Leyden Ltd.

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Leyden Ltd.

LUIS SAGASTI

1 Los escritores Thomas Pynchon y Carlos Castaneda han ocultado su identidad hasta la medida de sus posibilidades. El artista callejero Banksy es el ejemplo más reciente. Afirmar que este último pertenece o perteneció a Leyden Ltd. es, por lo menos, aventurado.

Por definición, una nota al pie ofrece información adicional; vulgarmente suele decirse que están pensadas para lectores curiosos, interesados en detalles mínimos o en nuevas lecturas derivadas. Pero cuando falta lo que llamamos el texto principal y solo están disponibles sus notas al pie: ¿cómo leer? Luis Sagasti intenta reconstruir en este libro, del que solo nos quedan sus notas al pie, la historia de Leyden Ltd., una cofradía secreta para algunos, una micronación para otros, una aventura incomprobable para muchos. Para hacerlo investiga a Paul Wilkes, factótum de esta particular empresa, desde su nacimiento en plena Segunda Guerra Mundial, su juventud en los años sesenta hasta su incierto presente: una vida teñida por fascinantes teorías conspirativas.

Restos de un diario íntimo, excéntricas divagaciones testimonios de exmiembros (“Fue un ciclo”, declaró la artista Jenny Holzer sobre su participación activa en Leyden Ltd.), fotografías nunca antes compartidas y exclusivas revelaciones (“La letra jota no figura en la tabla periódica”) hacen de Leyden Ltd. un libro tan inclasificable como extraordinario.

LEYDEN LTD.

LUIS SAGASTI


Índice

  Cubierta

  Sobre este libro

  Portada

  Dedicatoria

  Capítulo uno. Una serie de sobres lacrados

  Capítulo dos. El chico de la vereda de enfrente

  Capítulo tres. Los niños del siglo

  Capítulo cuatro. Un claro en el bosque

  Capítulo cinco. El azar de un plan perfecto

  Capítulo seis. Un centro sin márgenes

  Índice temático

  Sobre el autor

  Página de legales

  Créditos

Para Mario Ortiz

CAPÍTULO UNO
UNA SERIE DE SOBRES LACRADOS

1 Los escritores Thomas Pynchon y Carlos Castaneda han ocultado su identidad hasta la medida de sus posibilidades. El artista callejero Banksy es el ejemplo más reciente. Afirmar que este último pertenece o perteneció a Leyden Ltd. es, por lo menos, aventurado.

2 Lo más probable es que Satoshi Nakamoto, el creador del bitcoin, sea en verdad una persona –y hay varias de quienes se sospecha– y no un colectivo de economistas y programadores.

3 Fue quien incendió una de las Siete Maravillas del mundo –el templo de Diana en Éfeso– con el único objetivo de hacerse famoso. Se prohibió pronunciar o inscribir su nombre bajo pena de muerte. Debería deducirse entonces que los primeros historiadores lo han designado con uno falso.

4 Masha Aliójina: “Siempre estamos conociendo personas que son Pussy Riot. Es lo mejor. No hay ninguna forma de membresía. Solo ponerse el pasamontañas y comenzar a protestar”.

5 No se puede hablar de un líder en Leyden Ltd. Paul Wilkes se veía algo así como una suerte de coordinador general, su voz era la más respetada.

6 El período de mayor productividad de Luther Blissett fue la segunda mitad de la década del noventa. El semanario Der Spiegel creyó ver en las acciones de este grupo anónimo la mano de Umberto Eco. El trabajo más interesante fue la creación de un artista serbio, Darko Maver, perseguido por las autoridades de su país, invitado a la Bienal de Venecia. Muchos medios publicaron fotografías de sus obras: unos maniquíes hiperrealistas de tamaño, hechos con resina y poliéster, de cadáveres destrozados por la guerra. Tiempo después se supo la verdad sobre el artista. Eso sí, los cadáveres de las fotografías eran absolutamente reales.

7 Las versiones que circulan van desde que fue fusilado a las dos semanas de vivir oculto en alguna ciudad de China continental hasta que, vaya a saber cómo, logró llegar a Taiwán y ponerse a salvo. Lo cierto es que nada se sabe del hombre que enfrentó a los tanques del ejército chino en la plaza de Tiananmén con dos bolsas de supermercado en 1989.

8 No hay muchos casos en los que nadie puede hacer alarde de una gran hazaña.

9 La paradoja de dejar rastros fidedignos para no ser hallado.

10 La estratagema de la carta robada solo puede funcionar en la literatura y, aun así, es poco verosímil.

11 El cerebro ignora que los ojos siempre miran nuestra nariz.

12 Hasta el siglo XIX, ninguno de los grandes maestros de la pintura supo de la existencia de la Gioconda.

13 En el siglo XX hubo más papas que directores de la Orquesta Filarmónica de Berlín.

14 En 2012 una expedición de la Universidad de Sidney descubrió que la isla Sandy, de unos treinta kilómetros de largo por cinco de ancho, ubicada entre Australia y Nueva Caledonia, no existe y nunca existió. Figuraba en los mapas desde 1908, asimismo en Google Earth y Google maps.

15 También eran llamadas ciudades ocultas. Llegó a haber más de cuarenta en toda la Unión Soviética. Con cien mil habitantes, Seversk fue la más grande.

16 Durante el primer año no existía ninguna restricción para ser admitido en Leyden Ltd.

17 Se tiene la certeza de que por momentos los entrevistados parecen encarnar al propio Wilkes, o bien, que este es pura ficción, como si nunca hubiera existido. ¿Debería llamar la atención que Robinson y Pryce nunca dieran una entrevista por separado?

18 A pesar de ser el lugar más vigilado del planeta no hay ninguna filmación que muestre al avión estrellándose contra el Pentágono en septiembre de 2001.

19 Las palabras clave fueron transcriptas durante diez días en el crucigrama que publicaba el Edinburgh Evening News en la séptima vertical.

20 Robinson y Pryce coinciden en que un escocés llamado Matheson (“o algo así”) fue el primero de los tres expulsados de Leyden Ltd. “Colmó la paciencia de Wilkes en cuestión de días con sus ideas estrafalarias”.

21 Uno de los detalles que dan idea de que el diario de Wilkes no fue tal sino que fue escrito con mucha posterioridad a los sucesos que refiere es el hecho de que no tiene un tono casi impersonal, minimalista, un estilo internacional, como tiene la mayoría de los diarios: Cheever, Tolstoi, Eliade, Piglia.

22 Es por lo menos aventurado afirmar que fue escrito a dos manos, por así decir.

23 Así como el Guernica, el cuadro más emblemático del siglo XX, no tiene colores, el protagonista de El proceso, la novela más emblemática del siglo XX, no tiene nombre.

24 No es el único caso. Sin ser académico John Cage era un experto en hongos; Vladimir Nabokov, en mariposas y Olivier Messiaen, un consumado ornitólogo.

25 En 1938 se halló uno frente a las costas de Madagascar. Se lo creía extinto desde hacía sesenta y cinco millones de años. Las dos aletas inferiores las mueve como si trotara. Actualmente el celacanto se encuentra en peligro de extinción.

26 La letra jota no figura en la tabla periódica.

27 El premio Nobel es la única distinción extranjera que un estadounidense anhela.

28 En Tristán de Acunha, la isla habitada más alejada de tierra firme, la sensación de encierro que se experimenta es la misma que la de algunos habitantes de la ciudad china de Ürümqi, el lugar del mundo más retirado del mar.

29 Se denomina así al lugar más apartado de tierra firme. Ubicado en el océano Pacífico, los astronautas que circunnavegan el planeta a menudo se encuentran más cerca de él que cualquier otro ser humano.

 

30 Exhibir un error como logro es una vieja estrategia publicitaria. Mostrarlo todo para que lo que no se pudo remediar termine oculto.

31 Ningún pueblo puede escuchar el canto, la cadencia melódica de su propia habla. Esa es la verdadera música de las esferas. Ser sordo a ella refuerza la tendencia a creer que habitamos el centro del mundo.

32 Otro motivo por el cual somos tan propensos a creer en las teorías conspirativas es que somos animales sociales. Desde un punto de vista evolutivo es mucho más importante nuestra posición en la sociedad que estar en lo cierto. El principio se aplica con la misma potencia a las ideas.

33 A partir de los noventa, los himnos nacionales dejaron de constituir la idea sonora de una nación.

34 Nadie que escriba en holandés ganó el Premio Nobel de literatura.

35 Ninguna nación lleva el color violeta en su bandera pese a estar tradicionalmente asociado a la dignidad y el poder.

36 En los juegos olímpicos de Berlín de 1936, el principado de Liechtenstein agregó una corona en la parte superior izquierda de su bandera para que no fuera confundida con la de Haití.

37 Del mismo modo, los grandes cuentos parecen comenzar una vez que han terminado.

38 De acuerdo a esa teoría, diferentes mundos están creciendo en este, silenciosos y en competencia. En su momento fue el del lenguaje quien ganó la partida.

39 Siendo así, no distinguir el adentro y el afuera de la red habla más de su eficacia que de una patología del sujeto.

40 Hasta que fue robado en 1989, el monolito de 2001 se encontraba en el jardín de la finca de Stanley Kubrick en Inglaterra.

41 No se sabe quién fue la primera persona que pudo observar la curvatura de la Tierra ni tampoco cuál fue la última isla en descubrirse.

42 Así como nadie conoce el nombre del primer negro que pisó América, este no sabía que era el primero de los suyos en pisar un nuevo continente. A nadie en ese momento le importaba ni una cosa ni la otra.

43 Sara Baartman murió alcohólica a los veinticinco años en 1815 luego de ser llevada a Londres y exhibida como un animal en circos, acaso por su esteatopigia (acumulación de grasa en las nalgas), y obligada a prostituirse en Francia. El naturalista Georges Cuvier bailó con ella en una fiesta en París. A su muerte la disecó e hizo un modelo de yeso. Llegó a la conclusión de que era un vínculo entre los animales y los seres humanos.

44 Hasta 1930 hubo zoológicos humanos itinerantes en Bélgica, Alemania y Francia.

45 Había nacido en un hogar de privilegio en Nueva York. Fue fotógrafa de modas hasta su divorcio en 1959. Allí comenzó a retratar gemelos, dementes, hermafroditas, deformes y toda clase de freaks “con la pretensión de revelar una verdad”. Diane Arbus se suicidó en 1971. Mantuvo una relación incestuosa con su hermano hasta unas semanas antes.

46 Todo parece indicar que Arbus ubicó a Borges en el mismo lugar del Central Park donde tomó su célebre fotografía Niño con una granada de mano de juguete en Central Park. A ambos retratos también los une un aire siniestro.

47 La actriz y extraordinaria cantante de tangos Ada Falcón se retiró de escena en el pináculo de su carrera en 1942. Vendió sus joyas y su mansión en el mejor lugar de Buenos Aires y desapareció para siempre con su madre. Pocos supieron que su intención era internarse en un monasterio, donde falleció en 2002.

48 Es muy probable que el físico Ettore Majorana, a quien Enrico Fermi ubicaba junto a Copérnico y Galileo, haya decidido desaparecer para no involucrarse en el desarrollo de la bomba atómica. En 1938 no se supo más nada de él.

49 “Hacer invisible a una persona en la web, una persona viva, con un viejo es mejor y más fácil; aislarlo, que no haya ningún dato de él. La obra es ese secreto, enseñar a ese hombre de lejos, acorralarlo con imágenes difusas que no alcancen a dar cuenta de su identidad para que nadie le pueda tomar una foto y subirla, como un animal en extinción. Borrar sus datos si es que los hubiera” (Diario, sin fecha).

50 Si no son suicidios, el destino final de esa clase de relatos siempre termina siendo un monasterio, un manicomio o Argentina.

51 Otro caso es el del colectivo Anna Bovary que toma el nombre de las protagonistas de las dos novelas más importantes del siglo XIX. Que ambas se suiciden es más que emblemático.

52 Las supuestas imágenes de Wilkes que circularon hace un par de años por internet corresponden en verdad a un exempleado de la Tate Gallery. No hay registros fotográficos fehacientemente acreditados luego de su última manifestación pública en 1978. Por su escasa nitidez las fotos de 1985 y 1992 no pueden ser tenidas en cuenta.

53 Que Robinson y Pryce se contradigan respecto a la fecha (para Robinson fue en 1980) no debe tomarse como sospechoso.

54 Solamente cuarenta hombres pueden vivir en Charterhouse, también conocido como Sutton Hospital, un antiguo monasterio situado en el centro de Londres y creado por el traficante de armas Thomas Sutton hace cuatrocientos años. Hay que ser profesional y no estar casado y necesitar ayuda económica. Más allá de que Wilkes no cumple esos requisitos, y difícilmente se adapte a una norma como la de cenar con traje, la descripción del jardinero es demasiado ambigua.

CAPÍTULO DOS
EL CHICO DE LA VEREDA DE ENFRENTE

1 Por causa de la guerra, entre 1940 y 1943 no pueden considerarse completos los registros de nacimientos. En el 43 se consignaron dos bebés con el nombre de Paul Wilkes en Manchester.

2 El alcoholismo de la posguerra fue un problema soslayado. Y no solo abarcó a los excombatientes.

3 Literalmente sentirse siempre equivocado.

4 Ese mismo suceso ha hecho que él se convierta al catolicismo y su hermana abandonara los hábitos.

5 Su abuela caía en trances de glosolalia.

6 La sensación de ver colores en estado puro. El deslizar de las gotas de lluvia que reflejan los carteles luminosos o los semáforos en las ventanas de un auto.

7 Más que cualquier otra cosa, Wilkes siempre reconoció el olor del cuero de una pelota de fútbol como el pasaje más directo que lo llevaba hacia la infancia.

8 Más frecuente era obligar a los pupilos a estar de pie sin dormir al lado de la cama, en especial cuando lloraban porque extrañaban a sus padres.

9 La costumbre de fotografiar muertos, fundamentalmente niños, se extendió en Inglaterra hasta principios del siglo XX. La foto de ese tío abuelo en un carrito de bebé rodeado de su familia persiguió a Wilkes toda su infancia.

10 “La maldición de saber que todas las noches tendremos pesadillas atroces aunque no las recordemos al otro día. Y la maldición de saber que soñaremos con el paraíso todas las noches y no recordar absolutamente nada a la mañana siguiente” (Diario, febrero de 1978).

11 Porque es imposible pensar cuando se está saltando. En el aire no hay sufrimiento.

12 Su padre le había confesado que la decisión de irse de ese pueblo, del que decía no recordar el nombre (supuestamente para que Wilkes no lo buscara nunca), había sido tomada por su madre. Paul tenía seis años y su hermano Roger, dos. Eran todos demasiado amables, demasiado felices allí, como si nunca hubiera habido una guerra. Dejaron el pueblo una madrugada al mes de haber llegado. Hasta que consiguió el traslado, su padre se quedó casi otro tanto. Nunca dijo nada pero, según su madre, había vuelto cambiado, más silencioso y reservado.

13 La certeza de haber encontrado en ese jardín un pozo que no tenía fondo.

14 En la entrada siguiente de su diario se detiene en la escena más horrorosa que recuerda de chico. En un documental de Disney un águila alza con su pico a un corderito que pastaba junto a su madre en la falda de una loma. La imagen del ave alejándose con la presa viva para comérsela fue recurrente en sus pesadillas.

15 “Gregory Peck, enredado en las cuerdas de los arpones, ha quedado sujeto al lomo de la ballena. Los marineros, como los chicos del otro lado de la pantalla, observan la escena con ojos sin pestañas. En verdad no se sabe si el capitán vive o no, si es su voluntad o el movimiento indolente de la ballena entre las olas lo que sacude su brazo derecho como en despedida. Moby Dick lo arrastra hacia lo que el blanco signifique” (Diario, octubre de 1987).

16 La esposa moriría en un crucero, en 1962; allí estuvo tres días antes de llegar al primer puerto, en la cámara frigorífica. El hecho se ocultó a todos.

17 Es verdad, no tenemos registro de haber visto a nuestra madre saltar.

18 En realidad se recuerdan una o dos, no más, visitas de los reyes magos en la infancia. Y eso basta para ocupar toda la infancia.

19 “Hay totalidades que cobran peaje al entendimiento. Ver la Tierra desde fuera es una de ellas”.

20 Wilkes siempre recordó cuando, ofuscado, un tal Ed tomó un puñado de arena y le dijo que ahí había más estrellas que en todo el universo.

21 La última foto del Titanic es terriblemente silenciosa, escribió, pese a alejarse a toda marcha –se percibe el humo de las chimeneas– y distinguirse gente en cubierta.

22 El iceberg solo a la deriva, desprendiéndose ante la mirada devota de los esquimales.

23 Durante cinco generaciones, desde 1869 hasta 1974, la familia Gibson se especializó en fotografiar naufragios. La más espectacular es la del hundimiento del Khyber en 1905 frente a las costas de Cornwall tomada por Alexander, el hijo del fundador de la dinastía.

24 En la película Pinocho, cuando los niños del País de los Juguetes quieren ir con sus madres mientras se metamorfosean en burros para ser vendidos en circos.

25 “Imaginaba el dolor como una entidad, una suerte de nube o gigantesca tormenta que da vueltas por la atmósfera y a la que los cuerpos atraen como un árbol al rayo. Nadie está al resguardo nunca. No duele el cuerpo cuando dormimos, por eso tiene que haber pesadillas” (Diario, diciembre de 1973).

26 No son más de diez los hombres que caminan en la luna como si flotaran y nada cuesta imaginarlos ataviados como cartujos o algo así de ensimismados. Nunca se han encontrado unos con otros en sus caminatas. Escuchan las plegarias y los llantos para luego esparcirlos entre las estrellas por la noche eterna.

27 Se jactaba de saberse de memoria diálogos enteros de muchas películas. En especial de ciencia ficción de la década del cincuenta.

28 Michel Collins, el tercer astronauta del Apolo XI, fue el primero de las seis únicas personas de la historia que ha visto el lado oscuro de la luna.

29 Pioneers Over C fue compuesta por Peter Hammill en 1970. Perdido en el infinito, el astronauta dice:

No hay miedo aquí.

¿Cómo puede existir algo parecido en un lugar

donde nunca se ha escuchado de la vida

y el conocimiento y el ser?

[…]

Soy el que se ha perdido, soy el que vos temés.

Soy el que fue al espacio o se quedó donde estaba

o no existió desde un principio.

30 “El silencio eterno de los espacios infinitos me espanta”.

31 Tolstoi quiso ser sepultado en Yasnaia Poliana donde él y sus hermanos habían enterrado una varita mágica con extrañas inscripciones que, de acuerdo a su imaginación, daban cuenta de una fórmula prodigiosa.

 

32 No le falta razón: desde cierto punto de vista, nada es simultáneo.

33 Ninguno de los astronautas que pisó la luna volvió muy sano. Alan Bean, la cuarta persona en hacerlo, se dedicó a pintar, hasta su muerte en 2018, escenas de astronautas sobre la superficie lunar; James Irwin, del Apolo XV, organizó expediciones al monte Ararat en busca del Arca de Noé.

34 “Decidí dejar de trabajar con la linterna en la oscuridad. Levanté el visor de mi casco y comencé a buscar constelaciones. Mirando hacia el espacio quedé impresionado con la oscuridad. Sentí mi piel apretada en mi espalda y mi pelo erizado en mi cuello. Me acordé de un pasaje de la Biblia que habla sobre el ‘horror de la gran oscuridad’”. William Pogue, el piloto del Skylab 4, 1973.

35 “Dios mío, ¡está lleno de estrellas!”. Dave Bowman, en 2001. Odisea del espacio.

36 Le dejaron un globo terráqueo en una vitrina y luego se confabularon todos para decirle que siempre había estado allí.

37 Le asombraba que el arroyo de su pueblo siguiera su cauce cuando ya era de noche.

38 En todos los patios hay un tesoro enterrado, escribió. Es imposible que no haya uno. Por eso si no se encuentra, hay que cavar para dejar uno para los próximos habitantes de la casa. Además “es una buena forma de entrar al sueño: saber que allí fuera en el jardín hay un tesoro aguardando”.

39 Cuando tenía nueve años, Leonard Cohen tomó una corbata de su padre, le hizo un tajo y guardó allí una nota que le había escrito. Fue al patio en medio de la nieve y la enterró en silencio. Con el tiempo olvidó lo que había escrito y en qué lugar la había enterrado. “Estuve cavando en el jardín durante años”.

40 “Tal vez sea lo único que hago, buscar esa nota”, dijo en su discurso de aceptación del premio Príncipe de Asturias.

41 La seriedad con que su amigo le había asegurado que no le tenía miedo a la oscuridad lo llenó de temor.

42 Como con la homogeneidad de la lluvia: veía más lógico que al mismo tiempo que caían gotas lloviera también chorros de agua o baldazos sin solución de continuidad.

43 De acuerdo con lo que creía su madre, hay una hora, unos pocos minutos en realidad, en mitad de la noche, donde los dos mundos se encuentran más cerca. Ese pequeño lapso es distinto para todos.

44 Su mujer había vuelto sorpresivamente de Edimburgo. Antes de abrir la puerta de la casa escuchó nítidamente el fraseo de un saxo. Entró creyendo que su marido estaba escuchando uno de sus discos de jazz, aunque la presencia tan clara del instrumento le llamaba la atención, como si hubiera comprado un equipo de música nuevo. La crisis no había pasado y no estaban para lujos. Cuando entró al living su mala cara se transfiguró. Era su marido quien tocaba maravillosamente. Nunca, en más de veintidós años juntos, le había dicho que sabía tocar, y además de ese modo. Nunca había tomado el saxo que dormía en un estuche perdido en el altillo.

45 Ni Buda ni Cristo conocieron el mar.

46 Sobre experiencias de absoluto durante el embarazo.

47 Su padre nunca quiso hablar de la guerra, aun cuando solo estuvo cumpliendo servicio en la retaguardia. Una sola vez dijo en la mesa y a título de nada: “Ustedes no saben lo que es un fusilamiento, no saben”, recuerda Wilkes.

48 Se iba a llamar Lester, como su abuelo, pero como al nacer los médicos no le aseguraban más de dos meses de vida, decidieron bautizarlo George.

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