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Índice de contenido

Presentación

La tecnología, siglos XVI al XX

Introducción

TÉCNICAS, CIENCIAS Y TECNOLOGÍAS

HISTORIA DE LA TECNOLOGÍA

Técnicas en conflicto ( 1521-1762)

De la Ilustración a la fábrica (1763-1849)

Locomotoras, altos hornos y turbinas (1850-1934)

Modernizaciones truncadas (1935-1993)

INDUSTRIALIZACIÓN POR SUSTITUCIÓN DE IMPORTACIONES Y FOMENTO DE LA EDUCACIÓN, LA CIENCIA Y LA TECNOLOGÍA (1935-1969)

Hacia un sector de conocimientos (1994)

POLÍTICAS GUBERNAMENTALES PARA LA INNOVACIÓN

LAS EMPRESAS DE BASE TECNOLÓGICA

CADENAS Y SISTEMAS REGIONALES DE INNOVACIÓN

SECTOR DE TELECOMUNICACIONES

PERIODOS DE LA TECNOLOGÍA EN MÉXICO

AL ENCUENTRO DE LOS ESLABONES PERDIDOS

Bibliografía

PERIÓDICOS

PÁGINAS WEB

COMENTARIOS A LA BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

Aviso legal

Presentación

LOS 13 TOMOS DE ESTA OBRA conforman una historia económica de las poblaciones que han habitado lo que hoy es el territorio de la república mexicana. Comienza con la llegada del hombre y termina en el año 2000, pero la mayor parte del texto está dedicado a los cinco siglos que comprenden el periodo colonial y las épocas moderna y contemporánea del México independiente.

Es una narración y una descripción de los diferentes modos en que los pobladores de esta región se han organizado para producir, distribuir y consumir bienes y servicios, una historia muy larga y accidentada que cubre más de 20 000 años y cuyos sujetos sociales son la banda, la tribu, las civilizaciones tributarias, la compleja sociedad colonial y, finalmente, la nación soberana que se configuró en el siglo XIX y que ha llegado a su plena madurez sólo en el XX.

En su elaboración participaron 16 autores; cada uno escribió su texto de acuerdo con sus propios criterios y su visión del tema que le correspondió desarrollar. Sin embargo, hubo un intenso trabajo colectivo de intercambio de ideas, opiniones y materiales que acabó reflejándose en ciertos enfoques comunes. En múltiples reuniones se discutieron guiones, manuscritos iniciales y textos finales. Temas como la periodización, las fuentes, la relación entre análisis y narración fueron objeto de largas discusiones.

La obra se inspira en los principios de la economía política que considera que las relaciones económicas, sociales, políticas y culturales forman un todo inseparable y que el objetivo de la historia económica es captar la forma en que estas relaciones se entretejen en el desarrollo económico, que es el objeto de su estudio. La Historia económica de México se propuso sintetizar los resultados de infinidad de investigaciones particulares especializadas y ofrecer al lector una visión coherente de conjunto, basada en el conocimiento actual de los temas abordados. Esperamos que todos los interesados en la historia económica, pero especialmente los estudiantes de economía e historia, encuentren en ella tanto una obra de consulta como un marco de referencia y una fuente de inspiración teórica para nuevos estudios.

La obra introduce un enfoque doble que se propone abordar, a la vez, el estudio de los sistemas económicos que caracterizan cada etapa del desarrollo y la evolución de algunas ramas de la economía, con sus particularidades a lo largo de los últimos cinco siglos. Este enfoque está sustentado en la hipótesis de que el desarrollo de la economía es, al mismo tiempo, desigual y combinado. De que si bien las partes dependen del todo, tienen también una dinámica propia; que los tiempos del sistema no siempre coinciden con los de sus componentes.

Los primeros seis ensayos describen la evolución de los sistemas económ icos de cada periodo. El primero está dedicado a la historia antigua y el segundo a la época colonial. El tercero cubre el siglo XIX y los siguientes tres el siglo XX, examinando la Revolución mexicana y sus efectos: la industrialización orientada por el proyecto desarrollista y la integración de México al proceso de globalización, dominado por las ideas del neoliberalismo.

Los siete textos siguientes cubren los temas de la población, el desarrollo regional, el uso de los recursos del subsuelo, la agricultura, la industria, la tecnología, así com o los transportes y las com unicaciones a lo largo de cinco siglos, cada uno con sus rasgos distintivos.

Este proyecto pudo realizarse gracias al auspicio de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y al soporte financiero del Programa de Apoyo a Proyectos Institucionales para el Mejoramiento de la Enseñanza (PAPIME). Agradecemos al licenciado Juan Pablo Arroyo Ortiz, entonces director de la Facultad de Economía, su apoyo y participación entusiasta; asimismo dejamos constancia de nuestro reconocimiento al doctor Roberto I. Escalante Semerena, actual director de dicha Facultad, por su interés en la publicación de esta obra. Esta edición no hubiera sido posible sin la iniciativa y la perseverancia de Rogelio Carvajal, editor de Océano, y su eficiente equipo de trabajo. Y no podía faltar nuestra gratitud más sincera al maestro Ignacio Solares Bernal, coordinador de Difusión Cultural, y al maestro Hernán Lara Zavala, titular de la Dirección General de Publicaciones y Fomento Editorial de la UNAM y a sus colaboradores, por su asistencia, siempre amistosa y eficaz, para la presente publicación.

México, 3 de noviembre de 2003

ENRIQUE SEMO

La tecnología, siglos XVI al XX

UNA VISIÓN DE CONJUNTO sobre el papel de la tecnología desde la Conquista hasta el comienzo del siglo XXI, permite dar inicio a una discusión sobre una agenda cada vez más urgente sobre sus causas y efectos en el desarrollo económico de México. Se parte de un marco donde las tecnologías se conjugan con las actividades económicas agrupadas en dos vertientes:

Una que refiere las capacidades técnicas, tecnológicas y científicas que se han conservado y desarrollado en quinientos años de historia, las cuales se identifican con las actividades de la agricultura, la construcción y arquitectura, la astronomía y la medicina.

Y otra, que define los periodos según la introducción de tecnologías en ciertos sectores económicos específicos donde, aunque con rezagos, se logra un cierto auge económico para declinar posteriormente. El primer periodo, "Técnicas en conflicto", abarca de 1521 (caída de Tenochtitlan) a 1762 (reformas borbónicas). El segundo, "De la Ilustración a la fábrica", comprende de 1763 a 1849 y en él se exponen los inicios de las ciencias modernas y el papel que en ellas tienen que ver las reformas borbónicas. El tercero, de 1850 a 1934, refiere la institucionalización de las ciencias y la electrificación y la construcción de los ferrocarriles. En un cuarto periodo se caracterizan las "modernizaciones truncadas", en el que comienzan las políticas estatales de educación, la ciencia y la tecnología, y las nuevas formas de transferencia tecnológica, el cual abarca desde 1935 a 1994. Por último, desde 1994 se plantean las perspectivas de la introducción de la revolución científico-técnica, donde se privilegian los sectores de las telecomunicaciones y el sector de conocimientos.

Se plantea una alternativa que se basa en conjugar las tecnologías emergentes con capacidades tradicionales, evitando su destrucción, y sobre todo los cambios superfluos (o espurios), donde solamente se usan sin considerar las capacidades productivas. Se trata de aprender de la experiencia histórica para resolver los problemas recurrentes que aún permanecen: 1) ambientes económicos e institucionales que promueven la producción extensiva de recursos naturales y de fuerza de trabajo, en lugar de una intensiva que reclame mayor uso de la tecnología; 2) la oportunidad perdida que conlleva rezagos tecnológicos; 3) procesos de industrialización con arrastre económico limitado; y 4) infraestructuras incompletas o truncadas con la difusión de las revoluciones industriales.

Introducción

AQUÍ SE PRESENTA un panorama histórico de la tecnología, considerando su papel económico en la historia de México. Los diferentes y dispersos materiales publicados acerca del tema se organizan con las siguientes orientaciones:

1. Detectar las raíces tecnológicas del subdesarrollo económico de México, pues los logros técnicos y tecnológicos han sido insuficientes para generar una dinámica sostenida de acumulación productiva y crecimiento económico. Al respecto, no se parte del mayor peso de las causas recientes, por lo cual está abierta la ubicación en el tiempo de los procesos que permiten que ciertas capacidades técnicas, tecnológicas y científicas se conserven y desarrollen, mientras otras se destruyen. Entonces es posible distinguir capacidades que han permanecido a lo largo de la historia y otras que han emergido, desarrollado y declinado en periodos específicos.

2. Respecto de las capacidades científicas y tecnológicas relativamente "permanentes" a lo largo de la historia de México, se propone explicar su continuidad e insuficiencia para promover un efecto multiplicativo general en la capacidad científica, tecnológica y productiva. Estas capacidades están relacionadas con la agricultura, la construcción y la arquitectura, la astronomía y la medicina.

3. Los distintos periodos se definen considerando tanto los sectores económ icos más importantes en el periodo como las capacidades científicas, técnicas y tecnológicas. Sin embargo, se destacan las técnicas y las tecnologías, elementos inherentes de la capacidad productiva social, sin perder de vista que los conocimientos productivos se relacionan con los conocimientos científicos. Por tanto, es necesario referirse por una parte a las actividades productivas y, por otra, a la organización institucional que permite generar, conservar y transmitir los conocimientos. La periodización se realiza sobre el principio de considerar cambios en las tecnologías con sus implicaciones en la producción y en la organización institucional del conocimiento.

A continuación se abunda en los puntos anteriores, primero sobre el tema de las técnicas, la ciencia y la tecnología. Luego se señalan las concepciones económicas de la tecnología con sus posibilidades y limitaciones. Finalmente se ubica el nivel relativo, en tiempo y condiciones, de la tecnología en México a partir del marco de las revoluciones industriales; es decir, se pretende estimar la oportunidad o retraso tecnológico, según el caso, y los apoyos o carencias institucionales que facilitan o no permiten la adecuada difusión tecnológica, o bien impactos económicos mayores.

TÉCNICAS, CIENCIAS Y TECNOLOGÍAS

Desde el punto de vista histórico las técnicas son previas a la ciencia, ya que ésta sistematiza el conocimiento aplicado al generalizar la explicación de los fenómenos. La tecnología es posterior a ambas, pues es conocim iento aplicado derivado de conocim ientos científicos y apoyado en ellos. Sin embargo, el conocim iento contemporáneo se desarrolla con el incremento y complejidad creciente de las relaciones entre ciencias, técnicas y tecnologías, y con la evolución de cada una. En efecto, la tecnología por definición se apoya en los avances científicos; por ejemplo, la ciencia de los materiales permite nuevas aplicaciones tecnológicas, pero también, en otro sentido, las ciencias dependen de los desarrollos tecnológicos, como en el caso del microscopio electrónico que hace posible el desarrollo de las ciencias naturales.

Aunque las técnicas reciben menos atención, son de importancia creciente en la problemática contemporánea de la ciencia y la tecnología: las técnicas cambian gracias a la tecnología (por obsolescencia o redundancia), o bien se generan nuevas técnicas (p. ej., la programación a partir de tecnologías de la com putación). El impacto de la ciencia en las técnicas es menos evidente, aunque existe una demanda directa de éstas en las mismas actividades científicas, es decir, se requieren técnicas para llevar a cabo, por ejemplo, experimentos científicos.

Las técnicas, aunque en menor medida, impactan en las tecnologías y las ciencias; su avance posibilita los mismos desarrollos tecnológicos y científicos. Por ejemplo, la aplicación de las técnicas estadísticas es un instmmento útil en la investigación de las ciencias aplicadas.

Las relaciones entre técnicas, tecnologías y ciencias coevolucionan con las etapas históricas, alcanzando su máxima expresión con la actual revolución científico-tecnológica.

HISTORIA DE LA TECNOLOGÍA

La sociedad se desarrolla con base en su capacidad de producción, así como en qué produce y cómo lo hace; esto es, las innovaciones en los procesos de producción y en las estructuras sociales que condicionan su difusión.

Desde una perspectiva histórica, se han detectado grandes cambios en la capacidad productiva de la sociedad, identificados como "revoluciones industriales".

La primera revolución industrial abarca desde 1770 hasta finales del siglo XIX; la segunda se ubica desde estas fechas hasta finales del decenio de 1960, para dar pie a la tercera, también conocida como revolución científico-tecnológica, en proceso de desenvolvimiento.

Cada revolución industrial presenta al final de su periodo una desaceleración del dinamismo "[...] tanto de la base tecnológica que la sustenta como del sistema institucional que la regula".1 Esta desaceleración puede interpretarse como una serie de fluctuaciones generales que hacen crisis en un m omento específico y que, además, también pueden ser concebidas como fases de transición de un periodo a otro, lo cual concuerda con algunas periodizaciones históricas de largo plazo, conocidas como "ondas largas", que incluyen una fase de expansión y otra de contracción económica.

De acuerdo con lo anterior, la primera revolución industrial abarca dos "ondas largas":2

Primera revolución industrial

(1770-1893)


El ordenamiento de la producción de la primera revolución industrial se sustenta en la descomposición del trabajo en elementos simples y el reemplazo del trabajo manual por máquinas. Esto significa sustituir las manufacturas por un sistema concatenado de máquinas. Las nuevas plantas industriales que albergan a las máquinas demandan una enorme cantidad de materias primas y energía, así como amplios mercados para absorber la expansión productiva. En el periodo de la fabricación de máquinas se impulsa la siderurgia y, en general, la metalurgia.

En este periodo la revolución industrial se desarrolla principalmente en Europa y los Estados Unidos. Considerando las ondas largas, se presentan los siguientes periodos:

Segunda revolución industrial

(1894-1967)


El auge tecnológico tiende a la automatización integral del proceso productivo, imperando los sistemas "justo a tiempo" que las bandas de m ontaje imponen. El sistema fordismotaylorismo exige nuevas maneras de organización del proceso de trabajo y de comercialización. Desde el punto de vista tecnológico, se agrega a la máquina-herramienta, la máquina de combustión interna, es decir, el vehículo automotor. La nueva base productiva se sustenta así en la aplicación extensiva de la electricidad, pues independientemente del lugar de generación y tipo de fuente (hidráulica, carbón, etc.), es transmitida y distribuida hasta donde se localizan las industrias.

A diferencia de las revoluciones industriales que se corresponden con nuevas fases expansivas, la revolución científicotecnológica comienza en la fase de contracción de la cuarta onda larga. En este periodo, la industria química moderna es el germen de la revolución del conocimiento, la cual se presenta a continuación.

REVOLUCIÓN CIENTÍFICO-TECNOLÓGICA

(1968-)

Las fases de las nuevas relaciones tecnológicas que surgen con la industria química se expanden a otras ramas con la revolución científico-tecnológica. Con ella se incrementan las relaciones productivas de la investigación científica y el desarrollo tecnológico para la innovación de procesos de trabajo y de producción, así como de nuevos productos y servicios. A diferencia de las anteriores revoluciones industriales, se acelera la acumulación de conocimientos y son especialmente importantes y más complejas las relaciones entre las ciencias, las técnicas y las tecnologías. Estas relaciones se construyen mediante redes institucionales donde son privilegiadas las organizaciones flexibles entre empresas, universidades (y centros de investigación) y gobierno.3

Debido al cambio radical que se produce en la relación ciencia-técnica-tecnología, la actual revolución impacta aún más en forma global al conjunto de las actividades humanas. Por esta razón, el contenido de la revolución científico-tecnológica implica a su vez cambios en múltiples aspeaos: científicos y técnicos; desarrollo económico; procesos de trabajo y de producción; investigación y educación; sistemas de dirección y organización de las empresas; ecología y, en general, la cultura, la sociedad y el arte. Cabe mencionar que a pesar de las tendencias homogeneizantes de la revolución científicotecnológica, se han conformado sociedades cada vez más diferenciadas y polarizadas, adquiriendo especial importancia los aspectos regionales.4

Desde el punto de vista de los procesos de producción, la revolución científico-tecnológica encuentra su expresión contemporánea en un conjunto de procesos tecnológicos de diferentes contenidos, los cuales se caracterizan en las llamadas nuevas tecnologías: informática, biotecnología, telecom unicaciones, nuevos materiales y fuentes energéticas. En la producción priva el principio automático y la automatización flexible y se establece una relación más estrecha con la investigación científica. La principal característica de las nuevas tecnologías estriba en la generalización e impacto que tienen en una amplia gama de sectores productivos, así como en su flexibilidad, lo cual les permite revalorar, hasta cierto punto, las técnicas y tecnologías tradicionales o convencionales.

Las innovaciones de las nuevas tecnologías que se constituyen en motores de la revolución científico-tecnológica son, entre otras, el microprocesador (inventado por INTEL en 1972 y que ha facilitado el incremento de la capacidad de cómputo acelerada)5 y el desarrollo de la ingeniería genética a partir de 1973, cuando un grupo de investigadores estadunidenses logra introducir en una bacteria un gene y lo acepta com o propio.6

PERIODOS DE LA TECNOLOGÍA

EN MÉXICO

Se definen considerando, en primer término, los cambios en la producción con sus técnicas y tecnologías, y, en segundo, la organización social del conocimiento. Estos cambios se fechan de acuerdo con algún suceso político o de creación de instituciones, como se indica en el cuadro 1.

Si se consideran sólo los momentos de introducción en México de los enfoques científicos (organicista, hermético y mecanicista), el periodo del impulso de la ciencia positivista arranca desde 1850, precisamente con el inicio de la revolución industrial en México (véase adenda al final del capítulo, p. 29). Sin embargo, el retraso que se observa en las técnicas y tecnologías productivas es aún mayor y más crítico que el referido a la introducción del pensamiento científico.

Para establecer una primera estimación del retraso en magnitud y tiempo del rezago tecnológico, se relacionan las revoluciones industriales con los periodos de su introducción en México (cuadro 2).

El rezago se manifiesta al observar algunos datos ilustrativos. Por ejemplo, es hasta la segunda revolución industrial en Europa y los Estados Unidos, cuando en México se empieza a desarrollar la primera revolución industrial, con fábricas textiles donde la producción se realiza con motores de vapor y telares mecánicos com binados con máquinas de tracción animal.

Los inicios de la construcción del ferrocarril en México datan de mediados del decenio de 1850, con un retraso estimado de 40 años respecto de los países industrializados de la época. Sin embargo, la brecha económica y tecnológica es aún mayor, pues los 20 000 km de vías férreas que se alcanzan en 19107 se hacen con materiales y aceros importados, incluso se llega a traer madera de Inglaterra para los durmientes, así como los técnicos e ingenieros encargados de la constmcción, todo esto conformado en paquetes mediante capitales ingleses para financiarlos (véase cap. 3).

De igual manera la industria eléctrica, si bien data de 1879 al instalarse la primera planta termoeléctrica en León, Guanajuato,8 su desenvolvimiento posterior no impulsa la creación de empresas proveedoras de insumos, en especial la de generadores eléctricos, por lo que se depende de los centros industriales y de sus capacidades y trayectorias tecnológicas.

El rezago tecnológico se acumula, pues la segunda revolución industrial se monta sobre el rezago de la primera y la revolución científico-tecnológica sobre el rezago de ambas. Por ejemplo, en México la industria del petróleo ocupa un lugar central, sin embargo corresponde a la segunda revolución industrial, mientras que son escasas las manifestaciones y componentes de la revolución científico-tecnológica, como es el caso de las empresas innovadoras.

La historia de la tecnología en México se presenta por capítulos, de acuerdo con los siguientes periodos:

1) 1521-1762: TÉCNICAS EN CONFLICTO

El conflicto contiene dos subperiodos. En el primero, de 1521 a 1548, prevalece la irrupción de las técnicas españolas y su choque con las técnicas indígenas, como parte del enfrentamiento de dos dinámicas del conocimiento y de concepción de sus mundos.

El resultado es una selectividad técnica que responde en primer lugar a la superioridad militar que somete a la organización social indígena, lo cual deriva en una situación donde los españoles no se preocupan por innovar debido en gran medida a la disponibilidad permanente de mano de obra sumisa y barata, y en segundo lugar, las comunidades indígenas entran en una actitud defensiva y de sobrevivencia.

En un segundo subperiodo, de 1549 a 1762, prevalece la forma extensiva de la producción tanto en minería como en agricultura, y por tanto los cambios técnicos son "simples", ya que se orientan hacia una explotación extensiva del trabajo y de la naturaleza.

2) 1763-1849: DE LA ILUSTRACIÓN A LA FÁBRICA

El segundo periodo se puede considerar de preparación para la revolución industrial. En efecto, como reflejo de la Ilustración europea se cobra conciencia de la necesidad de mejorar las "artes útiles" y de aplicar los adelantos científicos al desarrollo de nuevas técnicas de producción. Todo esto se refuerza dentro del marco de las reformas borbónicas del gobierno de Carlos III, pues se fundan instituciones como el Colegio de las Vizcaínas (1767), la Real Escuela de Cirugía (1768), la Academia de las Nobles Artes de San Carlos (1781), el Jardín Botánico (1788) y el Real Seminario de Minería (1792).

Sin embargo, en un segundo subperiodo, que empieza en 1821 con ia independencia de México, se da mayor énfasis a la educación y a los valores de identidad y soberanía, los cuales en lugar de sumarse a los esfuerzos de vinculación de la ciencia con la producción son sustituidos parcialmente. Tal es el caso de priorizar el imperativo de vincular los conocimientos relacionados en especial con los recursos naturales, con la integridad del territorio nacional.

3) 1850-1934: LOCOMOTORAS, ALTOS HORNOS Y TURBINAS ELÉCTRICAS

El tercer periodo se caracteriza por la introducción abrupta de la primera y segunda revoluciones industriales, que generan dos rupturas principales:

— La primera ruptura se refiere al surgimiento, por separado, de dos movimientos que dinamizan el conocimiento. Por un lado, las obras de infraestructura, principalmente los ferrocarriles y la electricidad, ejes de las actividades económicas, inciden en la demanda y en la formación profesional; por otro, se llevan a cabo actividades diversas de la ciencia y la creación de los institutos de geología, astronomía y medicina, orientados a fortalecer la identidad y soberanía de los recursos naturales. Con esto se pierde la oportunidad de construir encadenamientos, uno, del conocimiento con la práctica productiva, y otro, de las actividades interñas de producción de materiales y maquinaria, pues éstos provienen, como los capitales, del exterior.

— La segunda se origina por el retraso en la introducción de la revolución industrial, ya madura en países europeos y en los Estados Unidos, países que, además, se encuentran en la expansión de la segunda revolución industrial (1894-1913).

Ambos desacoplamientos, el del conocim iento científico con el tecnológico, y el de la difusión prácticamente empalmada de las dos revoluciones industriales, generan cambios tecnológicos que no se logra resolver en el siguiente periodo (cuadro 2).

4) 1935-1993: MODERNIZACIONES TRUNCADAS

En el cuarto periodo el Estado se plantea impulsar la industrialización y el desarrollo tecnológico. Esto se realiza sin resolver los desacoplamientos y rupturas originados anteriormente. Quizá por ello el resultado de las tres "modernizaciones" son acciones que se limitan a incorporar nuevos equipos e instalaciones y capacitar para su uso.

La primera modernización se corresponde con la política gubernamental para la ciencia y la tecnología que se instrumenta con el Consejo Nacional de la Educación Superior y de la Investigación Científica (CONESIC) , el cual se transforma en el Instituto Nacional de Investigación Científica (1935-1969). Este subperiodo se caracteriza por una política de institucionalización de la enseñanza como eje de la formación técnica y de la investigación tecnológica. Al mismo tiempo es un periodo de establecimiento de institutos de investigación científica y tecnológica, algunos para satisfacer necesidades de las ramas de energía (petróleo, electricidad y nuclear).

La segunda modernización se inicia con la creación del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), que define políticas explícitas para la ciencia y la tecnología (1970-1993). A mediados del decenio 1980 se inicia la apertura de la economía, la cual se conjuga con la privatización de las actividades productivas estatales. Estas políticas se continúan en la tercera modernización, que se presenta en el siguiente capítulo.

5) 1994- ; HACIA UN SECTOR DE CONOCIMIENTOS

La tercera modernización, actualmente en desenvolvimiento (1994-), se conjuga con una política para la innovación tecnológica y cierto aceleramiento de la primera fase de la revolución científico-tecnológica en México. El punto de arranque está en la coincidencia del inicio de operaciones del Tratado de Libre Comercio con los Estados Unidos y Canadá, con el año en que las telecomunicaciones (y en general las tecnologías de la información y las comunicaciones) alcanzan un nivel de despegue que los convierte hacia el futuro en la línea tecnológica dominante de las nuevas tecnologías. Dicha coincidencia asegura la probabilidad de estar al día en el uso de los avances en las telecomunicaciones (y el "Internet"). Sin embargo, las posibilidades de potenciar las escasas aplicaciones tecnológicas y mecanismos de transferencia (com o son las empresas in novadoras) dentro de la revolución científico-tecnológica están también abiertas si se elige la alternativa de pasar a una síntesis histórica activa.

Adenda:

Una periodización sustentada en la ciencia, en especial en la difusión de los paradigmas científicos, es la propuesta por Trabulse [Elias Trabulse, Historia de la ciencia en México (versión abreviada), "Introducción", t.I, pp. 11-47].

Tres tradiciones científicas son consideradas por Trabulse: organicista, hermética y mecanicista, cada una con su peculiar método de experimentación y su propio lenguaje.

La organicista deriva de las concepciones aristotélicas acerca de la naturaleza (sustancia, materia, forma, esencia, existencia), que tuvo su prestigio en la baja Edad Media y en los siglos XV y XVI, cuando empieza a declinar; se apoya en los principios de Aristóteles, Galeno y Tolomeo, que se incorporan a la teología cristiana.

La hermética tiene el lenguaje de la alquimia, la astrología y la ciencia de los números. Las analogías biológicas de crecimiento y decadencia privan en esta teoría, preocupada por el constante cambio, y no por el curso regular y uniforme de la naturaleza. Esta tradición hermética o mágica del cosmos, la cual tuvo contribuciones a la revolución científica del siglo xvn, es una obra de arte preñada de misterios, enlaces ocultos y relaciones num éricas, que sólo al iniciado correspondía descubrir.

La mecanicista em plea un lenguaje claro y directo con base en los conceptos matemáticos, que caracterizan a las ciencias de los siglos XVIII, XIX y XX. La búsqueda de leyes que expliquen la regularidad y la recurrencia de los fenóm enos del mundo físico, sobre todo desde el siglo XVII. La posibilidad de captar matemáticamente el carácter inmutable y regular de la naturaleza perm itía prever los fenómenos, ya que éstos quedaban sujetos a leyes invariables. Desde mediados del siglo XVIII las ciencias se rigen con base en hipótesis y teorías, sea en la astronomía o en la biología.