Buch lesen: «Tao Te Ching - Anotado, comentado e ilustrado»
Índice
sobre esta colección
Descubriendo lo práctico de la sabiduría
Sabiduría y compromiso
Cara a cara con la sabiduría
Prefacio
El proyecto: Tao como desafío vivencial
El ciclo de vida - La gestación del proyecto
El plano y las herramientas: Yin Yang
Comenzar a construir (la obra)
I
El libro de Tao
Construyendo la propia vida
capítulo I
La vida como proyecto en curso
Comentario:
capítulo II
La unidad del ciclo vital
Comentario:
capítulo III
De cómo gobernarse a sí mismo
Comentario:
capítulo IV
Vaciar para llenar
Comentario:
capítulo V
La transformación propia
Comentario:
capítulo VI
En torno a nuestra naturaleza
Comentario:
capítulo VII
Del conocer al pensar
Comentario:
capítulo VIII
Fluir en el presente
Comentario:
CAPÍTULO IX
Moverse por los extremos
Comentario:
capítulo X
Abrazar la vida a través del amor
Comentario:
capítulo XI
Pensar en forma creativa
Comentario:
capítulo XII
Sensibilidad y transformación interior
Comentario:
capítulo XIII
Pensar sobre el miedo
Comentario:
capítulo XIV
Gobernar la propia existencia
Comentario:
capítulo XV
Características del individuo
Comentario:
capítulo XVI
Volver a la raíz
Comentario:
capítulo XVII
Compromiso activo
Comentario:
capítulo XVIII
Elegir nuestra vida
Comentario:
capítulo XIX
Actuar a través de la libertad
Comentario:
capítulo XX
Tránsito de la persona al individuo
Comentario:
capítulo XXI
Tender el vacío
Comentario:
Comentario:
capítulo XXII
Crecer a través de la humildad
Comentario:
capítulo XXIII
Conservar el equilibrio
Comentario:
capítulo XXIV
Se trata de “ser” y no de “parecer”
Comentario:
capítulo XXV
Superarse trascendiendo
Comentario:
capítulo XXVI
Elogio de la acción
Comentario:
capítulo XXVII
El individuo y su mundo
Comentario:
capítulo XXVIII
Retorno a lo primordial
Comentario:
capítulo XXIX
Aceptar al otro tal cual es
Comentario:
capítulo XXX
Enfrentar la violencia
Comentario:
capítulo XXXI
Más sobre la violencia
capítulo XXXII
Más allá del mero conocer
Comentario:
capítulo XXXIII
Preservar el ritmo vital
Comentario:
capítulo XXXIV
Sobre la ostentación
Comentario:
capítulo XXXV
Dejar de ser espectadores
Comentario:
capítulo XXXVI
La sabiduría sutil
Comentario:
capítulo XXXVII
Cambio yo, cambia el mundo
Comentario:
II
El libro de TE
Viviendo la (propia) vida
capítulo XXXVIII
El “ritual” cotidiano
Comentario:
capítulo XXXIX
Crecer desde la raíz
Comentario:
capítulo XL
Crecer desde la raíz
Comentario:
capítulo XLI
La decisión más arriesgada
Comentario:
capítulo XLII
Los enemigos de la vida
Comentario:
capítulo XLIII
Unidos por el silencio
Comentario:
capítulo XLIV
Evitar el apego
Comentario:
capítulo XLV
El libro de la vida
Comentario:
capítulo XLVI
Moderar los deseos
Comentario:
capítulo XLVII
Más allá del conocimiento
Comentario:
capítulo XLVIII
Sabiduría no es erudición
Comentario:
capítulo XLIX
Ser fiel a sí mismo
Comentario:
capítulo L
Cuándo la muerte se vuelve problema
Comentario:
capítulo LI
El temor a la vida
Comentario:
capítulo LII
El eterno retorno
Comentario:
capítulo LIII
Los falsos caminos
Comentario:
capítulo LIV
Depender de uno mismo
Comentario:
capítulo LV
Re-construyendo al niño
Comentario:
capítulo LVI
Interpretando el silencio
Comentario:
capítulo LVII
Pedagogía de la libertad
Comentario:
capítulo LVIII
La sociabilidad originaria
Comentario:
capítulo LIX
Mantenerse en el Tao
Comentario:
capítulo LX
Fomentar la igualdad
Comentario:
capítulo LXI
La acción de Tao
Comentario:
capítulo LXII
Errar es estar vivo
Comentario:
capítulo LXIII
Dedicación
Comentario:
capítulo LXIV
Valorar cada momento
Comentario:
capítulo LXV
Permitirnos la novedad
Comentario:
capítulo LXVI
Siendo sencillo e inocente
Comentario:
capítulo LXVII
Los tres tesoros
capítulo LXVIII
El enemigo no existe
Comentario:
capítulo LXIX
El problema de los falsos prejuicios
Comentario:
capítulo LXX
Una clave para comprender
Comentario:
capítulo LXXI
La enfermedad del conocimiento
Comentario:
capítulo LXXII
Las estrategias del poder
Comentario:
capítulo LXXIII
Libertad de acción
Comentario:
capítulo LXXIV
La muerte como camino
Comentario:
capítulo LXXV
Des-vivirse por la vida
Comentario:
capítulo LXXVI
La polaridad viviente
Comentario:
capítulo LXXVII
Acompañar el ritmo natural
Comentario:
capítulo LXXVIII
La fuerza sutil
Comentario:
capítulo LXXIX
Sobre el odio y el rencor
capítulo LXXX
Practicar la simplicidad
Comentario:
capítulo LXXXI
Mostrar lo esencial
Comentario:
Posfacio
Aproximación teórica al taoísmo de Lao Tzu
Tao
Yin Yang
El individuo taoísta
Te
La relación entre individuo y Tao
apéndice I
Bibliografía
Obras fuente
Obras críticas
Obras generales
apéndice II
Algunos términos chinos utilizados
Otros títulos de la colección
Lao Tzu
Tao
Te Ching
edición de
Javier Cruz
traducción de
Juan Fernández Oviedo
Dirección editorial: Marcelo Caballero
Diseño tapa: Pensarte
Diseño de colección: Pensarte
Armado edición electrónica: Pampia Grupo Editor
© de esta edición Pampia Grupo Editor, 2020
Cruz, Javier
Lao Tzu Tao Te Ching. - 1a ed. - Buenos Aires : Pluma y Papel, 2012. - (Natío; 5)
E-Book.
ISBN 978-987-648-096-3
CDD
Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Argentina.
Libro de edición argentina.
Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial de esta obra sin previo consentimiento del editor.
sobre esta colección
Descubriendo lo práctico de la sabiduría
El hombre se escribe a sí mismo, su libro es un compromiso con el otro.
Edmond Jabes
Es cierto que un descubrimiento puede ser algo fortuito, es decir, podemos hacer un descubrimiento por casualidad. Este hallazgo, en forma de descubrimiento, irrumpe y nos sorprende: estamos mirando un paisaje y por casualidad descubrimos un camino que nos lleva hacia un lago que desconocíamos; buscando un objeto perdido, descubrimos que otro -que tenemos a mano- puede adaptarse para lograr la misma función que el primero... Esta es una forma de interpretar el descubrimiento: como sorpresa, como hallazgo inesperado.
Pero podemos pensar en otra forma de considerar el descubrimiento. En el contexto de esta colección, cuando hablo de “descubrir” me refiero a un acto distinto. Me gustaría pensar que cuando des-cubro algo, lo develo. Develar es quitar un velo que cubre una cosa y me impide verla desde otra perspectiva. De esta forma, el descubrimiento sigue siendo una actividad, pero ahora también me implica como hacedor, como intérprete. Un ejemplo de esto: puedo utilizar una roca como pisa papeles, pero también me es posible interpretarla como arma o como un instrumento para generar fuego. Cada una de estas lecturas devela nuevos usos para la roca, le quitan un velo que mantenía latente una función posible de ser aprovechada y llevada a la práctica.
Ahora bien, en el caso de un texto el velo tiene forma de una interpretación estandarizada, una forma de exponerlo que conocemos y aceptamos sin cuestionar, una interpretación que cierra en vez de abrir un espacio de pensamiento. Esa clausura y apertura interpretativa señala claramente dos estrategias opuestas de lectura. Podemos decir que el primer tipo se manifiesta a si misma como una lectura acabada, que no hace más que relegar al lector al lugar de mero espectador (éste sólo se limita a recibir un producto terminado, sin participar en ninguna construcción propia). La segunda invita al lector a buscar una interpretación, abre un juego donde el interprete se vuelve cómplice y -al mismo tiempo- artífice del texto.
Las traducciones y/o interpretaciones que se presentan en esta colección intentan ser lecturas libres y abiertas de textos clásicos. En todos los casos, se buscará develar un sentido que nos permita acercar el saber milenario a la dinámica (práctica) de nuestra vida cotidiana. Para ligar estos polos tan lejanos realizaremos un ejercicio creativo que nos descubra perspectivas distintas sobre los textos y nuestras experiencias. Como ya he sugerido, este trabajo tendrá éxito si es completado y llevado a la practica por el lector en su rol de artífice interpretativo. Lo curioso de enfrentarse (ponerse cara a cara) con un texto, es que no podemos evitar interpretarlo.
Los textos que se presentarán en esta colección, tienen sólo un objetivo: abrir el diálogo con el lector, invitarlo a plantear preguntas, promover en él un pensamiento creativo que lo transporte hacia nuevos horizontes de experiencia. Ellos despliegan (no encierran), una pluralidad de sentidos, estos conceptos son los que constituyen su riqueza. Como si se tratara de diamantes, poseen miles de caras que reflejan un abanico de posibles visiones sobre nuestra vida. El conjunto de estas visiones es sabiduría, que a lo largo de los siglos se ha ido acumulando a través de las reflexiones sobre estos escritos.
Al develar el texto, lo interpreto y al interpretarlo... lo construyo. |
Pienso que el saber que despliegan estas obras escritos solo se vuelve sabiduría cuando se convierte en experiencia, es decir, cuando se llevan a la práctica. La sabiduría es esencialmente práctica y esta práctica, a su vez, se vuelve transformadora de nuestra experiencia vital.
En esta era de información, sobran eruditos e individuos de gran conocimiento, pero faltan sabios. Por eso, no alcanza con leer y reflexionar, es necesario llevar estas enseñanzas al plano cotidiano para vivirlas y compartirlas. Sólo de esta forma, podremos saborear el manjar que nos ofrecen estos maravillosos textos.
Sabiduría y compromiso
Uno de las características del sabio es su compromiso con los que no han alcanzado (aun) la sabiduría. Dicho compromiso, establece un vínculo con el otro, que se convierte entonces en discípulo. Este supremo compromiso del sabio es el de compartir. Pues sólo cuando el sabio comparte, existe un discípulo y existe entonces un maestro. Si ningún sabio compartiera su sabiduría no existiría nadie para reconocerlo como tal. Sólo existen sabios cuando la sabiduría es compartida. Es más, podríamos decir que sin el acto de compartir, no existe sabiduría. Una persona sola no puede ser sabia, debe descender y compartir con otros aquello que ha develado.
La sabiduría es un encuentro entre alguien que busca y alguien que amablemente accede a compartir lo que ha encontrado. Se trata, claro esta, de algo compartido. Y este acto de compartir es un acto de amor.
Sería maravilloso y provechoso que todos compartiéramos lo que sabemos y buscáramos con dedicación lo que ignoramos. Pienso que todos somos discípulos y también maestros, sin duda lo sabemos, pero nos falta dialogo e interés por lo que el otro tiene para decirnos.
Cara a cara con la sabiduría
Cada libro surge como respuesta a una pregunta que el autor se ha planteado. Estos libros que presentamos, soportan un sin número de preguntas y respuestas.
Es este acto de preguntar y preguntarnos desde la reflexión lo que nos permite actualizar la sabiduría contenida en una obra. Solemos leer un texto y quedarnos con una lectura que sentimos parcial o previamente acotada a un determinado ámbito. Debemos saber que la sabiduría es como un comodín, no puede ser limitada pues, por definición, es omniabarcadora, es metáfora viva, apertura permanente. Podemos tomar como ejemplo al primer libro de la Biblia: el génesis. La sabiduría de este texto bíblico es tan grande que seguimos interpretando y preguntando por él. Cada vez que lo leemos nos encontramos con más cuestiones y también con más respuestas.
A continuación presentamos una serie de obras conceptuales que se han enriqueciendo con el devenir del tiempo, nuestro desafío es continuar interpretándolas para encontrar y contemplar entre líneas esos destellos de sabiduría.
Esta será una lectura de muchas posibles, pero intenta ser aquella que nos acerque al aspecto más existencial del texto.
Para el lenguaje de la fotografía, “velarse” significa borrarse. Esa fue la suerte de estos textos, muchos han desaparecido simplemente por que no se revelaban como prácticos, útiles o aplicables. Al no revelarse, quedaban velados. Hoy nos animamos a retomarlos para interpretarlos y hacer uso de nuestra libertad de leer; también nos permitimos escuchar y opinar sobre lo que otros han pensado sobre ellos. Es así como intentamos aportar algo a este diálogo interminable con la sabiduría...
Javier Cruz
Prefacio
El proyecto: Tao como desafío vivencial
“Lao Tzu es un portavoz de la vida, simplemente la refleja.”
Osho
Solamente con ojear esta pequeña obra milenaria, podremos comenzar a observar nuestra vida con una visión renovada.
Leer este libro con detenimiento implicará ya un riesgo: el de tener que reformular y quizá cambiar totalmente nuestra manera de pensar y de relacionarnos con nosotros y con nuestro entorno. Seguramente es un desafío que pocos emprenderán y que aun menos cantidad llevará a cabo. Sabemos esto, pero también creemos que esa situación debe revertirse. Esta obra merece llegar a más gente para que pueda contagiar también en ellos el gusto por la sabiduría, la libertad y el entusiasmo de vivir.
Luego de haber ojeado y leído el Tao Te Ching queda solo una cosa: desprenderse de él. Su autor, Lao Tzu, nunca se propuso escribirlo ya que lo vivía a diario. Lao Tzu predicaba con su acción, no con sus palabras ¿qué necesidad tenía de escribir?
Ocurrió un día que alguien le pidió al gran maestro que redactara una síntesis de su doctrina para las generaciones futuras, él accedió y dictó el Tao Te Ching a un discípulo que luego se ocupó de transmitir las enseñanzas. Dictada su obra e impartido el mensaje, partió hacia el bosque y nunca más se supo nada de él. El Tao Te Ching dice “el hombre sabio no se queda en la obra cumplida”. |
La idea de esta pequeña historia es clara: el escrito es sólo un punto de partida, este pequeño libro es nada más que una muleta, un apoyo para caminar que debe ser dejado de lado cuando el caminar se realice en forma fluida. Una vez ojeada y leída la obra no debemos quedarnos en ella, debemos salir a vivirla plenamente.
Este es el mensaje que Lao Tzu nos deja con su obra y con su vida.
El Tao Te Ching es una obra atemporal, siempre vigente. Debido a la forma en que está pensada, soporta una infinidad de lecturas que la enriquecen y la dotan cada vez de más profundidad y belleza.
La finalidad de esta edición será proponer una interpretación contemporánea y vivencial del texto tradicional. Esta lectura, en forma de comentarios a pie de página, intentará desarrollar una perspectiva útil para el lector. Se buscará re-pensar la obra para que nos transmita toda su fuerza y sabiduría. Los comentarios serán apertura y no conclusión. Disparadores de preguntas y enigmas que buscarán proponer una ayuda para aquel que desee construir su propia vida.
La fortaleza del texto del Tao Te Ching radica en movilizar al lector, la del comentario en canalizar esa fuerza activa a la vida cotidiana. Ambas perspectivas serán solo dos caras de una misma moneda, una moneda valiosa para cada lector que nos animaremos a llamar proyecto propio de vida.
Lao Tzu nos presenta en su escrito un modelo de individuo que a mi juicio representa un paradigma de plenitud vivencial. La idea es profundizar en esta propuesta y adoptar, según nuestro criterio, aquellos aspectos que aporten al proyecto individual.
Para llevar a cabo semejante obra debemos disponer de ciertas herramientas y de un plano. Estos utensilios son imprescindibles si el proyecto es nuestra propia vida. Propongo entonces que consideremos al Tao Te Ching como a una especie de “caja de herramientas” que pueden ser utilizadas para construir y trabajar sobre nosotros mismos.
Una salvedad importante: siempre que hablemos de proyecto lo haremos pensando en presente. Para el taoísta éste es el único tiempo capaz de ser vivido, el resto es sólo ilusión. Comúnmente hablamos de nuestros proyectos futuros, de lo que vamos a hacer más adelante. Lao Tzu habla sólo en presente, se compromete hoy en vistas al futuro. Podemos poner algo “delante” como fin, pero debemos tener presente que siempre nos comprometemos con lo único sujeto a ser vivido: lo actual.
Ahora bien, considerando que aún no vivimos en forma plena (el presente), podemos decir que momentáneamente somos un proyecto latente. “Latente” significa que late, que está vivo. Pero también significa que aún no hemos asimilado dicha condición, es decir, no hemos creado un espacio para que ese proyecto propio se desarrolle, no hemos permitido que la vida aflore en nuestra cotidianidad.
Para el taoísta, encarar la vida como proyecto es comprometerse con la individualidad. La individualidad es un estadio al cual llega la persona viviendo intensamente. No sabremos nada acerca de ese estadio hasta que no permitamos que la sabiduría de oriente nos comience a hablar sobre el arte de vivir...