando lleguen los logros. Es muy fácil volar y creerse alguien cuando aparece el éxito.
Por esa razón he querido empezar este libro confesándote mis tres “porqués”. Tres historias personales que marcaron mi vida y que me han acompañado en esta travesía, aportándome coraje en los malos momentos y humildad en los triunfos.
No te preocupes, en siguientes capítulos profundizaremos en el arte de empezar empresas, no creas que solo va a ser un libro de motivación y coraje, abriremos la caja de pandora de los emprendimientos efectivos y tendrás un mapa para empezar tu futura organización.
HISTORIA NÚMERO 1: MI MAYOR “PORQUÉ”
Todo sucedió cuando yo tenía unos 20 años. En aquella época contaba con bastantes amigos, pero Javi Arraut destacaba sobre todos ellos. Era mi mejor compañero.
En este mundo te vas a encontrar con muchos tipos de personas, unas mejores, otras peores, pero existe un grupo muy reducido y muy difícil de localizar que son las personas buenas de corazón, almas puras. Te aseguro, sin lugar a dudas, que Javi era una de ellas.
A mí me gusta juzgar a la gente por la forma que tienen de tratar a los demás. Quizás a ti te traten bien porque existe algún incentivo positivo o algún tipo de interés. Pero si te fijas en cómo se relacionan con individuos con los que no existe ningún tipo de provecho, hallarás un método infalible para detectar con qué tipo de persona estás tratando.
A Javi lo quería todo el mundo. Siempre se te acercaba con una sonrisa perpetua en la cara, con ganas de escuchar tus historias y tus preocupaciones. Ayudando sin esperar nada a cambio y sintiendo tus problemas como suyos.
Recuerdo que pasábamos largas horas debatiendo los porqués de la vida. También soñando con fundar grandes empresas que impactaran al mundo. No solo a nivel económico, sino también a nivel social. A nuestra manera queríamos crear algo que convirtiese este planeta en un lugar mejor.
Nunca olvidaré que después de estas charlas siempre nos mirábamos a los ojos y nos decíamos simultáneamente:
“Vamos a comernos el mundo”
Javi era ese amigo incondicional que lograba que en los días grises siempre apareciese un rayo de sol.
Parece que fue ayer cuando me telefoneó para contarme que el siguiente sábado se desplazaría con una amiga a Sant Andreu de Llavaneres, un pueblo de la costa catalana donde solíamos veranear. Yo le comenté que haría lo de siempre, salir de fiesta por Barcelona con el resto de mis amigos y le deseé que disfrutara mucho de su pequeño viaje.
Aquel sábado repetí mi rutina de cada fin de semana, llegando a mi casa a altas horas de la madrugada y un poco perjudicado por el alcohol. Al día siguiente, como era lógico, me levanté bastante tarde, sobre las 11:00h de la mañana.
Cuando alcancé mi teléfono móvil visualicé en la pantalla decenas de llamadas perdidas. Un amigo mío había intentado localizarme insistentemente. Me alerté un poco, pues no era normal tanta urgencia.
Sin perder tiempo le devolví la llamada. No había sonado siquiera un tono cuando escuché la voz de mi amigo. Jamás olvidaré aquellas palabras entrecortadas que rompieron mi corazón en mil pedazos:
“Euge: Javi ha muerto esta noche en un accidente de tráfico”
Cómo narrar lo que sentí en aquel momento. Se detuvo el tiempo, nada importaba. Una mezcla de incredulidad, desolación y tristeza invadieron mi cuerpo por completo, dejándolo en estado de shock, imposibilitando cualquier intento de reacción.
Han pasado casi 10 años y todavía se me encoge el alma cada vez que recuerdo aquel pasaje que cambiaría mi vida para siempre.
Cuando sufres una tragedia de este tipo, pasas por lo que se denomina las cinco etapas del duelo. Os voy a relatar brevemente cómo las fui atravesando.
La primera etapa es la de negación. Me repetía una y otra vez que eso no podía estar pasando. Deseaba despertar y que todo hubiese sido una horrible pesadilla.
Después atravesé la segunda etapa, que es la de ira. Quise informarme de todo lo que había ocurrido en aquel fatal episodio. Resulta que mi amigo regresaba de madrugada a Barcelona después de haber pasado todo el sábado en Llavaneres con su amiga. Circulaba por la autopista a una velocidad normal y por supuesto no había bebido. Pero el destino, en su versión más cruel, quiso que a esa misma hora una persona ebria que conducía una furgoneta se incorporase en la misma autopista por la que circulaban Javi y su acompañante, pero en contradirección y a una velocidad muy superior a la permitida. La colisión fue brutal, robando en un segundo la vida de dos jóvenes que no tenían culpa de nada.
Odiaba a esa persona que me había arrebatado a mi amigo, sentía una ira descomunal hacia él. Siempre predico que nunca te has de centrar en la ira porque acaba corrompiéndote por dentro, pero en aquellos momentos… fui incapaz de no dejarme llevar por ella.
Más tarde alcancé la tercera etapa; la de negociación. Inundaba mi cabeza de mensajes como: ¿Por qué no le pediste que se quedara ese fin de semana en Barcelona? ¿Por qué no le llamaste a las 3:00 de la mañana para explicarle cómo había ido la noche? Eso habría retrasado su marcha algunos minutos y habría evitado encontrarse en la autopista con el indeseable conductor borracho.
Cuando sufres una experiencia así, sueles torturarte de esta manera.
Luego llegó la etapa más dura; la depresión. No solo me invadió a mí. Para que os hagáis una idea, a su funeral acudieron cientos de personas. Javi impactó positivamente a muchísima gente. Pero, por supuesto, su familia y su entorno más íntimo quedamos destrozados.
La etapa de aceptación, que es la última de este proceso, fue muy curiosa. Recuerdo que acudí al funeral destrozado. Pero el hermano de Javi hizo algo que nos sorprendió a todos. En medio de aquel acto tan solemne, puso música y comenzó a bailar. Comentó que su hermano jamás hubiese querido vernos tan deprimidos. Os aseguro que aquel gesto me impactó muchísimo. Ese pasaje fue el que me ayudó a atravesar esta última etapa. Empecé a recordar todos los maravillosos momentos que la vida me regaló junto a él. Convertí esa pérdida en un motivante enorme. A partir de ese momento lucharía por conseguir metas gigantes, pero no solo por mí, también lo haría por mi amigo Javi.
Ahora te estarás preguntando: ¿Por qué me cuentas esta historia?
La razón es que, este capítulo habla de que te preguntes por qué quieres emprender. Antes de embarcarte en esta aventura es importante que realices un trabajo de autoconocimiento, de revisar tu historia, saber quién eres y las motivaciones que te impulsan a hacerlo.
En mi caso, esta historia se ha convertido en uno de mis grandes “porqués”.
Cada vez que sale algo mal, que tenemos alguna disputa, que me entran las dudas de si voy a triunfar o no, acordarme de Javi me da una fuerza increíble.
¿Sabes por qué?
Porque recuerdo su cara y siento que me dice:
“Euge: vas a comerte el mundo”
HISTORIA NÚMERO 2: UN SISTEMA EDUCATIVO OBSOLETO
Existe una imagen rondado por internet que describe lo que le suele pasar a la mayoría de estudiantes. En la imagen aparece un profesor explicando a sus alumnos la manera en la que se les va a evaluar, el examen consiste en subir lo más rápido a un árbol cercano. Sus alumnos, que no son humanos, se quedan atónitos con semejante injusticia, ya que entre ellos se encuentran diferentes animales, una jirafa, un león, una serpiente, un pez, un elefante y un mono. Como podrás imaginar el mono salta de alegría y pasa la prueba sin ningún tipo de dificultad. En cambio el resto de animales se quedan perplejos sin saber qué hacer.
Lo que te quiero explicar con esto es que el sistema educativo trata a todas las personas igual. Está creado para moldearnos con un mismo patrón.
Es más, si lo piensas fríamente: ¿por qué nos agrupan en una misma aula con niños que han nacido el mismo año que nosotros?
Está demostrado que cada ser humano tiene su propio ritmo de desarrollo y de aprendizaje. ¿Por qué nos enseñan a todos lo mismo? ¿Por qué nos piden que memoricemos conceptos para luego vomitarlos y olvidarlos unos días después? Hoy en día disponemos de toda esa información en nuestros bolsillos. Nuestros teléfonos móviles dan respuesta a cualquier pregunta que podamos realizar.
La razón a estas preguntas es bien sencilla: hacen lo mejor posible para formar a trabajadores y no a emprendedores.
Nuestro sistema educativo no se ha revisado desde la revolución industrial, sigue siendo un sistema que pone por encima el desarrollo de habilidades de sumisión al de creación.
Fue a mis 16 años, cuando me di cuenta de que no nos íbamos a llevar bien...
Repetí 4º de la ESO.
Aún recuerdo la llamada de mi madre para comunicarme la noticia. Me había esforzado para recuperar las asignaturas que me quedaban, pero no llegué a la nota necesaria. Rompí a llorar de inmediato, me esperaban grandes cambios.
Lo que peor me sentó fue la sensación de haber defraudado a mis padres, ellos tenían altas expectativas en mí, y yo no había llegado a cumplirlas.
Me pase la tarde en casa, esperando a que mis padres llegasen enfadados y recibiera mi merecido castigo. Justo empezaba el verano y me iban a llevar a un campamento de surf con mis amigos, en mi cabeza ese campamento se había esfumado.
La realidad fue muy distinta, mis padres no me castigaron por haber repetido, me vieron tan destrozado, tan desilusionado y tan defraudado que adoptaron una postura de apoyo y motivación. Ellos sabían que el sistema educativo había puesto un examen de escalar árboles y su hijo no era un mono.
Esa fuerza y confianza por parte de mis padres, me ayudó a no perderme en la baja autoestima que un evento así puede suponer para un adolescente.
Ese mismo año, empecé a entender cómo funciona realmente el sistema educativo.
Trata a todo el mundo igual. Además, se premia la obediencia, acatar las órdenes. Te entregan unos libros, eligen qué materias has de estudiar y te obligan a memorizarlas. El que más acate y más se adapte a este sistema de memorizar y vomitar lo aprendido, será considerado un genio y el que mejor futuro tendrá.
Luego la realidad es diferente. Resulta que los más rebeldes suelen ser los emprendedores. Los que tienen esa creatividad e ingenio para salir de la caja y rebelarse contra el sistema, encontrando soluciones que cambian el mundo.
Con esto no quiero decir que aprender sea algo negativo para un emprendedor, pero sucede que, aprender es tan bonito, gratificante y efectivo que se me rompe el alma cuando veo cómo el sistema educativo lo asocia a estrés, ansiedad y frustración. Por esa razón muchos estudiantes acaban su etapa de formación y se perjuran que nunca más abrirán un libro.
En mi caso, me sentí tan obligado a estudiar cosas que no me gustaban, que al salir del sistema, me di cuenta de que uno de mis grandes valores sería la libertad. En el futuro no quería seguir acatando órdenes, ni sentirme obligado a hacer lo que se me decía.
Esto marcó mi segundo gran porqué, la libertad.
La libertad de poder crear mi propia realidad, mis propios horarios, mi propia cultura, mi propia forma de hacer las cosas.
HISTORIA NÚMERO 3: TOQUÉ FONDO.
Esta historia ocurrió cuando yo tenía unos 22 años y cursaba tercero de carrera.
Recuerdo que desde que cumplí los 16, cada fin de semana salía de fiesta y consumía mucho alcohol. De lunes a jueves no probaba ni siquiera una gota, pero a partir del viernes siempre bebía. Este hábito tan prolongado en el tiempo me hizo entender que tenía un problema.
Entré en una espiral horrible porque, además, entre semana pasaba más de ocho horas al día jugando a videojuegos, esperando que llegara el ansiado viernes para poder salir de fiesta con los amigos.
Por supuesto, mi círculo de amistades también poseía estos vicios con lo que se dificultaba el escapar de esta espiral autodestructiva. Con el tiempo las resacas cada vez eran más prolongadas y empecé a padecer una depresión existencial por no saber qué hacer con mi vida.
Toqué fondo…
Recuerdo que un día llegué a casa de mis padres a las 6.00h de la mañana después de haber estado largas horas de fiesta. Por supuesto iba bastante perjudicado por el alcohol, pero curiosamente no tenía sueño.
Me dispuse a navegar por YouTube, y al rato, sin saber muy bien porqué, me llamó la atención un vídeo en el que Will Smith daba una charla, el vídeo se llama Wills Wisdom. El montaje estaba muy cuidado con una música realmente emotiva. En cierto momento de dicho speach, el actor pronunció unas palabras que se me clavaron en el alma.
Comentó que uno de los consejos más valiosos que le había legado su padre era que cuando quisiese crear un muro gigante, no se fijase en las dimensiones del proyecto, sino que fuese construyéndolo poco a poco, paso a paso. Que cada ladrillo lo colocase de la manera más perfecta posible para que luego fuese capaz de soportar el peso del resto de la estructura.
Su padre le aseguró que con perseverancia y firmeza, llegaría el día en el que miraría hacia arriba y comprobaría que había creado una obra inmensa y robusta gracias al haber dispuesto perfectamente cada ladrillo.
En ese mismo instante tuve una revelación. Entendí que tocar fondo no significa asumir que tienes un problema y que al día siguiente por arte de magia todo se soluciona. Comprendí que cuando asumes que estás en esa espiral, has de tener la fuerza de voluntad suficiente para ir colocando ladrillo a ladrillo e ir saliendo de esa situación tan negativa, poco a poco pero con acciones firmes.
Aquel momento jamás se me olvidará. Lloré desconsoladamente preguntándome una y otra vez qué estaba haciendo con mi vida…
Así empezó mi gran camino de desarrollo personal. Leí cientos y cientos de libros. Abracé la filosofía del aprendizaje y el conocimiento. Cada día me prometí mejorar aunque solo fuera un 1%. Entendía que la suma de pequeñas mejoras me ayudaría a alcanzar grandes metas y estaba dispuesto a colocar ese ladrillo diario hasta el fin de mis días.
Estas son las tres historias que se convirtieron en mis grandes “porqués”.
Como has podido leer en estas tres vivencias personales, mis tres apoyos son:
- El tributo a mi amigo. (Algo más grande que yo)
- La búsqueda de la libertad. (Acercarme a una recompensa)
- No volver a encontrarme inmerso en una espiral de destrucción. (Alejarme del dolor)
Descubrir los tuyos te ayudará enormemente en tu camino de emprendedor y en la vida en general, nuestras historias nos dan identidad y luz en los momentos más duros.
Y, sobre todo, cuando recabes en tu pasado para encontrar tus historias, visualízalas como una herramienta de poder. Muchas veces no es la historia en sí la que nos define, sino cómo reaccionamos a ella. Fíjate que las tres historias que te he contado, podrían haber desencadenado otro tipo de sentimientos en mí. Podría haber adoptado el papel de víctima, lamentándome sobre mi situación y culpando al universo por tratarme tan mal. En cambio son precisamente las historias más duras las que me han hecho seguir adelante y perseguir mis metas.
Tony Robbins, en su libro Controle su destino explica la historia de dos hermanos cuyo padre era una persona tóxica, un ladrón y un ejemplo horrible de ser humano.
Ambos tuvieron que crecer en este entorno tan negativo. Uno de ellos se convirtió en una persona horrible, igual que su padre, robaba, se drogaba y trataba fatal a los de su entorno, sin embargo, el otro se convirtió en un ciudadano ejemplar, consiguió el trabajo de sus sueños, se casó con el amor de su vida y crió a 2 maravillosos hijos.
En cierta ocasión les realizaron la misma pregunta a ambos: “¿Cómo has acabado así?”
Los dos hermanos contestaron idénticamente: “Teniendo un padre como el que tenía ¿qué otra opción me quedaba?”
Como puedes ver, no son las historias las que te definen sino cómo las interpretas, cómo decides que te influyan en la vida.
Estas vivencias han de darte fuerza y no al revés. Obsérvalas a través de un prisma de poder y comprobarás cómo en los momentos difíciles te ayudarán y en los momentos dulces te mantendrán estable.
Y ahora quiero hacerte una pregunta:
¿Tienes claro cuáles van a ser tus “porqués”?
Repaso y acción:
● El objetivo de este capítulo es autoconocerte de una manera más profunda, y descubrir de dónde vienen tus motivaciones actuales.
● Haz una lista de las historias que más te han marcado a lo largo de tu vida, no las juzgues, simplemente anota una breve descripción de cada una.
● Escoge las tres que tengan más peso y redáctalas en un documento. Al hacerlo, escribe cómo te sentiste en el momento que sucedió y de qué manera te dan fuerza a día de hoy.
Der kostenlose Auszug ist beendet.