Conecducamos

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Aus der Reihe: Aprender #12
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Índice

Portada

Portadilla

Créditos

Prólogo

Introducción

1. Cerebro, neuronas y aprendizaje

2. La mirada de los padres y del/la profesor/a

3. Emociones y aprendizaje

4. El vínculo. La conexión emocional del aprendizaje

5. Neuronas espejo

6. Motivación

7. La memoria

8. La atención

9. Funciones ejecutivas

10. Elogios que conectan

11. Comunicación que conecta

12. El juego

13. Límites y normas

14. Explicar o provocar

15. Creatividad

16. Meditar

17. La evaluación

18. Metacognición

19. Estrategias para el estudio

20. Dormir te conecta con el aprendizaje

21. La nutrición también cuenta

22. El ejercicio físico

23. Tecnologías

24. Para tu agenda personal

25. Para tu agenda profesional

26. Para aprender más


© SAN PABLO 2021 (Protasio Gómez, 11-15. 28027 Madrid)

Tel. 917 425 113 - Fax 917 425 723

E-mail: secretaria.edit@sanpablo.es - www.sanpablo.es

© Pedro Alarcón Gómez 2021

© Ismael El Shafi Rodríguez 2021

Distribución: SAN PABLO. División Comercial

Resina, 1. 28021 Madrid

Tel. 917 987 375 - Fax 915 052 050

E-mail: ventas@sanpablo.es

ISBN: 9788428560603

Depósito legal: M. 5.366-2021

Printed in Spain. Impreso en España

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta obra puede ser reproducida, almacenada o transmitida en manera alguna ni por ningún medio sin permiso previo y por escrito del editor, salvo excepción prevista por la ley. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la Ley de propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal). Si necesita fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra diríjase a CEDRO (Centro Español de Derechos Reprográficos – www.conlicencia.com).

Prólogo

H an pasado algunos años ya desde que su primera obra, Pedagogía para andar por casa, nos permitiera mejorar nuestra práctica educativa diaria. Ahora nos presentan Conecducamos. Un libro interesante, ameno y que nos permite ampliar los conocimientos adquiridos con su texto anterior. Esta vez para introducirnos en el complejo mundo de la neuropsicopedagogía y en el apasionante campo de las neuronas espejo, que nos permiten aprender por imitación, aun sin darnos cuenta, y facilitan que empaticemos con quienes nos relacionamos.

Es Conecducamos un libro que tendría que ser de lectura obligatoria para docentes, padres y madres, pues aporta conocimientos, estrategias, propuestas e ideas que favorecen y mejoran la actividad educativa. Muestra el aula como un lugar de aprendizaje donde el/ la alumno/a debe sentirse a gusto, feliz, y percibir la enseñanza como un camino donde disfrutar de la formación intelectual y personal, en conocimientos y valores, mientras deja apartados sus miedos. El alumnado es el centro de la acción educativa. Del/la profesor/a siempre tenemos que esperar una respuesta, o quizás habría que decir después de leer el libro, muchas preguntas que provoquen, alienten y estimulen. El componente emocional y los valores humanos son parte esencial en la educación de nuestros jóvenes.

Esta obra no te deja indiferente y, aunque hay aspectos que trata que pueden considerarse obvios y de sentido común, son quizás los que habría que tener más en cuenta en las aulas. En cualquier momento, en cualquier clase, en cualquier encuentro educativo pueden ponerse en práctica muchas de las enseñanzas, sugerencias e ideas transmitidas en Conecducamos.

RAQUEL PAREJO MÍGUEZ,

médica de familia

Introducción

S on muy numerosos los conocimientos que la neurociencia y la pedagogía pueden compartir. Ambas se complementan y, con ellas, mejora mucho el desarrollo personal de nuestros/as alumnos/as. Son dos ciencias del saber que facilitan una mejor consecución de los aprendizajes y aportan grandes ideas a nuestro ámbito educativo, en forma de estrategias, técnicas o comprobaciones, que en la actualidad ofrecen a los/as profesores/as, mamás y papás grandes posibilidades para desarrollar una mejor educación en clase y en casa.

Este libro trata numerosos temas, los cuales, estudiados de uno en uno, con toda la información que generan, darían para un nuevo libro. Nuestra intención con Conecducamos es seleccionar aquellos contenidos, ideas, estrategias o propuestas que hemos considerado más prácticas y novedosas y que a su vez pueden contribuir mejor a ayudar, facilitar y favorecer la práctica educativa cotidiana en clase y en casa.

La educación es integral y tiene que tener en cuenta todos aquellos ámbitos de la persona que la hacen única e irrepetible. Desde esta perspectiva, encontraréis en este libro distintas propuestas, ideas, estrategias y técnicas para aplicar y mejorar aspectos que tienen que ver directamente con la personalidad, la educación, la comunicación y el desarrollo físico, cognitivo y emocional. Todo seleccionado con una idea principal: favorecer tu práctica docente, mejorar tu labor educativa en casa y contribuir a que sea más provechoso y mejor aprender juntos.

Todas las aportaciones que hace la neurociencia y las que exponemos en Conecducamos tienen detrás su rigurosa comprobación y el trabajo decidido, constante y valioso de grandes neurocientíficos/as. Citaremos a aquellos/as que nos han aportado más en nuestro aprendizaje. En este libro no incluimos la reseña bibliográfica cuando escribimos sobre estas aportaciones, para conseguir favorecer una lectura más ágil y efectiva del mismo. Consultando la bibliografía podéis acceder a esta información de una manera más rigurosa.

Hablar de evidencias, comprobaciones y resultados es fácil, pero en neurociencia, como en cualquier otra rama del saber, las comprobaciones que preceden a las afirmaciones posteriores son numerosas y rigurosas. Por eso, es importante tener en cuenta que siempre que hagamos referencia a estas actividades de comprobación de hipótesis o resultados, tenemos que valorar el gran trabajo que hay detrás, por parte de grandes profesionales que después comparten sus datos y conclusiones, para seguir avanzando en el conocimiento, entre todos.

Conseguir aportar algo interesante, novedoso o práctico para tu trabajo y práctica educativa es nuestro objetivo y con esa intención elaboramos este libro. Estaremos satisfechos si en alguna medida lo hemos conseguido después de haber dedicado tu tiempo a su lectura. Adelante pues, puedes contactar con nosotros en conecducamos@ gmail.com aprendemos juntos/as.

1
Cerebro, neuronas y aprendizaje

¿Conectan tus aprendizajes?

Aprendemos y educamos desde la conexión:

• A nivel cognitivo cuando conectamos las neuronas del cerebro.

• A nivel emocional cuando conectamos nuestros aprendizajes con nuestras emociones y cuando conectamos con las emociones de los demás.

 

El cerebro es dinámico, cambiante y es muy plástico, cuanta más estimulación ambiental tiene, más se modifica. El cerebro va cambiando durante toda la vida. Estos cambios están relacionados con la neuroplasticidad que es la capacidad del cerebro de cambiar, modificando o aumentando el número de conexiones entre sus neuronas, contribuyendo así a una mejor adaptación medioambiental y desarrollando un mejor aprendizaje.

A nuestro cerebro le gusta aprender: desde que nacemos, tenemos ganas e interés por aprender. Aprender es instintivo. Cuando una niña o un niño pequeño cogen un objeto, comienzan de manera instintiva a aplicar lo que podíamos denominar su particular método científico, para descubrir algo más sobre ese objeto: primero lo coge, después lo mira, lo mueve, golpea, lanza, comprueba qué pasa manipulándolo, y así seguirá comprobando, manipulando y formulando sus hipótesis particulares, hasta llegar a sus conclusiones. Es decir, aprende de manera natural.

Si esto es así, y nuestro cerebro está predeterminado para aprender, ¿por qué después a medida que avanzan los cursos, parece que el interés de nuestros/as alumnos/as por aprender disminuye? Quizás tengamos más adelante algunas respuestas.

A nivel inconsciente nuestro cerebro hace muchos trabajos, influye mucho en nuestra personalidad y nuestros aprendizajes, sin que nos demos cuenta de ello. Vamos a descubrir algunas de estas actividades, intentando mostrar qué aplicaciones educativas están asociadas.

Educar y aprender cambia de manera física nuestro cerebro

El cerebro está formado por neuronas. Las neuronas son las grandes protagonistas de nuestros aprendizajes. Tenemos alrededor de 850.000 millones de neuronas. Pero lo más importante para desarrollar aprendizajes óptimos son las conexiones que se producen entre ellas. Tenemos alrededor de 200 billones de conexiones, que pueden ser muchas más, según la persona dedique tiempo y esfuerzo a su desarrollo intelectual. Cuantas más y mejores sean las conexiones mejores aprendizajes conseguiremos. Nuestros aprendizajes van consolidándose en patrones de conexiones neuronales. Cuando aprendemos algo nuevo, el cerebro intenta asociarlo con aprendizajes parecidos que ya tenía, es decir, con los conocimientos previos ya adquiridos. Las neuronas relacionadas con ese aprendizaje crean conexiones nuevas o mejoran las que ya tenían. Según seguimos aprendiendo, ese patrón de conexiones se consolida aún más y ese aprendizaje queda mejor asimilado. En esto consiste la plasticidad sináptica, en formar redes neuronales nuevas que se modifican y amplían según nos exponemos a nuevos aprendizajes.

En clase disponemos de una técnica para ayudar a conectar algo mejor los conocimientos nuevos con los conocimientos previos, cuando decimos a nuestros alumnos y alumnas: «Recordáis cuando hablamos de…», «¿qué habíamos estudiado antes que tiene que ver con…?».

De esta manera tan sencilla les estamos ayudando, sobre todo a los que tienen más dificultades, a que su cerebro encuentre de manera más precisa esa conexión, ese patrón de conexiones, que ya tiene y que puede permitirle asociar y consolidar mejor el nuevo aprendizaje con los que ya posee.

¿Qué favorece el aprendizaje y la calidad de las conexiones?:

• La mirada de los padres, del/la profesor/a. El cariño mostrado.

• El vínculo, que trataremos más adelante.

• Mostrar la utilidad de lo que vamos a aprender.

• Crear la necesidad de aprender y mostrar los motivos por los que algo puede ser interesante.

• Indicar cuáles son nuestros objetivos a conseguir.

• Indicar criterios de evaluación.

• Valorar el esfuerzo que supone aprender.

• Tener en cuenta las emociones que produce o puede producir el aprendizaje o la forma de enseñar.

• Tener en cuenta la mentalidad de crecimiento.

• Comprobar resultados para corregir errores y valorar aciertos.

• Provocar que tus alumnos/as digan lo que tú quieres decir, más que explicar lo que quieres que escuchen.

• Cuidar el lenguaje y los encuentros.

• El interés que muestras al enseñar.

• La motivación por aprender.

• Sentirte capaz de aprender, de conseguirlo.

Más adelante tendremos la oportunidad de ampliar estos temas y algunos más. Como sabemos, es más importante la calidad de las conexiones neuronales que el número de neuronas. Para que un aprendizaje sea óptimo es mejor conectar distintas zonas del cerebro. Cuando hablamos de aprendizajes, no solo tenemos que tener en cuenta aprendizajes de contenidos, también son aprendizajes: actitudes, destrezas y comportamientos. Para un niño, aprender que arrimando una silla al mueble puede coger el juego que le gusta es también un aprendizaje.

Las enseñanzas transversales y contextualizadas favorecen mejores conexiones y aprendizajes de nuestros alumnos y alumnas. Enseñanzas transversales son las que ponen en relación distintas partes del cerebro para un mismo aprendizaje, es decir, pueden poner en relación áreas como Música, Educación Física, Lengua, lógica matemática… Si estamos estudiando las medidas de longitud en Matemáticas, también en Educación Física pueden medir lanzamientos, saltos… Las enseñanzas contextualizadas son las que se intentan aplicar en el propio contexto donde se tienen que desarrollar. Al menos hay que intentar que el contexto sea lo más parecido posible, favoreciendo condiciones similares. Es decir, tenemos que intentar que el aprendizaje se desarrolle no solo delante del cuaderno o del ordenador.

2
La mirada de los padres y del/la profesor/a

La influencia de la mirada en educación. ¿Conectamos?

La mirada es lo primero que nos transmite información sobre los demás. Además posee más verdad que el lenguaje. Puedes estar hablando y tu mirada transmitir un mensaje distinto a lo que estás diciendo. La mirada está en los ojos. Desde pequeños miramos a los ojos de los demás para recibir información emocional.

Está comprobado que una mirada u otra, cuando ves o conoces a alguien, puede hacer que, en el primer saludo, aprietes más o menos su mano o que tu distancia física aumente o disminuya según la emoción que su mirada te transmita. Lo que indica algo importante: las miradas transmiten emociones.

La mirada genera más emociones que el lenguaje. Según algunos estudios, ponemos distintas caras para transmitir distintas emociones. Nuestra mirada transmite emociones, y ese gesto emocional que marcan los ojos es idéntico en todo el mundo, es decir, una cara que transmite enfado o alegría es la misma en cualquier parte del planeta. La mirada y las emociones son un lenguaje universal.

Con nuestros/as alumnos/as y con las demás personas con quienes convivimos es importante cuidar nuestra mirada e intentar transmitirles con ella lo mismo que decimos con nuestras palabras para no entrar en contradicción. De cualquier forma, es importante saber que siempre nos quedaremos con la emoción que nos transmite la mirada, antes que con la emoción que nos transmite el lenguaje, con lo que eso significa.

Si las miradas transmiten emociones y estas son muy importantes para el aprendizaje, cuidemos las miradas, pues los demás, aunque no nos demos cuenta, nos miran a los ojos y les damos más información con ellos de lo que en un principio podamos pensar. Es muy importante que miremos a los ojos de nuestros/as alumnos/as, y a los de los demás, pues obtendremos mejor información que solo si escuchamos. Al corregir, al preguntar, al escuchar, al hablar… si miramos a los ojos de nuestros/as alumnos/as, no solo obtendremos información más interesante, además les enseñaremos a que ellos también lo hagan.

3
Emociones y aprendizaje

¿Con qué emociones conectas?

Las emociones son muy importantes en el aprendizaje y la toma de decisiones. Muchas de las decisiones que tomamos durante el día vienen determinadas por las emociones. Un buen desarrollo de las emociones es la base de un buen desarrollo cerebral, intelectual, cognitivo y de una buena adaptación social. El aprendizaje, la imitación de los demás y la empatía son claves en el desarrollo madurativo de las emociones.

Conocer las emociones y educarlas también forma parte del aprendizaje. Desde que somos pequeños tenemos varias formas de aprendizaje emocional. Dos de las más importantes son:

• Aprendizaje por ensayo y error: repetimos y desarrollamos las conductas que nos proporcionan satisfacción y bienestar.

• Aprendizaje por imitación: es el más usado, observamos lo que proporciona ciertas emociones a los demás y sus reacciones, y después de esa observación reaccionamos con emociones y respuestas similares, ante situaciones parecidas. En este aprendizaje intervienen las neuronas espejo, más adelante trataremos sobre ellas.

Es importante destacar que durante toda la vida tenemos a nuestra disposición un recurso que provoca y genera con facilidad emociones positivas: la sonrisa. Cuidar la sonrisa sincera contribuirá a que estemos mejor, nosotros y quienes tenemos cerca, pues ayudamos a crear un mejor ambiente a nuestro alrededor. Las emociones positivas y un ambiente positivo son claves para desarrollar un buen rendimiento y aprendizaje escolar, así como un buen desarrollo madurativo de los niños y niñas.

¿Qué son las emociones y qué influencia tienen en el aprendizaje y la educación?

Las emociones son patrones de conducta predeterminados y preconscientes. Predeterminados porque los tenemos desde que nacemos. Las personas somos emocionales. Y son preconscientes porque se activan antes de darnos cuenta de ello. Un gran neurocientífico como David Bueno lo explica muy bien en una de sus conferencias. Es probable que, si ves un oso, tus músculos se tensen y eches a correr en seguida, sin pensarlo, y en cuanto empieces a correr, tu cerebro te dirá: «hay un oso, tienes miedo y estás corriendo», en ese momento, es cuando te das cuenta de tu emoción, la interpretas y decides si continuar corriendo o valorar otra posibilidad. Es evidente que lo mismo puede pasarte cuando actúe una emoción positiva, si te dicen que te ha tocado un premio muy importante, es probable que saltes, des algunas voces, y una vez hayas comenzado a saltar, tu cerebro te dirá que sientes alegría y estás saltando.

Las emociones se activan ante una amenaza, una oportunidad o una idea que puedas pensar. Las emociones nos permiten sobrevivir pues son patrones de reacción rápida ante algún peligro. El cerebro sabe que las emociones nos cuidan y, por eso, son tan importantes para él. Por ese motivo, cualquier aprendizaje que esté asociado a una emoción, el cerebro lo interpreta como que es importante y, por ello, lo asimila y consolida con más facilidad y de manera óptima.

Tenemos seis emociones básicas, estas son: miedo, asco, tristeza, ira, alegría y sorpresa.

Cualquiera de estas emociones puede servir para educar o aprender, pero es evidente que si educas con miedo estás educando de manera distinta que si educas con alegría. El miedo es una emoción muy potente. Se puede educar a través del miedo, pero los resultados son muy distintos a si educamos a través de la alegría. Quizás con miedo puedes aprender más cantidad, pero lo que es evidente y seguro es que con alegría puedes aprender con más calidad.

Educar con miedo puede provocar con facilidad que para nuestros alumnos aprender sea incómodo, desagradable”.

Es importante tener en cuenta que las emociones tienen muchas y variadas intensidades, no siempre tienen que ser tan intensas como ver un oso o que te toque un gran premio. También hay intensidades muy sutiles dentro de una misma emoción. Cuando vas más despacio o vas más rápido, al ver a alguien que no te cae bien o que te gusta, cuando corres para poner el dedo en el aparato de fichar en el trabajo… En estas ocasiones, también te mueves por emociones.

En educación, tenemos que tener muy claro que es mejor educar con emociones positivas. Educar con miedo puede provocar con facilidad que para nuestros/as alumnos/as aprender sea incómodo, desagradable, algo que con el tiempo puede generarles desinterés por aprender, puede hacer que lo que es propio del cerebro, que es la motivación por el aprendizaje, pase a ser desmotivación por aprender. Es importante destacar entonces algunas formas sutiles con las que se puede educar a través del miedo, incluso sin darnos cuenta. El miedo es una emoción individual, una persona puede tener miedo, otra no, por el mismo motivo. Y la misma situación puede provocar más o menos tensión o incomodidad, según la persona o las características individuales del alumno.

 

Entre las acciones que tendríamos que revisar porque pueden estar contribuyendo a educar con miedo, destacamos las siguientes:

• Las caras que ponemos al hablar o corregir y las emociones que reflejan nuestras miradas, que a veces ni somos conscientes de ellas.

• El enfado y el tono de voz con el que corregimos. Eso puede favorecer que un alumno, al equivocarse, pueda verlo como una amenaza hacia su profesor y tenderá a callarlo, a no hablar de ello y, por tanto, a no corregirlo la próxima vez. Puedes decirles que no importa que se equivoquen, que del error se aprende, pero si tu mirada dice lo contrario cuando lo hacen, sabrán que, si se equivocan, es mejor callarse.

• Las burlas o amenazas. «Se lo digo a tus padres», en tono amenazante, puede sonar como un elemento para producir miedo, que es lo que buscan ese tipo de amenazas; o en tono cercano para poner soluciones y mejorar, con otro tacto y sutileza distintos al anterior. El tono determina mucho la emoción que te hace sentir el lenguaje.

• Los castigos por comportamiento. Cuando en clase no se portan de manera adecuada, hablan demasiado, hacen algo que no debían, y les dices que les pones un examen, o más tareas, o tienen que estudiar más por ese motivo, el mensaje que envías es que estudiar o trabajar es un castigo, es incómodo, es una consecuencia negativa por algo que no hicieron bien. Y eso, a largo plazo, puede que sea un motivo para no querer estudiar. El mensaje que tiene que llegar a nuestros/as alumnos/as es que estudiar es placentero, es interesante, es divertido, es bueno. Cuantas menos veces mostremos nuestro enfado mejor. Cuando nuestros/as alumnos/as se comporten de manera poco adecuada las consecuencias no tienen que ir relacionadas con el estudio o el trabajo, tenemos que buscar consecuencias relacionadas con ese comportamiento concreto.

¿Qué consecuencias podíamos utilizar para corregir comportamientos? Está claro que relacionadas con estudiar, no. Algunas ideas: salir más tarde de clase, ponerse al lado del profesor hasta que termine la clase, buscar palabras en el diccionario y copiar su significado (no es estudiar, es más bien copiar), copiar una canción, ordenar la clase al terminar. Y así pensar en toda una serie de actividades que puedan servir como consecuencia, pero que no tengan que ver de manera directa con el estudio.

Es evidente que el miedo que genera el profesor con un enfado, un gesto o una amenaza repercute directamente y rápido en un cambio de actitud y el alumno parece que la mayoría de las veces reacciona, pero la reacción es lo que vemos, cuando quizás lo que no vemos es que esas actitudes de los profesores, una tras otra, profesor tras profesor, todos los días, pueden conseguir que este sea un motivo importante para dar respuesta a esa pregunta inicial: ¿por qué si aprender es algo que gusta al cerebro, luego no lo parece?

Educar con alegría es otra posibilidad

Educar con alegría es tener un ambiente relajado en clase o en casa. Es saber que puedes equivocarte y que no hay problema, puedes hacerlo, pues el error es un motivo para una nueva explicación, un nuevo aprendizaje, un nuevo encuentro educativo, donde lo que importa no es que te equivocaste, lo que importa de verdad es lo que vas a aprender, lo que importa eres tú.

Educar con alegría es poner las mejores condiciones para estar a gusto, sentirse cómodo con uno mismo, es saber que el/la profesor/a y tus compañeros/as te respetan, te equivoques o aciertes, es saber que hay un clima de confianza en la clase, es saber, que te valoran tus logros y progresos por pequeños que sean. Educar con alegría es hacer llegar a tu alumno/a el mensaje de que si se equivoca, si el comportamiento no es el adecuado, juntos tenemos que analizar los motivos por los que es así y juntos descubrir las posibilidades de mejorarlo, y siempre hay que intentar que las ideas propuestas suenen a posibilidades y no a amenazas. No es igual decir: «Pues ahora llamo a tus padres y verás», que «quizás convenga que llame a tus padres y veamos soluciones juntos».

La actividad educativa tiene que generar encuentros cercanos, propuestas para mejorar, actividades para crecer, proyectos para avanzar, espacios y tiempos para conocerse y aprender juntos.

Educar con alegría es más lento, pues priorizamos la calidad, antes que la cantidad. Pero contribuimos a proyectar en quien aprende las ganas de continuar aprendiendo, de seguir formándose y creciendo a nivel intelectual y personal.

Otra posibilidad de educar con calidad es la sorpresa. La sorpresa es sencillamente hacer algo no habitual.

Cuando no hay emociones asociadas a un aprendizaje, cuando no hay memoria asociada, se genera la sorpresa. La sorpresa se genera en el tálamo. La sorpresa provoca atención, la atención hace entrar en juego la motivación. La motivación a nivel fisiológico es un aporte extra de energía al cerebro en forma de glucosa y oxígeno, lo que favorece en gran medida el aprendizaje. A nivel emocional, la motivación es ese impulso que te mueve a actuar y además estimula que mantengas tu esfuerzo, para conseguir el objetivo. Este circuito, formado por la sorpresa, la atención y la motivación, produce una sensación placentera debido a que el cerebro genera unas hormonas (endorfinas), que favorecen que se produzca esa sensación. Por ello, todo lo que aprendemos dentro de ese circuito el cerebro lo asocia con facilidad al placer y lo aprendemos mejor.

Después de haber generado una emoción, hay un espacio de tiempo en el que el cerebro aún aprende con facilidad, este espacio se denomina «resaca emocional», y se mantiene alrededor 20 minutos después de haberse generado la emoción. Este es un momento importante a nivel educativo, pues es un espacio que tenemos que aprovechar para construir y favorecer nuevos aprendizajes. Lo nuevo, la sorpresa, centra rápido la atención sobre ello. La sorpresa potencia el aprendizaje, mientras que lo repetitivo, lo predecible no favorece la atención. En cambio, innovar, sorprender, crear situaciones nuevas de aprendizaje, utilizar metodologías novedosas y atractivas y favorecer el potencial creativo en clase es una fuente importante de motivación.

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