Cómo caminar por la vida sin perderse

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Cómo caminar por la vida sin perderse
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Letrame Editorial.

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© Albert Puell

Diseño de edición: Letrame Editorial.

ISBN: 978-84-18585-90-6

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

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Para Cristina, Álex y Marc

Prólogo

Actitud.

Solo eso: actitud. Tú y solamente tú puedes abrirte el camino al éxito.

Este libro dispone de una estructura, apartados… Simplemente léelo, estoy convencido de que te ayudará. Y recuerda: todo lo que has hecho en tu vida, todo lo que has vivido, ya haya sido bueno o malo, te ha llevado a este momento. Disfruta de este libro.

Todo el mundo puede evolucionar, tanto en conocimiento como en actitud.

Hay mil y un libros de motivación, ayuda o coaching. Personalmente, este libro lo definiría más como un manual o guía de bolsillo, sin la necesidad de tener que hacer ejercicios ni prácticas para que puedas sentirte bien y poder desarrollarte como persona y comercial.

Recuerda que hay algo muy muy importante que te ayudará de inmediato: nunca, nunca, nunca, hagas nada a otra persona que no quieras que te hagan a ti. Haz que todo el mundo, cuando se aleje de ti, se vaya con algo positivo y bueno de ti.

Y, partiendo de esta premisa… puedes empezar a evolucionar.

q Capítulo 1 r

1. Actitud

Deja tu mente en blanco y derriba los muros que no te dejan evolucionar o mejorar. Al levantarse uno de buen humor, no debe dejar que nadie le arruine el día. Un día es maravilloso hasta que llega un capullo y te lo arruina, es así, y, si no, párate a pensarlo. Y este es uno de los motivos de la mala actitud a la hora de ponerse uno a contratar o vender productos o servicios. Y, de aquí, al fracaso.

Una persona no necesariamente debe tener unas cualidades innatas, sino que estas pueden adquirirse. Existen mil cursos y libros online con los que uno puede aprender a desarrollar las cualidades en las que se siente más débil. Cualquier persona debería aprender a venderse a sí mismo, antes de nada, para dar siempre buena impresión.

Todo empieza en tu interior, de dentro hacia fuera. Eres una gran persona, no dejes que nadie te diga lo contrario.

No pongas más excusas.

Las crisis, las enfermedades, la familia, la economía, la globalización… podemos dar mil y un motivos, pero, si quieres tener éxito, si realmente lo deseas, deja a un lado todos los impedimentos y muros y sal a la calle con fuerza y ánimo.

Las personas, evidentemente, pueden tener ciertas habilidades al nacer, al igual que el carácter, pero hay muchos factores —entre ellos, los externos, como la experiencia que uno va ganando en la vida— que influyen en nuestro desarrollo y hacen que puedas aprender o mejorar tus virtudes, que las tienes, seguro. Hay que evolucionar.

Todo el mundo es especial o muy bueno en algo, detente a pensarlo, y, si no, coge una hoja y apunta veinte cosas que hagas durante la semana, seguro que en algo destacas más o menos, dependiendo siempre del tiempo que dediquemos, claro está.

Se hace camino al andar: el maestro no nace, se hace. Aunque a mí me gusta decir que, para ser jedi, primero tienes que ser Padawan y aprender y aprender y aprender y aprender.

La vida es una formación continua, no te vuelvas loco si fracasas. Has dedicado tiempo y de los errores y fracasos se aprende. Recuerda siempre, siempre, siempre: lo importante no es las veces que caes, sino las que te levantas y la voluntad y actitud que pongamos frente a los retos de la vida.

Tú te pones tus propios límites y muros, no te equivoques, no lo hagas, no pierdas tiempo. Lo más importante es que tú te sientas bien y estés convencido de lo que haces y hacia dónde quieres ir.

Márcate un objetivo a corto, medio y largo plazo. Para tener una buena actitud, necesitas una buena motivación y es muy importante que la busques en ti mismo: la automotivación es parte principal del éxito, de tu éxito.

Te diré uno de mis grandes secretos para tener una buena actitud. No es necesario que te lo dé al final del libro, no tiene sentido.

Soy un küpperiano: «Yo no soy un maestro, los copio». Seguro que a más de uno le sonará esta frase. Él sí es un maestro. Busca en YouTube el vídeo del señor Victor Küppers titulado TEDxAndorralaVella. Yo lo he visto más de cien veces y es lo mejor de lo mejor que encontrarás en internet. En tan solo veinte minutos se recoge lo más importante de la vida, el abecé de la vida, como digo yo.

Hazme caso y míralo, te ayudará. Mi propio cuñado me dio las gracias por pasarle información de maestros del coaching porque dice que, gracias a ellos y, en especial, al señor Küppers, pudo aprobar sus estudios y estar en una gran empresa de éxito.

Es muy importante tener claro el objetivo y hacerlo por uno mismo, no por otra persona, por el qué dirán, por imagen o por si se burla alguien (deporte nacional).

Repite conmigo: «Tengo que hacer las cosas únicamente por y para mí mismo».

Muchos diréis: «Claro, claro, ¿y mis hijos? ¿Y mi mujer…?». Pues perdonad, primero sois vosotros, sí, sí, lo que oís. Porque, si no estáis bien, los de vuestro alrededor detectarán que no estáis bien y no es importante la cantidad de tiempo que pasáis con vuestros seres queridos, sino la calidad. La calidad de las cosas es lo más importante.

Os voy a dar las siete características fundamentales que definen a una persona mentalmente fuerte para, así, conseguir una buena actitud:

1 Inteligencia emocional desarrollada.

2  No tener complejos.

3 Tener confianza en tus habilidades.

4 No dejarte llevar por los demás.

5 Saber cómo aceptar las críticas constructivas.

6 Saber lo que quieres.

7 Creer en ti mismo.

Vamos a desarrollar muy brevemente estos puntos.

1 Inteligencia emocional desarrollada. Las personas emocionalmente inteligentes son más fuertes a la hora de mantener la calma y saber negociar de manera eficiente con otros. Saben conseguir un equilibrio entre las distintas necesidades del equipo, aunque también conozco maestros que dicen que cuanto más inteligente, más infeliz se puede ser y que la ignorancia trae la felicidad. Estaríamos horas discutiendo, pero no tenemos tiempo ahora. Tú estudia y aprende, y si no te gustan los libros, mira vídeos o asiste a conferencias. De todo se aprende.

2 No tener complejos. Las personas fuertes de mente saben cómo vivir sus vidas en plenitud con ellas mismas. Reconocen sus errores, pero no se enfrascan en ellos. Saben cuáles son sus defectos, pero no dejan que dominen sus pensamientos. No te pongas límites por tus complejos.

3 Tener confianza en tus habilidades. Una de las características más importantes es que no son personas inseguras. Una mente fuerte se ve relajada en su gran autoconfianza, lo que les permite conseguir siempre sus objetivos. Hay habilidades que no son innatas, sino que se adquieren con los años y con lo vivido, con la experiencia y los estudios. Si no sabes hacer algo y lo necesitas, apréndelo.

4 No dejarte llevar por los demás. Esto es lo que comentaba de la imagen, el qué dirán. Que hablen, ¡¿y qué?! Aunque las opiniones de las personas cercanas, como la familia o amigos, sean importantes, no os deben dictar el rumbo que debéis seguir.

5 Saber cómo aceptar las críticas constructivas. Una crítica puede ayudarte a crecer. No todas las críticas son malas. Hay que diferenciarlas o, al menos, saber hacerlo de las que son por envidia, supuestos grandes consejos de amigos que lo único que te tienen es envidia porque eres una persona de éxito. Sin embargo, tampoco hay que dejarse llevar por el ego o por la gran experiencia que se tenga, pues la vida es una permanente formación, una evaluación continua, como las del cole. Tomároslo como una oportunidad para ser mejores, las críticas constructivas, de amigos o profesionales, pueden ser buenas. Y nos dan la oportunidad de crecer y ser mejores.

6 Saber lo que quieres. Esta característica hace referencia a tener muy claro adónde quieres ir y cuáles son los pasos para lograrlo. Tú eres una de estas personas. Está en tu mente, créelo y lo podrás conseguir.

7 Creer en ti mismo. Encuentra en tu interior la fuerza, la confianza, la creatividad que todos tenemos. Confianza, valentía y fortaleza. Está en vuestro interior, debéis buscar tiempo para encontraros a vosotros mismos.Recuerda que lo primero es creer en uno mismo. Tu cara y tu cuerpo son un reflejo de tu interior y tu alma. Como me dijo un antiguo cliente indio hace ya muchos años: «Tu cuerpo es un templo».

A lo largo de las siguientes páginas, iré escribiendo frases célebres que considero que deberías leer y tener en cuenta. No obstante, al final del manual las pondré todas juntas para que las tengáis bien a mano.

 

«Vive como si fueras a morir mañana; aprende como si el mundo fuera a durar para siempre» (Mahatma Gandhi).

«El pesimista ve dificultad en toda oportunidad. El optimista ve oportunidad en toda dificultad» (Winston Churchill).

2. Los muros impuestos

Lo más importante para empezar a evolucionar como persona es aceptarse tal y como uno es. Somos como somos, y eso no es ni bueno ni malo.

Todos, absolutamente todos tenemos cosas buenas y no tan buenas que nos caracterizan y nos hacen únicos.

Así, lo que para uno puede ser un defecto para otro puede ser motivo de caer rendido a tus pies. Sí, sí, tal cual, es así.

Muchas personas hablan de que en la formación radica el aprendizaje y es verdad, pero, tal como he mencionado anteriormente, tenemos unos muros en nuestra mente que nos han sido impuestos por la educación.

La educación está para crear robots, nos anulan la creatividad y no hace falta ir muy lejos. Los niños y niñas en el colegio, entre los diez y doce años, dejan de cuestionarse las cosas y de hacer preguntas. Nos adiestran. Y, ojo, no digo que la formación sea mala, pero hay que buscar una formación o educación alternativa.

Como educación alternativa me refiero, por ejemplo, al coaching. Yo lo descubrí con el fútbol, en concreto, con uno de los entrenadores más grandes que existe y existirá jamás: el señor Guardiola. Cuando entrenó al F. C. Barcelona, enfocó sus enseñanzas en hablar con los jugadores, buscando el botón que los impulsara en el campo a través del descubrimiento de sus emociones e inquietudes y haciendo hincapié en derribar sus muros mentales.

No podemos esperar que un trabajador lo haga todo a la primera sin rechistar, no vivimos en la Edad Media. Las personas tienen un corazón y sus propias ideas, que deben ser escuchadas para así poder iniciar el derribo de los muros. El látigo es un muro de otra era. Hoy podríamos identificar ese látigo con los e-mails o llamadas en tono despreciativo que en la mayoría de los casos lo único que consiguen es precisamente lo contrario de lo que pretenden. Volviendo al adiestramiento y a los muros y límites que nos ponemos debido al sistema capitalista que tenemos, hoy en día, hay una historia que necesito que leas con detenimiento.

Se trata de El elefante encadenado1, de Jorge Bucay, y dice así:

Cuando yo era pequeño, me encantaban los circos y lo que más me gustaba de los circos eran los animales. Me llamaba especialmente la atención el elefante, que, como más tarde supe, era también el animal preferido por otros niños. Durante lafunción , la enorme bestia hacía gala de un peso, un tamaño y una fuerza descomunales… Pero, después de su actuación y hasta poco antes de volver al escenario, el elefante siempre permanecía atado a una pequeña estaca clavada en el suelo con una cadena que aprisionaba una de sus patas. Sin embargo, la estaca era solo un minúsculo pedazo de madera apenas enterrado unos centímetros en el suelo. Y, aunque la cadena era gruesa y poderosa, me parecía obvio que un animal capaz de arrancar un árbol de cuajo con su fuerza podría liberarse con facilidad de la estaca y huir. El misterio sigue pareciéndome evidente. ¿Qué lo sujeta, entonces? ¿Por qué no huye? Cuando tenía cinco o seis años, yo todavía confiaba en la sabiduría de los mayores. Pregunté entonces a un maestro, un padre o un tío por el misterio del elefante. Alguno de ellos me explicó que el elefante no se escapaba porque estaba amaestrado. Hice entonces la pregunta obvia: «Si está amaestrado, ¿por qué lo encadenan?». No recuerdo haber recibido ninguna respuesta coherente. Con el tiempo, olvidé el misterio del elefante y la estaca y solo lo recordaba cuando me encontraba con otros que también se habían hecho esa pregunta alguna vez. Hace algunos años, descubrí que, por suerte para mí, alguien había sido lo suficientemente sabio como para encontrar la respuesta: el elefante del circo no escapa porque ha estado atado a una estaca parecida desde que era muy muy pequeño. Cerré los ojos e imaginé al indefenso elefante recién nacido sujeto a la estaca. Estoy seguro de que, en aquel momento, el elefantito empujó, tiró y sudó tratando de soltarse. Y, a pesar de sus esfuerzos, no lo consiguió, porque aquella estaca era demasiado dura para él. Imaginé que se dormía agotado y que al día siguiente lo volvía a intentar, y al otro día, y al otro… Hasta que, un día, un día terrible para su historia, el animal aceptó su impotencia y se resignó a su destino. Ese elefante enorme y poderoso que vemos en el circo no escapa porque, pobre, cree que no puede. Tiene grabado el recuerdo de la impotencia que sintió poco después de nacer. Y lo peor es que jamás se ha vuelto a cuestionar seriamente ese recuerdo. Jamás, jamás intentó volver a poner a prueba su fuerza…

Todos somos un poco como el elefante del circo: vamos por el mundo atados a cientos de estacas que nos restan libertad. Vivimos pensando que no podemos hacer montones de cosas, simplemente porque una vez, hace tiempo, cuando éramos pequeños, lo intentamos y no lo conseguimos. Hicimos entonces lo mismo que el elefante y grabamos en nuestra memoria este mensaje: «No puedo, no puedo y nunca podré». Hemos crecido llevando ese mensaje que nos impusimos a nosotros mismos y por eso nunca más volvimos a intentar liberarnos de la estaca. Cuando, a veces, sentimos los grilletes y hacemos sonar las cadenas, miramos de reojo la estaca y pensamos: «No puedo y nunca podré».

Piénsalo cinco segundos: ¿es o no es así? Claro que sí. En la vida, todos los límites que tenemos, llámalos tabúes, muros o excusas —cómo nos gustan las excusas…— nos evitan evolucionar y desarrollarnos como personas y profesionales.

Recuerda una cosa y grábatela a fuego: «No vemos las cosas como son. Las vemos como somos nosotros» (Anaïs Nin).

3. La soledad

Una vez leí que, si no eres feliz con poco, tampoco lo serás con mucho. Además, yo también creo que, si no sabes estar solo, nunca serás feliz.

También dicen o hablan de la soledad del líder. Encontraréis mil y un libros o artículos referentes a este tema. Solos… Ridículo, el mundo ha avanzado y evolucionado y dentro de unos años todo estará controlado por cuatro empresas y ordenadores o inteligencia artificial y, si no lo pensáis, tiempo al tiempo.

A veces, la gente se siente solo y no sabe por qué. Para entenderlo, es necesario saber que todo el mundo tiene unas características innatas al nacer. Unos dirán que se forman en el feto, en el interior del útero, y otros que se desarrollan durante la infancia. En realidad, ambas son ciertas.

Cada individuo dispone de unas características que nos realzan, que nos diferencian de los demás y que nos hacen brillar, porque todos brillamos, aunque con unas personas resaltamos más que con otras, pero esto es debido a la química entre las personas. Esa química hace que te sientas mejor con unas personas que con otras.

Si no sabes tolerar el fracaso, la frustración y la soledad, nunca, nunca, nunca serás feliz.

Hay un presidente el señor Mujica —para mí, uno de los mejores— que dice entre sus muchas lecciones, y transcribo literalmente2:

O logras ser feliz con poco e ir liviano de equipaje, porque la felicidad está dentro de ti, o no logras nada. Esto no es una apología de la soledad. Pero, como hemos inventado una sociedad de consumo, consumista, inventamos una montaña de consumo superfluo. Y hay que tirar y vivir, comprando y tirando. Y lo que estamos gastando es tiempo de vida, porque, cuando yo compro algo, o tú, no lo compras con plata, lo compras con el tiempo de vida, que tuviste que gastar para tener esa plata, pero con esta diferencia. La única cosa que no se puede comprar es la vida. La vida se gasta y es miserable gastar la vida para perder la libertad.

Un consejo: invierte en ti.

Invierte en tu familia, pareja, hijos, amigos… invierte en todos ellos. Hay que trabajar para vivir, no vivir para trabajar. Qué sentido tiene trabajar tantas horas si no puedes estar con los tuyos, que son los que llenan, en realidad, tu tiempo.

Sé que pensaréis que hoy en día es difícil compatibilizar trabajo, familia y relaciones sociales. Muchos de vosotros pensaréis que, claro, cómo hacerlo si los sueldos están mal o no nos cambian el turno de trabajo… Excusas.

Hoy en día, estamos llenos de ellas, ya que no se necesita tanto dinero para tener una vida plena y poder dedicarte a los que realmente te importan.

Hay que encontrar el equilibrio. Es ahí donde reside la clave del éxito, y hablo del éxito personal, ese es el más importante, más que el económico o el qué dirán, no os equivoquéis. Si uno se siente realizado con uno mismo, será feliz y no se sentirá solo.

No pierdas tiempo buscando la felicidad —otro error—, lamentándote porque estás solo, porque ganamos poco. Una vez cubiertas las necesidades básicas, pasa al siguiente nivel. No todo el mundo tiene por qué tener las mismas necesidades o escalones en la vida, pero la familia y amigos son necesarios (véase punto la pirámide Maslow más adelante).

Sentirse solo es de lo más triste que hay en el mundo. Yo pienso que es como estar enfermo. El mundo gira sin ti, el sol sale y se pone como si el mundo siguiera día tras día sin contar contigo.

Busca refugio en familia o amigos, o en ambos. Uno de los dos tendrás seguro. Si no los buscas, sí que deberías hacerlo. En un gimnasio, en un simple curso de formación de idiomas o de ordenadores. Busca, busca y busca. Te lo mereces, porque todo el mundo se merece tener esa válvula de escape que permita volver a poner el contador a cero para otro día, otra etapa o proyecto.

Piensa una cosa: ¿y si te pasara una desgracia mañana mismo? ¿Qué dejarías atrás? ¿Qué hubieras hecho que no hayas hecho todavía? Pues eso. ¡Hazlo!

Siempre hay que guardar un poco de dinero o tener una hucha para imprevistos, cómo os voy a decir que no, pero ¿y si mañana nos vamos al otro barrio? ¿Sabéis que decía mi abuela?: «Mierda para los que quedan». Y cada uno que lo entienda como quiera y lo aplique a su vida. Cada persona debe darse un capricho a la semana, desde un pequeño helado a una revista o diez minutos en el jacuzzi o en la sauna del gimnasio. Hay que darse un capricho para animarse uno y tener ganas de tirar hacia delante, descansar cuerpo y mente. Además, si estáis solos por los caprichos del destino, buscad lugares donde haya gente y podáis entablar conversación con alguien. Cursos o gimnasio son dos de los lugares donde podéis conocer gente.

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