Momentos de paz

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Aus der Reihe: Semillas
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Momentos de paz

José María Fernández


© SAN PABLO 2021 (Protasio Gómez, 11-15. 28027 Madrid) Tel. 917 425 113 - Fax 917 425 723

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Fernández, José María

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ISBN: 9788428563741

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Presentación

Momentos de paz constituye una serie de pensamientos que han ido surgiendo con el correr de los días. Que nadie busque en estos pensamientos un orden temático, pues se han escrito en momentos y circunstancias diversos. Si hubiera que buscar un símil, se podría usar lo que ocurre cuando paseamos por el campo, especialmente en primavera: encontramos las más variadas y diversas flores que han surgido y crecido en el más «perfecto desorden», lo que no resta que, dentro de la diversidad de colores, formen el más hermoso cuadro que pueda ser pintado por el mejor artista. Estos pensamientos no han sido escritos pensando en nadie y sí para el que tenga la paciencia de leerlos. La lluvia y el sol los manda Dios para todos y sirven en la medida en que cada uno sepa aprovecharlos. Están ahí.

Un pensamiento es como una semilla que, para que germine y produzca su fruto, necesita un terreno apropiado. Puede suceder que caiga en buena tierra o, por el contrario, que caiga entre zarzas y espinas que no le permitirán participar del espacio que ellas han usurpado. El pensamiento no es sólo lo que a primera vista puede decir, sino lo que a cada uno sugiere aquí y en este momento, en la circunstancia que está viviendo. Puede ser también una ocasión propicia en esta época en la que todo se nos ofrece concentrado y percibimos los grandes discursos como «rollos» insoportables. Un pensamiento puede convertirse en una luz que nos ilumina en medio de la oscuridad: parece que no todos los días sale el sol... o, si sale, no lo vemos. El pensamiento corre el peligro de que en este momento no me diga nada, pero en otra ocasión puede servirme... No todos los días tenemos el mismo humor ni nos encontramos en el mismo estado de ánimo. El pensamiento encierra en sí mismo cierta filosofía. Un pensamiento, sobre todo positivo, es un buen medio para empezar la jornada con «una energía positiva», según expresión muy común. He tratado de que los pensamientos sean como una palanca que eleva, el punto de apoyo que pedía el filósofo para elevar el mundo. A veces puede ser este punto de apoyo una piedrecita, a simple vista tan insignificante como puede serlo un buen pensamiento.

José María Fernández, SSP

1

Siembra un pensamiento y cosecharás un acto. Siembra un acto y cosecharás una costumbre. Siembra una costumbre y cosecharás un carácter. Siembra un carácter y recogerás un destino.

2

Comienza el día llenando tu mente de pensamientos positivos, sanos y alegres. A lo largo del día, crea en ti el hábito de los buenos pensamientos. Acostúmbrate a analizar y procesar si es oportuno que sigas con ese pensamiento o debes relegarlo al campo del olvido. Aleja de tu mente los pensamientos negativos apenas intenten penetrar en ti. Sólo así gozarás de una buena salud física y mental.

3

Aprende que el día más hermoso es hoy. El mayor error que puedes cometer es darte por vencido. El mejor maestro es el amor. El defecto mayor, el egoísmo. Lo peor que puede ocurrirte, el desánimo. El sentimiento más vil, la envidia. El regalo mejor que puedes hacer es el perdón. Lo más maravilloso del mundo, el amor. La mayor felicidad, la paz.

4

En un códice medieval de la Biblioteca de Toledo se puede leer: «El libro es lumbre del corazón, espejo del cuerpo, confusión de vicios, corona de prudentes, diadema de sabios, honra de lectores, vaso lleno de sabiduría, compañero de viaje, criado fiel, huerto lleno de frutos, revelador de arcanos, aclarador de oscuridades. Preguntando responde y mandando anda deprisa, llamando acude presto y obedece con facilidad».

5

El tiempo es el mayor don que Dios nos ha podido hacer, pues en él podemos conseguir que nuestra vida fructifique. Reúne en sí un abanico de posibilidades: trabajar, descansar, contemplar, admirar, dialogar, proyectar el futuro y hacer significativo el presente... Y también es ocasión para entregarnos a los demás.

6

La vida te regala cada día un momento y una nueva oportunidad para mirar dentro de ti mismo y ver dónde puedes mejorar la calidad de tus pensamientos, palabras y obras. No pienses que el mundo gira a tu alrededor, pues no es así. De lo contrario te harías el centro del mundo. Sí has de saber que cualquier cosa que está en el mundo se encuentra también en ti. Deja que la realidad se convierta en tu maestra.

7

La vida humana es problemática en cuanto a su duración, pues nos espanta el pensamiento de que tenemos que morir, de qué viene después de la muerte. En cuanto a su calidad, pues no siempre responde a lo que esperamos de ella. En cuanto a la personalidad: ¿tendré una vida individual, personal, o seré uno más? Se resume en estas preguntas: ¿Será mi vida perdurable? ¿Será personal? ¿Será santa?

8

Piensa que la enfermedad tiene recetas; los problemas, soluciones; la vida, alternativas de sentido. Pensar es la fuente del poder. Divertirse es el secreto de la eterna juventud. Leer es la fuente de la sabiduría. Rezar es el poder más grande del hombre sobre la tierra. Amar y ser amado es el privilegio que Dios nos concede. La amistad, el camino de la felicidad. Reír es la música del alma. Trabajar es el precio del éxito. Ayudar es la llave del cielo.

9

La mejor forma de llegar a ser un desgraciado en la vida es correr tras la felicidad por la felicidad. Busca lo que puede hacer que nazca la felicidad en ti: la entrega. Cuando queremos atrapar con la mano una burbuja de jabón, la rompemos.

10

Marco Aurelio, en su libro Meditaciones, escribió: «¿Hay una ley inviolable o una providencia que puede ser misericordiosa o hay un caos sin propósito y sin gobierno? Si hay un hado irresistible, ¿por qué luchar contra él? Si hay una providencia deseosa de mostrar misericordia, haz lo que puedas para merecer su socorro. Si hay un caos desordenado, da gracias por mantener tu mente agarrada al timón en medio de un mar agitado. La vida es como un combate, una estancia breve en una tierra extranjera y después de la fama el olvido. ¿Dónde, entonces, puede el hombre encontrar el poder para guiar y guardar sus pasos? Sólo en una cosa, la filosofía, pues ser filósofo consiste en mantener el espíritu divino de su interior libre de toda mancha y daño de manera que trascienda todo placer y dolor».

11

A la liberación personal se llega cuando el ser humano se atreve a pensar por sí mismo, sirviéndose de su propio entendimiento, sin recurrir a nadie que piense por él o le impida pensar, como ocurre con la publicidad. La razón llega a su objetivo emancipatorio en el momento en que la persona hace uso público de la misma, venciendo la resistencia de quienes disuaden a sus seguidores de pensar.

12

Vivir deprisa es vivir fuera de la realidad. Todo lo queremos al momento, mejor hoy que mañana. La prisa ha forjado a un hombre muy informado pero poco profundo, que sabe muchas cosas, pero que le falta lo más importante: la capacidad de síntesis. La prisa engendra superficialidad y nos deja sin raíces, nos deja sin palabras, o las palabras que decimos carecen de sentido, sin verdad, aunque todos presumamos de poseerla, nos deja sin belleza, nos deja sin Dios.

13

Nuestras prisas han llegado a tal extremo que, según nos dicen los médicos y sanitarios, la muerte más deseada por la mayoría de la gente es la repentina, sin sufrimiento. Y los mismos médicos y sanitarios piensan que puede deberse a la falta de contenido y sentido de nuestras vidas, a que pensamos y sentimos que no tenemos necesidad de reconciliarnos con nadie. Tal vez sea signo patente de la crisis de creencias religiosas. Contra la prisa, reflexión; contra la precipitación, reflexión; contra el deseo de hacerlo todo inmediatamente, reflexión. Las cosas que perduran son las realizadas tras larga reflexión.

14

No todo el tiempo es homogéneo en nuestra vida: hay momentos importantes y menos importantes; momentos de alegría y celebración, momentos de tristeza y duelo. Incluso hemos acuñado la frase: matar el tiempo. Así como tenemos necesidad de lugares especiales, también necesitamos momentos específicos para lo trascendente, para lo infinito, para lo que es, frente a lo contingente.

15

La interacción con la naturaleza es una experiencia calmante que se refleja en todo nuestro organismo: la vista se recrea en los colores, las formas de los árboles, las flores y las montañas; el oído escucha el silencio, los trinos de los pájaros; el olfato capta los aromas silvestres; el gusto se deleita en cualquier alimento, por sencillo que sea. Todo nuestro cuerpo disfruta en contacto con la naturaleza.

 

16

Cuando alguien llegue a destruir a aquellos que querían derribarlo, debe darse prisa para poner fin a la venganza, a las penas e incluso a las recompensas. Es mejor perdonar mucho que castigar mucho, exiliar poco que exiliar mucho, dejar los bienes que multiplicar las confiscaciones. Bajo el pretexto de vengar derechos se corre el peligro de implantar la tiranía.

17

Dostoievski, en su libro Dostoievski, en su libro Los hermanos Karamazov, escribe: «Hermanos míos, no temáis al pecado; amad al hombre aunque sea pecador, pues así seguiréis el ejemplo del amor divino; al que no se puede comparar ningún amor de la tierra. Amad a toda la creación. En su conjunto, en cada uno de sus elementos; amad cada hoja de ramaje, cada rayo de luz, los animales y las plantas... Amando a las cosas comprenderéis el misterio divino de todas ellas. Y una vez comprendido, penetraréis en esta compasión cada vez más. Y terminaréis amando al mundo entero con un amor universal.Dostoievski, en su libro Los hermanos Karamazov, escribe: «Hermanos míos, no temáis al pecado; amad al hombre aunque sea pecador, pues así seguiréis el ejemplo del amor divino; al que no se puede comparar ningún amor de la tierra. Amad a toda la creación. En su conjunto, en cada uno de sus elementos; amad cada hoja de ramaje, cada rayo de luz, los animales y las plantas... Amando a las cosas comprenderéis el misterio divino de todas ellas. Y una vez comprendido, penetraréis en esta compasión cada vez más. Y terminaréis amando al mundo entero con un amor universal.

18

La bondad, para que sea tal, debe ser humana, cercana y tierna. Se desarrolla en lo cotidiano de la vida, en la existencia cristiana, cuando a los hombres se les considera como hermanos. Este es el motivo y la razón de la cercanía: la bondad de Dios, que Jesús ha hecho a los hombres una oferta de salvación y felicidad. La bondad es causa de buen ejemplo. Lo que uno lleva en el corazón lo expresa en las obras y mediante las obras. Estas dan testimonio del ser cristiano, imitador de Jesús, que era compasivo y bueno. Son un apostolado al alcance de todos.

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