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Los actuales cambios sociales según la Astrología mundial
Agradecimientos
Mi agradecimiento al misterio de la vida y a la niña que fui, que entrando casi en la adolescencia, sentí la necesidad de sumergirme en el mundo de la astrología, pensando primero que era algo tabú, asunto de brujas y de falsos encantadores de sueños y de promesas.
La astrología me ha dado quietud, orden, certidumbre, adaptación, paciencia, comprensión, esperanza, entendimiento, belleza, misterio, impresiones, arte, compromiso y seriedad. Y es estar aquí y ahora, viajando siempre en el tiempo, hacia atrás y hacia adelante, sin perder mi centro, como si fuera un truco de magia a punto de explicar los secretos de la vida.
Y es que así somos los astrólogos de alma, descubridores de secretos, que siempre han estado a nuestra vista, sin verlos, hasta que los vemos, o igual no.
Al final no es eso lo importante, sino el camino que se transita para ello y la satisfacción de sentir día tras día esa sincronía tan mágica que se produce entre el cosmos y nuestra existencia cotidiana. Solo ya eso es un regalo de la vida.
Y todo este caminar, no lo podría haber hecho sin mis padres, la primera comprensión de mi Sol y mi Luna particular, ni sin Lucio, mi reflejo en el otro, dejando espacio para que fuera tan libre como yo quiero ser, y sin mi hijo, una pequeña parte de mí que se independiza poco a poco y que realiza su propio camino, y que cada día que pasa me enseña los secretos que esconden nuestras Lunas, porque para enseñar, no importa la edad.
Sobre la autora
Lourdes Muñoz, nacida en Valladolid y residente en Madrid, es licenciada en ADE y título experto en RSC, empezando a interesarse por la Astrología a la edad de 15 años.
En diciembre de 2013 comenzó su andadura social como astróloga, compaginándola con sus otras actividades profesionales (ha trabajado en el mundo de la banca durante casi 20 años) creando una página web donde asiduamente incluye artículos de actualidad y que son resultado de sus estudios e investigaciones, denominada www.astro-ideas.com
Fue ponente en la 33º edición del Congreso Ibérico de Astrología celebrado en junio del 2016 en Vigo, impulsando una iniciativa encaminada a la mejora de la práctica astrológica y a la ética del astrólogo, en lo que se ha denominado “Responsabilidad social del astrólogo”, para lo que ha habilitado una plataforma para tal fin, donde ha adaptado sus conocimientos en RSC al colectivo astrológico y en donde todo el que lo desee puede adherirse a la iniciativa www.astrologiasocial.com
Fue la organizadora de la 34º edición del Congreso Ibérico de Astrología, celebrado en junio de 2017 en Madrid, en el Centro Cultural Conde Duque. Las ponencias del citado congreso se pueden ver de forma gratuita en la web de su escuela, en www.madridastrologico.net
Imparte formación en Astrología y asesoramiento astrológico desde diciembre de 2014.
“Nada en este mundo es constante excepto el cambio y el devenir, todo es impermanente”.
Heráclito de Éfeso
“El devenir es una propiedad de las cosas y estas son reflejo de las ideas. Solo la inmovilidad del ser es real. Desde el punto de vista del saber, el ser inmóvil es objeto de conocimiento y el ser que deviene es objeto de opinión”.
Platón
“El devenir es un hecho que no se puede negar ni reducir a otros hechos, ni ser considerado substancia ni tener un solo significado, porque el problema del devenir incluye la cuestión de las diferentes causas, y hay tantos tipos de devenir como significados hay de la palabra es”.
Aristóteles
PARTE 1
Introducción al concepto de Astrología Mundial
La Astrología Mundial en la tradición se conocía con el nombre de “las revoluciones de los años del mundo”, un modo de aplicar la astrología bastante anterior al uso de la astrología judiciaria o natalicia (astrología personal) y de vital importancia para conocer las tendencias colectivas de las culturas, civilizaciones, pueblos, ciudades y naciones, desde un punto de vista social, político, económico y cultural.
Este tipo de astrología es además un “juicio universal” sobre el “juicio particular”, teniendo una enorme importancia en el devenir de cada uno de nosotros, porque nuestras propias cartas natales y configuraciones estarán siempre supeditadas a ese juicio universal, a esos ciclos y a esas configuraciones universales (las denominadas CU), dado que nacemos en un entorno cultural, histórico y social concreto, que no podemos eludir.
El libro pretende ser una guía para entender las técnicas más usuales en la rama de la Astrología Mundial, aparte de servir como orientación sobre el devenir del mundo, y por ello abordaremos en el mismo lo siguiente:
Algunas nociones básicas de astronomía, para el entendimiento de las variables que usan los astrólogos para determinar el devenir del mundo.
Nociones básicas de la significación universal de las distintas variables que entran en juego.
Distintas técnicas de interpretación que se usan en Astrología Mundial.
Capítulo I
Un poco de astronomía sencilla
En el espacio hay unos 200 billones de estrellas, que conforman la Vía láctea, nuestra galaxia particular (porque hay millones de galaxias).
Las estrellas son objetos celestes que tienen luz propia, que emanan su propia luz.
Pues bien, la estrella más cercana a nosotros es el Sol, y todos los planetas que, sin luz propia, giran alrededor de él, conforman en su conjunto lo que se llama el Sistema Solar, y entre todos esos planetas que giran alrededor del Sol se encuentra la Tierra, con la Luna, satélite de la misma.
De todos los planetas que giran alrededor del Sol el único que está habitado es la Tierra, que es, dentro de los planetas rocosos (Venus, Mercurio, Marte y Plutón), el más grande de todos y el único en el que hay vida como nosotros la entendemos, gracias a que se encuentra en la ecosfera, un espacio que rodea al Sol y que reúne esas condiciones necesarias para que exista vida.
Fuera de este sistema solar, la siguiente estrella más cercana que nos encontramos es la denominada Alfa Centauro, que está a 4,3 años luz. Imaginad entonces lo pequeños que somos con respecto al Universo.
Movimiento de rotación y traslación de los planetas
Todos los planetas giran alrededor del Sol en un movimiento denominado traslación, y todos los planetas giran alrededor de sí mismos en un movimiento denominado rotación.
Estos conceptos son la base de la Astrología Mundial, dado que para los astrólogos, desde tiempo inmemorial, los sucesos celestes tenían una correspondencia con los sucesos terrestres, otorgándoles unos significados universales a los mismos en función de los sucesos acaecidos aquí en la Tierra. De este modo se establecía lo que podríamos llamar una “sincronía perfecta” entre el devenir de los sucesos vividos por el ser humano y su representación celeste, tal y como se indica en la expresión “lo que es arriba es abajo”. Y, queramos o no, la sincronía se produce todos los días.
La única dificultad estriba en el interpretación de la misma, que tiene sus limitaciones y que puede establecer la citada correlación con mayor o menor acierto. Y es que los astrólogos solo somos intérpretes o traductores del firmamento.
Movimiento de traslación de la tierra: el Zodiaco
El movimiento de traslación de la Tierra es por tanto lo que tarda la Tierra en girar alrededor del Sol, siendo de 365 días, 6 horas, 9 minutos y 9,7633 segundos (lo que conocemos por un año). La órbita que se produce es eclíptica, es decir, que hay momentos en que la Tierra se encuentra más cerca del Sol y hay momentos en que está más lejos del Sol. La eclíptica es también el movimiento anual “aparente” del Sol en la esfera celeste (desde una perspectiva geocéntrica, con la Tierra como centro).
Y este movimiento alrededor del Sol es lo que representamos los astrólogos mediante los signos del Zodiaco, es decir, una circunferencia en donde se establecen medidas iguales de 30º cada una, que marcan el paso de las estaciones del año. En sus orígenes, el nombre que se usó para denominar a estos distintos espacios surgió de las observaciones de las constelaciones en el firmamento.
Es necesario aclarar que hablar de signos no es lo mismo que hablar de constelaciones, de la misma forma que entendemos que los siete días de la semana (lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado y domingo) no es lo mismo que los planetas (Luna, Marte, Mercurio, Júpiter, Venus, Saturno, Sol), aunque hayan tomado su nombre de los siete planetas clásicos (el septenario).
Y es que los antiguos astrólogos ya eran conocedores de la existencia de miles de constelaciones de estrellas, y lo único que hicieron fue representar de una forma geométrica (se les denominaba matemáticos) ese movimiento aparente del Sol a lo largo de las estaciones del año, dándose cuenta de que se producía un movimiento cíclico, regular, que cuando se repetía en el tiempo traía sucesos similares (pero no iguales) en nuestro devenir cotidiano.
Principales símbolos astrológicos
Esta es una representación de ese movimiento aparente del Sol, donde se puede observar que lo marcado en color indica los comienzos de las estaciones del año, los dos equinoccios y los dos solsticios, y siendo por tanto esos comienzos de las estaciones, análogos a los denominados signos cardinales: Aries, Cáncer, Libra y Capricornio (de ahí que estos signos sean análogos a todo lo que significa inicio, movimiento, impulso, por representar el comienzo de cada estación).
Y esto es lo que solemos ver en los horóscopos de los periódicos. Lo que se nos dice ahí es solamente la relación que se produce entre la Tierra y el Sol, nada más, en función de si la persona nació:
Al comienzo de una estación, y por tanto con el Sol en un signo cardinal como Aries, Cáncer, Libra o Capricornio, sugiriendo el inicio, el comienzo, el impulso de algo.
En el medio de una estación, y por tanto con el Sol en un signo fijo como Tauro, Leo, Escorpio o Acuario, sugiriendo la concreción y la inmovilidad respecto a algo.
Al final de una estación, y por tanto con el Sol en un signo mutable como Géminis, Virgo, Sagitario o Piscis, sugiriendo el proceso de cambio y de adaptación, anunciado que la estación esta próxima a cambiar y por tanto a renovarse de nuevo.
Siendo, como podemos ver, una descripción muy somera y vaga de todo lo que ocurre en el firmamento, dada la cantidad de variables que se van produciendo a la vez, como puede ser la interacción de otros planetas con el movimiento aparente del Sol y su relación con la Tierra, el movimiento de la Luna alrededor de la Tierra, el movimiento de la Tierra sobre sí misma, etc.
Movimiento de rotación de la Tierra: las casas astrológicas
A su vez, la Tierra rota sobre sí misma, dando la vuelta completa en unas 23,93 horas, y es lo que venimos a denominar “el transcurso de un día” en el devenir del mundo.
Así, el momento (la hora) en que una persona nace, dentro de un día concreto y en una localidad concreta (latitud y longitud, coordenadas geográficas) es lo que da como resultado “las casas astrológicas”, otras doce subdivisiones superpuestas a los signos del Zodiaco y que dependiendo del sistema de casas utilizado, pueden ser iguales o desiguales, o tenerse en cuenta ya desde el comienzo de un signo o en cualquier otro punto de él.
Donde observamos que debido a la hora y lugar de nacimiento, el signo que asciende por el este (signo que está en la casa I, el ascendente) puede ser cualquiera de los doce signos del Zodiaco, lo que hace que se combine la analogía universal del signo en cuestión con la analogía universal de la casa en cuestión.
Pues bien, con estas dos ideas básicas, ya tenemos dos de los elementos que usa el astrólogo para la comprensión del devenir del mundo:
Traslación de la Tierra: los signos del Zodiaco
Rotación de la Tierra: las casas astrológicas.
Pero nos falta algo fundamental: los planetas y el lugar que ocupan en su transitar por el Zodiaco (su presencia en los signos), y la observación de la casa y el signo que rigen cada uno de ellos, aunque no estén presentes allí.
Los ciclos planetarios y los ángulos entre planetas: aspectos planetarios
Nos referimos ahora a los planetas, una pieza fundamental en todo juicio astrológico, porque el significado de cada signo del Zodiaco estaría vacío de contenido si no tomáramos su significado de su planeta regente, que teniendo una significación universal por sí mismo, es quien otorga esa naturaleza al signo que rige, tanto en su domicilio diurno como en su domicilio nocturno.
Pero todavía hay más: de primordial importancia es para el astrólogo entender la relación que se produce entre los distintos planetas entre sí en su movimiento diario alrededor del Sol, así como observar los ángulos que se producen entre ellos. Entra ahora un cuarto elemento que es el de los aspectos planetarios, que marca también el inicio, auge y declive de los distintos ciclos planetarios que se producen.
Es decir, podemos definir un ciclo planetario como el momento en que dos planetas concretos, en su recorrido alrededor del Sol, se encuentran en el mismo punto (cada uno en su órbita) en lo que denominamos conjunción, y cuando, con el transcurrir del tiempo, ambos se van moviendo ––cada uno a diferente velocidad–– y los volvemos a ver en el cielo en un ángulo distinto entre ellos. Por ejemplo, en su movimiento creciente: el sextil (60º) la cuadratura (90º) el trino (120º) o la oposición (180º), para volver de nuevo a iniciar el camino del reencuentro entre ambos, estableciéndose de nuevo esos mismos ángulos, pero de vuelta esta vez (el trino de vuelta de 120º, la cuadratura de vuelta de 90º, el sextil de vuelta de 60º), para volver a comenzar de nuevo otro ciclo planetario.
Imaginad por tanto todas las variables a considerar, porque de igual modo que se produce un determinado ciclo planetario en el cielo, el resto de planetas están también interviniendo con sus ciclos combinados unos con otros, en algunos casos ciclos de expansión (creciendo), en otros casos con ciclos de restricción (menguando), enriqueciéndose la interpretación del devenir del mundo por parte del astrólogo.
Aquí podéis ver la forma en que representamos los astrólogos esos ángulos planetarios y sus ciclos en un momento dado:
En la imagen se observan los ángulos que se producen entre los planetas, como por ejemplo la Luna, que está menguante respecto al Sol, próxima a encontrarse de nuevo con él y a anunciar una Luna nueva.
Lunaciones, sicigias y eclipses;el catalizador de sucesos
Una mención especial merece el concepto de lunaciones, sicigias y eclipses en Astrología Mundial, aunque apenas lo estudiaremos en este libro, debido a su complejidad.
Y es que el movimiento de la Luna alrededor de la Tierra es de vital importancia para el devenir (es lo que tenemos más cerca), al igual que los momentos donde la órbita de la Luna alrededor de la Tierra y la órbita de la Tierra alrededor del Sol coinciden, dando lugar a las lunaciones y en ocasiones a los eclipses, así como a la representación en el firmamento de los nodos lunares, que son aquellos puntos ficticios donde representamos los puntos concretos donde la órbita de la Luna (que está inclinada en unos 5º 9’’) corta con la eclíptica, como se puede ver en esta imagen:
De esta forma, tenemos ya todos los puntos que el astrólogo tiene en cuenta para describir (somos solo intérpretes, con mayor o menor acierto) el devenir del mundo:
Los signos del Zodiaco.
Las casas astrológicas.
Los planetas y sus aspectos planetarios, el concepto del ciclo planetario.
Las luminarias (nuestra estrella, el Sol, y nuestro satélite, la Luna) y su conexión con la Tierra y el resto de planetas. Los astrólogos, para facilitar la comprensión, vienen a denominar planetas a ambas luminarias.
Los dos nodos de la Luna, esos momentos en los que la órbita de la Luna corta con la eclíptica:
Si es en sentido ascendente, nos encontramos con el nodo ascendente, el nodo norte, cuando pasa del hemisferio sur al hemisferio norte, denominado en la antigüedad como “cabeza del dragón”.
Si es en sentido descendente, nos encontramos con el nodo descendente, el nodo sur, cuando pasa del hemisferio norte al hemisferio sur, denominado en la antigüedad como “cola del dragón”.
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