Hogar desconocido

Text
0
Kritiken
Leseprobe
Als gelesen kennzeichnen
Wie Sie das Buch nach dem Kauf lesen
Hogar desconocido
Schriftart:Kleiner AaGrößer Aa

.



«Por amor se libran las batallas más grandes,



se soporta un dolor imperial y se sacrifica lo invaluable. A fin de salvaguardar aquello que impulsa nuestra alma».










HOGAR



DESCONOCIDO




Escrito por: Carlos Llanes



Ilustrado por: Marcelo Llanes



.




© Derechos de edición reservados.



Letrame Editorial.



www.Letrame.com



info@Letrame.com



 © Carlos Elihu Llanes Negrete



 Diseño de edición: Letrame Editorial.



 ISBN: 978-84-1386-024-4



 Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.



 Letrame Editorial no tiene por qué estar de acuerdo con las opiniones del autor o con el texto de la publicación, recordando siempre que la obra que tiene en sus manos puede ser una novela de ficción o un ensayo en el que el autor haga valoraciones personales y subjetivas.



 «Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos) si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra (www.conlicencia.com; 91 702 19 70 / 93 272 04 47)».



.




DAPPER HART



«Tu amor me inspiró a escribir esta historia, y es para el recuerdo de la travesía que pasé junto a ti, a quien va dedicado este libro. Se lo dedico también a la idea que el amor hizo en mi mente de ti, y al sueño inmarcesible que un día nos encontró. En memoria de un añejo vínculo, cuyo poder era capaz de hacer olvidar la más infernal de las vidas».

















.



CONTENIDO:




«Sé lo que puedo llegar a ser, pero no puedo dejar de ser lo que soy».



1



CADENAS DE LIBERTAD



«A veces nos ahogamos en un océano de voces



que sacuden nuestro interior».



2



CORAZÓN VALIENTE



«¿Qué es la vida, sino un juego de ajedrez



que empiezas perdiendo?».



3



ENLACES DE AMOR



«Jethro tenía razón, seleccionaste el idioma equivocado».



4



DULCE DOMINGO



«Viajaré en el tiempo cuantas veces sea necesario.



Una y otra vez, hasta que seas mía para siempre».



5



OCÉANOS DEL CORAZÓN



«Soy un sueño que se apagó y permanece en el olvido,



esperando volver a respirar».



6



NAUFRAGIO DE ALMAS



 «A veces es mejor no recordar la historia completa y



solo guardar el pedazo que te hizo más feliz».



7



SOMBRAS DE AMOR



«El primer amor me rompió el corazón,



el segundo destruyó mi alma».



8



LOS MIEDOS DE UN MONSTRUO



«Qué efímero es el tiempo, aquello que parece lejano…,



en un parpadeo está frente a ti».



9



EL BOSQUE DE SOMBRAS



«No quiero que mi nombre esté en la lista



de razones que te hacen sentir triste».



10



DETRÁS DE LA VENTANA



«Nunca he sido del todo feliz. Pero cuando la perdí a ella,



mi capacidad para levantarme, desapareció».



11



¡OH, QUERIDA!



«Si me ven llorando, fingiré que tengo dolor de estómago».



12



AMOR INALÁMBRICO





«Ya no espero ningún mensaje del otro lado



del mundo para ser feliz».



13



MIGAJAS DE AMOR



«Nuestras mentes están dañadas y nuestras almas perdidas.



Pero ¿hasta qué grado podemos llevar una vida normal,



si nuestro espíritu fue destruido?».



14



COLORIDA ESPINA



«Y la vida se torna amarga, se extingue…, y vuelve a renacer».



15



A TRAVÉS DE LAS MINAS



«Respirar es un gran acto de valentía para mí».



16



EN ESTADO DE COMA



«El brillo de un corazón, puede significar la sombra de otro».



17



AMARGO RESPLANDECER



«Estábamos tan aferrados a la idea de que podían cambiar,



que decidimos creer que eran buenas personas».



18



A LA SOMBRA DE SU GRANDEZA



«Tu valentía se muere más rápido



que una vela apagada por el viento».



19



SCOTT WAVEL



«¿Qué es la vida, sino un mar de decepciones



cuando la esperanza ha logrado vencer un par de tormentas?».



20



TIEMPOS DE EXTINCIÓN



«La vida es una eternidad de tristeza, con una pizca de felicidad».



21



SCHATJE



«Te prometo que volveré y haré de tu vida algo más que pasajero».



22



GLACE



«¿En qué pensamos cuando soltamos



la cuerda que sostiene lo que más amamos?».



23



VIENTOS DE ESPERANZA



«Si no haces de la vida una comedia,



la vida hará de ti un drama».



24



ÉPOCA DE LEYENDA



«Llevas tatuado mi nombre en tu alma, más profundo



de lo que cualquier aguja podría marcar».



25



HIJO DEL REINO



«Pequeño saltamontes».



26



LA NIÑA DEL PANTANO



«El tercer amor calcinó mi espíritu.



Y el cuarto puso una bala en mi sien».



27



CORAZONES PRÓFUGOS



«La serpiente lo mordió sin saber que su veneno,



se convertiría en antídoto».



28



TELARAÑAS DE AMOR



«Memorias escritas en la oscuridad».



29



EL EXILIO



«Pudiste ser parte del nuevo mundo,



pero decidiste ser una vieja postal».



30



DE REGRESO A CASA







.





«Sé lo que puedo llegar a ser, pero no puedo dejar de ser lo que soy».



1

 CADENAS DE LIBERTAD






Las estrellas habían desaparecido en una noche con feroces vientos rugiendo, la lluvia rasgaba el tejado de las chimeneas, el cielo se volvió púrpura y de las nubes salían grandes estruendos en forma de látigos brillantes, que azotaban los campos.










—Te contaré una historia —dijo el abuelo.



—¿De qué se trata? —preguntó su nieto.



—Sobre la vida de un niño que tuvo el valor de seguir sus sueños, pero fue cobarde cuando llegó el momento de conquistarlos.



—Abuelo, ¡esa no es una historia feliz!



—Nunca dije que fuera triste. El niño vivía en medio del bosque y dejó una nota antes de esfumarse para siempre.



—¿Qué decía la nota?




«Sé que pronto dejaré de existir, asfixiado por el polvo de carbón en mis pulmones, las garras de un cuervo me arrancarán el corazón o algún recuerdo quebrará mis huesos. Si conservo la vida después del infierno, no tendré más remedio que quitármela en un acto desesperado por encontrar mi hogar en esta tierra.




Sé que llegarán a entender mis razones. Mi vida se había averiado de una manera irreparable, que elegir sobrevivir ya no era una opción. Comprenderán en mis notas por qué parecía bipolar, mi estado de ánimo intermitente siempre tuvo una explicación lógica. En días buenos podía ser el caballero más amable del planeta y en días malos era una maldición en la vida de las personas.




Solo quiero asegurarme de llenar sus corazones para cubrir el vacío que dejaré después. Es demasiado tarde para buscar un hogar. El dolor es insostenible y en mi alma hay pesadas cadenas que hacen de mis ojos un océano sin final. Algo se apagó en mí aquel día, algo que no he podido encender desde entonces.




Muy pronto, mi corazón dejará de luchar y, cuando llegue ese momento, deseo que me recuerden como una brisa fugaz que un día llegó a sus vidas y refrescó sus huesos. Encuentren mi diario y sabrán la verdad, es mi regalo para ustedes, esa será mi despedida».



—¡Cuéntame la historia! —suplicó su nieto ansioso por averiguar el motivo de la nota.



Hubo una vez un príncipe que heredó un reino plagado de crueldad y codicia. Durante décadas, su padre había perseguido de forma implacable a todos los que no apoyaban su causa.



Cuando el reino fue golpeado por una terrible sequía, los campos se volvieron infértiles y los agricultores no pudieron sembrar. Sin recursos, apenas alimentaban a sus pequeños. Furioso, el rey mandó derribar las casas de los campesinos porque se habían atrasado una semana con los impuestos. No tenía compasión por nadie y se divertía cazando cuervos, le complacía verlos revolcarse cuando su aliento de vida expiraba frente a sus ojos, era su pasatiempo favorito.



El malvado rey inició una campaña derribando bosques, levantaba muros y ciudades fortificadas expandiendo el reino, su hambre de poder no conocía límites.



Fue una época de profunda zozobra que vio su final una noche de septiembre, cuando el rey dormía. Se dice que sus propios sirvientes conspiraron contra él para asesinarlo. Su hijo Dusan Wavel, heredó la corona a los diecinueve años, pero su juventud no fue un defecto ni trajo sobre su corazón arrogancia, ya que siempre tuvo muy clara la diferencia entre el bien y el mal. Con el pasar de los años, el rey se entregó a su pueblo, dedicando toda su fuerza en perseguir la justicia y la integridad.

 



Pero a menudo, Dusan se sentía prisionero en en el reino y salía a los jardines con la esperanza de encontrar a una dama para hacerla su esposa, pues el trono era una asignación demandante y a su corazón le hacía falta una sabia compañera. Pero todas las mujeres del palacio eran superficiales y no representaban más que una simple cara bonita, detrás de sus rostros de porcelana no había ningún valor.



«Vemos el rostro de las personas al caminar, pero ignoramos la carga en sus almas. No sabemos si están felices o tristes todo el tiempo. Ignoramos si sus corazones están vacíos y eso hace que su vida sea tan pesada como el ancla de un barco que desciende a lo más profundo del océano.



Vemos los ojos de las personas al caminar, pero no sabemos si han llorado o si han reído, si han visto a alguien por primera vez o si fue la última. Ignoramos si el brillo en sus ojos es por una esperanza genuina o una falsa ilusión.



La vida es tan corta y el tiempo pasa demasiado rápido, que vemos lo que decidimos ver, lo demás lo ignoramos. Vamos por la vida coleccionando recuerdos hasta que encontramos una cara poética que nos regocija el alma, y nos quedamos allí para siempre.



Tengo esperanza de que en el firmamento, pueda encontrar una fuente de luz incorruptible. Mi corazón es entusiasta y cree que el viento susurrará a tus oídos, que solo es el principio de la apasionada búsqueda que haré para conquistarte» —decía Dusan en su corazón.



Con el tiempo, nacieron santuarios donde la gente reconstruía algo más que ladrillos, sus corazones. Los sueños salieron de entre los escombros y encontraron refugio entre las páginas de los libros, donde la gente escribía sus memorias y nuevas historias surgían. Los libros fueron considerados la mejor cura para la destrucción, con cada palabra aparecía una nueva sonrisa».




Todas las almas eran felices, excepto la del rey. Los inviernos pasados habían congelado cualquier sentimiento de amor en él y, a pesar de su generosidad, su corazón estaba vacío, pues vivía solo, a expensas de un sueño, encontrar a una joven para hacerla su reina. Sin una compañera a su lado, naufragaba por la vida como un marinero sin su brújula. Así que Dusan emprendió una profunda búsqueda. Atravesó mares hostiles, salvajes praderas y desiertos de hielo, pero en su expedición no encontró a nadie que tuviera la melodía de su corazón. Se hallaba en medio de un mar de sentimientos prisioneros.



Había oído del amor y las aventuras que lo acompañan, de esos mágicos momentos de complicidad y afecto que hacen despertar un fuego eterno en el corazón. Pero al final, siempre se lamentaba con aquellos que le contaban esas historias.










Abatido, decidió regresar al palacio, se entristeció, pues a pesar de todos los esfuerzos que había realizado, ninguno fue suficiente. Se recostó bajo la sombra de un árbol, suspiró profundamente y dijo para sus adentros:



«Buscarte fue una aventura, encontrarte será espléndido, pero el final solo es un misterio. ¡Y los días pesan tanto en mi corazón, mientras mis brazos pierden fuerza y mi alma la esperanza!



Tengo mucho miedo, la idea que el amor ha dibujado en mi mente de ti es perfecta. Mi espíritu anhela conocerte, pero mi corazón es débil y no sé si podré resistir ver pasar las flores, hasta encontrarte. Tal vez se quede en un girasol o sangrando entre espinas, pero confió en que, si soy valiente, esa hermosa flor con la que tanto he soñado, vendrá.



¡Oh, que mis ojos se entrelacen con los tuyos! Entonces sería el final de mi angustia, porque ahora soy víctima de las sombras, acogido por los fríos brazos del invierno, aunque sea primavera, porque no hay sol que salga a mi encuentro, todo es nieve y un congelarse los huesos.



Mientras ella no esté conmigo, las hojas de los árboles seguirán cayendo, aunque estén más radiantes que nunca. Las ramas de los cerezos estarán enfermas y se romperán, a pesar de haber muchos pajaritos posados sobre sus inquebrantables brazos. Porque, en realidad, no importa si es otoño, primavera o verano, ya que en mi interior será siempre invierno sin ella a mi lado».



—¡No tiene sentido pelear por algo que no puedes conseguir! —exclamó su nieto.



—Ya has perdido al creer que nunca podrás conquistarlo —contestó el abuelo mirándolo a los ojos.



—Dusan se esfuerza mucho, parece que no es suficiente —replicó su nieto mientras perdía la esperanza.



—Si el motivo es genuino, encontrará la fuerza para lograrlo. A través del tiempo el rey había aprendido que lo más importante al conocer una mujer, es observar su corazón antes de contemplar su rostro.



—Abuelo, ¿qué mantiene despierto a un corazón?



—La esperanza de vivir momentos que borren las tragedias del pasado.



Apelando a la grandeza de su espíritu, Dusan decidió hacer un último viaje. Fue entre molinos de viento y tulipanes que nunca terminan, dónde escuchó la melodía de un corazón que bailaba al compás de su propia canción.










Una joven de cabellos dorados y piel más blanca que la nieve de las montañas, cuya sangre provenía de la tierra donde el corazón de los hombres es más dulce. Su mágica mirada era capaz de transmitir seguridad y esperanza a través de sus inmarcesibles ojos verdes. Era como si todas las poesías se hubiesen fusionado para crearla.



El rey se enamoró precozmente, pero no fue su belleza lo único que lo cautivó, sino su corazón. Andaba con la cabeza erguida, pero sin los aires ostentosos y ademanes estirados que las damas hermosas siempre realizan. Ella solía cuidar de los huérfanos, regalar pan a los pobres y velar por la salud de las viudas. Pasaba horas cuidando de la naturaleza y todas sus criaturas, para ella hasta el alma más pequeña era de gran valor. Con el tiempo, Dusan se ganó la confianza de la joven, a sus ojos el rey llegó a ser muy deseable. Pero jamás usó las riquezas para impresionarla, pues no quería parecer un arrogante que solo conquista el corazón de las mujeres con piedras preciosas.



—La tormenta ha pasado, deberías dormir —sentenció el abuelo.



—¡Cómo quisiera ser Dusan! —exclamó su nieto suspirando y mostrando en su rostro una expresión de esperanza—. ¡Por favor, háblame más sobre ella! —suplicaba mientras tomaba las manos del abuelo, para hacer que se quedara.



.





«A veces nos ahogamos en un océano de voces que sacuden nuestro interior».



2

 CORAZÓN VALIENTE












Hace muchos años, creció un joven en la tierra donde el corazón de los hombres es más dulce, entre valles y montañas. Apreciaba lo que muchas personas llaman «las pequeñas cosas», como sentir los rayos del sol acariciar su rostro o el aroma del rocío matinal después de la lluvia.



La gente lo amaba porque hacía de la vida de los demás algo agradable. Eso lo llevó a convertirse en un hombre respetado. No pasó mucho tiempo para que despertara en su corazón, el deseo de formar una familia. Fue en campos de tulipanes, molinos de viento y tierras costeras donde se enamoró, la brisa del océano lo llevó junto a ella.



Esta es la historia de cómo el mundo se convirtió en un mejor lugar cuando Rianda Kink nació. Una niña de cabellos de oro, cuyas pesadillas hablaban sobre monstruos que aparecieron en su vida a través de la oscuridad. Ver sus ojos era como respirar aire fresco, desprendían un brillo especial que te hacía sentir con esperanza, perdías el miedo cuando estabas con ella.



Su mejor amigo era su padre, quien la entendía y la hacía sentir valiosa. Siempre que llegaba a casa le daba un beso en la frente y la sujetaba entre sus brazos hasta que su corazón se consolaba. Entonces le susurraba al oído el poema que le había escrito:



 Mi Niña



 «Escucha bien querida niña, presta atención, que las estrellas están hablando y cuentan una historia sobre ti. Dicen que brillas tanto que se preguntan de dónde vienes. No están acostumbradas a ser la sombra de algo divino.



Eres tan hermosa que no entienden por qué permaneces en la tierra. Dicen que tu lugar es en el espacio, donde las galaxias son admiradas por todo el universo. Entonces yo les digo que te necesito y que tu luz me mantiene con vida.



Porque me has amado a través de momentos salvajes y de heridas que no cicatrizan. A pesar de los naufragios, no te rindes y usas tu corazón valiente para hacerme feliz. Y eso es algo que jamás podré olvidar.



Miro a las estrellas y les expreso que si te fueras, mi alma languidecería y caería en una profunda oscuridad de la cual sería prisionero hasta el final de mis días.



Entonces, las estrellas comprenden lo importante que eres para mí, que te necesito para sobrevivir, porque en este pequeño planeta también hay agujeros negros y lluvias de meteoros de las que necesito ser salvado.



Evitar que mi corazón colapse es tu propósito y mi mayor bendición, que del abismo una hermosa niña extendiera su mano y rescatara mi alma».




—¡Te quiero un montón! —decía Rianda a su padre antes de apagar sus ojos.



Pasaron los años y la pequeña se convirtió en una mujer cuyo corazón languidecía. Sin embargo, eso no le impidió tener el coraje de luchar con sus miedos, en paisajes olvidados y recuerdos venideros. Rianda era una gema que guardaba un alma infinitamente agradable.



—Me gustaría decir que la niña creció entre risas y tulipanes, pero esta historia no va así —dijo el abuelo con voz débil, mientras limpiaba una lágrima de sus ojos.



Le encantaba devorar sushi, disfrutaba del té y postres de toda clase, su favorito era el 1Schwarzwälder Kirsch. Sin embargo, una gran ausencia hacía de su vida algo menos dulce. Y a menudo los hoyuelos desaparecían de sus mejillas.



Un día, al caer el sol, la vida de Rianda cambió para siempre. Su padre se golpeó la cabeza al caer de las escaleras, el derrame cerebral le arrebató sus recuerdos y su identidad. Era como si alguien más estuviera en el cuerpo de aquel hombre.



Rianda no solo había perdido a su padre y héroe, sino también a su mejor amigo. Y eso era como una losa que aplastaba su corazón. Su padre estaba a su lado, ella podía ver su rostro y sentir sus manos, pero ya no había brillo en sus ojos, su espíritu se había marchitado. Rianda ya no tenía a su guardián, y las personas que la rodeaban hacían de su casa, un hogar desconocido.



Entonces se le escuchaba decir a su corazón:



«¡Maldita desesperanza! ¿Hasta cuándo me dejarás encontrar mi hogar? Llegas como un vendaval que azota mi corazón con relámpagos y piedras de cristal. ¡Oh, maldita desesperanza! ¿Qué necesitas para dejarme respirar en paz?



La noche devoró al sol y ha reclamado su lugar en la eternidad. Los hoyuelos en las mejillas de mi alma se han desvanecido por el caudal incesante de lágrimas que yacen moribundas en las trincheras del olvido, son como océanos en la inmensidad de mi soledad, de una maldita desesperanza en mi corazón».



Cerca de la costa, en el puerto de Vlissingen, el océano hablaba en forma de violentas olas que llegaban hasta sus pies en la arena, sobre la orilla del mar. Ella solía dar largas caminatas, disfrutaba de la brisa y las pinceladas rojizas del cielo que purificaban su alma, entonces la vida parecía ser una bendición.



Rianda solía inspirarse en estos paisajes para crear mágicas pinturas que solo a ella le pertenecían, y a la vez le permitían descargar toda su frustración. En ellas se veía reflejada, con trazos profundos que ejercían de antídoto para su impotente corazón, que tenía una lucha en su interior.



Un día todo fue felicidad y ahora solo eran tristes recuerdos. La bahía solía contar historias de una pequeña junto a su padre, del vínculo inquebrantable que forjaron, que solo un suceso imprevisto logró separar.

 



Rianda decía para sus adentros: «A veces deseo que mi padre hubiera perdido su aliento de vida, para llorar una vez abismalmente y no todas las noches en una eterna agonía. Porque veo todos los días, a una persona que jamás volverá a ser mi padre».



Su madre y su consentida hermana menor, se desesperaban por los radicales cambios de humor de Rianda y la señalaban como la razón de los problemas en su hogar. Con la ausencia de su padre, Rianda fue el blanco en el que su familia colocó la pesada carga de ser incomprendida.



Ella lloraba en silencio, mientras se ponía tapones en los oídos para no oír los gritos desgarradores de aquel hombre, que tenía severos ataques de ansiedad. Se quedaba dormida recordándolo. Para Rianda, su verdadero padre ya había muerto y su espíritu se mantenía en luto. Así que le escribió una carta para despedirse.




«Para mi padre:



El hombre que nos enseñó lo más cerca



que un alma puede estar de la perfección.



Dulce Corazón



En mi alma hay un abismo insaciable y no se detendrá hasta que el último destello de luz en mis ojos, se apague para siempre. Mi padre se ha ido, se ha ido…



Ya no podré jugar contigo, ni bromear que me pones el pie y tropiezo. Es una realidad innegable, que tu ausencia enferma mi corazón y el dolor traspasa mi alma, que te recuerdo cada día y que a veces te sueño.



Ya no podré decirte lo que me angustia, porque ya no estás conmigo. A veces me siento asfixiada en un océano de ansiedad, que me veo al borde de terminar mi existencia. Mi espíritu sufre cuando veo nuestros recuerdos, porque te necesito. Extraño tu amor, paciencia, compasión y justicia.



Tu aliento de vida expiró el 11 de marzo. Apenas han pasado unas horas y tu ausencia es demoledora. Tu silla está ocupada por alguien más. ¡Te extraño tanto…! que desearía escuchar tu voz, hacerte pasteles de naranja y ver tu sonrisa.



Desearía hacer sentir orgulloso a tu corazón. Siempre hiciste tuyas mis victorias y mis derrotas. Jamás terminaré la despedida, porque mi alma se niega a soltarte. Rechazo la idea de que te fuiste, y que al despertar por la mañana, ya no podré entrar a tu cuarto y saber cómo estás, ni probar el dulce sabor de un helado de vainilla junto a ti.



Fuiste cómplice de mis alegrías y mis fracasos, de mis días de euforia y noches de profunda amargura. Hoy mi espíritu está quebrantado, porque tengo ganas de abrazarte, de contarte todo lo que me asfixia, y no puedo. No sé cómo seguir…, el dolor me acecha cada minuto del día como buitre de rapiña.



Dulce corazón que irradió alegría y contagió esperanza. Todos los días del resto de mi vida te recordaré y la próxima vez que te vea, estarás orgulloso de mí.



Tengo la certeza absoluta de que pronto estaré contigo, te sofocaré en un cálido y muy prolongado abrazo que sacudirá tu alma. Porque fuiste una antorcha en tiempos de oscuridad, y tu memoria seguirá alumbrándome. Así que prepara tu dulce corazón, padre, que pronto nos reuniremos de nuevo, y esta vez (la muerte no podrá separarnos) será para siempre».




Rianda solía trabajar repartiendo periódicos antes de que el sol saliera. Y llegaba cansada a casa con la esperanza de que un día pudiera escapar de allí y no regresar jamás. Durante su recorrido en bicicleta, a menudo se encontraba con animales heridos. No dudaba en detenerse y cuidar de ellos hasta que sanaran, ella era una auténtica heroína.



Pero su felicidad no duraba mucho tiempo debido al estrés que le generaba estar en casa. No podía dejar de pensar en cómo todo un día cambió. Además, Rianda tenía muchos traumas psicológicos de su pasado, que le hacían sentirse avergonzada, deprimida y negativa todo el tiempo.



Ella lo expresaba de esta manera: «Es difícil sentirme feliz, porque no me siento como si perteneciera al lugar en el que vivo, es como si hubiera nacido en el país equivocado, con la gente equivocada, siento que soy de otro planeta. Tengo trastorno afectivo estacional, comienza en el otoño, continúa y empeora en el invierno, así que siento como si alguien chupara toda mi energía».



Su alma esperaba ser liberada, pero las bestias no dejaban de atormentar su espíritu sobre todo lo que deseaba dejar atrás. Podía escuchar a su padre en su corazón, le transmitía su fuerza a través de recuerdos que la hacían sentir con esperanza, pero al mismo tiempo, estas memorias venían acompañadas de profunda melancolía.



—Cuando sientas que no puedes seguir respirando, caminaré contigo frente al inmenso océano, la suave brisa confortará tu alma. Si te pierdes en las sombras, la luz de mi amor te encontrará, guardando tu camino a casa como un cielo estrellado que señala el regreso de un marinero que ha naufragado. Siempre estaré contigo en tu corazón, y si un día te acechan los monstruos, abrirás los ojos, sujetarás mis brazos y tus pesadillas habrán desaparecido. —Y añadía:



 «Eres como una brisa refrescante a dondequiera que vas. Tu espíritu consuela, benditos aquellos que disfrutan el placer de tu compañía».





Rianda aprendió a vivir por su cuenta. Era una perla proveniente de la tierra donde la sangre de los hombres es más dulce, que creció entre rehiletes gigantes y donde los tulipanes nunca terminan, a la orilla del inmenso océano donde la brisa del mar purificaba su alma de recuerdos del pasado, de personas que amaba profundamente, pero que ya había perdido tiempo atrás.



—Abuelo, ¡hablas de ella como si la conocieras! —expresó admirado.



—En cierta forma…, lo hice —respondió sin pronunciar más, luego le dio un beso de buenas noches y salió de la habitación.











.





«¿Qué es la vida, sino un juego de ajedrez que empiezas perdiendo?».



3

 ENLACES DE AMOR






Un consejero llamado Julio, amigo íntimo del rey, le advirtió que averiguara los secretos más profundos de la joven, antes de entregar su corazón por completo, ella era cuatro años mayor que el rey. Así que Dusan la cortejó durante los siguientes meses con el objetivo de conocer el alma de su amada.



—Somos felices porque has dejado de tomar decisiones con el corazón y empiezas a usar la cabeza —decían sus consejeros, quienes aún no asimilaban la decisión del rey de erradicar los impuestos.



Era la costumbre de Dusan dar largos paseos en el bosque, tratando de averiguar los deseos de su corazón, y decía: «He visto con profunda tristeza a los vínculos más arraigados, desbaratarse en un fugaz suspiro. Entonces comprendo lo frágil que es el amor, puedes tenerlo todo y el miedo corroe tus esperanzas, tus huesos tiemblan, tu alma se desmorona y la brisa del mar se lleva los restos de un corazón que había permanecido en silencio. Pero un día regresas a los viejos sitios donde fuiste el ser más feliz de la tierra. El tiempo se ha llevado las cenizas y te sientes agradecido, porque hasta el recuerdo más amargo se apaga, se olvida, se supera».



—Abuelo, el rey tiene pensamientos hermosos.



—Estaba enamorado, no podía sacarla de su cabeza, ni quería hacerlo.



En un banquete, Dusan observó que Rianda no ingirió ni una sola gota de vino. En privado le preguntó.



—¿Por qué no bebes, es por alguna enfermedad?



—No, solo ya hace un año que dejé de tomar, es lo mejor para mí —dijo mientras agachaba la cabeza.



El rey pudo ver en sus ojos un misterio que no reveló, pero no insistió, creía que los secretos debían darse libremente, sin ser exigidos. Una duda surgió en su corazón desde aquel día. Ese fue el primer indicio de que Rianda había dejado algo atrás, y él debía averiguarlo.



Un día, Dusan y su amada cayeron bajo la nieve y quedaron muy juntos uno sobre el otro. Ella reaccionó inmediatamente y se levantó.



—¿Qué tienes? —preguntó el rey intrigado.



—No me sentí cómoda —dijo mientras quitaba la nieve de su ropa.



—¿Es que no puedo abrazarte? —Dusan la miraba fijamente.



—Puedes sostenerme entre tus brazos tanto como desees —respondió mientras una sonrisa aparecía.



—Abuelo, ¿por qué es tan complicado decir lo que sientes?



—Es difícil abrir tu corazón y