Buch lesen: «Batallas de amor perdidas»
Primera edición, noviembre de 2002
Quinta reimpresión, octubre de 2006
Director de la colección: Alejandro Zenker
Coordinadora de la colección: Ivonne Gutiérrez Obregón
Cuidado editorial: Elizabeth González
Coordinadora de producción: Beatriz Hernández
Coordinadora de edición digital: Itzbe Rodríguez Ciurana
Diseño de portada: Luis Rodríguez
Fotografía de interiores y portada: Alejandro Zenker
Modelo: Leda Rendón
© 2002, Solar, Servicios Editoriales, S.A. de C.V.
Calle 2 núm. 21, San Pedro de los Pinos
Teléfono y fax (conmutador): 5515-1657
ISBN 978-607-8312-46-7
Hecho en México
Para Karla Zafiro
En el libro está el libro.
Sin saberlo, la reina cuenta al rey
la ya olvidada Historia de los dos.
Arrebatados por el tumulto
de anteriores magias,
no saben quiénes son.
Siguen soñando.
Jorge Luis Borges, Metáforas de las mil y una noches
Escribir, pues. Un Libro de Horas; de Trabajos y días; de Estaciones. Las horas eran estaciones antes de que hubiera relojes: ¡cómo se han acelerado las cosas! Un Libro de Horas. Te necesito. Oh, yo te necesito. Te necesito a todas horas
(Norman O. Brown)…
Quiero verte desnuda una vez más. Dicho de otra manera: dame otra vez la ilusión erótica, la imago, la imagen apetecida, el esquema sexual… Cuando nos enojemos, cuando discutamos, si es que discutimos alguna vez, desnúdate, empieza a desvestirte y desencadena en mí ese trastorno hormonal que me fascina. El “boogy-wooby” de las hormonas, como decía Arthur Miller…
¡Qué vean los tímidos el amor revelado!
Estoy leyendo La Vie sexuelle dans la Chine ancienne, de Van Gulik, y en la página 172 encuentro que “el maestro Tong-Hsuan dijo:Cuando el hombre percibe que está a punto de emitir su semen debe esperar siempre a que la mujer haya alcanzado el orgasmo. Una vez que lo ha conseguido, el hombre debe dar unos golpes breves y repetidos de modo que su miembro juegue en el espacio que se extiende entre las Cuerdas del Laúd y la Caverna en forma de Semilla; que sus movimientos sean similares a los del bebé que busca con su boca la teta de su madre. Después el hombre cierra los ojos y concentra sus pensamientos, aprieta con la lengua el paladar de su boca, arquea la espalda y estira el cuello. Ensancha la nariz y cuadra sus hombros, cierra la boca y aspira su aliento. Entonces ya no eyaculará y el semen subirá hacia el interior por su propia fuerza. Un hombre puede regular totalmente sus eyaculaciones. Cuando tiene comercio con las mujeres sólo debe emitir el semen dos o tres veces de cada diez”. Técnica procedente de los erotismos taoísta, adamita y tántrico en los que el hombre debe conservar su semen a fin de acoger en él la exterioridad que representa la mujer y transmutarla dentro de sí como inmortalidad, ternura, deleite. Subrayo que el maestro Tong-Hsuan tiene un libro titulado Ars Amatoria, que prometo buscar.
Tú apretando los ojos te negabas a ver…
El cuerpo, como el cuerpo político, es un teatro; todo es simbólico, todo, incluso el acto sexual…
El día antinatural (como casi siempre) convirtiéndose de improviso en día poético…
El goce es del cuerpo, pero no es alcanzable sino pasando por los desfiladeros del lenguaje…
Yo te quiero mucho… So near and yet so far apart… Te quiero y sin embargo no me puedo acercar… Y sé que me quieres, lo terrible es que sé que me quieres, me quieres tanto como yo a ti, y sin embargo, no puedes acercarte…
Love, love, love…
Yo te miro (enamorado), y me relamo de placer y gusto (enamorado), anémona encantada (enamorado), colombiana de angora (enamorado), orquídea abierta (enamorado), cáliz adentro (enamorado), pedacito de gloria (enamorado)…
Él nos invitó a ver una película pornográfica que resultó cómica. Una de las muchachas preguntó ¿de veras puedes hacerlo tantas veces? Él habló mucho sobre lo que no estaba pensando. Creo que fue Valéry quien dijo que todo diálogo es un subterfugio… Por allí gemía una mujer que era penetrada por dos hombres a la vez. Por allá los vellos luminosos de la ingle, la genitalia femenina… Las mirábamos. Todas se tendían con las piernas abiertas y todos los que estábamos allí las mirábamos. Creo que lo escribo porque estoy confundida. O para saberlo real, porque es como si nunca hubiera pasado. Después quiero hacerlo una y otra vez, como una fuga imaginaria que compuse una vez. Siempre hay mujeres y hombres dispuestos aunque sus nombres y apellidos nunca serían parte de este párrafo. Alguien preguntó ¿estás seguro? Él dijo que desgraciada o gozosamente éramos animales animales animales…
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