La caída de Iblis

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La migración de los Eones

Fue Ekel quien exhibió miedo y Logos, ufano,

siendo fuente de lo diabólico y perverso,

su ánima ase al espíritu en denso pantano.

Kel, el calor inicial, movió al Universo;

¡apareciste, cruel demiurgo con tu obra,

ordenando el Caos con tenebroso verso!

Mabus

1 Pero trece fueron los eones que decidieron salir más lejos del cúmulo: tres vueltas dieron alrededor de esa inmensa estrella primordial para poder desprenderse; tres vueltas y cada una equivale a ciento cuarenta y cuatro mil años galácticos actuales, pues, para entonces, el tiempo no era. Y fueron los nombres de los trece: Tzakael, Ekel, Kamael, Sakael, Barakiel, Kokabiel, Tzazakiel, Shamsiel, Sariel, Azazel, Samael, Ariel y Uriel. Son estos eones, fuerzas poderosas en verdad.

2 Viajaron dentro de la Gran Expansión notando lo maravilloso del silencio. Usaron el atributo meditari para descubrir cada vez más de sí mismos. Se desplazaron cerca de la Nada y advirtieron como la Gran Expansión simplemente no era más allá de la Nada. Percibieron como la Nada, el gran vacío, todo lo absorbe y nada deja; masiva la belleza que la rodea, la Gran Expansión limitada por el precipicio obscuro, atrayente e infinito.

3 Parecía rodear el gran vacío a todo lo increado. Ese es un gran misterio: el girar del Ouroborus, en donde nada y todo confluyen; la fuente de la trascendencia. Quien tenga sabiduría debe captar que la Nada, en su inexistencia abismal, se convierte en la fuente, en la matriz obscura; útero primigenio y cósmico.

4 Muchos eones percibieron en ese gran vacío capacidad de absorción, de hurto espiritual y, cubiertos por meditari, lograron discernir la presencia de Fera y su cruel degradación vibratoria. Antes de ser influenciados por Fera, percibieron esa perversión y retornaron a las cercanías del cúmulo primordial donde la fuerza espiritual no se consume para luego continuar con sus exploraciones evitando a Fera y a su hijo Metus.

5 Dentro de los trece eones, dos fueron los más poderosos. Por un lado, Tzakael, quien porta la luz y la genera desde su interior mismo; esta luz es una fuerza primordial conocida como Lux Vera24 y fue Tzakael llamado por sus hermanos como el Señor del Fuego. El otro eón poderoso es Ekel, en cuyo interior el espíritu Freodom es particularmente intenso, siendo el libre albedrío su don característico, pues su decretar es magnífico para la atracción divina y fue llamado por sus hermanos el Señor del Albedrío.

6 Desde su generación en la habitación plerómica, Ekel manifestó un estado peculiar: su espíritu tan generador de albedrío no estaba satisfecho con lo inentendible de la perfección; el misterio de lo Incognoscible le produjo un deseo por conocer, por explicarlo todo. Tzakael, en cambio, manifestaba la luz de forma tan intensa que alumbraba con su espíritu hasta a la gran expansión y la Lux Vera es prueba de su pontificado, pues simplemente él es y él lo sabe, pues es gnosis su atributo.

7 Y fue uno de esos trece eones, aquel llamado Ekel, quien se acercó demasiado al gran abismo. Fue su divina voluntad el acercarse, casi el entregarse, y fue sorprendido por la atracción inmensa de la Nada. Sus vibraciones y flujos de espíritu fueron atravesándolo hacia la vacuidad; aun así, su albedrío le impulsó a mantenerse. Entonces, percibió Ekel algo extraño, que algo de él era asimilado; alejándose luego, levemente, de esa franja.

8 Tarde fue para alejarse, pues ya parte de su espíritu fue aspirado por el Gran Vacío. Esa sutil pérdida vibratoria produjo en él un estado interior llamado logos25. Este fue el primer momento de la mónada en Él. Ekel lo percibió y se adelantó al porvenir diciendo: «Sea el logos el atributo supremo para las entidades de materia». En ese momento, Ekel fue corrompido por Logos y todos sus atributos.

9 Es, pues, el logos la condición primaria de un estado inferior al espíritu llamado razón, un ente fruto de la mezcla de dudas y pensamientos reverberantes, un laberinto que solo el iluminado por Lux Vera puede transitar sin perderse. Es ese estado razonador la fuente precisa para la aparición de Fera y Metus, germen para el acto divisorio, para la terrible separación: el reino de la ilusión dual. Y fue Logos el atributo más grande para la materia.

10 Mientras Pléroma es la habitación del espíritu libre, perfecto e increado; en el logos todo es fraccionado por efecto de la razón; todo termina transformándose en dual y diabólico26. Es válido llamar al agente disyuntivo o gran divisor por su nombre de efecto: diábolo, diablo o separador. ¡He aquí que es de sabios reconocer qué fuerzas son realmente diabólicas! Muy fácil es confundir los caminos en un mundo gobernado por las leyes del demiurgo.

11 Y vendrán los tiempos obscuros donde se cultive solo la división en cada nivel de conocimiento: serán esas épocas recordadas por haber ocultado los atributos espirituales en favor del beneficio material, todo gracias a una ciega razón que intenta esconder, bajo su cruel manto, los dones maravillosos de la imaginación y la intuición.

12 En esos tiempos obscuros, serán perseguidos los magos, los sabios, los iniciados. Los iluminados serán tachados como locos, los holistas serán llamados farsantes y los guerreros de la libertad serán marcados como delincuentes porque el discernimiento, la imaginación y la intuición son atributos peligrosos para los representantes de la materia.

13 Y en esos tiempos donde reinará la desigualdad, muchos buscarán en el logos la satisfacción de sus necesidades de conocimiento. El camino de la gnosis suprema será oculto y solo unos pocos seres despiertos caminarán ese sendero; esos pocos cambiarán el mundo con sus ideas primordiales al advenirse la época del despertar espiritual. En esos tiempos obscuros, la degeneración y lo antinatural se impondrán sobre lo noble y natural.

14 Es así como dentro de Ekel se gestó la dualidad, la cual fluye en su logos y le impulsa a dividir para conocer, a fraccionar para dominar. Y fue en ese momento de suprema partición cuando se transformó su ser en un ente diabólico: el verdadero diábolo o diablo de las historias perversas, un ente con potestad suprema sobre la razón y, por ende, astuto en grado sumo y desalmado en esencia. El amigo de la materia y el enemigo del espíritu.

15 Fue ese el momento de la dualidad: lo simbólico versus lo diabólico, lo que une versus lo que divide, la razón divisoria versus la intuición integradora. Diablo y símbolo. En la perfección plerómica, fluye lo simbólico e intuitivo en tanto que la presencia del logos permite la manifestación de lo diabólico. De tal forma, cuando el espíritu que se había fugado al vacío retornó hacia Ekel, ya era tarde, pues el Logos había creado un nicho en su ser: a esa entidad se la conoce como Anima Universale o Anima Primum27.

16 Sin embargo, al recuperar ese espíritu primordial que se había fugado, Ekel se tornó fuerte, realmente imponente y tomó consciencia del Anima Primum; fue ese el instante en el cual existió por primera vez el eón Logos. Desde ese momento, Ekel mismo recreó para sí al ánima, poderosa, pero imperfecta, tratando de simular al propio espíritu. Fue ese su primer momento de hambre divina y el primer momento en el cual Ekel recreó algo: su alma, la inicial.

17 Entonces, usó Ekel su poderoso logos y se localizó al borde del vacío. Desde su profundo, ser emanó un espíritu primordial al cual llamó Barbelo, Ella-Él o el andrógino primordial. Mientras Barbelo fue atravesando el espacio sin espacios, sin presencias, Ekel imaginaba los maravillosos universos conceptuales de Pléroma. Imaginó muchos cúmulos y, de su espíritu, estos fueron construyéndose más allá de la Nada. Se ayudó de un compás gigante y, con su mano derecha, midió cada esquina de su obra nueva y, con una escuadra en su mano izquierda, revisó la rectitud de su obra material.

18 Pese a los esfuerzos de Ekel, sus esferas no fueron como Pléroma, perfectas e increadas, sino esferas universales contrarias, densas y materiales. Fue así como ese espíritu fluyó y fluyó hacia un espacio entre espacios, fuera de la esfera de lo Incognoscible. El espíritu se tornó denso, dejando de ser espíritu; con cada avance dentro de las nuevas esferas, se fue tornando así más y más, y como resultado fueron creados los universos, tomando como molde los perfectos conceptos del núcleo primordial; creación y recreación o tan solo un espejismo borroso de lo verdadero.

19 Esos densos universos fueron implantados desde el espíritu, pero, al atravesar la nada, algo previsible sucedió. El espíritu en ellos perdió vibración, se lentificó y apareció lo que actualmente se llama energía. Fue la energía lo primero dentro de esas grandes esferas. Grande su vibración es, pero poca en relación con lo primigenio. La energía era todo lo que se movía, en caótica danza, dentro de los universos. Pese a ese caos tremendo, los hermosos brillos de esa energía primaria recordaban su origen espiritual y supremo.

20 Aun así, esas esferas universales inmensas en tamaño y llenas de vibración primordial sufrieron el efecto consumidor del vacío y viajaron más allá de este hacia un espacio que simulaba la gran expansión. En ese espacio, se concentró toda la presión hacia el centro de las esferas: eso permitió que la energía primordial perdiese vibración suficiente para tornarse más viscosa. De tal forma, la energía fluyó en descenso hasta transformarse en lo denso, lo concreto.

21 Ekel observó el fruto de su emanación y sintió gozo. Cada vez que exhalaba, más energía emanaba hacia el vacío y, cada vez que inhalaba, recuperaba lo donado. En un constante e interminable ciclo de respiración, fue ese ir y venir del aliento de Ekel la creación del Cronos, el misterioso tiempo quien comanda y mide su obra —el demiurgo28—. El tiempo es su atributo: Ekel es ahora Él-Ella y Barbelo, su Ella-Él; juntos son Unus29.

 

22 Fueron las esferas creadas de esa forma. Con cada ir y venir del tiempo, la energía de estas fue lentificándose, sedimentándose, atrofiándose y parte de esa energía primaria llegó a estacionarse en la oscilación más baja posible; en ese momento, se creó la materia, ese algo que Ekel no conocía en presencia, tan solo en concepto. Y es la materia el principio opuesto al espíritu en este universo dual del demiurgo.

23 La energía fue la madre de la materia y en principio son lo mismo, pero con diferentes niveles vibratorios. Cada partícula material fue propulsada en caótica danza, movilizándose en hermoso, pero desordenado baile; empujando una partícula contra otra y contra otra, brindando movimiento incluso dentro de la más estática materia. Ekel miró maravillado esa cinética de su creación, llamando a esa forma de energía Kel30, en honor a sí mismo.

24 Fue ese el primer día de la materia: Ekel sintió en ese momento lo material. Encontró en lo denso el componente primario para recrear las ideas, pequeños universos de partículas contenidos en mayores universos: macrocosmos llenos de infinidad de microcosmos. Ahora, el demiurgo desea que lo llamen creador: así desea ser llamado y reconocido por los seres miembros de su obra. La materia es para el demiurgo lo que la arcilla para el orfebre.

25 Y vendrán tiempos horrorosos cuando la humanidad lo llame creador a este demiurgo: lo alabarán dando gracias por todo y con sacrificios de sangre y oraciones alimentarán la existencia de este ídolo fatuo. Pero los hijos del fuego lograrán vencer ese reino de la desigualdad y podrán desenmascarar a este falso dios, quien es tan solo un recreador de lo primordial, un plagiario de la fuente primera, un traidor del espíritu puro.

26 Vio Ekel que en principio la materia estaba habitada por el desorden; es ese instante conocido como Caos. Y al ver ese barro primordial, constituido por la densa materia, Ekel sintió gozo; pues vio, en ese barro deforme, la oportunidad de ordenarlo. Entonces, Ambitio31 llenó el ánima del demiurgo, esta vez con un ansia de poder terrible, un deseo profundo de dominio. No desea retornar al origen pues es Él ahora el origen, el Unus para su creación.

27 Fue entonces cuando el eón Logos decidió diseñar y construir su perversión, cuando se convirtió en el Gran Arquitecto e inició su obra. Se dijo a sí mismo: «Ordo ab chaos». Comenzó la labor de ordenar ese limo primigenio. Para ello, le fue necesario caer definitivamente hacia el dominio de lo denso, de lo particular; lanzarse al vacío y llegar hacia su creación y envolverla. He aquí donde viene la primera caída; he aquí donde aparecerá el verdadero caído, el perjurio primordial.



CAPÍTULO III

La primera caída

De orgullo te llenaste, ¡maldito demiurgo!,

y el miedo apareció en tu esencia

cargando de ira a tu degenerado logos.

Al abismo cayó tu contaminada alma

y en él labraste las pervertidas esferas,

frutos funestos, cuyas mentiras empalman.

Fuiste el primer caído en la terrible materia:

tu trinidad gobierna en ella desde entonces;

y es tu nombre el bautizo que te debilita.

Mabus

1 Para diseñar su obra, el demiurgo decidió atravesar el gran vacío y, de tal forma, enseñorearse de su creación. Notó Ekel un cambio en la matriz espiritual: al explorar la materia y emitir su espíritu, su propia vibración se alteró; esa vibración divina se tornó densa, mas la materia lo tentó demasiado y el demiurgo percibió un acicate demasiado intenso en su ánima. Fue una experiencia sin retorno: la caída en la materia.

2 Por ello, siguió Ekel adentrándose en el vacío y en la materia; fue entonces cuando su propio logos lo traicionó, pues, dentro de ese agujero negro, su ánima recién nacida junto a la razón divisoria generaron una extraña sensación, una nueva emoción capaz de destruir hasta lo más básico. Esta emoción es una muralla hacia lo divino: es el terrible Metus, que en lengua actual es conocido como el miedo.

3 Se sumergió tanto que con ello su vibración se contrajo, demasiado se redujo y, en ese inmenso momento, le sorprendió la caída dentro del abismo; temible fue ese desmoronamiento. No solo sintió lo material: también percibió y conoció la materia. Imponente y maravilloso el abismo es, pero la Nada no es; en ese proceso de anulación, cualquier evento puede gestarse, dentro del caído, sin la guía de lo Incognoscible.

4 Lo gestado fue Metus: envolvió al demiurgo el miedo, lo inundó con su ansiedad, y la terrible caída fue una experiencia llena de imágenes de horror, profusas de entes fruto del miedo. Ahí conoció a los otros hijos de Fera: la envidia, el terror, el celo, la ira, el resentimiento. Fue Ekel devorado por sus propias emociones; fue en ese instante que se percibió a sí mismo como Él y en ese momento fue Ain32.

5 Fue la vivencia de la materia incrustada en su logos y, muy dentro de ese, una experiencia intensa para el alma, pero atrayente en gran manera. Al mismo momento, los secretos de lo material le fueron revelados. Conociendo los misterios de lo material, el demiurgo razonó acerca del dominio sobre esos elementos y… ¡los entendió!; pero, al entender todo lo denso y llevar ese conocimiento hacia su interior profundo, íntimamente en el núcleo de Ekel se tornaron duales las esencias, formándose animus-anima33. Además, aparecieron los vicios de Metus y fue su espíritu mayormente habitado por esa alma terriblemente imperfecta, pero poderosa. He ahí la destructiva labor de la dualidad. El ser despierto reconoce a la dualidad como una ilusión; ¡para el espíritu no hay dualidad!

6 Metus vertió terribles imágenes dentro de Ekel y el demiurgo ya no fue espíritu puro: en su logos una idea venía y enseguida otra acudía; con una velocidad insospechada, el conflicto se generó. Nunca había tenido tal cantidad de sensaciones y fue este miedo quien le presentó a Bilios34, que es la cúspide del miedo, cuyo sentimiento último es la agresión. Ahora tiene tanto sentido la frase repetida constantemente por los sabios: «El miedo lleva a la ira, la ira lleva a la agresión y el fin próximo es la destrucción»35.

7 Fueron Fera, Metus y Bilios habitantes dentro del demiurgo. Pese a que la caída fue intensa y realmente severa la polución creada por estas entidades, aún algo habita en el demiurgo como rezago de su origen primordial: es la Pistis Sophia que lo acompañó en su paso por el vacío, un obsequio traído desde Pléroma.

8 Este poderoso eón, aún recubierto del espíritu primordial, logró controlar a Metus y a Bilios: los encapsuló en su alma; gracias a la presencia de Pistis Sophia lo logró. Sin embargo, su razón anímica invocó a otra entidad para protegerse: Ambitio, el genio merodeador, quien todo lo quiere para él. Todo lo decidió con consciencia de sí mismo. Y fue en ese momento, durante un instante de profunda consciencia por sus actos, cuando se hizo Ain Soph.36

9 Así, contaminado por sus propios entes, imaginó su gobernanza sobre un universo material; se vio como amo y señor de la ilusión, el dios de la materia. Visualizó a toda su creación adorándole, alimentándolo con sus plegarias; devorando almas engañadas, haciéndose más fuerte gracias a ellas, y caviló un método para esclavizarlas. En ese momento, dijo: «Construiré la rueda de los ciclos para esclavizar a las almas. Ciclo, tras ciclo, las almas retornarán en eterna confusión. Tarde o temprano, las convenceré de retornar hacia mí, el Uno, y las devoraré. Cuando sea lo suficientemente fuerte, devoraré también al espíritu y luego tomaré al propio Pléroma». A esa rueda periódica la llamó Samsarí37.

10 Esta fue la primera caída, la caída de Ekel. Ya Pléroma no es con él: ha sido contaminado por la creación de lo denso. Su alma elevada, pero imperfectamente creada, lo llevó hacia el precipicio de lo burdo y lo corpóreo. Ahora debe ser conocido como el Señor de la Materia, aquel productor real del caos, quien lo controla con su burdo y mal llamado orden. Ese orden es, en realidad, la mente del demiurgo: todo su universo es mente. ¡Gloriosa aquella mente terrenal capaz de atravesar la mente del demiurgo! ¡Un paso más cerca de la divinidad estará dicha mente!

11 A partir de ese desmoronamiento, Ekel fue conocido como el primer caído o Knep-Ekel38: el primer adversario del espíritu, el Señor de la Dualidad. Su Pistis Sophia es inconmensurable para la mente material y, junto a la razón anímica, se convierte en arma poderosa de división; es la división el camino mínimo para el fenómeno creacional. No hay duda, el demiurgo es poderoso en la materia. Dentro de sus esferas universales, es un ente todopoderoso en realidad.

12 Y Ekel observa vigilante, con sus enormes ojos, a todas las esferas por Él creadas. Para el ojo material, son realmente maravillosas; sin embargo, son solo burdas sombras comparadas con la realidad espiritual que habita en lo Incognoscible.

13 Ekel vio la necesidad de descender y distribuir su mal llamada creación entre varias entidades administrantes. Para esto usó el atributo de la mónada: decidió concentrar sus atributos en presencias sublimes de rangos inferiores a manera de lugartenientes para su obra. De tal forma, se concentró y emanó, poco a poco, diversas mónadas desde su propio ser.

14 Así, sus primeras mónadas fueron emanadas hacia cada una de las esferas. Estos son los poderosos demiurgos universales conocidos por las grandes culturas de la antigüedad. Una de esas esferas se planificó para convertirse en la habitación del género humano junto a otros hermanos y otros seres. La mónada para este universo es fruto de la unión entre el demiurgo caído y el sagrado Verbo pronunciado de forma blasfema; a este demiurgo se le llama Ekel-Ta39.

15 Y como sus hijos fueron consideradas estas mónadas, pues el demiurgo las produjo. Ekel-Ta produjo también, para sí mismo, el misterio de la trinidad. Sus nombres secretos son: IAO, Ialdabaoth y Horaios. De esta trinidad, nacerán los siete andróginos, sus mónadas siguientes, aquellos quienes son por sí mismos, pero al mismo tiempo son Él. Quien tenga sabiduría, sabrá investigar, conocer y atravesar el logos y las mónadas para alcanzar la liberación final.

16 Para ese tiempo, Ekel-Ta no estaba solo, pues la trinidad primigenia de su mónada universal produjo entidades de imponente poder, pero de menor rango. Un gran conjunto de genios, inspirados en sus pesadillas, se formaron y de su propio caos se generaron siete andróginos en total que de su logos nacieron. Fueron concebidos para enseñorearse de los futuros siete cielos.

17 Los andróginos, que son sus mónadas, se llamaron: Pronoia, cuyo nombre femenino es Debilidad; Sabaoth, cuyo nombre femenino es Deidad; Adonaios, cuyo nombre femenino es Majestad; Elaios, cuyo nombre femenino es Vanidad; Oraios, cuyo nombre femenino es Riqueza; Astaphaios, cuyo nombre femenino es Sabiduría. Son estos siete andróginos los genios reinantes de los siete cielos del caos y del cosmos. Todo aquel que los atraviese beberá parte de su veneno; quien caiga por los cielos se contaminará con alguno de sus atributos. Son estos como sus hijos y son Él mismo.

18 Y los siete genios atacarán a cualquier espíritu dispuesto a atravesar los siete cielos o a liberarse en la Tierra. Estos ataques son las visiones de los guerreros sagrados de antaño, esas imágenes de horror que cargan de un miedo paralizante a quienes intentan liberarse de las ataduras materiales. Sin embargo, los espíritus despiertos usarán ese miedo como vehículo, no se paralizarán ante su presencia.

19 Habitarán estos siete genios dentro de todo lo material: su nicho será lo anímico. Brindarán atributos a quienes los invoquen y también colmarán de vicios a esos seres dormidos, aquellos quienes no logran discernir entre sus trampas. Gran tentación son sus atributos. Guerras y pestilencia rodearán a los inermes ambiciosos de su falso poder. El verdadero dominio se encuentra en el espíritu y sus secretos, el resto son ardides del demiurgo.

20 Luego, cantaron los siete genios al unísono, creando un nombre oculto y secreto para Ekel; en viva voz, entonaban: «EL40 es Ieve Señor, Dios del Universo, ¿quién más podría enseñorearse de toda su creación? EL es Ieve Señor, quien al caos divide y ordena lo creado; EL es Ieve Señor, Dios del Universo; EL es Ieve Señor: todo lo creado cantará para su gloria»; y ardían como brasas frente al demiurgo, por ello se los llamó seraphim.

 

21 Aun así, Ekel-Ta decidió no utilizar ese nombre misterioso todavía y prohibió a los andróginos su pronunciación hasta que Él lo decidiera, pues en ese camino nominal uno de los secretos del Verbo es el nombre: tanto EL como Ieve son señales en donde residen sus debilidades. Quien tenga la luz, podrá contar las cifras y penetrar sus escudos porque los nombres de los primeros andróginos le recuerdan su propia caída y su miedo. En tanto llegue el liberador con el fuego primigenio, Ekel-Ta y sus mónadas reinarán los universos hasta la liberación final.

22 En el secreto de su nombre, yace la debilidad del demiurgo. ¡Bienaventurados aquellos guerreros del espíritu, buscadores de las secretas y arcanas claves del nombre de Ieve! ¡Grandes guerreros son los sacrificados buscadores del misterio, oculto por el demiurgo! ¡De seguro quienes conozcan sus nombres evitarán ser devorados por el traga almas!

23 Aquí se encubre un misterio eterno y difícil de resolver, pues Ekel, también llamado Ieve, ha escondido sus verdaderos nombres bajo profundos mantos de mentiras. He aquí un acertijo de complicada solución: quien tenga sabiduría podrá leer, con los ojos espirituales, los novecientos noventa y nueve nombres del demiurgo; quien tenga intuición podrá encontrarlos ocultos en las tradiciones de los pueblos desleales; los cultos de sangre son una clave para hallarlos.

CAPÍTULO IV

Ordo ab chaos

El Fiat Lux fue pronunciado y fue Kether,

luz y tinieblas, día y noche, quien hizo lo dual,

acto diabólico para quien pueda entender.

La división no fue suficiente sola:

entonces, la ilusión de Cronos apareció;

así, el tiempo no es más que una atadura.

Terrible cadena para quien es esclavo.

El reloj transforma la materia en su marcha

envolviendo en ciclos al dormido humano.

Mabus

1 En el principio de la materia, era la esfera universal un campo de denso material; pero la substancia estaba desordenada y vacía de espíritu: ese conjunto estaba tan solo lleno del barro primigenio y de energía dispersa. Era el espíritu de Knep-Ekel, vagabundo sobre esa inmensa densidad.

2 Fue en medio de ese caos material primigenio cuando Knep-Ekel pronunció el Verbo: lo hizo a modo de blasfemia, pues el Verbo solo en Pléroma se permite enunciar. Pronunciado, fue entonces Ain Soph Aur41. El Verbo es el atributo de lo Incognoscible y lo omnipotente fue quien transmitió ese atributo a los eones, siendo el Portador de la Luz, Tzakael, el legítimo portador del Verbo fuera de Pléroma.

3 Pero Knep-Ekel, dominando el universo material, decidió malversar ese Verbo de fuego y lo dijo claramente, en un lenguaje muy antiguo; en lengua del humano, se asemeja a decir Fiat lux. Notó Ekel los cambios dentro del desorden y parte del caos se convirtió en luz. Al ver el poder del Verbo, decidió fusionarse con este, llamándose Ekel-Ta: el demiurgo que maneja la luz, aun cuando no la produce desde su interior.

4 Y hubo luminosidad: no fue la luz espiritual lo que se produjo, mas esa claridad se irradiaba hacia todo lo creado. Era energía ordenada moviéndose entre las tinieblas materiales, una fusión de onda vibratoria y substancia. A esa primera estructura lumínica, que es demiurgo, tiempo y luz, se la llamó Kether42. Fue esto el primer logos consciente, el demiurgo anciano de los tiempos.

5 Entonces, desde Pléroma, lo Incognoscible percibió esos terribles pensamientos provenientes desde el logos de Ekel-Ta. Ideas primordiales envió lo Incognoscible hacia el eón caído, le compartió imágenes que recordaban la pureza espiritual de lo perfecto e increado habitando Pléroma; mas el pervertido Ekel-Ta no escuchó el Verbo reconciliador de lo Incognoscible, pues el demiurgo ya había concebido el suyo propio.

6 Estaba ya el logos de Ekel-Ta altamente contaminado: recibió el mensaje de lo Incognoscible solo con su mente y enseguida, desde el fondo de su animus-anima, la razón contestó diciendo: «En Pléroma soy un eón más, pero en la materia Yo Soy el Dios Uno»; y con ese poderoso decreto se profundizó la división entre lo primordial y lo superfluo.

7 Terrible fue el mensaje emitido por Ekel-Ta; aun así, lo Incognoscible, en su maravilloso silencio, germinó la estrategia, una táctica capaz de atravesar las esferas, los espacios entre espacios y llegar al dominio del perverso demiurgo. Una maniobra arriesgada pues, si bien la potestad del universo conceptual es propia del espíritu, la materia puede tornar denso a cualquier ente omiso. Vagar errantes en lo material es un riesgo inmenso, pero el plan del demiurgo debe ser frustrado.

8 Para anular su propósito se necesita el apoyo de otros eones, a los cuales se los conocerá como los eones fieles al espíritu. Lo Incognoscible retornó a su estado meditativo para sincronizarse con aquellos poderosos, conocidos por su fidelidad al espíritu primordial: garantía suficiente para luchar contra la materia. Y prosiguió en su meditación, generando la estrategia.

9 Mientras tanto, Ekel-Ta, en uso de su poder diabólico, separó la luz emanada desde el núcleo del Verbo, la separó de las tinieblas. Formó entonces las estrellas y el Sol; más soles, lunas y demás astros y planetas, organizados en diferentes sistemas, nebulosas y galaxias. Luego, notó la necesidad de generar ciclos, de tal forma que los estados de luz y tinieblas viajen en la dualidad, adquiriendo un ritmo, un mayor orden; periodos dentro de los cuales la ilusión dual se expresará en cada componente del universo material.

10 Por ello, invocó al tiempo y lo llamó Cronos. Este, junto a su planeta Saturno, fue incrustado dentro de la ilusión, tomando como ritmo la propia respiración energética de Ekel-Ta. Juntos crearon periodos luminosos y etapas de obscuridad; de esta forma, el demiurgo creador permitió los diversos ciclos universales, llamando al periodo de tinieblas con el nombre de Nekwt43 y al periodo de luz, Deiw44.

11 Y fueron esos los ciclos de las esferas, variables de acuerdo con su constitución, pero siempre presentes en los sistemas. Los ojos vigilantes de Ekel-Ta observan los movimientos en cada una de ellas. Sus movimientos poseen gran similitud cada una frente a las otras y todas se encuentran interconectadas, como un gran tejido. El demiurgo siempre se halla vigilante sobre ellas y sobre cada una de sus mónadas rectoras.

12 Es un gran misterio, para los seres dormidos, la constitución final de las esferas ajenas a lo humano; es un enigma solucionable para los ojos del espíritu despierto. ¡Bienaventurado el despertar espiritual, que lleva la verdadera luz hacia lo desconocido! ¡Para aquel ser de fuego puro, nada se haya fuera de su alcance! ¡Bienaventurado aquel ser despierto cuyo puente espiritual ha sido abierto, pues solo el ojo del espíritu primordial disipa la bruma de la ignorancia!

13 Al visualizar lo sucedido en las esferas primarias, Ekel-Ta decide ordenarlas y, con su mano derecha a manera de escuadra, poco a poco la materia fue midiendo y organizando; con semejanza de Pléroma lo hizo y aparecieron dentro del universo las galaxias y los sistemas, las estrellas y los planetas. Maravillosos diseños para el ojo material, cargados de la belleza de la Sacra Mensura45; sin embargo, son solo burdas copias de la perfección conceptual primigenia.

14 Y notó Ekel-Ta lo gigantesco e inconmensurable de su obra. El tiempo recién generado pasaba inexorablemente y ni los andróginos eran suficientes para obtener el avance por él deseado. Entonces, razonó sobre la necesidad de buscar ayudantes, manteniéndose Ekel como el soberano de la creación.

15 Primero, enseñoreó a sus mónadas andróginas sobre cada uno de los siete cielos, comandando su vigilancia, guiando la creación y todo lo que en ellos esté contenido. Luego, decidió razonar sobre la solución final para acelerar su acto creacional y llegó a su logos una idea cruel: «Así como Ekel conoció el misterio de la caída, engañaré a otros eones para que la sufran intensamente; de esa forma, seré yo mismo el eón dominante, con mis propias mónadas comandando los cielos. ¡Al devorar otros espíritus, mi fortaleza será inigualable! ¡Me alimentaré de las almas creadas! ¡Mis mónadas y sus entidades emanadas serán contadas en miríadas! ¡Dominaré la materia a placer!».

16 Decidió entonces emanar un profundo mensaje, el cual viajó como una sagita hacia el vacío, hacia el límite de la gran expansión, pero sin llegar hasta Pléroma. Ekel se enfocó hacia otros eones cercanos al vacío, compartió visiones de lo creado, les enseñó las galaxias maravillosas fuera de Pléroma; además, lanzó un gemido de auxilio falso y pidió ayuda para regresar hacia lo Incognoscible. Ese fue el momento en el cual Ekel creó el ente conocido como Mentiri46, propio del engaño y la ilusión en la cual habita este universo material. Fue entonces, el embuste, germinado por el propio demiurgo.

17 Tzakael, Samael, Ariel y Azazel intuyeron el engaño y marcharon hacia Pléroma llevando el mensaje a lo Incognoscible; en su camino, evitaron que otros eones, que ahora eran más que los trece iniciales, acabasen por ser engañados. Estos cuatro, plantaron el misterioso signo de origen cerca del límite de la gran expansión para prevenir a otros de sus hermanos sobre el falso llamado. Es el signo de origen el símbolo que representa el camino de vuelta a casa, el sello que rememora el dominio del espíritu.

18 Lamentablemente, nueve de los eones restantes fueron embebidos por Miser47, otro de los atributos emanados desde Ekel, y se acercaron demasiado al supremo vacío. La misericordia por su hermano, quien con mentiras los atraía, hizo que ignorasen el signo de origen, limitando la frontera, y fueran en busca del eón perdido. Sus nombres se recordarán por eternas memorias: Kamael, Sakael, Uriel, Mikael, Gavriel, Raphael, Barakiel, Zadkiel, Sariel. Es, pues, la misericordia una ingrata condición.

19 Y estos nueve se acercaron hacia el gran vacío, cayendo por ese abismo en busca de su hermano perdido; al otro lado, los esperaba la tentación de la materia, que era desconocida para ellos. De forma más cruenta que la caída de Ekel sus desplomes fueron. Ya en la materia, recuperaron su consciencia, percibieron las esferas y reconocieron por sobre ellas al eón Ekel; percibieron la insultante materia y pronunciaron la arcana frase Maq Benah48; pero, antes de que pudieran reaccionar, el demiurgo aprovechó ese estado de debilidad y les inyectó a Fera y Metus. De esta forma, logró dominar los logos recién gestados de sus hermanos. Así fue como se juntaron los nueve más uno.

20 El derrumbe de los nueve fue abrupto y en ese tránsito se generaron dos importantes atributos materiales, los cuales fueron respectivamente Eis y Sanguis49. Al ser corrompidos por su hermano Ekel, los nueve caídos lo obsequiaron con estos atributos. Dos fueron muy poderosos en esos caracteres: Sakael fue el representante de Eis y Kamael es poderoso con Sanguis. A partir de ese momento, todo falso dios buscará inyectar en los seres ira sin sentido para que estos terminen alimentándolo con sacrificios de sangre.

21 Es por esto necesario parar esta abominación: no importa lo que dure ni el costo. La lucha no es por rescatar cuerpos, sino por liberar espíritus. Lo Incognoscible domina por sobre las edades. ¡Escucha y despierta, reconoce al tiempo como el gran esclavizador! Para los espíritus despiertos, el tiempo no es una atadura frente a la necesidad de cumplir los objetivos de liberación marcados por el fuego espiritual. No importa cuánto dure el proceso, pues millones de años humanos son tan solo un parpadeo para lo Incognoscible, para la infinitud del espíritu.

CAPÍTULO V