Buch lesen: «Los Tigres»

La escena se abre con una muchacha que sueña con tigres. Esa misma noche, ha vuelto a soñar con ellos y ahí, en el sueño, ella y su padre hacen un viaje a la India, y luego, a un lugar llamado la isla de los iluminados. En su sueño, los tigres hacen una travesía durante 21 días; cruzan nadando por el mar hasta llegar a esa isla. Durante esos 21 días los tigres no cazan ni comen. La gente puede verlos nadando hacia la isla en balsas que se arriendan en uno de los puertos de Vishākhapatnam. De pronto, en el sueño, el padre le dice a la muchacha que miré debajo de ellos. En el agua, los tigres nadan ordenados en fila rumbo a la isla. Cuando llegan a la playa suben por un pequeño cerro lleno de árboles y lianas hasta la cima donde hay un templo blanco sin adornos, ni imágenes. En aquel lugar, los tigres entran en un estado meditativo en el que la gente los puede tocar, e incluso dormir abrazada a ellos. La muchacha sube con su padre siguiendo respetuosamente la hilera de felinos hambrientos. Son muchos, 30 ó 40 tigres. Sube con ellos hasta el templo y ahí, se recuesta entre medio de sus panzas y se duerme.

No despierta de ese sueño.

Ni de uno ni del otro.

***

El doctor Martínez Martínez entra hablando ese día con un grupo de psiquiatras. Delantales blancos, anteojos pesados, apuntes en mano. Todos usan zapatos de suela gruesa para no meter ruido. La doctora Di está entre ellos. Ella siempre lo sigue en todo al doctor Martínez Martínez. Algunos creen que porque está secretamente enamorada de él. Pero pocos saben que a la doctora Di le gustan las mujeres y que lo que pasa con el doctor Martínez Martínez tiene que ver con otro tipo de ambiciones.

Entran a la sala de reuniones y, entre los cinco, analizan el caso de una muchacha que ha ingresado a la clínica por haber ahogado a su hermana menor. Esto ha pasado hace dos años y por supuesto que la muchacha ni se ha dado cuenta de la gravedad del asunto ni se siente culpable. O al menos, eso afirma su terapeuta que en este caso es la doctora Di.

La escena sitúa al doctor Martínez Martínez en el centro. Habla con precisión; sabe lo que dice y entiende de forma milimétrica, las obsesiones de esta joven. Los otros psiquiatras lo observan con atención. La doctora Di les muestra sus notas sobre la paciente. Ella misma le ha hecho los informes al doctor Martínez Martínez. El resto asiente, escucha y toma nota. No hay dolor, no hay pena, no hay culpa en la paciente. ¿Psicopatía tal vez?, asumen ellos.