Buch lesen: «Tinto»
Tinto
Marcel Snyders
ISBN: 978-84-19300-36-2
1ª edición, enero de 2022.
Traductora: Irene Carabaza Núñez
Fotógrafo: EnRICoPictures
Portada y maquetación: Fernando Zanardo
Editorial Autografía
Calle de las Camèlies 109, 08024 Barcelona
www.autografia.es
Reservados todos los derechos.
Está prohibida la reproducción de este libro con fines comerciales sin el permiso de los autores y de la Editorial Autografía.
5 Personajes:
JUAN ANTONIO | |
BLANCA | Su esposa |
QUINO | El hermano de Blanca |
JORGE | El jefe de Juan Antonio |
PALOMA | La esposa de Jorge |
(En escena una sala de estar. La mesa está dispuesta para la cena. En ella hay cuatro platos con boles de sopa encima. En la esquina superior izquierda del escenario hay dos sillones frente a una mesa baja, encima de la mesa hay algo de picoteo y un bolso. Contra el muro derecho del escenario hay un mueble bar con botellas de vino, sherry brandy, refrescos y un bol de frutos secos. En el muro de enfrente, en la parte izquierda del escenario, está la puerta que conduce a la entrada. Junto a la puerta está el termostato. Blanca (44) tiene una apariencia juvenil. Lleva puesto un vestido de verano corto y unas coloridas zapatillas, su larga melena va suelta. Camina alrededor de la mesa, moviendo sutilmente un vaso aquí, un tenedor allá; asegurándose que todo quede en el lugar exacto. Su marido Juan Antonio (50) lleva traje gris con camisa clara y una corbata de Mickey Mouse. Pasea nervioso por la habitación).
JUAN ANTONIO: | ¿Por qué tardan tanto? |
BLANCA: | Solo han pasado dos minutos de las 8, siéntate y relájate. |
JUAN ANTONIO: | ¿Cómo voy a sentarme y relajarme? Iban a estar aquí a las 8. Mi jefe nunca llega tarde, siempre llega pronto. Odia cuando la gente llega tarde. Según él, es una manera de robarles su precioso tiempo a los demás. |
BLANCA: | ¿Una manera de robar a la gente? ¿De verdad dice eso? |
JUAN ANTONIO: | Y, por supuesto, tiene toda la razón. ¿Tengo la corbata derecha? |
BLANCA: | Sí, deja de preocuparte. |
JUAN ANTONIO: | Hace calor aquí. |
BLANCA: | Vas demasiado abrigado (mira al termostato). Hay 21 grados, perfecto. |
JUAN: | Baja el termostato un poco. |
BLANCA: | Si la calefacción no está ni puesta. ¿Por qué no te quitas la chaqueta? |
JUAN ANTONIO: | Por supuesto que no. Para representar la compañía, Jorge encuentra muy importante llevar traje y corbata. |
BLANCA: | Estás en tu propia casa. No tienes que representar a la compañía aquí, ¿no? Quítate la chaqueta y cuélgala en una silla. Cuando suene el timbre, te la vuelves a poner en un momento. |
JUAN ANTONIO: | Buena idea, la cuelgo en la silla. (Se quita la chaqueta y la cuelga en la silla). |
BLANCA: | ¿Debería poner velas en la mesa? |
JUAN ANTONIO: | ¿Velas? Ni que fuese una cena romántica. |
BLANCA: | Pero queda bonito con velas. Voy a cogerlas. (Sale) |
(Juan Antonio practica como ponerse la chaqueta rápido. Al final la vuelve a dejar colgada en la silla. Blanca vuelve con velas y un candelabro). | |
BLANCA: | Juan Antonio, ¿cómo me dijiste que se llamaba tu jefe? (Pone las velas en la mesa). |
JUAN ANTONIO: | Jorge De la Rosa, pero por favor no lo llames por su nombre de pila, que lo odia. Llámalo Señor De la Rosa. |
BLANCA: | Por supuesto que no le voy a llamar por su nombre de pila de primeras. Me espero a que se rompa el hielo un poco y entonces ya le puedo decir Jorge. |
JUAN ANTONIO: | Y no menciones a su hijo. |
BLANCA: | ¿Su hijo? Ah, es verdad, que es mongolo, ¿no? |
JUAN ANTONIO: | No, mongolo no, por favor. |
BLANCA: | Pero lo es, es mongolo. Me lo dijiste tú. |
JUAN ANTONIO: | Síndrome de Down, no mongolo, Blanca por favor. Prométeme que no vas a decir mongolo. Síndrome de Down. |
BLANCA: | Claro que sí, yo lo sé, Síndrome de Down. Que no meto la pata. |
JUAN ANTONIO: | Pero lo mejor es evitar ese tema. Sabes que esta cena es muy importante para mí. Una palabra mal dicha y puedo ir olvidándome del ascenso. |
BLANCA: | Ah, claro, el ascenso. ¿Cómo va eso exactamente? |
JUAN ANTONIO: | Siempre tengo que explicártelo todo dos veces. La junta directiva tiene planes de empezar una revista en Internet sobre ley fiscal. Aún están buscando un editor adjunto. |
BLANCA: | Ah claro, ahora me acuerdo. Una revista sobre ley fiscal. En realidad suena un poco aburrido, ¿no crees? |
JUAN ANTONIO: | No, para nada. Estoy siendo considerado para la posición de editor adjunto. Pero no digas nada, por favor. Y tampoco menciones a su madre, acaba de fallecer. Y no vayas a encenderte un cigarro. El odia el humo del tabaco. Estos temas pueden tocar su fibra sensible. |
BLANCA: | ¡Madre mía! Esa es una buena lista, ¿no? No te preocupes, que todo saldrá bien. |
JUAN ANTONIO: | Blanca haz un esfuerzo, por favor. No empieces con lo de su difunta madre, prométemelo. |
BLANCA: | Nada de hablar de la madre muerta, ni nombre de pila, ni mongolo, ni el ascenso. Y nada de fumar. Que eres un rallado. ¿Puedes intentar pasártelo bien esta noche, aunque sea un poquito? |
(Suena el timbre) | |
JUAN ANTONIO: | Serán ellos. |
(Juan Antonio corre a la silla y rápidamente se pone la chaqueta. Blanca va a la entrada. Juan Antonio camina hacia el minibar y recoloca las botellas y los vasos dejándolos exactamente alineados. Blanca vuelve con su hermano Quino (46). Va sin afeitar y lleva puesto un chubasquero muy desaliñado. Sujeta dos maletas. Está un poco ebrio). | |
JUAN ANTONIO: | ¡Jesús! |
QUINO: | No, sólo soy yo. |
JUAN ANTONIO: | ¿Qué estás haciendo aquí? |
QUINO: | Pensé, ¿por qué no hacerle una visita a mi querida hermanita y su encantador marido el contable? |
JUAN ANTONIO: | Abogado fiscal. |
QUINO: | (soltando las maletas en el suelo) ¿Perdón? |
JUAN ANTONIO: | Soy un abogado fiscal, y lo sabes. |
QUINO: | Contable, abogado fiscal... lo que tú digas, tocapelotas. |
BLANCA: | Quino, ¿qué ha pasado? ¿Por qué traes maletas? |
QUINO: | Mimi me ha echado. Tal que así, ¡pam! En la calle. Se estaba bastante bien afuera por la tarde, pero está refrescando; así que pensé, ¿por qué no visitar a mi hermanita y su contable? |
JUAN ANTONIO: | Abogado fiscal. |
BLANCA: | ¿Mimi te echó? ¿No la habrás engañado otra vez, no? |
QUINO: | Gracias por las palabras de apoyo. Esperaba que estuvieses de mi lado. |
BLANCA: | Por supuesto que estoy de tu lado Quino, eres mi hermano. Siempre te apoyaré, no importa cuántas veces la pifies. ¿Qué has hecho esta vez? |
JUAN ANTONIO: | No te puedes quedar, esperamos visita. |
BLANCA: | Su jefe y su mujer. También un abogado fiscal. |
QUINO: | ¿Su esposa también es abogada fiscal? |
BLANCA: | No, su jefe. |
QUINO: | Otro contable. Bueno, parece que tendremos una velada muy festiva. Creo que me quedaré (se quita el abrigo y lo deja caer en el suelo. Blanca recoge el abrigo y las maletas y los lleva a la entrada). |
JUAN ANTONIO: | Bajo ningún concepto puedes quedarte. |
QUINO: | Bueno, en realidad buscaba un sitio dónde pasar la noche, ¿no me puedo quedar aquí un rato? |
JUAN ANTONIO: | De ninguna manera. |
BLANCA: | (vuelve) Quino, ¿qué ha pasado exactamente? ¿Habéis tenido bronca otra vez? |
QUINO: | Mimi me pilló viendo un inocente vídeo porno. |
BLANCA: | A veces eres más cabrón... |
JUAN ANTONIO: | ¿Entonces ella te echó? Muy bien. |
BLANCA: | ¡Pobre Quino! (lo abraza) |
QUINO: | Do-re-Mimi siente que la he engañado. Que he sido infiel sólo por ver un vídeo porno. |
BLANCA: | (rompe el abrazo) Bueno, entiendo su punto de vista. |
QUINO: | Un insignificante vídeo de sexo, en realidad. Unas cuantas chicas jóvenes, descocadas, delicadas, ligeras de ropa, retozando en el campo mientras que juegan inocentemente unas con otras. Una especie de documental de naturaleza en realidad. ¿Qué hay de malo en eso? ¿Tú qué dices, señor contable? |
JUAN ANTONIO: | Abogado fiscal, joder. |
QUINO: | Sólo suponte, mi querido cuñado, que estás sentado en tu estudio aburrido hasta la médula y te apetece un entretenimiento inocente. Abres tu portátil, vas a tu carpeta de favoritos, pulsas el link de tetorras.com y justo en ese momento, tu querida Blanca entra en el estudio. Así que, ¿qué ocurre? Absolutamente nada porque, después de todo, vivimos en el siglo XXI. La vida sigue, aquí no ha pasado nada. Por supuesto mi hermanita Blanca es extraordinariamente abierta de mente, además tiene un sano apetito; pero por desgracia mi dulce Do-re-Mimi, es algo menos tolerante. En resumen, una mierda todo. (Señalando una botella del minibar) Dime, ¿eso es sherry brandy? (va hacia el minibar) |
JUAN ANTONIO: | De verdad que no puedes quedarte, mi jefe va a llegar en cualquier momento. |
QUINO: | Dime, tú no te avergüenzas de mí, ¿verdad? Lo que pensaba, sherry brandy; exactamente lo que necesito. |
(Blanca va hacia el minibar y coge la botella de sherry brandy). | |
BLANCA: | Quino, sólo te pongo un vasito pequeño. Por tu olor, ya has bebido bastante hoy. |
QUINO: | ¿Cómo lo hacen las mujeres? Ellas lo saben todo, ven todo, huelen todo, son súper mujeres clarividentes. Las amo (comienza a cantar1 Oh, Pretty Woman de Roy Orbison). |
Pretty woman, walking down the street | |
Pretty woman, the kind I like to meet | |
JUAN ANTONIO: | Quino, ¿me has oído? Sólo puedes quedarte un ratito. |
QUINO: | Pretty woman, I don’t believe you, you’re not the truth |
No one could look as good as you | |
BLANCA: | Yo me voy a tomar uno también, para estar más sociable, ¿tú también quieres uno, Juan Antonio? |
JUAN ANTONIO: | No, me espero; pero después me tomo una copa de vino. |
QUINO: | Yo voy a coger algo de picoteo también, ¡ñam! |
(Quino coge un puñado de frutos secos del bol. Blanca sirve dos vasos de sherry brandy. Quino se lo bebe de un trago, Blanca le da un tímido sorbito). | |
QUINO: | ¡ñam! ¡ñam! ¡ñam! |
BLANCA: | ¡Dios mío! Está fuerte esto. |
QUINO: | Que va, para nada; está rico y suave. Suave como el terciopelo. Cómo si un ángel llorara en tu lengua. Creo que debería darme el gusto de tomarme otro. |
JUAN ANTONIO: | ¡Ni de coña! Te tienes que ir, mi jefe llegará en cualquier momento. |
(Suena el timbre). | |
JUAN ANTONIO: | Ves, ese será él. ¡Joder! |
QUINO: | Sin problema. Me escondo debajo de la mesa. |
JUAN ANTONIO: | (a Blanca) Asegúrate de que se vaya. |
QUINO: | O debajo del vestido de mi querida hermanita (se arrodilla y gatea debajo del vestido de Blanca). |
BLANCA: | Eres un descarado, ¿lo sabías? |
QUINO: | ¡Caray! Está oscuro aquí. ¿Puede alguien encender la luz? |
(Blanca ríe y grita. El timbre suena otra vez, Juan sale. Quino sale de debajo del traje de Blanca). | |
BLANCA: | No deberías picar a Juan así. |
QUINO: | Él lo pide. Espero que no me eche. |
BLANCA: | Por supuesto que no. Pero te tienes que comportar, ¿me lo prometes? |
QUINO: | Lo intentaré. |
BLANCA: | En serio Quino, esta visita es muy importante para él. Lleva todo el día nervioso. Puede que lo asciendan. |
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