Nomofobia (miedo a perder el celular)

Text
0
Kritiken
Leseprobe
Als gelesen kennzeichnen
Wie Sie das Buch nach dem Kauf lesen
Nomofobia (miedo a perder el celular)
Schriftart:Kleiner AaGrößer Aa

ARTURO BARRAZA MACÍAS

Nomofobia

(miedo a perder el celular).

Su concepto y medición


Editorial Autores de Argentina

Barraza Macías, Arturo

Nomofobia (miedo a perder el celular) : su concepto y medición / Arturo Barraza Macías. - 1a ed. - Ciudad Autónoma de Buenos Aires : Autores de Argentina, 2020.

Libro digital, EPUB

Archivo Digital: online

ISBN 978-987-87-1066-2

1. Fobias. 2. Trastornos. I. Título.

CDD 362.196855

Editorial Autores de Argentina

www.autoresdeargentina.com

Mail: info@autoresdeargentina.com

Queda hecho el depósito que establece la LEY 11.723

Impreso en Argentina – Printed in Argentina

INTRODUCCIÓN

Actualmente, y a diferencia de hace más de diez años, el teléfono celular se ha vuelto un elemento tecnológico insustituible que acompaña al ser humano en todo momento y espacio. Algunos lo consideran su ordenador o computadora personal de bolsillo, mientras otros lo ven como una segunda pantalla que rivaliza con la televisión.

La verdad es que no importa cómo se le considere, su acceso casi generalizado a internet, la información que circula por sus diferentes aplicaciones y servicios, su facilidad de comunicar con imágenes, y la emergencia de las compras y videojuegos en línea hacen del teléfono celular un acompañante valiosísimo para el ser humano; y si, usar el término en sentido superlativo no es un error, ni una adjetivación innecesaria, es solamente la necesidad de reflejar la realidad del fenómeno.

Este acompañamiento, sin lugar a dudas, ha incrementado la presencia de la nueva realidad aumentada. A nuestra realidad objetiva y física le agregamos elementos de la realidad virtual a la que conduce de manera recurrente y permanente el teléfono celular.

Esta coexistencia de realidades genera cambios notorios y tan avasallantes que hay poco tiempo para detenerse a reflexionar sobre ellos. Algunos analistas e investigadores alzan su voz y recuerdan que aparte de las bondades que ofrece este dispositivo puede acarrear algunos perjuicios.

En concordancia con esa línea argumentativa, los estudiosos consideran preocupante la aparición de fenómenos como el Vamping, la Nomofobia, la Adicción al internet, a las redes sociales o al mismo teléfono celular. Sin olvidar otros como la Cibercondría o el síndrome de la llamada imaginaria.

Ante este contexto, signado por más preguntas que respuestas, los investigadores han asumido el compromiso e indagar al respecto. Y ese mismo compromiso lo asume el autor del presente libro. De los diferentes fenómenos ya mencionados, y otros más que existen, la atención del presente libro está puesta en la Nomofobia.

En un primer acercamiento a este fenómeno se puede observar que es mencionado de manera recurrente cuando se aborda el tema de la salud mental y su relación con la tecnología, sin embargo, un análisis más detallado muestra la debilidad estructural del estudio y las indagaciones realizadas sobre el tema.

A este respecto la atención del presente libro se centró específicamente en su concepto y medición; esta forma de enfocar su estudio obedece a la convicción de que en este momento, del desarrollo de este campo de estudio, es menester retraerse y regresar a superar sus debilidades estructurales ante de seguir avanzando ya que la fortaleza de un campo de estudio se refleja en la solidez de sus conceptos y teorías, así como en la consistencia de sus instrumentos.

En ese sentido, este libro se dedica a tres actividades centrales a) realizar una discusión teórico conceptual sobre la Nomofobia que concluya con un concepto de la misma, b) analizar los problemas estructurales, sobre todo en relación a la validez de contenido, de los instrumentos utilizados hasta este momento, y c) construir y validar un cuestionario que esté en concordancia con el concepto y fundamento teórico construido ex profeso.

Para su presentación estas actividades se desarrollan en tres capítulos: Capítulo uno. Nomofobia, Capítulo dos: la medición de la nomofobia y Capítulo tres: validación de la Escala Barraza de Nomofobia. A través de los cuales se intenta llevar de la mano a los lectores para que comprendan la necesidad de un nuevo concepto y un nuevo instrumento para medir este fenómeno.

A manera de cierre solo resta invitar a los estudiosos e investigadores del campo a continuar con el estudio de este fenómeno y que en ese proceso valoren la hipótesis teórica, el concepto y el instrumento construido, y dados a conocer en el presente libro, como una posible opción para su estudio.

CAPÍTULO UNO

NOMOFOBIA

Tecnología, teléfonos celulares y salud mental.

La estructura social se configura y reconfigura constantemente gracias a los vínculos que establecen sus integrantes; estos vínculos pueden adoptar dos formas básicas: a) cuando los vínculos tienen un contenido esencialmente psicosocial las relaciones entre los individuos son cara a cara, y b) cuando los vínculos tienen un contenido centralmente socio-organizacional las relaciones entre los individuos son mediadas por los grupos a los que pertenecen, esto es, la relación es grupo a grupo.

Estas relaciones, y los tipos de vínculos a los que remiten, se han dado de manera normalizada en tiempo y espacio desde hace varios siglos; sin embargo con la irrupción y desarrollo de las tecnologías de la información y la comunicación las cosas han cambiado.

¿Qué es lo que han aportado las tecnologías de la información y la comunicación a las relaciones sociales? La respuesta se puede agrupar en cinco grandes rubros:

• Los servicios de Internet: correo electrónico, noticias, acceso remoto y transferencia de archivos.

• Las redes sociales: Facebook, Instagram, LinkedIn, Twitter, Google+, Snapchat, Pinterest, etc.

• Los servicios de mensajería instantánea: WhatsApp, Messenger, Skype, Hangouts, Telegram, etc.

• Sitios web dedicados a compartir videos: YouTube, Vimeo, DailyMotion, Metacafe, TikTok, etc.

• Sitios web para publicaciones en línea: openblog, fotolog, blogs, audioblogs y moblog.

Estos servicios, aplicaciones y sitios han permitido que las relaciones sociales se independicen de los límites espacio-temporales y originen una sociedad híper conectada donde lo instantáneo y simultáneo es la norma.

En este contexto, las personas utilizaron inicialmente al ordenador o computador personal como su principal medio, para posteriormente transitar a los teléfonos celulares, convirtiéndose estos últimos es un dispositivo indispensable para la persona del siglo XXI.

En el caso de México, la Encuesta Nacional sobre Disponibilidad y Uso de Tecnologías de la Información en los Hogares (INEGI, 2019) reporta que:

• El 57.3% de los usuarios disponen solamente de telefonía celular, prescindiendo de la telefonía fija, mientras que 39.3% disponen de ambos tipos de telefonía, lo que da un acumulativo de 96.6% de usuarios de los teléfonos celulares.

• El porcentaje de usuarios de telefonía celular es más alto entre las edades que oscilan entre 25 y 34 años y entre 35 y 44 años (cada una con un respectivo 18%).

• El porcentaje de usuarios es más alto entre las personas que tienen como nivel máximo de estudios la secundaria o la preparatoria (29% y 25% respectivamente).

• El porcentaje de usuarios es más alto entre las personas económicamente activas (68.9%).

• El tipo de equipo más usado es el celular inteligente o Smartphone (88.1%).

• La mayor parte de los usuarios usan el servicio prepago (79.4%).

• El 82.1% de los usuarios usan su teléfono celular diariamente

• El 90.6% de los usuarios tienen celulares con conexión a Internet.

• Los usuarios son mayoritariamente mujeres (51.7%)

Esta omnipresencia de los teléfonos celulares ha creado una realidad denominada genéricamente como aumentada (Basogain, Olabe, Espinosa, Rouèche & Olabe, 2007) donde la realidad física u objetiva es acrecentada por la adición de elementos que no están presentes en ella, combinándose los elementos reales con otros virtuales creados por los dispositivos informáticos que la soportan. Al igual que los elementos que configuran la realidad física u objetiva, los elementos de esta nueva realidad aumentada también generan efectos para la salud mental de las personas.

En la realidad física u objetiva se habla de ansiedad, fobia, depresión, neurosis, estrés, burnout, trastorno bipolar, esquizofrenia y psicosis, entre otras categorías clínicas que remiten a diferentes trastornos mentales. En el caso de la realidad aumentada se observan dos vías de concreción: a) aquella que utiliza las categorías ya conocidas pero con relación a elementos concretos de esta realidad aumentada, por ejemplo: Tecnoestrés, Adicción al internet, Depresión por Facebook, Hipocondría online (Cibercondria), etc. y b) aquella que remite a nuevos trastornos, propios de esta realidad aumentada, creando neologismos para referirse a ellos, por ejemplo: Nomofobia, Fomo, Infoxicación, efecto Google, Vamping, Phubbing, Síndrome de hikikomori, SMS sonámbulo, Síndrome de la llamada imaginaria, etc.

 

Cabe mencionar que los trastornos mentales estudiados y visibilizados en la realidad física u objetiva tienen tras de sí una fuerte cantidad de estudios empíricos, teorías e instrumentos de medición con buenas propiedades psicométricas; mientras que en el caso de los nuevos trastornos, propios de la realidad aumentada, se observa que: a) su estudio es escaso, b) son pocas las teorías que existen al respecto, c) proliferan los conceptos simples que al explicarse se bifurcan y diversifican, y d) los instrumentos de investigación dejan serias dudas sobre su pertinencia teórica o calidad general.

Este panorama nada alentador, sobre el estudio de los trastornos mentales propios de la realidad aumentada, más que generar frustración que lleve a la parálisis investigativa debe servir como aliciente para empezar a desarrollar más y mejores estudios al respecto, esto es, debe ser el reto que se asuma en la siguiente década de este siglo. En el caso del presente libro la atención está puesta en uno de ellos: la nomofobia.

Una primera aproximación a la Nomofobia

El término Nomofobia aparece de manera recurrente cada vez que se habla de trastornos mentales generados por las tecnologías de la información y la comunicación; normalmente, junto al término vienen definiciones o explicaciones sucintas, por ejemplo, Ballarino (2013) publica en FayerWayer su entrada denominada “9 trastornos que puede provocarte la tecnología” donde afirma sobre este trastorno lo siguiente:

Este síntoma se caracteriza principalmente por el miedo que se presenta en las personas por salir sin su teléfono celular a la calle, o quedarse sin batería “en el momento más importante”, o no poder contar con señal (o conectividad de redes móviles). Como consecuencia, los trastornos que trae dicha enfermedad se dice que son principalmente inestabilidad, agresividad, problemas de concentración y estrés.

Otro síntoma que va de la mano con la nomofobia, es el de recoger nuestro móvil y chequearlo de forma continua. Se estima que, en promedio, realizamos la actividad de agarrar y dejar nuestro teléfono celular unas 150 veces al día. Para ser un poco más extremistas, los (aún) más adictos, no pueden pasar 6 minutos sin estar viendo su smartphone.

En la actualidad, en promedio a nivel global, el 53% de los usuarios de celulares padecen de nomofobia. De ese porcentaje anterior, el 58% son hombres (párrafos, 13-15).

Más allá de este tipo de publicaciones, orientadas a la divulgación, la comunidad científica ha iniciado su estudio y ha encontrado algunos resultados interesantes de los cuales, y a manera de ejemplo, solamente se mencionan seis de ellos:

• Matoza y Carballo (2016) afirman que el 43.6% de estudiantes de medicina de Paraguay presentan un nivel de nomofobia leve; el 40.6%, moderado y el 15.8%, severo.

• Larico (2017) reporta que el 62.61% de los estudiantes presentan nomofobia leve, 20.47% nomofobia moderada y 11.28% nomofobia severa; así mismo, encontró una relación estadísticamente significativa entre nomofobia y ansiedad.

• Torres-Salazar et al. (2018) afirman que personas con un coeficiente intelectual promedio o por debajo del promedio son 27 veces más probable que desarrollen la nomofobia.

• Teixeira, Corrêa, de Sousa y Cássia (2019) reportan que los académicos encuestados en su investigación usan el celular diariamente, cargan con él cuando salen de casa y si se les olvida regresan a buscarlo; así mismo mencionan que el principal síntoma reportado es la ansiedad.

• Santos, Pereira, da Silva, Pinto y de Sá (2020) informan que el 35% de los encuestados en su investigación mostraron signos de un nivel moderado y severo de dependencia del dispositivo; así mismo, el estudio evidenció mayor dependencia de mujeres, jóvenes y estudiantes que se encontraban en los semestres más avanzados del curso.

• Díaz y Extremera (2020) afirman que dos dimensiones de la inteligencia emocional, la ansiedad y la adicción al teléfono celular explicaban de manera significativa varianza en los niveles de nomofobia.

No obstante lo prometedor que puede resultar la realización de estas, y otras investigaciones similares, no se debe perder de vista que más allá de los datos empíricos es imprescindible tener detrás de sí conceptos sólidos, teóricamente hablando, e instrumentos de medición con buenas propiedades psicométricas.

En el primer caso, referido a su conceptualización, la nomofobia fue definida inicialmente como el miedo a quedarse fuera de contacto con el celular (SecurEnvoy, 2012). Posteriormente ha sido definida de diversas maneras, por ejemplo Ramos-Soler, López-Sánchez y Quiles-Soler (2017) la definen como “una adicción comportamental que implica un alto temor a quedarse sin teléfono móvil” (p. 201), mientras que León-Mejía, Calvete, Patino-Alonso, Machimbarrena y González (2020) la definen como “una fobia situacional en la que se experimenta un miedo intenso, irracional y desproporcionado a no poder usar el Smartphone” (p. 1).

Estas dos definiciones muestran de manera muy ilustrativa la existencia de problemas con respecto a su conceptualización ¿es una adicción comportamental o es una fobia situacional? Tal parece que estos ejemplos evidencian la necesidad de discutir un poco más al respecto, ya que al tener problemas en su conceptualización es casi un hecho que existan problemas también en su medición.

Nomofobia: su análisis conceptual.

Desde la filosofía aristotélica, cuando se habla de definiciones, se suele hacer referencia dos tipos de definiciones: la nominal y la real (Livov, 2016).

La definición nominal conduce a responder la pregunta ¿qué es?, lo que normalmente conlleva a la enunciación de una categoría que designa una clase de objetos o acontecimientos; si la clase es bastante abstracta o general va seguida de un complemento, calificador, circunstancial o relacional que ayuda a otorgar el significado adecuado al término.

La definición real implica responder a la pregunta ¿Por qué?, esto es, “indica la causa por la cual el objeto en cuestión es de tal o cual manera, posee tal o cual atributo” (Livov, 2016, p. 16). En este tipo de definición se vincula la definición a la explicación.

Esta distinción permite identificar los tres componentes estructurales que pueden, o no, estar presentes cuándo se hace una definición; estos tres componentes son: categoría general, complemento y explicación, y son los elementos que se toman como base para el presente análisis conceptual del término nomofobia. Para el análisis se construyó una base de datos de 35 definiciones provenientes de 22 trabajos de investigación.

a) Aproximación analítica a la definición nominal: ¿Qué es la Nomofobia?

Inicialmente, y tras un estudio sobre el tema del uso del celular en el Reino Unido, la empresa británica SecurEnvoy en 2011 acuño el término Nomofobia; con este término intentó definir el miedo irracional a salir de casa sin un teléfono móvil. En realidad el término es una abreviatura de la expresión inglesa “no-mobile-phone-phobia” que significaría miedo a no tener móvil.

Esta idea del miedo está presente en la mayoría de las definiciones que se proporcionan sobre Nomofobia, sin embargo, algunos autores no la incluyen en su definición central o en alguna de las definiciones que presentan durante su trabajo, tal es el caso de: a) Dorantes, Mendoza y Baena (2016) quienes la definen como adicción, b) King, Valença y Nardi (2010) que la definen como incomodidad o ansiedad, c) Larico (2017) quien la define como problema cibernético y adicción, d) León-Mejía, Pérez-Sancho y Calvete (2017) que la definen como un trastorno de ansiedad, e) Moreira, Veras y de Moura (2020) quienes la definen como perturbación mental, f) Ribeiro, Lima y Dilson (2019) que la definen cono uso exagerado o hábito de consultar constantemente el celular, y g) Torres-Salazar, et al. (2018) quienes la definen como tecnopatía.

A esta situación habría que agregar que los autores consultados utilizan mayoritariamente el término miedo (Bragazzi & del Puente, 2014; Daei, Ashrafi-rizi, & Reza, 2019; Díaz & Extremera, 2020; Encalada, Yancha, Guerrero & Morán, 2020; Gamboa, 2018; King, et al. 2010; López, 2015; Luna; 2018; Matoza & Carballo, 2016; Mauger, et al. 2019; Moreira et al. 2020; Ponce, 2011; Ramírez & Vargas, 2018; Ribeiro et al. 2019; Sánchez, 2013), sin embargo, otros autores utilizan los términos temor (King, et al. 2010; León-Mejía, et al. 2017; Ramos-Soler, López-Sánchez & Quiles-Soler, 2017) y pánico (Lara, 2014; Sánchez, 2013).

Sie haben die kostenlose Leseprobe beendet. Möchten Sie mehr lesen?