Buch lesen: «Cómo apedrear a un escritor de éxito»

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CÓMO APEDREAR A UN ESCRITOR DE ÉXITO

Y

El ácrata lisérgico

Octavio Cortés


Primera Edición en SLOPER:

marzo de 2013

Imagen de portada: Lawrence Alma-Tadema

Logotipo de La Noche Polar: Álex Fito

Logotipo de Sloper: Max

Cómo apedrear a un escritor de éxito

© Octavio Cortés Oliveras

© Prólogo: Miguel Dalmau Soler

© Sloper, S. L.

C/ Victoria, 2, 3º C

07001 Palma de Mallorca

www.editorialsloper.es

Depósito Legal: PM-80-2013

ISBN: 978-84-940204-6-9

To all the girls down at Sacred Heart

And all you operators back in the park

Bruce Springsteen

The powers that be

Let me here to do the thinking

Neil Young

1 CÓMO SABER SI ES USTED EL DALAI LAMA

Usted sólo necesita seguir un sencillo método en tres pasos:

1Compruebe si está usted viviendo en una caravana, a las afueras de alguna pequeña ciudad pre-industrial del sur de los Estados Unidos; compruebe si su mujer pesa 130 kg y si sus hijos se entretienen disparando a perros cojos, esnifando pegamento y fornicando sin ningún criterio higiénico con todo tipo de pálidas vecinitas adolescentes. En caso afirmativo, con un 99 por ciento probabilidades, usted NO es el el Dalai Lama, sino un perdedor insignificante, la pura escoria del sistema planetario. En el restante 1 por ciento de probabilidades, usted SI es el Dalai Lama, pero una secta controlada por francmasones venusianos y agentes nazis de la CIA le secuestró, le drogó, le realizó una cirugía plástica masiva, le implantó un nuevo sistema de clusters de memoria artificial y le abandonó en su cloaca actual.

2Compruebe si lleva usted unas gafitas de cristales ahumados y una túnica color calabaza y se pasa el día viajando, departiendo con líderes mundiales y dando charlas soporíferas sobre la paz y la misericordia. En caso afirmativo, con un 80 de probabilidades, usted SI es el Dalai Lama y no va a echar un polvo decente en lo que le queda de vida. En el restante 20 por ciento de probabilidades, usted NO es el Dalai Lama, sino un impostor pagado por los antedichos francmasones venusianos y agentes nazis de la CIA, que dieron buena cuenta del auténtico Dalai Lama y le adiestraron a usted (en alguna pulcra instalación secreta en el desierto de Mojave) para ejecutar bizarros experimentos de control mental a gran escala. La buena noticia es que en este caso podrá usted disfrutar de un fabuloso catálogo de sexo secreto con discípulas de todas las razas y edades.

3Compruebe usted si está usted desayunando zumo de arándanos y capuccino en compañía de alguna modelo húngara insaciable en un hermoso loft de Madison Avenue; compruebe si está usted sonriendo al leer estas líneas en su flamante dispositivo digital de última generación; compruebe si encima de la mesa descansan las llaves de un Maserati. En caso afirmativo, usted SI es es el Dalai Lama y lo que le rodea no es más que apariencia onírica, pues en realidad usted está dormido y tiene que madrugar para otra de sus putas conferencias sobre la paz y el amor. En caso contrario, usted NO es el Dalai Lama y quién sea usted es un asunto que de hecho no interesa a nadie, ni siquiera (y esta es quizás una chispita de iluminación sáttvica) a usted mismo desde hace ya mucho tiempo.

2 CÓMO REALIZAR UN DIGNO PAPEL DE VILLANO EN UNA PELÍCULA OCHENTERA DE JACKIE CHAN

Usted sólo necesita seguir un sencillo método en cinco pasos:

1Haber amasado previamente una mediana fortuna a través de proyectos urbanísticos mafiosos. Sería incorrecto haber prosperado demasiado y presentarse ya como un multimillonario de pleno derecho. Es usted todavía un aspirante a cacique de una ciudad en desarrollo: sus oficinas están en el altillo de un astillero, sus guardaspaldas son dos expresidiarios simiescos, usted mismo viaja en un Lincoln con cristales tintados.

2Tener nuevos socios sospechosos. Desde el primer momento, debe quedar claro que usted está tramando algo que supondrá un definitivo cambio de nivel; que de una vez todo el mundo va a enterarse de quién es usted. Para eso, usted deberá trabar una sórdida alianza con algún gangster eslavo inequívoco, vestido de negro, sigiloso y sarcástico. En su presencia, usted titubeará de forma insólita y abroncará a sus guardaespaldas por su lentitud y torpeza.

3Tener como novia a un auténtico zorrón con el pelo crepado y hombreras a lo Culture Club. Dicha novia tendrá como ocupación principal el broncearse junto a la piscina con su walkman Sony, tomando pequeños sorbos del previsible batido de frutas de la era Reagan. Como ocupaciones secundarias, el zorrón se dedicará a morderle a usted la oreja en momentos inoportunos (siendo castigada por ello con una mirada gélida), a jugar al billar con los guardaespaldas, arqueándose sobre la mesa como una camella en celo, y a huír en los momentos decisivos con el maletín del dinero (siempre, repetimos, siempre, hay un maletín del dinero).

4Infravalorar a Jackie Chan. Como villano, está usted abocado a la ruina de sus proyectos empresariales y sentimentales. ¿Acaso fallará su privilegiada mente analítica? No. ¿Se ablandará usted y será incapaz de perseverar en su campaña de crueldad civil? No. Ese nunca es el problema. Su fracaso nace en el momento en que usted maltrata a un humilde repartidor de pizza, o un humilde ayudante de lavandería, o un humilde pintor de brocha gorda, que resulta ser el invencible Jackie Chan, relámpago del Tao urbano. Conforme la trama avanza, esto le irrita a usted más y más. Pues sus planes cuadraban a la perfección y un pequeño detalle lateral como este ni siquiera hubiera merecido ser tomado en consideración. Pero la realidad es tozuda. Sus emisarios son golpeados y abatidos y caen desde las terrazas, caen desde los muelles, caen desde las escaleras de emergencia. Sus lanchas explotan, su cocaína colombiana se esparce en blancas nubes que se lleva el viento de la bahía.

5Optar por intentar doblegar a Jackie Chan, en el clímax conclusivo, mediante el secuestro de su novia, o el secuestro de su anciano padre, o ambos. No bastará un simple secuestro de barrio. La víctima deberá ser encadenada de forma dramática a un detonador digital, o colgada de las alturas en una vieja nave industrial repleta de material inflamable. Más aún, a medida que sus esbirros vayan cayendo, usted mismo tomará las riendas de la situación mediante el uso generoso de algún arma automática. Es importante recordar que, llegado el momento, usted tendrá a Jackie Chan caído frente a usted, vencido e indefenso. Entonces usted, en vez de dispararle de una vez por todas y seguir adelante con sus negocios, decidirá soltar un discurso jactancioso e innecesario, dando tiempo a que la novia o el anciano padre (ya nadie contaba con ellos) propicien un movimiento sorpresivo que desemboque en la recuperación de Jackie y su apogeo final. Usted deberá morir en el corazón mismo de una formidable explosión, o en una piscina de ácido (siempre, repetimos, siempre, hay una piscina de ácido sulfúrico disponible para el buen guionista ochentero) o atravesado por alguna pieza de maquinaria pesada. No olvide, en su último aliento, mirar con ojos desorbitados y manotear en todas direcciones.

3 CÓMO SALIR AIROSO DE UNA CONVERSACIÓN CASUAL SOBRE JAZZ MODERNO DURANTE UNA FIESTA

Usted sólo necesita seguir un sencillo método en dos pasos:

1Relajarse. Recuerde que sólo las personas inexcusablemente pedantes se lanzan a discusiones sobre jazz moderno. Estamos hablando no de una pedantería tibia, de cigarrillo de sobremesa, sino de una pegajosa neblina habitada sólo por auténticos cretinos resabidos, freaks de columna de opinión y revistas californianas - esto es, se halla usted flanqueado por los más miserables fariseos. Por ello (esta es la buena noticia) ningún escrúpulo moral será necesario. Se trata de sobrevivir entre víboras, no de confraternizar ni de intercambiar honesta curiosidad intelectual.

2Opinar, no importa cual sea el autor y la obra sobre los que verse la charla, que dicha obra no es, ni mucho menos la obra cumbre de dicho autor. Ese es un tiro seguro, por las siguientes razones:

aSi, en efecto, no se trata de la obra cumbre, habrá usted triunfado y podrá seguir su camino con la mayor soltura.

bSi, por desgracia, la obra que se está discutiendo sí es la obra cumbre del autor en cuestión, usted se habrá ganado una sólida reputación de iconoclasta y en próximas ocasiones podrá presumir de poseer criterios independientes y audaces.

La opción b, por supuesto, es mucho más áspera y requiere un cierto temple para organizar una salida airosa, pero un simple estudio matemático nos demostrará que el cálculo de probabilidades juega a nuestro favor. Expliquémoslo.

Los grandes jazzmen no son unas nenazas como las estrellas del pop; la mayoría de ellos tienen varias docenas de grabaciones a su nombre, incluyendo recopilaciones, directos, versiones remasterizadas, etc. Incluso aquellos que nos dejaron demasiado pronto (un Lee Morgan, un Sonny Clark, un Mingus, un Wes Montgomery) legaron un amplísimo catálogo a sus espaldas. Es por ello que el concepto de obra cumbre, clave de nuestra estrategia de supervivencia, apunta como promedio a uno o dos álbumes entre sesenta o setenta. Las probabilidades, en el más nefasto de los peores casos, no llegarían ni al 5 por ciento.

Así, casi siempre nos encontraremos en la opción a, y quedaremos como unos señores, verdaderos connoiseurs, en el virilísimo punto exacto de equilibrio entre la charla ligera y la dosis cool de erudición.

4 CÓMO ATERRORIZAR AL VECINDARIO CON UN CASCO DE HOCKEY Y UNA KATANA

Usted sólo necesita seguir un sencillo método en cuatro pasos:

1Hágase con un casco de hockey tan rascado y mugriento como sea posible. Desde mediados de los años noventa, lo pulcro y reluciente ya no infunde terror. Malas noticias para la estética kubrickiana.

2Hágase con una katana, ya sea viajando hasta el Japón milenario y peregrinando en busca de algún artesano místico, cruzando valles procelosos y pasando mil penalidades, ya sea comprándola en un bazar chino del barrio por el precio de un par de bocadillos.

3Vestido con un bañador de competición y unos zuecos, póngase el casco de hockey y láncese a la calle profiriendo alaridos subhumanos y blandiendo la katana de forma maníaca. Comoquiera que toda amenaza pierde fuerza si no es llevada a la práctica en alguna ocasión, usted deberá herir al menos a seis o siete de las personas inocentes que tengan la desgracia de cruzarse en su camino, bien realizando pequeñas amputaciones sin importancia, bien asestando golpes letales inusitados. Cuanta mayor sea la matanza, mayor será el impacto entre el vecindario. Para no tener que lidiar después con la incomodidad del remordimiento moral, podrá usted escoger el día y la hora en que sepa, a ciencia cierta, que tal o cual grupito se reune en tal o cual lugar - grupito que usted vendrá odiando desde hace años de forma totalmente fundamentada.

4Huir a otro país o suicidarse allí mismo. Estas son las mejores opciones puesto que, una vez completado el baño de sangre, usted encontrará que la integración en la vida del barrio le resultará poco menos que imposible. El rechazo de sus vecinos quizás se manifieste de inmediato y los intentos de diálogo civilizado, apacible y sosegado, fracasarán uno tras otro. En el caso de que opte por huir a otro país, lo mejor es haber preparado la fuga con todo detalle, porque no habrá un margen de tiempo para la improvisación: correr hacia las afueras intentando parar un taxi no funcionará. En el caso de opte por el suicidio, bueno será elegir un método de eficacia contrastadísima. Lo mejor es llegar a alguna azotea y no parar de correr hasta alcanzar el vacío, o saltar en plancha, con zuecos y todo, debajo de un autobús de línea en plena marcha. No espere el consuelo de un segundo de lucidez en el que todo cobre sentido; de este mundo sólo se llevará su sonrisa última, libre y demente, absolutamente injustificable.

5 CÓMO DISFRUTAR DE UNA TARDE MAYO

Usted sólo necesita seguir un sencillo método en cinco pasos:

1Olvidar olvidar olvidar. En esto hay que atender al filántropo André Breton cuando decía que todas las desgracias del hombre contemporáneo consisten en verse implicado en actividades que no toleran el olvido.

2Subirse a algún sitio. Encaramado en una silla, en un simple bordillo de acera, es muy difícil no ser feliz. Sobre todo si se da una cierta estrechez y hay que desplegar los brazos para mantener el equilibrio.

3Bailar mentalmente. Usted deberá mantener una cierta quietud corporal, pero en su interior, bailar la danza de las constelaciones, la danza de los profetas locos, la danza sigilosa de los amantes. No es que haya que abrir las famosas puertas del abuelo Huxley: es que hay que dejarlas abiertas como pétalos al sol, como cheques en blanco a la Traviesa Providencia.

4Olvidar, olvidar, olvidar. En una hermosa tarde de mayo, no hay cuidado que no merezca ser metódicamente dejado entre las azucenas. Usted deberá olvidar todas las mentiras que le enseñaron, todas los pegajosos consejos, todas las ocasiones en que fue adiestrado para sentirse torpe e incómodo. Usted deberá desnudar su alma como se desnuda un cuerpo amante. No se puede ocultar una ciudad situada en lo alto de un monte. Olvidar, olvidar, olvidar.

5Encontrar un papelito en un bolsillo, arrugarlo con un gesto rotatorio y minucioso que implique al pulgar y al índice (esos bribones redomados) hasta conseguir un pequeño proyectil que evoque mil felices lances escolares. Disparar contra el sol y acertar. Entender por fin, después de tantos años, entender con una carcajada y un escalofrío de clarividencia, aquellos versos que parecían hablar tan sólo de la corteza de un sueño:

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Altersbeschränkung:
0+
Umfang:
50 S. 1 Illustration
ISBN:
9788417200480
Rechteinhaber:
Bookwire
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