Winétt de Rokha

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Aus der Reihe: Vindictas
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Winétt de Rokha
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WINÉTT DE ROKHA

Selección y nota introductoria de

BEGOÑA UGALDE PASCUAL


UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

MÉXICO, 2020

ÍNDICE

NOTA INTRODUCTORIA APUNTAR CON UNA HONDA AL ESPACIO

Begoña Ugalde Pascual

LO QUE ME DIJO EL SILENCIO (FRAGMENTOS)

LA FRIVOLIDAD DE LAS PALABRAS

FORMAS DEL SUEÑO

CIGARRA DE ISLAS

VALSE EN PLAZA YUNGAY

FREUD Y LUNA SIN OJOS

CARCOMA Y PRESENCIA DEL CAPITALISMO

LA PREGUNTA RUBIA

ROSA DE FUEGO

RELOJ DE CRISTAL Y ARENA

PUEBLO DE ABEJAS

CANCIÓN DE TOMÁS

1 9 3 6

ABRAZO O RACIMO

PLANETA SIN RUMBO

FRENTE POPULAR EN 1937

ARAUCANÍA

EL VALLE PIERDE SU ATMÓSFERA (FRAGMENTO)

MONTAÑA DEL ESPÍRITU

SEMBLANZAS

NOTA INTRODUCTORIA
APUNTAR CON UNA HONDA AL ESPACIO*

Explorar la poética de Winétt de Rokha implica transitar por múltiples identidades y estados de conciencia. La suya es una obra que nos devela a una hablante difícil de disociar de su biografía. Esto no quiere decir, por supuesto, que no pueda descifrarse sin conocer detalles de su historia personal. Pero al leerla es inevitable ir reconstruyendo distintos pasajes de su vida, donde personas y acontecimientos van apareciendo casi sin máscaras, con sus nombres reales. Es como si sus poemas fueran pasajes de un diario intenso, delirante, cargados de una belleza desconocida gracias a la relación mágica y musical que Winnét tenía con las palabras.

Sus dos seudónimos marcan dos etapas en su proceso de escritora, dos identidades que en realidad no abandona nunca. Lamentablemente Horas de Sol (1915) y Lo que me dijo el silencio (1915), libros publicados (con variadas erratas que fueron corregidas en esta selección) bajo el seudónimo de Juana Inés de la Cruz un año antes de casarse con Pablo de Rokha y adoptar su nuevo nombre, quedaron fuera de las antologías que luego se publicaron a través de la editorial Multitud, como si en ellos no se dijera nada importante o digno de recordar. Lo cierto es que hay en estos primeros textos un arrojo y una autodeterminación que la autora mantendrá vivas a lo largo de toda su carrera. Al igual que ese tono confesional, que abre el cofre de sus sentimientos, consciente de que a través de la labor poética es capaz de aproximarse a su entorno y a sí misma de manera profunda y comprometida. Desde el principio reivindica así, en sus creaciones, una comprensión más intuitiva que intelectual de aquello que la rodea. Su intención de leer en las almas lo que no ha sido escrito ni dicho. Constatando su miedo a la ceguera que padecen quienes se creen artistas sin serlo realmente. A caer, desde estas imposturas, en un laberinto de egos y vanidades donde se pierde el foco de lo que realmente se quiere decir. Sintiéndose, por tanto, siempre un poco fuera de la escena y elite literaria del momento.

Hay por tanto una reflexión en torno a la mirada, que recorre toda su obra. La conciencia, a veces gozosa, a veces dolorosa, de poseer una capacidad extraordinaria para visualizar la realidad, leyendo los fenómenos de manera compleja, al punto de predecir el futuro. Y esta es una clarividencia que no pasa por intentar desentrañarlo todo, sino que por conservar la perspectiva novedosa y mágica que se trae desde la infancia. Es decir, una percepción abierta al misterio, que busca plasmar en la escritura experiencias más allá del mundo material. Y que, al mismo tiempo que expone su fe en la fantasía, despliega en sus versos una sed insondable de saborear la belleza encarnada en las personas y los seres terrenales. De contemplar y conectarse con una sabiduría antigua inscrita en el cosmos, porque conocer es vivir, aunque el hastío llore.

Ahora bien, la hablante sabe y expresa en sus poemas que el nombrar, intentado develar los misterios a partir del lenguaje, muchas veces le resta belleza a lo designado. Las palabras son una red de significaciones, que parece a ratos vacía, por no estar ella segura de dónde ha sido sembrada su voz. Es decir, cuál será el alcance, los frutos que dará su poética, dentro de un planeta que no tiene rumbo. Es así como poco a poco va distanciándose de las doctrinas católicas impuestas en su educación y acercándose a una espiritualidad que se desprende de la contemplación de la naturaleza y su lenguaje fuera de las lógicas humanas. Asimismo, va deconstruyendo mitos y relatos en los que las mujeres deben simplemente aceptar un destino ya trazado, e instalando sus dudas y sus suspicacias ante el mandato que debían seguir “las señoritas de buena familia” como ella.

Esta mirada, terriblemente lúcida, se sigue afinando y afirmando en Cantoral, libro que reúne sus poemas escritos desde 1916, hasta el año 1936. Si bien éste anuncia desde su título como un conjunto de canciones o himnos, también funciona como un álbum de fotografías o cuadros (oficio con el que estaba familiarizada, ya que para sobrevivir se dedicó a pintar paisajes que luego su marido intentaba vender mientras recorría Chile). El hecho de que haya pasado tanto tiempo sin publicar, hace que emerja de pronto una voz madura, carente de toda ingenuidad. Ya en sus primeros versos declara que dedicarse a la poesía es un acto parecido a apuntar con una honda al espacio. Dando cuenta, en cada línea, de que esta pérdida de la inocencia es un proceso complejo, que le ha significado lidiar a fondo con el dolor y el sin sentido, sobrellevando además una constante inestabilidad económica y la falta de apoyo para sacar adelante a su familia. Pero a su vez, este despojo le va abriendo aún más campo de visión, cosa que le permite dejar constancia de que, así como la naturaleza es generosa brindando alimentos, sus explotadores son mezquinos al momento de distribuir sus frutos. Injusticia de la cual ella fue testigo con sus propios ojos, al vivir en el campo y constatar la pobreza en la que subsistía la gente que trabajaba la tierra de sol a sol. En estos poemas, escritos desde su militancia comunista, hay ya entonces una mirada abiertamente contraria al sistema capitalista y a los regímenes coloniales. Pero es una crítica que, a pesar de ser explicita, sobre todo en poemas corno “Carcoma y presencia del capitalismo” y “La pregunta rubia”, no torna forma de panfleto, sino que emerge de forma original, desde la convicción de que, para hacer frente a un sistema injusto, lo esencial es mantener a salvo la imaginación, las maneras singulares de estar en el mundo, donde la experiencia alucinada es una guía para pensar y construir nuevas formas de habitarlo. Asimismo, lo es el hermanarse, buscar complicidades y lenguajes comunes con los artistas y activistas que admira, menciona y cita en sus versos.

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