Revolución y Calma

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Revolución y Calma
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Diseño de edición: Letrame Editorial.

Maquetación: Juan Muñoz

Diseño de portada: Rubén García

Supervisión de corrección: Ana Castañeda

ISBN: 978-84-1386-841-7

Ninguna parte de esta publicación, incluido el diseño de cubierta, puede ser reproducida, almacenada o transmitida de manera alguna ni por ningún medio, ya sea electrónico, químico, mecánico, óptico, de grabación, en Internet o de fotocopia, sin permiso previo del editor o del autor.

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Deshaciendo con palabras los nudos que enredan el alma

.

«Y esperaré lo que haga falta

para no echarte de menos,

tan solo quedará el recuerdo.

Y uno a uno nos iremos

deshaciendo de los miedos,

hasta no volver a verlos.»

José F. Suñer.

Canción: «Esperaré lo que haga falta»

ESPERARÉ LO QUE HAGA FALTA

Voz turbadora que canta triste,

melancolía de tiempos vividos.

Recuerdos...

Ya solo recuerdos.

Porque esperó lo que hizo falta

para no echarla de menos.

Y escuchando la canción,

descompongo cada estrofa

para hacerla mía.

Porque yo también quiero

deshacerme de los miedos

... como él.

Y no volver a verlos...

Y esas estrofas

se convierten en consuelo

para esconder mis alas rotas,

y desplegar mis ganas de recomponerlas,

de parchearlas con retales nuevos

y pespuntes de ilusión.

Ganas de recuperar mi cuerpo,

del que prescindí cuando te fuiste

... sin salir de mí.

De volver a mi realidad,

aunque ya nada sea igual.

¡Aprender a disfrutar mi soledad!

Liberarme de la celda de tus besos

y reponerme del último... el frío.

El que me abrió los ojos

y me descubrió los miedos.

Esos... de los que voy a deshacerme

UNO

A

UNO

Hasta no volver a verlos.

Y mientras tarareo

«aguantaré lo que haga falta»

me imagino en una orilla

de mar en calma,

donde se escucha una voz turbadora

cantar una triste historia,

que quedará en recuerdo.

ASÍ SEA

Todos somos poesía,

pero solo algunos permanecen en los versos.

Todos somos letras de canción,

con mejor o peor entonación.

Todos somos libros abiertos,

aunque solo unos pocos nos sabrán leer.

Todos somos viento fresco,

aunque soplemos en otra dirección.

Todos somos castañuelas,

cuando el folclore se viene a más.

Todos somos, en las horas felices,

fogosa necesidad.

Todos somos tiempo perdido,

cuando ya no queda que rascar.

Todos fuimos TODO,

antes de volvernos NADA.

COMENZAR DE NUEVO

¡Ríete!

Afila,

perfila,

destila

... Alegría.

Ríete de la vida,

esa que te ha puesto

mil veces la zancadilla,

que te ha hecho caminar

cuesta arriba, fatigándote.

Que te ha hecho perder

la razón y el sentido,

tantas veces en un minuto.

Que te ha puesto

al borde del precipicio,

sin escuchar tu lamento.

Rompiendo tu alma,

congelando silencios,

ahogando en tu suspiro la esperanza.

Ríete de la vida,

que te quitó el brillo de los ojos

que embarró tus párpados...

Esa que no frena,

que no espera, ni hace justicia.

Ríete

y abrázala,

¡abárcala entera!

que no se te escape.

Exhalando ablándala y perdónala...

¡Es hora de empezar a disfrutar de ella!

De esa nueva vida a estreno.

Que viene cargada de aire limpio,

que llenará tus pulmones

y revolverá tu pelo.

Ríete con ella...

que vea que no le guardas rencor.

TAN YO

Llevo ropa interior de algodón

porque la lencería más bonita que luzco

es mi sonrisa ...

Soy de usar poco maquillaje,

de ir con una coleta por la vida

y un libro en el bolso.

Soy poco de sujetador

porque tengo las tetas pequeñas.

Y de zapatillas más que de tacón.

Soy tan normal,

que en casa me gusta ir descalza,

con camisetas dos tallas más grandes.

Tumbarme en el sofá a tomarme una cerveza.

Mientras Leiva suena en mi cabeza.

¡No me gusta cocinar!

Tengo pájaros en la cabeza

y algún error en los pies.

Mil canciones en los ojos,

la ilusión en las manos y el verano por dentro.

Tengo varios atardeceres pendientes

y amaneceres de más.

Me gusta como soy, no quiero ser más

{ni menos}...

No sé de complejos

y quiero seguir en esa ignorancia.

Tan yo.

SIN TEMOR

Yo también tuve miedo

a la palabra soledad,

como a un hechizo malvado,

como a un cartel de prohibido,

como al fondo de un pozo escondido.

Le tuve miedo a perder ...

y a perderme yo sin él.

¡Le tenía necesidad!

Como agua en el desierto

como un barco que no llega a puerto

... y se pierde a la deriva.

Y es a la palabra necesidad,

a la que hay que tener miedo.

La que no deja avanzar,

la que te sume en lo oscuro,

la que no permite disfrutar la soledad...

No temas la soledad,

pronunciarla da más miedo

que saberla gestionar.

Dale una oportunidad.

Abrazarla te hará crecer...

Tú suficiente

... Tú valiente.

«Tengo la necesidad de vivir cada segundo con intensidad...»

Y lo dijo con la cabeza llena de monstruos y el

corazón de suturas.

PROHIBIDO EL PASO

Las dos opciones existen,

personas que aparecen en tu hogar

para habitar contigo,

y personas que te ocupan.

Con unas VIVES,

con las otras te desvives

buscando motivos para vivir

{sin encontrarlos}

... mientras te quitan la vida.

¡No lo permitas más!

Que entre solo aquel

que se quiera quedar

¡sin ocupar!...

Que entre solo,

quien aún conociendo las grietas

que tiene tu piel,

se quede sin quererlas tapizar...

para disimular desperfectos.

Que entre quien ¡te quiera!,

no quien no quiera sentirse solo.

Que entre quien te abrace de continuo,

no con abrazos suspensivos

...

suspensos de todo cariño.

Que entre y se quede,

quien te haga sentir única y libre.

IGUAL DEBÍ DIBUJARTE

Te creí verso suelto,

como yo...

Y te convertí en poema.

Te escribí,

te inventé,

te hablé, grité.

Te cogí

... Te solté.

Te arrastré.

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