Diez años y el vivir

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Diez años y el vivir
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© David González Martín

Diseño de edición: Letrame Editorial.

ISBN: 978-84-18362-01-9

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PRÓLOGO

Es un dato fehaciente que, en la contemporaneidad, la sociedad vive en una vorágine cada vez más creciente en la que el ser humano se ha convertido en lobo para el propio hombre. Una sociedad convulsa en la que parece desdibujarse lo más sagrado y, por ende, lo más grande para cada uno de los seres humanos: su dignidad. Hoy en día, ser persona es toda una conquista que cuesta “sudor y lágrimas”. Las declaraciones en pro de la dignidad, y del valor de los miembros que componen nuestra sociedad, han quedado, en no pocas ocasiones, en “papel mojado”. Signo de que esto sucede es que, como se puede comprobar, en muchas comunidades y sociedades se pisotean los “derechos humanos”, los “derechos de los niños”, atentados contra la biodiversidad de nuestros mares y nuestra tierra, etc. A pesar de que el diagnóstico, respecto a la sociedad que contemplamos, no sea nada halagüeño, sería injusto no reconocer que no todo es negativo. En este sentido, ha de ponerse en valor la lucha de muchas plataformas, colectivos, instituciones, diferentes ONG, etc., las cuales ponen de manifiesto que no todo está perdido. El grito reivindicativo en defensa de la dignidad y del valor del ser humano hoy se deja oír. Múltiples voces que al unísono proclaman y reclaman libertad, tolerancia, respeto a la diversidad, lucha por la igualdad, y un largo etcétera. Entre estas voces se halla la de David González Martín, un escritor novel que a través de la palabra hecha poema ha querido contarnos su lucha particular por conquistar la libertad, el respeto a sí mismo y, en último término, su dignidad como ser humano sexuado, que vive su propia sexualidad desde su peculiaridad. Desde esta perspectiva, el autor de este poemario entiende su obra como un verdadero acto de amor propio, en un acto de afirmación de sí mismo: “Este libro es el más puro amor propio”.

En el conjunto de poemas que componen este escrito, se narra el itinerario existencial de alguien, en este caso del autor, que desde los 13 a los 23 años luchó por conquistar una “nueva vida”. Una vida tenida desde siempre, pero reprimida en su interior por los miedos al rechazo y a la no aceptación de los demás. Estamos ante unos poemas que expresan la biografía de un segmento de la vida del poeta que pretende llegar a una catarsis personal, a través de la que se pone al descubierto tal cual es, sin secretos y mentiras; catarsis que libera y deja ser a cada cual lo que simplemente se es: persona. David comparte en sus poemas el anhelo de ser persona que vive su sexualidad como la siente. Él brinda su escrito a todos para que se comprenda que es posible salir de la represión a la libertad, del no ser (negación de sí) al ser (aceptación de sí), de la mentira a la verdad, de la tristeza a la alegría. Nuestro joven poeta se muestra solidario con todos aquellos que viven la situación por la que él mismo pasó y ofrece sus palabras por si sirven de inspiración en favor de lograr vivir la vida plenamente y con dignidad: “Espero que inspire a quien tenga que hacerlo […] y a todo aquel que lo lea”. Él es consciente de que otras personas han vivido y viven en su misma situación existencial: “Que sobre el lago azul / nadan otros como yo / y se percibe común […]”.

La obra poética que nos atañe está dividida en tres partes que corresponden, cada una de las cuales, a tres momentos o actos secuenciados en “un antes”, “un durante” y “un después”. Actos o momentos que hilan la historia de una década marcada por dos polos: la represión y la libertad. Las partes son tituladas, respectivamente, del modo siguiente: “De [prisión]”, “Ex [presión], “Renacer”.

“Qué será de las ilusiones escondidas tras los fondos de armarios […]” . Desde esos “fondos de armario” el autor inicia la aventura por asumir su realidad y hallar la libertad ansiada, y, con ella, la “nueva vida”. Todo el camino que lleva a la asunción de sí es lo que el poeta describe en el conjunto de sus poemas. Por esta razón, escribir su obra es algo que siente desde dentro y, por lo mismo, le urge: “[…] Ser conmigo sin vergüenza, / grabarlo escrito en un poema. / En vías de peligros, / mi vida ya no espera”. Caminos escabrosos que llevan a la libertad, caminos cargados de sufrimiento que llevan a la verdad de su ser abanderado y figurado en la ciudad de san Francisco: “¡Quiero ser como San Francisco! / Solo ahogo este pobre quejido / de libertad, por miedo de perdido, / y ansío por oler a su bandera”. Caminos duros preñados de color verde, el color de la esperanza y de la desesperanza: “Ya puedo ser todo en la vida; / pero lo que más soy, / es color verde de esperanza perdida”.

Superando temores y saliendo de túneles oscuros y angostos, David se atreve a atravesar vastos bosques, cruzar océanos, romper cadenas que apresan y subyugan. Tras estas hazañas y llegado al límite, el poeta decide desplegar sus alas transparentes para remontar el vuelo hacia la libertad y así apoderarse de “este mundo azul”. Ha llegado el momento justo y oportuno para gritar a los cuatro vientos su ansia de volar surcando los cielos con plena libertad. Sí, de la libertad que te permite ser: “Voy a volar valiente remando un velero; / surcar las brisas y nadar en el viento […] / que las agujas no hilen ni marquen mi tiempo”.

El primer acto de la libertad conquistada es “ser un hombre, / de convencimiento y fe” que quiere vivir plenamente su sexualidad, la cual él decide: “Soy un hombre, / y mi sexualidad yo decido”. Situado ya en el “después”, nuestro autor reconoce vivir sin secretos, ni mentiras, vivir sueños “a la orilla de los cielos”.

En este poemario, David ha expresado no solo lo vivido, sino también lo que vive y que se hace experiencia liberadora y te hace ser cada vez más persona. Poemas en los que afloran los miedos del pasado, pero también los sueños del pretérito y del presente. Solo le bastó un segundo de silencio para que emergiera la verdad, su verdad; y un minuto de criterio para crear poemas: “[…] Un segundo de silencio / para la verdad en olvido; / un minuto de criterio / y 70 poemas en un libro”.

En esta obra poética David se desnuda, ante cada uno de sus lectores, para mostrar que el soñar sueños no es de locos, como tampoco lo es aspirar a ser persona y libre, y que es posible ser feliz porque escalando, peldaño a peldaño, se conquistan los sueños soñados.

Sevilla, 16 de septiembre de 2018

Dr. D. Nicasio Martín Ramos

(Universidad de Sevilla)

Nota del autor

Aprisionaba mis verdades entre barrotes. Aseguraba su silencio, su opresión, como una cárcel asegura a sus presos. Como si mi condición fuera culpable. Como si mi orientación fuera delito.

Mi corazón vivió desde sus 13 la más profunda de las tristezas, en silencio. Entre pintadas sonrisas, entre ahogados lamentos.

Mis palabras y mis actos fueron de mentira, y mi realidad aprisionada y deprimida. Aprisionada y deprimida, en mi familia.

Aprisionada y deprimida, con mis amigos. Aprisionada y deprimida, hasta conmigo. Aprisionada y deprimida, sí.

Mi realidad.

Y había días en que esta escapaba, se atrevía. En esos días sentía los latidos de la vida en mi garganta y me daba miedo. Pero se acostumbró a huir y yo también a que lo hiciera. Huía y regresaba, obediente. Huía, regresaba y con ella la ansiedad.

La ansiedad y los precipicios. Y los precipicios en la prisión y fuera de ella. Y fuera de ella las mentiras luchaban por conquistar su espacio. Y dentro de ella la verdad luchaba por destruir los muros. Los muros que callaban los secretos y susurros de una vida de años veintiuno.

Y pasó.

Murió.

Murió la prisión. Murió la depresión. Murió la mentira. La maté con 23 para poder vivir.

Empecemos por el principio…

PRIMERA PARTE:

DE[PRISIÓN]

Historia

La mujer es una madre,

cuida casas y cría hijos.

El hombre es un padre,

valeroso salva hogares.

La hermana, adolescente,

rebelde hacia señorita.

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