Aprender a preguntar

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Queremos agradecer a cada persona con la que nos hemos cruzado en nuestra labor de acompañamiento la inspiración que hemos recibido.

Gracias a todos los profesores y equipos directivos que nos han acogido y con quienes hemos creado un hermoso vínculo.

A todos los colegios con los que hemos vivido espacios azules llenos de fuerza. A los profesores y directores valientes que cada día inspiran a los niños transformando vidas.

Gracias porque cada encuentro nos ha inspirado para contribuir a un mundo más despierto.

A nuestros hijos: Irene y Marcos; Edmundo y Enrique. Ellos nos han enseñado a ser madres.

Contenido

Portadilla

Agradecimientos

Prólogo

Introducción: Los espacios azules como inspiración

Bloque I. La pregunta como herramienta educativa

Capítulo uno. Nuestro enfoque de las emociones

Capítulo dos. El equilibrio en los espacios azules

Capítulo tres. La pregunta, el recurso más valioso para aprender

Capítulo cuatro. Estructuras para los espacios azules

Capítulo cinco. El rol de los padres

Capítulo seis. El rol del docente

Capítulo siete. La actitud del que pregunta

Bloque II. Algunas preguntas como punto de partida

Capítulo ocho. Preguntas de autoconciencia

Capítulo nueve. Preguntas para los inicios

Capítulo diez. Preguntas ante los cambios

Capítulo once. Preguntas ante los miedos

Capítulo doce. Preguntas sobre las asignaturas

Capítulo trece. Preguntas ante los conflictos

Capítulo catorce. Preguntas ante la muerte

Capítulo quince. Preguntas sobre la sexualidad

Capítulo dieciséis. Preguntas sobre los exámenes y las notas

Capítulo diecisiete. Preguntas sobre las relaciones personales

Capítulo dieciocho. Preguntas sobre la espiritualidad

Capítulo diecinueve. El derecho a preguntar

Capítulo veinte. Preguntas para cerrar una experiencia

Sobre los autores del prólogo

Bibliografía

Otros libros de la colección Biblioteca de Innovación Educativa

Notas

Créditos

Prólogo

... Seguramente el hombre ha

perdido su camino, excepto aquellos

que practican entre sí

la verdad y la paciencia ...


Dada la importancia de esta tarea y todo el potencial que significa esta empresa, se me ocurrió invitar a mi colega Marilia Coelho, del equipo del Proyecto Saber Cuidar, integrado en el Programa Cuidar del Saber, que realizamos en Girasol Escola da Vida, Nova Friburgo, Río de Janeiro, Brasil.

Con este fin, sentimos la necesidad de conocer su contenido, el contexto en el cual este libro es aplicable e identificar aspectos y términos que sirven como referencias para ser puntualizados secuencialmente y así, escribir el texto que sirve como prólogo contextualizador. Por eso, desde el lugar de lectores pasamos al lugar de escritores (del prólogo). ¿Y cuál es la diferencia entre ser lector y ser escritor?

Se dice que para la condición de ser lector lo que se necesita es una postura de receptividad, estar abierto a recibir algo que viene. Así lo identificamos como pasivo, estar pasivo (hasta cierto punto) en la relación con el escritor, a través de sus escritos. Aunque internamente, sus órganos sensoriales, sus facultades especiales (atención, observación, percepción, intuición, memoria, hambre interior y otras) funcionan y operan de forma activa a través de sus pensamientos, sentimientos y sensaciones, en sus contactos y comunicaciones, tanto internos como externos.

La condición de ser escritor implica una postura creativa de donante, aunque internamente pasiva en la medida en que está abierta a inspirar y recibir las informaciones, los conocimientos y saberes que serán necesarios para ser transmitidos al papel y presentados al lector.

Al leer este libro, usted será invitado a convertirse en escritor y a participar en el proceso de creación, generando sus reflexiones a partir de sus experiencias. El resultado es maravilloso porque aporta claridad y consciencia de los pensamientos, emociones y sensaciones y, principalmente, de lo que uno es capaz. Así como la percepción de que fueron mejor elaborados, lo suficiente para dejar libres espacios que eran valiosos para nosotros. En la reflexión, tenemos la oportunidad de identificar patrones de conducta inconscientes, expandiendo así la autoconciencia, abriendo portales para comprendernos mejor internamente y en nuestras relaciones con los demás, y las situaciones que enfrentamos en nuestra vida diaria. Lo que se convierte en algo práctico es nuestro aprendizaje de la experiencia vivida. Es decir, nuestras vidas se convierten en nuestra escuela.

¿Cuál es la relevancia del proceso planteado en este libro?

Su parecido con el proceso creativo en la etapa de transformación del inconsciente a la conciencia, de lo invisible y lo oculto, a la visibilidad y la manifestación. En otras palabras, llevar la luz a lo que estaría en la oscuridad.

Por tanto, podremos entender y comprender el proceso creativo que los humanos somos capaces de realizar y practicar a medida que ingresamos en los espacios oscuros y sentimos la necesidad de luz. Se necesita voluntad y coraje para ingresar en dichos espacios y ascender (y encender) la luz. Este libro es un camino, creado a través de preguntas cuidadosamente elaboradas que se ha demostrado que funcionan para su propósito previsto.

Otra valiosa contribución del libro es que representa una guía para la generación de contextos socialmente seguros y de pertenencia, como los contextos escolares, familiares y comunitarios, que son capaces de contener y disolver las tensiones del día a día.

En una sociedad que se está volviendo cada vez más individualista, la creación de grupos que dialogan y acogen las cuestiones y las emociones de los participantes se vuelve fundamental para mantener saludables los entornos sociales. Las preguntas orientan el diálogo hecho en grupo. Se genera una conciencia colectiva, con nuevas perspectivas, desarrollando la capacidad de escucha y expresión de los participantes. Por tanto, en un segundo paso, el lector, que ya se ha convertido en escritor, puede aplicar el conocimiento pasando a ser un facilitador grupal mediante el uso de las preguntas del libro como un manual.

Un consejo importante para que las preguntas se conviertan en "impulsos" que provoquen una reflexión profunda y libre de elementos externos es facilitar que el lector o participante de una actividad creativa se vea en un contexto diferente al que se encuentra antes de comenzar el proceso.

Independientemente de la actividad que el alumnado o los docentes realicen previamente, muchos de los pensamientos y emociones permanecen presentes después de que se completa la actividad. La idea de cambiar de territorio es facilitar la liberación de pensamientos y emociones relacionadas con el pasado condicionado y llevar a la persona completamente al momento presente.

Así, las preguntas también pasan a ser llaves que abren nuestras perspectivas, sinapsis y portales de luz y sabiduría.

Saber cuidar y cuidar del saber

Cada uno de nosotros compone su historia,

y cada ser lleva en sí el don de ser capaz y ser feliz.

 

Almir Sater y otros


Saber cuidar implica un estado de búsqueda de información, conocimiento para saber qué es necesario para cuidar de alguien, algo, de alguna persona, situación, contexto, lo que sea. Cuidar del saber implica que el saber ya existe, está presente, ya se tiene conciencia de él y se puede afirmar: Yo sé ... y así ¡voy y hago!

La diferencia entre uno y otro es el estado del ser. Alguien que está buscando algo puede atraer cierta tensión, puede no saber qué es exactamente, dónde está, cómo obtenerlo, lo que le costará conseguirlo y si es capaz de obtener lo que busca.

Quien es consciente de lo que sabe, es confiado, seguro, firme, tranquilo y fluye ... Con el objetivo de "cambiar el mundo" o, simplemente, de cambiarse a sí mismo usando este diario de reflexión para docentes y padres como estrategia, ¿qué preguntas debe y puede usted elaborar para lograr este objetivo?

Si consideramos que anhelamos que la conciencia de los humanos se eleve, es necesario que cada uno pueda buscar, descubrir y encontrar la mejor versión de sí mismo, y así cuidar mejor de sus hijos e hijas, sus padres, sus alumnos y alumnas y sus docentes.

A partir de este punto, uno puede ir más allá, expandiéndose a vecinos, relaciones más cercanas y más distantes, incluida la ciudad, el país y el planeta donde vive, y así disfrutar de la convivencia con la creación, con la naturaleza y con todo lo que de algún modo le rodea. De esa manera “el mundo será más consciente”.

¿Qué tal si se sube a esta barca? Con esta pregunta ofrecemos nuestra contribución. Con su respuesta u otra pregunta, también podrá contribuir. Y su contribución como docente, padre o madre, ¿cuál es?

¡Buena lectura, buena reflexión, buen aprendizaje y cuide bien lo que sabe y lo que tiene!


Dr. Salomão Bernstein y Marilia Coelho,

Projeto Saber Cuidar del Instituto Girasol de Brasil 1

Introducción

Los espacios azules como inspiración

¿Para qué acompañamos a los niños en su aprendizaje y crecimiento?

Para que encuentren trabajo, para que se adapten a la sociedad, …Los educamos para lo que ya hay, con interés y con esfuerzo, pero principalmente para dar continuidad a lo que ya conocemos.

¿Y qué es lo que conocemos?

Adultos agotados y estresados que en muchas ocasiones no se apasionan por su trabajo, sociedades competitivas, materialismo e interés desmedido por las cosas, desencuentro, soledad.

Nosotras creemos en otra forma de crear la sociedad. Creemos firmemente en el papel trascendente de docentes y padres (y adultos en general), a través de su influencia en el crecimiento de los niños, que son los ciudadanos del mundo futuro. Un futuro con valores diferentes a los actuales, donde cada individuo esté conectado profundamente con su verdadero ser, con los demás, con la naturaleza, con una forma diferente de interacción basada en la cooperación, el apoyo, la cocreación..., no en la competición y el individualismo.

El domingo pasado, como todos los domingos, nos reunimos en círculo mi marido y mis dos hijos, un niño y una niña de 5 años.

Nos sentamos en el suelo, nos miramos todos a los ojos en silencio y, a continuación, respondimos a las tres preguntas que teníamos pensadas para ese día:

• Si tuvieras una goma mágica de borrar, ¿qué borrarías?

• ¿Qué es lo mejor y lo peor de formar parte de esta familia?

• ¿De qué me siento más orgulloso esta semana?


Uno a uno, fuimos respondiendo. Este es un momento único. Es un espacio azul. Aunque lo repitamos todas las semanas, cada domingo es mágico. En esta ocasión pudimos escuchar: a mis hijos expresando que querrían borrar mis enfados, que lo mejor de esta familia era la comida de mi madre, que me sentía orgullosa de haber mantenido la calma en una situación complicada en casa, que mi marido borraría un error cometido con la niña, que nos sentíamos orgullosos de sus aprendizajes (arroparse solos, vestirse solos, ayudar a cocinar…).

Los cuatro hablamos como iguales, compartimos las respuestas a las preguntas, nunca nos interrumpimos (al principio sí, pero fuimos aprendiendo), respetamos si alguien necesita un buen rato de silencio para encontrar su respuesta, y ninguna respuesta es comentada o debatida, simplemente escuchada.

Son momentos donde cada uno conectamos con nosotros mismos y lo compartimos. Todos nos sentimos profundamente escuchados y respetados.

Hay domingos que tenemos visita de los hermanos mayores de mis hijos o de tíos o abuelos…y los invitamos igualmente al círculo.

Es un momento de descubrirnos unos a otros, y también de descubrimiento de uno mismo.

Otro día pudimos compartir algún sueño que recordábamos, lo que más miedo nos da, lo que nos genera más alegría o ilusión, …

Son muchas las culturas que desde tiempos ancestrales utilizan el círculo como forma de reunirse, de conectarse con uno mismo y con la comunidad.

Podemos pensar en un círculo alrededor del fuego o de un brasero, para compartir historias, para escuchar a los mayores, para resolver una preocupación, para decidir algo, para celebrar…

Lo que más nos gusta de estos ámbitos seguros, que denominamos espacios azules, es que nadie es más que nadie, todos somos iguales. Nos conectamos desde dentro de nosotros mismos, sentimos que el otro nos ve y nos valora. No se me ocurre mejor forma de generar poder interno, confianza y amor.

Nos hace recordar esos círculos donde los integrantes de las tribus abordan los temas importantes o comparten su historia, sus leyendas.

También nos gusta el respeto a lo que el otro tiene dentro. Y ese hábito que mis hijos tienen ya, de lanzar, de vez en cuando, en el coche o en otros momentos, sus propias preguntas para todos: ¿qué ha sido lo peor y lo mejor de mi semana?, ¿el momento más feliz y el más triste de nuestra vida?, ¿si yo fuera un animal cuál sería? o ¿qué superpoder querría tener?

Me gusta ver que tenemos un lugar seguro donde autoobservarnos, conectarnos, madurar juntos, comprendernos, apoyarnos y reparar nuestras situaciones difíciles. Me gusta vivir espacios azules y que mis hijos vivan esta experiencia.


• ¿Cuándo fue la última vez que te reuniste en un círculo?, ¿qué recuerdos entrañables te evoca?

La misión de los espacios azules en procesos de crecimiento

¿Qué queremos conseguir, Carmen?

Nuestro propósito es acompañar a los adultos a transformar su mundo interior y exterior, para inspirar a los niños a construir un futuro diferente.

Por eso, dedicamos este libro a los padres y docentes, con quienes compartimos la misión de acompañar a los chicos y chicas en su crecimiento. Os proponemos convertirnos en facilitadores de espacios azules.

• Nos preguntamos qué es lo que te ha hecho acercarte a este libro. ¿Cuáles son las necesidades e inquietudes que te mueven o las dificultades que te encuentras en tu día a día y para las que quizá buscas aquí algunas respuestas?


Si eres alguien que quiere acompañar a sus alumnos o a sus hijos en su crecimiento lo que te vamos a ofrecer son preguntas. Preguntas para hacer a otros, y preguntas para hacerte a ti.

Escribimos este manual sobre preguntas porque entendemos que son una herramienta sencilla y al alcance de todos, que tiene un efecto profundo sobre el desarrollo de las personas, del pensamiento y de los grupos.

Lo escribimos porque creemos en un mundo de personas despiertas, conectadas hacia dentro y hacia fuera de una manera consciente. Y las preguntas son una forma de despertar, observar, autoconocerse, aprender, madurar. Son una fuente de inspiración.

Este va a ser un manual muy práctico para crear espacios azules, pero queremos comenzar por definir los fundamentos de lo que te vas a encontrar en los siguientes capítulos. Al hacerlo nos mueven tres principios:

• Alimentar el componente creativo e intuitivo que está en el centro de la capacidad de pensamiento de las personas para reforzar el potencial de cada uno. Elevar el nivel de consciencia, para vivir más despiertos y conectados con nosotros mismos y con otros. Acompañar al profesorado a conectarse con sus preguntas más relevantes, con su profesión, con su vocación, con la magnífica tarea de acompañar a los niños a descubrir sus tesoros interiores.

• Ayudar a construir vínculos fuertes entre las personas que constituyen los grupos humanos, con el fin de desarrollar un sentimiento profundo de comunidad.

• Contribuir a generar espacios sociales que recojan la tensión, la ansiedad inherente a las relaciones y a la vida, para desarrollar grupos humanos más maduros e inteligentes emocionalmente, que no se queden atrapados en sus emociones, que ejerzan influencia para desarrollar un mundo de relaciones mejor. Nos gusta llamarlos espacios azules.

Una gran parte de este manual se centra en una metodología de trabajo emocional con los grupos basada en círculos del International Institute of Restaurative Practices (IIRP), en los que se invita a sus miembros a responder por turno a una serie de preguntas que indagan sobre la experiencia vital del tema que se quiera abordar, dentro de un espacio de intercambio seguro y libre de todo juicio.

Nosotras lo llamamos crear espacios azules, como pequeñas burbujas de oxígeno que inspiran, que avivan la intuición, que nos despiertan, que nos conectan, nos dan claridad, y que construyen a partir de la interconexión, de la sabiduría colectiva transformadora.

Otra parte, está enfocada a generar preguntas para ti, lector, en tu rol de docente, de padre o de madre, como forma de despertar consciencia en ti, de conectarte con lo esencial de tu tarea de acompañar a los niños en su crecimiento. Aprender técnicas y herramientas está bien, pero lo mejor que podemos hacer los adultos es conectarnos con la vocación y la grandiosa tarea de acompañar a los niños a crear un mundo interior y exterior mejor que el nuestro.

Los seres humanos nacemos en un estado de vulnerabilidad extrema y salimos adelante dentro de grupos familiares y sociales que ponen las condiciones para que podamos crecer. Porque los humanos no nacemos formados; dentro de estos grupos lo aprendemos todo. Gracias a ellos desarrollamos nuestro pensamiento, nuestra capacidad de relacionarnos, de comunicarnos, de expresar empatía. Nuestra naturaleza social determina que sin ellos no podríamos sobrevivir o que, en el caso de sobrevivir, como ocurre con los niños criados por animales, no pasaríamos de un estado humano muy rudimentario, de características casi animales, con funciones que nunca conseguirían desarrollarse.

Los grupos humanos, cuando son emocionalmente responsables, tienen esta capacidad de generar las condiciones suficientemente buenas para ayudar a sus miembros a terminar de crecer y de desarrollarse como personas. Ese desarrollo se demora dos años hasta que nuestro cerebro termina de formarse y establecer su proceso de conexión neuronal. No nacemos con el proceso de mielinización de los axones completado.

De la misma manera, el proceso de desarrollo emocional se va completando a lo largo de la vida. Y tiene mucho que ver con nuestra capacidad para desarrollar autoconciencia. Es a través de la conciencia, que actúa como un espejo interno, como podemos tomar perspectiva para vernos a nosotros mismos actuar y, a partir de ahí, poder aprender de la experiencia y crecer.

La realidad es que uno no termina de crecer nunca. El crecimiento interno de las personas es un proceso abierto que dura toda la vida, y que se va nutriendo de las diferentes experiencias por las que los seres humanos van pasando. En este sentido el corazón de la personalidad es una fuerza creadora (Neville Symington) que permite o no que se dé este proceso de crecimiento.

Desarrollar conciencia es el motor de este proceso creador. La conciencia como un espejo interno que me ayuda a ver lo que estoy haciendo, cómo lo estoy haciendo y cómo me relaciono con los demás.

Wilfred Bion, en su Teoría del pensamiento, habla de una función alfa de la mente, que es este creador interno que transforma las sensaciones y percepciones que nos van llegando a partir de las experiencias que vamos viviendo, a lo que denomina elementos beta. Equipara esta función alfa de la mente con la función de un estómago que va realizando el proceso de digestión de la experiencia, para hacerla almacenable en la memoria y permitir el aprendizaje a partir de la propia experiencia.

 

La actitud de los adultos hacia sí mismos y hacia sus propias experiencias, su capacidad de revisar y comprender sus propias vivencias, tiene efectos sobre la manera en que se van a desarrollar las siguientes generaciones, en cómo se van a desarrollar sus hijos.

La persona que es capaz de reflexionar sobre sus vínculos es capaz de asimilar y pensar en sus propias experiencias, tanto positivas como negativas, con otros. Tiene espacio mental para revisar sus vivencias y reflexionar sobre sus sentimientos. Esta persona cuando tiene un hijo tiene espacio para relacionarse con él como un ser independiente y separado, y de ser sensible a sus diferentes estados mentales, de manera que el bebé tiene posibilidad de desarrollar un vínculo seguro.

Allan Hobson

Padres que carecen de este espacio interno tienen muy limitada su sensibilidad hacia su hijo, de manera que les es difícil ser emocionalmente flexibles y responsables. El hijo fácilmente reaccionará volviéndose emocionalmente tendente a evitar el vínculo, y quedará fácilmente atrapado en procesos de desconexión y de aislamiento emocional que no permitirán que desarrolle su potencial como persona.

Los adultos con esta capacidad de tomar perspectiva para pensar sobre sus propias vivencias y experiencias crean ambientes familiares sensibles que ayudan a los hijos a crecer sanos emocionalmente. Por esto, como dice Neville Symington, la experiencia compartida es la principal medicina para la salud emocional.

Partimos, por tanto, en este libro de esa capacidad de los grupos humanos para actuar como motor del desarrollo de sus miembros a través de la estimulación de esta función transformadora.

Ofrecemos un manual que se basa en el valor que tienen las preguntas para el desarrollo de la capacidad intelectual y emocional de las personas, como generadoras de conciencia, de perspectiva, de autoconocimiento. Creemos firmemente que este manual es una aportación, pequeña, sencilla, pero valiosa, para cambiar el mundo.

Las preguntas, como ya nos enseñó Sócrates, ayudan a romper con la conformidad indiscriminada y desarrollan pensamiento crítico, contribuyendo a gestar personas responsables de sus pensamientos, emociones y acciones.

Como dice Romano Guardini en su libro La muerte de Sócrates, el método socrático se basa en formular preguntas que enfocan hacia la reflexión sin tratar de influir en el otro, siguiendo la imagen clásica de la partera que ayuda a alumbrar el pensamiento, contribuyendo a:

• Conocerse más uno mismo.

• Fomentar pensamiento autónomo y crítico.

• Propiciar la madurez intelectual y moral.

Desde nuestra experiencia, si las preguntas las formulamos en grupo, además, incrementamos su valor como motor de mejora de la capacidad de los grupos para desarrollar su poder transformador. Los espacios azules transforman interna y externamente.

Como dicen Linda Elder y Richard Paul en su libro El arte de formular preguntas esenciales, la calidad de nuestro pensamiento está relacionada con las preguntas que nos formulamos. Las preguntas nos ayudan a establecer conexiones entre diferentes ideas propias, entre nuestras ideas y las ideas de los otros, entre lo que pensamos y lo que sentimos, y entre lo que sentimos y lo que hacemos. Las preguntas son herramientas imprescindibles para ayudarnos a desarrollar autoconocimiento y autoconciencia.

Las preguntas formuladas en espacios grupales de respeto y libertad generan una capacidad profunda de que las personas se vinculen, sacando a la luz aspectos esenciales de la convivencia, conectando con la verdad y produciendo apertura y esperanza en relación con la vida del grupo y la superación de conflictos y dificultades.

Los grupos que se preguntan juntos y comparten sus respuestas en un clima de conexión generan una comprensión profunda que los fortalece y que refuerza las capacidades del propio grupo y de cada uno de sus integrantes. A través de las preguntas se produce un ambiente que estimula el crecimiento.

Las preguntas en grupo ayudan a abrir espacio mental y perspectiva. Los grupos que desarrollan esta perspectiva pueden revisarse a sí mismos y sentar las bases para crecer y mejorar. Las preguntas son la fuerza que propulsa el pensamiento emocional y ayudan a desarrollar profundidad tanto en los procesos relacionales como en los procesos de pensamiento dentro del grupo.

Se trata de formular preguntas que ayuden a los integrantes de los grupos a exponer su verdad y escuchar la verdad de los otros, desarrollando una mirada profunda. Sabemos que el pensamiento se desarrolla en base a establecer contacto con la verdad, mientras que el uso de mentiras constituye un veneno para la capacidad de pensar.

Estos espacios azules conducidos por adultos que los faciliten —pueden ser padres, profesores o compañeros— constituyen experiencias grupales de acompañamiento, comprometidas con el desarrollo de las personas, que generan riqueza de intercambio y colaboración. Quizá estés pensando solo en grupos de niños, pero también estamos hablando del poder de trabajar así en los equipos de profesores, en las familias, como forma de crear comunidad y de aprender de cada experiencia vivida juntos.

¿Qué te vas a encontrar en este libro? Unos primeros capítulos que ayudan a conceptualizar el modelo emocional que subyace a todo lo que te proponemos.

También encontrarás una parte en la que te dirigimos preguntas a ti, para conectarte con tu tarea y con tu rol docente, en relación con los chicos y en relación con sus familias.

Y después, hemos clasificado las preguntas alrededor de determinados temas que consideramos de interés para alguien que quiere acompañar a sus grupos a pensar y crecer.

Tendrás espacios donde escribir este libro junto con nosotras, donde convivirán nuestras preguntas con las tuyas, y con tus respuestas y reflexiones, con tus recuerdos de infancia. Queremos escribir este libro contigo. Queremos que este libro sea para ti un espacio azul.