Historias Jamas Contadas

Text
0
Kritiken
Leseprobe
Als gelesen kennzeichnen
Wie Sie das Buch nach dem Kauf lesen
Historias Jamas Contadas
Schriftart:Kleiner AaGrößer Aa

EDU DE AZEBEDO BORJA

Historias Jamas Contadas
Cuentos para Adultos


Edu De Azebedo Borja

Historias jamás contadas : cuentos para adultos / Edu De Azebedo Borja. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2022.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: descarga y online

ISBN 978-987-87-2365-5

1. Narrativa Argentina. 2. Cuentos. I. Título.

CDD A863

EDITORIAL AUTORES DE ARGENTINA

www.autoresdeargentina.com info@autoresdeargentina.com

Índice

1  Jarulo

2  La historia de Ben Esperidion Cananeo La Inauguración El ingreso de Ben

3  Labina

4  Y mis lentes?

5  ¿Otro anteojo Doctor?

6  Dame la billetera

7  Jarulo II

Landmarks

1 Table of Contents

Hola gente linda


Estoy meditando con el mate en la mano al lado de la agapanthus.

No, no, la agapanthus no es una señorita griega, es una planta que da una sola flor en verano, tiene forma de sombrilla de color celeste y su tallo mide unos cincuenta centímetros, quizá más; nunca se me ocurrió medirlo.

Las agapantoideas (Agapanthoideae) son una subfamilia de plantas monocotiledóneas que pertenecen a la familia de las amarilidáceas, que no incluye más que un solo género, Agapanthus L’Hér, pero mi esposa las llama “Celeste Celestina” ¿Por qué? Y… porqué así las nombraba su abuela francesa.

Su voz, la de mi esposa obvio; me saca de mi ensimismamiento, mi abstracción mi concentración ¿Qué haces, le estás rezando al mate?

Le respondo; no, la verdad estaba totalmente concentrado en una obra que se me acaba de ocurrir, me gustaría publicar “Un libro de cuentos para adultos” y el titulo sería “Historias Jamás Contadas”.

Cuando, le comenté de este trabajo a mi abogado, me sugirió que tendría que poner mucho énfasis y nada de prosopopeya o afectación, dejando bien claro, que es pura ficción, tanta, que el País, el Estado, Ciudad o Pueblo donde transcurren algunas de las historias como la “Historia de Ben”… No Existen, al igual que sus personajes y situaciones y que cualquier semejanza, analogía o aproximación con alguna realidad, contexto o escenario.

Es pura coincidencia o casualidad.

En otras historias, los personajes son ficción, pero la ciudad donde se desarrolla la historia es real, así como algunos acontecimientos.

Edu De Azebedo Borja

Jarulo

Esta historia, de ser verdadera, podría haber ocurrido por los años 90, en cualquiera de los pueblos que se pueden encontrar a lo largo y ancho de una provincia o estado de cualquier país; pero esta historia está ambientada en Argentina

Un pueblo en pleno desarrollo, con la posibilidad de ser ciudad; con más de cien años desde su creación, dividido en norte y sur por las vías del tren, que en otros tiempos era el único medio masivo de transporte y carga.

Dicha plaza, cuenta con la mayoría de los servicios que necesita una población: Hospital; Bancos; Escuelas Públicas; Iglesias y Templos; comercios etc.

Y por cierto la población rural, la que desarrolla su actividad y vive en el campo; también los que son propietarios de campos y viven en el pueblo.

Una de las familias, que vivieron y desarrollaron su actividad en la zona rural fueron los Sansero.

El menor de sus hijos, es el protagonista de esta historia.

Puedo decir sin temor a equivocarme que fui uno de los pocos que conocía el nombre real de este personaje, sus amigos, familiares y conocidos lo llamaban por su apodo “Jarulo”.

Tanto es así, que lo mismo hicieron en la escuela primaria sus maestras y lo hicieron sus profesores en la escuela secundaria; hasta que un día todo cambió.

¿Por qué? Ahora te cuento.

Su nombre es Aylana fue un capricho de su padre, después de tres hijos varones ansiaba fervorosamente, que este cuarto embarazo de su esposa Fabrizia (que sería el último, así lo había indicado el médico, en razón de que ella sufrió lo que es denominado preclampsia posparto) le diera la hija que tanto esperaba, tenía el nombre decido desde varios años atrás, quería ser padre de una niña, para que llevara el mismo nombre su madre; Ana Lia a quien tanto amó.

En contra de su ferviente deseo, de este cuarto embarazo, nació otro “Macho dijo la partera”

Es así que cuando fue a anotar este nuevo hijo, después de meditarlo una semana; decidió por su cuenta, sin consultar a su esposa; darle por nombre Ailana, que leído de atrás hacia adelante es Ana Lia.

Al preguntarle el empleado del Registro Civil si Ailana era con i latina o griega, Gualberto Sansero, hombre poco leído y bastante sorprendido, respondió.

Con griega doctor.

Así fue, que Aylana se agregaba como el cuarto hijo varón a la familia Sansero.

Su vida fue la normal de un niño, residente en una zona rural.

Su inicio en los denominados ·Jardín de Infantes”. Luego la Escuela Primaria, los mismos compañeros, más afinidad con algunos que se transforman en amistad.

La Escuela Secundaria, los reúne nuevamente.

Nuestro protagonista, tiene ya una decidida inclinación por la música, compañeras, compañeros y profesores le reconocen una muy linda y expresiva voz que lo convierte en integrante del coro.

Pasan los días, semana tras semana, pasan los meses y obviamente, pasan los años

Jarulo está próximo a cumplir sus 16 años.

Se había desarrollado normalmente, un cuerpo armonizado, delgado, alto, un rostro agradable de ojos claros, simpático, delicado en el trato, encantador en opinión de sus compañeras de colegio.

Aquella diáfana mañana de verano se despertó como tantas otras, se higienizó, ya vestido, salió de la casa habitación, hacia el patio…

Patio. Una forma de decir; todo lo que había fuera de la casa era patio.

No vivía en una ciudad o un pueblo, su casa estaba en medio del campo, en la zona rural; todo lo que rodeaba la casa era patio, inmenso patio, delimitado por cinco líneas de árboles la mayoría frutales en los cuatro espacios cardinales.

Más allá estaban el molino, el tanque australiano, un poco más lejos el gallinero.

Varios galpones; en uno de ellos se guardaban, máquinas agrícolas, tractor, cosechadora, herramientas; en otro enseres de montar y el sulky; cerca de este dos corrales.

El aire tenia aroma de petricor, respiró hondo, una extraña sensación recorrió su cuerpo; por la noche había llovido, esquivó los charcos de agua y fue ver como estaba “moca” su perra de raza “Dálmata” ý sus seis cachorros; esta se alegró con su presencia, movía lentamente la cola mientras los cachorros prendidos a sus mamas se alimentaban, se los veía rozagantes, el pelo brillante, los ojos abiertos, están creciendo bien pensó, acaricio a su mascota en la cabeza mientras le decía cuida bien tus hijos.

Se incorporó y dirigió sus pasos hacia la casa, al ingresar, su madre Fabrizia le advierte, ve a lavarte las manos que has estado con los perros, el desayuno está listo.

Una gran taza humeante de yerbeado cocido en leche acompañado de rodajas de pan casero untados con manteca, lo dejaron satisfecho.

Jaru. Necesito que vayas hasta el pueblo, hay cosas que se necesitan imperiosamente, hay que hacer las compras hoy.

Pero mamá, usted sabe que no me gusta montar, no le tengo confianza a los caballos, se les da por correr como locos y con el barro de la lluvia pueden pegar una patinada y me hacen volar por el cogote y puedo terminar con una quebradura o algo peor.

No tienes que montar ningún caballo hijo mío; tienes que traer mercaderías, así que tendrás que ir en el sulky, como lo haces con tus hermanos todos los días cuando es tiempo de clases, si vas a al colegio, bien puedes ir a hacer las compras; ellos ya tienen asignadas sus tareas; le indiqué a don Crisóstomo que te lo prepare con la yegua vieja, que es mansita y dócil, así que no hay excusas, ya hice una lista de donde tienes que ir y lo que tienes que traer.

Como no había nada que pudiera hacer cambiar de idea a su madre, se despidió con un beso y un hasta luego.

Mientras se dirigía al corral donde Crisóstomo lo esperaba, fue leyendo las indicaciones de su madre:

Ir a doña Clara, la modista, a retirar un vestido y entregarle un sobre con dinero. Esto ya pinta que va a ser un tremendo embole, voy a tener que aguantar a la insoportable rompe bolas de Claudia.

 

Otro destino el almacén de ramos generales donde debía adquirir una bolsa de harina y una de azúcar.

Bueno esto pinta mejor.

Finalmente a la farmacia, para ello llevaba una lista aparte en un sobre.

No va a ser tan malo como pensaba.

Buen día don Crisóstomo, como amaneció, lo están haciendo trabajar tempranito.

Hola Jarulo, como anda muchachito, viste el partido de Boca en Mar del Plata anoche.

No, ni ahí. El fútbol no me gusta para nada, eso es para mis hermanos que se la pasan corriendo detrás de una pelota y me quieren hacer jugar de arquero, no decididamente el fútbol no es lo mío, prefiero ocupar el tiempo de ocio ensayando tonos en la guitarra.

Crisóstomo, que lo escucha atentamente mientras con cuidado le colocaba el freno filete a la yegua, después de haberle colocado el arnés, le responde.

Y bueno, no a todos nos tiene que gustar el fútbol, si te gusta la guitarra está muy bien que así sea.

Llevaron la yegua hasta donde estaba el sulky, el dócil animal acostumbrado a este trabajo, permitió que junto a Jacinto, uno de los peones engancharan las varas del sulky y aseguraran el vehículo con el apero, la tarea les llevó unos quince minutos y una vez listo, don Crisóstomo le dice.

Vaya tranquilo amigo, hay un poco de barro en el camino por la lluvia, pero no es problema.

Arrancó al trotecito; llegó al final del campo, se bajó del sulky para abrir la tranquera; hizo salir a la yegua, la cerró y ya estaba en el camino rural rumbo a su destino.

El pueblo estaba a menos de una legua de distancia, apenas tres kilómetros.

Mientras se balanceaba en el asiento al trotecito de “la vieja” pensaba, por suerte voy a lugares donde habrá amigos, compañeros de colegio, Carlos el hijo del dueño del almacén de ramos generales es su gran amigo desde que comenzaron la escuela primaria, pasan los recreos juntos, les interesan las mismas cosas, también le gusta tocar la guitarra y canta muy bien, de hecho está en el coro del colegio y el de la iglesia.

Piensa… en la farmacia estará Celeste.

Celeste es la mejor amiga dentro de las compañeras, es la hija del farmacéutico que se instaló en el pueblo antes de que comenzaran a cursar el secundario y acaban de terminar el tercer año.

La hija de la modista también es compañera, no son muy amigos; él la considera muy cargosa, molesta, una rompe bolas, ya que permanentemente lo invita a concurrir fiestas, al cine, o cualquier evento que se realice en el pueblo o aledaños.

El prefiere la compañía de Celeste y de Carlos con quienes tiene gustos afines.

Jarulo como les comenté, es un joven de rasgos delicados, cabello de color casi rubio y de ojos azules como su madre “gringa” delgado y alto, al decir de varias de sus compañeras, un pendejo que está muy bueno… además demasiado lindo para ser varón.

Al llegar al pueblo la primer parada fue en casa de la modista, Claudia su hija al ver a su compañero, casi salta de alegría, lo abrazó y besó en ambas mejillas; después se prendió a sus brazo izquierdo; Jarulo sentía sus tetas apretadas contra su cuerpo, una rara sensación lo llevó a querer separar su brazo; Claudia se apretó más contra él; mami, dile que cuando termine de hacer las compras venga a almorzar con nosotros, vas venir Jarulo, dale decí que sí, lo abrazo, estrechando su cuerpo al de él, tanto que este sentía sus endurecidos pezones contra su pecho; mientras pensaba….. vení pendejo, que no te imaginas lo que te hago chiquito, conmigo vas a conocer por primera vez los placeres del sexo.

Me van a disculpar. Hoy no puedo, mi madre me dijo que necesita lo que me encargó y debo regresar lo más rápido que pueda, aún tengo que ir al almacén, cargar unas compras y luego retirar algo de la farmacia. Quizá en otra oportunidad, saludó cortésmente y se alejó tratando de disimular su incomodidad.

Con Carlos las cosas fueron mucho mejor, los dos se alegraron de verse, se entretuvieron intercambiando opiniones sobre un manual para tocar guitarra, contenía la letra y tonos de canciones de folklore; Carlos le facilitó el número uno de los cuatro que había comprado en una visita a la ciudad, llévalo, ya aprendí a tocar todas las canciones, los tonos son fáciles, además vos ya conoces varios y los rasgueados te salen bien, tiene zambas muy lindas y fáciles.

Uno de los empleados los interrumpió para avisarle que ya habían cargado su mercadería en el sulky, y habían cargado el importe en la cuenta de su padre. Que podía retirar la boleta de orden de compra por caja, cuando quisiera,

Fueron juntos a retirar su boleta. Se despidieron con un fuerte abrazo prometiéndose mutuas visitas y el ensayo de algunas chacareras.

Al llegar a la farmacia; Juan Alberto dice, hija, ven a ver quién vino.

Celeste que estaba a pocos metros lo recibe cariñosamente, después de entregarle la lista a su padre, ella le toma la mano y le dice, ven, te voy a presentar a mi primo que nos visita, mientras pasa su mano envolviendo la cintura de Jarulo con su brazo y apoyando su pecho contra él; nuevamente esa sensación que no sabía si era de incomodidad o de placer; mientras caminando muy juntos se dirigen a la casa de la familia, vecina al local de la farmacia.

Celeste es una bella joven de largos cabellos negros y ojos color de esmeralda, un cuerpo muy agraciado y delineado por curvas, que hacían suspirar a muchos admiradores.

Jorge, ven que te presento una amigo, la escuchó decir, para al instante ver aparecer a quien parecía el mellizo de su amiga, espigado y atlético, se acercó extendió su mano y estrechó fuertemente la de Jarulo, y le dio un abrazo, mi prima me habló tanto de vos que si te hubiese visto en la calle te reconocería.

Celeste los llama, vengan vamos a tomar algo fresco, que el calor está insoportable; fueron hasta el patio, se ubicaron debajo de una gran sombrilla donde estaba colocada una mesa y cuatro sillas de jardín, chicos ustedes se sientan y conversan que yo en un minuto estoy de regreso con la gaseosa y los vasos.

Cuéntame Jarulo.

Ya sé que estudian juntos hace dos años, pero qué onda con ella, cuando vivía en la Capital nunca me habló tanto de un amigo, lo que me hace sospechar que sexualmente eres el que la hace feliz, yo soy el primo pero no me digas que no está para partirla en cuatro.

No, no, soy algo así como su confidente, ella no tiene hermanas y con su madre no tiene mucha confianza, así que de nosotros dos nos conocemos casi todo.

Si todo bien, pero cuéntame, ¿te gusta?

En realidad, para mí es una amiga, nos llevamos bien y conversamos, pero nada más allá de eso.

Vamos Jarulo… no nos vamos a pisar la manguera entre bomberos, tienes una muy buena facha, las minas deben andar detrás tuyo; no me digas que no te atraen esos pechos, ese culo y ese rostro.

La llegada de Celeste cortó el dialogo; vamos sigan con su conversación ¿de que hablaban?

Nada importante, le preguntaba a tu amigo si estaban de novios.

Cállate tarado, ¿de que hablaban Jaru? Este bastante turbado, solo atinó a responder; nada importante Celeste ¿tu padre ya habrá preparado el pedido? Me dijeron que no me demore, además la yegua se debe estar deshidratando con este sol.

Unos pocos minutos más de conversación; bebieron lo que quedaba en sus vasos y se dirigieron a la farmacia, retiró lo encargado por su madre y comenzó a despedirse; Carlos lo abrazó, acerco su mejilla a la de él y le dijo, espero que nos veamos pronto y dale maza, se ve que está caliente con vos.

Celeste lo estrecho entre sus brazos, pudo sentir sus pechos contra el suyo, le dio dos besos, uno muy cerca de sus labios y lo despidió diciéndole, espero verte más seguido. Ah, olvide contarte; papá encargó que pusieran una pileta inmensa, ¿de esas de plástico viste? Mañana comienzan a excavar y estará lista en cinco días, así que el sábado de la semana que viene te esperamos, vamos a hacer una fiesta, invitaré a algunos de los amigos del colegio, no faltes por favor, traes tu guitarra, Carlos también la traerá y los escuchamos cantar.

Con los encargos que le habían encomendado, se despidió de los padres de Celeste, quienes le reiteraron la invitación para aquel sábado, subió al cargado sulky y agitando las riendas sobre el lomo de la yegua, le dijo vamos vieja.

Jorge, tomó a su prima del hombro y la invita, vamos sentarnos tomamos la gaseosa y me cuentas.

¿Qué quieres que te cuente?

Te lo estás cogiendo a Jaru.

Sos un tarado, escúchate la boludez que estás diciendo, nada con nadie.

Que boluda, viste la facha del guachito y flor de tipo parece.

Bueno te digo, me gusta, pero ahí. Te cuento que hay varias que se le regalan y no se da por enterado, incluso hay minas de quinto que se lo quieren voltear.

No sé es tan bueno que creo que se va a meter a estudiar para cura.

Huy no que boludo que soy, le pregunté si con vos..

Que hijo de puta te voy a matar.

Jarulo inició el camino de regreso, quiso comenzar a entonar una canción pero se quedó en las primeras palabras, sus pensamientos estaban en otro lado; no se sentía cómodo, no estaba alegre ni triste, quizá un poco preocupado.

Como dicen en el campo, el sol caía a plomo sobre su cabeza, había olvidado llevar con que cubrirse.

Llego a la casa, con mucho calor y desacomodado.

Ayudado por su hermano Julio, casi dos años mayor que él, descargaron la bolsa de azúcar a una carretilla y la llevaron a la despensa, luego hicieron lo propio con la bolsa de harina; mientras julio se encargaba de alcanzarle a su madre el vestido y el paquete de la farmacia, Jarulo acompañado de dos peones, liberaba la yegua de los arneses y la llevaba al corral.

Con Crisóstomo ingresaron el sulky al galpón.

Acalorado y sudoroso, corrió hasta la habitación que ocupaba con Julio, se quitó la ropa, se puso un short y zapatillas, una nueva corrida hasta el tanque australiano donde se zambulló de cabeza; en pocos minutos Julio lo estaba acompañando.

¿La viste a la Celeste? Que buena que está esa mina, le tengo un hambre que me la comería vuelta y vuelta; la veo siempre conversando con vos en los recreos, pero me parece que me mira, ¿te preguntó por mí?

Que me va a preguntar por vos…. Corta con eso y se sumergió para aparecer del otro lado del tanque.

Me parece que mi hermanito está enamorado comentó entre risas, mientras le arrojaba agua con la palma de la mano, ahora en el almuerzo les cuento a Pablo a Germán, los viejos y la abuela, que el nene está de novio con Celeste; seguía riendo mientras se dirigía a la casa, su madre les había avisado que el almuerzo estaba listo.

Durante el almuerzo, Fabrizia, les dice, presten atención a lo que su padre les quiere decir.

Si presten atención, repitió la abuela Asunta.

Gualberto Sansero, bebió un trago de vino y dijo; con lo que hemos podido ahorrar en estos años más el dinero por la venta de un lote que su abuela tenía en el pueblo y un pequeño préstamo del Banco, hemos podido comprar la casa de los Coperetti que se fueron a vivir a la ciudad hace unos meses y una “chata” Chevrolet.

Inmediatamente fue interrumpido por aplausos y felicitaciones.

No festejen tanto, al campo hay que venir a trabajar todos los días, como siempre en la temporada, de los animales se van a encargar Crisóstomo y un sobrino de él que no estudia, su madre y su abuela se quedarán en el pueblo.

La tarde se pasó en comentarios, pero Jarulo tenía otras cosas en la cabeza, pasó la cena y los hermanos mayores, sus padres y la abuela, seguían programando la mudanza.

Sie haben die kostenlose Leseprobe beendet. Möchten Sie mehr lesen?