Umfang 60 Seiten
Jeringa, el corregidor en tilcara
Über das Buch
Será difícil encontrar un corregidor. Claro, primero tendríamos que saber qué queremos corregir.
Este señor Jeringa, hoy instalado en Tilcara, parece que abrazó esta profesión, si se le puede llamar así. Tal vez solamente es una simple actividad voluntaria y desinteresada de hacer y contar lo que sabe o le contaron, para que otros sean felices.
Es probable que el corregidor no haga nada, solo te indique el camino que debes tomar, o te sugiera herramientas, te brinde recursos que puedas llegar a utilizar, siempre que él lo sepa, teniendo en cuenta que Jeringa es de profesión jardinero. Lo que se percibe a simple vista es la profunda sensibilidad por ciertos temas (en este caso, la psicología artística) y la naturalidad para manejar otros.
Si él no estuviera preparado, podría llegar a suceder que termine asombrado de los acontecimientos y pierda objetividad. En este caso, eso no le sucede al corregidor, ya que, como jardinero que es, nada lo asombra o lo perturba, nunca mezcla realidad con fantasía, pues simplemente aplica el principio puesto de manifiesto por él: «Una vida feliz y completa no hace diferencia entre realidad y fantasía. Es todo uno». ¿Será así? ¡No sé!
¿Qué es más sencillo: ser el corregidor o ser el corregido?
Continuación de Las increíbles y extrañas conversaciones con el loco Jeringa.